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Los comentarios de esta serie, The New Internacional Commentary on the New Testament, están considerados en el mundo anglófono como unos de los comentarios más serios y recomendables: están al corriente de la erudición moderna y, a la vez, son fieles a la Escritura como Palabra de Dios. Los autores de esta serie analizan el texto griego de forma detallada, deteniéndose a considerar temas contextuales y exegéticos, y el sentido general del texto. Además, en las notas a pie de página o en los apéndices tratan aspectos más técnicos como problemas gramaticales, textuales e históricos, facilitando el texto griego cuando es necesario. De hecho, este comentario es como dos comentarios en uno: el comentario propiamente dicho ofrece una interpretación del texto excelente y completa, fácil de entender, y las notas a pie de página llevan al lector al texto original y a cuestiones más académicas. Así, esta serie es accesible a todo creyente y, además, una herramienta útil para pastores y profesores.
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Veröffentlichungsjahr: 2007
Comentarioal libro delApocalipsis
Robert H. Mounce
Editorial CLIE
C/ Ferrocarril, 8
08232 VILADECAVALLS (Barcelona) ESPAÑA
E-mail: [email protected]
Internet: http://www.clie.es
COMENTARIO AL LIBRO DEL APOCALIPSIS
Robert H. Mounce
Publicado originalmente en inglés con el título The book of revelation
Primera edición ©1977
y edición revisada ©1998 by Wm. B. Eerdmans Publishing Co.
© 2007 por Editorial Clie para esta edición en castellano
Todos los derechos reservados
Director de la colección: Dr. Matt Williams
Traducción:
Pedro L. Gómez Flores
Equipo editorial (revisión y corrección):
Anabel Fernández Ortiz y Dorcas González Bataller
Diseño de cubiertas: Ismael López Medel
ISBN: 978-84-8267-508-4
eISBN 978-8-4826-7665-4
Clasifíquese: 283 COMENTARIOS DEL NT: Apocalipsis
C.T.C. 01-02-0283-18
COLECCIÓN TEOLÓGICA CONTEMPORÁNEA:libros publicados
Estudios bíblicos
Michael J. Wilkins & J.P. Moreland (editores), Jesús bajo sospecha
F.F. Bruce, Comentario de la Epístola a los Gálatas
Peter H. Davids, La Primera Epístola de Pedro
Gordon Fee, Comentario de la Epístola a los Filipenses
Murray J. Harris, 3 preguntas clave sobre Jesús
Leon Morris, El Evangelio de Juan, 2 volúmenes
Robert H. Mounce, Comentario al Libro del Apocalipsis
Robert H. Stein, Jesús, el Mesías: Un estudio de la vida de Cristo
Estudios teológicos
Richard Bauckham, Dios Crucificado: Monoteísmo y Cristología en el Nuevo Testamento
G.E. Ladd, Teología del Nuevo Testamento
Leon Morris, Jesús es el Cristo: Estudios sobre la Teología Joánica
N.T. Wright, El verdadero pensamiento de Pablo
Clark H. Pinnock, Revelación bíblica: el fundamento de la teología cristiana
Estudios ministeriales
Bonnidell Clouse & Robert G. Clouse, eds., Mujeres en el ministerio. Cuatro puntos de vista
Michael Green & Alister McGrath, ¿Cómo llegar a ellos? Defendamos y comuniquemos la fe cristiana a los no creyentes
Wayne. A. Grudem, ed., ¿Son vigentes los dones milagrosos? Cuatro puntos de vista
J. Matthew Pinson, ed., La seguridad de la Salvación. Cuatro puntos de vista
Dallas Willard, Renueva tu Corazón: Sé como Cristo
Gregory J. Ogden, Discipulado que transforma: el modelo de Jesús
Gregory J. Ogden, Manual del discipulado: creciendo y ayudando a otros a crecer
Índice
Presentación de la Colección Teológica Contemporánea
Prólogo del editor (primera edición)
Prólogo del editor (edición revisada)
Prefacio del autor a la primera edición
Prefacio del autor (edición revisada)
Abreviaturas
INTRODUCCIÓN
I. EL LIBRO DE APOCALIPSIS Y LA LITERATURA APOCALÍPTICA
II. AUTORÍA
III. FECHA
IV. CIRCULACIÓN Y RECEPCIÓN EN LA IGLESIA PRIMITIVA
V. ACERCAMIENTOS A LA INTERPRETACIÓN
VI. EL LENGUAJE DEL LIBRO DE APOCALIPSIS
VII ESTRUCTURA
VIII. ANÁLISIS
TEXTO, EXPOSICIÓN Y NOTAS
I. PRÓLOGO (1:1-20)
II. CARTAS A LAS SIETE IGLESIAS (2:1-3:22)
III. ADORACIÓN EN LA CORTE CELESTIAL (4:1-5:14)
IV. LOS SIETE SELLOS (6:1-8:1)
V. LAS SIETE TROMPETAS (8:2-11:19)
VI. EL CONFLICTO ENTRE LA IGLESIA Y LOS PODERES DEL MAL (12:1-14:5)
VII. LAS SIETE ÚLTIMAS PLAGAS (15:1-16:21)
VIII. LA CAÍDA DE BABILONIA(17:1-19:5)
IX. LA VICTORIA FINAL (19:6-20:5)
X. NUEVOS CIELOS Y NUEVA TIERRA (21:1-22:5)
XI. EPÍLOGO (22:6-21)
Bibliografía selecta de la edición original
Bibliografía adicional de la edición en español
Presentación de laColección Teológica Contemporánea
Cualquier estudiante de la Biblia sabe que hoy en día la literatura cristiana evangélica en lengua castellana aún tiene muchos huecos que cubrir. En consecuencia, los creyentes españoles muchas veces no cuentan con las herramientas necesarias para tratar el texto bíblico, para conocer el contexto teológico de la Biblia, y para reflexionar sobre cómo aplicar todo lo anterior en el transcurrir de la vida cristiana.
Esta convicción fue el principio de un sueño: la «Colección Teológica Contemporánea.» Necesitamos más y mejores libros para formar a nuestros estudiantes y pastores para su ministerio. Y no solo en el campo bíblico y teológico, sino también en el práctico - si es que se puede distinguir entre lo teológico y lo práctico -, pues nuestra experiencia nos dice que por práctica que sea una teología, no aportará ningún beneficio a la Iglesia si no es una teología correcta.
Sería magnífico contar con el tiempo y los expertos necesarios para escribir libros sobre las áreas que aún faltan por cubrir. Pero como éste no es un proyecto viable por el momento, hemos decidido traducir una serie de libros escritos originalmente en inglés.
Queremos destacar que además de trabajar en la traducción de estos libros, en muchos de ellos hemos añadido preguntas de estudio al final de cada capítulo para ayudar a que tanto alumnos como profesores de seminarios bíblicos, como el público en general, descubran cuáles son las enseñanzas básicas, puedan estudiar de manera más profunda, y puedan reflexionar de forma actual y relevante sobre las aplicaciones de los temas tratados. También hemos añadido en la mayoría de los libros una bibliografía en castellano, para facilitar la tarea de un estudio más profundo del tema en cuestión.
En esta «Colección Teológica Contemporánea», el lector encontrará una variedad de autores y tradiciones evangélicos de reconocida trayectoria. Algunos de ellos ya son conocidos en el mundo de habla hispana (como F.F. Bruce, G.E. Ladd y L.L. Morris). Otros no tanto, ya que aún no han sido traducidos a nuestra lengua (como N.T. Wright y R. Bauckham); no obstante, son mundialmente conocidos por su experiencia y conocimiento.
Todos los autores elegidos son de una seriedad rigurosa y tratan los diferentes temas de forma profunda y comprometida. Así, todos los libros son el reflejo de los objetivos que esta colección se ha propuesto:
Traducir y publicar buena literatura evangélica para pastores, profesores y estudiantes de la Biblia.
Publicar libros especializados en las áreas donde hay una mayor escasez.
La “Colección Teológica Contemporánea” es una serie de estudios bíblicos y teológicos dirigida a pastores, líderes de iglesia, profesores y estudiantes de seminarios e institutos bíblicos, y creyentes en general, interesados en el estudio serio de la Biblia. La colección se dividirá en tres áreas:
Estudios bíblicos
Estudios teológicos
Estudios ministeriales
Esperamos que estos libros sean una aportación muy positiva para el mundo de habla hispana, tal como lo han sido para el mundo anglófono y que, como consecuencia, los cristianos – bien formados en Biblia y en Teología – impactemos al mundo con el fin de que Dios, y solo Dios, reciba toda la gloria.
Queremos expresar nuestro agradecimiento a los que han hecho que esta colección sea una realidad, a través de sus donativos y oraciones. “Tu Padre ... te recompensará”.
DR. MATTHEW C. WILLIAMS
Editor de la Colección Teológica Contemporánea
Profesor en IBSTE (Barcelona) y Talbot School of Theology
(Los Angeles, CA., EEUU)
Lista de títulos
A continuación presentamos los títulos de los libros que publicaremos, DM, en los próximos tres años, y la temática de las publicaciones donde queda pendiente asignar un libro de texto. Es posible que haya algún cambio, según las obras que publiquen otras editoriales, y según también las necesidades de los pastores y de los estudiantes de la Biblia. Pero el lector puede estar seguro de que vamos a continuar en esta línea, interesándonos por libros evangélicos serios y de peso.
Estudios bíblicos
Nuevo Testamento
D.A. Carson, Douglas J. Moo, Leon Morris, Una Introducción al Nuevo Testamento [An Introduction to the New Testament, rev. ed., Grand Rapids, Zondervan, 2005]. Se trata de un libro de texto imprescindible para los estudiantes de la Biblia, que recoge el trasfondo, la historia, la canonicidad, la autoría, la estructura literaria y la fecha de todos los libros del Nuevo Testamento. También incluye un bosquejo de todos los documentos neotestamentarios, junto con su contribución teológica al Canon de las Escrituras. Gracias a ello, el lector podrá entender e interpretar los libros del Nuevo Testamento a partir de una acertada contextualización histórica.
Jesús
Murray J. Harris, 3 preguntas clave sobre Jesús [Three Crucial Questions about Jesus, Grand Rapids: Baker, 1994]. ¿Existió Jesús? ¿Resucitó Jesús de los muertos? ¿Es Jesús Dios? Jesús es uno de los personajes más intrigantes de la Historia. Pero, ¿es verdad lo que se dice de Él? 3 preguntas clave sobre Jesús se adentra en las evidencias históricas y bíblicas que prueban que la fe cristiana auténtica no es un invento ni una locura. Jesús no es un invento, ni fue un loco. ¡Descubre su verdadera identidad!
Robert H. Stein, Jesús, el Mesías: Un Estudio de la Vida de Cristo [Jesus the Messiah: A Survey of the Life of Christ, Downers Grove, IL; Leicester, England: InterVarsity Press, 1996]. Hoy en día hay muchos escritores que están adaptando el personaje y la historia de Jesús a las demandas de la era en la que vivimos. Este libro establece un diálogo con esos escritores, presentando al Jesús bíblico. Además, nos ofrece un estudio tanto de las enseñanzas como de los acontecimientos importantes de la vida de Jesús. Stein enseña Nuevo Testamento en Bethel Theological Seminary, St. Paul, Minnesota, EE.UU. Es autor de varios libros sobre Jesús, y ha tratado el tema de las parábolas y el problema sinóptico, entre otros.
Michael J. Wilkins & J.P. Moreland (editores), Jesús bajo sospecha, Terrassa: CLIE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 4, 2003. Una defensa de la historicidad de Jesús, realizada por una serie de expertos evangélicos en respuesta a “El Seminario de Jesús,” un grupo que declara que el Nuevo Testamento no es fiable y que Jesús fue tan solo un ser humano normal.
Juan
Leon Morris, Comentario del Evangelio de Juan [Commentary on John, 2nd edition, New International Commentary on the New Testament; Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishers, 1995]. Los comentarios de esta serie, New International Commentary on the New Testament, están considerados en el mundo anglófono como unos de los comentarios más serios y recomendables. Analizan el texto de forma detallada, deteniéndose a considerar temas contextuales y exegéticos, y el sentido general del texto.
Romanos
Douglas J. Moo, Comentario de Romanos [Commentary on Romans, New International Commentary on the New Testament; Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishers, 1996]. Moo es profesor de Nuevo Testamento en Wheaton College. Los comentarios de esta serie, New International Commentary on the New Testament, están considerados en el mundo anglófono como unos de los comentarios más serios y recomendables. Analizan el texto de forma detallada, deteniéndose a considerar temas contextuales y exegéticos, y el sentido general del texto.
Gálatas
F.F. Bruce, Comentario de la Epístola a los Gálatas, Terrassa: CLIE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 7, 2004.
Filipenses
Gordon Fee, Comentario de la Epístola a los Filipenses [Commentary on Philippians, New International Commentary on the New Testament; Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishers, 1995]. Los comentarios de esta serie, New International Commentary on the New Testament, están considerados en el mundo anglófono como unos de los comentarios más serios y recomendables. Analizan el texto de forma detallada, deteniéndose a considerar temas contextuales y exegéticos, y el sentido general del texto.
Pastorales
Gordon Fee, Comentario a 1ª y 2ª Timoteo, y Tito. El comentario de Fee sobre 1ª y 2ª a Timoteo y sobre Tito está escrito de una forma accesible, pero a la vez profunda, pensando tanto en pastores y estudiantes de seminario como en un público más general. Empieza con un capítulo introductorio que trata las cuestiones de la autoría, el contexto y los temas de las epístolas, y luego ya se adentra en el comentario propiamente dicho, que incluye notas a pie de página para profundizar en los detalles textua-les que necesitan mayor explicación.
Primera de Pedro
Peter H. Davids, La Primera Epístola de Pedro, Terrassa: CLIE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 10, 2004. Los comentarios de esta serie, New International Commentary on the New Testament, están considerados en el mundo anglófono como unos de los comentarios más serios y recomendables. Analizan el texto de forma detallada, deteniéndose a considerar temas contextuales y exegéticos, y el sentido general del texto. Davids enseña Nuevo Testamento en Regent College, Vancouver, Canadá.
Apocalipsis
Robert H. Mounce, El Libro de Apocalipsis [The Book of Revelation, rev. ed., New International Commentary on the New Testament; Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishers, 1998]. Los comentarios de esta serie, New International Commentary on the New Testament, están considerados en el mundo anglófono como unos de los comentarios más serios y recomendables. Analizan el texto de forma detallada, deteniéndose a considerar temas contextuales y exegéticos, y el sentido general del texto. Mounce es presidente emérito de Whitworth College, Spokane, Washington, EE.UU., y en la actualidad es pastor de Christ Community Church en Walnut Creek, California.
Estudios teológicos
Cristología
Richard Bauckham, Dios Crucificado: Monoteísmo y Cristología en el Nuevo Testamento, Terrassa: CLIE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 6, 2003. Bauckham, profesor de Nuevo Testamento en St. Mary’s College de la Universidad de St. Andrews, Escocia, conocido por sus estudios sobre el contexto de los Hechos, por su exégesis del Apocalipsis, de 2ª de Pedro y de Santiago, explica en esta obra la información contextual necesaria para comprender la cosmovisión monoteísta judía, demostrando que la idea de Jesús como Dios era perfectamente reconciliable con tal visión.
Teología del Nuevo Testamento
G.E. Ladd, Teología del Nuevo Testamento, Terrassa: CLIE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 2, 2002. Ladd era profesor de Nuevo Testamento y Teología en Fuller Theological Seminary (EE.UU.); es conocido en el mundo de habla hispana por sus libros Creo en la resurrección de Jesús, Crítica del Nuevo Testamento, Evangelio del Reino y Apocalipsis de Juan: Un comentario. Presenta en esta obra una teología completa y erudita de todo el Nuevo Testamento.
Teología joánica
Leon Morris, Jesús es el Cristo: Estudios sobre la Teología Joánica, Terrassa: CLIE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 5, 2003. Morris es muy conocido por los muchos comentarios que ha escrito, pero sobre todo por el comentario de Juan de la serie New International Commentary of the New Testament. Morris también es el autor de Creo en la Revelación, Las cartas a los Tesalonicenses, El Apocalipsis, ¿Por qué murió Jesús?, y El salario del pecado.
Teología paulina
N.T. Wright, El verdadero pensamiento de Pablo, Terrassa: CLIE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 1, 2002. Una respuesta a aquellos que dicen que Pablo comenzó una religión diferente a la de Jesús. Se trata de una excelente introducción a la teología paulina y a la «nueva perspectiva» del estudio paulino, que propone que Pablo luchó contra el exclusivismo judío y no tanto contra el legalismo.
Teología Sistemática
Millard Erickson, Teología sistemática [Christian Theology, 2nd edition, Grand Rapids: Baker, 1998]. Durante quince años esta teología sistemática de Millard Erickson ha sido utilizada en muchos lugares como una introducción muy completa. Ahora se ha revisado este clásico teniendo en cuenta los cambios teológicos, igual que los muchos cambios intelectuales, políticos, económicos y sociales.
Teología Sistemática: Revelación/Inspiración
Clark H. Pinnock, Revelación bíblica: el fundamento de la teología cristiana, Prefacio de J.I. Packer, Terrassa: CLIE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 8, 2004. Aunque conocemos los cambios teológicos de Pinnock en estos últimos años, este libro, de una etapa anterior, es una defensa evangélica de la infalibilidad y veracidad de las Escrituras.
Estudios ministeriales
Apologética/Evangelización
Michael Green & Alister McGrath, ¿Cómo llegar a ellos? Defendamos y comuniquemos la fe cristiana a los no creyentes, Terrassa: CLIE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 3, 2003. Esta obra explora la Evangelización y la Apologética en el mundo postmoderno en el que nos ha tocado vivir, escrito por expertos en Evangelización y Teología.
Discipulado
Gregory J. Ogden, Discipulado que transforma: el modelo de Jesús [Transforming Discipleship: Making Disciples a Few at a Time, Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2003]. Si en nuestra iglesia no hay crecimiento, quizá no sea porque no nos preocupemos de las personas nuevas, sino porque no estamos discipulando a nuestros miembros de forma eficaz. Muchas veces nuestras iglesias no tienen un plan coherente de discipulado y los líderes creen que les faltan los recursos para animar a sus miembros a ser verdaderos seguidores de Cristo. Greg Ogden habla de la necesidad del discipulado en las iglesias locales y recupera el modelo de Jesús: lograr un cambio de vida invirtiendo en la madurez de grupos pequeños para poder llegar a todos. La forma en la que Ogden trata este tema es bíblica, práctica e increíblemente eficaz; ya se ha usado con mucho éxito en cientos de iglesias.
Gregory J. Ogden, Manual del discipulado: creciendo y ayudando a otros a crecer. Cuando Jesús discipuló a sus seguidores lo hizo compartiendo su vida con ellos. Este manual es una herramienta diseñada para ayudarte a seguir el modelo de Jesús. Te ayudará a profundizar en la fe cristiana y la de los otros creyentes que se unan a ti en este peregrinaje hacia la madurez en Cristo. Jesús tuvo la suficiente visión como para empezar por lo básico. Se limitó a discipular a unos pocos, pero eso no limitó el alcance de sus enseñanzas. El Manual del discipulado está diseñado para ayudarte a influir en otros de la forma en que Jesús lo hizo: invirtiendo en unos pocos.
Dones/Pneumatología
Wayne. A. Grudem, ed., ¿Son vigentes los dones milagrosos? Cuatro puntos de vista, Terrassa: CLIE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 9, 2004. Este libro pertenece a una serie que se dedica a exponer las diferentes posiciones que hay sobre diversos temas. Esta obra nos ofrece los argumentos de la perspectiva cesacionista, abierta pero cautelosa, la de la Tercera Ola, y la del movimiento carismático; cada una de ellas acompañadas de los comentarios y la crítica de las perspectivas opuestas.
Hermenéutica/Interpretación
J. Scott Duvall & J. Daniel Hays, Entendiendo la Palabra de Dios [Grasping God’s Word, rev. ed., Grand Rapids: Zondervan, 2005]. ¿Cómo leer la Biblia? ¿Cómo interpretarla? ¿Cómo aplicarla? Este libro salva las distancias entre los acercamientos que son demasiado simples y los que son demasiado técnicos. Empieza recogiendo los principios generales de interpretación y, luego, aplica esos principios a los diferentes géneros y contextos para que el lector pueda entender el texto bíblico y aplicarlo a su situación.
La Homosexualidad
Thomas E. Schmidt, El debate sobre la homosexualidad: compasión y claridad. Escribiendo desde una perspectiva cristiana evangélica y con una profunda empatía, Schmidt trata el debate actual sobre la homosexualidad: La definición bíblica de la homosexualidad; Lo que la Biblia dice sobre la homosexualidad; ¿Se puede nacer con orientación homosexual?; Las recientes reconstrucciones pro-gay de la Historia y de la Biblia; Los efectos sobre la salud del comportamiento homosexual. Debido a toda la investigación que el autor ha realizado y a todos los argumentos que presenta, este libro es la respuesta cristiana actual más convincente y completa que existe en cuanto al tema de la homosexualidad.
Misiones
John Piper, ¡Alégrense las Naciones!: La Soberanía de Dios y las Misiones. Usando textos del Antiguo y del Nuevo Testamento, Piper demuestra que la adoración es el fin último de la Iglesia, y que una adoración correcta nos lleva a la acción misionera. Según él, la oración es el combustible de la obra misionera porque se centra en una relación con Dios y no tanto en las necesidades del mundo. También habla del sufrimiento que se ha de pagar en el mundo de las misiones. No se olvida de tratar el debate sobre si Jesús es el único camino a la Salvación.
Mujeres en la Iglesia
Bonnidell Clouse & Robert G. Clouse, eds., Mujeres en el ministerio. Cuatro puntos de vista [Women in Ministry: Four Views, Downers Grove: IVP, 1989]. Este libro pertenece a una serie que se dedica a exponer las diferentes posiciones que hay sobre diversos temas. Esta obra nos ofrece los argumentos de la perspectiva tradicionalista, la que aboga en pro del liderazgo masculino, en pro del ministerio plural, y la de la aproximación igualitaria; todas ellas acompañadas de los comentarios y la crítica de las perspectivas opuestas.
Predicación
Bill Hybels, Stuart Briscoe, Haddon Robinson, Predicando a personas del s. XXI [Mastering Contemporary Preaching, Multnomah Publications, 1990]. Éste es un libro muy útil para cualquier persona con ministerio. Su lectura le ayudará a entender el hecho en sí de la predicación, las tentaciones a las que el predicador se tiene que enfrentar, y cómo resistirlas. Le ayudará a conocer mejor a las personas para quienes predica semana tras semana, y a ver cuáles son sus necesidades. Este libro está escrito en lenguaje claro y cita ejemplos reales de las experiencias de estos tres grandes predicadores: Bill Hybels es pastor de Willow Creek Community Church, Stuart Briscoe es pastor de Elmbrook Church, y Haddon Robinson es presidente del Denver Seminary y autor de La predicación bíblica.
Soteriología
J. Matthew Pinson, ed., La Seguridad de la Salvación. Cuatro puntos de vista [Four Views on Eternal Security, Grand Rapids: Zondervan, 2002]. ¿Puede alguien perder la salvación? ¿Cómo presentan las Escrituras la compleja interacción entre la Gracia y el Libre albedrío? Este libro pertenece a una serie que se dedica a exponer las diferentes posiciones que hay sobre diversos temas. En él encontraremos los argumentos de la perspectiva del calvinismo clásico, la del calvinismo moderado, la del arminianismo reformado, y la del arminianismo wesleyano; todas ellas acompañadas de los comentarios y la crítica de las posiciones opuestas.
Vida cristiana
Dallas Willard, Renueva tu Corazón: Sé como Cristo, Terrassa: CLIE, Terrassa: CLIE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 13, 2004. No “nacemos de nuevo” para seguir siendo como antes. Pero: ¿Cuántas veces, al mirar a nuestro alrededor, nos decepcionamos al ver la poca madurez espiritual de muchos creyentes? Tenemos una buena noticia: es posible crecer espiritualmente, deshacerse de hábitos pecaminosos, y parecerse cada vez más a Cristo. Este bestseller nos cuenta cómo transformar nuestro corazón, para que cada elemento de nuestro ser esté en armonía con el reino de Dios.
PRÓLOGO DEL EDITOR
(PRIMERA EDICIÓN)
El antiguo editor general de esta serie, el difunto sr. Ned Bernard Stonehouse se había reservado para sí la redacción del volumen del libro de Apocalipsis del Nuevo Comentario Internacional del Nuevo Testamento. Su interés por este libro venía de lejos: en 1929 obtuvo su doctorado en la Free University of Amsterdam (Universidad Libre de Amsterdam) por la disertación The Apocalypse in the Ancient Church (el Apocalipsis en la Iglesia Antigua) y en el artículo «The Elders and the Living-Beings in the Apocalypse» (los ancianos y los seres viventes de Apocalipsis) apareció una muestra de su estudio exegético en la obra Arcana Revelata (1951), en honor de un antiguo maestro suyo, el profesor W. Grosheide. Sin embargo, cuando murió en 1962, el proyectado comentario aún no había adquirido una forma definida, y se hizo necesario encontrar a otra persona que pudiera acometer la tarea. Por suerte, el Dr. Robert H. Mounce estaba dispuesto a hacerlo, y en los años que siguieron ha venido consagrando a esta tarea casi todo su tiempo libre. El producto de esta dedicación está ahora ante nosotros.
En 1958, el Dr. Mounce se doctoró en la Universidad de Aberdeen con una tesis titulada «The New Testament Herald: His Mission and Message» (El Heraldo del Nuevo Testamento: su misión y mensaje). (En 1960, Eerdmans publicó una versión en cierto modo menos técnica de esta tesis con el título The Essential Nature of New Testament Preaching [La naturaleza esencial de la predicación del Nuevo Testamento]) Poco después de ello, entró a formar parte del personal docente del Departamento de Religión de la Western Kentucky University, donde ahora es decano del Potter College of Arts and Humanities. Fuera de los ámbitos académicos se le conoce, entre otras cosas, por sus colaboraciones periódicas en la sección «Here’s My Answer» (Ahí va mi respuesta) en la revista Eternity (Eternidad).
El Dr. Mounce ha reflexionado larga y hondamente respecto a los problemas del Apocalipsis, y sus conclusiones merecen una cuidadosa consideración. Para él, el espectador de la visión es el apóstol Juan. Evidentemente, la legitimidad de la autoridad con que habla el vidente está fuera de cualquier duda. Escribe como un profeta, alguien que, igual que los grandes profetas del Antiguo Testamento, ha sido admitido en el Concilio Celestial, donde ha visto cosas que ningún profeta anterior había visto. Si a su libro se le llama «la revelación de Jesucristo, que Dios le dio» es porque Juan vio realmente a Dios entregando la revelación, consignada en el rollo de los siete sellos, al Mesías que por medio de su sumisión a una muerte violenta consiguió la Victoria de todos los tiempos. El desenlace que Juan ve desvelarse ante sus ojos se sitúa en el fin de los tiempos, pero desde su perspectiva se trata de un periodo inminente. El regreso por parte del Cordero desde el lugar de su sacrificio a la gloria celestial y su entronización junto al Padre han inaugurado este proceso; su plena consumación no tardará mucho.
El mensaje del Apocalipsis estaba bien calculado para infundir ánimo y resolución a los cristianos abrumados bajo los abusos del Imperio Romano. Su Salvador había sido investido como Señor de la Historia, y el destino del mundo estaba en sus manos firmemente asegurado. Igual que él había vencido, se les anima también a ellos a vencer en la conflagración «por la sangre del Cordero y la palabra de su testimonio» Puesto que el futuro pertenecía a su Señor, era también de ellos, puesto que estaban de su parte: «nuestro Cordero ha vencido; sigámosle» Con muy pocas modificaciones, este mismo mensaje dirige una palabra de ánimo a todos aquellos que en cualquier momento de la Historia hayan sufrido o estén sufriendo por su fe.
Como en todas las anteriores ediciones de esta serie de comentarios, el texto inglés que sirve de base es el de la American Standard Version de 1901. A pesar de sus arcaísmos, esta versión con su traducción extraordinariamente literal (que sin duda la hace inadecuada para otros muchos propósitos) es admirablemente apta para servir como base de un comentario que se esfuerza en prestar minuciosa atención a los detalles del texto.
F.F. BRUCE
PRÓLOGO DEL EDITOR
(EDICIÓN REVISADA)
Esta edición revisada del comentario del Dr. Mounce al Libro de Apocalipsis representa una tercera línea de tradición en esta serie, que comenzó bajo la dirección de mi predecesor, el Sr. Bruce. Algunos comentarios que hasta aquel momento no habían sido publicados siguen en la lista de programación (en el momento de redactar este prólogo: Mateo, las Epístolas Pastorales, y Judas a 2a Pedro), no obstante han aparecido ya varios volúmenes que han venido a sustituir a sus antiguas versiones (Romanos, 1 y 2 Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, y las Epístolas de Juan). En otros casos (Marcos, Juan, Hechos, Colosenses a Filemón, Hebreos, y este comentario de Apocalipsis) se les pidió a los primeros autores que revisaran y actualizaran las obras que redactaron en su día.
La primera edición de este comentario apareció hace exactamente veinte años. Su vertiginoso registro de ventas demostró lo que varios críticos pronosticaron en su momento: este texto iba a convertirse en una obra de obligada referencia dentro de la tradición evangélica no dispensacionalista. Esta edición, además de basarse en la NIV y de haberse remodelado conforme al nuevo diseño de la serie, le ha dado al autor la oportunidad de reflexionar una vez más en el texto, y también de tener en cuenta los últimos estudios y descubrimientos de los expertos.
Como se ha observado en el primer prólogo del editor, el Dr. Mounce era decano de la Facultad de las Artes y Humanidades en la Western Kentucky University (Bowling Green) cuando se publicó la primera edición en 1977. Desde entonces fue presidente durante siete años del Whitworth College en Spokane, Washington (1981-1987), y después de «retirarse» aceptó desarrollar un ministerio pastoral en la Christ’s Community Church en Walnut Creek, California, durante un periodo provisional de tres meses que acabaron convirtiéndose en tres años y medio. Damos una calurosa bienvenida a esta revisión como parte de un constante proceso de superación que incrementa la utilidad de esta serie de comentarios.
GORDON D. FEE
PREFACIO DEL AUTOR
(PRIMERA EDICIÓN)
Según los primeros planes, iba a ser El Dr. Ned B. Stonehouse, también editor general de esta serie, quien redactaría el comentario de Apocalipsis en este Nuevo Comentario Internacional del Nuevo Testamento. Su muerte en 1962 representó una gran pérdida para la erudición del Nuevo Testamento. Un año más tarde, el profesor F. F. Bruce, que asumió la tarea de editar los volúmenes en preparación, me invitó a comentar el libro de Apocalipsis. Lamentablemente, el único contacto con el pensamiento del Dr. Stonehouse fue una serie de notas de clase que me suministró el Dr. William Lane, antes profesor del Gordon-Conwell Theological Seminary y ahora colega mío en la Western Kentucky University.
Durante la mayor parte de los primeros años me dediqué a leer todo lo que pude sobre el tema. Descubrir con profundidad el mundo de la apocalíptica fue una experiencia apasionante. La literatura de base tiene un atractivo especial, particularmente para aquellos a quienes sus responsabilidades profesionales les exigen invertir una buena parte de su tiempo y energía leyendo las obras de otros colegas. Dediqué bastante atención al desarrollo de un detallado análisis sintáctico del texto griego. Quería que fuera el propio libro el que me revelara desde dentro su estructura. Con demasiada frecuencia se le ha impuesto un bosquejo predeterminado. Los comentarios tienden a comenzar con una actitud abierta hacia el texto que después de pocos capítulos se va angostando para adquirir una rigidez que solo le permite decir al texto aquello que concuerda con el esquema en desarrollo. Declaraciones que en los primeros capítulos hubieran sido matizadas con adverbios como «quizá» o «probablemente» alcanzan entonces un grado de certeza que está fuera de toda proporción en relación con la evidencia de que se dispone.
Durante mi primer periodo de estudio me sentí un tanto abatido al saber que R. H. Charles había invertido veinticinco años en la preparación de su obra clásica en dos volúmenes sobre el Apocalipsis para el International Critical Commentary. Sin embargo, a medida que me daba cuenta de un modo más completo de la magnitud de la tarea, esta misma información se convirtió en una constante fuente de ánimo. Varios traslados, una determinación de no dejar sin padre a cinco niños en crecimiento, y un cambio de orientación profesional hacia la administración en el campo de la educación superior, no han contribuido precisamente a acelerar la finalización de este comentario.
Un problema de orden crítico al que tiene que hacer frente cualquiera que escriba acerca del libro del Apocalipsis procede del género literario de este texto. En cierto sentido, es difícil decir lo que significa cualquier cosa hasta tanto no se ha decidido el sentido del todo. La cuestión esencial es determinar la clase de literatura con que estamos tratando. El sine qua non para una exégesis satisfactoria es estar en posesión de una informada sensibilidad hacia las formas de pensamiento y el vocabulario de la literatura apocalíptica. Los vívidos y, con frecuencia estrafalarios, simbolismos del Apocalipsis han llevado a muchos autores contemporáneos, o bien a un literalismo difícil de defender o a un subjetivismo altamente imaginativo. Por mi parte, he intentado moverme en una posición intermedia porque considero que éste es el modo en que las siete iglesias de Asia del primer siglo a las que fue escrito el texto original, lo recibieron. Queda en manos del lector determinar hasta qué punto he conseguido este objetivo.
Mi deuda para con la erudición crítica de la literatura apocalíptica se refleja en las múltiples notas a pie de página que he ido insertando a lo largo del comentario. De entre los muchos comentarios valiosos acerca del Apocalipsis, los de Swete, Hort (lamentablemente, solo comenta los capítulos 1-3), Charles y Beckwith han sido los que me han aportado las observaciones más provechosas acerca del texto griego. Entre los autores actuales Austin Farrer y G. B. Caird son quienes con más frecuencia me han llevado a plantearme mi posición. Los excelentes, aunque relativamente breves, comentarios de F. F. Bruce, Leon Morris y George Ladd representan un acercamiento interpretativo común al que yo mismo me he incorporado por medio de mi propio estudio del texto. En ocasiones, sus obras me llevaron a plantearme si era necesario decir alguna otra cosa.
Se hace necesaria una nota acerca de mi método al referirme a las obras clásicas acerca del Apocalipsis. En lugar de insertar una nota completa de cada comentario he utilizado simplemente el nombre del autor y el número de página. Todos los nombres utilizados de este modo están reseñados en el listado de Abreviaturas, y en la sección A de la Bibliografía Selecta se ofrece una información exhaustiva de la publicación en cuestión. Mi intención con esto ha sido aligerar lo más posible el texto y las notas a pie de página sin privar, no obstante, al lector de la información adicional necesaria para su estudio posterior.
Aunque el comentario se basa en el texto de la American Standard Version (1901), he utilizado la Revised Standard Version para todas las demás citas bíblicas (excepto en aquellas en que se diga lo contrario). También he seguido la tercera edición del texto griego de las Sociedades Bíblicas Unidas, aunque normalmente he citado el aparato, en cierto modo simplificado, de G. D. Kilpatrick en la segunda edición del texto de la British and Foreign Bible Society (1958). El Textual Commentary on the Greek New Testament (Comentario Textual del Nuevo Testamento Griego) (1971) de Bruce M. Metzger ha sido especialmente provechoso.
Estoy hondamente agradecido a las muchas personas que de muchas y distintas formas me han prestado su ayuda. El profesor Bruce leyó uno de los primeros capítulos e hizo importantes sugerencias. Más adelante editó cuidadosamente la totalidad del manuscrito. Mi esposa Jean ha leído el texto de manera extensiva, y una y otra vez me ha forzado a apoyar una determinada posición sobre una base más firme de lo que lo había hecho hasta aquel momento. Dos excelentes secretarios, Phyllis Rzeszowski y Nelda Steen, han mecanografiado hasta la saciedad muchas porciones del manuscrito. Los doctores Dorothy y Bill McMahon han invertido generosamente mucho de su tiempo leyendo y corrigiendo las galeradas.
También estoy profundamente agradecido por la oportunidad de vivir en el mundo de Juan el Vidente durante la pasada década. Aunque puede que el significado específico de cada detalle no esté del todo claro, las grandes verdades del libro de Apocalipsis emergen con una fuerza tremenda para aquellos que en un espíritu de oración se abren al contenido de sus páginas. La maldad se ha extendido sobremanera, la persecución llegará pero Dios, que es soberano sobre todas las cosas, irrumpirá en la historia humana para vindicar a los fieles y derrotar para siempre a las fuerzas del mal. A la promesa, «He aquí, vengo pronto» la Iglesia responde con confianza y anticipación, «Amén. Ven Señor Jesús» (Ap 22:20).
ROBERT H. MOUNCE
Bowling Green, Kentucky
PREFACIO DEL AUTOR
(EDICIÓN REVISADA)
Hace treinta y cuatro años que el ya difunto profesor F. F. Bruce me invitó a escribir el comentario de Apocalipsis para el Nuevo Comentario Internacional del Nuevo Testamento. Catorce años más tarde, en 1977, se publicó, y ha tenido un éxito moderado. En los años que han transcurrido ha aparecido un considerable volumen de literatura sobre la apocalíptica. Solo en inglés, he contado más de ochenta comentarios del libro de Apocalipsis y otras obras estrechamente relacionadas con este libro (sin mencionar todos los artículos que han aparecido en publicaciones del mundo académico). Todo esto significa que era hora de actualizar este comentario.
El lector encontrará algunos cambios de estilo en la edición revisada. He utilizado la New International Version como texto bíblico esencial en lugar de la American Standard Version de 1901. Por otra parte, he sustituido el aparato crítico de G. D. Kilpatrick por la edición vigésimo séptima del texto de Nestle-Aland. También he corregido las abreviaturas en conformidad con la actualización de las directrices de 1994 .
Todo esto, no obstante, es de importancia secundaria con respecto a los cambios que he hecho en el texto del comentario. Aunque mi posición esencial sigue siendo premilenial, ahora entiendo mucho mejor por qué los eruditos de otras opiniones han adoptado ciertos enfoques interpretativos. Por ejemplo, aunque sigo rechazando la idea de una estricta recapitulación, ahora me doy cuenta de que las visiones numeradas cubren de hecho el mismo periodo de tiempo en lo que se podría describir mejor como una «espiral de intensidad» Aquellos que han leído también la primera edición encontrarán que esta reflexión más madura del libro de Apocalipsis descansa menos sobre el pensamiento de otros autores e intenta aportar al lector mis propios forcejeos para entender lo que el autor está diciendo. Las discusiones de carácter técnico respecto al texto y los debates académicos los he situado por lo general en las notas a pie de página.
Quiero dar las gracias a Gordon Fee, el actual editor de la serie, por sus valiosas sugerencias. El Sr. Fee me ha recordado que, mientras la primera edición fue escrita por un estudioso con poca experiencia (no más de cinco años de trayectoria docente), esta edición revisada debería reflejar los treinta y tantos años posteriores de reflexiva consideración del Apocalipsis. Obviamente, esto ha requerido prácticamente una nueva redacción de la obra. No era exactamente lo que yo había pensado, pero ahora que he terminado valoro muy positivamente la perspicacia de Gordon. También quiero dar las gracias a Milton Essenburg de Eerdmans por su cuidadosa edición de este comentario. Asimismo, me gustaría reconocer la labor de Tim Straayer, que con mucho esfuerzo ha realizado todo el trabajo técnico que requería esta concienzuda revisión.
Una nota final de gratitud. Habiendo llegado a la edad de 75 años, estoy especialmente agradecido al Señor que me ha concedido buena salud, y a mi esposa Jean que ha sabido darme un hogar feliz, sin lo cual nunca hubiera podido llevar a cabo esta revisión.
ROBERT H. MOUNCE
Bend, Oregon
ABREVIATURAS
ASV
American Standard Version
AnT
Antiguo Testamento
AT
An American Translation (Goodspeed)
ATR
Anglican Theological Review
AusBR
Australian Biblical Review
AUSS
Andrews University Seminary Studies
AV
Authorized Version (= KJV)
BA
Biblical Archaeologist
BAGD
W. Bauer, W. F. Arndt, F. W. Gingrich, and F. Danker,
A Greek-English Lexicon of the New Testament
(2ª ed., Chicago,
1979)
BDT
Baker’s Dictionary of Theology
Beck
W. F Beck,
The New Testament in the Language of Today
Bib
Biblica
BibNot
Biblische Notizen
BR
Biblical Research
BSac
Bibliotheca Sacra
BT
The Bible Translator
CBQ
Catholic Biblical Quarterly
CBSC
Cambridge Bible for Schools and Colleges
ca.
circa
(alredeor de)
cf.
confer
(comparar con)
cap.
capítulo
Churches
William Barclay
, Letters to the Seven Churches
comm.
comentario
CTJ
Calvin Theological Journal
CTM
Concordia Theological Monthly
CurTM
Currents in Theology and Mission
DNTT
Dictionary of New Testament Theology
EB
Encyclopedia Biblica
ed.
editor, edición
EDNT
Exegetical Dictionary of the New Testament
e.g.
eximpli gratia
(por ejemplo)
Epigr. Graec.
Epigrammata Graeca ex lapidibus conlecta
(ed. G. Kaibel)
esp.
especialmente
ET
Evangelische Theologie
ExpTim
Expository Times
EQ
Evangelical Quarterly
Feine-Behm-Kümmel
Introduction to the New Testament, 14 ed.
Gk.
Griego
GNB
Good News Bible
Goodspeed
Edgar J. Goodspeed, The New Testament:
An American Translation
GTJ
Grace Theological Journal
Grammar
Dana and Mantey
, A Manual Grammar of the Greek New Testament
HDB rev.
Dictionary of the Bible
de Hastings (rev. ed. F. C. Grant and H. H. Rowley)
HDB
Dictionary of the Bible de Hastings
IB
The Interpreter’s Bible
IBD
The Illustrated Bible Dictionary
IDB
The Interpreter’s Dictionary of the Bible
(ed. G. A. Buttrick)
Idiom Book
C. F. D. Moule,
An Idiom Book of New Testament Greek
i.e.
id est
(es decir)
Int
Interpretation
ITQ
Irish Theological Quarterly
JB
Biblia de Jerusalén
JBL
Journal of Biblical Literature
JETS
Journal of the Evangelical Theological Society
JR
Journal of Religion
JSJ
Journal for the Study of Judaism in the Persian, Hellenistic, and Roman Period
JSNT
Journal for the Study of the New Testament
JSP
Journal for the Study of the Pseudepigrapha
JTC
Journal for Theology and the Church
JTS
Journal of Theological Studies
LAE
A. Deissmann
, Light from the Ancient East
Letters
W. M. Ramsay
, The Letters to the Seven Churches of Asia
(ed. actualizada)
lit.
literalmente
Local Setting
Colin J. Hemer,
The Letters to the Seven Churches of Asia in Their Local Setting
LSJ
Liddell-Scott-Jones,
Greek-English Lexicon
LXX
Septuaginta
MajT
Texto Mayoritario
Moods and Tenses
E. de W. Burton:
Syntax of the Moods and Tenses in New Testament Greek
Moffatt Moult.
James Moffatt,
The New Testament: A New Translation
Grammar
J. H. Moulton,
A Grammar of New Testament Greek,
Vol. I
MM
J. H. Moulton and G. Milligan,
The Vocabulary of the Greek Testament
MS(S)
manuscrito(s)
n.
nota
NA27
E. Nestle y K. Aland,
Novum Testamentum Graece (27 ed.)
NBD
New Bible Dictionary
NEB
New English Bible
NIV
New International Version
NJB
New Jerusalem Bible
NKJ
New King James
NLT
New Living Translation
NRSV
New Revised Standard Version
NovT
Novum Testamentum
NT
Nuevo Testamento
NTS
New Testament Studies
Phillips
J. B. Phillips,
The New Testament in Modern English
REB
Revised English Bible
ResQ
Restoration Quarterly
rev.
revisado/a
RevExp
Review and Expositor
RHPR
Revue d’histoire et de philosophie religieuses
RSV
Revised Standard Version
SE
Studia Evangelica
SJT
Scottish Journal of Theology
ST
Studia theologica
Seven Churches
E. M. Blaiklock,
The Seven Churches
Str-B
H. L. Strack and P. Billerbeck,
Kommentarzum Neuen Testament aus Talmud und Midrasch
TCNT
The Twentieth Century New Testament
TDNT
Theological Dictionary of the New Testament
(eds. G. Kittel y G. Friedrich)
TDNT
abr.
Theological Dictionary of the New Testament
(compendiada en un vol. por G. W. Bromiley)
Textual Commentary
Bruce Metzger,
A Textual Commentary on the Greek New Testament
Tg. Jer.
Targum de Jerusalén
tgs.
targumes
TR
Textus Receptus
trans.
traducido por
TS
Theological Studies
TToday
Theology Today
TynBul
Tyndale Bulletin
UBS
4
United Bible Societies Greek New Testament (4ª ed.)
v. (vv.)
versículo(s)
VC
Vigiliae christianae
vol.
volumen
VT
Vetus Testamentum
WTJ
Westminster Theological Journal
Weymouth
R. F. Weymouth,
The New Testament in Modern Speech
Williams
Charles B. Williams,
The New Testament: A Translation in the Language of the People
Imágenes Verbales
A. T. Robertson,
Imágenes Verbales en el Nuevo Testamento
ZNW
Zeitschrift für die neutestamentliche Wissenschaft
v. (vv.)verse(s)
WBC
Word Biblical Commentary
WC
Westminster Commentaries
WTJ
Westminster Theological Journal
WUNT
Wissenschaftliche Untersuchungen zum Neuen Testament
ZBK
Zürcher Bibelkommentare
Z-G
M. Zerwick and M. Grosvenor,
An Analysis of the Greek New Testament
ZKNT
Zahn’s Kommentar zum Neuen Testament
ZNW
Zeitschrift für neutestamentliche Wissenschaft
INTRODUCCIÓN
I. EL LIBRO DE APOCALIPSIS Y LA LITERATURA APOCALÍPTICA
Normalmente se considera que el libro del Apocalipsis forma parte de una clase de literatura denominada apocalíptica. El término «apocalipsis» que se utiliza para denotar un género literario se deriva de Ap. 1:1, donde sirve para expresar la revelación sobrenatural de aquello que está próximo a acontecer. En el debate contemporáneo, el término «apocalíptica» se aplica de un modo más amplio a un grupo de escritos que surgieron en el mundo bíblico entre los años 200 aC. y 100 dC. y a los conceptos esenciales expresados en tales escritos.1 Aunque no es posible establecer con precisión los límites exactos de la literatura apocalíptica (con frecuencia entra en el terreno de otros estilos literarios y conceptuales),2 es generalmente cierto que un «apocalipsis» pretende ser una revelación divina –que por regla general llega mediante un intermediario celestial a algún importante personaje del pasado– en la que Dios promete intervenir en la historia humana para poner fin al tiempo de angustia y destruir toda la maldad.3 Normalmente, los autores de textos apocalípticos eran pesimistas respecto a la capacidad de las personas para hacer frente con éxito a este mundo de maldad. Las grandes fuerzas cósmicas que subyacen tras la agitada historia humana se describen por medio de símbolos vívidos y, con frecuencia, estrafalarios. Las visiones son abundantes. Los autores de este tipo de literatura seguían la práctica corriente de reescribir la Historia como si de profecía se tratara, a fin de dar verosimilitud a sus predicciones acerca del futuro.
El problema del origen de la apocalíptica es un tema demasiado complejo para poder tratarlo de un modo adecuado en este momento. Algunos eruditos, como Betz, que entiende la literatura apocalíptica como un fenómeno heleno,4 y Conzelmann, que la considera un desarrollo de la religión iraní,5 defienden un origen no judío. Aunque es indudable que varias influencias confluyeron para configurar la literatura apocalíptica, es también un hecho establecido que se trata esencialmente de un fenómeno judío y cristiano.6 Rowley está en lo cierto cuando afirma que «la literatura apocalíptica es hija de la profecía».7 D. S. Russell reconoce que aunque la apocalíptica se abasteció de muchas fuentes, «sin duda, el manantial de origen, por así decirlo, manaba desde lo profundo de la profecía hebrea».8 Más adelante escribe que la literatura apocalíptica no es un sustituto de la profecía, sino una readaptación y un desarrollo del mismo mensaje para una nueva situación histórica: es «profecía en un nuevo idioma», dice utilizando una expresión de B. W. Anderson. En una importante obra titulada The Dawn of Apocalyptic (El Despuntar de la Literatura Apocalíptica), Paul Hanson sostiene que «el surgimiento de la escatología apocalíptica no es ni repentina ni anómala, sino que sigue el patrón de un desarrollo ininterrumpido desde el periodo de la profecía preexílica y exílica»9,
George Ladd sostiene que la literatura apocalíptica surgió de una situación histórica que implicaba un problema teológico e histórico que consta de tres elementos: (1) el surgimiento de un «remanente fiel» que mantenía la lealtad a la ley frente al predominante clima de transigencia; (2) el problema del mal en el sentido de que aun cuando Israel estaba al parecer guardando la ley, experimentaba no obstante sufrimiento y opresión; y (3) el cese de la profecía en un momento en que el pueblo necesitaba una explicación divina para su difícil situación histórica.10 Uno de los papeles fundamentales de los apocalipsis era el de explicar por qué padecían los justos y por qué se retrasaba el reino de Dios.11 En el momento de su emisión, la profecía se había encargado principalmente de señalar las obligaciones éticas de la nación. Por su parte, la literatura apocalíptica se centraba en un periodo futuro en el que Dios intervendría para juzgar al mundo y establecer su justicia.
El género apocalíptico puede distinguirse por la presencia de ciertos elementos básicos que se combinan para formar una perspectiva general religiosa o filosófica. En primer lugar, la literatura apocalíptica es siempre escatológica. Trata de un periodo todavía futuro en que Dios irrumpirá en este mundo espacio temporal para llevarlo a un juicio final. Aunque la profecía tenía también un carácter predictivo (contrariamente a la opinión de que los profetas eran meros predicadores), es cierto que es distinta de la literatura apocalíptica. Rowley la expresa así: «Generalmente hablando, los profetas predecían el futuro que surgiría del presente, mientras que los autores de la literatura apocalíptica predecían el futuro que irrumpiría en el presente».12
En segundo lugar, la apocalíptica es dualista. Este dualismo no es metafísico sino histórico y temporal. Existen dos poderes sobrenaturales opuestos, Dios y Satanás. Existen también dos eras bien diferenciadas. La actual, que es temporal y perversa, y la futura, que es eterna y perfectamente justa. La primera está bajo control de Satanás y la segunda bajo la inmediata supervisión de Dios. Estrechamente relacionada con esta idea de las dos eras está también la noción de dos mundos, el universo visible actual y el mundo perfecto que ha existido en el Cielo desde antes de la existencia del tiempo. Aunque algunos son de la opinión que este dualismo revela la influencia del pensamiento persa, hay que observar que tal dualismo puede también atribuirse a algunas ideas que encontramos en los profetas veterotestamentarios.13
La literatura apocalíptica se caracteriza también por un rígido determinismo en el que todo avanza como un curso divinamente predestinado, según un programa específico y hacia un final predeterminado. Aunque esto condujo a un pesimismo casi total respecto a la capacidad de las personas para combatir el mal que les salía al paso14, esta misma noción alimentó también la confianza de que Dios saldría victorioso de la contienda y de que ello podía ocurrir aun en vida del propio autor de la obra en cuestión. Arrojó igualmente cierta luz acerca del problema del sufrimiento. La preocupación respecto a las razones del sufrimiento del justo se mitigaba con la creciente convicción de que todos los aspectos de la vida habían sido determinados por Dios, y de que todo cuanto Él hacía o permitía era bueno por definición. Otras características que ayudaron a configurar la perspectiva apocalíptica fueron: la disposición a abandonar el proceso histórico en favor de la trascendental consumación15, un interés por consolar al justo más que en reprenderle por sus fallos, y la convicción de que se estaban viviendo los últimos días.
Pero la literatura apocalíptica no se distingue solo por ciertos temas que se combinan para formar su perspectiva general, sino también por varias características literarias que le son peculiares. Russell identifica la apocalíptica como «esotérica en su carácter, literaria en su forma, simbólica en su lenguaje y seudónima por lo que respecta a su autoría»16. Beckwith afirma que «el rasgo más peculiar de la forma de la literatura apocalíptica son las visiones altamente elaboradas, o modos similares de revelación».17 El contenido de la literatura apocalíptica normalmente llega al autor mediante un sueño o visión en el que se le traslada a la esfera celestial para experimentar una privilegiada revelación de los secretos eternos del propósito de Dios. Mientras que a menudo, un intérprete angélico le guía en su periplo celestial y le revela el significado de las cosas extraordinarias que está viendo (p. ej. monstruos de muchas cabezas, catástrofes cósmicas, etc.). Se sostiene que tales visiones les fueron concedidas a ciertos videntes de la Antigüedad y que se transmitieron durante varias generaciones por medio de una tradición secreta que ahora, en los últimos días, se está revelando al pueblo de Dios. Los autores de este tipo de literatura eran «sabios que desvelaban el propósito de Dios»18.
Mientras que los profetas eran principalmente predicadores cuyos mensajes se registraron por escrito en un periodo posterior a su ministerio, los autores de la literatura apocalíptica eran hombres de letras que ponían su confianza en la palabra escrita como forma de propagar sus ideas. El profeta hablaba a partir de una inmediata relación con Dios. Acertadamente, su mensaje se introducía con la declaración «así dice el Señor».19 El autor de los textos apocalípticos, por otro lado, adoptaba un estilo literario convencional y redactaba su mensaje de un modo coherente. Una buena parte de su material esencial lo extraía de una tradición común.
El simbolismo desempeña un papel fundamental en la literatura apocalíptica. Al dar rienda suelta a la imaginación, los símbolos más estrafalarios se convirtieron en la norma.20 Con el paso de los años se desarrolló un tronco común de símbolos muy notables. Es muy difícil, por no decir imposible, determinar con certeza el origen de una imagen específica. Aunque una buena parte de ellas surge del Antiguo Testamento, algunas se remontan a la mitología antigua. Russell habla del relato babilónico de un combate entre el Creador y un gran monstruo marino como ejemplo de la influencia de la mitología primitiva tanto en la literatura canónica como en la apocalíptica. El abundante uso del simbolismo en la literatura apocalíptica se debe en parte a su temática (el fin de esta era y el nacimiento de un nuevo periodo) y también al temperamento de sus portavoces. No es sorprendente que los visionarios que se especializan en el mundo venidero se sientan impulsados a recurrir casi exclusivamente a los símbolos.
Con algunas excepciones (muy pocas), los escritos apocalípticos son seudónimos.21 En lugar de escribir con su nombre, los autores situaban sus obras en el pasado al pretender que su autor era algún importante personaje de la Antigüedad. Por ello, reescriben la historia pasada como si de profecía se tratara. Aunque estaba descrito de un modo simbólico, por regla general el desarrollo de los acontecimientos puede trazarse con bastante claridad hasta el tiempo en que vivía el verdadero escritor (que creía estar en el tiempo del fin o muy cerca de él). A partir de este punto, la «predicción» pierde su claridad. Por regla general, el uso de seudónimos se explica como un método justificable para hacerse oír en un tiempo en que la profecía había cesado y la ley había adquirido tal prominencia que no quedaba ninguna otra manera de hacer que se prestara atención a una nueva voz.22 Algunos lo han explicado como una medida de precaución para tiempos de peligro. Otros consideran que los seudónimos fueron el resultado de una especie de fascinación por la Antigüedad. Rowley sostiene que este fenómeno se desarrolló a partir de la génesis del libro de Daniel. Los relatos de la primera parte circularon por separado y consiguieron una popularidad inmediata. Trataban principalmente acerca de Daniel. Más adelante, la segunda parte del libro, la que contiene las visiones, fue escrita como si Daniel fuera su autor, «no con el fin de de engañar a sus lectores, sino para relacionar su identidad con la del autor de los relatos de Daniel» Por tanto, el propósito de los seudónimos era «todo lo contrario del engaño» y solo se convirtió en algo artificial cuando los imitadores se dedicaron con torpeza a esta práctica.23
Russell propone una explicación más satisfactoria introduciendo algunos elementos en la discusión: la idea de una personalidad colectiva (que subraya la identidad de la persona y del grupo al que pertenece), la peculiar concepción temporal de los hebreos (capaces de resumir el pasado en el presente y de establecer un sentido tan fuerte de contemporaneidad que el vidente se convertía en una especie de reproducción espiritual del antiguo personaje ilustre), y la relevancia del nombre en el pensamiento hebreo (adoptar el nombre de alguien de la Antigüedad equivalía a pensar en uno mismo como una extensión de su personalidad).24 Aunque estas ideas son relativamente desconocidas para el lector moderno, desempeñaban un importante papel en el punto de vista hebreo del mundo y de la vida. Aunque podamos seguir convencidos de que el uso de los seudónimos implicaba cierto elemento de engaño, no hay razón para dudar que éste era el modelo aceptado de apocalipticismo.
Normalmente se considera que el libro de Apocalipsis pertenece al género literario que hemos descrito como literatura apocalíptica. Es la contrapartida neotestamentaria del libro apocalíptico de Daniel en el Antiguo Testamento. Existen buenas razones para apoyar esta clasificación. La pródiga utilización del simbolismo, la visión como instrumento fundamental de revelación, la concentración en el tiempo del fin y la espectacular inauguración de la edad futura, la revelación de un orden espiritual que subyace tras los acontecimientos de la Historia y los determina, el uso de temas apocalípticos comunes: todo ello en conjunto, justifica la aplicación del término «apocalíptica» en relación con el libro de Apocalipsis. Estas similitudes explican la facilidad con que la primera palabra del texto griego apokalypsis se convirtió en la designación técnica que serviría para calificar a la literatura de la misma clase. Lo que, no obstante, se pasa por alto en ocasiones, son las diferencias entre el libro de Apocalipsis y el resto de la literatura apocalíptica. Consideremos, por ejemplo, el hecho fundamental de que el propio autor considera que su obra es una profecía (1:3, «las palabras de esta25 profecía»; cf. 22:7, 10, 18, 19). Ladd observa que aunque la literatura apocalíptica había perdido su conciencia profética, la totalidad del Nuevo Testamento es producto del resurgimiento del espíritu profético.26 Ya se ha indicado que, si bien los apocalipsis eran casi siempre seudónimos, el autor del libro de Apocalipsis se identifica claramente a sí mismo como «Juan» (1:4, 9; 22:8; cf. 1:1). No utiliza el nombre de algún ilustre personaje de la Historia en un intento de ganar audiencia o de elevar la relevancia del presente, sino que escribe en el suyo propio, con la convicción de que está proclamando la Palabra de Dios y que, por tanto, su mensaje es autorizado y vinculante para sus lectores. Bruce Jones subraya que la directa comunicación que Juan establece con sus coetáneos al utilizar su nombre es demasiado deliberada para ser fortuita: «Somos forzados a concluir que Juan quiere subrayar la diferencia entre su libro y la anterior literatura apocalíptica»27, Aunque los autores de la literatura apocalíptica son en general pesimistas respecto a la edad presente (Boring lo llama un «pesimismo» que no era final28), Juan mantiene el equilibrio que expresa el logion del Evangelio: «En el mundo tendréis aflicción. Pero confiad, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33). Aunque en los últimos días habrá una irrupción de actividad satánica, la Historia sigue estando bajo el control soberano de Dios. La redención ya ha sido lograda por el Cordero, que conquistó a sus enemigos por medio de la muerte en la Cruz (5:9), un sublime acontecimiento histórico que proporciona victoria sobre Satanás a sus seguidores (12:10-11). Aunque la perspectiva de sufrir se plantea de un modo realista, todo el texto está impregnado de un genuino optimismo.
El libro de Apocalipsis difiere de la literatura apocalíptica estándar en su punto de vista de la Historia. G. von Rad subraya que la apocalíptica y la profecía tienen perspectivas distintas de la Historia.29 Para los autores del primer género la edad presente es perversa y sin sentido. Es tan solo un interludio pasajero en el curso del trascendental periodo que precede al fin. En contraste, el libro del Apocalipsis toma como punto de partida la actividad redentora de Dios. Juan no presenta un estudio de la historia del mundo como preludio de la intervención escatológica de Dios, sino que interpreta el periodo entre los dos advenimientos del Cordero en el que todas las fuerzas que se oponen a la Justicia serán destruidas. Desde esta perspectiva de una profética Heilsgeschichte el autor es capaz de consolar y desafiar a una iglesia que está próxima a entrar en un periodo de severa persecución.30
Podrían plantearse otras diferencias entre el Apocalipsis y la literatura apocalíptica, como por ejemplo la urgencia moral del libro bíblico (cf. la exhortación al arrepentimiento en 2:5, 16, 22; 3:3, 19), su costumbre de limitarse sencillamente a narrar las visiones dejando la tarea interpretativa al lector en lugar de aportar un tutor celestial (17:7 y ss. y algunos otros pasajes son excepciones), su franca declaración de la verdad escatológica en lugar de transmitir un conocimiento esotérico preservado en secreto desde la Antigüedad (cf. Dan 12:9; 2 Esd 12:35-38), y la notable inclusión de siete cartas pastorales a las iglesias de Asia. Aunque no hay duda de que el libro de Apocalipsis comparte ciertas características con el género apocalíptico, sería erróneo pasar por alto todos aquellos rasgos que impiden que se le sitúe sin reservas en esta categoría.31 Después de estudiar algunos rasgos del libro de Apocalipsis que son más proféticos que apocalípticos, David Hill concluye que el autor del libro se ve a sí mismo como un profeta y que, aunque utiliza un buena parte del aparato tradicional de la literatura apocalíptica su obra carece de muchos de los rasgos más característicos de este género. «Es justificable y probablemente correcto que este libro se considere profético en su intención y carácter».32
II. AUTORÍA