El evangelio según Judas - Jeffrey Archer - E-Book

El evangelio según Judas E-Book

Jeffrey Archer

0,0

Beschreibung

«El evangelio según Judas, por Benjamín Iscariote» arroja nueva luz sobre el misterio de Judas, incluyendo sus motivos para traicionar a Jesús y lo que le sucedió después de la crucifixión. Partiendo de los textos canónicos como referencia, presenta una nueva versión de la historia de Jesús desde los ojos de Judas. Aparentemente escrita por el hijo de Judas, Benjamín, en el estilo narrativo de los Evangelios, este libro supone una recreación provocativa, estimulante y polémica, resultado de una intensa colaboración entre uno de los mayores expertos mundiales en el arte de contar historias, Jeffrey Archer, y uno de los estudiosos de la Biblia más conocidos del mundo, Francis J. Moloney. El proyecto es tan sencillo como osado: Jeffrey ha escrito una historia para los lectores del siglo XXI, mientras que Moloney se ha asegurado de que el resultado sea creíble para un cristiano o judío del siglo I.-

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 153

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Jeffrey Archer

El evangelio según Judas

Translated by Jesús Cañadas

BENJAMÍN ISCARIOTE

Saga

El evangelio según Judas

 

Translated by Jesús Cañadas

 

Original title: The Gospel According to Judas

 

Original language: English

 

Copyright © 2007, 2022 Jeffrey Archer and SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726492002

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

con ayuda del professor FRANCIS J. MOLONEY Miembro de la Orden de los Salesianos de don Bosco Miembro de la Orden de Australia Doctor en Teología Sagrada Doctor en Filosofía (Universidad de Oxford)

El Evangelio según Judas es el resultado de una intensa colaboración entre un escritor y un académico.

La improbable conexión entre Jeffrey Archer y Francis J. Moloney se estableció gracias al cardenal Carlo Maria Martini, a quien Archer pidió ayuda para realizar este difícil proyecto. De entre todos sus exalumnos del Instituto Bíblico Pontificio, Marini señaló al profesor Francis J. Moloney, quien se había graduado en dicho instituto en 1972 y después completó sus estudios de doctorado en la Universidad de Oxford en 1975.

La osadía del proyecto radicaba en su sencillez: Archer habría de escribir una historia para los lectores del siglo XXI, mientras que Moloney se aseguraría de que dicha historia resultase creíble desde el punto de vista de un cristiano o un judío del siglo I.

CAPÍTULO 1

He aquí el cordero de Dios

1. El motivo de escribir este Evangelio ha sido dar a conocer la verdad sobre Judas Iscariote y el papel que desempeñó tanto en la vida como en la trágica muerte de Jesús de Nazaret.

2. Muchos han sido los que, al contar la historia de Jesús, han relatado sus enseñanzas y hechos durante el corto periodo de tiempo que pasó en el mundo.

3. Algunos de ellos presenciaron realmente lo que sucedió y, siguiendo la tradición oral judía, contaron todo lo que habían visto y oído.

4. Otros escribieron sus propios relatos sobre la vida de Jesucristo, el hijo de Dios. Estos últimos se han convertido en lo que se conoce como Evangelios. [i]

5. Uno de los que presenciaron dichos sucesos fue mi padre, Judas Iscariote.

6. Yo, Benjamín Iscariote, su primogénito, oí por boca de mi padre el relato de lo que ocurrió en aquel entonces. He tomado nota de todo lo que mi padre vio y oyó, primero en arameo, el lenguaje que hablaba Jesús, y luego en griego, idioma que mi padre me enseñó en mi infancia. [ii]

7. Mi padre me crio según las más estrictas tradiciones de la Torá. Al igual que él, estoy convencido de que Jesús de Nazaret era un profeta y un hijo de Israel, si bien no el Mesías al que tanto tiempo hemos esperado.

8. Recientemente se han escrito otros Evangelios que dan su propia visión de lo que sucedió durante la vida de Jesús. Sin embargo, solo unos pocos de ellos relatan de forma justa lo que hizo mi padre durante ese momento de nuestra historia. Curiosamente, estos últimos son los que rechaza esa nueva secta conocida como los cristianos. [iii]

9. El resto de Evangelios no llega a comprender de verdad el compromiso y la fe absoluta que Judas profesaba a Jesús de Nazaret. De hecho, han preferido embarrar el nombre de mi padre hasta el punto de convertirlo en el más infame de los seguidores de Jesús.

10. A mi padre se lo conoce ahora como un traidor, un ladrón, alguien capaz de aceptar sobornos. Uno de los Evangelios afirma incluso que se quitó la vida, lo cual es falso. Mateo 27, 3-10.

11. Ninguno de estos juicios de valor se emitió durante la vida de Jesús. La mayoría se acuñó después de su trágica muerte.

12. Algunos, en una suerte de obcecación por demostrar que están en lo cierto, han llegado a sugerir que el nombre Iscariote proviene de la palabra romana sicarii, que se puede traducir como «fanático zelote armado con una daga».

13. Otros afirman que Iscariote viene del término hebreo saqar, que significa «el mentiroso».

14. En realidad, Iscariote proviene del término hebreo ish-kerioth, que significa simplemente «el que proviene de Keriot». Keriot es el pueblo en el que nació Judas.

15. Las raíces de mi padre se remontan a la tribu de Judá. Creció en Keriot, un pueblo leal a las tradiciones judías, que aparece en los anales de la historia de Israel. Véase Josué 15, 25. [iv]

16. Por toda Galilea, los cristianos han esparcido rumores de que mi padre era un hombre violento, un parásito indigno de cualquier confianza. A pesar de las pruebas que demuestran lo contrario, los seguidores de Jesús continúan repitiendo estas injurias incluso hoy en día.

17. Judas Iscariote fue en realidad discípulo de Juan el Bautista, y obedeció voluntariamente sus palabras: «he ahí un hombre de Dios. Seguidlo». Véase Juan 1, 36.

18. Desde aquel día, mi padre se convirtió en seguidor de Jesús de Nazaret. Tanta confianza depositó Jesús en él que acabó por elegirlo para formar parte de sus doce discípulos más allegados.

19. En mi niñez oí lo que relataba mi padre de las enseñanzas de Jesús. Más tarde puse por escrito todo su relato, tras visitarlo en Khirbet Qumrán, poco antes de que los romanos le dieran muerte.

20. Ahora mi padre ha regresado con el Dios al que con tanto fervor amó y sirvió en vida.

CAPÍTULO 2

Preparar la venida del Señor

1. Judas fue discípulo de Juan el Bautista. Cuando éste apareció tras su periplo en el desierto, muchos consideraron que se había cumplido la profecía del profeta Malaquías: «He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible». Malaquías 4, 5.

2. Juan el Bautista vivió tal y como vivió Elías: «Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y se alimentaba de langostas y miel silvestre». Reyes 1, 8.

3. Judas creía que, con el regreso del profeta Elías, a buen seguro no tardaría en llegar el día del Señor. Juan el Bautista era la voz que grita en el desierto: «Preparad el camino a Jehová; cread una senda para nuestro Dios». Isaías; 40, 3.

4. Muchos pensaron que era el propio Juan quien respondía a la profecía en la que tanta esperanza había depositado Israel, y quien por lo tanto habría de ser el Mesías. Sin embargo, Juan le confió a Judas que no era quien Israel esperaba: «Después de mí viene uno que es superior a mí». Juan 1, 30.

5. Juan se veía a sí mismo como un ser tan inferior a quien habría de venir que en numerosas ocasiones afirmaba que «ni siquiera soy digno de agacharme para desatar las correas de sus sandalias». Véase Marcos 1, 7; Mateo 3, 11; Lucas 3, 16.

6. Jesús era hijo de José y de su esposa María. Vino desde Nazaret para ser bautizado por Juan, quien era su primo. Véase Lucas 1, 13.

7. Hay muchas crónicas sobre el nacimiento y la infancia de Jesús, pero Judas siempre mantuvo que Jesús fue el primogénito del matrimonio formal entre su padre, José, y su madre, María. «¿No es este el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no son sus hermanas estas que viven aquí?». Marcos 6, 3.

Véase también Mateo 1, 25; Marcos 3, 31 - 35; Juan 7, 3-8. [v]

8. Algunas de las historias que se contaron en su día sobre el nacimiento de Jesús no eran más que mitos griegos que hablaban de dioses del cielo que creaban progenie tras coyunta carnal con mujeres mortales. Véase Génesis 6, 1-4. [vi]

9. Todas las crónicas sobre el nacimiento de Jesús retratan acertadamente que José, su padre, era de Belén, la ciudad de David, y que engendró un niño con María.

10. No eran buenos tiempos para las familias judías. El rey Herodes, que gobernaba con mano de hierro, permitía que los romanos campasen a su antojo a lo largo y ancho de su reino. No era raro que aquellos paganos manchasen la honra de alguna joven judía.

11. José debió de decidir que, para evitar cualquier enfrentamiento con los romanos, él y su esposa María emprenderían un peligroso viaje hasta el pueblo de Nazaret, en Galilea.

12. José, que era carpintero de profesión, encontró trabajo en Nazaret en las cuadrillas que construían la gran ciudad de Séforis, mientras que María y el resto de la familia se asentaron en el pueblo.

13. En sus primeros años en el pueblo de Nazaret, Jesús aprendió las tradiciones de Israel de mano de su padre, José, como descendiente de David, y de su madre, María, como hija de Sion.

14. Aunque siempre se ha asociado a Jesús el gentilicio de nazareno, en realidad nació en Belén, la ciudad de David.

CAPÍTULO 3

Venid conmigo

1. Jesús empezó a predicar sus enseñanzas a orillas del lago de Cafarnaún.

2. En sus sermones, Jesús le decía a su cada vez mayor grupo de seguidores que el momento de la llegada de Dios a Israel estaba cerca, y que era necesario desobedecer las órdenes de los funcionarios públicos corruptos, a quienes les dedicaba estas palabras: «¡Hijos de víbora! ¿Quién os ha avisado para que huyáis del inminente castigo?». Véase Mateo 3, 7.

3. Israel se acercaba a un punto crítico. Había llegado la hora de aceptar a Dios como único señor y rey de la nación. Véase Marcos 1, 14-15; Mateo 4, 12-17.

4. El mensaje de Jesús no tarda en recorrer toda Galilea. La gente empieza a viajar largas distancias solo para oír sus sermones.

5. «Aconteció que estando Jesús junto al mar de Galilea, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios». Lucas 5, 1.

6. Jesús vio a Simón y a su hermano Andrés, dos pescadores del lugar que, en aquel momento, lanzaban sus redes al agua. Llevaban toda la noche trabajando sin el menor éxito. Aquel era su último intento de pescar algo.

7. Jesús vio cómo volvían a sacar las redes vacías del agua una vez más.

8. Le dijo a Simón: «Volved a arrojar las redes, pero esta vez por el otro lado de la barca». Véase Lucas 5, 4.

9. Simón no hizo caso del consejo de aquel desconocido. Le dijo que sabía exactamente dónde estaban los bancos de peces, y que no necesitaba que nadie le viniera a decirle dónde echar las redes.

10. Andrés, por su parte, contempló en silencio a aquel desconocido plantado de pie en la orilla. A diferencia de su hermano, él sí decidió hacer caso a su consejo.

11. Andrés echó la red por el otro lado del bote. Casi de inmediato, la volvió a sacar tan llena de peces que necesitó ayuda de su hermano Simón para poder auparla al bote.

12. Simón quedó abrumado por el poder que emanaba de aquel desconocido. Bajó del bote y se aproximó con las piernas hundidas en el agua hasta caer a los pies de Jesús.

13. Jesús contempló a los dos hombres y dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres». Mateo 4, 19; Marcos 1, 17; Lucas 5, 10.

14. Simón y Andrés abandonaron el bote y se unieron a Jesús.

15. Mientras los tres caminaban juntos por la orilla del lago se cruzaron con Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan, ambos también pescadores. En aquel momento remendaban sus redes y apartaban lo pescado durante la noche.

16. Jesús también les pidió a ellos dos que lo siguieran. Tanto Santiago como Juan abandonaron de inmediato los botes y siguieron sus pasos sin dudarlo.

17. Aquellos cuatro pescadores fueron los primeros seguidores de Jesús de Nazaret. Véase Marcos 1, 16-20; Mateo 4, 18-22; Lucas 5, 1-11.

18. Todos ellos dejaron atrás sus vidas, sus familias, sus criados y todas sus posesiones para seguir a Jesús.

19. Durante los primeros días de Jesús de Nazaret como predicador errante, el poder que emanaba inspiró confianza y pasión entre todos aquellos que abandonaron todo para seguir sus pasos.

20. Jesús regresó a Cafarnaún con sus cuatro discípulos, Simón, Andrés, Santiago y Juan.

21. Puesto que era Sabbat, todos se apresuraron a dirigirse a la sinagoga para orar. Al llegar al templo, se encontraron con un tumulto.

22. Un hombre poseído por un demonio había entrado en el templo, gritando blasfemias y molestando a quienes habían acudido a oír la lectura de la Torá.

23. Jesús se acercó al hombre poseído.

24. El hombre entró en pánico. Empezó a agitar los brazos y a gritar: «¡Jesús de Nazaret, déjanos en paz! ¿Has venido a destruirnos? ¡Te conozco bien: tú eres el Santo de Dios!». Véase Marcos 1, 24; Lucas 4, 34.

25. Jesús, con el mismo poder que sus discípulos habían captado cuando los exhortó a abandonar sus botes y seguirlo, dijo con voz firme: «¡Cállate y sal de él!». Marcos 1, 25; Lucas 4, 35.

26. El hombre poseído se derrumbó en el suelo. Todos lo contemplaron y supusieron que estaba muerto. Nadie se atrevió a acercarse a Jesús, pues temían que a él también lo hubiesen poseído los demonios.

27. Jesús se agachó, tomó al hombre de la mano y le dijo que se fuera a su casa.

28. Algunos de los que habían presenciado lo que había sucedido se giraron hacia los discípulos de Jesús y preguntaron: «¿Y esto qué es? ¿Acaso es una nueva enseñanza? ¡Con toda autoridad manda incluso a los espíritus impuros, y éstos lo obedecen!». Marcos 1, 21-28, Lucas 4, 31-37.

29. Ninguno de los discípulos pudo responder a sus preguntas. La noticia de lo que había sucedido no tardó en extenderse por toda Galilea.

CAPÍTULO 4

¿Quién es ese hombre?

1. Jesús y sus discípulos salieron de la sinagoga y se dirigieron a casa de Simón.

2. Al llegar, se enteraron de que la suegra de Simón había contraído una enfermedad y que tenía fiebre. La familia de Simón temía por su vida. Les aconsejaron a él y a sus compañeros que se marchasen enseguida para no enfermar ellos también, pues podrían llegar a morir.

3. Jesús no evidenció miedo alguno. Pidió que lo llevasen con la enferma.

4. Jesús se detuvo junto a la cama de la mujer, se inclinó y la tomó suavemente de la mano.

5. Simón, los demás discípulos y el resto de familiares no ocultaron su sorpresa. Empezaron a preguntarse unos a otros: «¿Quién es este hombre?». Jesús parecía ser un hombre de Dios, había demostrado tener poder sobre los demonios, pero también había tocado la mano de una mujer que no era su esposa, lo cual era una clara violación de las tradiciones judías de pureza. [vii]

6. Jesús se arrodilló junto a la mujer y le susurró algo al oído. Mientras hablaba, la fiebre de la mujer descendió, para asombro de todos los presentes.

7. Jesús se puso de pie y, en tono calmado, le pidió a la mujer que hiciera lo mismo. Ella obedeció de inmediato.

8. «Más tarde, aliviados y contentos, los miembros de la familia se sentaron junto a Jesús a compartir el pan». Véase Marcos 1, 29-31; Mateo 8, 14-15; Lucas 4, 38-39.

9. Tras descansar, Jesús y sus discípulos salieron de la casa de Simón y se dirigieron al pueblo de Nazaret; un viaje que tardarían varias horas en realizar.

10. Al llegar a las estribaciones que desembocaban en el pueblo, oyeron el tañido de una campanita, que indicaba que se acercaba un leproso. Los discípulos, temiendo por su salud y su pureza, se echaron hacia atrás. Jesús, por su parte, continuó avanzando hacia el lugar del que venía el sonido de la campanita.

11. Jesús dobló un recodo y se encontró con el leproso. El enfermo cayó de rodillas y exclamó: «Si quieres, puedes limpiarme».

12. Jesús sonrió, alargó las manos y siguió avanzando hacia el hombre mientras decía: «Quiero. Ya has quedado limpio». Marcos 1, 40-42; Mateo 8, 2-3; Lucas 5, 12-13.

13. Los discípulos avanzaron con cautela y contemplaron incrédulos cómo la lepra abandonaba al hombre. Quedaron todos asombrados: «Jesús sanó a muchos que sufrían de diversas enfermedades, y también expulsó a muchos demonios». Véase Marcos 1, 34, 39; Mateo 4, 23; 9, 35

14. Todos se repitieron unos a otros: ¿quién es este hombre?

15. Muchos de sus nuevos seguidores albergaban dudas, pues Jesús había contravenido abiertamente las leyes de pureza de Israel: había tocado a una mujer y la había sanado. También había tocado a un leproso y lo había limpiado.

16. ¿Podría aquel hombre, que curaba a los afligidos y les traía esperanza, ser el Mesías al que tanto tiempo llevaban esperando? ¿Serían ellos los elegidos que lo acompañarían en su viaje a Jerusalén, donde se restauraría el trono de David? [viii]

17. Cuando Jesús oyó que discutían sobre estos asuntos, les advirtió que no debían decirle a nadie que era el Mesías. Véase Marcos 8, 30; Mateos 16, 30; Lucas 9, 21.

18. Jesús se volvió hacia el leproso y le prohibió revelarle a nadie el nombre de quien lo había curado. Marcos 1, 40-45; Lucas 5, 12-16.

19. Pero el leproso no fue capaz de contener su lengua y se dirigió a toda prisa al pueblo, donde gritó desde los tejados que Jesús de Nazaret lo había curado.

20. Al llegar precedido de tales noticias, la entrada de Jesús resultó harto difícil, pues la gente empezó a salir de sus casas y a rodearlo antes de que pudiera llegar a la sinagoga. Véase Marcos 1, 45; Lucas 5, 15.

21. La reputación de gran maestro de Jesús ya se había extendido por toda Galilea, por lo que el líder de la sinagoga lo invitó a escoger un fragmento de la Torá y a explicárselo a los que se habían reunido allí para oírlo.