Breves ensayos sobre cuestiones de Educación Física - Eduardo Galak - E-Book

Breves ensayos sobre cuestiones de Educación Física E-Book

Eduardo Galak

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Breves ensayos sobre cuestiones de Educación Física. Relecturas de Enrique Romero Brest es una producción realizada por más de veinte investigadores e investigadoras que analizan la historia de la educación de los cuerpos desde la actualidad. Con prólogos sobre historia de la Educación Física de Pablo Scharagrodsky, sobre imágenes escolares de Inés Dussel y sobre músicas infantiles de Ruth Hillar (del grupo musical "Canticuénticos"), este libro propone un acercamiento crítico y reflexivo sobre el nacimiento de la Educación Física argentina y sus consecuentes derivaciones para la formación de sensibilidades, la puesta en práctica de discursos sobre salud pública e higienismo, la proyección de relaciones transnacionales, la configuración de modos de hacer análogos a modos de ser, el desarrollo de una iniciativa musical para clases infantiles y el registro fotográfico de una época, entre otras políticas públicas que tuvieron como principal actor a Enrique Romero Brest y a sus obras.   Escriben: Pablo Ariel Scharagrodsky, Eduardo Galak, Martín Pereyra, Daniela Mansi, Facundo Berriolo Balay, Julieta Elizalde, Remo Tilloy, Agostina Lapuente Romero, Martina Scalise, Cecilia Tocco, Luca Díaz, Sebastián Klein, Ramiro de Pedro, Agustina Boyezuk, Antonella Bertolotto, Nicolás Carriquiriborde, Nicolás Nadal, Lucía Fabra, Mariel Ruiz, Leandro Elias, Valeria Ruella, Juana Inama, Héctor Luis Adriani, Inés Dussel y Ruth Hillar.

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Edición: Primera. Septiembre de 2023

ISBN: 978-84-19830-28-9

e-ISBN: 978-84-19830-29-6

Depósito legal: M-27679-2023

Lugar de edición: Buenos Aires, Argentina / Barcelona, España

Código IBIC: YQW [Didáctica: Educación Física], 4GB [Educación Primaria]

Código Thema: YPWF [Educativo: Educación Física], 4Z-ES-AB [Educación Primaria]

Código BISAC: EDU033000 [Physical Education]

Código WGS: 570 / Humanities, art, music / Education

Diseño: Gerardo Miño

Composición: Eduardo Rosende

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

© 2023, Miño y Dávila srl / Miño y Dávila sl

Miño y Dávila srl

Tacuarí 540 (C1071AAL)

Buenos Aires, Argentina

e-mail producción:[email protected]

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web:www.minoydavila.com

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facebook:facebook.com/MinoyDavila

Índice
A modo de prólogo Enrique Romero Brest, un cartógrafo de la Educación Físicapor Pablo Ariel Scharagrodsky
Carta a quien pretende enseñar Educación Física Carta a Enrique Romero Brestpor Eduardo Galak

PARTE IAntes de la Educación Física

“(Para la historia)”Relato iconográfico #1: Enrique Romero Brest y las trayectoriaspor Martín Pereyra
Enrique Romero Brest (1900): El ejercicio físico en la escuela (del punto de vista higiénico)por Daniela Mansi
La Educación Física y el comienzo de la formación docente: los Cursos Normales de Enrique Romero Brest (1903)por Facundo Berriolo Balay
“Ante la indiferencia de los más”Relato iconográfico #2: Enrique Romero Brest y la mujerpor Martín Pereyra
Cuerpos, género y prácticas deportivas: “Educación Física para la mujer” según Enrique Romero Brest (1903)por Julieta Elizalde

PARTE IIEl nacimiento del Sistema Argentino de Educación Física

“De la teoría a la práctica”Relato iconográfico #3: Enrique Romero Brest y la Escuela de Aplicaciónpor Martín Pereyra
Pedagogía de la Educación Física (1905)por Remo Tilloy
Formación superior, teoría y práctica. Analizando la obra Curso Superior de Educación Física. Bases científicas y aplicaciones prácticaspor Agostina Lapuente Romero y Martina Scalise
“El examen de gimnasia práctica”Relato Iconográfico #4: Enrique Romero Brest y la evaluaciónpor Martín Pereyra
Concursos generales de Educación Físicapor Cecilia Tocco
Reseña de “La reforma de la Educación Física en la escuela secundaria”, de Enrique Romero Brest (1907)por Luca Díaz
Del malmenage a la reforma: informe “Sobre el estado actual de la Educación Física en la Capital” de 1908por Sebastián Klein y Daniela Mansi
La política corporal de comienzos del siglo XX. Sobre “La Educación Física en la escuela primaria: su organización y resultados”, Dr. Enrique Romero Brest (1909)por Cecilia Tocco
“Orientación social de la Educación Física”. Legitimando una Educación Física racional y profesional a partir de sus efectos socialespor Ramiro de Pedro
Gimnasia e Higienismo: Estudio sobre ejercicios del tronco y educación respiratoria (1909)por Julieta Elizalde
“La Educación Física y los accidentes callejeros” (1909): una prosopopeya de los accidentes hacia una alianza entre instintos y educación que distingue géneros y clases socialespor Agustina Boyezuk
Elementos de una voluntad hegemónica: “Evolución y consecuencias de las ideas doctrinarias en la Educación Física” (1911)por Nicolás Carriquiriborde
“Obra de higienista y de humanidad”Relato iconográfico #5: Enrique Romero Brest y el espaciopor Martín Pereyra
Un plan y un método. Formación profesional y educación del cuerpo en “Elementos de Gimnástica Fisiológica” (1911)por Antonella Bertolotto, Agostina Lapuente Romero y Eduardo Galak
Elementos distintivos del orden categórico: “Principios científicos de Educación Física (1911)”por Nicolás Nadal

PARTE IIILa mirada (trans)nacional

Entre “educadores, amigos y adversarios de doctrinas”Relato iconográfico #6: Los “otros” y Enrique Romero Brestpor Antonella Bertolotto y Martin Pereyra
Oficializando su discurso y legitimando su método. Reseña de “Estado actual de la Educación Física en la República Argentina” (1913)por Sebastián Klein
Una mirada transnacional. Análisis de “Organización de la Educación Física en el Uruguay”, de Enrique Romero Brest (1912)por Lucía Fabra y Eduardo Galak
“El cultivo del espíritu en la Educación Física” (1925), proyectando una educación del cuerpo para las sociedades del nuevo siglopor Ramiro de Pedro
“Los batallones escolares” (1914). Un manifiesto político para la Educación Físicapor Agostina Lapuente Romero
“Discursos” pronunciados por el Dr. Romero Brest como director general de la Confederación Nacional del Magisteriopor Mariel Ruiz
“El Instituto Nacional Superior de Educación Física. Antecedentes – Organización – Resultados” (Romero Brest, 1917)por Mariel Ruiz y Leandro Elias

PARTE IVLa apertura

“Entre momentos y actitudes”Relato iconográfico #7: Enrique Romero Brest y el tiempopor Martín Pereyra
“Papel de la Educación Física en la ética social de los momentos presentes”. Primera Guerra Mundial y las contribuciones de la Educación Física para educar una nueva humanidadpor Ramiro de Pedro
Concepto de la disciplina en la Educación (Romero Brest, 1921)por Valeria Ruella
“Concursos Escolares de educación física”. La materialización de un disciplinamiento moral, ético y corporalpor Antonella Bertolotto
La altura en la circunstancia y el alcance en la historia: “Sistema Argentino de Educación Física (Síntesis)”por Nicolás Nadal
El patriotismo es un sentimiento humano superiorpor Juana Inama
El Tratado de Geografía General, de Romero Brestpor Héctor Luis Adriani
Formando docentes al servicio de la igualación democrática. Reseña del discurso “El problema argentino de la Educación Física” de 1924por Sebastián Klein
“El Instituto Nacional Superior de Educación Física” (1926). Haciendo camino y dejando huellas en la formaciónpor Agostina Lapuente Romero
La Educación Física en la Universidad. Discurso de Enrique Romero Brest (1927)por Daniela Mansi
“El box” del Dr. Romero Enrique Brestpor Mariel Ruiz

PARTE VRepensar las huellas

“Clásico y moderno”Relato iconográfico #8: Enrique Romero Brest y la tecnologíapor Eduardo Galak y Martín Pereyra
“Algunos conceptos doctrinarios de la Educación Física. Tres conferencias del Dr. Enrique Romero Brest”por Ramiro de Pedro
El asunto en cuestión... “En defensa de la legalidad. Estudio del estatuto de la Sociedad Amigos de la Educación Física” de 1933por Antonella Bertolotto
Las condiciones actuales de la vida y el trabajo manualpor Mariel Ruiz
Lo espiritual de la Educación Físicapor Eduardo Galak
La obra de obras: un repaso de las “Bases de la Educación Física en la Argentina” (1939)por Antonella Bertolotto
“La influencia de Ling en la Educación Física”. Un homenaje a los fundamentos y legados de la tradición de la gimnasia sueca en Argentina de 1939por Agustina Boyezuk
Un manifiesto para la Educación Física: “Acción de los profesores de Educación Física en la enseñanza nacional” (1943)por Antonella Bertolotto

PARTE VIAnálisis fotográfico general de Romero Brest

La fotografía en la historia de la educación: testimonio, huella, tramapor Inés Dussel
La imagen de la Educación Física. Una mirada transversal a la obra fotográfica de Enrique Romero Brestpor Eduardo Galak y Martín Pereyra

PARTE VIIAnálisis de la Revista de la Educación Física

Prólogo de la Revista de la Educación Físicapor Eduardo Galak y Antonella Bertolotto
El asociativismo en la Educación Física argentina. Agentes, vínculos y saberes en la Revista de la Educación Física (1909-1931)por Antonella Bertolotto
El ideal estético de la forma y del movimiento. Un análisis por la Revista de la Educación Física (1909-1936)por Antonella Bertolotto

PARTE VIIIAnálisis de las producciones musicales de Enrique Romero Brest

Relecturas musicales Una mirada sobre la música de las rondaspor Ruth Hillar
Relecturas musicales Ritmo, movimientos, cuerpos, técnicas. Las músicas de Enrique Romero Brestpor Eduardo Galak y Antonella Bertolotto

A modo de prólogoEnrique Romero Brest, un cartógrafo de la Educación Física

El surgimiento de la Educación Física en buena parte de Occidente, ha estado fuertemente ligado con la invención de los sistemas educativos modernos. Estos últimos, especialmente en el largo siglo XIX, introdujeron de manera obligatoria a dicha disciplina educativa en el dispositivo curricular en los diferentes niveles y modalidades, proyectando ciertas finalidades y sentidos sobre cómo, dónde y por qué educar a los cuerpos en movimiento. Un conjunto heterogéneo de agentes y actores, a partir de determinados saberes y discursos, participaron activamente en la definición e invención de la disciplina en cuestión, en el marco de un intenso proceso de intercambio transnacional de saberes, propuestas, ideas, objetos y personas.

En la Argentina uno de los agentes más destacados en la circulación y transmisión nacional e internacional, así como en la producción y traducción de categorías, nociones, principios y axiomas sobre la Educación Física entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, fue Enrique Romero Brest (1873-1958). El presente libro, que tengo el placer de prologar, analiza, examina y escudriña la variada y profusa producción de Enrique Romero Brest, su lugar de autoridad en el campo de la cultura física en general y la Educación Física en particular, y las disputas y tensiones que se generaron en derredor de su propuesta de educación corporal.

La indagación que nos ofrece el excelente libro compilado por Eduardo Galak recupera las diferentes funciones, acciones, políticas y facetas generadas por el médico y pedagogo Enrique Romero Brest en las primeras cuatro décadas del siglo XX, sus continuidades y discontinuidades, ya sea como productor e inventor de sentidos y, también, como traductor y difusor de la disciplina educativa y del oficio de educador físico. De esta manera, Breves ensayos sobre cuestiones de Educación Física. Relecturas de Romero Brest mapea de manera clara, sutil e inteligente la propuesta de educación corporal definida como deseable y legítima por la tradición “romerista”, su puesta en circulación, los conflictos, acuerdos y disputas y las diferentes estrategias y dispositivos que la convirtieron en dominante y hegemónica en el espacio escolar durante casi cuatro décadas.

El libro, en el que escriben más de veinte jóvenes investigadoras e investigadores, se destaca por explorar los matices, las contradicciones y las ambigüedades de la propuesta “romerista”. Identifica los tonos y las melodías dominantes o cuasi hegemónicas y, al mismo tiempo, las fugas y torsiones de sentido, así como las tensiones producidas en los márgenes de su propuesta. Los distintos análisis reconocen en Enrique Romero Brest a un productor, intérprete, traductor y promotor de la disciplina educativa. Asimismo, escrutan los modos en que la tradición “romerista” promovió ciertos modos de ver, sentir y exhibir a los cuerpos, ponderando y jerarquizando moralmente determinadas siluetas, formas, contornos, regiones, sistemas, zonas o grupos musculares por encima de otras.

Como productor y traductor, Enrique Romero Brest se destacó por su gran “invención”: el Sistema Argentino de Educación Física (SAEF). Dicha propuesta operó de manera moderna combinando nociones provenientes de la cultura científica de la época como única apelación a la verdad, del pan-higienismo como única forma de justificación racional sobre el para qué y cómo moverse, y un eclecticismo que articuló diferentes elementos de los sistemas de ejercitación física imperantes (cuestionó al sistema francés y alemán —a tono con la época y con la influencia fisiológica francesa— y se nutrió de aspectos medulares de otros sistemas, especialmente del sueco y en menor medida del inglés, coexistiendo cuestiones fisiológicas vinculadas con la gimnasia, pero incorporando los juegos y con determinados recaudos ciertos sports provenientes del sistema inglés). Estos rasgos fueron los aspectos estructurales del sistema, especialmente en las primeras décadas del siglo XX. Se convirtieron en parte de su fortaleza y, también con el tiempo, potenciaron sus debilidades.

El SAEF legitimó ciertas prácticas como potencialmente educativas —ejercicios físicos sin aparatos, juegos aplicados con un criterio fisiológico, rondas escolares (ejercicios especiales agrupados en forma de rondas y acompañados de cantos sencillos), excursiones escolares (combinación de marchas, juegos y ejercicios físicos al aire libre y actividades en contacto “directo” con la naturaleza), pentathlos argentino (constituido por cinco juegos reglamentados: cazadora, cesto, banderitas, blanco y salto de precisión), determinados deportes, etc.— y, al mismo tiempo, deslegitimó, para el ámbito educativo, otras propuestas corporales que circulaban en el contexto social más amplio (acrobacias, prácticas circenses, juegos “sin método”, gimnasia militar, gimnasia no racional, prácticas de tiro, concursos atléticos, etc.). El SAEF producido por Enrique Romero Brest, fundamentado en saberes provenientes del discurso pedagógico, psicológico y muy especialmente bio-médico (anatomía descriptiva, fisiología general, fisiología del ejercicio, antropometría, biometría, etc.), es un buen ejemplo de como la circulación transnacional de saberes y prácticas siempre muta y es resignificada por los agentes y actores locales en el marco de disputas específicas. Brest generó, transcribió, y, sobre todo, resignificó. “Inventó” algunos juegos reglamentados, luego convertidos en deportes como, por ejemplo, el cesto ball o el pentathlos argentino e ideó ciertos aparatos de medición usados para mensurar determinadas funciones (el cirtómetro torácico de resorte, el espirómetro hidrostático, el dinamómetro de ancho adaptable a la mano, el kinetómetro torácico, el antropómetro milimétrico y el saltómetro doble invariable para las clases de gimnasia). En todos los casos, fueron readaptaciones de juegos, deportes e instrumentos que ya se practicaban y se habían elaborado en Europa o en Estados Unidos. Su éxito y legitimidad estuvo, en gran parte, sostenido por la mirada de los otros, cuya extensa lista fue integrada por reconocidos médicos, pedagogos, docentes, funcionarios, políticos y publicistas argentinos, de varios países latinoamericanos (Uruguay, Brasil, Chile, etc.) y de algunos países europeos entre los que se destacó Francia.

Pero el libro no solo focaliza la atención analítica y hermenéutica en los saberes, prácticas y discursos que de alguna manera fabricaron las finalidades de la disciplina educativa y las funciones modernas del profesor y de la profesora de Educación Física, sino que indaga en el artefacto formativo que permitió establecer la vigencia de la tradición “romerista” durante varias décadas en las instituciones educativas argentinas. De esta manera, se explora el dispositivo formativo producido por Enrique Romero Brest dado que fue el encargado de crear y dirigir, en diciembre de 1901, los primeros cursos temporarios civiles de Ejercicios Físicos realizados en la Argentina. Estos primeros cursos estuvieron dirigidos a maestros titulados, antiguos profesores de ejercicios físicos, alumnos que estaban cursando el cuarto año de la escuela normal, profesores normales, maestros de escuelas de aplicación y personas sin título normal. El éxito de estos modestos cursos de dos meses de duración generó un afianzamiento de los mismos en los años subsiguientes. Así fue como, desde 1901 y hasta 1912 se produjo un proceso de consolidación e institucionalización único en esta disciplina y en la formación de especialistas. En 1906 los cursos normales se convirtieron en definitivos; en 1909 se creó la Escuela Normal de Educación Física y en 1912 se alcanzó el grado de Instituto Nacional Superior de Educación Física. Este proceso de consolidación institucional permitió a su creador y al grupo que lo apoyó y secundó, poner en circulación, transmisión y distribución el único relato “verdadero” sobre la Educación Física de las niñas y niños en las escuelas y colegios argentinos: el SAEF. Sin duda, la Revista de la Educación Física (1909-1916, 1920-1931 y 1936) que también creó y dirigió el Dr. Enrique Romero Brest potenció y amplificó la producción, traducción, distribución y circulación de saberes vinculados con la disciplina construyendo una comunidad de docentes que, en la década de los treinta, estaba integrada por un número de egresados cercano a los dos mil profesoras y profesores en Educación Física, siendo el 80 por ciento egresadas mujeres.

Los excelentes análisis epistémicos sobre la disciplina, así como las indagaciones vinculadas con el plano institucional formativo son articulados en el libro con otra de las caras ejercidas y transitadas por el Dr. Enrique Romero Brest y un grupo heterogéneo de colaboradores (docentes, pedagogos, médicos, funcionarios, políticos, publicistas, etc.). En especial algunos trabajos exploran el peso político y la eficacia simbólica que tuvo el médico argentino en la burocracia estatal educativa ya sea como inspector de Educación Física en la joven capital argentina (1904-1909), como delegado del gobierno Argentino ante congresos internacionales (por ejemplo, en el Congreso Internacional de Educación Física en París en 1913) o como consultor en comisiones estatales con el fin de asesorar al gobierno sobre el sistema, métodos y procedimientos de Educación Física más convenientes para el país (por ejemplo, en la Comisión Técnica de Educación Física en 1924). En todos los casos, las tensiones y conflictos identificados en estos espacios permitieron cartografiar las disputas de sentido de y sobre la disciplina en cuestión que incluyeron no solo discusiones didáctico-pedagógicas, sino formas de conceptualizar la libertad individual, la autonomía corporal, el colectivo “nacional”, el cuerpo argentino ideal, la abyección, el deterioro corporal, la “anormalidad” física y funcional, la moral sexual, la belleza, la masculinidad y la feminidad, entre muchos otros tópicos.

Breves ensayos sobre cuestiones de Educación Física. Relecturas de Romero Brest es un extraordinario aporte crítico y reflexivo, no solo referido a la historia de la Educación Física argentina, sino a la historia de la educación de los cuerpos y a los modos en que ciertas propuestas, determinados saberes y algunos dispositivos construyeron órdenes corporales y kinéticos deseables, correctos y moralmente adecuados y, al mismo tiempo, excluyeron, omitieron o silenciaron otras alternativas relacionadas con el arte de vivir, experienciar, sentir, gestionar y administrar a los cuerpos en movimiento. En este punto, el Dr. Enrique Romero Brest se convirtió no solo en un exitoso productor e inventor de sentidos, en un relevante traductor y difusor, sino en un gran cartógrafo de la disciplina, ya que no solo delimitó el terreno conceptual de la Educación Física, incluyendo sus relieves y ondulaciones, sus medidas y normas, sus tópicos y problemas, sus funciones y finalidades o sus zonas peligrosas; sino que fabricó las fronteras de la disciplina y con ello todo lo potencialmente invivible, kinéticamente indeseable o corporalmente impensable. Son precisamente las fronteras epistémicas, institucionales, visuales y formativas —y la manera en que se definieron— lo que nos permite identificar los modos en que desde la Educación Física se gestionaron —y resistieron— ciertos significados sociales, culturales, morales, eróticos, sexuales, estéticos y políticos.

Dr. Pablo Ariel Scharagrodsky

Carta a quien pretende enseñar Educación FísicaCarta a Enrique Romero Brest

Me permito escribirte una carta. Sé que no llegará a tus manos, y no por ello entiendo que es estéril dirigírtela. Pero lo hago porque hay algo tácito en la escritura académica que es la idea de un lector universal indefinido, un ausente presente. Y quería empezar por algo que habitualmente no se hace: definir al lector. Claro, lo digo en un sentido metafórico, porque es imposible saber a quienes le llegarán estos párrafos. Casi tan imposible, como que llegues a leer estas líneas. Vos, Enrique, Morotibí para los amigos, tan padre de la Educación Física como de Clemencia Olimpia, de Enrique Carlos y de Jorge Aníbal, serás el destinatario de estas palabras que abren un libro colectivo que analiza tu obra a través de tus pensamientos y tus pensamientos a través de tus obras.

Pero, ¿por qué escribirte una carta si no la vas a leer? Primero, porque sé que encontrabas placer en el intercambio de misivas, lo pude ver cuando husmeaba en la comunicación que tenías con Pablo Pizzurno.1 Pero sobre todo porque el correo funciona como manifiesto, como legado, como testimonio, como testamento. Mi abuela Beca me enseñó que se guardan en la mesita de luz cuando me mostraba las suyas, enseñándome la relatividad del tiempo y el espacio sin fórmulas físicas o matemáticas. Calculo que allí también habré aprendido que toda misiva encierra un aura de intimidad, en su mesita de luz, en la cercanía y la soledad de la noche.

Lo sé, habrá entonces cierta sensación de entrometerse en la intimidad ajena en quien lea estas líneas. Las cartas tienen ese halo que las envuelve de una intimidad que la tecnología de los tiempos que corren parece haber dejado de lado. En tu caso, vos empezabas algunas de tus obras con un “advertencias al lector”, lo cual me parece más intimidatorio que intimista. En parte podría hacer como hacías vos, no sé, porque la idea de esta carta es llamarle la atención a quienes tengan en sus manos este escrito y advertirles lo que se van a encontrar. Pero no es un alertarlos, no hay más peligro en estas páginas que el que conlleva todo pensamiento crítico: la búsqueda de un sentido emancipatorio, colectivo e inclusivo. Más bien estoy pensando en las “Cartas a quien pretende enseñar” de Paulo Freire (1993), porque quiero partir de proponer que los textos aquí compilados funcionen como recurso didáctico, teórico y práctico para pensar nuestras prácticas, saberes y discursos en el ejercicio de transmitir experiencias de Educación Física. En todo caso, el interés es disminuir todo lo posible la brecha que separa las asimetrías, aún a sabiendas que cierta distancia es constitutiva del mundo en el que vivimos. Es una propuesta para disolver la relación saber-poder en la educación entendida como dominio y significarla como una articulación que abre potencialidades, que no confunda autoridad con autoritarismo. Es una búsqueda por comprender que no existe un sujeto universal, que no existen dos clases iguales porque no existen dos personas iguales, pero sobre todo porque no existe una constancia en nuestras subjetividades: somos efecto de prácticas, saberes y discursos situadas. Es, en definitiva, una apuesta política por desterrar la confusión entre naturalidad y normalidad para detener la idea de que lo viene siendo es lo que debe ser, y con eso llenar de contenido la propuesta arendtiana de que la escuela es conservadora de la cultura, pero la educación tiene que ser transformadora, revolucionar las consciencias, sacarlas de sus casillas. ¿Qué sentido tiene acaso presentarles un mundo a las generaciones que vienen para que lo repitan? No, la tarea de educar es política y es subversiva, y el deseo que justifica toda educación es concebirse como la preparación de alguien acerca de algo para que lo transforme.

Pero este libro es, ante todo, una invitación a comprender que toda afirmación es contingente, que todo posicionamiento (teórico, didáctico, práctico) depende del contexto en el cual se lo piensa. Digo esto porque uno de los puntos de partida es que cuando se reflexiona sobre la educación no pueden hacerse afirmaciones universales anacrónicas. Lindo desafío entonces reseñar obras que cumplieron un siglo o que están por cumplirlo, a los ojos de hoy. Porque por más irónicos que podamos ser, convengamos que no podemos tomar prestado los ojos con los que mirabas hace cien años, sino es más que a través de los prismas de la historia, de tus documentos escritos y fotográficos —aquellos que se salvaron, aquellos que merecieron ser salvados, aquellos que se conservaron—, de lo que se dijo de vos y tu obra, de todo lo que fue pasando (y despasando) luego. ¿Cómo analizar tus pensamientos fuera de la época en la que se sitúan, sin reproducir acríticamente lo que dijiste como verdad ni falsearte con la ventaja temporal de quien te dice lo que se debería haber hecho cuando el partido terminó?

No queríamos reescribir tu historia. Queríamos pensarla de otras maneras. En plural. Colectivamente. Porque, así como aprendí de mi abuela, el tiempo me enseñó que a las cartas también se le llama correspondencia porque establecen una relación, un vínculo entre dos o más personas —dicho sea de paso, como todo acto educativo—. Participan directamente en esta obra más de veinte personas, poniendo de sí sus reflexiones, sus miradas sobre la Educación Física, las lecturas de nuestro tiempo, su arte a través de la música o del dibujo. Hay textos de un autor o autora, pero hay varios escritos a cuatro o seis manos, con todo lo que implica pensar en pares o tríos. A propósito, siempre me llamó la atención cómo en la veintena de libros que escribiste, o en las decenas de discursos pronunciados, no pudimos hallar ninguno que escribas con otres. Quizás había entonces una cuota de verdad en tus detractores contemporáneos, que te achacaban tu fuerte personalismo —pienso acá en Adolfo Arana cuando te criticaba, o en el odio de tu hijo Jorge por tu autoritarismo, según sus palabras—. No quiero polemizar con vos, está claro que el estilo de escritura en tu época es distinto del nuestro —¡qué podrías saber vos del productivismo académico actual hace un siglo!—. También es cierto que en Argentina somos demasiado personalistas, rescatando siempre al individuo por sobre el grupo. Pero todo ello no puede obviar que es cierta la dificultad en tu legado, y el gesto un tanto de monarquía hereditaria por el hecho de que sea Enrique Carlos quien se hizo cargo de aquello que le fuiste dejando. El “padre de la Educación Física” no podía dejar su legado sino era en manos de su propio hijo. Mirá que pasaron por tu formación cientos de docentes, pero apenas un puñado contado con una mano ocuparon algún discurso a tu lado o publicaron asiduamente en la revista que creaste y dirigiste, la Revista de la Educación Física, de la que no te privaste de publicar en cada edición, en algunos casos incluso con más de un artículo por número.

Profundicemos en lo colectivo, porque no hay mejor manera de pensar lo educativo si no es a través de interpelar lo político de lo colectivo. La obra que le sigue a esta carta está hecha por los integrantes del Colectivo de Estudios sobre Políticas, Educación y Cuerpo (IdIHCS-CONICET/UNLP). El CEPEC, como vulgarmente lo llamamos, es un grupo académico cuya idea nació cuando vivía en Brasil y aprendí otras lógicas de funcionamiento, que finalmente creamos en 2016 y que se mantiene con reuniones quincenales de discusión teórica de cuestiones cotidianas referidas al cuerpo y su educación. Es un lugar de encuentro, democrático, plural, heterogéneo. Participaron en estos años estudiantes de grado, posgrado, profesionales titulados, doctores y doctoras de Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Uruguay.

A inicios de 2021 eché a andar la idea de hacer este libro que se performa con la inclusión de esta carta como corolario, el cual compila más de cincuenta textos cortos, pero no por ello menos profundos, que reseñan tus libros y discursos que atingieron a las prácticas de la Educación Física, a la organización de una institución profesionalizadora, a miradas transnacionales, a la innovación de propuestas pedagógicas en colectivos hasta entonces relegados, como las mujeres o grupos no escolarizados, al sustento científico de las prácticas corporales y a un sentido filosófico de la cultura física, en un muy interesante conjunto de ideas acerca del disciplinamiento, del espíritu, del patriotismo, entre otros. ¡Inclusive te mandaste un tratado de geografía, evaluado por el ministerio de educación para ser incorporado en la enseñanza escolar! Mirá que rastreamos, eh, pero no pudimos hallar un motivo sólido para ello.

Más allá de tus escritos en libros o transcriptos de tus discursos orales, analizamos el impresionante archivo que desarrollaste como fotógrafo amateur, con varias imágenes que usaste en tus libros. Acá te cuento que nos dimos un lujo, porque prologa ese apartado nada menos que Inés Dussel, una de esas colegas con las que uno dialoga sin dejar de admirar cada texto que escribe, cada palabra que pronuncia —te confieso que nunca la tuve como docente en un aula, pero la considero una maestra—.

También reseñamos tu innovadora propuesta pedagógica musical, las rondas escolares y el himno del Instituto. Analizamos las letras, rastreamos intérpretes, estudiamos sus usos. Pero lo que más me gustó fue jugar a hacer sonar esas músicas silenciadas por el paso de casi un siglo guardadas en los anaqueles de la historia, darles vida para entender tus ideas pedagógicas desde un lado nuevo. El lujo en este caso consistió en el prólogo de Ruth Hillar, cabeza de la banda musical infantil Canticuenticos, que nos hizo una lectura sensible, atenta, generosa. Te cuento en confianza que con esto me di un gustazo personal: pensar en las clases musicalizadas de mis abuelos y abuelas —¡si es que tuvieron!— desde la mirada de quienes hacen mover a mis hijes, Caetano y Violeta. Y si, che, yo también tengo mi cuota de personalismo. ¿Más lujos querés? El prólogo general de este libro está escrito por Pablo Scharagrodsky, parceiro, colega, intelectual. Quizás, quien más conozca tu legado. Un broche de oro para un proyecto colectivo que comenzamos en plena pandemia por Covid-19.

Me hubiese encantado saber qué pensarías de este libro. Pero como si fuese en un juego en el cual tengo una sola verdad para preguntar, me gustaría hacerte esta pregunta: ¿qué pensarás de los que no pensaste? Perdón, me incluyo, voy de nuevo. ¿Qué pensamos de los que no pensamos? Arranco por un halago, no creo terminar así: tu propuesta se destaca por un adelantado pensamiento sobre el rol de las mujeres en la Educación Física. Seguramente tu sentido modernista te llevó a las vanguardias del pensamiento de la época, y eso te condujo a proponer la inclusión de las mujeres en la vida social y política. Pero no es menos cierto que reafirmaste el binarismo siempre que pudiste: la Educación Física es tácitamente masculina. Nunca tuviste que aclararlo, nunca tuviste que decir “Educación Física masculina” ni escribir un texto sobre “La Educación Física para el hombre”, como sí lo hiciste para las mujeres. No era necesario. Nada hay en tus palabras que interpele sobre la sexualidad o el género, no hay línea de fuga del binarismo heteronormativo. Tampoco hay nada sustancial sobre personas con discapacidad. Nada hay que escape a una universalidad con la que se piensan los sujetos y sus cuerpos.

¿Cómo juzgarte por ello sin hacer anacronismos? Imposible. Sí puedo, en cambio, señalarte tu sentido conservador patriarcal, que se ve en el legado de tus hijos e hija recibiéndose de profesionales en Educación Física, que se ve en el utilitarismo de las prácticas corporales que formaron parte de tu Sistema: el hombre útil y sano a la vida política, a la fábrica o al campo, la mujer útil y sana a la administración del hogar o de ese segundo hogar que es la escuela, el improductivo o insano al ostracismo. ¿Qué pensarías del distanciamiento que actualmente se hace entre sexo y género? ¿Cuál sería tu posicionamiento respecto de la inclusión social a través de la Educación Física? ¿Qué hubieses dicho de una Educación Física transmitida virtualmente, como en plena pandemia, donde finalmente pudo verse de manera global el sentido de lo simbólico para pensar el cuerpo, la distancia entre lo físico y lo corporal?

Distópico saberlo. Para que no te sientas mal, sabé que durante mucho tiempo nadie lo pensó. Pero también sabé que están Ángela, los Pablos, Marcela, Griselda, Emiliano, Ivana, Patricia, Leticia, Sandra, Laura, Rodolfo, Rolando, Agustina, Antonella, Leonardo, Jorge, Agostina, María Eugenia, Marina, Facundo, Ivana, Julieta, Eduardo, Daniela, Ramiro, Alejo, Martín, Remo, Nicolás, Martina, Cecilia, Sebastián, Mariel, Valeria, Juana, Luca, entre tantos otres contemporáneos, tratando de escribir otra historia. ¡Y eso que sólo mencioné algunes!

¿Qué dirías del peso social actual que soporta la Educación Física con la incorporación del deporte? Siempre me gustó esa idea del deportismo en la que criticabas la violencia, el profesionalismo o la competencia desmedida asociadas al deporte, y por ello negabas su inclusión como contenido. Quizás en tu rechazo se halla la gota que derramó el vaso para tu jubilación intempestiva, que truncó tu carrera cuando aún te quedaban ideas por decir. La corporación conservadora aglomerada en los clubes deportivos de elite de la época fue implacable… aunque su hostilidad no era novedosa, siempre te había hecho la contra.

Pero tenías razón. No de inmediato. Pasó agua bajo el puente hasta que el deporte se comió a la Educación Física en algunos contextos, como en las escuelas secundarias. O que algunos crean que la Educación Física está al servicio del deporte. Puede que hayas visto venir con cierta claridad esa pedagogización del deporte, haciéndole una lavada de cara para argumentarla mediante la educación en valores, rescatando más la solidaridad, el compañerismo, el sacrificio, el respeto al adversario o a la autoridad, antes que la violencia, el doping o el ganar a cualquier costo. Pero dudo que hayas visto venir la actual deportivización pedagógica que capilariza a las instituciones educativas, priorizando las competencias —en su doble acepción, como rivalidad, pero también como disponer de una habilidad—, exaltando al ganador, desdeñando a los perdedores, falseando el punto de partida de la meritocracia para hacernos creer que si estamos en la misma carrera significa que partimos del mismo punto de largada.

No recuerdo la enorme mayoría de las lecturas que hice cuando era chico. Confieso abiertamente que, a pesar de dedicarme a pensar el tiempo y la historia, tengo mala memoria. O por lo menos una memoria selectiva, o eso prefiero creer. Lo que sí recuerdo muy bien es esa biblioteca casi completa que había en mi casa de Bahía Blanca de la serie “Elige tu propia aventura” que en la década de 1980 desarrolló y distribuyó la Editorial Atlántida. Esos libros de tapa dura blanca llenaron tardes de lectura acostado. La propuesta era sencilla e instigante: un libro que rompe la lógica cronológica lineal tradicional de cualquier ficción y que al final de cada capítulo invitaba a elegir qué camino recorrer.

Bueno, te cuento esta historia porque me interesa imprimirle a la obra en la que se incluye esta carta un poco de ese aire: no es un libro para leer de un tirón, sino para ir tejiendo argumentos en el entramado de su lectura. Elegí tu propia aventura, podes leerlos en el orden que quieras. Eso sí, en el índice vas a verlos en el orden más clásico, más sencillo, que es el del sentido cronológico de tus palabras. Más allá de eso, establecimos una división por partes, que reconozco arbitraria. Sin embargo, es posible definir con cierta claridad por lo menos cinco partes de tu pensamiento: hay un primer Romero Brest influenciado por su formación de médico, en el que se preocupa más por el estándar científico positivista (finales del siglo XIX hasta 1905), un segundo Romero Brest enfocado en la formación superior en Educación Física y en formular sus bases teóricas y prácticas a través de un método particular, el Sistema Argentino de Educación Física (1905-1911), un tercer Romero Brest que se ocupa de ubicar sus idearios en el mapa transnacional, pero sin descuidarse de las disputas locales que se desarrollaron al calor de los festejos del Centenario de la República y el clima nacionalista (1911-1921), un cuarto Romero Brest que sale a diputar ideológica y políticamente su propuesta pedagógica (1921-1931) y un quinto Romero Brest, que ya ingresa en su última etapa, en la que empieza a jubilarse y se propone desplegar un legado, además de procurar asegurarlo.

Dije que no iba a hacer una “advertencia al lector”, pero lo cierto es que si no hago algunas aclaraciones hay cosas que pueden entenderse equivocadamente. Lo quiero decir con toda la fuerza que me permite una afirmación por escrito: nuestro posicionamiento inicial es que la Educación Física argentina nace simbólicamente el 9 de marzo de 1903. Ese día debería decretarse como el día de la Educación Física argentina. No es ni el 8 ni el 30 de octubre como algunes sostienen sin mucho sustento historiográfico. Tampoco es el 1 de septiembre, como se estila en Brasil, fecha que hasta me representa por mi propio natalicio. No. Fue justamente en una carta, la que le escribiste al por entonces Ministro de Justicia e Instrucción Pública Juan Ramón Fernández y fechada el 9 de marzo de 1903, en la que vos, en tu condición de director de los primeros cursos de ejercicios físicos, le pediste que se abandonen otras maneras de llamar a esta área y se las nombre con lo que según vos era el modo científico: “Educación Física”. De allí que en este libro todo lo que fue escrito o dicho antes de esa fecha aparezca con minúsculas, como una manera de nombrar acciones educativas, sean pedagógicas o no, que conllevan una utilización manual o corporal, pero de una manera general; distinguiéndola de aquellas prácticas que llamamos en mayúsculas, técnicamente como “Educación Física” remitiendo a la pedagogía institucional del cuerpo por excelencia.

Vale la pena hacer otras dos aclaraciones, que van de la mano: en este libro hemos procurado respetar los términos originales de las fuentes, que son tu obra, sin falsearla. Ello implicó, como la otra aclaración, adoptar el lenguaje de tu época y aceptar tu uso del “hombre” como genérico de toda la población, incluyendo a las mujeres. Esto no se condice con el posicionamiento del Colectivo. Sin embargo, tomamos esa decisión porque entendemos que vale la pena mostrar cómo era antes, para no olvidar, para no repetir.

Me gustaría cerrar diciéndote que cuando pienso en una carta la pienso de puño y letra, como antaño. Quizás por eso decidimos ponerle a esta obra una frase que encontré manuscrita por vos: “Breves ensayos sobre cuestiones de Educación Física”. La hallé en el Centro de Documentación Histórica del Instituto que creaste y que hoy se lo conoce por tu apellido, el cual atesora más de lo que se conoce. La descubrí perdida en un libro que recopila las transcripciones mecaniografiadas de tus discursos en los actos de colación del Instituto: entre tanta letra mecánica, percibí que me esperaba tu letra viva. Y entonces tuve que rebautizar este libro que llevaba otro nombre en todo su proceso, que pocos y pocas saben y que el tiempo olvidará, para darle lugar, como punto de partida, a tu palabra. Quizás, como el mago que performa en la expresión “abra cadabra”, esa frase escrita por vos a mano performó esta obra e inauguró el intercambio de correspondencia. Lo sé, no serás vos quien nos responda esta carta, pero eso me tiene sin cuidado, sé que vienen generaciones que encontrarán las palabras que no pudiste decir, que llenarán de contenido los vacíos que la historia fue abriendo.

Con sincera admiración,

Eduardo Galak

1Para quien guste adentrarse en la intimidad de un intercambio de correos entre Romero Brest y Pizzurno, pasen y vean: https://drive.google.com/file/d/1UVhDMT6BrDt8jwQXemck8c7g69vXdFX1/view?ts=62c5cf4d

Ilustración de la página anterior:

Marina Solis, Enraizante amistad intelectual

Técnica: Toma de foto a dibujo manual-collage

“(Para la historia)”Relato iconográfico #1:Enrique Romero Brest y las trayectorias

Martín Pereyra

Año 1900. Enrique Romero Brest publica su tesis para optar al grado de doctor en medicina en la Universidad de Buenos Aires. La obra se denominó “El ejercicio físico en la escuela (del punto de vista higiénico). Contribución al estudio de esta cuestión para nuestras escuelas”. Es posible afirmar que la elección de esta temática no fue algo casual sino todo lo contrario: Enrique Romero Brest ya se encontraba desde 1896 insertado en la práctica docente y rodeado de personajes con cierto recorrido en los quehaceres pedagógicos y burocráticos escolares. Muestra de ello es esta fotografía captada en el Instituto Nacional de Caballito1, institución privada perteneciente a Pablo Pizzurno, (¿casualmente en el centro de la escena?) donde junto a Gerardo Victorín2, a la derecha de éste y un joven Romero Brest eran profesores de Trabajo Manual, materia escolar que allí se dictaba34.

La composición de esta fotografía contiene gran cantidad de información. La elección de situar la imagen en uno de los patios del Instituto, con el pizarrón de fondo y sentados en las mesas que utilizaban los estudiantes para Trabajo Manual, nos da pistas acerca de una idea estética y de limpieza visual, con una organización previa de los elementos de la escena, en contraste con lo que pudo haber sido un aula con más accesorios de fondo.

Las mesas y el pizarrón son elementos que referencian de modo literal al ámbito escolar y juegan con lo que pareciera el título de la fotografía escrito en el pizarrón: “El Triunvirato del Trabajo Manual”. Amén de la referencia a esta materia escolar que los convocaba, la idea de “Triunvirato” invita a pensar cómo ellos entendían a la obra educativa, producto de algo colectivo y, por lo menos a primera vista, con cierta horizontalidad entre ellos (aunque siendo gobernadores del aula). De allí que también hayan aclarado en tiza blanca que “en lo fundamental y en el fondo, estamos de acuerdo”, como una suerte de confesión en donde se explicita que las diferencias podían ser de índole coyuntural pero no estructural, a la vez que parecen demostrar amistad.

Precisamente, los personajes se auto-representan de forma metafórica como tres árboles, “Álamo, Abedul, Morotibí”(Saraví Riviere, 1998: 44) en referencia a Pizzurno, Victorín y Romero Brest respectivamente. Más allá de las especulaciones acerca de qué pueda significar la idea de equipararse con árboles5, es posible observar en la imagen a tres colegas que crecen juntos. Estos guiños de complicidad, propio de colegas y amigos tras los muros escolares, también pueden leerse en sus muecas de sonrisas y en sus miradas que se dirigen hacia distintos puntos, con cierto aire de misterio e intelectualidad, ninguna de ellas dirigidas hacia la cámara.

En el borde inferior del pizarrón los autores intelectuales de esta fotografía no dudaron en plasmar la fecha en que presumiblemente se ideó retratar al “Triunvirato”: el 3 de marzo de 1896. Debajo de ésta, casi imperceptible y entre paréntesis puede leerse “(para la historia)”, como una suerte de invitación más de un siglo después a escribir este texto. Pero, ¿de qué historia están hablando? ¿De la del Trabajo Manual? ¿De la de su amistad? ¿De la historia de la institución que los cobijó? Puede que refiera a una de estas cuestiones, a todas o a ninguna. Sin embargo, visto en perspectiva y casi como un presagio, ese “para la historia” es la historia (o una parte de ella) de una trayectoria, la de Enrique Romero Brest. A pesar de ser la cara visible de un proyecto educativo que le dio forma a la institucionalización de la Educación Física argentina, es indudable que los vínculos que forjó en los orígenes de su actividad escolar sentaron las bases de muchos de los conceptos que formaran parte de su doctrina disciplinar y educativa. De allí también surgirá el apoyo incondicional y el impulso de Pablo Pizzurno para que romerito (como coloquialmente lo llamaba en la vasta correspondencia que se conserva entre ambos), destinara todos sus esfuerzos para aplicar sus conocimientos médicos en el ámbito educativo. De este modo, los sentidos que proyecta una imagen invitan a interpretar toda trayectoria profesional y toda obra como fruto de lo colectivo, atravesada por sensibilidades subjetivas, y no tanto como producto del genio de una sola persona, por más capaz, innovadora y descollante que pueda ser y parecer.

Buenos Aires, febrero de 2022

Referencias bibliográficas

INEF de Buenos Aires “Dr. Enrique Romero Brest” (1986). Contribuciones a la Documentación e Investigación de las Ciencias del Deporte. Volumen 1 – 80 aniversario. Buenos Aires: INEF de Buenos Aires.

Romero Brest, E. (1900). El ejercicio en la escuela (del punto de vista higiénico). Contribución al estudio de esta cuestión para nuestras escuelas. Buenos Aires: Compañía Sud-Americana de Billetes de Banco.

Saraví Riviere, J. (1998). Aportes para una historia de la Educación Física 1900 a 1945. Buenos Aires: IEF Nº 1.

Toranzo, V. (2020). El Instituto Nacional (del Caballito), 1890 – 1898. Un espacio de educación que quiso nacer como público. A&P Continuidad, 7(13), 30-39, Universidad Nacional de Rosario.

1Para indagar sobre la historia de esta institución véase Toranzo (2020).

2De origen sueco, Victorín fue docente de Trabajo Manual en ésta y en otras instituciones educativas. También estrechó lazos de amistad durante muchos años con Pablo Pizzurno y Enrique Romero Brest.

3También entre los tres publicaron desde 1896 hasta 1898 la “Revista del Trabajo Manual”.

4En dicha institución Romero Brest también dictó clases de ejercicios físicos. A partir de 1898 comenzó como docente oficial de ejercicios físicos en el Colegio Nacional Oeste (INEF de Buenos Aires, 1986).

5Saraví Riviere afirma que “Don Pablo [Pizzurno] era alto (se identifica con el álamo; el abedul es una especie arbórea europea (Victorín) y el palo blanco o Morotibí, es un árbol criollo, originario de nuestro territorio (Romero Brest, correntino, era lógico que asumiera esa representación, con una especie criolla)” (1998: 44).

Enrique Romero Brest (1900):El ejercicio físico en la escuela (del punto de vista higiénico)

Daniela Mansi

Sobre el contexto

A partir de la obligatoriedad de la escuela pública bajo la Ley N° 1420 sancionada en el año 1884, la educación física argentina comienza un proceso de institucionalización y entabla un discurso pedagógico especializado a partir de los preceptos del higienismo (Aisenstein, 2006; Galak, 2012; Scharagrodsky, 2015) útil para los requerimientos económicos y políticos de la época (Tedesco, 2009). En este sentido los niños y las niñas devienen en alumnos, por tanto, comienzan a delimitarse los discursos modernos sobre la infancia que es colocada como objeto para un saber especializado como es la pedagogía (Carli, 2012). A su vez, la educación de los cuerpos en el sistema educativo fue el terreno de disputa de dos grupos sociales divergentes: quienes respaldaron la propuesta de formar soldados defensores de la patria y quienes buscaron formar en la infancia la disciplina del carácter (Bertoni, 1996).

Asimismo, en base a las epidemias que azotaban a Buenos Aires y a la construcción de la sociedad moderna, la corriente positivista decimonónica generó que las voces del conocimiento científico sean válidas y legítimas socialmente (Murillo, 2001). En este clima de aluvión inmigratorio hacia fines de siglo XIX (Vallejo y Miranda, 2004) donde la retórica higiénica y la medicalización de los cuerpos protagonizaron las escenas educativas, se presenta la tesis de Enrique Romero Brest en el año 1900. Es decir, la contribución del autor se sitúa dentro del discurso dominante del higienismo y de los intentos por dar respuesta a los problemas sociales desde los saberes médicos.

La obra titulada “El ejercicio físico en la escuela (del punto de vista higiénico)” fue culminada para la obtención del título de grado de Doctor en Medicina por la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires y se exhibe publicada por la Compañía Sud-Americana de Billetes de Banco en Buenos Aires. Además, se manifiesta debajo del título que la presente obra es una contribución de esta cuestión para las escuelas.

Su autor figura en la presentación como un profesional con vasta experiencia en el área de la cultura física y la medicina. Sus primeras líneas son utilizadas para agradecer a sus padres, sus hermanos y a su padrino de tesis “académico Dr. Gregorio N. Chaves”. Su investigación logra poner en el eje de la discusión a la educación en general y a la educación física en particular, provocando nuevas miradas y sentidos sobre la educación de los cuerpos y movimientos infantiles, adolescentes y juveniles. A partir de su tesis, Romero Brest inicia su carrera profesional convirtiéndose en el máximo vocero autorizado en torno a cuestiones sobre educación física escolar (Scharagrodsky, 2015) por portar resultados en su investigación sustentados bajo las ciencias médicas, generar discursos pedagógicos modernos sobre la educación de los cuerpos y por institucionalizar la educación física. Incluso se lo puede considerar como el primer médico argentino que al involucrarse y estudiar acerca de los ejercicios físicos en la escuela, pone en marcha la docencia en educación física y su formación profesional (Agüero, Iglesias y Del Valle, 2010).

En la portada de la tesis aquí reseñada, la primera página de las 108 que contiene su obra, se asoma en el margen superior derecho una firma inquietante: Horacio Levene. La firma se muestra de trazo grueso y color negra, con sus letras ligeramente hacia la derecha. Horacio Levene1 construyó postulados de una educación física militarizada mediante su propuesta de la Gimnasia Metodizada. En buena medida, se confrontó con Enrique Romero Brest y disputaron la legitimidad pedagógica e higiénica de la educación física. Por estos motivos, resulta inquietante saber que Horacio Levene no sólo retiró la tesis de Romero Brest, para leerla, criticarla, debatirla. Sino además dejó plasmada con audacia su firma en la portada de la obra.

En este sentido, la tesis de Romero Brest no sólo se transforma en una fuente de información del pasado, sino que se convierte en un objeto de estudio que, a partir de su construcción teórica, permite conocer las discusiones y los acuerdos con otras corrientes pedagógicas acerca de la educación de los cuerpos.

Sobre el contenido de la obra. Un discurso especializado sobre los ejercicios físicos

Si al contenido de la misma nos remitimos, la tesis porta como problema central y urgente, desde su introducción, la implementación de los ejercicios físicos en las escuelas, argumentando que, si bien hay una considerable existencia de conocimientos científicos higiénicos y fisiológicos, se carecen de ejercicios físicos que los contemplen y den respuestas racionales a los problemas específicos. A su vez, el autor marca que el problema no puede resolverse sólo desde las ciencias médicas, sino que se debe acudir “al médico y al higienista, al pedagogo, al sociólogo y al estadista” (Romero Brest, 1900, p. 14). Atento a las novedades del reciente sistema educativo argentino, si bien la portada de su obra manifiesta la necesidad de implementar ejercicios físicos en las escuelas desde el punto de vista higiénico, no le resta importancia a los aportes que la pedagogía, la sociología y las miradas educativas hacen sobre ellos, intentando abordar el objeto desde perspectivas disciplinares diversas, es decir, desde una mirada transdisciplinar2.

En esta misma introducción, el autor plantea los peligros que la educación intelectual intensiva, la cual relega a los ejercicios físicos, trae para el organismo en primer lugar y el porvenir de la razadespués. Entonces, con el aporte de esta tesis intenta saldar la faltante del desarrollo de ejercicios físicos por parte de niños, niñas y adolescentes que se encuentran en las escuelas, de manera tal que pueda suplir el gasto que la actividad intelectual ejerce. En palabras del autor, el surmenage intelectual. De tal manera la infancia, la adolescencia y la juventud se transforman en el centro de las preocupaciones físicas y morales para el Dr. Enrique Romero Brest y a su vez en los protagonistas para la construcción de la sociedad moderna argentina. En este sentido, la obra de Romero Brest deja entrever adherencias al dualismo cartesiano: la educación física fortalece el cuerpo-organismo que sea digno de la cabeza que debe sostener.

Romero Brest decide hacer la presentación de su investigación en cuatro partes. En la primera parte de la obra titulada “Fisiología general del niño y del joven” se muestran los estudios sobre las características de los sujetos desde la mirada bio-médica y es a partir de estas caracterizaciones que logra diferenciarlos en base a sus edades biológicas: infancia, adolescencia y juventud.

Es interesante apreciar que desune a la infancia en dos: la primera infancia desde el nacimiento hasta los 7 años y la segunda infancia desde los 7 hasta los 14 años, correspondiente, esta última, a la Ley N° 1420 que manifiesta la obligatoriedad de la educación en estas edades. En tanto la etapa adolescente se desarrolla entre los 14 a 21 años y la caracteriza en función del acrecentamiento de su masa muscular, la osificación del esqueleto y el despertar de su inteligencia. Esto último genera una comparación polémica en tanto que comprende a las infancias como sujetos con limitada o nula inteligencia. Por último, la juventud, extendida desde los 21 a los 28 años, es caracterizada por el casi completo desarrollo físico y por el “perfeccionamiento del ser moral” (Romero Brest, 1900, p. 32). En esta atmósfera donde la escolarización se encuentra motorizada por la construcción de la civilización, la educación higiénica y moral configuró el discurso pedagógico acerca de la implementación de los ejercicios físicos en las escuelas argentinas.

Su obra, sustentada en gran medida por investigaciones de higienistas y fisiólogos3 y bajo los métodos científicos y racionales (Scharagrodsky, 2004) describe en su segunda parte, el desarrollo de ejercicios físicos en las escuelas como propuesta pedagógica. Manifiesta que la necesidad de ejercitarse es efecto de una sensación natural y fisiológica porque “la naturaleza se ha adelantado, ya en ese trabajo al hombre y el instinto mismo guía y empuja al niño, al adolescente y al joven —objetos principales de nuestro estudio- hacia la realización de ejercicios que le son necesarios para su desarrollo y crecimiento” (Romero Brest, 1900, p. 38). Las representaciones sobre lo natural se encuentran en estrecha relación con el discurso positivista en tanto que el naturalismo sostuvo un fuerte trasfondo biológico (Carli, 2012) y construyó discursos legitimadores de arquetipo de cuerpos que se encontraban dentro de la norma permitiendo la configuración de postulados discriminatorios respecto a lo “patológico”, lo “enfermo” o lo “anormal”.

En la tesis Romero Brest propone como prioridad de ejercicios físicos: los ejercicios gimnásticos racionales, juegos al aire libre, sports4 y juegos sportivos y gimnasia con aparatos. Esta última puede ser permitida “a condición que sea vigilada muy atentamente por un profesor competente —un médico— capaz de regular su intensidad” (Romero Brest, 1900, p. 50). Por tanto, el especialista en ejercicios físicos en las escuelas argentinas debía portar saberes médicos (o bien, ser médico) y observar atentamente bajo un ojo higiénico la ejecución de los ejercicios gimnásticos.

En la trama del discurso pedagógico positivista, Sandra Carli (2012) nos manifiesta que la escuela devino en laboratorio y que incluso tanto el niño como el adolescente se convirtieron en un objeto de observación. En este sentido, la invención de una pedagogía especializada sobre ejercicios físicos por parte de Romero Brest (1900) impulsó a partir de su tesis la construcción del profesional de ejercicios físicos como un sujeto educador, a decir, un sujeto que observa, que mira y que corrige.

A su vez, en su tesis el autor propone diversas prácticas corporales que superan las fronteras del discurso médico y se empalman con la educación moral. Una de las propuestas pedagógicas que realiza el autor que resaltan estas ideas es la enseñanza de la lucha en las escuelas. Dicha práctica corporal debe enseñarse desde el punto de vista moral, en tanto que dentro de ella se busca en buena parte el desafío del peligro y se ejercita el alto grado de valor moral (Romero Brest, 1900).

Dentro de su andamio conceptual acerca de los ejercicios físicos en las escuelas, específicamente en el segundo apartado de su obra titulado “Indicaciones del ejercicio en la escuela”, podemos apreciar una dimensión de análisis sobre la raza que manifiesta el autor. Bajo el subtítulo de “Necesidades de la raza” construye discursos raciales y los considera un problema de orden eminentemente social. Hacia fines de siglo XIX y principios de siglo XX diversos sectores convocaron al darwinismo social para invocar al hombre blanco como superioridad racial (Vallejo y Miranda, 2004) y abrieron el paso para preocupar a las dirigencias políticas por garantizar calidad poblacional. En este sentido, Romero Brest (1900) se manifiesta preocupado por la posible degeneración racial argentina y construye discursivamente criterios que unifiquen el ser argentinos.

Particularmente compara desde una perspectiva racial a la niñez argentina y la niñez extranjera, caracterizando a la primera de ellas como la raza latina. En tanto “el extranjero es lento, tardío y falto de elegancia” (Romero Brest, 1900, p. 56),el niño argentino es veloz, ágil y elegante. La promoción del perfeccionamiento racial se hace ver en estas líneas. Las doctrinas que impulsaron su validez social se legitimaron según manifiesta Eduardo Galak (2016) entre la discriminación racial en base a sus características, el establecimiento de sus jerarquías (sociales, biológicas o étnicas) y por último la naturalización de este proceso de segregación y discriminación.

A su vez encuentra un defecto en la raza latina: la falta de energía, lo cual según el autor pondera timidez e inhibición frente al peligro generando cobardía moral y física. En esta idea presenta que los ejercicios físicos deben tender a hacer desaparecer este mal ejercitando las fuerzas físicas intrínsecas.

Consecuentemente, en esta tesis se aprecia a la higiene en tanto ciencia aplicada (Murillo, 2001) y la falta de energía en los niños latinos no parece ser innata, lo cual exhibe a los ejercicios físicos como posibles políticas corporales que permiten modificar (o bien prevenir) las conductas infantiles ligadas a la cobardía y la fragilidad.

Estos mismos postulados tienen un hilo de continuidad con el III apartado de su obra titulado: “Del objeto que debe proponerse el ejercicio físico en la escuela”. El autor se pregunta y responde acerca de los objetivos principales que debe tener todo ejercicio físico que se aplique al escolar, cuáles son los medios más prácticos y más apropiados de “llegar a conseguir el fin que el educador y el higienista se propongan” (Romero Brest, 1900, p. 69). Desde aquí el autor manifiesta que el ejercicio físico puede proponerse: la mediación de un organismo enfermo, la corrección de las deformaciones, mejorar el desarrollo de la fuerza muscular, servir de medio para el trabajo intelectual y conservar la salud y el desarrollo armónico del cuerpo.

Es preciso señalar una aclaración que Romero Brest hace respecto al concepto de salud. Y para hacerla visible toma las palabras de Lagrange quien la define como una cualidad de conjunto y que para adquirirla se deben regularizar las funciones de la economía y hacer a los órganos capaces de resistir agentes externos que la perturben. A partir de allí, Romero Brest (1900) delinea el objetivo exclusivo que debe tener el ejercicio físico en la escuela que es el desarrollo armónico de lo psíquico y de lo físico.

Estos aspectos el autor los desarrolla en su IV apartado, el último de su obra. Con el título “Condiciones que debe llenar un ejercicio para ser practicado en la escuela”, Romero Brest utiliza su retórica para legitimar la inclusión de los ejercicios físicos en el sistema educativo. Es decir, si en los primeros tres apartados describió los beneficios fisiológicos e higiénicos de sus prácticas, en el cierre de su tesis hace una minuciosa descripción acerca de las condiciones que deben tener para poder llevarse a cabo en los patios escolares. Y estas líneas son aprovechadas por el autor para discutir con los discursos pedagógicos vigentes. Una de las características que debe tener el ejercicio físico en los niños y las niñas es que debe ser ejecutado con placer, en caso contrario “es antihigiénico y antipedagógico” (Romero Brest, 1900, p. 98). En buena medida, el punto nodal de los ejercicios físicos debe ser según el autor, el placer, el disfrute y la alegría porque “un carácter alegre es atributo constante de una salud robusta” (Romero Brest, 1900, p. 105). En este sentido, la preocupación por Romero Brest sobre las experiencias emocionales de los y las escolarizados permiten pensar que los ejercicios físicos son parte de una producción de la subjetividad infantil. Incluso, el autor manifiesta que las emociones ejercen una gran influencia sobre todas las funciones vitales del organismo, no solamente sobre la moral y la intelectualidad (Romero Brest, 1900), en tanto el autor configura un discurso pedagógico especializado sobre los ejercicios físicos y sus beneficios, permite permear en él el interés por las marcas emocionales subjetivas. Aun así, uno de los discursos sobre las emociones en el campo educativo se monta sobre la racionalidad científica, y a su vez en el paradigma reduccionista-biologicista (Kaplan, 2019). En consecuencia, el autor inscribe las categorías emocionales infantiles como elementos que benefician el desarrollo de la salud orgánica.

Sobre el derrotero de la tesis de Enrique Romero Brest. El comienzo de la educación física escolar argentina

La tesis del Doctor Enrique Romero Brest podemos estudiarla como una construcción teórica que pone en agenda educativa a la educación física. Realiza desde su obra una valiosa contribución a la educación de los cuerpos desde principios del siglo XX e invita a su vez al debate con diversos campos, entre ellos con la pedagogía, las actividades deportivas y físicas y las instituciones militares.

En este sentido, el autor configura mediante las discusiones y alianzas un discurso pedagógico especializado acerca de los ejercicios físicos en los escolares y pone en marcha la institucionalización de la educación física en el reciente sistema educativo argentino. Su obra además impulsa la formación de profesionales en la enseñanza de ejercicios físicos en las escuelas y construye bases conceptuales higiénicas, racionales y científicas que ofrecen legitimidad a su corpus teórico y sus propuestas educativas.

A su vez, con su tesis inmersa en el discurso positivista, materializa una política corporal sobre las infancias, adolescencias y juventudes en pos de contribuir a educar a los futuros y las futuras ciudadanas.

Referencias bibliográficas

Aisenstein, A. (2006). La educación física escolar en Argentina. Conformación y permanencia de una matriz disciplinar, 1880-1960. Tesis inédita de doctorado. Universidad de San Andrés.

Bertoni, L. A. (1996). Soldados, gimnastas y escolares. La escuela y la formación de la nacionalidad a fines de siglo XIX. Boletín del Instituto de historia argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, 35-57.

Carli, S. (2012). Niñez, pedagogía y política. Transformaciones de los discursos acerca de la infancia en la historia de la educación argentina (1880-1955). Buenos Aires: Miño y Dávila editores.

Galak, E. (2012). Del dicho al hecho. El largo trecho de la construcción del campo de la formación profesional de la Educación Física en Argentina. Tesis inédita de doctorado. Universidad Nacional de La Plata: Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.

Galak, E. (2016). Educar los cuerpos al servicio de la política. Cultura física, higienismo, raza y eugenesia en Argentina y Brasil. Buenos Aires: Biblos.

Kaplan, C. (2009). Emociones y educación: una relación necesaria en debate. Programa de Investigación Escolarización. Perspectivas históricas pedagógicas y políticas de la educación. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias de la Educación (CONICET-UNLP).

Mamonde, M. (1995). Educación Física Militarizada en Argentina. Educación Física y Ciencia, 46-51.

Murillo, S. (2001). La ciencia aplicada a políticas