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Es hora de que, entrando en el Siglo XXI, nuestro pueblo cristiano llegue a su mayoría de edad espiritual y entienda que la sistematización teológica de nuestras creencias no es una opción, sino más bien, una necesidad, como lo es la columna vertebral para el ser humano. Sin ella, la fe carece de estructura, se tambalea, y la Iglesia, empujada por cualquier viento de doctrina, se arrastra dando tumbos. El propósito de este libro es iniciar a los pastores y futuros - pastores en los métodos de estudio teológicos, sin entrar en detalles concretos, pero sin olvidar ningún aspecto. En definitiva, colocando las bases necesarias para que el estudiante pueda, en el futuro, profundizar fácilmente y por si mismo.
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Veröffentlichungsjahr: 1973
Este curso de formación Teológica Evangélica
consta de los siguientes títulos:
I.
INTRODUCCION A LA TEOLOGIA
Por J. Grau (publicado ya).
II.
UN DIOS EN TRES PERSONAS
Por F. Lacueva (en preparación).
III.
EL HOMBRE: SU GLORIA Y SU MISERIA
Por F. Lacueva (en preparación).
IV.
LA PERSONA Y LA OBRA DE JESUCRISTO
Por F. Lacueva (en preparación).
V.
DOCTRINAS DE LA GRACIA
Por F. Lacueva (en preparación).
VI.
LA IGLESIA, CUERPO DE CRISTO
Por F. Lacueva (en prensa).
VII.
ESCATOLOGIA: FINAL DE LOS TIEMPOS
Por J. Grau (en preparación).
VIII.
CATOLICISMO ROMANO
Por F. Lacueva (publicado ya).
IX.
HISTORIA DE LA IGLESIA
Por J. Grau (en preparación).
X.
ETICA CRISTIANA
Por F. Lacueva (en preparación).
XI.
PASTORAL Y HOMILETICA(Manual para pastores, misioneros y predicadores),
por J. M. Martínez (en preparación).
CURSO DE FORMACIÓNTEOLÓGICA EVANGÉLICA
1
Introducción a la Teología
José Grau
Editorial CLIE
C/ Ferrocarril, 8
08232 VILADECAVALLS (Barcelona) ESPAÑA
E-mail: [email protected]
Internet: http://www.clie.es
INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA
CURSO DE FORMACIÓN TEOLÓGICA EVANGÉLICA V.1
Teología -1
© 1973, del autor: José Grau
Reservados todos los derechos.
Pueden ser impresos fragmentos de este
libro citando el autor y el libro de procedencia.
ISBN: 978-84-7228-038-0
eISBN: 978-84-8267-450-6
Clasifíquese:
4 TEOLOGÍA
Teología Sistemática
CTC: 01-01-0004-03
INDICE DE MATERIAS
INTRODUCCION
PRIMERA PARTE: LA TEOLOGIA
Lección 1.ªLa Teología: Definición (1). 1) Teología Bíblica. 2) Teología Sistemática
Lección 2.ªLa Teología: Definición (2). 3) Teología Histórica o Dogmática. 4) Teología práctica o Etica. La concatenación teológica
Lección 3.ªLos Grandes Sistemas Teológicos (1)1) La Teología Católico-Romana
Lección 4.ªLos Grandes Sistemas Teológicos (2). 2) La Teología Subjetiva: 1. — El Racionalismo; 2. — El sentimentalismo; 3. — El moralismo
Lección 5.ªLos Grandes Sistemas Teológicos (3). 3) La Teología neo-ortodoxa. 4) La Teología Evangélica
Lección 6.ªPosiblidad y límites de la Teología (1). 1) Las posibilidades del conocimiento teológico. 2) Los métodos del conocimiento teológico
Lección 7.ªPosibilidad y límites de la Teología (2). 3) Los límites del conocimiento teológico. 4) Los límites de nuestra Teología no implican la imposibilidad de la misma
Lección 8.ªLos Grandes Temas de la Teología (1). 1) Los grandes temas de la Teología bíblica
Lección 9.ªLos Grandes Temas de la Teología (2). 2) Los grandes temas de la Teología Sistemática. 3) Los grandes temas de la Teología Histórica
Lección 10.ªLos Grandes Teólogos. 1. Los grandes teólogos de la Iglesia. 2. La Teología evangélica moderna
BIBLIOGRAFIA DE LA PRIMERA PARTE
SEGUNDA PARTE: LA REVELACION GENERAL
Lección 11.ªLa Revelación General (1). ¿Qué es la Revelación General?A) ¿Es suficiente la Revelación general?B) La maleabilidad de la Revelación general
Lección 12.ªLa Revelación General (2). 2. ¿Cómo pervierte el hombre la Revelación General?A) El pecado pervierte nuestro entendimiento tanto como nuestros sentimientos y nuestra voluntad, y así malea y convierte en ineficaz el testimonio de la Revelación General
Lección 13.ªLa Revelación General (3). B) El pecado —que pervierte la Revelación General— se hace acreedor a la ira de Dios y ello explica que la Escritura sitúe la Revelación General en un contexto dominado por la manifestación de la ira divina
Lección 14.ªLa Revelación General (4). C) La Revelación General es, en el fondo, un testimonio que nos acusa, porque denuncia nuestro pecado de indiferencia y de incredulidad, que mantiene cerrados nuestros ojos y nuestros corazones a las maravillosas obras de Dios en la creación y en la historia. La Revelación General es testigo de nuestra soberbia, nuestra vanidad y nuestra necedad espirituales.D) ¿Y los «Salmos de naturaleza»?
Lección 15.ªLa Revelación General (5). 3. ¿En qué sentido podemos hablar de la insuficiencia de la Revelación General? Resumen
Lección 16.ªRevelación General y Teología Natural (1). 1. ¿Es lícita una Teología Natural?
Lección 17.ªRevelación General y Teología Natural (2). 2. Los peligros que acechan a la Revelación General
Lección 18.ªRevelación General y Teología Natural (3). 3. Los «destellos de luz» ajenos a la Revelación. 4. La gracia común
Lección 19.ªLas respuestas del hombre a la Revelación General: Las Grandes Religiones. Sistemas Religiosos de la India (1). 1. Brahmanismo (o Hinduísmo). 2. Consecuencias y frutos del brahmanismo. Resumen
Lección 20.ªLas Grandes Religiones: El Budismo. Sistemas Religiosos de la India (2). 1. El Budismo. 2. Consecuencias y frutos del budismo
Lección 21.ªLas Grandes Religiones: El Confucianismo. Sistemas Religiosos de China (1). 1. Confucio (551-478 a.C.). 2. Consecuencias del sistema de Confucio
Lección 22.ªLas Grandes Religiones: El Taoísmo. Sistemas Religiosos de China (2). 1. Lao-Tsé (517-?).A) Textos; B) El mensaje de Lao-Tsé. 2. Consecuencias
Lección 23.ªLas Grandes Religiones: El Mazdeísmo y Zoroastro. Zoroastro (628-551 a.C.). 1. Contemporáneos. 2. Zoroastro, un hombre inquieto. 3. La doctrina de Zoroastro. 4. Textos. 5. Frutos del pensamiento de Zoroastro. Aplicación
Lección 24.ªLas Grandes Religiones: El Islamismo (Mahoma). 1. Mahoma, fundador de una religión (570-632 d.C.). 2. Textos del Islam. 3. La religión de Mahoma. 4. Consecuencias y frutos del Islam
Lección 25ª.Revelación y Religión (1): La Singularidad de la Revelación Bíblica y de la Persona y la Obra de Cristo. 1. Los textos religiosos y la Revelación bíblica. 2. Cristo y los fundadores de religiones
Lección 26.ªRevelación y Religión (2): La Imposibilidad del Sincretismo. Conclusiones
Lección 27.ª«No Hay Otro Nombre» (1). 1. ¿Qué opinión, pues, nos merecen las otras religiones?A) Las Otras Religiones Como Una Preparación; B) Las Otras Religiones Como Inventos Del Diablo; C) Las Otras Religiones Como Meros Esfuerzos Humanos. 2. ¿Existe Una Cuarta Alternativa?
Lección 28.ª«No Hay Otro Nombre» (2). 3. ¿Cuál es la situación del hombre antes —y aparte— de Cristo?A) En El Pueblo de Israel; B) Fuera Del Pueblo De Israel. 4. El testimonio bíblico: A) No hay otro Nombre; B) Dios quiere que todos los hombres sean salvos; C) Dios puede hablar al corazón del hombre. 5. Algunas implicaciones misioneras
BIBLIOGRAFIA DE LA SEGUNDA PARTE
TERCERA PARTE: LA REVELACION ESPECIAL
Lección 29.ªRevelación y Palabra: Dios ha hablado. 1. Revelación Especial y Palabra escrita.A) En el Antiguo Testamento; B) En el Nuevo Testamento
Lección 30.ªLa Revelación Especial. 1. El hecho de la revelación. 2. Las formas de la revelación: A) Teofanías; B) Comunicaciones directas; C) Milagros. 3. La humildad que exige la revelación
Lección 31.ªLos instrumentos de la Revelación (1): Los Testigos. 1. Testigos. 2. Testigos escogidos e inspirados. 3. Testigos indispensables. 4. Testigos perennes. Unas consideraciones
Lección 32.ªLos instrumentos de la Revelación (2): La Tradición Apostólica. 1. La Tradición Apostólica, norma para la Iglesia. 2. ¿Cómo llega a nosotros esta norma apostólica?3. La Tradición apostólica y la Tradición eclesiástica
Lección 33.ªLos instrumentos de la Revelación (3): La Inspiración de las Escrituras. 1. ¿Cómo hemos de entender la inspiración?2. ¿Para qué fue dada la inspiración?
Lección 34.ªLa Inspiración (1): 2.ª Pedro 1:19-21. 1. ¿Qué es la inspración?2. El sentido técnico del vocablo. 3. ¿Qué significa, pues, el término «inspiración» («soplo de») de Dios?A) 2.ª Pedro 1:19-21; B) 2.ª Pedro y la instrumentalidad profética; C) De la palabra hasta el escrito profético. 4. ¿Qué significa la instrumentalidad humana?
Lección 35.ªLa Inspiración (2): 2.ª Timoteo 3:15, 16. 5. La «Inspiración» según S. Pablo. 6. ¿Cuál es el origen y el valor de las Escrituras?7. ¿Qué abarcan las Sagradas Escrituras?
Lección 36.ªLa Inspiración (3): El Testimonio de Jesús. 8. ¿Qué opinión le merecía a Cristo la Escritura?A) «Está escrito»; B) «Ni una jota ni una tilde pasará de la Ley»; C) La Escritura no puede ser quebrantada»; D) «Era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito...»; E) «Escudriñad las Escrituras»; F) «¿No habéis leído...?»9. ¿Se acomodó Cristo a su tiempo?
Lección 37.ªLa Inspiración (4): El Testimonio de los Apóstoles. 10. El Evangelio apostólico, basado en la Escritura. 11. La vida cristiana, inspirada en la Escritura. 12. La Escritura tiene que cumplirse. 13. Las declaraciones de la Escritura son declaraciones divinas
Lección 38.ªDiversas actitudes frente a la Revelación Especial. 1. La posición Católico-Romana. 2. La posición de la Teología liberal. 3. La posición neo-Ortodoxa. 4. La posición Cristiana-Evangélica. Conclusión
Lección 39.ªAutoridad y Canonicidad de las Escrituras. 1. Definición. 2. ¿Cómo reconoce la Iglesia el canon bíblico?3. ¿Cuál es el significado del Canon para la Iglesia?
Lección 40.ªLa Biblia y los Apócrifos. 1. ¿Qué hemos de entender por libros apócrifos?2. Nuestra postura evangélica
Lección 41.ªEl Canon Judío. A) ¿Cuál fue el Canon de Cristo y de los Apóstoles?
Lección 42.ª¿Por qué nos oponemos a los Apócrifos?B) ¿Qué razones tenemos para rechazar los Apócrifos?
Lección 43.ªAlgunas Versiones de los Apócrifos. 3. ¿Por qué la versión de los Setenta incluyó los apócrifos?4. ¿Por qué algunas versiones anglicanas y luteranas contienen los apócrifos?
Lección 44.ªEl Modernismo Teológico y los Apócrifos. 5. ¿Cuál es nuestra posición?A) La teología liberal; B) La teología liberal católica; C) Nuestra tarea
Lección 45.ªLa Biblia, Palabra de Dios. 1. Dios ha hablado y ha obrado para salvar. 2. La Escritura es verdad de Dios. 3. La postura bíblico-histórica. 3. Evidencias: A) Dice ser Palabra de Dios; B) Demuestra ser Palabra de Dios; C) Conclusión
Lección 46.ªEl Testimonio del Espíritu Santo (1). 1. El estado del hombre hace necesaria la obra iluminadora de Dios
Lección 47.ªEl Testimonio del Espíritu Santo (2). 2. La obra iluminadora y redentora de Dios
Lección 48.ªEl Testimonio del Espíritu y la Palabra (1). 1. La «plena certidumbre» de la verdad es por el Espíritu Santo. 2. La plena certidumbre de la verdad es por, y para, la piedad. 3. La plena certidumbre de la verdad es por la Palabra
Lección 49.ªEl Testimonio del Espíritu y la Palabra (2). 4. La plena certidumbre por la acción conjunta de la Palabra y el Espíritu. 5. La certidumbre de la Iglesia. 6. La palabra escrita es el «test» final e inapelable.
Lección 50.ªEl Testimonio del Espíritu y la Palabra (3). 7. Cómo probar los espíritus. 8. Conclusión
Lección 51.ªEl Espíritu, la Biblia y la Iglesia (1). 1. El Espíritu usa la Palabra. 2. El Espíritu se apoya en la Palabra. 3. La posición católico-romana. 4. El Espíritu, la Biblia y la Iglesia
Lección 52.ªEl Espíritu, la Biblia y la Iglesia (2). 5. El origen último de nuestra certeza. 6. La controversia con el Catolicismo romano: A) Roma, el Espíritu Santo y la Biblia
BIBLIOGRAFIA DE LA TERCERA PARTE
APENDICE: LA APOLOGETICA EVANGELICA, HOY
INTRODUCCION
«La teología debe ser una contemplación de los misterios de Dios en un espíritu de oración», ha escrito el pastor Pierre Courthial. El quehacer teológico tiene que llevarse a cabo en una atmósfera de adoración.
La teología viene después de la fe y su función consiste en explorar la Palabra de Dios que ha suscitado esta fe; la teología es, en cierto modo, una continuación de la plegaria, un acto de acción de gracias en el que, como escribiera Calvino, «conocemos a Dios y nos reconocemos en El».
Cierto que la teología entraña investigación, pero dado el objeto de su estudio no puede ser nunca un simple ejercicio de la razón, sino una tarea en la que participe todo nuestro ser y en la que al trabajo meramente intelectual siga la adoración en espíritu y en verdad, propia de quienes son estudiantes de la Verdad divina. La meditación teológica debe producir —y fomentar— el encuentro con Dios, la comunión renovada incesantemente con El; de ahí que sea ejercicio de la fe tanto como de la razón, un instrumento al servicio de la comunidad creyente.
Con su principio de la autoridad soberana de la Escritura —SOLA SCRIPTURA— la Reforma devolvió a la teología su verdadero centro inspirador. Por desgracia, vino luego el ingenuamente llamado «Siglo de las Luces», la pomposamente denominada «Ilustración» y la teología natural volvió por sus fueros. En el siglo XIX, la teología quiso utilizar ciertos métodos tomados prestados de las ciencias profanas y prefirió a la teología bíblicamente entendida la cultura religiosa o la filosofía de la religión. La Revelación, la fe, y la adoración, parecieron superfluas y así se abocó en el más estéril de los «modernismos», el liberalismo teológico. Se trata, en el fondo, de una filosofía religiosa más que de una teología en el sentido arriba indicado, como resulta evidente del trabajo de Paul Tillich, por ejemplo.
La verdadera teología no es nunca mera teoría, o simple discurso, es siempre un don de Dios por su Palabra y su Espíritu; se trata de algo dinámico: la verdad de Dios, comunicada por su Revelación, que nos alcanza, nos penetra y nos renueva. Descubrir la verdad de Dios —ésta es, en el fondo, la misión de la teología— es encontrar, no simplemente conocer, a este mismo Dios. O dicho de otra manera, por el encuentro le conocemos y por el conocimiento le encontramos. Y no hay otra salida: tengo que dejarle decir lo que El es, lo que quiere, lo que yo soy y lo que espera de mí. En este encuentro, Dios me habla de sí mismo y de mí. Me entero de su existencia y me es dado el sentido de la mía como criatura caída y como pecador restaurado. No, la verdadera teología no es nunca mera teoría; es como una llama que nos quema y nos ilumina, nos vivifica y nos transforma. Para que sea así la teología no puede ser otra cosa que una reflexión de los pensamientos de Dios, una escucha atenta de lo que Dios primero quiere decirnos en su Palabra. La teología evangélica va a la Palabra para sacar todo su contenido y para poder, luego, exponerlo de manera consistente, ordenada y didáctica.
La teología evangélica no puede ser más que una explicitación actual de la Revelación bíblica, un reflejo de la verdad revelada y eterna para las necesidades del pueblo de Dios en su peregrinaje histórico.
¿Es necesaria la Teología? Si hemos de crecer en la gracia y en el conocimiento de Cristo (2.ª Pedro 3:18) —y resulta obvio que debemos anhelar este crecimiento— necesitamos de la Teología. Si somos embajadores en el nombre de Cristo (2.ª Corintios 5:19-20) —y la encomienda evangelizadora (Mateo 28:19-20) va dirigida a todos los cristianos— es evidente que tenemos necesidad de la Teología.
Como embajadores en el nombre de Cristo, somos portadores del mensaje del Evangelio. Se impone un aprendizaje a fondo de este mensaje; un dominio profundo y amplio de la totalidad del mismo. Se exige, en suma, del embajador que conozca los documentos de los que es portador y portavoz. ¿Qué impresión causaría un diplomático que no estuviera familiarizado con el contenido de la encomienda oficial de su gobierno? ¿Qué embajada podría ejercer un tal funcionario? De la misma manera, es condición indispensable para el cristiano el conocer más y más la Sagrada Escritura en que llega hasta él el mensaje de su Señor.
La ignorancia es la madre de la superstición, no de la devoción. Seremos instrumentos idóneos en el servicio del Señor solamente en la medida en que sepamos manejar da espada del Espíritu que es la Palabra de Dios» (Efesios 6:17).
A. H. Strong escribe: «Nada anula más completamente los esfuerzos del predicador que la confusión y la inconsistencia de sus declaraciones doctrinales. Precisamente su tarea consiste en reemplazar lo oscuro y lo erróneo de los conceptos de sus oyentes por lo que es claro, veraz y vívido. Pero, no podrá cumplir fielmente esta labor sin conocer los hechos de la Revelación divina, en su concatenación lógica, en sus relaciones como partes de un todo y un todo en partes diversas.... En la oratoria del púlpito, la simple cita de textos bíblicos y los llamamientos fervorosos no son suficientes. Detrás de la declamación debe haber un sistema ordenado de pensamiento bíblico. Cierto que debemos despertar los sentimientos de los oyentes, debemos conmover a las almas con el mensaje salvador, pero ello sólo se logra de manera eficaz y bíblica mediante el conocimiento de la verdad: «Que se arrepientan para conocer la verdad» (2.ª Timoteo 2:25). El predicador debe procurar las bases del sentimiento, produciendo una convicción inteligente; debe instruir antes de conmover. Si el objetivo de la predicación estriba en dar a conocer, primero, a Dios, presentar las realidades divinas y todo lo tocante a la salvación del hombre, y, en segundo lugar, hacer que este Dios sea conocido, entonces deducimos que el estudio de la Teología es absolutamente necesario para realizar con éxito el trabajo del púlpito. ¿Practicará medicina quien no haya estudiado fisiología? ¿Quién ejercerá la abogacía sino el que sepa jurisprudencia? El predicador necesita doctrina, para que no se vuelva un órgano estropeado, o un disco rayado, y para que no esté dando siempre la misma nota. John H. Newman solía decir: «El mal predicador es aquel que tiene que decir algo; el verdadero predicador es aquel que tiene algo que decir.»
A quienes opinan que la Teología acaso pueda ser conveniente pero no necesaria, el mismo teólogo responde: «Si todos los sistemas teológicos fueran destruidos hoy, mañana se levantarían otros en su lugar. Porque la sistematización teológica es una necesidad racional. Y tan inevitable es esta ley, que podemos comprobar fácilmente cómo aquellos que más desprecian a la Teología se han hecho, ellos mismos, una Teología para su gusto; una Teología que, generalmente, es bien pobre y confusa. La hostilidad a la Teología —cuando no se origina en el temor de que sirva como excusa para oscurecer la verdad de la Escritura— procede, a menudo, del libertinaje intelectual que no quiere someterse a fronteras, es decir, a los límites que impone todo sistema bíblico completo. Lo que se dice de la filosofía vale también para la Teología: «Burlarse de la filosofía es filosofar verdaderamente.» Los cristianos más fuertes en la fe son aquellos que han dominado más profundamente las grandes doctrinas bíblicas; las épocas gloriosas de la Iglesia son aquellas que han producido los sistemas teológicos más compactos y sistemáticos, índice y prueba de su estudio bíblico.... Hay un buen número de textos en la Biblia que presentan la verdad y el conocimiento de la misma estrechamente ligados y como el alimento para el alma (Jeremías 3:15; Mateo 4:4; 1.ª Corintios 3:1, 2; Hebreos 5:14). La madurez cristiana se apoya sobre la verdad cristiana (1.ª Corintios 3:10-15). Talbot Chalmers dijo: «Cierto que la doctrina sin la piedad es como un árbol sin frutos; pero la piedad sin la doctrina es como un árbol sin raíces.» El carácter cristiano es un fruto que crece solamente del árbol de la doctrina cristiana. No podremos disfrutar por mucho tiempo de los frutos de la fe si no cuidamos las raíces del árbol y mucho menos si arrancamos el árbol del suelo donde hundía sus raíces. La inestabilidad doctrinal produce verdaderas catástrofes en la Iglesia y debilita su testimonio hasta convertirlo en inoperante. «El cambio constante de credo —escribía Spurgeon— es el camino más seguro para la perdición. Si trasplantamos un árbol dos o tres veces al año, no habrá necesidad de que preparemos grandes espacios para almacenar sus frutos.... No tendremos grandes predicadores si no tenemos grandes teólogos. No surgen grandes predicadores de mediocres estudiantes; el predicador que haya de conmover a las almas de manera auténtica no será el que es superficial en sus estudios.»
«El Espíritu Santo —prosigue Strong— nos invita a la comparación y a la armonización de las diferentes partes de la Escritura (1.ª Corintios 2:13), a delinear todo lo que conduce al testimonio de Cristo (Colosenses 1:27), a predicar la Palabra en toda su plenitud tanto como en sus diferentes partes y sus debidas proporciones (2.ª Timoteo 4:2). Los pastores de las iglesias han sido llamados no sólo a pastorear sino a enseñar también, puesto que se les llama maestros (Efesios 4:11); los que presiden deben ser aptos para la enseñanza (2.ª Timoteo 3:2), capaces de exponer la Palabra de verdad (2.ª Timoteo 2:15) porque todo siervo de Dios debe ser «retenedor de la Palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen» (Tito 1:9).1
La cita, aunque larga, vale la pena. Existe una prevención, entre algunos hermanos de nuestras iglesias evangélicas en España y Latinoamérica, en contra de la Teología. Ello se debe, seguramente, a que este vocablo siempre ha ido —en el subconsciente del cristiano evangélico hispano— asociado al nombre de algún pensador no demasiado ortodoxo y se supone que la Teología, en lugar de ser la ciencia de Dios, es casi la ciencia del diablo. Mas ya es hora de que nuestro pueblo evangélico de habla hispana llegue a su mayoría de edad espiritual. La compleja hora que nos toca vivir nos impone, cuando menos, esta exigencia.
Por otra parte, cuidado, no nos ocurra a nosotros los protestantes hispánicos, lo que le pasó al personaje de la comedia de Moliere, «El burgués gentilhombre», quien cuando se enteró de que había dos posibles maneras de hablar —la prosa y la poesía— preguntó extrañado: «Entonces, ¿es que yo he estado hablando en prosa sin saberlo toda mi vida?»
Lo malo de hacer teología sin saberlo —como observa Strong en la cita apuntada— es que suele ser muy mala. Y queramos o no, estamos haciendo teología cada vez que abrimos la boca para hablar acerca de nuestra fe y de la Biblia.
No queremos significar que nuestros púlpitos tengan que convertirse en cátedras de Teología. No, no es esto. Como explicaba el Prof. Howard Osgood: «Un credo (y lo mismo vale para la Teología) es como la columna vertebral. Un hombre no tiene necesidad de estar pensando siempre en su columna vertebral; no debe tenerla en cuenta siempre. Pero tiene que tener una columna vertebral; la necesita ineludiblemente y, a ser posible, bien recta y fuerte; de lo contrario no podrá andar, se curvará, se tambaleará. Un cristiano sin credo (y sin Teología) vacilará igualmente y se arrastrará siempre dando tumbos.»
El intento de esta serie de obras que forman el Curso de Formación Teológica Evangélica estriba en enderezar un poco nuestro testimonio para ver de hacerlo más eficaz y más idóneo para la gloria de Dios.
Creo que fue Calvino quien dijo que la gran originalidad en Teología consistía en no pretender ser original. Puedo asegurar al lector que no ha habido en mí, al escribir este libro, pretensiones de originalidad. Salvo la ordenación del material y alguna que otra reflexión propia aquí y allí, he intentado seguir fiel a la línea de las grandes obras de la Teología evangélica sujetas a la Palabra de Dios y al aliento de su Espíritu, con el solo propósito de ofrecer a mis hermanos en la fe y también a los de fuera que inquieren por la misma, un compendio de sólida verdad bíblica, avalada por la experiencia y la inteligencia de los santos siervos de Dios que, a lo largo de los siglos, se han dado a la tarea sublime y amorosa de indagar en la Palabra del Señor. Si se encuentran más cosas mías de las que yo mismo supongo, ello será sin mi intención y acaso deba dar disculpas, a no ser que mis lectores juzguen con benevolencia tales aportaciones, fruto casi siempre de mi preocupación por proyectar este acervo común a las circunstancias y a las necesidades nuestras —que son muchas— aquí y ahora.
Deseo expresar mi gratitud al Dr. en Teología don Francisco Lacueva por sus consejos, su estímulo y sus acertadas correcciones al manuscrito de este libro. Sus sugerencias han sido valiosísimas para mí. También deseo mencionar el hecho de que este primer volumen del Curso de Formación Teológica Evangélica, como todos los demás, aparece gracias a los auspicios de la Misión Evangélica Bautista en España.
1. A. H. Strong, Systematic Theology, pp. 16-19.
Primera parte
LA TEOLOGIA
I.
LA TEOLOGIA: DEFINICION (1)
II.
LA TEOLOGIA: DEFINICION (2)
III.
LOS GRANDES SISTEMAS TEOLOGICOS (1)
IV.
LOS GRANDES SISTEMAS TEOLOGICOS (2)
V.
LOS GRANDES SISTEMAS TEOLOGICOS (3)
VI.
POSIBILIDAD Y LIMITES DE LA TEOLOGIA (1)
VII.
POSIBILIDAD Y LIMITES DE LA TEOLOGIA (2)
VIII.
LOS GRANDES TEMAS DE LA TEOLOGIA (1)
IX.
LOS GRANDES TEMAS DE LA TEOLOGIA (2)
X.
LOS GRANDES TEOLOGOS
Bibliografía
LECCION 1.ªLA TEOLOGIA: DEFINICION (1)
Teología es la ciencia de Dios. Decimos de Dios, porque procede de El, y sin su iniciativa de darse a conocer no podría haber teología en el sentido estricto del vocablo. También decimos de Dios, porque es una ciencia cuyo objeto de conocimiento es la Divinidad: su existencia, su carácter, sus propósitos para con el universo creado, para con sus criaturas, para con sus redimidos y para con la historia.
Si bien, en ocasiones, la palabra «Teología» se emplea para designar aquel apartado específico que trata de los atributos de Dios, el término tiene, en realidad, un sentido mucho más amplio. Como escribe A. H. Strong: «La Teología se ocupa no solamente de Dios sino de aquellas relaciones entre Dios y el universo que nos llevan a hablar de creación, providencia y redención.»
La Teología es una ciencia porque, como cualquier otra ciencia, ella no crea sino que descubre los hechos ya existentes y sus relaciones mutuas, tratando de mostrar su unidad y su armonía en las diferentes partes de un sistema orgánico de verdad. Los hechos que maneja la Teología y sus relaciones estructurales existen por si mismos; es decir: tienen una existencia independiente del proceso mental del teólogo que se aplica a su estudio.
Existe Teología porque tenemos una Revelación previa de parte de Dios. Como afirmaba Charles Hodge, la Escritura suministra todos los hechos que constituyen el material de estudio de la Teología; así la Biblia es la fuente de la Teología mientras que Dios es su objeto supremo de estudio. Ernest F. Kevan define la Teología con esta expresión: «La ciencia de Dios según El se ha revelado a sí mismo en su Palabra.»
La Teología estudia la Revelación desde varias perspectivas:
1)Teología Bíblica
El adjetivo «bíblica» no debiera hacer pensar a nadie que las otras ramas de la Teología son menos bíblicas o no tienen la Escritura como su fuente de conocimiento. Se le llama así porque es un estudio inductivo e histórico de las varias y progresivas etapas de la acción reveladora y salvadora de Dios, tal como la tenemos registrada en la Escritura. La Teología Bíblica muestra el carácter progresivo del contenido doctrinal de la Biblia que es considerado paso a paso a lo largo de la historia de la salvación por medio de la cual Dios se revela y salva. Trata puntos particulares de doctrina tal, y a medida en que aparecen en cada libro de la Biblia. Es analítica, en contraste con la Teología Sistemática, que busca la síntesis.
Siendo analítica, se deduce que sea también exegética. La Teología Bíblica considera la Revelación como un proceso resultado de la acción divina en el mundo y en la historia, no como el producto acabado de dicha actividad cuyo estudio pertenece a la Teología Sistemática.
La Teología Bíblica recoge los resultados dispersos de la exégesis particular con objeto de conocer mejor cada una de las etapas de dicho proceso revelacional y salvador que se da en la historia, que es progresivo, inteligible y coherente constituyendo un todo bien estructurado por medio de todas sus partes.
Como subdivisiones que le sirven de ayuda a la Teología Bíblica, además de la exégesis ya mencionada, tenemos la Crítica Textual que, como su nombre indica, se ocupa del estado actual de nuestros conocimientos tocante a los textos bíblicos más antiguos para obtener la mayor claridad posible y así el mejor entendimiento del mensaje revelado. Tenemos, además, la llamada Alta Critica, nombre inadecuado, pues no es superior ni su tema ni su importancia al de los de la Crítica Textual; pero, dada la generalización de su uso, hemos de emplearlo. La llamada Alta Crítica se ocupa de la paternidad literaria de cada uno de los libros de la Escritura, de la fecha de los mismos, de las circunstancias en que fueron escritos, del estilo literario y del propósito que los alumbró. Debido a prejuicios filosóficos, que no científicos y menos espiritualmente bíblicos, un gran sector de la Alta Crítica en manos de las modas seculares prevalecientes en los últimos dos siglos —mayormente a partir de Wellhausen y la Escuela de Tubingia— ha hecho más por desprestigiar la Biblia y su autoridad que por hacer explícito su mensaje auténtico. No obstante, existe una Alta Crítica posible, y deseable, para el erudito evangélico que le permite llegar a una más clara inteligencia de los documentos sobre los que ha de versar su reflexión conducente a una Teología Bíblica.
2)Teología Sistemática
También aquí hemos de advertir que el adjetivo «sistemática» no significa que sólo esta rama del quehacer teológico esté bien estructurada y solamente ella sea estudiada con método y orden. Lo que se trata de indicar mediante esta expresión es que por la Teología Sistemática estudiamos la Revelación como un todo en su carácter orgánico y estructural, como un sistema de doctrina y de moral. Y ello de tal manera que se nos ofrecen las grandes verdades de la Revelación —resultado de la actividad reveladora y salvadora de Dios— en forma sintética y no fragmentada; recoge la totalidad de la revelación sobre cada doctrina y principio y nos ofrece el resultado completo; ofrece igualmente la concatenación e interdependencia de las varias verdades reveladas y las presenta en su valor eterno y no solamente en sus contextos históricos particulares como hace la Teología Bíblica.
La Teología Sistemática depende de la Teología Bíblica de la cual se nutre; su material básico es el que le ofrece la exégesis del texto bíblico y su sentido original en el contexto de la historia de la salvación y la revelación. Aquí, la Teología Evangélica difiere de otros sistemas puesto que todo lo que no sea la Revelación es material espúreo y convocatoria de autoridades apócrifas. Insistiremos, después, sobre este punto.
El Curso de Formación Teológica Evangélica en que aparece este volumen, es básicamente un Curso de Teología Sistemática, pero abierto también a las ricas perspectivas de la Teología Práctica (Apologética y Pastoral) o Histórica y Dogmática que ya en este primer volumen empezamos a recorrer (véanse lecciones en Parte Segunda sobre Religiones no cristianas).
La verdad en las Escrituras se nos da de manera viva. La Biblia no es un catecismo, ni un tratado teológico. Al producirse en medio de la historia concreta de los hombres, la Palabra de Dios ha llegado a nosotros de forma dinámica y vivencial. La labor del teólogo es sistematizar todas estas realidades divinas, sembradas a lo largo del devenir histórico de Israel, para así poder comprender su estructura y su armonía interna. Kevan dijo que la perspectiva devocional equivale a la admiración que sentimos por una rosa y al hecho de olerla, mientras que el enfoque teológico representa la disección de dicha rosa. La Teología Sistemática busca la claridad lógica, con tal de explicitar los datos revelados.
Dado que la Teología Sistemática no se produce en un vacío, es asimismo tributaria de la Teología Histórica o Dogmática, así como de la Apologética y la Etica a las cuales ella presta su primer concurso que luego le es devuelto. La Teología no puede quedar divorciada de las tareas pastorales, de las exigencias misioneras y de la misma adoración de la Iglesia. Tiene que ser una reflexión hecha desde dentro de las situaciones, las preocupaciones del mundo contemporáneo a ella. La Teología tiene que escribirse en el trajín de las tareas evangelizadoras y pastorales del pueblo de Dios. La Teología no debiera ser nunca una meditación estática, no debería aislarse como en una torre de marfil, sino que tiene que ser algo encarnado y comprometido con el pueblo de Dios y toda su problemática. Siendo así, en sus reflexiones no puede olvidar la Teología lo que han pensado otros, en otros tiempos u hoy mismo y con ello echa mano de la Teología Histórica, de la Apologética y de la Etica. Es de esta manera que la Teología Sistemática se ve obligada, en ocasiones, a tomar el método antitético (así en la Segunda Parte de esta obra, al enfrentarnos con las religiones no cristianas y sus pretensiones frente a la Revelación bíblica), si bien su método normal y fundamental es el «tético» y positivo.
Cada Teología Sistemática por su parte, y mediante su contribución, enriquece a la Teología Histórica o Dogmática de la que pasa a formar parte.
CUESTIONARIO:
1. ¿Qué entiende usted por Teología? — 2. ¿Es una ciencia la Teología? — 3. Defina la Teología Bíblica. — 4. ¿Qué es la Teología Sistemática?
LECCION 2.ªLA TEOLOGIA: DEFINICION (2)
3)Teología Histórica o Dogmática
Podría denominarse también Historia de las Doctrinas; en cualquier caso se trata de exponer en su trayectoria histórica el impacto de la verdad de la revelación en el pueblo de Dios desde el final del período apostólico hasta nuestros días, y la manera en que este impacto ha obrado en la vida de la Iglesia.
Se traza en este apartado teológico el desarrollo doctrinal, el proceso mediante el cual el pueblo de Dios ha ido adquiriendo una mayor comprensión de las verdades reveladas y las fructíferas avenidas que se le abren a la meditación cristiana.
La Teología Sistemática presta su concurso insustituible a la Teología Histórica, pero ésta a su vez se lo presta de nuevo a aquélla con las perspectivas y los discernimientos aprendidos del pasado, de los que saca instrucción tanto de las victorias como de las apostasías de pasados siglos.
Vemos, pues, una profunda inter-relación en el trabajo teológico y entre sus varias secciones.
Una rama muy importante de la Teología Histórica es la que estudia los Símbolos o Credos que las distintas Iglesias han ido formulando para confesar su fe delante del mundo y de las doctrinas heterodoxas. Es realmente importante este estudio por la precisión con que han sido definidas a veces ciertas enseñanzas bíblicas y por la comprensión que nos da de las dificultades y los embates con que han tenido que enfrentarse las varias ramas de la Iglesia a lo largo de los siglos. Esta dimensión confesante de la fe, por medio de las formulaciones doctrinales, nos enseña cómo la dinámica de la ortodoxia ha tenido que expresar su fe en medio de los tiempos y navegando contra corrientes poderosas de pensamiento.
4)Teología práctica o Etica
Ha sido definida como la Teología en acción; es decir, la aplicación de la doctrina a la vida práctica.
Una de sus vertientes más importantes es la Teología Pastoral, que trata de la llamada «cura de almas» y tiene que ver con la compleja y múltiple actividad del pastor —o los pastores— que apacientan los rebaños del Señor.
La sección moral, o ética, no es menos importante hoy cuando las corrientes de la «nueva moral», o la «moral de situación» tratan de destruir los fundamentos bíblicos de la conducta cristiana. Los volúmenes X y XI de esta colección versarán sobre ETICA CRISTIANA y PASTORAL Y HOMILETICA; allí podrá el lector y estudioso encontrar estas materias tratadas con más extensión. Por el momento, remitimos al libro Iglesia, sociedad y ética cristiana (José Grau, J. M. Martínez, Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona, 1971).
Huelga decir que sin una sólida base de Teología Bíblica y Teología Sistemática, la reflexión ética adolecerá de superficialidad y será coto abierto a toda suerte de incursiones exóticas. Tal es el caso de mucho del secularismo que ponen de moda algunos teólogos, ignorando la doctrina bíblica de las realidades seculares tan rica en sugerencias y tan generosa en avenidas que todavía no han sido suficientemente recorridas. Asimismo, la experiencia que aporta la Teología Histórica no le viene nada mal a la Teología práctica, o Etica, puesto que puede evitarle muchos tropiezos innecesarios. Un ejemplo elocuente de no prestar suficiente atención a esas otras especialidades nos lo ofrece mucho del Catolicismo progresista moderno, el cual después de fustigar al clericalismo está cayendo él en un nuevo clericalismo cuya única diferencia con el antiguo es que ha mudado de colores. Asimismo el Protestantismo de signo liberal (modernismo teológico) se ve arrastrado a un nuevo constantinismo pese a haberlo condenado en el pasado de manera apasionada.2
La concatenación teológica
Como resumen de las varias especialidades del quehacer teológico, ofrecemos el siguiente diagrama que nos ayudará a captar la perspectiva de sus diversas inter-relaciones:
Kevan escribe que la Teología Bíblica aporta los materiales para la construcción, la Teología Histórica los pule y la Teología Sistemática levanta el edificio. Podríamos añadir que, luego, la Teología Práctica enseña cómo vivir en dicho edificio. O, como lo expresó H. Bavinck, la Teología Sistemática describe lo que Dios ha hecho por el hombre, mientras que la Etica describe lo que el hombre debería hacer en su servicio de gratitud por Dios (H. Bavinck, Gereformeerde Dogmatiek).
El estudiante habrá observado que no hay lugar, en nuestra presentación de las múltiples especialidades teológicas, para la Teología Natural. En la Segunda Parte y capítulos del XVI al XVIII, encontrará el lector las razones de esta omisión. Es éste uno de los puntos de mayor divergencia con el Catolicismo Romano, sistema que ha desarrollado la Teología Natural.
CUESTIONARIO:
1. ¿Qué entendemos por Teología Histórica o Dogmática? — 2. Defina la Teología Práctica o Etica. — 3. Enumere las divisiones más importantes de la Teología.
2. J. M. Martínez-J. Grau, Iglesia, sociedad 11 ética cristiana. p. 32. Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona, 1971.
LECCION 3.ªLOS GRANDES SISTEMAS TEOLOGICOS (1)
Todo intento de hacer teología parte del supuesto de que la autoridad de Dios es la suprema norma de la verdad. Pero se producen distintas apreciaciones en lo que respecta a entender la manera cómo —y cuándo— dicha autoridad divina halla expresión. Esto determina el carácter y la naturaleza completamente distintos de los varios sistemas teológicos. Estos pueden resumirse, básicamente, en cuatro grandes sistemas:
1)La Teología Católico-Romana
Tradicionalmente, al menos así lo promulgó Trento y el Vaticano I, la Iglesia de Roma venía insistiendo en que la Revelación llegaba a nosotros por medio de dos canales: la Biblia y la Tradición. El acceso a ambas nos viene mediado por el magisterio de la Iglesia romana que determina lo que hemos de recibir y cómo hemos de interpretarlo. Por Biblia, Roma entiende las Escrituras hebreo-cristianas con el añadido de los libros del llamado «canon alejandrino» (ver, más adelante, Parte Tercera, lecciones sobre los Apócrifos) en el Antiguo Testamento. Por Tradición (llamada divino-apostólica o constitutiva) entiende las supuestas verdades reveladas pero no escritas, sino transmitidas por vía oral y que han pasado hasta nosotros por medio de la Iglesia. (Cf. Francisco Lacueva, Catolicismo romano, volumen VIII de esta misma colección.)
Cierto que hay teólogos católicos, mayormente del norte de Europa o de América, que se inclinaron por una sola Fuente o Depósito de la Revelación asignando a la Tradición el papel de intérprete de dicha Revelación. Esto ocurría, sobre todo, antes del Vaticano II. Después de celebrado este concilio, la cuestión se ha complicado, pues en sus definiciones —«ambiguas», como señala F. Lacueva— no sólo parece mantener la doctrina tradicional de las dos fuentes, sino que introduce un nuevo concepto, «el encarnacional»,3 mediante el cual, como escribe el citado autor «Escritura y Tradición vienen a encontrarse y como a fundirse en el Magisterio de la Iglesia». Aunque no es propiamente órgano de Revelación, sí lo es de transmisión, órgano indispensable y prácticamente insustituible.
La Iglesia romana, a lo largo de los siglos, ha ido promulgando definiciones «infalibles» que querían ser explicitación de ciertos aspectos de la fe supuestamente implícitos antes en la creencia del pueblo de Dios. Estas definiciones atan al miembro de dicha Iglesia con peligro de condenación si no las acata.
Desde un punto de vista reformado, evangélico, esta actitud ha cargado a dicha Iglesia con un lastre de materiales extra-bíblicos. En primer lugar, porque muchas de estas definiciones no lo son del texto bíblico ni de doctrinas bíblicas sino de creencias que ciertas tradiciones han ido desarrollando a espaldas de la Revelación y, finalmente, se las ha querido ver integradas en el depósito de la fe.
Podríamos decir que la «hinchazón eclesial» no ha alcanzado el grado de desarrollo que en la confesión romana. Las Iglesias orientales sólo reconocen como infalibles las decisiones de los siete primeros concilios tenidos por ecuménicos (a diferencia de Roma que admite otros catorce concilios, de obediencia vaticana) y rechaza la infalibilidad del obispo romano. No obstante, también aquí la Tradición y la autoridad eclesiástica se yuxtaponen a la autoridad de la Palabra y constituyen los elementos más importantes para las formulaciones dogmáticas.
Tanto el teólogo católico-romano, como el oriental, han de estar atentos no sólo a la voz de la Palabra sino a la de la Tradición de su Iglesia.
CUESTIONARIO:
1. Explique el concepto católico-romano de la Teología. — 2. ¿Qué entiende V. Subilia por «la Iglesia sola» en contraposición al principio reformado «Sola Scriptura»? — 3. ¿Qué ha motivado en la Iglesia romana la promulgación de definiciones infalibles? — 4. ¿Qué lugar ocupa la Biblia en la Teología católico-romana?
3. El concilio Vaticano II, en su Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación, p. 8, afirma «que cuanto los Apóstoles enseñaron y escribieron «va creciendo en la Iglesia», de manera que «la Iglesia camina constantemente, al compás de los siglos, a la plenitud de la verdad divina, hasta que se cumplan plenamente en ella las palabras de Dios... Así., Dios, que habló en otros tiempos, sigue conversando siempre con la Esposa de su Hijo amado».
Más aún, Escritura y Tradición vienen a encontrarse —y como a fundirse— en el Magisterio de la Iglesia, constituyendo así un trío tan interpenetrado esencialmente, que «ninguno puede subsistir sin los otros» (Const. Dogmática sobre la Divina Revelación, p. 10). Esto significa un cambio radical de perspectiva (aunque no de fondo) del problema de las «Fuentes de la Revelación». Como muy bien ha hecho notar el Prof. V. Subilia, ya no podemos seguir hablando de la Escritura sola, ni de Escritura y Tradición, al referirnos a la enseñanza católica actual, sino de la Iglesia sola, es decir, la Palabra de Dios no es ya propiamente el foco que ilumina a la Iglesia, sino que es la Iglesia el foco que ilumina a la Biblia». Francisco Lacueva, op. cit., pp. 54 y 55.