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El inspector Evans se sorprende al descubrir que la señora Merrowdene, casada con uno de sus vecinos, es la misma que ha sido absuelta, muchos años antes, en un juicio por el asesinato de su anterior esposo. Evans tiene la certeza de que un asesino raramente se siente satisfecho con un solo crimen. Si se le da tiempo y nadie sospecha, cometerá otro. ¿Podrá el inspector salvar a su vecino en peligro, o se trata de la simple fantasía de un viejo policía retirado?
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Seitenzahl: 15
Veröffentlichungsjahr: 2023
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—Y te aseguro esto: es la misma mujer... ¡sin la menor duda!
El capitán Haydock miró el rostro ansioso y vehemente de su amigo, y suspiró. Hubiera preferido que Evans no fuera tan drástico. Gracias a su extensa carrera en ultramar, el viejo capitán había aprendido a no preocuparse por las cosas que no le concernían. Su amigo Evans, inspector retirado del C.I.D., tenía una filosofía muy diferente. “Actuar en base a la información recibida” era su lema en los primeros tiempos, y ahora lo había ampliado hasta el punto de buscar él mismo la información.
El inspector Evans había sido un policía inteligente y despierto, y con justicia se había ganado la posición alcanzada. Incluso ahora, ya retirado del cuerpo e instalado en la casa de sus sueños, su instinto profesional seguía activo.
—Nunca olvido una cara —repetía satisfecho—. La señora Anthony, sí, ella es la señora Anthony sin lugar a dudas. Cuando dijiste la señora Merrowdene; la reconocí de inmediato.
El capitán Haydock se movió inquieto. Los Merrowdene eran sus vecinos más próximos, aparte del propio Evans, y que él identificara a la señora Merrowdene con una antigua protagonista de un caso célebre, lo contrariaba.
—Ha pasado mucho tiempo —objetó con voz débil.
—Nueve años —replicó Evans con la precisión de siempre—. Nueve años y tres meses. ¿Recuerdas el caso?
—Vagamente.
—Anthony resultó ser consumidor de arsénico —dijo Evans—, y por eso la absolvieron.
—Bueno, ¿y por qué no deberían absolverla?
—No hay una sola razón. Ese era el único veredicto posible dada la evidencia. Absolutamente correcto.
—Entonces —replicó Haydock—, no veo por qué te preocupas.
—¿Quién se preocupa?
—Pensé que tú...
—En absoluto.
—Aquello pasó a la historia —continuó el capitán—. Si la señora Merrowdene tuvo la desgracia en otro tiempo de ser juzgada y absuelta por un crimen...