El libro del educador - José Bernardo Carrasco - E-Book

El libro del educador E-Book

José Bernardo Carrasco

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Beschreibung

¿Cuándo podemos decir que alguien está ya formado? Probablemente nunca. ¿Cuándo podemos considerar que ha recibido ya lo más importante? Desde luego, una etapa crucial se puede considerar alcanzada cuando le hemos enseñado a aprender y a pensar por sí mismo. Ese camino está señalizado y tiene sus estrategias, que conviene conocer. El autor comparte así conclusiones contrastadas por su propia experiencia, dirigidas a quienes desempeñan la tarea de enseñar, tanto en la escuela como en la familia. José Bernardo Carrasco es doctor en Pedagogía, y ha sido profesor y directivo de centros educativos de enseñanza superior y universitarias. Ha dirigido varios masters y Cursos para directores, profesores y padres de alumnos, tanto en España como en el extranjero, y es autor de varios libros sobre temas educativos. Ha sido Asesor Pedagógico de la UNIR. En la actualidad colabora con IDENTITAS e imparte sesiones de formación docente en varios países del mundo.

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JOSÉ BERNARDO CARRASCO

EL LIBRO DEL EDUCADOR

Cómo enseñar a aprender y a pensar

EDICIONES RIALP, S.A.

MADRID

© 2017 by JOSÉ BERNARDO CARRASCO

© 2017 by EDICIONES RIALP, S.A.

Colombia, 63, 28016 Madrid

(www.rialp.com)

Realización ePub: produccioneditorial.com

ISBN: 978-84-321-4796-8

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

ÍNDICE

PORTADA

PORTADA INTERIOR

CRÉDITOS

INTRODUCCIÓN

I. SABER APRENDER, SABER PENSAR Y UNIDAD DE LA PERSONA

1. La apertura a la realidad, base del pensamiento

2. Integración de conocimientos, criterio propio y unidad personal

II. ESTRATEGIAS PARA PERSONALIZAR EL APRENDIZAJE

1. Qué pretendemos

2. Tratar a cada uno como es

3. Qué son las estrategias de aprendizaje

4. Conectar todos los cables entre sí

5. Aprender de un modo nuevo

6. Las tecnologías de la información y comunicación (TIC) como medio de aprendizaje

III. ESTRATEGIAS DE APOYO

1. Condiciones físicas y ambientales

2. Condiciones psicológicas

IV. ESTRATEGIAS DE ATENCIÓN

1. Atender con atención

2. Cómo facilitar las cosas

3. Captación de la información

4. Seleccionar la información

5. Principales fuentes que nos proporcionan información

6. Qué son las ideas principales

7. Cómo concentrarse mejor

8. Estrategias del profesor para facilitar la concentración de sus alumnos

V. ESTRATEGIAS PARA CONVERTIR LA INFORMACIÓN EN CONOCIMIENTO

1. Procesar la información

2. Códigos utilizados para la representación mental de los conocimientos

3. Estrategias para adquirir el vocabulario

4. Estrategias para pintarle una cara a cada conocimiento

5. Comprender, y “entender que comprendo”

6. Cómo convertir la información recibida en conocimiento

VI. ESTRATEGIAS DE MEMORIZACIÓN

1. Qué es la memoria

2. La tercera palabreja: “la metamemoria”

3. Proceso de memorización

4. Tipos de memoria

5. Aspectos que influyen en la memorización

6. Principales estrategias

VII. ESTRATEGIAS PARA FOMENTAR LA CREATIVIDAD Y EL TRASPASO DE LOS CONOCIMIENTOS

1. Estrategias inventivas y creativas

2. Transferir o traspasar conocimientos para aprovecharlos mejor

VIII. ESTRATEGIAS PARA EXPRESARSE VERBALMENTE

1. Importancia de la expresión verbal

2. Cómo mejorar la expresión oral

3. Cómo mejorar la expresión escrita

IX. ESTRATEGIAS PARA ORGANIZARSE EL TRABAJO

1. Estrategias de expresión técnica

2. Cómo planificar el trabajo

3. Estrategias de autocontrol

X. CÓMO AYUDAR A LOS PADRES EN LOS ESTUDIOS DE SUS HIJOS

1. Qué deben saber los padres sobre el aprendizaje

2. Qué pueden hacer los padres en el aprendizaje de sus hijos

3. Estrategias para formar en valores

PARA CONCLUIR, NO OLVIDES QUE:

SI QUIERES SABER MÁS PUEDE LEER…

CITAS BIBLIOGRÁFICAS

JOSÉ BERNARDO CARRASCO

INTRODUCCIÓN

ESTE LIBRO PRETENDE AYUDAR a profesores y padres en la enseñanza de las estrategias de aprendizaje a alumnos e hijos, de acuerdo con la secuencia que caracteriza el proceso del “pensar” puesto de relieve por la reciente investigación. De esta forma, el aprendizaje de los contenidos que conforman las distintas áreas de conocimiento mediante la utilización de las estrategias correspondientes, desemboca necesariamente en el desarrollo adecuado de las distintas etapas y fases del pensar. Y todo ello realizado de modo metacognitivo, que implica, por una parte, conocer las distintas estrategias (qué y cómo son, y para qué sirven); por otra, saber utilizarlas (ponerlas en práctica); y, finalmente, comprobar si su uso en cada tarea concreta va proporcionando, mientras se realiza, los resultados esperados. En caso contrario, las estrategias deben ser modificadas o sustituidas por otras más adecuadas.

El aprendizaje, como cualquier otro trabajo, exige determinadas condiciones para que se lleve a cabo de modo satisfactorio; estas pueden ser de carácter físico y ambiental (luz, temperatura, ruidos…), y de carácter personal (fuerza de voluntad, actitud ante el estudio…). Son las denominadas estrategias de apoyo.

El estudio de las estrategias de aprendizaje que aquí proponemos se entiende mejor si comparamos el proceso de aprender y pensar con el proceso que corresponde al aparato digestivo. Se trata de una analogía que ilustra y clarifica su entendimiento.

Efectivamente, si queremos comer, primero hay que ir al supermercado o tienda para ver los alimentos que allí existen, de los cuales seleccionamos los que vamos a necesitar, según el plan de comidas previsto (estrategias de atención). Una vez realizada la compra, toca cocinarlos, comerlos y digerirlos (estrategias para procesar la información), de forma que, una vez transformados en sustancias alimenticias (conocimientos), pasen a la sangre. Esta se encargará de repartirlas por todo el cuerpo, que las almacenará y utilizará según lo demande el funcionamiento de los distintos órganos (estrategias de memorización). Y aunque este proceso es el mismo en todas las personas, cada una asimila los alimentos y los emplea y transforma de un modo propio (analogías), en función de su metabolismo, que los transfiere (trasferencia de conocimientos) allí donde percibe que son necesarios (estrategias de personalización).

Una vez que nuestro organismo tiene el alimento suficiente, cada uno de sus órganos realiza o manifiesta (expresa) su función propia mediante la energía que ha recibido, que será traducida en algún tipo de actividad o trabajo (estrategias de expresión técnica, simbólica y ética). De esta forma, el proceso que comenzó en el supermercado o tienda con la adquisición de los alimentos (etapa adquisitiva), terminó convirtiéndolos en energía que, a modo de reacción, expresa las funciones propias de cada órgano (etapa reactiva).

Ahora bien, una vez terminado el proceso que nos conduce a aprender y a pensar, cabe concluir que, para que la comida (adquisición de información) y la digestión (procesamiento de la información para convertirla en conocimientos) sienten bien, los alimentos deben ser buenos y verdaderos, no contaminados, infectados o intoxicados. Es así como se previenen las enfermedades (el error, la falsedad…). Para ello es necesario que sepamos distinguir (criterio propio) lo bueno de lo malo, la verdad del error, y podamos disfrutar así de un organismo (mente) sano (saber pensar).

He aquí, analógicamente descrito, el contenido fundamental del libro. Solo falta añadir que, al ir dirigido también a los padres, lo hemos configurado teniéndolos en cuenta, de forma que pueda servirles íntegramente; además, hemos incluido un capítulo dedicado específicamente a ellos, en el que se ponen de relieve los aspectos fundamentales en los que pueden ayudar a sus hijos en sus estudios.

I.

SABER APRENDER, SABER PENSAR Y UNIDAD DE LA PERSONA

1. La apertura a la realidad, base del pensamiento

El psiquismo humano constituye un mundo complejo de emociones y representaciones que cada uno lleva dentro de sí. La persona está vinculada a sí misma y al mundo que la rodea: todo pasa por el psiquismo. Pero hay que reconocer que la vida psíquica tiene sus límites y sus riesgos de reclusión, sobre todo porque está marcada por una profunda tendencia a proteger su identidad y a asegurar su supervivencia. Nuestro acceso a toda la verdad y a la riqueza de lo real puede quedar impedido por las limitaciones, y a veces por las disfunciones, de este complejo de emociones y representaciones. Entre la representación psíquica que hacemos de la realidad, y lo que esta realidad es en su verdad y en su belleza profunda, puede haber una importante distorsión. No es lo real lo que nos aprisiona, son nuestras representaciones (Jacques Philippe, 2008: 22-25).

Ahora bien, todo lo anteriormente expuesto puede llevar a pensar que no existen verdades objetivas, que cada persona deforma la realidad al tamizarla con sus convicciones, valores, actitudes..., o sea, con su modelo mental propio, de manera que cada uno tenemos “nuestra verdad” y “nuestra concepción del bien”, que no coincidirá con la verdad y el bien de cualquier otra persona. Es decir, que hay tantas verdades y concepciones del bien como personas. Esto es lo que defiende el constructivismo, relativizando toda objetividad. Pero la realidad no es relativa: cada realidad es la que es porque es en sí; su existencia no depende de cómo yo la perciba, o de que yo exista o deje de existir. Cada uno de nosotros somos como los cristales de unas gafas, y vemos las cosas según el color de cada cristal; pero que las veamos así no significa que sean así, pues una misma realidad puede verse a través de cristales de muchos colores, sin que esa realidad cambie en lo que es. En consecuencia, la realidad (en donde radican la verdad, el bien o los valores de ella derivados), no son relativos, sino objetivos, y la misión de cada persona es saber mirar con cristales transparentes e incoloros para que podamos ver esa realidad tal como es, no deformada.

Por eso, una condición para que la persona que se está educando alcance un grado adecuado de desarrollo personal posible, consiste en la aceptación de la realidad que, demasiadas veces, se ve sustituida por meras opiniones no contrastadas. Silas palabras se vacían de su contenido objetivo para llenarse de la significación que cada uno les da, se acaba haciendo imposible el diálogo; el hombre se ve reducido a un mero juego de impulsos primarios, sensitivos, exclusivos del ámbito biológico. Siguiendo el conocido ejemplo de Ortega y Gasset referido a lo que ocurre cuando desde distintos puntos de vista dos hombres miran el mismo paisaje, coincidimos con él al declarar sin sentido esa forma de pensar que puede llevar a considerar que la perspectiva del otro ha de ser falsa por ser distinta; ahora bien, aunque distintos observadores vean un objeto desde distintos ángulos, ¿el objeto no tendrá una propiedades propias, independientemente de cómo sean observadas?; ¿por el hecho de ser percibido visualmente de distinto modo, según diferentes observadores, el objeto tendrá simultáneamente diferentes formas? Si no aceptamos la existencia de una realidad que exista independientemente de cómo sea percibida, ¿qué sentido tiene investigar si todas las conclusiones, aun las contradictorias, son aceptables?

Esta apertura a la auténtica realidad no se produce sin dolores ni renuncias, sin luchas ni agonías. Nuestras representaciones mentales han de convertirse permanentemente para abrirse a la riqueza de lo real, que es más vasta y más fecunda que cualquier elaboración psíquica personal. Es trabajo que se ha de reemprender siempre, y jamás acaba, pero que permite acceder a una vida cada vez más rica y abundante (Jacques Philippe, 2008: 23-25).

Tener criterio propio es la consecuencia del dominio, por parte de la persona, de todos los procesos cognitivos y metacognitivos y sus estrategias correspondientes: saber atender, procesar bien la información (es decir, convertir la información en conocimientos), saber autocontrolar bien esos procesos y, sobre todo, integrarlos en el modelo personal de pensar y de ser, que es único y propio.

Una consecuencia de la dignidad de la persona es afirmar, proteger y promover el derecho a tener sus propias opiniones, aprovechando todas las ocasiones posibles para que los educandos, hijos o alumnos, aprendan a pensar por cuenta propia, huyendo de todo tipo de adoctrinamiento despersonalizador. Ahora bien, una visión parcial de lo que es el sentido crítico puede llevarnos, de significar la capacidad de no aceptar pasivamente ninguna aseveración sin preguntarse por el valor que tiene, según los fundamentos en que se apoya, a interpretarse como una actitud negativa, de rechazo de todo lo que venga de los demás, especialmente de los que de alguna manera están constituidos en autoridad (Bernardo-Javaloyes-Calderero, 2009: 20-23).

2. Integración de conocimientos, criterio propio y unidad personal

Ya hemos dicho que cada ser humano tiene un modelo personal de conocer, constituido por todas sus dimensiones personales (sus sensaciones, experiencias, convicciones, valores, actitudes, sentimientos, entendimiento, voluntad...), en el que ha de integrar los distintos tipos de cocimientos originados por la información que ha recibido. Todos los elementos de este modelo están interrelacionados entre sí, entreverados, no son estructuras aisladas, se influyen mutuamente, constituye una síntesis integradora que revela la unidad personal.

Nuestra mente no es algo en blanco en donde se van “pegando” las ideas o pensamientos “copiadas” de nuestros profesores, padres, etc., sin que cada uno intervenga en este proceso de “tener” ideas para llegar a “ser” personas. Si esto fuera así, ante una misma realidad (una explicación del profesor, visionar una película...), todos acabaríamos pensando lo mismo y de la misma forma, pues esa realidad se habría “pegado” por igual en nuestras mentes. Pero no es así: mis conocimientos los descubro yo, bien matizando la información que me llega del exterior (lecturas, audiciones...), con mi modo personal de pensar, bien por los conocimientos que tengo en mi interior (experiencias, vivencias, elaborar nuevos conocimientos a partir de lo que ya sé utilizando la deducción...), también matizado, por supuesto, por mi modelo cognitivo personal. Pero, a su vez, este modelo cognitivo propio se ve influenciado por los conocimientos que voy descubriendo y va cambiando, adecuándose cada vez más a la realidad de donde proceden dichos conocimientos.

Por tanto, lo que importa es que mi modelo personal de conocer se adecúe lo más y mejor posible a la realidad, es decir, que sea lo más objetivo posible. Porque la realidad existe, es la que es, y yo estaré tanto más equivocado (o sea, pensaré más erróneamente), cuanto más haya originado conocimientos y pensamientos alejados de esa realidad. Dicho de otra forma: lo importante es que la verdad objetiva y el bien objetivo —es decir, la realidad, lo que es independientemente de mi manera de pensar y de ver las cosas—, sean integrados de modo autónomo y personal, de forma que pueda afirmarse que el bien y la verdad objetivos han sido apropiados, conquistados, redescubiertos y asumidos de modo propio y singular. Se trata, pues, de que la persona no “imite” ni “actúe” simplemente porque lo ha oído al profesor, o sus padres, o en la televisión, sino que lo haga porque forman parte de su “yo”, es “su” verdad y “su” bien, que coinciden con “la” verdad y con “el” bien: verdad objetiva y subjetiva se confunden o coinciden al máximo.

Así pues, cuando la persona integra un nuevo conocimiento en su correspondiente modelo personal de conocer, único y global, de forma que queda asimilado de una manera propia, solo suya, se puede afirmar que esa persona sabe pensar, pues las ideas que expresa han sido “digeridas” según su modo propio y expresadas también según ese mismo modo que debe coincidir lo más posible con la verdad y el bien objetivos, mediante el ejercicio del pensamiento crítico. Tal pensamiento consiste en examinar meticulosamente si nuestros conocimientos se adecuan a esa verdad y a ese bien objetivos, saber discernir en qué medida la verdad subjetiva coincide con la objetiva, y en qué medida es o no errónea; de ahí que el desarrollo del pensamiento crítico constituya una de las grandes metas de la Educación Personalizada. Esta forma de actuar nos lleva a tener criterio propio (de cada uno, personal), que constituye la mejor arma para evitar toda manipulación de las ideas.

De la integración de los conocimientos comprendidos se deriva la cantidad y calidad del “criterio propio”, así como la capacidad inventiva y creativa. Si los conocimientos no se han aprendido, o el aprendizaje se ha efectuado de forma mecánica no comprensiva ni significativa, la persona no tendrá criterio sobre los distintos aspectos que conforman la cultura y los valores, y tampoco será creativa: en definitiva, no sabrá pensar.

II.

ESTRATEGIAS PARA PERSONALIZAR EL APRENDIZAJE

1. Qué pretendemos

Este libro pretende ayudar a profesores y padres a enseñar a aprender y a pensar a sus alumnos o hijos para que, mediante la utilización de las estrategias y recursos mentales adecuados, puedan obtener un mejor y mayor rendimiento empleando un tiempo y un esfuerzo razonables, y adquieran las claves que les lleven a tener un criterio propio y objetivo, es decir, a saber pensar por sí mismos.

2. Tratar a cada uno como es

Personalizar el aprendizaje exige considerar a la persona en toda su realidad esencial y existencial, a la persona real, de forma que pueda ser la protagonista de su aprendizaje y, en fin, de su vida. Se hace necesario, pues, precisar, siquiera sea brevemente, en qué consiste “ser persona”.

La naturaleza humana, como la naturaleza de cualquier otro tipo de ser, es un principio de actividad que se refiere a lo que le es propio, o sea, a lo que le hace ser precisamente hombre y no otra cosa. ¿Y qué es lo propio del ser humano?: la racionalidad llevada a cabo mediante sus dimensiones constitutivas (inteligencia, voluntad, afectividad y cuerpo).

Ahora bien, la naturaleza humana es común a todos los hombres, lo que les hacer ser iguales. Pero en la realidad lo que existen son seres concretos, individuos que tienen la misma naturaleza, pero que no se confunden, que son distintos entre sí; pues bien, cada ser humano concreto recibe el nombre de persona. Por eso cada persona es única, irrepetible, distinta, originada y original, que hace real la naturaleza humana (Bernardo, J.; Javaloyes, J. J.; Calderero, J. F., 2009: 25).

De lo que acabamos de exponer se deducen los principios constitutivos de la persona (García Hoz, V., 1993: 97-130; Bernardo, J. y otros, 2011: 49-89), a saber:

• Es principio de actividad, no resultado de factores ajenos a ella. De esta forma hace realidad las posibilidades que tiene como persona, al ser origen de sus acciones.

• Es singular, única, irrepetible, creativa, indivisa, con intimidad, íntegra.

• Es abierta, tanto al mundo que le rodea cuanto a los demás y a la trascendencia. De aquí se deriva su carácter comunicativo y solidario, de los que derivan la amistad, la convivencia y, en última instancia, el amor.

• Es autónoma, es decir, que no puede ser participada o asumida por otro, sino que es intransferible, libre, responsable, capaz de formular su propio Proyecto Personal de Vida y autogobernarse.

• Es originada, creada, pues no se ha dado el ser a sí misma.

Estos principios fundantes de la persona se manifiestan a través de las cuatro dimensiones que la constituyen:el cuerpo, la afectividad, la inteligencia y la voluntad, que convergen en la unidad de la persona —en el sentido en que se expresaba Maritain[1], cuando decía que «hay que distinguir sin separar, y unir sin confundir»—. Cada una de las dimensiones aludidas está presente, de una u otra forma, en todas las demás. La persona es una. Nada hay en ella que adquiera un valor preeminente. La dimensión física no es de un rango menor que la afectiva o que la intelectiva. Lo específicamente humano no son las capacidades intelectuales. Todo lo que hay en la persona es específicamente humano. Estas cuatro dimensiones interactúan siempre en todas sus manifestaciones. De ahí que posea una identidad propia resultante de la integración armónica de los principios fundantes y dimensiones mencionados.