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«Tu objetivo ha de ser conquistar el mundo sin dañarlo» El arte de la guerra, el tratado estratégico más influyente de la historia, recoge las enseñanzas de Sun Tzu, un maestro militar de la China del siglo V a.C. Esta obra ha guiado a comandantes y estrategas durante siglos y, a día de hoy, sigue siendo estudiada por numerosos políticos y ejecutivos. A lo largo de sus trece capítulos, El arte de la guerra revela principios de táctica, planificación y liderazgo, sustentados en una visión ética del arte bélico. El tratado de Sun Tzu nos acerca a la antigua China y nos invita a reflexionar sobre la sociedad actual.
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Seitenzahl: 49
Veröffentlichungsjahr: 2025
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Sun Tzu
El arte de la guerra
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© De la traducción: Cristina Roldán Sendra
© De las ilustraciones: Nuria Pérez Martínez
© Imaginaria Books, S.L. 2025
ISBN: 979-13-87722-17-3
Calle Chiva, 43 - Bajo
46018 - Valencia, España
(+34) 662 046 199
www.imaginariabooks.com
I
Análisis
Sun Tzu dijo:
Existe un asunto de vital importancia para el Estado, un asunto de vida o muerte, que conduce hacia la supervivencia o la perdición. Este asunto es la guerra y hemos de dominar su arte. Para elaborar una estrategia militar, siempre se han de analizar cinco factores, estudiar su estado y compararlos meticulosamente. El primer factor es la “política”; el segundo, el “clima”; el tercero, el “terreno”; el cuarto, el “comandante”; y el quinto, el “orden”. La “política” consiste en que el pueblo confíe en su soberano, en que se sienta protegido por él y esté dispuesto a vivir y morir bajo su mandato. El “clima” hace referencia a la noche y el día, el frío y el calor, el sol y la lluvia, el cambio de las estaciones. El “terreno” indica cómo las distancias, los caminos sencillos y los casi intransitables, las zonas estrechas y las áreas extensas pueden aumentar o disminuir las posibilidades de supervivencia. El “comandante” representa las cualidades del buen general: sabiduría, integridad, benevolencia, coraje y rigor. El “orden” alude al control flexible y a la adaptabilidad de las normas, a la organización y jerarquización del ejército, al aprovisionamiento y a la gestión de los recursos. Estos son los cinco factores clave: quien los contemple, vencerá; quien los ignore, será derrotado. Por lo tanto, para trazar un plan de guerra, se han de analizar los bandos enemigos y comparar los siguientes aspectos:
1 ¿Qué ejército dispone del soberano más sabio y respetado?
2 ¿Qué ejército posee el comandante más competente?
3 ¿A qué ejército favorecen el clima y el terreno?
4 ¿Qué ejército presenta un orden y unas regulaciones más eficaces?
5 ¿Qué tropas son más fuertes?
6 ¿Qué ejército posee oficiales y soldados mejor entrenados?
7 ¿Qué ejército presenta un sistema de recompensas y sanciones más eficiente?
Solo me basta conocer estos siete elementos para predecir con total certeza qué bando será el vencedor y cuál el vencido. El general que siga mis consejos conducirá a su ejército a la victoria; el comandante que los ignore condenará a sus hombres a la derrota, por lo que debe ser expulsado. A partir de mis indicaciones, el general ha de propiciar una situación favorable. Debe analizar los factores externos y trazar un plan que le proporcione a su ejército una posición de ventaja.
La guerra se basa en el engaño. Cuando tu ejército tenga energía, finge desaliento. Cuando dispongas de recursos, finge desabastecimiento. Cuando estés lejos, hazle creer al enemigo que estás cerca. Cuando estés cerca, no te dejes ver. Convence al oponente de que estás en desventaja y sorprende a sus hombres cuando estén desprevenidos. Mantén a tus tropas alerta cuando el enemigo parezca estable. Evítalo cuando sea más fuerte e irrítalo cuando esté furioso. Incítale a la soberbia cuando sus fuerzas sean inferiores. Fatígalo cuando parezca tranquilo y divide sus tropas cuando estén unidas. Ataca cuando no estén preparadas y aparece cuando menos se lo esperen. Estas son las claves que otorgarán la victoria al estratega militar. Más adelante, las estudiaremos detenidamente.
Si tu evaluación de los cinco factores indica victoria, se debe a que tu ejército cuenta con una situación favorable; si indica derrota, se debe a que sufres ciertas desventajas. No obstante, un análisis riguroso puede guiar al bando vulnerable al éxito, mientras que un análisis deficiente puede conducir al bando favorecido al fracaso. Un ejército sin análisis está simplemente condenado a la derrota. ¡Así de sencillo es pronosticar el resultado de la batalla!
II
Librar batallas
Sun Tzu dijo:
Para el arte de la guerra se necesitan mil carros ligeros, mil carros pesados y un ejército de cien mil hombres al que abastecer durante diez mil li1. La gestión de asuntos internos y externos, el empleo de emisarios y consejeros, el uso de pegamento y barniz, y el mantenimiento de carros y armaduras suponen un coste de mil monedas de oro al día. ¡Únicamente con esta cantidad de oro se puede movilizar un ejército de cien mil hombres!
El propósito de la guerra es la victoria y si esta se demora demasiado, se mellan las armas y decae el espíritu de los soldados. Si asedias ciudades, las fuerzas de tu ejército se agotarán. Si se prolonga la guerra, los recursos del estado resultarán insuficientes. Si se mellan las armas, se desmoralizan los soldados, se agotan las fuerzas y se drenan los recursos, otros líderes aprovecharán el momento para atacar. Entonces, no importará cuán sabio seas, pues no hallarás manera de salvar a tu ejército. Así, hemos oído hablar de las prisas insensatas en batalla, pero nunca hemos visto un ataque prudente que se extienda más de lo debido. Jamás ha habido una nación que se beneficiase de una guerra duradera. Por ende, aquellos que no comprendan la crueldad de la guerra, tampoco podrán concebir los beneficios de esta.