Educación como Respuesta - Sebastián Hernández - E-Book

Educación como Respuesta E-Book

Sebastián Hernández

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Beschreibung

"El objetivo de este libro es que sirva como una herramienta para todos los protagonistas de la educación. Una herramienta para actuar, para hacer, para dialogar, para debatir, para reflexionar, para cuestionar, para entender lo complejo que es proporcionar una enseñanza de calidad; un instrumento para transformar, para deconstruir y seguir construyendo." Así comienza este libro que nos hará reflexionar sobre un tema tan importante como la educación. A través de testimonios, investigación, estudio y experiencia, Sebastián Hernández nos propone analizar distintas facetas que involucran los múltiples factores que se ponen en juego en el proceso educativo, y a la vez nos incita a pasar a la acción, a convertirnos en protagonistas y no quedarnos en la observación y la crítica pasiva. "Educación como respuesta: involucrarse para transformar" no es un libro más. Es la oportunidad de pensar el pasado y el presente, para construir un mejor porvenir.

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Seitenzahl: 246

Veröffentlichungsjahr: 2024

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SEBASTIÁN HERNÁNDEZ

Educación como Respuesta Involucrarse para Transformar

Hernández, SebastiánEducación como respuesta involucrarse para transformar / Sebastián Hernández. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2024.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-5498-7

1. Ensayo. I. Título.CDD 306.43

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Índice de contenido

Dos de mis referentes en educación

Prólogo por María Luján Lippo

Palabras Preliminares por Sebastián Hernández

Introducción

Pilar Nº 1

Contexto áulico/escolar/barrial

Pilar Nº 2

Metodología de Enseñanza y Aprendizaje

Pilar Nº 3

Evaluación

Pilar N° 4

Inteligencias Múltiples

Pilar N° 5

Educación Sexual Integral

Pilar Nº 6

Educación no formal

Experiencias Educativas

Conclusiones

Palabras Finales

Agradecimientos

Bibliografía

Dos de mis referentes en educación

A ellos gracias…

Gracias por ser esas personas que transmiten, que emocionan, que te invitan a más. Gracias por acompañar con acciones sus palabras, por generar esperanzas y por ser exigentes con sus convicciones.

Pablo, profe de básquet a mis 11 años, desde San Paolo hasta Kimberley. Como docente, brillante, pero como coordinador aún más. Tenía un talento increíble para darnos libertad a la hora de que los profes planifiquemos nuestros entrenamientos, pero a la vez una autoridad para generar esa responsabilidad que conlleva estar a cargo de una clase. Un distinto…

Raúl, mi profe de historia en la secundaria, mi compañero de Sociología en la Universidad y un amigo de la vida. Logró que a chicos de 15/ 16 años nos fascine su materia y generen interés en la misma. Nos sentaba en ronda, hacíamos debates, nos explicaba la tarea difícil de evaluar. Educaba con amor y paciencia.

Pablo Genga

Animarse a pensar la educación a partir desde las respuestas es sin dudas algo para celebrar. En épocas en donde mucho se duda del cómo, nunca debería ponerse en duda el por qué ni el para qué. Educamos para formar mejores personas. Sobre eso no hay discusión. Y en ese sentido, Sebastián hace una apuesta fuerte y toma posición: se educa para transformar. No para repetir ni para repetir-nos. La verdadera educación debe ser transformadora. Nos debe hacer mejores día a día. Si el contexto es formal, como la escuela o informal, como un club o una sociedad de fomento, poco importa. Sin dudas que cambiarán los modos y las formas, pero lo que no debe estar en discusión es que cada acto educativo nos debe modificar y hacernos mejor.

En ese sentido, Sebastián aporta un análisis sobre seis pilares que son el sustento de toda educación a partir del relato de actores protagónicos del proceso educativo, como lo son docentes, formadores, profesores, familiares y referentes. Más allá del título, quienes comparten sus experiencias son personas que día a día aportan algo para transformar vidas. Y de eso se trata la educación: de que lo que sabe uno, lo sepan dos para mejorar la vida de las personas. Estas personas conviven diariamente con su rol docente. Son madres, padres, hermanos, amigos, pero también son docentes 24/7. Quienes eligen esta profesión no tienen fines de semana ni feriados. Se es docente todo el día, todos los días, toda la vida. Hay un perfil docente que va más allá del título. El docente es alguien que inspira, que es faro para otros y que es admirado por otros. Un referente. Alguien que en algún momento, todos deseamos ser. Por eso, leerlos, conversar con ellos, escucharlos, interpretar lo que dicen, para luego buscar patrones comunes que generen propuestas transformadoras es lo más valioso que tiene este libro. Sebastián logró transformar la queja en creatividad aportando ideas y soluciones a problemas que, más allá del contexto o la coyuntura, se repiten sistemáticamente. Porque si hay algo que caracteriza a estos personajes es que no se conforman con el “no se puede”. El docente, no acepta un no como respuesta. Siempre se puede enseñar. Siempre se puede transformar. A veces con recursos, otras, muchas otras, sin ellos. Sin embargo, para ellos no hay excusas. Enseñar para el docente es como el juramento hipocrático para el médico: nunca se deja de enseñar.

En honor a los docentes, a esos referentes que nos empujan día a día a ser mejores, celebro la producción de este libro e invito al lector a sumarse a la ola de respuestas. Esas respuestas que toda una sociedad espera para mejorar el mundo en el que vivimos y disfrutar cada día de un lugar más inclusivo y más justo.

Raúl Aimar

Pertenezco al oficio de quienes historizan las relaciones sociales, ya que pretendemos reunir genealogías para explicar algunos de los problemas que nos interpelan en el presente. Entre las posibles clave de interpretación, solemos recurrir a la delimitación de cambios y continuidades en las situaciones analizadas, con la remota expectativa de favorecer acciones que nos posibiliten una vida digna, en plenitud del ejercicio de los derechos conquistados.

Desde la pandemia de covid-19 ciertos cambios en la sociabilidad se vienen consolidando en nuestros entornos próximos. El uso masivo de redes por internet que virtualizan la vida social no nos enlaza en una sociedad de contenido solidario. Predomina la agresividad verbal, la violencia discursiva que tematiza diversos asuntos en tono de odios; profusión de estigmatizaciones para discriminar y señalar a otro como peligroso, depositario de los males que padecemos. Aparece allí la figura de posibles grupos que deben ser apartados, descartados. Es un escenario preocupante.

Desde las Ciencias Sociales se viene teorizando acerca de este cambio de sensibilidades y percepciones. Se habla de época de las pasiones tristes (Dubet), de economía de las desigualdades (Piketty) o en nuestras latitudes de pedagogías de la crueldad (Segato, Ipar) para dar cuenta de un tiempo que se aleja del estado de bienestar, hoy añorado.

En el campo educativo en el cual se inscribe Seba encontramos continuidades aleccionadoras y ejemplares. Desde Latinoamérica, con inicio en el nordeste profundo de Brasil en la práctica, luego con la escritura de Paulo Freire como referente se construyó colectivamente una pedagogía popular para nombrar el mundo. Fenómeno que se divulgó por todo el continente llegando hasta África. Pedagogía con circulación de la palabra, que mira a los ojos con ternura. Inclusive ya ha ramificado en los sistemas formales de educación

Muchas gracias Seba por hacerme partícipe de tu caminar. Desde tu adolescencia en una escuela del puerto marplatense, en donde se hacía esfuerzos por construir comunidad con las barriadas de trabajadores y trabajadoras de la pesca. Por tu espíritu deportivo cuidando a los clubes, articulando con instituciones para que sean puntos de encuentro para la pibada que no se asume como meros consumidores de lo que impone el mercado. Seba de mil caminos, con la inquietud de andar y conocer. Mil gracias por permitirme compartir con vos y tu familia (papá, mamá y hermana) la marcha histórica en defensa de la universidad pública el 23 de abril de 2024 por las calles de Mar del Plata. Abrazo enorme querido Seba y seguiremos andando.

Prólogo por María Luján Lippo1

Todos y cada uno de nosotros nos hemos planteado, alguna vez, algo relacionado con la educación: “este es un maleducado”, “se nota que fue bien educado…”; “lo educaron para…”, son algunas expresiones que solemos escuchar y decir, sin tener mucha conciencia de lo que implica el real significado de la palabra.

Educación viene de educare, vocablo proveniente del latín, y significa criar, nutrir, que equivale a «dotar de conocimientos», un proceso que se lleva a cabo de afuera hacia adentro, en que el protagonista es el docente. Tal vez esta raíz nos haya conducido a pensar que solamente es responsabilidad de un maestro o maestra, cuyos conocimientos serán “insertados” a quienes nada saben.

Sin embargo, esta idea se ha ido modificando en el sistema educativo, y hoy sabemos que se trata de un proceso interactivo, de intercambio entre estudiante y docente. Aun así, la idea primera parece seguir instalada en la sociedad, que piensa que la educación es responsabilidad solamente de las instituciones educativas, sin tener en cuenta que todo el tiempo estamos enseñando y aprendiendo, en cualquier ámbito en el que estemos: el hogar, el trabajo, la escuela…

Esta obra plantea una mirada crítica hacia esta actitud pasiva del común de la gente, que sabe que nuestro sistema educativo requiere de un cambio, pero cree que la responsabilidad es de otros, sin tener en cuenta que “involucrarse”, tal como lo anuncia el título del libro, es la herramienta más potente que tenemos como seres sociales.

Sabemos que no se puede hacer “borrón y cuenta nueva” en un sistema que lleva siglos de historia; pero la mirada que propone este ensayo considera que con pequeños cambios se lograrán grandes cosas.

No encontraremos aquí soluciones mágicas, pero sí habrá distintos cristales que nos permitirán observar las cosas desde diferentes puntos de vista. Enfocarse, “hacer zoom” en varios aspectos nos dará la posibilidad de pensar, para luego actuar. El libro nos convoca, nos interpela, no sólo a quienes en cierta forma estamos ligados a la educación, sino a todos, ya que pertenecemos a una misma sociedad y tenemos un mismo anhelo: que las cosas mejoren.

Celebro que jóvenes como Sebastián tengan la voluntad de pensar y de hacer, de salir de su zona de confort para escuchar, analizar y generar propuestas. La iniciativa está planteada: este libro está en tus manos para que también pases a la acción.

1. La autora es docente de Literatura y Prácticas del Lenguaje en escuelas secundarias de la Provincia de Buenos Aires. Colaboró también en la corrección del libro.

Palabras Preliminares por Sebastián Hernández

El objetivo de este libro es que sirva como una herramienta para todos los protagonistas de la educación. Una herramienta para actuar, para hacer, para dialogar, para debatir, para reflexionar, para cuestionar, para entender lo complejo que es proporcionar una enseñanza de calidad; un instrumento para transformar, para deconstruir y seguir construyendo.

Se trata de visibilizar cuestiones y problemáticas típicas del ámbito educativo que, por diversos motivos y circunstancias, a veces no llegamos a identificar. Para comprenderlas se necesita una “vuelta de tuerca”. No es sencillo y lleva un tiempo de análisis encontrar respuestas a planteos que suelen escucharse cotidianamente, como: “Estudio, pero desapruebo”; “Repetí de nuevo”; “Pero... Juan es burro”; “Lucía es vaga”; “Le dan mucha tarea”; “La escuela es aburrida”; “¿Para qué me sirve aprender esto?”; “Me pone nerviosa rendir oral”; “Nunca hacés la tarea”; “Se lleva todas y las aprueba en diciembre”; “Mi hijo tiene 10 en Matemática y Lengua”; “No te podés llevar Educación Física, Música o Plástica”; “Me cuesta estudiar de memoria”; “¿Por qué tu amiga aprobó y vos no?”; “Lo único que tenés que hacer es estudiar, no te puede ir mal”. Y se empiezan a ver acciones como copiados de exámenes, daños a la institución escolar, malas conductas, numerosos aplazos, deserción escolar. Es decir, la escuela se convierte en una etapa traumática para los chicos.

La escritura de este libro, que arrancó como proyecto de extensión para escuelas o barrios, fue mutando a lo largo de los años. Yo fui transformándome como persona también, por eso tuvo varios cambios. Es complejo mantenerse actualizado y estar a la altura de las necesidades de las nuevas generaciones. Por lo tanto, intento tener una mirada más estructural de las cosas.

Todos pasamos por instituciones que nos marcan la vida: durante la infancia, la adolescencia, la adultez. Sean públicas o privadas, religiosas o laicas, van a tener cuestiones buenas y malas, fortalezas y debilidades. Hace muchos años comencé a reflexionar sobre ejes que creo cruciales en la escuela, para debatirlos y actualizarlos. Me di cuenta de que esos mismos son pilares que se desarrollan no solo en la vida escolar, sino también en la vida diaria durante la adultez, en muchos ámbitos como el laboral. A los comentarios referidos a la escuela, podemos agregar ejemplos como: “Mi jefe me trata mal”; “Mi compañero llega siempre tarde al trabajo y no le dicen nada”; “Trabajo mejor que mis compañeros y no me aumentan el sueldo”.

 Todos somos responsables, no basta solo con sancionar y castigar, es necesario encontrar el por qué de que pasen estas cosas, lograr un cambio desde la estructura, y no a corto plazo. Solo poder entender y comprender por qué suceden es un avance enorme: esto nos dará otra perspectiva y paciencia para resolver los problemas e ir probando diferentes estrategias.

Nos cansamos de escuchar por todos lados la palabra “EDUCACIÓN” y, por lo general, se le da un aspecto positivo, esperanzador, pensando que es la solución a todos los males de una sociedad. Pero nos olvidamos de lo esencial: qué enseñamos y cómo. El debate se tiene que dar ahí, en las instituciones, para poder estar a la altura de las circunstancias, es decir, cubrir las necesidades actuales de los chicos y chicas.

De antemano, tenemos muchos problemas importantes, que no desarrollaré en esta ocasión, pero que hay que tener muy en cuenta a la hora de analizar un contexto educativo. Algunos de ellos son: el bajo salario a los docentes, aulas superpobladas, la infraestructura de las escuelas, la falta de materiales pedagógicos, el desprestigio de la educación pública  y la sobrevaloración de la educación privada. Todo esto se relaciona con la política; por más ajenos que nos podamos creer de la misma, estamos inmersos en ella. Así que, más que evitarla, hay que tratar de informarse y actuar en consecuencia para sumar a la causa.

Es difícil, pero cada persona que elige transitar estos caminos debe involucrarse lo más que pueda, en cuanto a sus posibilidades. Para poder generar una educación de calidad, necesitamos de un trabajo en equipo en el cual directivos, docentes, estudiantes y familia estén comprometidos con la instancia pedagógica, dándole la importancia que se merece y empatizando con el rol del otro. 

La idea no es generar culpas, sino crear posibilidades. Por eso plantearé una reflexión sobre ciertos pilares que considero claves en la vida escolar. Sugiero que el abordaje y la lectura sea desde los diferentes roles de los protagonistas antes nombrados (directivos – docentes – estudiantes – familia), para ponerse en el lugar de cada uno, viendo su complejidad y tratando  de comprender.

Lo que voy a desarrollar no es una receta, no es un método ni nada que se le parezca. Lo que me propongo es generar preguntas, dudas, cuestionamientos, ver que no es sencillo ofrecer una educación de calidad. Pero quisiera que a partir de estos planteamientos surgieran nuevas ideas y soluciones.  El conocimiento se construye siempre, es dinámico, no se queda quieto. Es como una rueda que se mueve, se renueva y debe actualizarse todo el tiempo con debates, críticas, pensamientos, para poder transformarlo. Al aprendizaje significativo lo construimos entre todos y todas, constantemente.

Hay que deconstruir lo establecido para volver a construir con bases actualizadas. Llevamos adelante el mismo sistema educativo hace décadas y décadas: una pedagogía tradicional que, seguramente, fue efectiva en su momento de creación, pero hoy ya caducó. El contexto socioeconómico y cultural es otro, y también las necesidades de los jóvenes, por lo tanto hay que crear una nueva pedagogía o, por lo menos, generar diferentes alternativas. Y, sinceramente, no creo que copiar métodos europeos sea la solución. Sí se pueden ver y analizar, que sirvan para problematizar e investigar. Pero nuestra sociedad es otra, nuestro país es otro, cada provincia es diferente, cada ciudad y barrio presenta diversas características. Sería conveniente, a futuro, la creación de una pedagogía que sea nuestra (creada a partir de nuestro propio contexto), cambiante y de calidad.

Después de desarrollar los pilares, compartiré los testimonios de diversas personas con las que hablé sobre los mismos, para ver sus diferentes puntos de vista y enriquecer, a través de sus experiencias educativas, lo escrito anteriormente. Personas que son alumnos, madres, docentes, directivos, familia. Porque el compromiso tiene que ser de todos para que esto funcione. Yo, particularmente, le doy mucha importancia a lo que piensa una madre, un padre, un ayudante o auxiliar de la escuela o club. No recaigo solo en lo que opinan los profesionales. 

Hay muchos especialistas en el tema, investigadores que intentan una y otra vez transformar esta pedagogía que quedó obsoleta. Y está muy bien que lo sigan haciendo y esforzándose, porque están capacitados para eso. Pero con este humilde libro se busca la participación de todos y todas, aunque no tengan conocimiento académico, porque tienen el protagonismo para poder transformar cada pequeña realidad educativa. Tenemos que darnos cuenta de que somos importantes, que tenemos herramientas para ayudar, para transformar realidades y que es un trabajo en conjunto. Asumamos responsabilidades y tomemos decisiones; podremos equivocarnos, pero el intento vale la pena. El docente puede dar una clase magistral, pero si después en la casa, la familia del estudiante no muestra interés por su hijo, o al revés, en la casa está súper estimulado y en la escuela no lo motivan ni le enseñan acorde a sus necesidades, de nada sirve. Es por eso que todos los protagonistas son igual de importantes en la vida escolar de las personas. 

Por diversas cuestiones históricas (primero fuimos colonizados y luego tercermundistas), vivimos en un país donde, en general, el sistema no funciona por sí solo, por lo que debemos involucrarnos desde el lugar que ocupemos para poder estar a la altura de las circunstancias.

Quizás también podamos debatir sobre qué es la educación, cuál es la utilidad que se le da en la sociedad, si realmente creemos que es importante o si la escuela es solo un lugar donde dejamos a los niños mientras los adultos trabajamos. 

Me enfoco en los conflictos de la educación en la escuela ya que es obligatoria y, para bien o para mal, todos pasamos por ella; por lo tanto, si vamos a transitar por la misma, tendría que ser un lugar donde igualarnos como sociedad. Sin embargo, creo que los pilares que voy a desarrollar también se pueden dar en varios ámbitos de la vida y no solo en la escuela. Por eso, al leerlos pueden tomar la institución escolar como ejemplo para comprenderlos, pero también son aplicables a su lugar de trabajo, o donde desarrollan su vida social, su barrio, clubes, entre otros. La educación está presente en todos los ámbitos.

Como docente, me cuesta aceptar las cosas como están y solo reconocer que el sistema es así y punto. No pretendo transformarlo todo, pero sí generar dudas en ustedes, desarrollar ciertos cuestionamientos y que se puedan crear diferentes soluciones en cuanto al contexto de cada problemática. La tarea es difícil y compleja, pero a la larga creo que es la manera de lograr una buena calidad educativa, que se verá reflejada en las acciones, tanto individuales como colectivas.

Introducción

Para ponernos un poco en clima, antes de analizar los pilares que considero de suma importancia, voy a dar algunas características del modelo pedagógico tradicional y de ciertas pedagogías alternativas. No creo que una sea totalmente mala ni otra totalmente buena, sino que el docente y las instituciones tienen que saber qué herramientas brindan, conocer todas para poder crear las suyas a la hora de dar la clase y planificar un proceso escolar, a lo largo del año y de la vida educativa de los estudiantes que pasen por esa escuela.

El modelo pedagógico tradicional es el que conocemos todos, ya que es el que tuvimos siempre, a no ser por algún profesor/a que haya revolucionado la clase con otro método. Consiste en que el docente dé una clase magistral, donde sea el único que hable, el dueño de la verdad. Es el que transmite el conocimiento de una forma activa hacia los estudiantes que aguardan, de manera pasiva, adueñarse del mismo. El alumno es visto como una página en blanco en la cual hay que escribir, ya que está vacía, está en cero, no sabe nada; es como una materia sin forma a la que hay que moldear. Por lo general, se aprende por mecanismos de memorización, automatización y repetición. Se valora el orden, el esfuerzo, la competitividad y el individualismo. Se reproducen discursos y actividades bajo la lógica de contenidos y de control absoluto del currículum. Se resume la tarea en planificación, acción y evaluación.

Al ser un sistema tan rígido, su principal función es la de mantener el orden, controlar asistencias, horarios, notas de las evaluaciones. Es complicado pensar que aun se usa este modelo ya que actualmente vivimos en un mundo con características totalmente diferentes: globalizado, dinámico y en continua transformación. 

Junto a este modelo tradicional hay varias pedagogías alternativas, como las de Montessori, Waldorf, Reggio Emilia, Pikler2. Cada una tiene sus características particulares, pero en general son un tanto revolucionarias en comparación con lo anteriormente nombrado; se les da mucha libertad y protagonismo a los educandos en su vida escolar. Ponen en duda los métodos que, con tanta seguridad, hace tantos años se llevan a la práctica. Al alumno se lo ve como una persona que posee cierto conocimiento y, en la clase, se debe dar un intercambio con el docente. Valoran otros aspectos como la creatividad, colaboración, trabajo en grupo; ven el error como un momento para aprender, y no solo para sancionar. Entre estos estilos pedagógicos, no podemos dejar de nombrar la educación de Finlandia, ya que es catalogada como la mejor del mundo. Pero, como dije antes, es una pedagogía en un contexto determinado, que no es el nuestro; aun así, se pueden tomar algunas cuestiones para debatir.

Tampoco hay que olvidarse de que estamos en un cambio generacional muy grande en lo que respecta a la búsqueda de la información o el conocimiento. Antes, el acceso a los mismos se daba solo en las escuelas o bibliotecas, pero con la llegada de Internet, está al alcance de todos y en cuestión de segundos. Es por eso también que el sistema educativo3 debe prepararse para este cambio y estar a la altura de las nuevas demandas de los jóvenes.

Las instituciones escolares no deben ser prestigiosas solo por los resultados académicos de sus alumnos, sino también (y, me parece, aun más importante) por su disposición a la aceptación de la diversidad de los mismos, tanto cultural, como personal, sexual y socioeconómica. Me refiero a esas escuelas que no aceptan repitentes, que no contemplan la pobreza y la exclusión social, las dificultades de aprendizaje, entre otras cuestiones, en pos de conservar un “malentendido” prestigio.

Es difícil, complicado, no sé si hay una pedagogía mejor que otra, pero lo que sí sé es que hay que afrontar los problemas y no mirar para el costado. Hay que asumir riesgos de cambio y no buscar la seguridad en la repetición de las cosas.

Ahora sí, con un cierto panorama expuesto, vamos a introducirnos en el debate de los pilares. Cada uno tiene que pensarlo y repensarlo, cuestionarlo mientras lo lee. Los invito a no realizar una lectura pasiva, sino todo lo contrario. Sean protagonistas de la misma y traten de crear e imaginar conmigo. Problematicemos juntos y creemos soluciones a infinidad de situaciones pedagógicas.

Debatir no es discutir; las opiniones, con buenas intenciones, siempre van a sumar. No se trata de imponer una sobre otras, sino de ver cuál es la más óptima en determinada circunstancia.

Cabe aclarar que los denomino “pilares”, entendiendo la palabra pilar como sostén o base de algo: una casa, un conocimiento, entre otros.

Sé que la lectura, a veces, suele aburrir si es estructurada y lineal, por lo cual perdemos interés enseguida. Por eso propongo que arranquen leyendo por el eje que más les guste, que más les llame la atención. El orden es aleatorio, y les dará la posibilidad de elegir con libertad, según sus preferencias e intereses. Sepan que, al finalizar cada pilar, tendrán un espacio para que puedan anotar sus propias conclusiones, experiencias. De esta manera, leerán de una forma activa, para que la teoría y la práctica se estén entrelazando todo el tiempo. El orden en que lean los ejes no cambia la percepción del libro, aspiro a que la lectura les sea más llevadera a ustedes como lectores.

2. Las pedagogías alternativas mencionadas tienen las siguientes características principales:

El método Montessori se caracteriza por proveer un ambiente preparado: ordenado, estético, simple, real, donde cada elemento tiene su razón de ser en el desarrollo de los niños. El aula Montessori integra edades agrupadas en períodos de 3 años, lo que promueve naturalmente la socialización, el respeto y la solidaridad.

https://www.fundacionmontessori.org/sobre–montessori/el–metodo/

La pedagogía Waldorf fue creada por el filósofo y pedagogo austriaco Rudolf Steiner en 1919, buscando el desarrollo de cada niño y niña en un ambiente libre y cooperativo, sin exámenes y con un fuerte apoyo en el arte y los trabajos manuales. https://waldorfalbacete.org/pedagogia–waldorf/que–es–la–pedagogia–waldorf

La metodología Reggio Emilia tiene como objetivo principal fomentar el desarrollo integral de los alumnos a través de un proyecto educativo centrado en su individualidad y creatividad. Algunos de los objetivos clave de este método avalado por pedagogos de todo el mundo son:

• El niño es el protagonista – el alumno es capaz de aprender por sí mismo, gracias a sus habilidades.

• Los educadores son guías – acompañan a los niños en sus aprendizajes.

• Las familias se implican – los padres participan activamente en las experiencias educativas.

• La importancia del espacio – cada espacio tiene su propósito y debe tener elementos que ayuden en el desarrollo.

• Documentación pedagógica – es importante documentar todos los avances y experiencias para sacar conclusiones.

https://livekid.com/es/blog/que–es–la–pedagogia–reggio–emilia–y–cuales–son–sus–principios/

La pedagogía Pikler es un método para criar a los niños de forma alternativa y fomentando la libertad y el respeto a la autonomía de los más pequeños durante el proceso de aprendizaje, con el objetivo de que el niño o niña sea independiente y seguro

https://www.educo.org/blog/que–es–la–pedagogia–pikler–y–en–que–se–basa

3. Recuerden que cuando hablo de “sistema educativo” o términos similares, involucro a todos los protagonistas ya antes nombrados (docentes y otros actores institucionales, familia, etc)

Pilar Nº 1

Contexto áulico/escolar/barrial

El contexto es clave a la hora de llevar a cabo un proceso de aprendizaje. No podemos hacer de cuenta que no existe y solo dejarnos llevar por la rutina de todos los días. Por ejemplo, imaginemos el aula: vamos a pasar ahí juntos todo un año, como mínimo. ¿Acaso nosotros no ponemos a gusto nuestras casas o habitaciones, porque eso nos hace sentir mejor? Bueno, esto sería lo mismo; sería bueno que entre el profesor y los estudiantes puedan darle ese toque particular y que la parte directiva apoye esta iniciativa. También, como profesor de Educación Física que soy, no creo en la necesidad de dar la clase, sea la materia que sea, manteniendo a los estudiantes sentados. No digo que los tengan que hacer correr, pero sí, de vez en cuando, que puedan pararse, mover las sillas, sentarse en el suelo, dar una clase en el patio o la biblioteca. De a poco romper con esa monotonía para despertarlos, generar interés, algo nuevo, romper un poco los esquemas. Ponerse en ronda, mirarse a los ojos, que nadie se dé la espalda. Ir variando las formas en las clases, para desconcertar a los chicos y generar cierto interés o incertidumbre, ya que muchas veces el aula se vuelve aburrida, monótona, hasta deprimente o provoca una sensación de amargura y tristeza. 

Cuando hablo de “contexto escolar” me refiero a ampliar la mirada de lo que expliqué en el aula hacia toda la escuela. Y también darle una vuelta de tuerca a la separación de grados por edades. Todos, a lo largo de la vida, nos relacionamos con muchas personas y la mayoría de veces no son exactamente de nuestra edad. Por eso, sería muy valioso que, a lo largo del año, se puedan desarrollar actividades entre diferentes cursos. Si los chicos se conocieran más, se sentirían más identificados con la escuela, se saludarían con más personas y no solo con los de su curso. Y, sobre todas las cosas, creo que desarrollarían una mirada más colectiva y no tan individual. Se sentirían parte de la escuela y se identificarían con ella. Al tratar con personas de diferentes edades podrían empatizar con otros, menores y mayores.

En lo que se refiere al barrio, hay que ser conscientes de la parte socioeconómica y cultural. También si los chicos que asisten al colegio son de la zona o no. Ver qué carencias y fortalezas presentan, para poder ayudar a quien lo necesite o a otras instituciones educativas que lo precisen. Cuando hablo de “ayuda” no me refiero solo a donar o regalar sino, si está a nuestro alcance, brindar las herramientas para solucionar el problema en cuestión, y no solo a corto plazo. Claramente, si no existiese esta posibilidad, será más útil ese “parche” que no hacer nada al respecto.

Una buena propuesta sería desarrollar actividades en conjunto con diferentes instituciones, para conocer otras realidades. Por ejemplo, que escuelas de la periferia puedan conocer las instalaciones de escuelas céntricas y viceversa, intercambios entre públicas y privadas, entre otras. Sería bueno compartir acciones para que, desde chicos, se puedan relacionar sin odio o bronca, entendiendo que a cada uno le tocó nacer en distintos lugares y hacer lo posible para que puedan transitar esas diferencias de una manera más sana, hacia su futura adultez. Sería necesario empezar a debatir qué sería “meritocracia”, por ejemplo, o igualdad de oportunidades, o carencias de algún sector y fortalezas del otro. Ambos tienen qué enseñarle al otro, pero antes hay que armar un ambiente agradable para comprender, analizar y charlar las diferencias, sin juzgar o criticar.