Dr. Strangelove - Peter George - E-Book

Dr. Strangelove E-Book

Peter George

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Beschreibung

Estamos en plena Guerra fría y parece que el Día del Juicio ha llegado. En la Sala de guerra están reunidos generales, políticos, embajadores, el mismísimo presidente de Estados Unidos y un personaje algo inquietante y con un marcado acento alemán, el Doctor Strangelove. Todos se enfrentan a una crisis sin antecendentes, el general Mandrake se ha atrincherado en su cuartel y ha dado orden a todos los bombarderos en el aire de activar el protocolo de emergencia Ataque aereo, plan R que prevé un ataque nuclear masivo contra objetivos militares y civiles en la Unión Soviética. Pero este no es el único problema: el embajador soviético les acaba de informar que su país ha construido una nueva arma letal que automáticamente lanza una contraofensiva nuclear imposible de desactivar en caso de ataque contra la Unión Soviética, y que es capaz de poner en riesgo la supervivencia misma del ser humano. Dr. Strangelove es la primera traducción al castellano de la obra que inspiró la épica película de Stanley Kubrick ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú. Un concentrado de humor negro, sátira política e irreverencia. El libro incluye un texto inédito de Peter George sobre la historia del personaje del Dr. Strangelove.

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Índice
Escalones
Créditos
Peter George
Sobre Peter George
Una carta de Peter George a Stanley Kubrick
Dr. Strangelove o cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba
Algunas notas sobre el personaje de Strangelove y su teoria

Escalones,

9.

Título original: Dr. Strangelove or: how i learned to stop worryng and love the bomb

© 1963 Peter George

© 2015 David George

Edición en formato digital: julio 2023

© de la traducción: Manuel Manzano, 2019

© de la presente edición: La Fuga Ediciones, 2023

© de la imagen de cubierta: Ana Rey, 2019

Corrección: Olga Jornet

Diseño gráfico: Tactilestudio Comunicación Creativa

Maquetación digital: Iago Arximiro Gondar Cabanelas

ISBN:978-84-127258-2-7

Todos los derechos reservados:

La fuga ediciones, S.L.

Passatge de Pere Calders, 9

08015 Barcelona

[email protected]

www.lafugaediciones.es

Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación sin el permiso expreso de los titulares del copyright.

Peter George

(1924 - 1966)

Peter Bryant George nació en Treorchy, un pequeño pueblo de Gales. Durante la Segunda Guerra Mundial prestó servicio en las fuerzas aéreas británicas y participó activamente en misiones de bombardeo en el Mediterráneo. Fue durante este periodo cuando escribió Red Alert, su primera novela, que vio la luz en 1959 bajo el seudónimo de Peter Bryant. Ese mismo año, debido al éxito de la película On the beach situada en un futuro post apocalipsis nuclear, consiguió vender los derechos Red Alert a una productora de cine que finalmente no rodó la película. En 1962 la novela llegó por casualidad a las manos de Stanley Kubrick que compró los derechos por tan solo 3500 dólares y modi- ficó el guión junto al mismo autor y a Terry Southern para rodar una de sus mejores películas ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú. En 1964 fue candidato, junto a Kubrick y Southern, al Premio Óscar al mejor guion adaptado y escribió una nueva versión de Red Alert, esta vez con el título que daba el nombre a la película: Dr. Strangelove. Peter Bryant George se suicidó en 1966.

Peter George

Dr. Strangelove

o

cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba

TRADUCCIÓN DE MANUEL MANZANO

SOBRE PETER GEORGE

Final de la Copa del Mundo

Sábado 30 de julio de 1966.

Estadio de Wembley, Londres.

Aquí estoy, sentado a corta distancia de Su Majestad la Reina y del Primer Ministro Harold Wilson. Estoy en los mejores asientos de tribuna que el estadio de Wembley puede ofrecer, justo detrás del Palco Real.

Ted Heath está detrás de mí, Joe Grimond a mi izquierda —la oposición a Su Majestad no se sienta en el Palco Real—, por todas partes hay celebridades vestidas con trajes caros y modelitos charlando distendidamente. Reconozco a varias personas de haberlas visto en los periódicos o en la televisión, y otras me son sutilmente señaladas.

Pero lo que importa es que estoy aquí con una visión clara del terreno de juego en el día de este histórico partido de resaca de posguerra. Hoy, Inglaterra jugará contra Alemania Occidental en la que será la mejor final de la Copa del Mundo de fútbol.

Wembley es más grande, más ruidoso y más animado que cualquier otra cosa que haya visto: los brillantes colores y las banderas del Reino Unido iluminadas por el sol superan en número a las banderas inglesas de San Jorge y a las de Alemania Occidental. El ruido de la multitud hace vibrar la estructura y la atmósfera del estadio, una profunda reverberación que evoca el recuerdo de los aviones disparando y rugiendo en el aire por encima de Coltishall.

Detrás de mí, Heath se queja a intervalos regulares diciéndome que quite mi bandera de en medio. Mi madre me anima a seguir agitándola a pesar de lo que diga ese señor. Admirable, pero necesito poca persuasión. La bandera es casera —la mitad de una caña de pescar de juguete y una bandera del Reino Unido que no llega al tamaño de una toalla de baño atada de cualquier manera—, y no exactamente grande.

Muchas personas a mi alrededor no parecen prestar atención al juego. No es un partido cualquiera. Pero no lo están disfrutando. Solo un poco de charla y alegría. Animan de vez en cuando, tal vez incluso aplauden una o dos veces cuando resulta obvio que deben hacerlo. Los pijos del campo no parecen apreciar las banderas, los niños, tal vez ni siquiera el fútbol. Mientras que el resto del estadio...

Me gusta estar atento a la tensión del juego. Hay un cierto murmullo de arrullo mientras los jugadores agotados descansan en el campo durante el breve descanso antes del tiempo extra. La multitud pronto volverá a aplaudir y a vitorear a mi equipo, el trío del West Ham, por fin ganador de la Copa Mundial para Inglaterra.

Al final del partido, cuando se da cuenta de lo que está pasando, Heath me dice: «Agita la bandera, muchacho». Condescendiente y pomposo.

Estoy aprendiendo. Tengo ocho años.

Quien ha venido conmigo es mi madre, no mi padre. Mi papá no ha podido. Se ha ido. Pero no pasa nada, pronto estará de vuelta. Ya ha estado lejos antes. Y siempre vuelve, una y otra vez.

A pesar del hecho de que ha muerto hace ocho semanas.

Nombres, títulos y fechas

Eran tiempos difíciles y confusos pero aquel boleto de ensueño para la final de la Copa del Mundo me distrajo y me hizo olvidar la nueva realidad de mi vida familiar. Era un boleto mágico para un hincha de ocho años del West Ham loco por el fútbol. Y aquel día no fue difícil estar con mi siempre elegante, brillante y comprensiva madre. Simplemente no era mi padre, como estaba planeado.

Pero ahora es el momento de mirar a Peter George, el autor. Es probable que usted se pregunte cosas sobre su vida y sus escritos y, por supuesto, sobre el doctor Strangelove.

Parece sensato comenzar abordando el uso de los pseudónimos por parte de Peter George. Para empezar, he aquí su nombre exacto y las fechas de su nacimiento y muerte:

Peter Bryan George

26 de marzo de 1924 - 1 de junio de 1966.

A menudo me han preguntado por qué Peter George (P.G., como me referiré a él a partir de ahora) usó seudónimos para algunas de sus novelas. En pocas palabras, no solo le gustaba jugar con los nombres, dentro y fuera de sus libros, sino también con las fechas y los lugares.

Pero si adoptamos un enfoque más analítico, categorizando sus libros según su tema y considerándolos en relación con el momento en que se publicaron y con el tipo de detalles que contienen, tal vez podamos entender mejor el razonamiento de P.G.

A continuación expongo una lista de sus libros clasificados por sus temas.

Crimen americano:

Come Blonde, Came Murder, Peter George (1952)

Cool Murder, Peter George (1958)

The Final Steal, Peter George (1961)

Agentes de inteligencia durante la Guerra Fría:

Pattern of Death, Peter George (1954)

Hong Kong Kill, Bryan Peters (1958)

The Big H, Bryan Peters (1961)

Ficción nuclear:

Two Hours to Doom, Peter Bryant (1958)

Dr. Strangelove, Peter George (1963)

Commander-1, Peter George (1965)

Como puede verse, hay tres libros publicados en 1958 con tres nombres diferentes.

La novela Two Hours to Doom, conocida como Red Alert en los EE.UU. y en la que se fundamenta la película Dr. Strangelove, fue publicada en Gran Bretaña y EE.UU. en 1958 bajo la autoría de Peter Bryant.

En ese momento P.G. servía en la RAF en Pucklechurch, cerca de Bristol, en la zona oeste de Inglaterra. Debido a los detalles pormenorizados acerca del procedimiento nuclear y al tema de la falibilidad militar que desarrolla la trama, poner en aquel momento su propio nombre en una obra tan técnica y de tanta exactitud estratégica no habría sido aconsejable en el mejor de los casos.

El mismo razonamiento se aplica a Hong Kong Kill, escrito bajo el nombre de Bryan Peters y publicado en 1958. Este es el primero de los dos libros del agente de inteligencia Tony Brandon y se hace eco del tiempo que P.G. pasó en Hong Kong a mediados de los años cincuenta. De nuevo, el conocimiento interno es evidente y además aparecen algunos detalles biográficos de P.G. Así que tal vez fue mejor no usar su nombre real.

Luego está Cool Murder, firmado por Peter George y publicado también ese mismo año. Es una de sus novelas criminales americanas, una continuación de Come Blonde, Came Murder, cuyo personaje principal es Steve Bryant, investigador privado de Pacific City. No hay una conexión obvia entre su trabajo en la RAF y estos libros, así que los firmó como Peter George.

Hasta aquí, muy honesto. P.G. usó seudónimos para permitirse presentar en sus escritos detalles de los mundos secretos en los que trabajó. De acuerdo, pero si este es el caso, ¿por qué entonces parece que fue algo así como un secreto a voces?

Es importante recordar que en 1958 P.G. ya había publicado libros con el nombre de Peter George. Además, existe una dedicatoria de su puño y letra a un amigo y colega de la RAF en un ejemplar de tapa dura de 1958 de Two Hours to Doom en la que puede leerse:

Para Joe, con todos mis mejores deseos en tu cumpleaños.

Peter Bryant. (¡Y ya sabes quién es!)

La inscripción parece apoyar la idea de que el cambio de nombre era un secreto a voces. Peter Bryant son sus dos primeros nombres con una t añadida. No es el código más difícil de descifrar.

Dejo a los sabuesos la labor de averiguar de dónde habrá salido Bryan Peters.

La principal editorial de P.G. en aquel momento, Boardman of London, era célebre por sus series incluidas en la colección Bloodhound Mystery. Los tres libros ya nombrados, todos publicados por primera vez en 1958, pertenecían el primero a la serie British Bloodhound Mystery (Hong Kong Kill), el segundo a la serie American Bloodhound Mystery (Cool Murder), y el tercero (Two Hours to Doom) fue publicado en una colección dirigida al gran público lector.

Así que P.G. tiene tres libros publicados en 1958 por el mismo editor, pero bajo tres nombres diferentes. Además, tenía un trabajo pendiente de salir al mercado aquel mismo año, elaborado durante sus años en Hong Kong.

¿Los lectores de Boardman habrían visto el lanzamiento de tres libros diferentes del mismo escritor en el mismo año como algo positivo o negativo? ¿Habrían preferido que sus autores no corrieran riesgos, se apegaran a sus nichos y produjeran obras fiables con las pertinentes cubiertas de Denis McLoughlin? ¿Habrían dudado de la capacidad de un autor, que trabajaba de manera tan prolífica, para producir una obra de calidad en tal variedad de estilos? Voy a dejar que sean los editores quienes les den vueltas a eso. ¿Quizá el uso de seudónimos le dio a P.G. carta blanca para interactuar con una variedad de géneros y lectores que de otra manera no habrían sido factibles?

Puedo añadir que la portada de la edición en tapa dura de Two Hours to Doom de 1958 no fue de McLoughlin como se cree, sino de Blane Ford, hasta donde yo sé. La explosión nuclear en rojo y amarillo que domina la imagen, con los abetos doblados y el suelo congelado en primer plano, ilustra claramente el desenlace de Two Hours to Doom.

Pero se mire como se mire, las razones de P.G. para utilizar nombres diferentes en aquella época parecen sensatas. Está jugando su mano de cartas, engañando un poco a quienes lo rodean.

● ○

Cuando la década dio paso a los sesenta, P.G. ya era un escritor de éxito, ya no era miembro de la RAF y se había reubicado junto a su familia en Hastings, en las proximidades tanto de Londres como de las propiedades de la familia de su esposa en Essex.

Como resultado, Dr. Strangelove y su última novela, Commander-1, no necesitaron ningún otro subterfugio de autoría.

Si P.G. hubiera continuado con la serie de Tony Brandon, tal vez habría mantenido en uso el nombre de Bryan Peters. Me imagino que se habría convertido en Peter George escribiendo como... Pero tal como estaban las cosas, parecía demasiado pronto para comenzar a trabajar en un proyecto muy diferente. Quizá más adelante…

Como ya he mencionado, P.G. no solo disfrutaba jugando con los nombres de las cubiertas de sus libros. Leer la obra de P.G. con algún conocimiento de sus entresijos puede provocar a menudo una sonrisa irónica.

En Commander-1 (1965), por ejemplo, hay unos personajes llamados Sara, Helen y David, los nombres de mis hermanas mayores y el mío. David, de cuatro años de edad, y Sara, aún en el vientre de Myra, su madre embarazada, mueren todos víctimas de un misil nuclear al final del primer capítulo. El personaje de Helen sobrevive hasta la última línea del libro, pero no más allá.

Un hombre ingenioso.

Por otro lado, en Commander-1 el personaje principal, Geraghty, mantiene un diario. Su entrada del 4 de enero comienza: «Hoy debería ser un día feliz para mí, porque es el cumpleaños de mi madre», lo que es extraño, porque el 4 de enero era el cumpleaños de mi madre, la esposa de P.G., Margaret. Los analistas pueden hacer con esta información lo que más les plazca.

(Es posible que también quieran analizar un poco más el Diario de Geraghty, un monólogo cómico en primera persona en el que se basa la segunda parte de Commander-1. Es fácil escuchar el humor seco y jocoso del propio P.G. en las retorcidas ideas de Geraghty.)

Hablando aún de Commander-1, quiero aclarar un error bastante común. Cuando P.G. escribió el libro, tenía el título provisional de Nucleus of Survivors, tal como se puede comprobar en los primeros borradores del manuscrito. Una maqueta del libro con ese título aparece en las primeras fotos promocionales tomadas en la oficina de su editor norteamericano, donde se lo puede ver al fondo. No obstante, puedo descartar con toda seguridad cualquier idea de que Nucleus of Survivors fuera un libro inacabado o no publicado de P.G. Era Commander-1.

P.G. dedicó el libro a Stanley Kubrick, quien reconoció la dedicatoria en una carta a mi padre fechada el 7 de abril de 1965.

Los libros y la película

Como saben, Peter George escribió el libro en el que tan estrechamente se basó la película Dr. Strangelove: Two Hours to Doom / Red Alert. Luego escribió el guion junto a Stanley Kubrick, dándole a la historia aire de comedia negra y trabajó junto al director en la filmación.

Ahora intentaré poner en breve contexto la transición de Two Hours to Doom / Red Alert a Dr. Strangelove. Comenzando con algunas citas:

Realmente consideré que el libro de George era muy valioso... y un gran número de profesionales responsables compartió esa evaluación.

Thomas C. Schelling

También debo decir que Schelling, un profesor de Harvard que había trabajado en las políticas de guerra nuclear en el Departamento de Defensa de los EE.UU., dijo que reconoció el mérito de Red Alert por hacer que los gobiernos fueran más conscientes del beneficio de la comunicación directa entre las superpotencias.

Así, hay que felicitar a Peter George por su idea, que dio como resultado la línea directa que ha conectado a los líderes de Estados Unidos con sus homólogos soviéticos y rusos desde 1963 hasta el día de hoy. En realidad, hizo del mundo un lugar un poco más seguro.

Cuando su trabajo con Stanley Kubrick puso a P.G. en el candelero, se reunió y se mantuvo en contacto con personas como Schelling. Sin embargo, en una carta a P.G. fechada el 2 de marzo de 1964 y firmada por «Tom», Schelling parecía tener algunas reservas sobre la película recién estrenada, aunque aún no la había visto:

He escuchado a varias personas afirmar que su película solo puede hacer daño... De las reseñas que he leído y de todo lo que sé de usted y de Kubrick, debo suponer que no es una película que se pueda evaluar con confianza solo por el título y el reparto... Me reservo el juicio hasta que la haya visto.

Herman Kahn, de RAND Corporation, escribió sobre Red Alert en su deprimente pero influyente libro de 1960 On Thermonuclear War, y conversó y mantuvo el contacto con mi padre en Estados Unidos durante algún tiempo. Kahn dijo:

Casi todos los estrategas norteamericanos que conocía habían leído el libro de George... y la mayoría regalamos ejemplares a amigos y conocidos.

Durante sus intercambios, Kahn le entregó a P.G. un ejemplar de su Escalation: Metaphors and Scenarios, publicado por el Instituto Hudson en 1965 con la siguiente dedicatoria:

A Peter, que no necesita que nadie le cuente cómo generar una trama, pero que todavía podría estar interesado en saber cómo lo hacen los demás.

Herman

¡Bueno, me alegro de que siguieran llevándose bien!

Pero fue Stanley Kubrick (Stan para P.G. como ambos acordaron) quien vio el potencial fílmico de Two Hours to Doom / Red Alert. De él son estas palabras:

En 1961 me recomendaron el libro [Red Alert]. Durante algún tiempo había estado interesado en el tema del inicio de una guerra nuclear, ya sea por accidente o por locura, y me dijeron que esta era la historia que andaba buscando.

El contacto inicial de Stanley Kubrick fue a través de una carta dirigida a Peter Bryant, aunque el director ya conocía la verdadera identidad de su autor.

En esa carta a P.G. del 4 de noviembre de 1961, expresando su gran interés inicial en Red Alert, Kubrick se presentó y continuó escribiendo que:

...creo que su libro es la única ficción nuclear que huele a conocimiento.

Y añadió:

¿Cuán exactos son los procedimientos del s.a.c., los planes de ataque, los dispositivos ECM, etc.? Parece que 100%. Las escenas de vuelo ofrecen mucho suspense y son muy emocionantes.

La precisión de los detalles estratégicos y tecnológicos vistos en la película se remontan al libro original de P.G. La valoración de Kubrick era correcta.

Del mismo modo, Two Hours to Doom / Red Alert es la fuente de la nomenclatura que tanto se ha asociado a la película, como el CRM-114 y el Plan-R. (Ahora se usan guiones en estos términos por razones tipográficas e históricas).

En esta edición de la novelización he restaurado estos términos en sus lugares legítimos, eliminando variaciones como cmie y Ultech que se encuentran en las ediciones anteriores. No tengo ni idea de por qué P.G. utilizó esos términos en lugar de sus invenciones literarias originales. Estoy seguro de que, de haber tenido tiempo, él mismo los habría cambiado en futuras ediciones, aunque solo fuera para proteger y promover sus propias ideas e influencia.

La referencia del CRM -114 en la cultura popular habría divertido a P.G., (véase la carta al final de este prólogo).

La novelización no es una copia directa, escena por escena, de ninguno de los diversos guiones en los que P.G. participó y a los que tuvo acceso completo, pero sí incluye detalles y escenas que no están en la película final. No incluye la escena de la tarta de crema que Kubrick descartó del final de la película y en la cual P.G. no tuvo participación alguna, que yo sepa.

P.G. escribió la novelización de Dr. Strangelove basándose en el guion de Stanley Kubrick, Peter George y Terry Southern. Este orden de autoría es el correcto, Kubrick lo corrigió oficialmente después del lanzamiento de la película y es un detalle importante.

Dr. Strangelove es seguramente una de las mejores películas que haya ganado nunca un Óscar. Fue nominada para cuatro, incluyendo el Óscar al mejor guion, de Kubrick, George y Southern. Se consideró muy controvertido, tanto que algunas impresiones de la película incluían en el metraje un descargo de responsabilidades debido al insistente requerimiento de la compañía cinematográfica, no de Kubrick.

La declaración era la siguiente:

La Fuerza Aérea de EE.UU. declara que sus dispositivos de seguridad habrían evitado la consecución de tales eventos...

Sí, bueno, ese podría haber sido el caso si hubiera funcionado la línea directa de mi padre. Habían tenido cuatro años para hacerlo y para rediseñar sus planes de ataque.

Esta edición actualizada de la novelización brinda la oportunidad de incluir un breve texto escrito por Peter George, inédito hasta ahora: Algunas notas sobre el personaje de Strangelove, incluida la Teoría de Strangelove.

Es una narración humorística, una pequeña viñeta que examina los antecedentes del Dr. Strangelove cuando publica su primer libro sobre estrategia nuclear y atrae la atención del ejército y del gobierno de EE.UU.

P.G. sugiere que Strangelove nació metafóricamente el 26 de junio (otra fecha familiar significativa) de un año no especificado, a principios de la década de los sesenta. Ese es el día en que se publica su gran libro y se lo envían a su Instituto Científico.

Representa una versión anterior del personaje y la historia no guarda una relación directa con la película. Por ejemplo, se muestra que el Dr. Strangelove está trabajando en un Instituto mediocre de EE.UU. y no se menciona que haya venido de la Alemania de la posguerra como parte de la Operación Paperclip ni nada parecido.

Espero que para todos los aficionados a Strangelove esta breve pieza agregue un nuevo interés y una visión más detallada de la variedad de voces de Peter George.

Para preparar su publicación, edité y adapté cuidadosamente las desordenadas hojas mecanografiadas del borrador sin pulir que tenía en mi poder. Sin embargo, mi voz no debería ser evidente en la escritura de Peter George en ningún momento.

Como P.G. murió en 1966 a la edad de cuarenta y dos años, no pudo conocer el perdurable legado de Dr. Strangelove ni el continuo interés de académicos y analistas en diseccionar y discutir hasta el último detalle relacionado.

Él no ha estado aquí para poder proteger o hacer crecer su propia reputación, ni para llamar la atención sobre sus enormes contribuciones a este hito del cine. Esta nueva edición de Dr. Strangelove comienza la lucha para restablecer el lugar que le corresponde como maestro del noire cómico y de la ficción nuclear de la guerra fría.

De vuelta otra vez

Estoy durmiendo en la cama, en la casa en Hastings.

Entra en la habitación tan silenciosamente que no me doy cuenta de que está allí hasta que me despierta con un dedo en los labios.

—He vuelto —dice—. He tenido que ausentarme, pero ya estoy aquí.

Sabía que vendría. Me siento embargado por algún tipo de ilusionada anticipación. Mis sentidos lo envuelven.

—Despierta a las chicas, David, voy a esconderme en el cuarto de debajo de las escaleras. Les daremos una sorpresa.

Despierto a mis hermanas y a mi madre.

—¡Papá ha vuelto!

Venzo su incredulidad.

—¡Es él! ¡Vamos, está abajo!

Me siguen hasta el cuarto aparentemente vacío y me preparo para el remate final a nuestra pequeña broma.

Con una floritura, abro la puerta del cuarto para que pueda salir de golpe.

Allí no hay nadie. Me despierto. Una y otra vez.

David George

26 de marzo de 2015

Una carta de Peter George

a Stanley Kubrick

27 de febrero de 1963.

Querido Stanley,

Esta nota sigue a nuestra primera conversación telefónica de hoy. Espero que hablemos más tarde, pero he pensado que era mejor escribir la sustancia de lo que tendré que decirte después para que conserves la información de manera permanente (¡la palabra hablada es demasiado efímera!).

Después de que habláramos, he estado en el trabajo contactando con varios colegas anteriores, quienes a su vez han hecho ciertas preguntas con respecto al asunto que estábamos tratando. La fuente principal en la que me baso es una persona muy bien ubicada en el Departamento que se ha especializado exclusivamente en comunicaciones y en problemas relacionados con el movimiento de aeronaves a nivel global. Basándome en sus opiniones y en la de otro experto, opino que, de hecho, no existe una manera práctica de demostrar la incapacidad de retirar a los bombarderos más que mediante la introducción de un dispositivo como el crm-114.

Esto no me sorprende del todo, ya que cuando escribí el libro este fue obviamente un problema con el que tuve que lidiar. En ese momento estaba en una unidad donde había varios oficiales de alto rango especialistas en comunicaciones, y recuerdo que aquellos días me metí en el tema de manera exhaustiva. La posición no ha cambiado.

No creo, por lo tanto, que sea posible demostrar la incapacidad para retirar los aviones más que a través de algún dispositivo mecánico. Y no creo que sea posible hacerlo mejor que postulando un crm-114.

Por supuesto, no he dado ningún nombre. Sé que apreciarás la razón.

Saludos cordiales.

P.S. Quien haya escrito el guion se ha equivocado al traducir STRANGELOVE al alemán. La palabra me desconcertó tanto que ayer llamé a Christianna y tuvo la amabilidad de darme la versión correcta, que es MERKWÜRDIGICHLIEBE. ¡Dios mío, que idioma!

Dr. Strangelove

o

cómo aprendí a dejar de preocuparme

y amar la bomba

Nota del editor

Las páginas de esta extraña y antigua comedia fueron descubiertas en el fondo de una profunda grieta en el Gran Desierto del Norte del planeta Tierra. El lector verá que hay una breve introducción escrita por los hombres que descubrieron el manuscrito. Aparte de eso, las páginas se presentan exactamente tal como fueron encontradas.

Al final de la historia también hay un breve epílogo que explica por qué hemos publicado este libro.

Introducción

La historia comienza en la segunda mitad del siglo xx terrestre. No sabemos por qué se usó este sistema cronológico, ya que tenemos evidencias de que la vida existió en la Tierra durante un período de tiempo mucho más largo. Pero se puede suponer que después de un desastre sin precedentes, los supervivientes decidieron comenzar a contar de nuevo el tiempo. Esto parece confirmado por nuestra experiencia en otros mundos.

En ese momento, la tecnología de la Tierra, aunque aún era primitiva según nuestra concepción, había progresado lo suficiente como para permitir que los hombres construyeran diminutas armas termonucleares, la mayor de las cuales solo tenía una potencia de cien megatones. Pero, por otro lado, habían construido muchas, suficientes, según nuestros cálculos, como para destruir el mundo tres veces y media. Por qué querían poder destruirlo más de una vez nos resulta incomprensible.

Con anterioridad, se habían usado en dos ocasiones armas nucleares muy simples para poner fin a lo que los hombres llamaron, singularmente, la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, se multiplicaron tanto en tamaño como en número. Dos grandes potencias poseían, entre ambas, el noventa y cinco por ciento de dicha capacidad atómica, tanto en armas como en medios necesarios para lanzarlas contra sus objetivos. No sabemos por qué estos dos países no mantenían relaciones amistosas, en cuanto ambos estaban gobernados por sistemas políticos que nos parecen fundamentalmente similares.

Estas dos grandes naciones gastaron sumas enormes de dinero en competir por estos juguetes e incluso cuantías más ingentes para mantener sus progresos ocultos al conocimiento de la otra. Uno de estos proyectos comenzó unos trece meses antes del inicio de nuestra historia. Científicos e ingenieros soviéticos, a cuya disposición se ordenó una impresionante cantidad de trabajadores voluntarios, se pusieron a trabajar al pie de una montaña, siempre oculta por la niebla, en los desolados pastos árticos del norte de Siberia.

Algunos rumores sobre el proyecto, a pesar de las más estrictas medidas de seguridad, lograron filtrarse al resto del mundo. Y eran tan horribles y fantásticos que nadie se los tomaba en serio: no podían. Corrían otros rumores más fundados que argumentaban que al finalizar el proyecto, para mantener el máximo secreto posible, todas las personas relacionadas con el asunto habían sido, para usar su tan extraño término literal, liquidadas.

En el momento de nuestra historia todas las naciones, y no solo las dos grandes potencias, temían un ataque sorpresa y habían tomado todas las precauciones al respecto. Sin embargo, no encontramos ni una sola evidencia incuestionable de que los gobiernos y los pueblos entendieran las consecuencias ilimitadas de un ataque atómico.

Una de las medidas tomadas por los Estados Unidos de América era mantener una alerta aérea permanente. (Recreamos la fraseología en uso en aquella época). Esto quiere decir que setenta bombarderos a reacción se mantenían en vuelo constante.

Cuando las tripulaciones estaban cansadas eran reemplazadas por otras, pero nunca había menos de setenta aviones en vuelo preparados para la acción y todos ellos transportaban una carga completa de armas termonucleares.

Aquel día, la mitad de la flota del Mando Aéreo Estratégico había despegado desde la base aérea de Burpelson hacía ya muchas horas. Los bombarderos se habían desplegado desde el Golfo Pérsico hasta el Océano Ártico. Compartían un solo factor geográfico. Estaban a mil trescientas millas, unas dos horas de vuelo, de los objetivos que tenían asignados en territorio enemigo. También tenían en común la carga preparada para ser lanzada. Llevaban dos bombas, además de otros dispositivos, con una potencia total de cuarenta megatones. Por lo tanto, cada bombardero llevaba el equivalente a cuarenta millones de toneladas de TNT, que son aproximadamente quince veces la cantidad de explosivos usados durante la Segunda Guerra Mundial y unas dos mil quinientas veces la potencia de la bomba arrojada sobre Hiroshima.

Uno de los bombarderos, bautizado por su tripulación como el Lazareto