El libro fiel - Leopoldo Lugones - E-Book

El libro fiel E-Book

Leopoldo Lugones

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Beschreibung

Se trata de un libro de poemas de Leopoldo Lugones publicado por primera vez en 1912 y dedicado a su esposa. El poeta se inspira en los paisajes europeos, en París y la naturaleza para construir poemas que exaltan el amor conyugal y la intimidad hogareña.-

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Leopoldo Lugones

El libro fiel

 

Saga

El libro fiel

 

Copyright © 1912, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726641974

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

LEOPOLDO LUGONES

«Es una fuerza de la Naturaleza», dicen los argentinos, tal vez porque no provoca la simpatía, sino la arrastra. Y a pesar de su indiscutible alcurnia, añaden otros: «¡ Un indio bravo!» Pues es preciso detestarle o quererle.

Cuando se le quiere bien, se divisa en sus ojos aquel«delirio inspirado por los dioses» de que hablaba Sócrates en el Fedro. Es un dionisíaco. Es un carrete eléctrico por donde pasan las más altas corrientes de lirismo. No puede estar tranquilo este hombre enjuto y atezado que os toma del brazo para aumentar la contundencia del argumento. Le tiemblan las piernas, por el cuerpo todo pasa y estalla en palabras sonoras aquella dispersa tempestad del ambiente que se humaniza en labios de orador. Kipling alabaría su catadura de espectador de mundos. Tiene sus gafas maliciosas, la curtida tez de Ulises transatlántico y la humildad tan orgullosa de llamarse exclusivamente periodista... Miradle. Ya está en monólogo. La mano patricia tiraniza las guías del bigote o ensancha el cuello para que sea holgado el resoplido o levanta agresivamente los espejuelos para asestar el ojo desnudo. La idea prorrumpe en él como una estrofa. Se empecina Lugones al impugner; si le rebatís, inclina la cabeza para la acometida bovina; pero ya canta la carcajada fresca y todo concluye en un «¡ché, querido!»

 

Es un hidalgo cordobés, bien lo sé; pero le busco seducciones de gaucho en la voz arrastrada o en cierta felina agilidad o en la parada instable de jinete argentino que está buscando el respaldo del caballo. Hay versos suyos que continúan el jadeo del galope o su vértigo; y nunca el mito del potro lírico fué más plausible que en esa tierra de poetas humildes que llevan la lira en el zurrón para cantar en la tapera de la china sus vidalitas dramáticas. Así, los beduinos de la pampa recuerdan al abuelo probable que, después de gastar la pólvora en las desbocadas «fantasías», hace gemir la flauta de las noches árabes.

 

Cuando Lugones olvida sus habituales gongorismos y las excursiones por los Andes de su verso escarpado, tiene blanduras y requiebros de guitarra criolla. Cinco libros admirables, por lo menos, le acreditan maestro; pero él siente la necesidad de hacinar obras como lápidas para colocar su estatua encima. Sarmiento debió ser así. Con tal premura nsolente de acaparar disciplinas humanas, aquella intacta juventud de Lugones; pero, ¡válgame Dios!, un físico peor.

 

La mano velluda del Polifemo está templando guitarras. Sus últimos versos son de payador y Martín Fierro le hubiera cebado el mate amargo. El áspera dulzura de los panales salvajes y los hombres enérgicos es la recompensa de su madurez. Como las famosas impresiones de un gaucho en una representación del Fausto que escribiera Estanislao del Campo, así los versos amatorios de Lugones parecen— y este es un elogio conmovido—la adaptación criolla de la Vita Nuova.