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Pocos hombres han hecho de la poesía, realmente una forma de vida (no un modus vivendi) con tanta pasión y coraje como lo hizo Ezra Pound. A los quince años ya se había propuesto ser el hombre que más conociera de poesía en el mundo. Todas sus actividades girarán en torno a esta pasión; incluso las erróneas teorías económicas que abrazaría años más tarde, encuentran su raíz en sus convicciones poéticas (prueba de ello es la insistencia con que se refiere a la usura en sus poemas), porque Pound es, ante todo, un poeta, y uno de los más grandes de nuestro siglo.
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Pocos hombres han hecho de la poesía, realmente una forma de vida (no un modus vivendi) con tanta pasión y coraje como lo hizo Ezra Pound. A los quince años ya se había propuesto ser el hombre que más conociera de poesía en el mundo. Todas sus actividades girarán en torno a esta pasión; incluso las erróneas teorías económicas que abrazaría años más tarde, encuentran su raíz en sus convicciones poéticas (prueba de ello es la insistencia con que se refiere a la usura en sus poemas), porque Pound es, ante todo, un poeta, y uno de los más grandes de nuestro siglo.
Ezra Pound
Ezra Pound, 1979
Pocos hombres han hecho de la poesía, realmente una forma de vida (no un modus vivendi) con tanta pasión y coraje como lo hizo Ezra Pound. A los quince años ya se había propuesto ser el hombre que más conociera de poesía en el mundo. Todas sus actividades girarán en torno a esta pasión; incluso las erróneas teorías económicas que abrazaría años más tarde, encuentran su raíz en sus convicciones poéticas (prueba de ello es la insistencia con que se refiere a la usura en sus poemas), porque Pound es, ante todo, un poeta, y uno de los más grandes de nuestro siglo.
La labor de Pound en la literatura es de una diversidad enorme: lo mismo hace ensayos y traducciones de antiguos poetas chinos o del Renacimiento, que edita libros o consigue dinero para sus amigos (como es el caso de La Sociedad de Amigos de T. S. Eliot).
Pero toda pasión exige un precio: Pound pagó sin regateos haber sido una de las mayores figuras del arte de nuestro tiempo. Acusado de alta traición por haber colaborado en unas transmisiones radiofónicas contra los aliados, bajo la dictadura de Mussolini, es «perdonado» por la corte que lo considera loco, y queda confinado en el Hospital Psiquiátrico de St. Elizabeth, donde pasó «quince años viviendo más con ideas que con personas». Todo ello provocó que hacia el final de su vida Pound tuviera un sentimiento de frustración y vacío tan grande que, quienes se acercaron a él en sus últimos años, solían escucharle confesar: «Estaba equivocado. Estaba equivocado. Toda mi vida me engañé y ahora veo mis errores, veo que no sé nada».
Sin embargo, la obra de Pound permanece ahí, inmensa, esperando que nos acerquemos a ella y compartamos la visión de un hombre que no solamente supo describir la belleza del mundo, sino también inventarla.
RAFAEL VARGAS
¡Oh extraño rostro ahí sobre el espejo!
Oh blasfema compañía, oh santo anfitrión,
Oh mi tonto rostro barrido por la tristeza,
¿Cuál es la respuesta? ¡Oh tú, mirada
que te esfuerzas y vagas y por la que pasan
la burla, el desafío, la sinceridad!
¿Yo? ¿Yo? ¿Yo?
¿Y tú?
Las chucherías de ámbar y turquesa falsas
las atraen.
«Casi parecen auténticas»: ¡Estas llamativas baratijas!
La buena posición de la familia se tambaleaba,
y por esta causa la pequeña Aurelia,
que había reído durante dieciocho veranos,
ahora soporta el repugnante contacto de Phidippus.
Los ojos de esta dama muerta me hablan,
porque en ellos estuvo el amor, y no fue posible
ahogarlo.
Y en ese cuerpo el deseo, que no pudo ser borrado
a besos.
Los ojos de esta dama muerta me hablan.
¡Oh Dios, purifica nuestros corazones!
¡Purifica nuestros corazones!
Sí, las líneas que has depositado en mí
en sitios de hermosura
y la belleza de esta tu Venecia
que me has mostrado
provocan mis lágrimas.
Oh Dios, ¿qué gran bondad
tuvimos en tiempos pasados
y hemos olvidado hoy,
que nos has dado esta maravilla,
oh Dios de las aguas?
Oh Dios de la noche,
¿qué gran dolor
nos acometerá
que nos has recompensado
antes del tiempo de su llegada?
Oh Dios del silencio,
purifica nuestros corazones,
purifica nuestros corazones,
porque hemos visto
la gloria de la sombra
semejante a tu doncella.
Sí, la gloria de la sombra
de tu belleza ha caminado
sobre la sombra de las aguas
en esta tu Venecia.
Y ante la santidad
de la sombra de tu doncella
he recogido la mirada,
oh Dios de las aguas.
Oh Dios del silencio,
purifica nuestros corazones,
purifica nuestros corazones,
oh Dios de las aguas,
limpia nuestros corazones,
porque he visto
la sombra de esta tuVenecia
flotando sobre las aguas,
y tus estrellas
han visto este prodigio, desde sus remotos cursos
han visto ellas este prodigio,
oh Dios de las aguas,
apacibles como son tus estrellas
mudas para nosotros en sus remotos cursos,
sereno es también mi corazón
y se vuelve silencioso dentro de mí.
Purifica nuestros corazones
oh Dios del silencio,
purifica nuestros corazones
oh Dios de las aguas.
En la partida de cierta persona.
«¡Los tiempos que corren son amargos!». Oh, todo
eso está muy bien,
pero ¿dónde está el viejo amigo que no haya decaído,
o negado su saludo cuando tú, antes que él,
conquistaste la fama?
Conozco tu círculo y puedo decir con justicia
lo que has conservado y lo que has dejado atrás:
conozco mi círculo y sé muy bien
cuántos rostros he olvidado.