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Beschreibung

Seven winning stories in the literary competition: “El futbol sí es cosa de cuento” (Football, yes it´s worth a story”), deal with a variety of serious and humorous themes related to this sport.---------------------------------------------Los siete cuentos ganadores en el concurso literario: “El futbol sí es cosa de cuento”, abordan diferentes temas serios y humorísticos relacionados con ese deporte.

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El futbol
es cosa de cuento
D.R. © CIDCLI, S.C. Av. México 145-601, Col. del Carmen Coyoacán, C.P. 04100, México, D.F.www.cidcli.com.mx
© De los autores: Josemaría Camacho Iván Serrato Juan Arturo Brennan Juan Sahagún Carlo Corea Fernando Tamariz David Aduna Ilustraciones: Fabricio Vanden Broeck Coordinación editorial: Rocío Miranda Cuidado de la edición: Elisa Castellanos Diseño gráfico: Rogelio Rangel Primera edición, julio, 2011 ISBN: 978-607-7749-95-0 La reproducción total o parcial de este libro, en cualquier forma y por cualquier medio, no autorizada por los editores, viola los derechos reservados y constituye un delito. Impreso en México / Printed in Mexico
El futbol
es cosa de cuento
Josemaría Camacho Primer lugar Iván Serrato Segundo lugar Juan Arturo Brennan Tercer lugar Juan Sahagún Mención honorífica Carlo Corea Mención honorífica Fernando Tamariz Mención honorífica David Aduna Mención honorífica
Índice
Presentación 7 El General Josemaría Camacho 11 Un día excepcional Iván Serrato 21 El balón que se aleja Juan Arturo Brennan 29 La mitad del territorio Juan Sahagún 37 Las redes del barrio Carlo Corea 47 Voto de silencio Fernando Tamariz 59 Gol olímpico David Aduna 63
Presentación
La pasión por el futbol, la pasión por la literatura ¿Cómo se pueden compartir dos pasiones tan distintas? ¿Puede ser el futbol cosa de cuento? ¿Qué analogía hay entre un juego en el que el trabajo de equipo es fundamental y una actividad considerada como una de las más solitarias? Es cierto que hay muchos autores que han abordado en sus obras el tema del futbol; sin embargo, la convocatoria del Primer Concurso Nacional de Cuento sobre Futbol: El futbol no sí es cosa de cuento, fue mucho más amplia e incluyente porque partimos de la idea de que en nuestro país hay mucha gente a la que le gusta escribir y sólo necesita, para dar a conocer sus textos, un estímulo y un tema que le apasione. Por ello, A Leer / IBBY México, Asociación Civil comprometida con la responsabilidad de  propiciar que niños, jóvenes y adultos se acerquen a los libros y hagan de la lectura una parte placentera y significativa de sus vidas, el Club de Futbol Pachuca, el más antiguo club de futbol en México y la organización futbolística más vanguardista del país, así como Gamesa, que tiene la misión de: “Promover el desarrollo familiar a través de programas de nutrición, educación y salud orientados a los más necesitados”, se aliaron en un proyecto común. Gracias a esta sinergia, en noviembre de 2009 se lanzó la convocatoria del concurso El futbol no sí es cosa de cuento, cuyo propósito fue vincular al deporte con la creación literaria e invitar a un público amplio y diverso a descubrir el
mundo de los libros y de la literatura escribiendo acerca de un tema que le es cercano y familiar: el futbol.     De noviembre de 2009 a febrero de 2010 –fecha de cierre de la convocatoria– se recibieron 1,174 cuentos, lo que representa un rotundo éxito para un concurso literario en su primera edición. Después de que cada uno de los textos pasó por la lectura de un grupo especializado en la valoración de textos literarios; los miembros del Jurado, compuesto por: Javier Aguirre, Germán Dehesa, Gabriela Murguía, José Luis Prado y Juan Villoro, recibieron veinte trabajos finalistas y el 5 de julio de 2010 se dio a conocer su fallo:
1er Lugar Josemaría Camacho Sevilla, del Distrito Federal, quien participó bajo el seudónimo Julio Geremy, con el cuento: “El General”. (Recibió cien mil pesos).
2° Lugar Iván Serrato Galaviz del Estado de México, cuyo seudónimo fue Turista y el título del cuento: “Un día excepcional”. (Recibió cincuenta mil pesos).
3er Lugar Juan Arturo Brennan Hanson, del Distrito Federal con el seudónimo Frantisek Majewski y el cuento: “El balón que se aleja”. (Recibió veinticinco mil pesos).
  Asimismo, se reconocieron cuatro trabajos con mención honorífica:   “La mitad del territorio”, de Juan Arturo Sahagún Campos; “Las redes del barrio”, de Carlo Roberto Corea Pacheco; “Voto de silencio”, de Fernando Tamariz Garcia- nava; y “Gol olímpico”, de David Aduna Chávez.   Durante la ceremonia de premiación, que tuvo lugar el 24 de julio de 2010 en las instalaciones del Club Pachuca, el escritor Kyzza Terrazas comentó que los cuentos ganadores: “Han podido retratar aspectos interesantes, serios y humorísticos de nuestro país. Y es por ello —aunado a la calidad literaria de muchos de ellos— que han sido premiados.”   Después de una experiencia tan satisfactoria sólo nos queda invitar al lector a conocer los cuentos de estos siete autores, que han sido maravillosamente ilustrados por Fabricio Vanden Broeck y editados por CIDCLI, casa editorial que también se hace presente en esta cancha; la de la pasión por el futbol y por la literatura.  
Bruno Newman Presidente de A Leer/IBBY México
Jesús Martínez Presidente del Club Pachuca
El GeneralJosemaría Camacho
          Claro que me acuerdo del día que ese canijo se murió. ¿Cómo se           me va a olvidar si fue el mismo día en el que el balón pegó en los           tres postes? ¿Se acuerda? No habíamos visto nada así en Zapota-          lito. Ni en los demás pueblos. Y eso que a veces viajábamos hasta      tres o cuatro horas a pie para luego ponernos a jugar. Y así y todo a veces los otros se cansaban antes. Ya andaban ahí pidiendo “¡cambio, cambio, profe!”. A grito pelado. Y faltaban como veinte, treinta minutos.     El General era un tipo estricto, nos traía puro pescado y tortilla, “nada de camarones”, decía, “se van a poner gordos como el portero de Pino, que ya ven que no agarra ni una”. Hasta después del juego nos dejaba echarnos unas chelas, pero sólo si ganábamos. Si perdíamos nos daba naranjas y órale, de regreso, a caminar cargando las chivas. Una vez me vio que me guardé una coca en el morral y ahí nomás, a medio camino que se me ocurre hacerme buey y quedarme atrás, para darle un traguito. ¿No estaba ya el General esperándome adelantito? Me quitó la coca, me la echó en los calzones y me tuve que ir caminando así hasta la casa. Cuando llegué estaba todo rozado.     Antes del partido contra el Costa de Chacahua nos juntó y nos dijo: “ya ando pasado de años, pero le prometí a la Negra que no me iba a morir hasta que quedáramos campeones”. Y ahí dejó de hablar. Se fue callado todo el camino, que era como una hora en lancha. Él iba manejando una de las dos y venía viendo hacia delante, pero como a lo lejos. Lo bueno es que no se cruzó ninguno de esos morritos que luego van en su canoa pescando o vendiendo tamal de mejillón.

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    El partido estuvo recio. Se veía desde ese día, apenas el tercer partido del torneo, que íbamos a jugar la final contra ellos. Ese día metí el primero de los catorce de la campaña. Estaba empezando, yo venía calientito ya porque llegamos media hora antes. El defensa de ellos venía corriendo con las agujetas desamarradas desde su casa cuando el árbitro ya estaba por empezar el partido. La cancha de Chacahua está bien dura. Tiene arena encima pero es de puritita tierra. Ahí no se puede sembrar, por eso la prestaron para el futbol. Los profesionales usan zapatos con muchos tachones para canchas duras, pero nosotros sólo tenemos unos para todos los partidos. Si acaso, porque el Charal sólo tiene tenis y siempre se anda resbalando. Si ese canijo hubiera traído tachones el día que vino el visor de Guerrero, se lo hubiera llevado. Es rebueno el condenado. Pero igual es bueno para sacar camarón, por eso mejor que se quedó con doña Cuca, su mamá, porque les fue rebién en la palapa, ya hasta tiene columnas de cemento y un estéreo.     Pero el caso es que empezamos bien. Vinieron los de Zicatela y se llevaron cuatro goles cargando de regreso. Y es un viajecito, ¿eh? Como seis horas y hay que rentar el autobús. Luego visitamos Onofre y ganamos otra vez. Y ya en la tercera fecha les ganamos a los del Club Costa, de Chacahua. De ahí para adelante ganamos seis y perdimos tres. Me acuerdo que perdimos contra los de Pinotepa. Ese día salieron como se dice inspirados, pues. Nos ganaron tres a cero y el gordo de su portero fracturó al Tonalá. Le puso un zapotazo en la cara que le tiró un diente y le rompió el huesito del cachete. Venía en la troca bien agüitado, le pusieron una cerveza para que no se le hinchara, pero nada. Cuando llegamos, ya entradita la noche, el tipo no podía mover la boca. Se lo llevaron a la clínica de Río Grande y no regresó hasta el miércoles. Claro que ya no jugó hasta la semifinal.     El otro que perdimos fue un robo. Íbamos ganando uno a cero con gol mío. Fue de palomita. Festejé como si fuera el Hugo, con machincuepa y todo. Pero al final ¿no nos fueron a marcar dos penales? Ninguno era, me cae. Esos tipos de San José son refaroles. Nomás se andan tirando y se quejan en todas. Se me hace que le dieron una feria al árbitro porque bien clarito se vio que se tiró el tipo en las dos jugadas. Luego él mismo tiró los penales y salió en hombros. Cuando ya nos íbamos el Chore le aventó una chela a esos cabrones. Se nos dejaron venir corriendo y el General se puso delante de nosotros. Nomás lo vieron y empezaron a dejar de correr. A ese General le tenían respeto en todo Oaxaca. No por nada le decían el
General, ¿verdad? Dicen que tiene un cuerno de chivo debajo de su catre. Quién sabe si sea cierto, pero nadie quiere averiguar.     El treinta de diciembre en el baile del pueblo vinieron los de San José. Venían con navajas y dicen que uno hasta traía un fierro. El Chore no sabía dónde meterse. Se llevó a la Pamela mejor para su casa [...]