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"Edipo en Colono" es una tragedia griega de Sófocles, escrita no mucho antes de su muerte en el 406/405 a. C.
En la cronología, los eventos relatados en "Edipo en Colono" se producen después de los sucesos de "
Edipo rey" y antes de "
Antígona"; sin embargo, fue la última de las tres tragedias en ser escrita.
Mientras las otras dos obras sobre Edipo traen a menudo el tema de la responsabilidad moral de una persona y su destino, Edipo en Colono es la única en donde se aborda explícitamente que «él (Edipo) no es responsable de las acciones que estaba destinado a cometer».
El lector que se acerque a "Edipo en Colono" asiste a un proyecto artístico atípico y ciertamente interesantísimo: un casi nonagenario Sófocles recuperó con esta obra a su personaje más emblemático, Edipo, dos décadas después de presentarlo en su inigualable "Edipo rey", para plantear una profunda reflexión sobre la vejez, la cercanía de la muerte y la posteridad.
Esta tragedia puede considerarse el testamento literario de Sófocles; en ella no sólo hace gala de una sensibilidad poética asombrosa, sino que además ofrece diversas claves metaliterarias que enriquecen su lectura.
Resumen
Tras deambular mucho tiempo, un anciano, andrajoso y ciego Edipo llega a Colono y reconoce el lugar en el que está destinado a morir según los oráculos, después de haber soportado con firmeza las enormes desgracias que él mismo consumó sin saberlo en Tebas. Los habitantes de la zona lo rechazan, pero la necesidad de cumplir el destino señalado por los dioses lleva a Edipo a recurrir a la ayuda de Teseo, rey de Atenas, ciudad situada cerca de Colono.
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Veröffentlichungsjahr: 2021
EDIPO EN COLONO
Personajes
ACTO PRIMERO
Escena I
Escena II
Escena III
Escena IV
Escena V
Escena VI
Escena VII
Acto segundo
Escena I
Escena II
ACTO TERCERO
Escena I
Escena II
Escena III
Escena IV
Escena V
ACTO CUARTO
Escena I
Escena II
Escena III
Escena IV
Escena V
Escena VI
ACTO QUINTO
Escena I
Escena II
Escena III
EDIPO ANTÍGONA, hija de Edipo ISMENA, hija de Edipo TESEO, rey de Atenas. POLINICIO, hijo de Edipo. CREÓN UN COLONENSE UN MENSAJERO EL CORO, compuesto de ancianos colonenses.
EDIPO, ANTÍGONA
Edipo: Hija de un anciano ciego, Antígona, ¿a qué lugar, a qué ciudad hemos llegado al fin? ¿De qué mano Edipo errante podrá hoy recibir algunos pequeños socorros? Pidiendo poco, obteniendo aún menos, estoy satisfecho de lo que me dan; mi infortunio, el tiempo y mi valor me han enseñado a no desear más. Sin embargo, hija mía, si me encontrases un sitio en que me pudiera sentar, ya junto a algún bosque consagrado a los dioses, ya en otra parte, condúceme allí, haz reposar allí a tu padre, a fin de saber dónde estamos. Extranjeros, debemos interrogar a los ciudadanos y hacer lo que nos indiquen.
Antígona: Desgraciado Edipo, padre mío, si he de dar crédito a mis ojos, advierto a lo lejos murallas que circundan una ciudad. El lugar donde estamos es sagrado, a juzgar por el laurel, la vid y el olivo, profusos en él, y donde los ruiseñores abundan y hacen oir sus cantos melodiosos. Descansad sobre esta piedra que el arte no ha pulido. La jornada que acabáis de hacer es harto larga para vuestros años.
Edipo: Ayúdame, hija mía, a sentarme, y guarda a un desgraciado privado de la luz del día.
Antígona: Dado el tiempo que os sirvo, no ignoro los socorros de que tenéis necesidad.
Edipo: ¿Puedes, pues, decirme a qué lugares hemos llegado?
Antígona: La ciudad es Atenas, pero el lugar lo ignoro.
Edipo: Todos los viajeros nos han hablado de esa ciudad.
Antígona: ¿Queréis que vaya a preguntar el nombre del lugar?
Edipo: Sí, hija mía, si en efecto está habitado.
Antígona: Lo está sin duda, y espero no tener necesidad de cerciorarme, pues veo a un hombre no lejos de aquí.
Edipo: ¿Viene hacia aquí o se aleja?
Antígona: Está aquí mismo, vedle; decidle lo que creáis conveniente.
Los precedentes, un COLONENSE
Edipo: Extranjero, por lo que acabo de oir a la persona cuya vista suple a la mía, venís aquí muy a propósito para decirnos lo que ignoramos.
El colonense: Antes de interrogarme, dejad el asiento en que descansáis; estáis en un lugar sagrado cuyo acceso no está permitido.
Edipo: ¿Qué lugar es éste? ¿A qué divinidad está consagrado?
El colonense: Es un lugar que no puede habitarse, al que uno no puede aproximarse; está bajo el poder de las divinidades terribles hijas de las tinieblas y de la tierra.
Edipo: ¿Qué divinidades? Yo quisiera saber su respetable nombre.
El colonense: El pueblo aquí las llama las Euménides, que lo ven todo; en otras partes les dan otros nombres.
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