Pablo Testagrossa

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La relación de Pablo con la literatura comenzó desde muy chiquito, según cuenta alguna tía, de esas que, luego del brindis, comienza a contar anécdotas embarazosas para sus sobrinos, aprendió a leer antes que a caminar. En cada visita al médico pedía que le compren historietas, para ir leyendo en la sala de espera.  "De a poco fue creciendo, y pasando a las novelas, suspense, policiales, crimen, son sus favoritas, y como fanático del deporte (es periodista deportivo), también lee muchos libros dedicados a ese rubro" (dice). Al mismo tiempo se iniciaba en la escritura, al principio en el mundo de la historieta, y en la secundaria junto a su grupo más cercano formaba parte de la redacción del diario del colegio, cuando llegó la adolescencia, sus amigos formaron una banda, pero como Pablo no tiene capacidad alguna en esa materia, se  inclinó por la composición y les escribía las letras de las canciones.  En una forma de homenajear a quienes pasaban los días en el club junto a él, con quienes compartía las tardes de pileta y noches de asados escribió Grandes Glorias del Deporte Agronomeño, y al ver el resultado, pensó en seguir por ese lado. Así es como llegó Confesiones de un cajero, en el que cuenta las anécdotas más desopilantes que vivió en su trabajo.  Está también preparando otras presentaciones, como una recopilación de todas las canciones que le dedicó a las bandas de sus amigos, y la historia de un boxeador ciego que primero fue historieta, y luego fue canción como sus próximas ediciones, y una secuela de este libro.