El logos del reino - Luis Sánchez Navarro - E-Book

El logos del reino E-Book

Luis Sánchez Navarro

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Beschreibung

¿Cómo reina Dios? ¿En qué consiste el reino de Dios o, en lenguaje de Mateo, el reino de los cielos? Este es un tema capital en la predicación de Jesús, y, sin embargo, nunca se describe abiertamente. Jesús nunca dice: «El reino de Dios consiste en». Los evangelios sinópticos contienen ciertas enseñanzas de Jesús que permiten acceder a esta realidad central: las «parábolas del reino». Estas narraciones destacan por su frecuencia y relevancia en el primer evangelio, en el que Mateo presenta diez parábolas que desvelan la novedad del reino proclamado por Jesús, sus diversas dimensiones y sus implicaciones. En ellas, verdadero «decálogo» que revela el logos evangélico, se adentran estas páginas.

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Seitenzahl: 435

Veröffentlichungsjahr: 2013

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Indice general

Siglas

Prólogo

PARÁBOLAS DEL REINO EN MATEO – TEXTO GRIEGO

PARÁBOLAS DEL REINO EN MATEO – TRADUCCIÓN

Capítulo 1EL PORQUÉ DE UNA INVESTIGACIÓN

1. Reino de Dios y parábolas en los sinópticos

a. El reino de Dios en los sinópticos

b. Las parábolas y su relación con el reino de Dios

2. Las «parábolas del reino» en Mateo

a. «El reino de los cielos»

b. Parábolas del reino: comparación sinóptica

c. La singularidad de Mateo

3. Las características de Mateo

a. La fórmula de introducción

b. Diez parábolas del reino

4. Articulación de las parábolas del reino: una aproximación

a. Las parábolas del reino en Mateo 13

b. Elementos comunes

c. Elementos diferenciadores

d. En conclusión

5. Las parábolas del reino en la narración evangélica

a. Distribución de las parábolas del reino en el relato

b. Las parábolas del reino y el evangelio: una primera aproximación

6. Conclusión y tarea

Parte ILA INTERPRETACIÓN DE LAS PARÁBOLAS DEL REINO

Capítulo 2HERMENÉUTICA DE LAS PARÁBOLAS EN MATEO

1. La «teoría de las parábolas» (Mt 13,10-17)

a. Un pasaje clave para las parábolas del reino

b. Comparación sinóptica

c. La pregunta de los discípulos (13,10)

d. Dos clases de oyentes

i. Los misterios del reino de los cielos

ii. El corazón insensible

iii. Ojos que ven, oídos que oyen

e. Conclusión: la parábola, vehículo del misterio

2. En cumplimiento de la Escritura (Mt 13,34-35)

a. Comparación sinóptica

b. Las parábolas y la Escritura

c. Proferir el reino oculto

d. Conclusión: una revelación velada

3. El escriba, lo nuevo y lo antiguo (Mt 13,51-52)

a. Un objetivo logrado

b. El escriba y el reino

c. Lo nuevo y lo antiguo

d. Conclusión: la condición para comprender

4. El corazón y las parábolas

Capítulo 3EL SEMBRADOR Y EL LOGOS DEL REINO

1. La palabra del reino (Mt 13,19)

a. Palabra, misterio, evangelio

b. Una palabra humilde y eficaz

c. Un reino con logos

2. Comprender

3. El corazón que comprende la palabra

4. La semilla y Jesús

5. Conclusión

Parte IILAS PARÁBOLAS DEL REINO EN MATEO 13

Capítulo 4LA CIZAÑA EN EL TRIGO O LA PACIENCIA DEL PADRE

1. La parábola de la cizaña (Mt 13,24-30)

2. Explicación de la parábola de la cizaña (Mt 13,36-43)

3. La cizaña y el reino de los cielos

Capítulo 5GRANO DE MOSTAZA Y LEVADURA: EL CRECIMIENTO Y EL REINO

1. Grano de mostaza (Mt 13,31-32): el reino que crece

a. Un crecimiento insólito

b. Una pretensión universal

2. Levadura (Mt 13,33): el reino que hace crecer

a. Dos elementos extraños

b. Una fermentación universal

3. El grano de mostaza, la levadura y el reino de los cielos

Capítulo 6EL TESORO Y LA PERLA: EL HALLAZGO DEL REINO

1. Sinopsis de las dos parábolas

2. Aspectos en común

3. El tesoro y la alegría (Mt 13,44)

4. La perla y la búsqueda (Mt 13,45-46)

5. La alegría y la búsqueda del reino

Capítulo 7LA RED: EL JUICIO Y EL REINO

1. La parábola en su contexto

2. Una pesca selectiva (13,47-48)

3. La pesca final (13,49-50)

4. Conclusión: el reino, la alegría, el juicio

Parte IIILAS PARÁBOLAS DEL REINO EN EL RESTO DEL EVANGELIO

Capítulo 8EL SIERVO INMISERICORDE: EL PERDÓN Y EL REINO

1. El marco de la parábola (18,21-22.35)

2. Desarrollo de la parábola (18,23-34)

a. El rey: un perdón gratuito (18,23-27)

b. El siervo: ensañamiento en la reclamación (18,28-30)

c. La justicia final (18,31-34)

d. Aplicación de la parábola (18,35)

3. La parábola en el evangelio

a. La parábola en la enseñanza de Jesús

b. La parábola y Cristo

4. El perdón fraterno y el reino de los cielos

5. Conclusión: una apertura a la esperanza

Capítulo 9LOS OBREROS DE LA VIÑA: LA PRIMACÍA EN EL REINO

1. Lectura de la parábola (Mt 19,30–20,16)

a. El marco (Mt 19,30; 20,16)

b. Contratando obreros para la viña (Mt 20,1-7)

i. La obertura de la parábola (Mt 20,1-2)

ii. Sucesivas contrataciones (Mt 20,3-7)

c. El momento de la retribución (Mt 20,8-15)

i. El pago del jornal (Mt 20,8-10)

ii. Reacciones (Mt 20,11-15)

2. La viña y el seguimiento de Jesús

a. Contexto precedente y consiguiente

b. Los últimos y los pequeños

3. El reino y el seguimiento

Capítulo 10LAS BODAS: INVITADOS A GOZAR DEL REINO

1. Observaciones preliminares

2. Lectura de la parábola

a. Introducción (Mt 22,1-2)

b. Los primeros invitados (Mt 22,3-7)

c. Los nuevos invitados (Mt 22,8-10)

d. La importancia del traje (Mt 22,11-13)

e. Conclusión de la parábola (Mt 22,14)

3. Interpretación de la parábola

4. El reino de los cielos en la parábola de las bodas

Capítulo 11LAS DIEZ VÍRGENES: LA SABIDURÍA VIGILANTE DEL REINO

1. Contexto de la parábola

2. Lectura de la parábola

a. Introducción (Mt 25,1)

b. Primeros preparativos (25,2-5)

c. Preparativos inmediatos (25,6-9)

d. Llegada del novio y comienzo de las bodas (25,10-12)

e. Exhortación final (25,13)

3. El aceite de las lámparas

4. La sabiduría vigilante y el reino de los cielos

Parte IVLAS DIEZ PARÁBOLAS Y EL LOGOS DEL REINO

Capítulo 12LAS PARÁBOLAS DEL REINO EN EL RELATO EVANGÉLICO

1. Relación con otras parábolas del evangelio

2. Relación con otras enseñanzas de Jesús en Mateo

a. Las parábolas del reino y la Enseñanza de la Montaña

b. Las parábolas del reino y las otras enseñanzas de Jesús

3. Las parábolas del reino en la narración evangélica

Capítulo 13EL LOGOS DEL REINO SEGÚN LAS DIEZ PARÁBOLAS

1. Reino del Hijo y reino del Padre: dimensión teológica

2. Las etapas del reino: dimensión histórica

3. Una realidad mixta: dimensión eclesial

4. Las virtudes del reino: dimensión moral

5. El reino y el juicio: dimensión escatológica

6. Las parábolas y el logos del reino

ConclusiónDESCUBRIR EL LOGOS DEL REINO

Bibliografía

Créditos

Al P. Klemens Stock, S.I.

Siglas

AB

The Anchor Bible

ActBíb

Actualidad bíblica. La Palabra y el Espíritu

AGJU

Arbeiten zur Geschichte des antiken Judentums und des Urchristentums

AGSU

Arbeiten zur Geschichte des Spätjudentums und Urchristentums

AnBib

Analecta Biblica

AnTh

Annales theologici (Roma)

ANTJ

Arbeiten zum Neuen Testament und Judentum

ARGU

Arbeiten zur Religionsgeschichte des Urchristentums

BBC

Biblioteca bíblica Cristiandad

BEB

Biblioteca de estudios bíblicos

BETL

Bibliotheca ephemeridum theologicarum Lovaniensium

BibV

Biblica Victoriensia

BPat

Biblioteca de Patrística

BSal.E

Bibliotheca Salmanticensis - Estudios

BTB

Biblical Theology Bulletin (New York)

BThSt

Biblisch-Theologische Studien

BZ

Biblische Zeitschrift (Paderborn)

BZNW

Beihefte zur Zeitschrift für die neutestamentliche Wissenschaft und die Kunde der älteren Kirche

CBJer

Comentarios a la Nueva Biblia de Jerusalén

CBQ

Catholic Biblical Quarterly (Washington, DC)

CBQMS

Catholic Biblical Quarterly Monograph Series

ComentNT

Comentario al Nuevo Testamento

DRAE

Diccionario de la Real Academia Española (Madrid 222001)

ÉB

Études Bibliques

EHS.T

Europäische Hochschulschriften. Reihe XXIII – Theologie

EstB

Estudios Bíblicos

EstB

Estudios bíblicos (Madrid)

EvT

Evangelische Theologie (München)

ExpTim

Expository Times (Edinburgh)

FPat.E

Fuentes Patrísticas - Estudios

HTKNT

Herders Theologischer Kommentar zum Neuen Testament

ICC

International Critical Commentary

IRTh

Issues in Religion and Theology

JBL

Journal of Biblical Literature (New Haven, CT)

JSNTSS

Journal for the Study of the New Testament Supplement Series

JTS

Journal of Theological Studies (Oxford)

LD

Lectio Divina

LTPM

Louvain Theological & Pastoral Monographs

LUÅ.NF

Lunds Universitets Årsskrift. N.F.

MB.H

El mundo de la Biblia. Horizontes

NHS

Nag Hammadi Studies

NIGTC

The New International Greek Testament Commentary

NRT

Nouvelle Revue Théologique (Louvain)

NTOA

Novum Testamentum et Orbis Antiquus. Studien zur Umwelt des Neuen Testaments

NTS

New Testament Studies (Cambridge)

NTS

Novum Testamentum, Supplements

PD

Presencia y Diálogo

PTB

Percorsi e traguardi biblici

SANT

Studien zum Alten und Neuen Testament

SBFA

Studii biblici franciscani Analecta

SBM

Stuttgarter Biblische Monographien

SC

Sources Chrétiennes

SNTSMS

Society for New Testament Studies Monograph Series

SNTU

Studien zum Neuen Testament und seiner Umwelt (Linz)

SThM

Studia Theologica Matritensia

StMat

Studia i Materialy

StTeol

Studi di Teologia

TWNT

Theologisches Wörterbuch zum Neuen Testament (Stuttgart)

TG-ST

Tesi Gregoriana - Serie Teologia

TKNT

Theologischer Kommentar zum Neuen Testament

WBC

Word Biblical Commentary

WMANT

Wissenschaftliche Monographien zum Alten und Neuen Testament

WUNT [.NF]

Wissenschaftliche Untersuchungen zum Neuen Testament [2. Reihe]

Prólogo

¿Cómo reina Dios? ¿En qué consiste el reino de Dios, o —en lenguaje de Mateo— el reino de los cielos? ¿Cómo entender, en nuestro siglo XXI, esta presencia rectora de Dios en el mundo, afirmada por el Nuevo Testamento? Se ha hablado y escrito mucho acerca de esta realidad, que Jesús pone en el centro de su predicación1; una realidad eminentemente dinámica, que —aunque no excluye cierta noción espacial2— se ha de entender principalmente como reinado de Dios3. El Antiguo Testamento proporciona un trasfondo hermenéutico suficiente para una primera comprensión de la expresión. El reino de Dios consiste en que Dios reina, ejerce su condición de Rey y Pastor escatológico de Israel, conforme a las esperanzas suscitadas por la Escritura de Israel y muy vivas en el período intertestamentario.

Pero el Antiguo Testamento no da cuenta exhaustiva del reino proclamado por Jesús, ya que, si así fuera, la figura de Cristo no le añadiría nada sustancial. Los evangelios nos indican todo lo contrario: ese reino de Dios viene mediado definitivamente por Jesús que, en su condición de Hijo de Dios, representa la auténtica, la única novedad del Nuevo Testamento4. Sin embargo Jesús nunca lo explica, nunca lo describe abiertamente. Nunca dice: «el reino de Dios/de los cielos consiste en…»5.

Con todo, hay en los tres evangelios sinópticos una serie de pasajes en los que Jesús revela en qué consiste este reino. Pero lo hace en clave narrativa, valiéndose para ello de parábolas, «com-paraciones»6: «El reino de Dios/de los cielos se asemeja a…». Tal y como se ha afirmado, «el reino de Dios no es definible, es narrable»7. Las «parábolas del reino» adquieren así en la predicación de Jesús una importancia singular. Allí Jesús manifiesta en qué consiste esta realidad que constituye el mensaje central de su Evangelio; por ello merecen un estudio pormenorizado. Es lo que pretendemos hacer en las siguientes páginas, centrando nuestra mirada en el evangelio de san Mateo.

Tras un capítulo introductivo el trabajo se divide en cuatro grandes partes. La primera está dedicada a la interpretación de las parábolas del reino; la segunda y la tercera presentan sendos estudios de las parábolas del reino pertenecientes al discurso en parábolas (Mateo 13: II) y al resto del evangelio (III). La 4ª y última parte nos permitirá un acercamiento sistemático al logos del reino tal y como lo presentan estas parábolas.

* * *

El origen de esta obra se remonta a un curso sobre las parábolas del reino impartido a los alumnos de Licenciatura en Teología de la Universidad San Dámaso; a ellos se dirige en primer lugar mi agradecimiento por su contribución a la maduración de estas páginas. Pero el agradecimiento se extiende necesariamente a mis hermanos de comunidad, verdadero caldo de cultivo de la reflexión teológica. A Juan Chapa le agradezco su generosa acogida del libro dentro de la serie «Monografías y Tesis», impulsada por la Asociación Bíblica Española con la siempre solícita colaboración de la editorial Verbo Divino. Por último, una explicación de la dedicatoria. El P. Klemens Stock ha sido durante sus largos años de docencia en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma un verdadero Doktorvater, formando a innumerables estudiosos de los Evangelios; con él tengo contraída una especial deuda de gratitud. Sé que este libro no puede pagarla, y tampoco lo pretendo; pero sí me permite expresarla y hacerla pública. Padre Stock, ad multos annos!

Luis Sánchez Navarro dcjm31 de marzo de 2013Pascua de Resurrección

1 La bibliografía en torno al tema es vastísima. Algunas obras generales: Norman Perrin, Jesus and the Language of the Kingdom. Symbol and Metaphor in New Testament Interpretation (Philadelphia, PA: Fortress, 1976); Jacques Schlosser, Le règne de Dieu dans les dits de Jésus (ÉB; Paris: Gabalda, 1980); Bruce Chilton (ed.), The Kingdom of God in the Teaching of Jesus (IRTh 5; Philadelphia, PA: Fortress, 1984); George R. Beasley-Murray, Jesus and the Kingdom of God (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1986); Mark Saucy, The Kingdom of God in the Teaching of Jesus: In 20th Century Theology (Dallas, TX: Word Publishing, 1997). Estudios específicos: Armin Kretzer, Die Herrschaft der Himmel und die Söhne des Reiches. Eine redaktionsgeschichtliche Untersuchung zum Basileiabegriff und Basileiaverständnis im Matthäusevangelium (SBM 10; Würzburg: Echter, 1971); Alexander Prieur, Die Verkündigung der Gottesherrschaft. Exegetische Studien zum lukanischen Verständnis von βασιλεία τοῦ θεοῦ (WUNT.NF 89; Tübingen: Mohr - Siebeck, 1996); Werner Zager, Gottesherrschaft und Endgericht in der Verkündigung Jesu. Eine Untersuchung zur markinischen Jesusüberlieferung einschlieβlich der Q-Parallelen (BZNW 82; Berlin - New York: Walter de Gruyter, 1996); Robert D. Rowe, God’s Kingdom and God’s Son.The Background to Mark’s Christology from Concepts of Kingship in the Psalms (AGJU 50; Leiden - Boston - Köln: Brill, 2002); Costantino Antonio Ziccardi, The Relationship of Jesus and the Kingdom of God according to Luke-Acts (TG-ST 165; Roma: PUG, 2008). Una bibliografía reciente (873 pp.): Leslaw Daniel Chrupcala, The Kingdom of God: A Bibliography of 20th Century Research (SBFA 69; Jerusalem: Franciscan Printing Press, 2007).

2 Cf. John Paul Meier, Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico II/1. Juan y Jesús. El reino de Dios (Estella: Verbo Divino, 1999) 297; Jonathan T. Pennington, Heaven and Earth in the Gospel of Matthew (NTS 126; Leiden - Boston: Brill, 2007) 293-299.

3 Rudolf Schnackenburg, Reino y reinado de Dios. Estudio bíblico-teológico (ActBíb 3; Madrid: FAX, 21970).

4 Como audazmente afirmara Benedicto XVI en su primera encíclica, «la verdadera originalidad del Nuevo Testamento no consiste en nuevas ideas, sino en la figura misma de Cristo, que da carne y sangre a los conceptos: un realismo inaudito»: Deus caritas est, 12.

5 Como sí hace Pablo: «El reino de Dios es… justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo» (Rm 14,17).

6 Esto significan los términos griegos παραβολή y παραβάλλω.

7 Meier, Un judío marginal II/1, 298.

Parábolas del reino en Mateo – texto griego

1324 Ἄλλην παραβολὴν παρέθηκεν αὐτοῖς λέγων· ὡμοιώθη ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν ἀνθρώπῳ σπείραντι καλὸν σπέρμα ἐν τῷ ἀγρῷ αὐτοῦ. 25 ἐν δὲ τῷ καθεύδειν τοὺς ἀνθρώπους ἦλθεν αὐτοῦ ὁ ἐχθρὸς καὶ ἐπέσπειρεν ζιζάνια ἀνὰ μέσον τοῦ σίτου καὶ ἀπῆλθεν. 26 ὅτε δὲ ἐβλάστησεν ὁ χόρτος καὶ καρπὸν ἐποίησεν, τότε ἐφάνη καὶ τὰ ζιζάνια. 27 προσελθόντες δὲ οἱ δοῦλοι τοῦ οἰκοδεσπότου εἶπον αὐτῷ· κύριε, οὐχὶ καλὸν σπέρμα ἔσπειρας ἐν τῷ σῷ ἀγρῷ; πόθεν οὖν ἔχει ζιζάνια; 28 ὁ δὲ ἔφη αὐτοῖς· ἐχθρὸς ἄνθρωπος τοῦτο ἐποίησεν. οἱ δὲ δοῦλοι λέγουσιν αὐτῷ· θέλεις οὖν ἀπελθόντες συλλέξωμεν αὐτά; 29 ὁ δέ φησιν· οὔ, μήποτε συλλέγοντες τὰ ζιζάνια ἐκριζώσητε ἅμα αὐτοῖς τὸν σῖτον. 30 ἄφετε συναυξάνεσθαι ἀμφότερα ἕως τοῦ θερισμοῦ, καὶ ἐν καιρῷ τοῦ θερισμοῦ ἐρῶ τοῖς θερισταῖς· συλλέξατε πρῶτον τὰ ζιζάνια καὶ δήσατε αὐτὰ εἰς δέσμας πρὸς τὸ κατακαῦσαι αὐτά, τὸν δὲ σῖτον συναγάγετε εἰς τὴν ἀποθήκην μου.

36 Τότε ἀφεὶς τοὺς ὄχλους ἦλθεν εἰς τὴν οἰκίαν. καὶ προσῆλθον αὐτῷ οἱ μαθηταὶ αὐτοῦ λέγοντες· διασάφησον ἡμῖν τὴν παραβολὴν τῶν ζιζανίων τοῦ ἀγροῦ. 37 ὁ δὲ ἀποκριθεὶς εἶπεν· ὁ σπείρων τὸ καλὸν σπέρμα ἐστὶν ὁ υἱὸς τοῦ ἀνθρώπου, 38 ὁ δὲ ἀγρός ἐστιν ὁ κόσμος, τὸ δὲ καλὸν σπέρμα οὗτοί εἰσιν οἱ υἱοὶ τῆς βασιλείας· τὰ δὲ ζιζάνιά εἰσιν οἱ υἱοὶ τοῦ πονηροῦ, 39 ὁ δὲ ἐχθρὸς ὁ σπείρας αὐτά ἐστιν ὁ διάβολος, ὁ δὲ θερισμὸς συντέλεια αἰῶνός ἐστιν, οἱ δὲ θερισταὶ ἄγγελοί εἰσιν. 40 ὥσπερ οὖν συλλέγεται τὰ ζιζάνια καὶ πυρὶ [κατα]καίεται, οὕτως ἔσται ἐν τῇ συντελείᾳ τοῦ αἰῶνος· 41 ἀποστελεῖ ὁ υἱὸς τοῦ ἀνθρώπου τοὺς ἀγγέλους αὐτοῦ, καὶ συλλέξουσιν ἐκ τῆς βασιλείας αὐτοῦ πάντα τὰ σκάνδαλα καὶ τοὺς ποιοῦντας τὴν ἀνομίαν 42 καὶ βαλοῦσιν αὐτοὺς εἰς τὴν κάμινον τοῦ πυρός· ἐκεῖ ἔσται ὁ κλαυθμὸς καὶ ὁ βρυγμὸς τῶν ὀδόντων. 43 τότε οἱ δίκαιοι ἐκλάμψουσιν ὡς ὁ ἥλιος ἐν τῇ βασιλείᾳ τοῦ πατρὸς αὐτῶν. ὁ ἔχων ὦτα ἀκουέτω.

31 Ἄλλην παραβολὴν παρέθηκεν αὐτοῖς λέγων· ὁμοία ἐστὶν ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν κόκκῳ σινάπεως, ὃν λαβὼν ἄνθρωπος ἔσπειρεν ἐν τῷ ἀγρῷ αὐτοῦ· 32 ὃ μικρότερον μέν ἐστιν πάντων τῶν σπερμάτων, ὅταν δὲ αὐξηθῇ μεῖζον τῶν λαχάνων ἐστὶν καὶ γίνεται δένδρον, ὥστε ἐλθεῖν τὰ πετεινὰ τοῦ οὐρανοῦ καὶ κατασκηνοῦν ἐν τοῖς κλάδοις αὐτοῦ.

33 Ἄλλην παραβολὴν ἐλάλησεν αὐτοῖς· ὁμοία ἐστὶν ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν ζύμῃ, ἣν λαβοῦσα γυνὴ ἐνέκρυψεν εἰς ἀλεύρου σάτα τρία ἕως οὗ ἐζυμώθη ὅλον.

44 Ὁμοία ἐστὶν ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν θησαυρῷ κεκρυμμένῳ ἐν τῷ ἀγρῷ, ὃν εὑρὼν ἄνθρωπος ἔκρυψεν, καὶ ἀπὸ τῆς χαρᾶς αὐτοῦ ὑπάγει καὶ πωλεῖ πάντα ὅσα ἔχει καὶ ἀγοράζει τὸν ἀγρὸν ἐκεῖνον.

45 Πάλιν ὁμοία ἐστὶν ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν ἀνθρώπῳ ἐμπόρῳ ζητοῦντι καλοὺς μαργαρίτας· 46 εὑρὼν δὲ ἕνα πολύτιμον μαργαρίτην ἀπελθὼν πέπρακεν πάντα ὅσα εἶχεν καὶ ἠγόρασεν αὐτόν.

47 Πάλιν ὁμοία ἐστὶν ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν σαγήνῃ βληθείσῃ εἰς τὴν θάλασσαν καὶ ἐκ παντὸς γένους συναγαγούσῃ· 48 ἣν ὅτε ἐπληρώθη ἀναβιβάσαντες ἐπὶ τὸν αἰγιαλὸν καὶ καθίσαντες συνέλεξαν τὰ καλὰ εἰς ἄγγη, τὰ δὲ σαπρὰ ἔξω ἔβαλον. 49 οὕτως ἔσται ἐν τῇ συντελείᾳ τοῦ αἰῶνος· ἐξελεύσονται οἱ ἄγγελοι καὶ ἀφοριοῦσιν τοὺς πονηροὺς ἐκ μέσου τῶν δικαίων 50 καὶ βαλοῦσιν αὐτοὺς εἰς τὴν κάμινον τοῦ πυρός· ἐκεῖ ἔσται ὁ κλαυθμὸς καὶ ὁ βρυγμὸς τῶν ὀδόντων.

1823 Διὰ τοῦτο ὡμοιώθη ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν ἀνθρώπῳ βασιλεῖ, ὃς ἠθέλησεν συνᾶραι λόγον μετὰ τῶν δούλων αὐτοῦ. 24 ἀρξαμένου δὲ αὐτοῦ συναίρειν προσηνέχθη αὐτῷ εἷς ὀφειλέτης μυρίων ταλάντων. 25 μὴ ἔχοντος δὲ αὐτοῦ ἀποδοῦναι ἐκέλευσεν αὐτὸν ὁ κύριος πραθῆναι καὶ τὴν γυναῖκα καὶ τὰ τέκνα καὶ πάντα ὅσα ἔχει, καὶ ἀποδοθῆναι. 26 πεσὼν οὖν ὁ δοῦλος προσεκύνει αὐτῷ λέγων· μακροθύμησον ἐπ᾿ ἐμοί, καὶ πάντα ἀποδώσω σοι. 27 σπλαγχνισθεὶς δὲ ὁ κύριος τοῦ δούλου ἐκείνου ἀπέλυσεν αὐτὸν καὶ τὸ δάνειον ἀφῆκεν αὐτῷ. 28 ἐξελθὼν δὲ ὁ δοῦλος ἐκεῖνος εὗρεν ἕνα τῶν συνδούλων αὐτοῦ, ὃς ὤφειλεν αὐτῷ ἑκατὸν δηνάρια, καὶ κρατήσας αὐτὸν ἔπνιγεν λέγων· ἀπόδος εἴ τι ὀφείλεις. 29 πεσὼν οὖν ὁ σύνδουλος αὐτοῦ παρεκάλει αὐτὸν λέγων· μακροθύμησον ἐπ᾿ ἐμοί, καὶ ἀποδώσω σοι. 30 ὁ δὲ οὐκ ἤθελεν ἀλλὰ ἀπελθὼν ἔβαλεν αὐτὸν εἰς φυλακὴν ἕως ἀποδῷ τὸ ὀφειλόμενον. 31 ἰδόντες οὖν οἱ σύνδουλοι αὐτοῦ τὰ γενόμενα ἐλυπήθησαν σφόδρα καὶ ἐλθόντες διεσάφησαν τῷ κυρίῳ ἑαυτῶν πάντα τὰ γενόμενα. 32 τότε προσκαλεσάμενος αὐτὸν ὁ κύριος αὐτοῦ λέγει αὐτῷ· δοῦλε πονηρέ, πᾶσαν τὴν ὀφειλὴν ἐκείνην ἀφῆκά σοι, ἐπεὶ παρεκάλεσάς με· 33 οὐκ ἔδει καὶ σὲ ἐλεῆσαι τὸν σύνδουλόν σου, ὡς κἀγὼ σὲ ἠλέησα; 34 καὶ ὀργισθεὶς ὁ κύριος αὐτοῦ παρέδωκεν αὐτὸν τοῖς βασανισταῖς ἕως οὗ ἀποδῷ πᾶν τὸ ὀφειλόμενον. 35 οὕτως καὶ ὁ πατήρ μου ὁ οὐράνιος ποιήσει ὑμῖν, ἐὰν μὴ ἀφῆτε ἕκαστος τῷ ἀδελφῷ αὐτοῦ ἀπὸ τῶν καρδιῶν ὑμῶν.

1930 πολλοὶ δὲ ἔσονται πρῶτοι ἔσχατοι καὶ ἔσχατοι πρῶτοι. 201 Ὁμοία γάρ ἐστιν ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν ἀνθρώπῳ οἰκοδεσπότῃ, ὅστις ἐξῆλθεν ἅμα πρωῒ μισθώσασθαι ἐργάτας εἰς τὸν ἀμπελῶνα αὐτοῦ. 2 συμφωνήσας δὲ μετὰ τῶν ἐργατῶν ἐκ δηναρίου τὴν ἡμέραν ἀπέστειλεν αὐτοὺς εἰς τὸν ἀμπελῶνα αὐτοῦ. 3 καὶ ἐξελθὼν περὶ τρίτην ὥραν εἶδεν ἄλλους ἑστῶτας ἐν τῇ ἀγορᾷ ἀργούς 4 καὶ ἐκείνοις εἶπεν· ὑπάγετε καὶ ὑμεῖς εἰς τὸν ἀμπελῶνα, καὶ ὃ ἐὰν ᾖ δίκαιον δώσω ὑμῖν. 5 οἱ δὲ ἀπῆλθον. πάλιν [δὲ] ἐξελθὼν περὶ ἕκτην καὶ ἐνάτην ὥραν ἐποίησεν ὡσαύτως. 6 περὶ δὲ τὴν ἑνδεκάτην ἐξελθὼν εὗρεν ἄλλους ἑστῶτας καὶ λέγει αὐτοῖς· τί ὧδε ἑστήκατε ὅλην τὴν ἡμέραν ἀργοί; 7 λέγουσιν αὐτῷ· ὅτι οὐδεὶς ἡμᾶς ἐμισθώσατο. λέγει αὐτοῖς· ὑπάγετε καὶ ὑμεῖς εἰς τὸν ἀμπελῶνα. 8 ὀψίας δὲ γενομένης λέγει ὁ κύριος τοῦ ἀμπελῶνος τῷ ἐπιτρόπῳ αὐτοῦ· κάλεσον τοὺς ἐργάτας καὶ ἀπόδος αὐτοῖς τὸν μισθὸν ἀρξάμενος ἀπὸ τῶν ἐσχάτων ἕως τῶν πρώτων. 9 καὶ ἐλθόντες οἱ περὶ τὴν ἑνδεκάτην ὥραν ἔλαβον ἀνὰ δηνάριον. 10 καὶ ἐλθόντες οἱ πρῶτοι ἐνόμισαν ὅτι πλεῖον λήμψονται· καὶ ἔλαβον [τὸ] ἀνὰ δηνάριον καὶ αὐτοί. 11 λαβόντες δὲ ἐγόγγυζον κατὰ τοῦ οἰκοδεσπότου 12 λέγοντες· οὗτοι οἱ ἔσχατοι μίαν ὥραν ἐποίησαν, καὶ ἴσους ἡμῖν αὐτοὺς ἐποίησας τοῖς βαστάσασι τὸ βάρος τῆς ἡμέρας καὶ τὸν καύσωνα. 13 ὁ δὲ ἀποκριθεὶς ἑνὶ αὐτῶν εἶπεν· ἑταῖρε, οὐκ ἀδικῶ σε· οὐχὶ δηναρίου συνεφώνησάς μοι; 14 ἆρον τὸ σὸν καὶ ὕπαγε. θέλω δὲ τούτῳ τῷ ἐσχάτῳ δοῦναι ὡς καὶ σοί· 15 [η’] οὐκ ἔξεστίν μοι ὃ θέλω ποιῆσαι ἐν τοῖς ἐμοῖς; η’ ὁ ὀφθαλμός σου πονηρός ἐστιν ὅτι ἐγὼ ἀγαθός εἰμι; 16 οὕτως ἔσονται οἱ ἔσχατοι πρῶτοι καὶ οἱ πρῶτοι ἔσχατοι.

221 Καὶ ἀποκριθεὶς ὁ Ἰησοῦς πάλιν εἶπεν ἐν παραβολαῖς αὐτοῖς λέγων· 2 ὡμοιώθη ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν ἀνθρώπῳ βασιλεῖ, ὅστις ἐποίησεν γάμους τῷ υἱῷ αὐτοῦ. 3 καὶ ἀπέστειλεν τοὺς δούλους αὐτοῦ καλέσαι τοὺς κεκλημένους εἰς τοὺς γάμους, καὶ οὐκ ἤθελον ἐλθεῖν. 4 πάλιν ἀπέστειλεν ἄλλους δούλους λέγων· εἴπατε τοῖς κεκλημένοις· ἰδοὺ τὸ ἄριστόν μου ἡτοίμακα, οἱ ταῦροί μου καὶ τὰ σιτιστὰ τεθυμένα καὶ πάντα ἕτοιμα· δεῦτε εἰς τοὺς γάμους. 5 οἱ δὲ ἀμελήσαντες ἀπῆλθον, ὃς μὲν εἰς τὸν ἴδιον ἀγρόν, ὃς δὲ ἐπὶ τὴν ἐμπορίαν αὐτοῦ· 6 οἱ δὲ λοιποὶ κρατήσαντες τοὺς δούλους αὐτοῦ ὕβρισαν καὶ ἀπέκτειναν. 7 ὁ δὲ βασιλεὺς ὠργίσθη καὶ πέμψας τὰ στρατεύματα αὐτοῦ ἀπώλεσεν τοὺς φονεῖς ἐκείνους καὶ τὴν πόλιν αὐτῶν ἐνέπρησεν. 8 τότε λέγει τοῖς δούλοις αὐτοῦ· ὁ μὲν γάμος ἕτοιμός ἐστιν, οἱ δὲ κεκλημένοι οὐκ ἦσαν ἄξιοι· 9 πορεύεσθε οὖν ἐπὶ τὰς διεξόδους τῶν ὁδῶν καὶ ὅσους ἐὰν εὕρητε καλέσατε εἰς τοὺς γάμους. 10 καὶ ἐξελθόντες οἱ δοῦλοι ἐκεῖνοι εἰς τὰς ὁδοὺς συνήγαγον πάντας οὓς εὗρον, πονηρούς τε καὶ ἀγαθούς· καὶ ἐπλήσθη ὁ γάμος ἀνακειμένων. 11 εἰσελθὼν δὲ ὁ βασιλεὺς θεάσασθαι τοὺς ἀνακειμένους εἶδεν ἐκεῖ ἄνθρωπον οὐκ ἐνδεδυμένον ἔνδυμα γάμου, 12 καὶ λέγει αὐτῷ· ἑταῖρε, πῶς εἰσῆλθες ὧδε μὴ ἔχων ἔνδυμα γάμου; ὁ δὲ ἐφιμώθη. 13 τότε ὁ βασιλεὺς εἶπεν τοῖς διακόνοις· δήσαντες αὐτοῦ πόδας καὶ χεῖρας ἐκβάλετε αὐτὸν εἰς τὸ σκότος τὸ ἐξώτερον· ἐκεῖ ἔσται ὁ κλαυθμὸς καὶ ὁ βρυγμὸς τῶν ὀδόντων. 14 πολλοὶ γάρ εἰσιν κλητοί, ὀλίγοι δὲ ἐκλεκτοί.

251 Τότε ὁμοιωθήσεται ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν δέκα παρθένοις, αἵτινες λαβοῦσαι τὰς λαμπάδας ἑαυτῶν ἐξῆλθον εἰς ὑπάντησιν τοῦ νυμφίου. 2 πέντε δὲ ἐξ αὐτῶν ἦσαν μωραὶ καὶ πέντε φρόνιμοι. 3 αἱ γὰρ μωραὶ λαβοῦσαι τὰς λαμπάδας αὐτῶν οὐκ ἔλαβον μεθ᾿ ἑαυτῶν ἔλαιον. 4 αἱ δὲ φρόνιμοι ἔλαβον ἔλαιον ἐν τοῖς ἀγγείοις μετὰ τῶν λαμπάδων ἑαυτῶν. 5 χρονίζοντος δὲ τοῦ νυμφίου ἐνύσταξαν πᾶσαι καὶ ἐκάθευδον. 6 μέσης δὲ νυκτὸς κραυγὴ γέγονεν· ἰδοὺ ὁ νυμφίος, ἐξέρχεσθε εἰς ἀπάντησιν [αὐτοῦ]. 7 τότε ἠγέρθησαν πᾶσαι αἱ παρθένοι ἐκεῖναι καὶ ἐκόσμησαν τὰς λαμπάδας ἑαυτῶν. 8 αἱ δὲ μωραὶ ταῖς φρονίμοις εἶπαν· δότε ἡμῖν ἐκ τοῦ ἐλαίου ὑμῶν, ὅτι αἱ λαμπάδες ἡμῶν σβέννυνται. 9 ἀπεκρίθησαν δὲ αἱ φρόνιμοι λέγουσαι· μήποτε οὐ μὴ ἀρκέσῃ ἡμῖν καὶ ὑμῖν· πορεύεσθε μᾶλλον πρὸς τοὺς πωλοῦντας καὶ ἀγοράσατε ἑαυταῖς. 10 ἀπερχομένων δὲ αὐτῶν ἀγοράσαι ἦλθεν ὁ νυμφίος, καὶ αἱ ἕτοιμοι εἰσῆλθον μετ᾿ αὐτοῦ εἰς τοὺς γάμους καὶ ἐκλείσθη ἡ θύρα. 11 ὕστερον δὲ ἔρχονται καὶ αἱ λοιπαὶ παρθένοι λέγουσαι· κύριε κύριε, ἄνοιξον ἡμῖν. 12 ὁ δὲ ἀποκριθεὶς εἶπεν· ἀμὴν λέγω ὑμῖν, οὐκ οἶδα ὑμᾶς. 13 γρηγορεῖτε οὖν, ὅτι οὐκ οἴδατε τὴν ἡμέραν οὐδὲ τὴν ὥραν.

Parábolas del reino en Mateo – traducción

1324 Otra parábola les propuso, diciendo: «El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. 25 Pero, mientras los hombres dormían, vino su enemigo y sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. 26 Cuando brotó la hierba y produjo fruto, entonces apareció también la cizaña. 27 Los siervos del amo se acercaron a decirle: “Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?” 28 El les dijo: “Algún enemigo ha hecho esto”. Los siervos le dicen: “¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?” 29 Pero él dice: “No, no sea que, al recoger la cizaña, desarraiguéis a la vez el trigo. 30 Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega, y en el momento de la siega diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero”».

36 Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo». 37 El respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; 38 el campo es el mundo, y la buena semilla, éstos son los hijos del reino; la cizaña son los hijos del Maligno; 39 el enemigo que la sembró es el diablo; la siega es la consumación del tiempo, y los segadores son los ángeles. 40 De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será en la consumación del tiempo. 41 Enviará el Hijo del hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, 42 y los arrojarán al horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. 43 Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.

31 Otra parábola les propuso, diciendo: «El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. 32 Es más pequeña que todas las [demás] semillas, pero cuando crece es mayor que las hortalizas y se hace un árbol, hasta el punto de que vienen las aves del cielo y anidan en sus ramas».

33 Otra parábola les dijo: «El reino de los cielos es semejante a la levadura, que una mujer tomó y ocultó en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo»

44 Es semejante el Reino de los cielos a un tesoro escondido en el campo, que al encontrarlo un hombre escondió, y [movido] por su alegría va y vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.

45 De nuevo es semejante el Reino de los cielos a un hombre mercader que buscaba perlas buenas; 46 y al encontrar una perla preciosa se fue y vendió todo lo que tenía y la compró.

47 De nuevo, es semejante el reino de los cielos a una red arrojada al mar y que recogió peces de toda clase; 48 cuando se llenó, sacándola a la orilla y sentándose recogieron los buenos en cestos, y los malos los arrojaron fuera. 49 Así sucederá en la consumación del tiempo: saldrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, 50 y los arrojarán al horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes.

23 Por esto, el reino de los cielos se asemejó a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. 24 Al empezar a ajustarlas, le fue presentado un deudor de diez mil talentos. 25 Como no podía pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tiene, y que se le pagase. 26 El siervo se postró ante él diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. 27 Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda. 28 Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus consiervos, que le debía cien denarios, y agarrándolo lo ahogaba diciendo: “Paga si algo debes”. 29 Su consiervo, cayendo a sus pies, le suplicaba: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré”. 30 Pero él no quiso, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que pagase lo que debía. 31 Al ver sus consiervos lo ocurrido, se entristecieron sobremanera y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. 32 Entonces, llamándolo, su señor le dice: “Siervo malvado, toda aquella deuda te la perdoné porque me suplicaste. 33 ¿No era necesario que también tú te compadecieras de tu consiervo, como también yo me compadecí de ti?” 34 Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. 35 Así hará también con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis cada uno a su hermano desde vuestros corazones».

1930 Pero muchos serán, primeros, últimos, y últimos, primeros.

201 Pues semejante es el reino de los cielos a un propietario que salió al despuntar el alba a contratar obreros para su viña. 2 Y acordando con los obreros a un denario el día, los envió a su viña. 3 Y saliendo en torno a la hora tercia vio a otros, de pie en la plaza, ociosos; 4 y les dijo: «Id también vosotros a la viña, y lo que sea justo os daré». 5 Y ellos se fueron. De nuevo saliendo en torno a la hora sexta y nona hizo igualmente. 6 Y en torno a la undécima, saliendo, encontró a otros que estaban de pie y les dice: «¿Por qué estáis aquí todo el día ociosos?» 7 Le dicen: «Porque nadie nos ha contratado». Les dice: «Id también vosotros a la viña».

8 Y cuando cayó la tarde dice el señor de la viña a su intendente: «Llama a los obreros y dales la paga, comenzando por los últimos hasta los primeros». 9 Y llegándose los de la hora undécima recibieron un denario cada uno. 10 Y llegando los primeros, pensaron que recibirían más; y recibieron un denario cada uno también ellos. 11 Pero, al tomarlo, murmuraban contra el propietario 12 diciendo: «Estos últimos sólo hicieron una hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos cargado con el peso del día y el calor». 13 Pero él, en respuesta, dijo a uno de ellos: «Amigo, no te hago injusticia; ¿no acordaste conmigo un denario? 14 Toma el tuyo y vete. Pero deseo a este último darle como a ti. 15 ¿O es que no me está permitido hacer en mis cosas lo que deseo? ¿O es que tu ojo es malo porque yo soy bueno?»

16 Así serán los últimos primeros, y los primeros últimos.

221 Y tomando la palabra Jesús de nuevo les habló en parábolas diciendo: 2 «El reino de los cielos se asemejó a un rey que organizó las bodas de su hijo. 3 Y envió a sus siervos para llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir. 4 Envió de nuevo a otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados: “Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda”. 5 Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; 6 y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron. 7 Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad. 8 Entonces dice a sus siervos: “La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos. 9 Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda”. 10 Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales. 11 Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, 12 le dice: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?” El se quedó callado. 13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: “Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes”. 14 Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos».

251 Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas salieron al encuentro del esposo. 2 Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. 3 Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; 4 las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. 5 Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. 6 Mas a media noche se oyó un grito: «¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!» 7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. 8 Y las necias dijeron a las prudentes: «Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan.» 9 Pero las prudentes replicaron: «No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis.» 10 Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. 11 Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: «¡Señor, señor, ábrenos!» 12 Pero él respondió: «En verdad os digo que no os conozco.» 13 Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.

Capítulo 1

El porqué de una investigación

Hablar de la predicación de Jesús es en buena medida hablar de sus parábolas; no resulta exagerada la aseveración con que Charles Harold Dodd comienza su obra clásica: «Las parábolas son quizás el elemento más característico de la doctrina de Jesucristo consignada en los Evangelios»1. Los relatos evangélicos atestiguan la predilección del Maestro de Nazaret por el lenguaje figurado, sea cual sea el término con que se califique en los casos concretos (metáfora, alegoría, parábola, analogía…). Y en particular los evangelios sinópticos recogen numerosas enseñanzas que responden a la denominación de «parábola», género literario de raigambre veterotestamentaria pero intensamente practicado y renovado por Jesús2. De hecho los escritos de la nueva Alianza presentan el término παραβολή sólo en los evangelios3, y casi siempre referido a enseñanzas suyas4; la mayoría de las veces en la pluma del narrador, pero también en boca del mismo Jesús5 o de sus discípulos6. Estas unidades didácticas aparecen en los tres evangelios; sobre todo en Lucas (25) y Mateo (21), pero también —en menor medida— en Marcos (6)7.

A diferencia de ellos, se diría que el evangelio de Juan no contiene ninguna parábola de Jesús; no aparece el término παραβολή, y sólo en tres ocasiones hallamos παροιμία «comparación» (Jn 10,6; 16,25.29), de significado similar8. Con todo, es generalmente reconocido que también el cuarto evangelio atestigua la predilección de Jesús por el lenguaje figurado, como prueban por ejemplo la alegoría de la vid (Juan 15) y la riqueza simbólica que presentan determinados términos (por ejemplo, el agua)9. La percepción de este fenómeno ha variado en los últimos años; es de notar que el compendio de Zimmermann dedica un extenso capítulo a las «Parábolas contenidas en el Evangelio de Juan», distinguiendo como tales 15 pasajes del 4º evangelio10.

En este primer momento vamos a presentar los datos que justifican el objeto de nuestro trabajo: las parábolas del reino en el evangelio de Mateo.

1. Reino de Dios y parábolas en los sinópticos

En los tres evangelios sinópticos la predicación de Jesús gira en torno al anuncio del reino de Dios; todo su obrar guarda relación directa con esta realidad. La llamada de sus discípulos, sus acciones poderosas (curaciones, milagros de diversa índole), su predicación y enseñanza, incluso sus controversias con los dirigentes del pueblo: todo ello encuentra su unidad de fondo en el reino de Dios, que Jesús proclama como una realidad ya muy cercana.

a. El reino de Dios en los sinópticos

Jesús comienza su ministerio público anunciando la cercanía definitiva del «reino de Dios» o (sólo en Mateo) del «reino de los cielos» (Mt 4,17; Mc 1,15; Lc 4,43; 6,20). Este aspecto suscita un consenso general: el reino, tanto tiempo esperado y que por fin está a las puertas, es el contenido del Evangelio de Jesús, su «buena noticia»11. Mateo habla 49 veces de este reino12; en Marcos aparece 15 veces13, y 39 en Lucas14.

Nos hallamos pues ante un tema medular en los Evangelios sinópticos, que los recorre de principio a fin15. Por ejemplo, en Mateo reviste importancia capital; así se desprende de la locución «Evangelio del reino», exclusiva de este evangelio16 y que presenta el reino de los cielos como el contenido de la Buena Nueva. El reino está presente en la predicación inau­gural del Bautista (Mt 3,2) y de Jesús (4,17); enmarca las Bienaventuranzas a modo de inclusión (5,3.10); ocupa un puesto fundamental en la Enseñanza de la Montaña (5,20; 6,10.33; 7,21); es el objeto de la proclamación de los discípulos en el discurso misional (10,7); aparece en el discurso «eclesial» (18,1.3.4.23) y el escatológico (24,14; 25,1). La consumación de la historia, en fin, es descrita como la entrada definitiva en él (25,34)17.

Sin embargo, ya lo hemos visto, los evangelios nunca definen este reino: dan por supuesto que el lector entiende su contenido. Para interpretarlo hay una doble clave: por una parte la expresión cobra toda su hondura a la luz del Antiguo Testamento (diacronía)18; y por otra, recibe su significado del contexto amplio de cada evangelio (sincronía). Pero de forma singular, las parábolas juegan un papel decisivo en el proceso de comprensión.

b. Las parábolas y su relación con el reino de Dios

Como hemos indicado, el anuncio del reino cataliza el ministerio público de Jesús y representa su elemento principal; todas sus obras y palabras se refieren por tanto a esta realidad que irrumpe con su persona. Sus milagros están al servicio de esta revelación: «Pero si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el reino de Dios» (Mt 12,28; cf. Lc 11,20). Y su enseñanza manifiesta sus dimensiones y exigencias, tal como revela la predicación inicial de Jesús. Esto significa que, a priori, las parábolas de Jesús están todas ellas relacionadas con ese reino que en Jesús se hace presente: el contexto evangélico hace de ello una necesidad. Implícitamente, toda parábola de Jesús nos habla del reino19.

Pero además una lectura atenta de los sinópticos nos hace comprender la singular importancia del reino de Dios / de los cielos en la enseñanza parabólica de Jesús, ya que en todos ellos hallamos parábolas explícitamente referidas a esta misteriosa realidad. Y entre los tres sobresale el evangelio de Mateo: ningún otro contiene tantas «parábolas del reino» explícitas como el primero; no sólo en el discurso parabólico (Mateo 13), sino también a lo largo de la narración. A continuación presentamos más detalladamente estos datos; pero notemos desde ahora su relevancia: sólo en estos pasajes se detiene Jesús a hablar sobre el reino20.

2. Las «parábolas del reino» en Mateo

La comparación sinóptica manifiesta la relevancia de estas secciones en el primer evangelio (b); ello nos conduce a descubrir la singularidad de Mateo (c). Pero antes hemos de presentar sumariamente el «reino de los cielos» en Mateo (a).

a. «El reino de los cielos»

El reino es un tema central, lo hemos ya indicado, en los tres sinópticos; pero en el primero de ellos presenta una relevancia singular. «Nadie aparece más interesado en este tema que Mateo. Se puede considerar con razón al primer evangelista como el autor del NT que pone el reino de los cielos como uno de los fundamentos de su sistema teológico. Mateo considera realmente el reino como el objeto principal de la predicación de Jesús; incluso parece tenerlo por el fin principal de su misión»21. Esta peculiaridad se manifiesta ya en la terminología; como hemos notado, ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν es una expresión exclusiva de Mateo, no sólo en el conjunto de los evangelios sino en todo el Nuevo Testamento. Tres son las cuestiones que plantea:

a) Significado: la explicación más frecuente ha sido durante décadas la que ve en esta expresión un circunloquio reverencial. El judío Mateo, en su deseo de evitar pronunciar el nombre de Dios, lo habría sustituido sistemáticamente por «los cielos»22. Pero se puede entonces objetar: ¿por qué habla entonces el evangelista en cuatro ocasiones del «reino de Dios»?23 Recientemente se ha criticado acertadamente esta explicación24, viendo más bien en la peculiaridad de Mateo una influencia del libro de Daniel (especialmente los cc. 2–7)25; la expresión no sería sin más equivalente al «reinado de Dios», sino que «los cielos» es una metonimia que implica una cierta connotación espacial26.

b) Reino de los cielos y reino de Dios: algunos autores han postulado un significado diferente para ambas expresiones en el primer evangelio27; otros lo consideran un reflejo de fuentes que Mateo no habría modificado editorialmente28. Estos intentos se han revelado en conjunto insuficientes: el primero, por el caso de Mt 19,23-24 (evidente sinonimia entre ambos sintagmas); el segundo, porque ese supuesto descuido del evangelista, generalmente tan cuidadoso en su tarea de composición literaria, no resulta convincente28. Por el contrario, las diversas formas de referirse al reino en Mateo (reino de los cielos, reino, reino del Padre, reino del Hijo del Hombre) aparecen más bien como variantes que, con matices propios, designan una misma realidad30.

c) Origen: existe también una disputa académica acerca de la presencia de esta expresión en la predicación histórica de Jesús. Para unos autores, «reino de los cielos» sería la expresión empleada uniformemente por Jesús. Pero en este caso ¿cómo explicar que no aparezca en el resto del NT? Otros creen que Jesús la usó alternándola con «reino de Dios»: cada autor neotestamentario habría usado después una u otra. Por último, hay quienes piensan que Jesús habló del reino de Dios, y consideran la otra fórmula una originalidad de Mateo31. Las dos últimas propuestas son en nuestra opinión las más verosímiles, sin que veamos argumentos definitivos a favor de una u otra.

b. Parábolas del reino: comparación sinóptica

La siguiente tabla presenta los paralelos en Marcos y en Lucas de las parábolas del reino del evangelio de Mateo:

Mateo

Marcos

Lucas

Cizaña

13,24-30

[4,26-29] Reino

Grano de mostaza

13,31-32

4,30-32 Reino

13,18-19 Reino

Levadura

13,33

13,20-21 Reino

Tesoro

13,44

Perla

13,45-46

Red

13,47-50

Siervo inmisericorde

18,21-35

Obreros de la viña

19,30–20,16

Bodas

22,1-14

[gran cena] 14,15-24

Diez vírgenes

25,1-13

Siete de estas parábolas aparecen también en el Evangelio de Tomás copto, a saber: la cizaña (EvTom 57), el grano de mostaza (EvTom 20), la levadura (EvTom 96), el tesoro (EvTom 109), la perla (EvTom 76), la red (EvTom 8) y la gran cena (EvTom 64). De ellas, cinco son en el EvTom «parábolas del reino»: los logia 20 («el reino de los cielos»); 57, 76 y 96 («el reino del Padre»); 109 («el reino»)32. Este dato sugiere que en lo referente a las parábolas de Mateo 13 el autor de esta colección de dichos bebe del evangelio de Mateo, mientras que su «parábola de la cena» depende de Lucas33.

Algunas observaciones a la vista de este cuadro:

a) Sólo una parábola del reino (grano de mostaza) es común a los tres sinópticos; notemos sin embargo que mientras Mateo y Marcos la refieren en el «discurso en parábolas», poco después de la parábola del sembrador (Mt 13,3-9.18-23), en Lucas (Lc 13,18-19) aparece muy separada de ella (Lc 8,4-8.11-15).

b) Con Lucas hay otras dos parábolas en común: la de la levadura y la de las bodas. Pero esta última (que no habla en Lucas propiamente de bodas sino de una «gran cena») no es en el 3er evangelio una parábola del reino, aunque también aparece en relación con él34. Desde el punto de vista diacrónico la fórmula introductiva revela la actividad redaccional de Mateo, confirmando así su preferencia por esta categoría.

c) La parábola de la cizaña tiene en Marcos un paralelo imperfecto (parábola de la semilla que crece por sí sola: Mc 4,26-29) con llamativos elementos en común pero diferente, y que es también presentada como parábola del reino (si bien con una introducción no formular)35.

d) La gran mayoría de las parábolas del reino en Mateo (7 sobre 10) carecen de paralelo sinóptico; y de las comunes con otro u otros evangelios, sólo dos (grano de mostaza y levadura) son siempre «parábolas del reino».

De todo ello se desprende la especial relevancia de esta categoría de parábolas en el primer evangelio.

c. La singularidad de Mateo

Concretando: en los tres sinópticos hallamos alguna(s) parábola(s) introducidas por expresiones con un denominador común: el «reino» (βασιλεία) es «semejante» (ὅμοιος / ὁμοιόω) a algo. Pero el interés particular que suscitan las «parábolas del reino» en Mateo se debe a dos factores:

a) Hay un rasgo formal que lo diferencia de Marcos y Lucas. Como hemos indicado, Mateo presenta una fórmula de introducción sustancialmente semejante a los otros dos sinópticos. Sin embargo en Marcos y en Lucas las parábolas del reino se introducen con una pregunta retórica: tanto la parábola del grano de mostaza («¿Cómo asemejaremos el reino de Dios o con qué parábola lo expondremos?»: Mc 4,30; «¿A qué es semejante el reino de Dios? ¿A qué lo asemejaré?»: Lc 13,18) como la de la levadura («¿A qué asemejaré el reino de Dios?»: Lc 13,20)36. Mateo por el contrario introduce siempre estas parábolas mediante una proposición afirmativa («el reino de los cielos es semejante a…»); una introducción que tiene además carácter formular37.

b) Otro rasgo característico de las parábolas del reino en Mateo es su frecuencia38. En el segundo evangelio sólo dos veces leemos que el reino de Dios es semejante a algo (un hombre que sembró una semilla: Mc 4,26-29; un grano de mostaza: 4,30-31); en Lucas son también solo dos las (breves) parábolas que pertenecen a esta categoría (el grano de mostaza y la levadura: Lc 13,18-19.20-21): una parte muy reducida de su amplio contenido parabólico39. Por el contrario, en Mateo diez parábolas responden a esta presentación40; forman así un grupo compacto que destaca frente a las parábolas que carecen de esta fórmula introductiva41.

El Evangelio de Tomás contiene ocho parábolas con este rasgo formal42; algo explicable dada la importancia que atribuye al reino: una realidad única, más valiosa que todo lo demás y que el hombre puede poseer sin saberlo, pero que ha de saber descubrir a tiempo puesto que su conocimiento (gnosis) transforma toda la existencia43.

c) Sin embargo, y como ya notara Dodd, el primer evangelista no ha procedido indiscriminadamente al anteponer la fórmula, ya que la mayor parte de las parábolas de su evangelio no tienen tal introducción44. Notemos que algunas parábolas del primer evangelio, que contienen referencias expresas al reino, habrían admitido una introducción semejante. Esto se puede apreciar en una parábola de la llamada «triple tradición», la de los viñadores homicidas, en cuya conclusión afirma Jesús: «Por esto os digo que se os quitará el reino de Dios y se le dará a una nación que produzca sus frutos» (21,43); pero también en otra parábola exclusiva de Mateo, la de los dos hijos, que desemboca en la conocida aserción de Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas os preceden hacia el reino de Dios» (21,31)45. Sin embargo, las parábolas del reino son diez, ni más, ni menos. Mateo ha establecido un «decálogo de parábolas», relacionadas por tanto entre sí y que permiten adentrarse orgánicamente en el conocimiento del reino de los cielos46.

A continuación nos detenemos en los dos elementos que sustentan esta afirmación; más adelante examinaremos la articulación entre ellas y con el resto de las parábolas del evangelio.

3. Las características de Mateo

Ya hemos indicado los aspectos de las parábolas del reino en Mateo que atraen nuestra atención: la fórmula introductiva y su elevado número. Volvamos sobre ello.

a. La fórmula de introducción

La siguiente tabla nos permite apreciar la semejanza entre las fórmulas introductivas de estas diez parábolas:

Mt 13,24

Se asemejó el reino de los cielos a un hombre…

ὡμοιώθη ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν ἀνθρώπῳ…

Mt 13,31

Semejante es el reino de los cielos a un grano de mostaza…

ὁμοία ἐστὶν ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν κόκκῳ σινάπεως…

Mt 13,33

Semejante es el reino de los cielos a la levadura…

ὁμοία ἐστὶν ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν ζύμῃ…

Mt 13,44

Semejante es el reino de los cielos a un tesoro…

ὁμοία ἐστὶν ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν θησαυρῷ…

Mt 13,45

De nuevo semejante es el reino de los cielos a un hombre comerciante…

πάλιν ὁμοία ἐστὶν ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν ἀνθρώπῳ ἐμπόρῳ…

Mt 13,47

De nuevo semejante es el reino de los cielos a una red…

πάλιν ὁμοία ἐστὶν ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν σαγήνῃ…

Mt 18,23

Por esto se asemejó el reino de los cielos a un hombre rey…

διὰ τοῦτο ὡμοιώθη ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν ἀνθρώπῳ βασιλεῖ…

Mt 20,1

Pues semejante es el reino de los cielos a un hombre propietario…

ὁμοία γάρ ἐστιν ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν ἀνθρώπῳ οἰκοδεσπότῃ…

Mt 22,2

Se asemejó el reino de los cielos a un hombre rey…

ὡμοιώθη ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν ἀνθρώπῳ βασιλεῖ…

Mt 25,1

Entonces se asemejará el reino de los cielos a diez vírgenes…

τότε ὁμοιωθήσεται ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν δέκα παρθένοις…

Como vemos, no hay uniformidad total: en cuatro casos aparece el verbo ὁμοιόω (aoristo: 13,24; 18,23; 22,247; futuro: 25,1), y en seis el adjetivo ὅμοιος con el verbo εἰμί (13,31.33.44.45.47; 20,1); en todos ellos el término de la comparación se expresa en dativo. Si bien el segundo modelo descrito predomina en el discurso parabólico (Mateo 13), también se halla fuera de él (20,1); lo inverso apreciamos respecto de ὁμοιόω, que introduce la primera parábola de la serie. Por el contrario, las diez veces aparece entero el sintagma «el reino de los cielos», nunca «el reino de Dios» o simplemente «el reino»48. Notemos que esta expresión tan característica de Mateo hace su última aparición en Mt 25,1: la última parábola del reino contiene la mención final del «reino de los cielos» en el evangelio. De modo que los diez pasajes evidencian una misma fórmula con dos variantes fundamentales (verbo / adjetivo + εἰμί); ambas aparecen en Mt 11,16 yuxtapuestas y con significado semejante49. Notemos también que en la última parábola (Mt 25,1) el verbo aparece en futuro; volveremos sobre este punto.

La fórmula introductiva tiene una importancia que excede lo meramente formal o literario. No sólo relaciona estas parábolas entre sí, sino que las liga indisolublemente a la persona y la obra de Jesús, cuya expresión es precisamente «el reino de los cielos». Es por ello un dato hermenéutico de primer orden50. Todas estas parábolas están referidas al reinado de Dios que Jesús viene a mediar definitivamente; son por lo tanto de naturaleza teológica en su misma esencia, de modo que su verdadero significado —la referencia al obrar del Padre por medio de su Hijo— no es un «valor añadido» sino su punto de partida y su razón de ser. La fórmula nos indica, en fin, que en ellas se expresa de forma eminente la naturaleza del reino proclamado por Jesús51.

b. Diez parábolas del reino

Es conocida la importancia en Mateo de los esquemas numéricos. Entre ellos destaca el número tres: importantes secciones del evangelio se articulan en forma de terna, o en esquemas triádicos, de manera que esta clave numérica juega un papel importante en la estructuración de la obra52. Pero también el diez tiene su función.

El número diez es en la Escritura una cifra redonda53. Los diez mandamientos que el Señor pronunciara en el Sinaí (el Decálogo: Ex 20,1-17 || Dt 5,6-21) son su expresión más conocida y manifiestan la totalidad de la voluntad divina; ya en el Pentateuco aparecen designados como «las diez palabras» (LXX οἱ δέκα λόγοι: Ex 34,28; Dt 10,4). Pero esta cifra aparece en muchos lugares bíblicos54; en ellos el número diez expresa a menudo totalidad y perfección55. Así, quien ofrece el diezmo ofrece simbólicamente todo a Dios (cf. Gn 28,22)56; en sentido contrario, la rebeldía de Israel en el desierto ha llegado a su máxima expresión al poner a prueba a YHWH en diez ocasiones (Nm 14,22). Diez hombres hubieran salvado a Sodoma de la destrucción (Gn 18,32). El desposorio entre Boaz y Rut tiene lugar ante diez ancianos de la ciudad (Rt 4,2); diez cuernos representan la totalidad del poder hostil a YHWH (Dn 7,20; cf. Ap 13,1). También el judaísmo rabínico conoce este simbolismo: la Misná nos habla de las diez palabras con que fue creado el mundo, las diez generaciones desde Adán a Noé, las diez pruebas a que fue sometido Abraham, las diez plagas de Egipto y los diez prodigios en el mar Rojo, y las diez tentaciones de Israel a Dios en el desierto; también enumera los diez prodigios hechos a los israelitas en el Templo y las diez cosas que fueron creadas en la vigila del sábado57. El sumo sacerdote pronunciaba diez veces el Nombre divino el día de la Expiación58; el culto sinagogal oficial, en fin, requiere una asamblea compuesta al menos por diez hombres59. Por lo demás, es frecuente en la Escritura que el diez se articule en «cinco más cinco»60; este dato pone de relieve el carácter antropológico de este símbolo numérico, cuyo referente natural son los dedos de las manos61.