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Se trata de una historia real sobre las vivencias de una mujer, que no deja indiferente a nadie al conocer el contenido. Os relata la forma que ella logró sin querer, de salir de un estado depresivo, el cual venía arrastrando más de una década...cuyo crecimiento personal fue evidente... la protagonista quiere dejar su testimonio, que si ella lo logró, todas las personas con las herramientas adecuadas lo pueden lograr... Recomendable para todos los públicos, especialmente para las personas que no logran estabilizarse en su vida en algún ámbito, que sufran de enfermedades de salud mental tales como la ansiedad y la depresión. Así como, para orientar a las futuras generaciones a luchar por sus sueños, pues un días estás en la oscuridad y al siguiente sin tú esperarlo, sale el sol...
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Seitenzahl: 54
Veröffentlichungsjahr: 2025
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EL
DESPERTAR
Agradecimientos:
Doy GRACIAS de todo corazón:
A todos mis queridos MAESTROS.
A mis hijos por ser y estar, siendo mi luz.
A mi querida mamá por darme la VIDA que es tan hermosa, dos veces y por todo su cariño.
A mi papá por todo lo que hizo por mí .
A mi hermano y al papá de mis hijos, por ser parte de mi aprendizaje en este plano.
A todas las almas de las cuales me incomodaron y obtuve una enseñanza.
A todas mis amigas que conocí en este proceso tan hermoso.
A todas las personas que me quieren, las que no me quieren y las que fingen que me quieren.
Gracias a ustedes llegué hasta aquí.
A mí misma por tener la valentía de aceptar este bonito reto de crecimiento y evolución.
Al UNIVERSO por guiar mis pasos.
A todos mis ancestros, sin ustedes yo no podría estar aquí. Como decimos en constelaciones: Yo soy la pequeña, ustedes los grandes.
Y como no:
A usted que está leyendo este humilde relato, de una persona más en este gran mundo, que le desea que tenga una vida llena de paz, salud y prosperidad.
Gracias, gracias y gracias.
EL
DESPERTAR
Saliendo
de la
Oscuridad…
Presentación:
Empezaré por el principio…
Mi nombre es Zari y estoy dispuesta a cumplir uno de mis sueños que tuve desde niña. Siempre escuché que para que el paso por este plano físico se vuelva rentable, habría que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro.
Bien, pues solo me falta escribir un libro.
Quiero decir también que lo anterior mencionado solo era una frase hecha, como tantas otras… Sé que hay personas que vienen con la misión de no tener hijos, eso es igual de válido.
Tengo la creencia, verificada por mí, que nosotros elegimos nuestros padres y nuestra vida antes de nacer, así que da igual lo que hagamos, al llegar aquí y no acordarnos de lo firmado, no podemos elegir nada, ni con quién nos vamos a casar, ni a que nos vamos a dedicar…
Por qué o para qué hoy lo estoy escribiendo? Es decir que me motiva hacerlo? Primero por mí, desde bien pequeña fue una de mis ilusiones; segundo, por mis hijos, para que sepan que como yo, ellos también pueden hacer todo lo que se propongan; tercero, porque me gustaría leer un libro hecho por un ancestro mío… por si algún día tuviera nietos y ellos hijos y de este modo siguieran varias generaciones, me encantaría que dentro de 100 años, ellos pudieran leer algo escrito por mí, saber de dónde venimos, saber que su antecesora lo hizo con mucho amor…
También para honrar a mis ancestros y darle las gracias, porque si yo estoy aquí hoy, es porque ellos estuvieron… por lo tanto, para todos y cada uno de ellos; ¡¡¡Gracias!!! Más aún sabiendo que no estamos aquí por casualidad, pero sí por causalidad, ni siquiera que fuimos solo un proyecto de nuestros padres, lo que yo pude entender este tiempo de formación y con pruebas que viene de mi alma, difícil de explicar, pero bien claras para mí es que: somos el proyecto inconsciente de nuestros ancestros. Nosotros venimos para reparar o repetir sus patrones, hasta que venga alguien que decida resolverlo… para qué? Por varios motivos, porque es nuestra misión, porque una vez que despiertes no hay vuelta atrás, para honrarlos a ellos pero sobre todos para que las futuras generaciones, o tú misma, para que no repitas sus patrones, una y otra vez, pensando que es buena o mala suerte o el destino, cuando lo que de verdad sucede es que todo está en el inconsciente. Me quedó una frase que lo explica: Hasta que lo inconsciente se haga consciente, el subconsciente dominará tu vida y tú lo llamarás destino.
Nosotros somos los únicos responsables de nuestras vidas. Llegado a este punto, podría hablar de la energía cuántica y de varios temas que me viene a la cabeza, pero esto es solo una presentación y por ello no deseo extenderme más.
Me niego a que el paso por esta vida física sea solo para hacer bulto, como la mayoría y hablo desde la más absoluta humildad, debido a ello quiero plasmar aquí mi granito de arena, en forma de testimonio.
Si consiguiera con este relato ayudar a alguien, solo a una persona, ya habría cumplido con uno de mis objetivos, de los más importantes…
Así que comencemos…
Capítulo I
Mi nacimiento.
Yo vine a este mundo el 19 de julio de 1976, siendo la segunda hija de un hombre bueno y honesto, nacido en España y que tuvo por circunstancias de la vida emigrar a Brasil y de una mujer cariñosa, buena y sensible, nacida en Brasil.
Mi hermano, nueve años mayor que yo, apenas pudimos compartir juegos, porque cuando eres pequeño se nota mucho la diferencia de edad. Ese perfil lo había firmado antes de nacer, igual que todo lo demás…
Nací con decisión, apenas dejé que el médico pusiera un guante y salí sin miedo, casi caigo al suelo, pues el facultativo me agarró por una de mis piernas y lloré a pleno pulmón.
Y esa forma de ser me acompañó toda la vida, guiándome por impulsos, por intuición… e ignoraba el motivo, hasta que todo tuvo sentido.
Un dato curioso que me contó mi madre, fue que cuando a ella le empezó los dolores de parto, mi padre estaba viendo el fútbol y me contaba medio en broma, medio en serio, que mi papá pretendía acabar el fútbol y después llevarla al hospital, una anécdota más… a simple vista parece, pero ello también marcaría mi vida y más adelante explicaré el por qué.
Capítulo II
Mi infancia.
Yo era lo que se llama ahora una niña traste, muy traste, aunque actuaba siempre desde la más profunda inocencia, no dejaba indiferente a nadie…
Cuando tenía seis meses, gateando, cogí un martillo y lo dejé caer sutilmente y cayó justo en el dedo gordo del pie de mi papá. Otra vez, en la cama, mi mamá, mi hermano y yo estábamos acostados, cogí un esmalte de uñas y lo tiré para arriba con la puntería de que cayó encima de la boca de mi hermano, ocasionándole una herida en el labio.
En otra ocasión, me dieron un peine y no se me ocurrió otra cosa que meterlo por la oreja a mi mamá…
Mi madre se fue cinco minutos a la calle, dejándome con la empleada doméstica (en Brasil era habitual tener empleada doméstica) a su regreso estaba todos los cuadros perfectamente rotos y pintados.
Por ello, cuando empecé a andar y me acerqué a la cocina y a los cuchillos, la empleada se auto despidió, diciendo que yo era muy peligrosa y aunque pasara hambre en su aldea, estaba más tranquila, porque allí estaría a salvo…
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