El llanto - Pedro Muñoz Seca - E-Book

El llanto E-Book

Pedro Muñoz Seca

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Beschreibung

El llanto es una comedia teatral del autor Pedro Muñoz Seca. Como es habitual en el autor, la pieza se articula en torno a una serie de malentendidos y situaciones de enredo contados con afilado ingenio y de forma satírica en torno a las convenciones sociales de su época. En este caso, la trama se articula en torno a una novia que ha de cancelar la boda porque al novio lo han destinado a Melilla en el servicio militar.

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Seitenzahl: 107

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Pedro Muñoz Seca

El llanto

COMEDIA EN TRES ACTOS

Estrenada en el Teatro ESPAÑOL de Madrid el 15 de Diciembre de 1924

Saga

El llanto Pedro Muñoz SecaCover image: Shutterstock Copyright © 1924, 2020 SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726508529

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Esta obra es propiedad de su autor, y nadie podrá, sin su permiso, reimprimirla ni representarla en España ni en los países con los cuales se hayan celebrado, o se celebren en adelante, Tratados internacionales de propiedad literaria.

El autor se reserva el derecho de traducción.

Los comisionados y representantes de la Sociedad de Autores Españoles son los encargados exclusivamente de conceder o negar el permiso derepresentación y del cobro de los derechos de propiedad.

––––––

Droits de representation, de traduction et dereproduction rèservès pour tous les pays, y compás la Suède, la Norvège et la Hôllande.

––––––

Queda hecho el depósito que marca la ley.

Al ilustre santanderino RAMÓN DE SOLANO admirable escritor, gran poeta, caballero intachable.

REPARTO

personajes actores rosalía hortensia gelabert. maría isabei maría guerrero lópez. doña blanca ana guerrero. josefilla joaquina almarche. carmen encarnación bofill. blanquita leonilda lópez. don mario ricardo juste. don gaspar emilio thuillier. rafael fernando díaz de mendozaguerrero. don felipito nicolás díaz perchicot paquito carlos díaz de mendoza. paco mariano díaz de mendoza. celedonio juan vazquez. hipólito josé capilla.

ACTO PRIMERO

Lujosa habitación en casa de D. Mario Zaldívar. Puerta de entrada en el foro y dos puertas en el lateral izquierda (actor). En Madrid, en Octubre, a las cuatro de la tarde, en nuestros días.

 

(Al levantarse el telón entran en escena, por la puerta del foro, CELEDONIO, DON PACO y PAQUITO. Celedonio es un criado de la casa. Don Paco un señor como de cincuenta años, de aspecto «pueblerino», y Paquito un pollastre de dieciocho años, mucho más puebleríno que su padre y, además, un birrión espantoso. Pies grandes, manos grandes, cabeza gorda, cara de «pasmao» y con unas hechuras de pollo litri que no puede con ellas. El traje se lo han hecho en el pueblo, y como él ha crecido un poco y el sastre escatimó lo que pudo, pues los pantalones le están estrechos y cortos, las mangas cortas y estrechas, la chaqueta algo escasa y con un respínguito detrás, y el cuello de la americana está tan acasullado, tan despegado y tan desbocado, que parece que le ha dicho al resto de la prenda: «Ea, yo me voy...» A pesar de la indumentaria y de la gibia natural de la criatura, Paquito se cree un pollo bien.)

Cele . (Que es andaluz.) Pase por aquí.

Paco (Que también es andaluz, lo mismo que su hijo.) Me sé el camino de memoria. Tós los años vengo por esta época a estos mismos menesteres. Pasa, Paquito...

Cele . (Cayendo de su burro.) ¡Claro está, señó...! Ya desia yo que lo conosia a usté... Como que en cuanti que le vi entrá le dije a Ramona la doncella: «A este tío lo conozco yo.» Y ya lo creo que lo conosía. Usté es don Francisco Sanjuán, el que lleva en arriendo la finca grande que tiene er señó en Estepa.

Paco (Muy satisfecho.) Sí, señó. Veo que hay fisonomía.

Cele . (Por Paquito.) El detalle de aquí, der pollo, era lo que me despistaba una mijita. Como siempre ha venío usté a Madrí solo...

Paco Es mi hijo. Ha terminao ahora en Sertiembre er grado de bachillé y lo traigo pá dejarlo aquí a que estudie.

Cele . Eso está muy bien. Pues ná, tomen ustés asiento, que ví a pasá recao.

Paco (Sentándose.) Bueno, hombre. Siéntate, Paquito. (Paquito se sienta patiabierto y despatarrado.)

Cele . Claro que ar señó no le puedo avisá, porque no está en casa; pero le avisaré a don Felipe el administradó, que es lo mismo.

Paco Don Felipe seguirá tan famoso, ¿no?

Cele . Sí, señó, con sus ochenta y siete cumplios, y hay que verlo. Más ágil que nosotros y con más sentío y más talento que nosotros. ¡Vaya un naturá de hombre!

Paco De esos cocos, pocos, amigo. A esa edá no llegamos ni usté ni yo. ¡Que digo a esa edá...! Con lo deprisa que hoy día se vive... Y uno, menos mal, porque en los pueblos se defiende uno mejó; pero usté, viviendo en Madri... Usté los cincuenta no los cumple.

Cele . (Algo amoscado.) Hombre, don Francisco, que yo no le he hecho a usté ná malo.

Paco Es un desí, amigo; no es un deseá.

Cele . Está bien. Voy con su permiso a avisá a don Felipe.

Paco Bueno, hombre; vayasté con Dió. (Se va Celedonio por la primera puerta de la izquierda.)

Paq . (Que siempre «espatariao» lo mira todo.) ¡Ajú, papá, qué casa!

Paco Pos toa es lo mismo. Hay cada mueble que quita er sentío. Y tós antiguos, que son de más mérito, porque tienen ya las maderas curás. ¡Y una de plata, Paquito...!

Paq . ¡Ajú!

Paco El comedó es un ascua. Se vencen los aparaores del peso de las bandejas.

Paq . ¡Ajú!

Paco Y hay un salón que está cuajao de cosas de való. Mucho parné que hay. Y ahí tienes tú lo que son las cosas: el abuelo de don Mario llegó a Madrí con hambre canija y con un agujero en cá bota; pero abrió su guíete, prinsipió a acudí clientela y ganó una milloná. A vé si tú er día de mañana hases otro tanto.

Paq . A mí er gufete no me tira, papá. Yo, en cuanti que acabe la carrera, diplomático y ná más que diplomático.

Paco Te has empestillao tú en eso de la diplomacia...

Paq . Señó, si es lo que me tira. A mí, ya se sabe: viajá, hablá, arterná y ná má.

Paco ES que la carrera de igeniero, Paquito...

Paq . ¡Ajú, papá! Con lo de jometría que hay que estudiá, que ahí m’atasqué yo en er grado y estuve tres años sin dá una. Ná de jometría; diplomático y diplomático.

Paco Bueno, hombre; allá tú.

Paq . (Mirando hacia la primera puerta de la izquierda.) Ahí viene er viejo. (Por la puerta indicada entra en escena don FELIPITO, un viejecillo ágil, enteco, menudo, limpio, atildado, afable, simpatiquísimo.)

D. Feli. ¡Amigo don Paco...!

Paco ¿Qué tal, don Felipe...?

D. Feli. Muy bien, gracias a Dios.

Paco Fuerte, ¿eh?

D. Feli. Fuerte, sí, señor; fuerte.

Paco Hace tiempo que vengo yo disiendo que usté nos va a enterrá a tós.

D. Feli. Hombre, yo no tengo interés... (Por Paquito.)¿Su hijo...?

Paco El mayor, el Benjamín.

D. Feli. (Dándole la mano a Paquito.) ¿Cómo estás, hombre?

Paq . Ya usté lo ve. Aquí estamos...

D. Feli. Ya veo, ya... Pero siéntate... siéntese, don Paco...

Paco Gracias. (Se sientan.)

D. Feli. Pues don Mario no está.

Paco Sí, ya sé, y siento no saludarle, aunque a desí verdá, amigo don Felipe, a mi me gusta más entenderme con usté que con él. Don Mario es un hombre tan serio, que, lo que toca a mí me achara. Oiga usté, ¿es así de serio con tó er mundo?

D. Feli. Con todo el mundo. Hasta conmigo. ¡Hasta con sus hijas!

Paco ¡Qué le parese a usté! Y cuidao que en medio de tó es una buena persona y un hombre recto.

D. Feli. En eso de la rectitud es único. No creo que haya en el mundo otra persona como don Mario. ¡Conozco de él cada caso...! Lo que se propone hacer este año con usté es buena prueba de ello.

Paco ¿Conmigo?

D. Feli. Sí, señor.

Paco ¡Caramba!

D. Feli. Usted ha construido este año en la finca un edificio para instalar en él unos lagares, ¿no es cierto?

Paco Hombre, sí; la uva que cogía tenia que darla a pisá y me llevaban un ojo de la cara, de manera que eché mis cuentas, y como me fartan seis años de arriendo, pues resurtó que el istalá los lagares me salía más barato.

D. Feli. Conformes; pero como la construcción de ese edificio, aunque sea un negocio para usted, aumenta el valor de la finca, don Mario ha dispuesto que se rebaje de la renta del año lo que usté haya gastado en construirlo.

Paco (Admirado.) ¡Chavó! (Mira a su hijo boquiabierto.)

Paq . (Idem.) ¡Ajú, papá!

Paco Ocho mil pesetas me ha costao.

D. Feli. Pues eso hay que rebajar.

Paco Yo le mandaré los comprobantes...

D. Feli. Eso sería una ofensa para todos, amigo Sanjuán.

Paco No, si don Mario es un hombre que está de nones. Y conmigo se ha portao siempre muy bien. Si no fuera tan serio... Porque, es que como uno está acostumbrao a tratá a la gente d’iguá a iguá.

D. Feli. ¿Cómo?

Paco D’iguá a iguá; vamos, como si tós tuviéramos er mismo temperamento; pues, es claro, al verlo a él tan... asín, pues...

D. Feli. Todo es hasta acostumbrarse. Yo llevo a su lado cuarenta años, y jamás hemos tenido un si ni un no.

Paco ¿Y siempre tan estirao...?

D. Feli. En cuarenta años no le he visto reir.

Paq . ¡Ajú!

D. Feli. Bien es verdad que tampoco le he visto llorar, Y no es que no haya tenido motivos para ello, que el dolor a nadie respeta, y él ha sido bastante castigado por la desgracia. Perdió a su mujer, que era una santa; perdió al chico mayor, al único varón que tenía, que esto fué para él un golpe terrible... Pero ha sabido siempre dominarse. ¡Es mucho temple el suyo! Yo, en cambio, soy el polo opuesto; a mí cualquier cosa me conmueve y cualquier tontería me hace reir.

Paco Bueno, pues yo, don Felipe, agradezco de corasón esta rebaja que se me hace; ya se lo haré presente a don Mario, y como er cheque que traigo no sirve, ahora al llegá a la fonda haré otro con er nuevo totá.

D. Feli. ¿Se hospeda usted donde otras veces?

Paco No, señó; esta vé paro ahí en la calle del Arená: en el Hotel Benitez. Iba a ir a casa de Micaela, como siempre; pero como a este hijo mío le da por la elegansia...

D. Feli. (Boquiabierto, mirando a Paquito de arriba abajo.) ¡Ah! ¿Sí...?

Paco Sí, hombre, sí; me tiene frito. Presume lo suyo y está muy sacao de cuello.

D. Feli. (Con fino chungueo.) ¡Hola...!

Paco Le da por vestí y por arterná, y no piensa más que en la tirilla y en la corbata y en zopenqueá tó er día hasiendo el cursi.

Paq . ¡Ajú, papá!

Paco Menos mal que Migué, su otro hermano, no se párese a él.

D. Feli. No. ¿Eh?

Paco No, señó: Migué es tó lo contrario. Ese, pá que se mude de ropa los sábados tiene su madre que ponerse con él muy seria.

D. Feli. ¡Caramba con Miguel!

Paco Sale a mí en tó.

D. Feli. ¡Hombre...!

Paco Hasta en sus afisiones al campo.

D. Feli. ¿Y cómo no le ha traído usted también...?

Paco Porque es muy abestiao y por ná se abellota.

D. Feli. ¿Cómo que se abellota?

Paco Hombre, que él es, de su naturá muy corto de cuello y algo amolletao, y como no está acostumbrao al trato de la gente, como su hermano el elegante, pues en cuanti alguien le habla, le da una subía de vergüensa que se congestiona, y ya congestionao se abellota y ni alterna, ni habla, ni ná.

D. Feli. ¡Qué lástima, hombre!

Paco Como que yo quiero que lo vea un médico, porque lo que le pasa no es propio. Y apropósito de médicos, don Felipe, ¿qué es de su nieto de usté? ¿Sigue en Alemania?

D. Feli. No, ya está en Madrid, gracias a Dios, y trabajando mucho por cierto.

Paco Tan contento que estará usté.

D. Feli. Figúrese, él es toda la familia que me queda en este mundo.

Paco ¡Vaya un muchacho simpático y despejao! Argo atolondraillo, ¿verdá? A mí, hace años, como usté le dijo al presentarme: «Este es Sanjuán, el que lleva en arriendo el cortijo de San Benito», pues confundió mi santo con el de la finca y me estuvo llamando San Benito todo el tiempo que estuve aquí. Recuerdo que una tarde salimos de acá juntos por casualidá y se encontró no se con cuánta gente, y a todos me presentó: «El señor San Benito», y todos: «Adiós, San Benito. Vaya con Dios, San Benito», que yo pensé: «Este San Benito no me lo quita a mí ya ni el «sursum corda». (Rumor de voces dentro.)

D. Feli. ¿Eh...? Pues aquí lo tiene usté.

Paco ¡Caramba, hombre!

D. Feli. Como María Isabel, una de las hijas de don Mario, está delicaducha...

Paco ¿Cuál de las dos hijas es María Isabel, la mayor?

D. Feli. La pequeña.

Paco ¿La que va a casarse el lunes?

D. Feli.