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Marcus Hardman, un coleccionista de objetos antiguos, contrata a Poirot para que investigue el robo de unas valiosas joyas que desaparecieron de su caja fuerte mientras ofrecía un té en su casa. Sólo sus íntimos amigos asistieron a la reunión y Hardman no quiere involucrar a la policía para evitar un escándalo. ¿Logrará el detective belga recuperar las joyas y descubrir al responsable?
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Seitenzahl: 15
Veröffentlichungsjahr: 2023
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—Es fundamental que no haya publicidad —dijo el señor Marcus Hardman por decimocuarta vez.
La palabra publicidad surgió durante su conversación con la regularidad de un leimotif. El señor Hardman era un hombre pequeño, delicadamente regordete, con manos cuidadas por profesionales y una quejumbrosa voz de tenor. A su modo, era una especie de celebridad, y la vida de la alta sociedad constituía su profesión. Rico, aunque no exageradamente, solo gastaba su dinero en la búsqueda del placer social. Tenía alma de coleccionista y su pasión eran los encajes, los abanicos y las joyas, cuanto más antiguos mejor. Para el señor Marcus lo moderno carecía de valor.
Poirot y yo acudimos a su llamada y lo encontramos debatiéndose en una agonía de indecisión. Dadas las circunstancias, llamar a la policía le resultaba incómodo. Por otra parte, no llamarla era aceptar la pérdida de unas joyas de su colección para siempre. Se le ocurrió que Poirot sería la mejor alternativa.
—Mis rubíes, monsieur Poirot y el collar de esmeraldas que se dice pertenecieron a Catalina de Medicis. ¡Sobre todo el collar de esmeraldas!
—¿Y si me explicara las circunstancias de su desaparición? —sugirió Poirot.