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El fenómeno de la agresividad en el ámbito educativo se está transformando en un problema creciente y de difícil control. Cuando este maltrato psicológico y físico es continuo y deliberado, llega a transformarse en "acoso escolar". Pero es un error frecuente reducir el acoso escolar al de bullying, entendido como el simple "acoso entre alumnos", ya que pueden identificarse por lo menos cuatro modalidades de acoso que establecen entre sí una relación muy compleja en la institución escolar: acoso del docente hacia el alumno; acoso del alumno hacia el docente; acoso entre alumnos (bullying); y acoso entre trabajadores de la educación (mobbing escolar). Si no se conoce y estudia adecuadamente estas interacciones no se podrán diseñar y aplicar estrategias realistas y eficaces que permitan una sana convivencia en los centros educativos. El planteo teórico central que estructura esta obra es que el principal factor que origina el acoso escolar es el modelado de las acciones agresivas que tienen los individuos en su hogar, en su contexto social y en la escuela. Estos estímulos agresivos actúan como modeladores que impactan en la formación de su identidad: modelos agresivos originan acosadores. Sobre la base de la Teoría del Aprendizaje Social propuesta por Albert Bandura, Miguel Ángel Estrada Gómez, doctor en Ciencias de la Educación y experto en violencia y convivencia escolar, presenta en esta obra los resultados de una profunda investigación para determinar en qué medida los estímulos modeladores favorecen el acoso escolar por parte de los alumnos. Como fruto de ella se ofrece también un "Cuestionario de Acoso Escolar y Aprendizaje Social" (CAEAS) que puede ser utilizado en cualquier nivel educativo en que se desee conocer la influencia que tiene el modelado de conductas agresivas para que los alumnos tengan la tendencia a ser bulliadores.
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Seitenzahl: 149
Veröffentlichungsjahr: 2025
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CONTENIDO
Prólogo
Introducción
Capítulo I: Modelado de la agresión en el hogar, en los medios y en la escuela
Capítulo II:Conceptos y teorías básicas para comprender el acoso escolar
Capítulo III:Herramientas metodológicas para determinar la relación modelado-agresión-violencia
Capítulo IV:Análisis de la relación modelado-agresión-violencia
Conclusiones
Referencias
Cuestionario para determinar la relación del acoso escolar y el aprendizaje social
Tablas
Figuras
Dedicatorias
A mis papás, por el apoyo brindado incondicionalmente… a través de su ejemplo me han demostrado que los límites se los pone uno mismo.A mi esposa Alejandra,por su apoyo incondicional en todo momento y su compresión por el tiempo no compartido.A mi hermanos Cristian, Maribel, Víctor Hugo y José Andrés,de quienes siempre he tenido el apoyo y algún aprendizaje
Agradecimiento
A la Dra. Adla Jaik Dipp asesora de mis tesis de maestría y doctorado, amiga además, que con su motivación me alienta para continuar creciendo personal y profesionalmente.Al Dr. Iñaki Piñuel, quien me ha brindado su amistad y confidencia.A la Psicóloga Silvana Giachero, por acrecentar mi deseo de hacer visible lo invisible.A todas las personas que en algún momento han sido parte de mi vida académica, profesional y personal, ya que han contribuido a mi formación y en el logro de mis metas.
Prólogo
El acoso escolar es un fenómeno que está causando graves problemas mundialmente en la educación, sin importar el nivel educativo. Dentro de los factores que lo originan, el principal es el modelado de las acciones agresivas que tienen los individuos en su hogar, contexto y la escuela. Por ello el objetivo principal de la presente investigación fue “determinar en qué medida los estímulos modeladores favorecen el acoso escolar por parte de los alumnos de una escuela secundaria”. La investigación se abordó mediante un enfoque cuantitativo, usando como método la encuesta y como técnica el cuestionario; diseñado ex profeso, tomando como base la teoría del aprendizaje social propuesta por Bandura, estableciendo 4 dimensiones y 6 indicadores a partir de lo que Bandura llama procesos que gobiernan el aprendizaje por observación, al que se le denominó Cuestionario del Acoso Escolar y Aprendizaje Social, mismo que se registró con un nivel de confiabilidad de .96. Los sujetos de estudio fueron 186 alumnos, que conforman la totalidad de una escuela secundaria, que se encuentra ubicada en una colonia considerada como urbano marginal; donde los índices delictivos y de violencia son elevados. Al analizar los datos se pudo determinar que en esa secundaria sí existen actos de acoso escolar, que los alumnos tienen modelos de acciones agresivas en su casa, colonia y en el propio centro educativo. Que el modelado de las acciones agresivas se relaciona de manera significativa con la reproducción de dichos actos por parte de los discentes que en ocasiones llega a convertirse en acoso escolar.
Introducción
Actualmente las instituciones educativas se están viendo inmersas en muchas problemáticas que también atañen a la sociedad. Un fenómeno muy trascendental y que mucho daño está causando a la humanidad es la violencia o acciones agresivas de los individuos hacia otros.
En el ámbito educativo el fenómeno se está tornando cada vez más fuerte y en ocasiones llega a convertirse en acoso escolar; mismo que en ocasiones es utilizado como sinónimo de bullying (acoso entre alumnos), lo que resulta totalmente erróneo, pues el acoso escolar puede presentarse en cuatro modalidades que son: acoso entre alumno (bullying), acoso psicológico laboral (mobbing escolar), acoso del docente hacia el alumno y acoso del alumno hacia el docente. Clasificación que se detalla en el capítulo primero de esta obra.
Asimismo, se incluyen antecedentes tomados de tesis, libros o artículos científicos o reportes de investigación de revista de investigación de los temas violencia familiar, violencia y medios de comunicación, bullying y mobbing. Los cuales permitieron dejar en claro que el acoso escolar acontece en todos los niveles educativos y que las acciones agresivas o violentas que son modeladas hacia los alumnos en su casa, colonia, medios de comunicación y en la escuela misma, impactan en la formación de la identidad de éstos. A partir de lo anterior se construyó el planteamiento del problema, las preguntas, objetivos y justificación de la presente investigación.
En el segundo capítulo se define los conceptos de agresividad, agresión, violencia, violencia escolar, bullying y mobbing, términos que ocasiones son utilizados de manera indiscriminada y confundidos. Por ello, aunado a la definición de cada uno, se describen sus elementos, tipos y actores.
En ese mismo capítulo se describen y analizan las teorías de la agresividad, siendo éstas las innatas y reactivas. De las primeras se abordó únicamente la psicoanalítica desde la perspectiva de Freud, dejando de lado las etológicas por centrarse en el estudio de los animales.
En lo que a las teorías reactivas respecta, se abordaron las del condicionamiento clásico, la del condicionamiento operante y finalmente la del aprendizaje social, en la cual se sustenta la presente investigación. De última teoría mencionada, se aborda, explica y analiza el modelo de la causalidad de reciprocidad triádica, en el que la idea central es que los elementos personales, conductuales y ambientales originan el aprendizaje a través de una interacción bidireccional, pudiendo influir uno de dichos elementos en mayor medida e impactando para generar un cambio en el elemento que se presente en menor medida. De la citada teoría también se incluyen, desglosan y analizan los procesos que gobiernan el aprendizaje por observación, siendo éstos: atención, retención, reproducción y motivación. Ante la imposibilidad de contar con una teoría que explique lo que ocasiona que las personas se conviertan en acosadores, se tomó como base la teoría del aprendizaje social, pues se cree que el modelado de la agresión es un factor para ser acosador.
La metodología que se utilizó como estrategia para lograr los objetivos en esta investigación se presenta en el tercer capítulo; en donde se sustenta el por qué se selecciona un enfoque cuantitativo, se exponen los motivos de la elección de la encuesta como método y se argumenta la idoneidad de utilizar como técnica el cuestionario. También se muestra el instrumento empleado para la recolección de la información, mismo que se diseñó ex profeso, partiendo de la operacionalización de variables que surgen de los procesos que gobiernan el aprendizaje por observación; al que se le denominó “cuestionario para determinar la relación del acoso escolar y el aprendizaje social” (CAEAS). Asimismo, se describen detalladamente los participantes y se concluye con la descripción de las acciones desarrolladas para realizar el trabajo de campo.
En el capítulo cuarto se presentan el análisis y la discusión de los resultados obtenidos con la aplicación del CAEAS a los alumnos de la escuela secundaria donde se realizó la investigación. Para analizar los datos se tomó como apoyo el software estadístico SPSS versión 20.
Para concluir, se exponen las conclusiones que surgen del análisis de los resultados obtenidos, las referencias y el anexo correspondiente.
Capítulo I
MODELADO DE LA AGRESIÓN EN EL HOGAR, EN LOS MEDIOS Y EN LA ESCUELA
Antecedentes
El ser humano es auténtico sólo en su nacimiento, ya que conforme se va desarrollando adquiere patrones y comportamientos de los individuos que lo rodean (padres, hermanos, tíos, etc.). Si la familia en la que vive es una familia en donde se fomentan y aplican valores, el niño crecerá y siempre buscará tener una convivencia sana con quienes le rodean.
Todo lo contrario sucederá si el ambiente en que se desarrolla es hostil y en el seno de la familia está presente la agresión entre sus miembros, o si se presentan conductas o acciones no aceptadas por la sociedad. Moral, Pastor y Ovejero (2004) sostienen que la familia y el grupo de iguales son los principales espacios socializadores en el estadio psicosocial de la adolescencia, y que por tal motivo ejercen efectos de modelado, que pueden tratarse de dinámicas interaccionales que representan factores de riesgo (experiencias paternas con las drogas, déficits comunicativos, desregulaciones de la dinámica sociofamiliar e interactiva, presiones del grupo de iguales, etc.) o de protección (redes de apoyo socioafectivo, acuerdo con el estilo disciplinar paterno, satisfacción con la convivencia familiar e integración grupal, etc.).
Por su parte, Richaud (2009) realizó un estudio al que denominó “Influencia del modelado de los padres sobre el desarrollo del razonamiento prosocial en los/las niños/as”. En él sostiene que. derivado de que en la actualidad los niños se están viendo más involucrados en problemas de agresividad, es importante estudiar el razonamiento moral prosocial como precursor del comportamiento prosocial y específicamente comprender el impacto que los padres tienen en el desarrollo de este razonamiento. La conclusión a la que llegó fue que las prácticas de crianza de los padres que se basan en el apoyo y no sancionadoras o autoritarias sino directivas, facilitan el desarrollo del razonamiento moral prosocial. Todo lo contrario acontece en las prácticas paternas basadas en el control punitivo, ya que no da oportunidad al niño de funcionar autónomamente, por ello el malestar emocional como modelo parental de empatía, inhiben el desarrollo de un nivel superior de juicio moral.
Benítez y Justicia (2006: 161) afirman que “La familia es el primer modelo de socialización para los niños, y es sin duda, un elemento clave en la génesis de las conductas violentas”. En ese sentido manifiestan que el estilo de crianza determinará la conducta de los niños: los padres de niños agresivos les castigan de forma más frecuente, inconsistente e ineficaz y tienen la tendencia de ser coercitivos y manipulativos con éstos y fracasan al reforzar los comportamientos prosociales positivos. Asimismo, cuando los hijos son descuidados o rechazados por los padres, también tienen un alto riesgo de que de verse implicados en actos violentos; lo mismo acontece niños con padres antisociales. Concluyen que los niños que son víctimas de maltrato y de abuso por parte de sus padres durante su infancia tienen un riesgo más alto de verse implicados en actos violentos durante la adolescencia.
Otro de los factores familiares que influyen para que las conductas de los hijos sean negativas (agresividad, violencia, aislamiento, etc.) son los métodos de crianza. La Secretaría de Seguridad Pública (2010) del Gobierno Federal de los Estados Unidos Mexicanos publicó un manual denominado “Factores familiares que inciden en la conducta disruptiva y violenta de niños, adolescentes y jóvenes”, en el cual se indica que los métodos de crianza que influyen negativamente son:
El que se basa en una disciplina autoritaria y negativa, en el cual frecuentemente se presenta la violencia y maltrato, ante lo cual se desarrollan problemas de personalidad, temperamento, autoestima, rebeldía o problemas relacionados con la tolerancia de la frustración o insatisfacción por no resolver sus necesidades afectivas. El permisivo-protector, con el cual se desarrollan factores de riesgo como inseguridad, inadecuado desarrollo de habilidades, poco contacto social, escasa tolerancia a la frustración.El indiferente, en el que se presenta un mínimo contacto emocional entre los miembros de la familia, pudiendo ocasionar problemas de autoconfianza y de autocontrol.Caspi, McClay, Moffitt, et al. (2002) y Widom (1989) sostienen que los niños pueden aprender de sus padres que la agresión es una manera adecuada de manejar el estrés y la frustración. Cuando los padres se enojan con sus hijos y utilizan el castigo físico, éstos están más propensos a mostrar agresión física crónica a comienzos de la niñez. También afirman que se ha comprobado que los infantes víctimas de maltrato o rechazo en la infancia son más propensos a presentar conductas violentas cuando sean adolescentes o adultos. Por su parte, Shaw (2007) sostiene que cuando los padres son negligentes, poco sensibles, alejados, que regañan constantemente, impertinentes y reactivos, se produce una gran tendencia a que sus hijos tengan problemas de adaptación social o emocional. Cuando los niños son muy agresivos, es muy probable que sus padres los hayan castigado mucho o hayan sido críticos con ellos. Con lo anterior, quedan de manifiesto algunas de las consecuencias derivadas de los métodos de crianza.
Otro problema que se puede presentar en la familia y que también influye para que los individuos sean acosadores o presenten otros problemas es la violencia intrafamiliar. Frías, Fraijo y Cuamba (2008) realizaron una investigación en México denominada “problemas de conducta en niños víctimas de violencia familiar: reporte de profesores”. En los resultados destacan que cuando los niños son maltratados tienen problemas de ajuste emocional, social y conductual, que pueden reflejarse en el hogar, la escuela o la comunidad donde viven. Esto les limita desarrollarse en el ámbito escolar, pues pueden presentar conductas de internalización (retraimiento, incomunicación o encierro) o externalización (disruptivas).
En esa mismo línea Romo, Anguiano, Pulido y Camacho (2008), a partir de una investigación denominada “rasgos de personalidad en niños con padres violentos”, afirman que los niños que reciben cualquier tipo de violencia tienen secuelas en su personalidad, que se expresan a través de inseguridad, retraimiento, inhibición y agresividad. Concluyen que “la violencia en el hogar afecta a los niños, provocando el desarrollo de una personalidad negativa y con rasgos que no le permitirán crear relaciones sociales fácilmente”. Gilliom, Shaw, Beck, Schonberg y Lukon (2002) afirman que
“Las relaciones familiares, especialmente los estilos de crianza y la relación entre los padres, influyen sobre la capacidad del niño para la autorregularización de sus conductas y emociones y sobre el significado que atribuirá a las relaciones interpersonales”.
Los integrantes de la familia son los primeros modelos que tiene el ser humano. Si llevan a cabo acciones de violencia o maltrato entre ellos o hacia el niño, causarán problemas en su desarrollo que impactará negativamente cuando se integre a otro grupo social distinto a la familia, como por ejemplo la escuela, lugar donde podrá presentar conductas agresivas o violentas, pudiendo llegar al acoso hacia algún miembro de la comunidad educativa. Otro factor que también influye para que las personas sean violentas o agresivas, ya que tienen modelos de esas conductas, son los medios de comunicación. Cabero y Romero (2001: 127) afirman:
“La tele sí salpica. No de un modo físico, porque ni la sangre ni las balas atraviesan el televisor y ensucian el cuarto, pero sí salpican psíquica y moralmente a quien se pone mucho rato delante”.
García y Ramos (2000) reportan que algunos comunicólogos, psicólogos y sociólogos que han estudiado efectos de la violencia que se trasmite en televisión han encontrado que los sujetos que la observan pueden:
Imitar la violencia que observan, identificarse con algunos personajes (víctimas o agresores), insensibilizarse gradualmente ante la violencia y aceptar la violencia como medio para resolver conflictos.Cabero y Romero (2001) citan dos ejemplos de la reproducción de alguna acción que se presenció en medios. El primero de ellos es el caso de un niño de Lake City que disparó a su hermana de 10 años y a su madrastra con la finalidad de imitar la película Asesinos natos de Oliver Stone. El otro de casos se realizó en 1993 en Liverpool donde unos menores secuestraron y asesinaron a un niño de dos años reproduciendo escenas de El muñeco diabólico III. Los casos mencionados son muy drásticos, pero pone de manifiesto la influencia de los medios en la conducta de los individuos.
Mejía (2005) realizó un estudio en Lima, Perú, con el objetivo exponer la influencia de los medios de comunicación en las conductas violentas de la juventud de esa ciudad y dentro de las conclusiones menciona que los medios de comunicación son la manera de socialización principal de los jóvenes pobres, por el tiempo que le dedican y por el proceso de homogenización cultural de consumismo y violencia.
Wartella (1998) afirma que “los estudios encuentran que hay una relación entre el contenido de violencia de los medios de comunicación, en particular de la televisión, y las formas de conducta conflictivas y agresivas de los jóvenes”.
Lo anterior se confirma con un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura(UNESCO), el cual fue presentado por Groebel (1999) en un artículo al que denominó “La violencia en los medios. Estudio global de la UNESCO”. La investigación se realizó con 5 mil niños de diferentes países y continentes. Dentro de los hallazgos mencionan que, para que algún niño quiera ser como un personaje violento de alguna película, influye si el entorno en el que se desarrolla es de alta o baja agresividad. Lo cual lo sustentan mencionando que 88% de los entrevistados conocen Terminator (representado por Arnold Schwarzenegger) y que 51% de los niños que habitan en entornos de alta agresividad quisieran ser como él, mientras que en lugares con baja agresividad sólo un 37%.
Lo anterior sustenta lo citado por Cabero y Romero (2001: 129):
“Algunos estudios han puesto de manifiesto cómo no es cuestión solo de la exposición a un determinado medio con contenidos violentos, sino que también influye el tratamiento de los contenidos y la escenografía que se utiliza, y en ese sentido parece ser natural que es influyente: el atractivo del agresor, la naturaleza de la víctima, la justificación de la acción violenta, el que el agresor sea recompensado por sus actos, la utilización de las armas convencionales, las consecuencias de la violencia desde la perspectiva de que aparezcan o no las consecuencias de la violencia, etc.”
Como resultado de la desensibilización del ser humano y de los problemas de violencia de la sociedad en general y que las nuevas generaciones están invadidos de modelos violentos, las escuelas no han escapado del fenómeno de la violencia. Por lo tanto, los actores educativos (padres, alumnos, docentes y autoridades) se están viendo inmersos en esta problemática y resulta aún más preocupante que los actos de violencia los estén llevando a cabo de manera reiterada hasta convertirse en acoso.
Generalmente cuando se hace referencia al acoso escolar, se relaciona o se utiliza como sinónimo de bullying, lo cual resulta erróneo, ya que el bullying es únicamente el acoso entre alumnos (Olweus, 1970). Al hablar de acoso escolar, también se puede hacer referencia a otro fenómeno al que se denomina mobbing. A diferencia del bullying, este tipo de acoso sucede entre personas que tienen una relación laboral (Piñuel, 2001). En el ámbito educativo se trata de acoso de docente a docente, de docente a directivo, de directivo a intendente, etc., en sí el acoso entre personal del sector educativo. Otros tipos de acoso escolar que se pueden presentar, y no se trata ni de bullying ni de mobbing