El modelo de virtudes - Pedro Muñoz Seca - E-Book

El modelo de virtudes E-Book

Pedro Muñoz Seca

0,0

Beschreibung

El modelo de Virtudes es una comedia teatral del autor Pedro Muñoz Seca. Como es habitual en el autor, la pieza se articula en torno a una serie de malentendidos y situaciones de enredo contados con afilado ingenio y de forma satírica en torno a las convenciones sociales de su época. En este caso, la trama se articula en torno al escándalo que recorre un pueblo pequeño cuando un noble se presenta para que la pintora local le haga un cuadro.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 82

Veröffentlichungsjahr: 2020

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Pedro Muñoz Seca

El modelo de virtudes

JUGUETE CÓMICO en dos actos, el segundo dividido en dos cuadros

Estrenado en el TEATRO CERVANTES de Madrid, la noche del 8 de Noviembre de 1913

Saga

El modelo de virtudes Pedro Muñoz SecaCover image: Shutterstock Copyright © 1913, 2020 SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726508505

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Esta obra es propiedad de su autor, y nadie podrá, sin su permiso, reimprimirla ni representarla en España ni en los países con los cuales se hayan celebrado, ó se celebren en adelante, tratados internacionales de propiedad literar í a.

El autor se reserva el derecho de traducción.

Los comisionados y representantes de la Sociedad de Autores Españoles son los encargados exclusivamente de conceder ó negar el permiso de representación y del cobro de los derechos de propiedad.

–––––––

Droits de représentation, de traductión et de reproduction réservés pour tous les pays, y compris la Suéde, la Norvége et la Hollande.

–––––––

Queda hecho el depósito que marca la ley.

REPARTO

PERSONAJES ACTORES VIRTUDES Srta. Astor. AMELIA » Santaularia. CLARA Sra. López. OBDULIA » Simó. TRINITA Srta. Calvo. HERNANDO ACERO Sr. Simó Raso. JUAN » Messeguer. MARQUEZ » La Riva. BUENO » Molinero. BARON » Marchante. RAUL » Palma. HERMOGENES »Guillot. GUTIERREZ » Esteves. ANTONIO » Hidalgo. MARCIAL » Sapela. GENARO » Achón. DOMINGO » Labra. UN MOZO DE ESTACION » Hidalgo.

Al Comandante de Infantería de Marina, amenísimo conversador, escritor ilustre y notable crítico Antonio Peñasco y Bueno, en testimonio de entrañable cariño.

El autor.

ACTO PRIMERO

CUADRO ÚNICO

Comedor en casa de Doña Clara. Puerta de entrada en el fondo y dos en cada lateral. Es de día.

Al comenzar la acción están en escena juan, bueno y clara . Los dos primeros apuran una taza de café. Una cada uno, ¿eh? clara coloca sobre el trinchero los restos del desayuno.

juan es un hombre como de cuarenta años; viste elegante traje de caza, y por su fino bigote, su afilada perilla y su encrespado tupé parece una evocación de Mefistófeles.

El Sr . bueno es un hombre de mediana edad, bien vestido, mal encarado y portador sobre sus narices de una de esas inmensas gafas de concha que semejan dos orejeras.

 

Clara (A Bueno, á media voz. ) ¿Ha desayunado usted bien?

Bueno ¡Ah! Muy bien, sí, señora.

Clara Hablo á media voz porque duerme un señor en este cuarto, y... (Por la primera puerta de la izquierda. )

Bueno ¡Ya!

Clara Lo que siento es no poder instalar á usted en una habitación más amplia, pero...

Bueno ¡Bah! Eso es lo de menos. Siendo buena la comida…

Clara Espero que quedará usted satisfecho. Gracias á Don Juan, puedo ofrecer ahora á mis huéspe desplatos muy escogidos. Y á propósito, (A Juan ) ¿qué ha traído usted hoy?

Juan Nueve perdices y cuatro conejos.

Bueno ¡Hola! ¿Es usted cazador, eh?

Juan Sí, señor; ese sport constituye mi distracción favorita. He logrado un permiso para cazar en unos cotos cercanos á Mirarrubiales y aqu estoy dispuesto á pasarme cazando dos ó tres meses.

Clara Hemos hecho un convenio muy original: yo le doy pupilaje gratuito á cambio de lo que él caza.

Juan Y hasta ahora no se podrá usted quejar.

Clara Al contrario. (A Bueno. ) Usted es comisionista, ¿verdad?

Bueno No, señora.

Clara Como trae usted esa caja tan grande...

Bueno Son cuadros: me dedico á la compra y venta de cuadros antiguos.

Clara ¡Ya!

Bueno He venido á Mirarrubiales, porque sé que hay aquí una ilustre pintora, Doña Virtudes Carrascosa, que posee cuadros de un gran mérito.

Clara Es cierto: tiene en su casa un verdadero museo, pero no consiente que nadie lo visite. Parece que le robaron hace tiempo una escultura que ella tenía en gran estima, una cabeza de no sé qué Montañés, y, es claro, la señora, desde que le quitaron la cabeza, se ha cerrado á la banda y no consiente que nadie curiosee sus salones.

Bueno Pues sí que me he divertido. He viajado en balde. ¡Válgame Dios!

Clara Sin embargo... (Juan se levanta de la mesa y hojea un diario. )

Bueno ¿Eh?

Clara Con alguna influencia... Si usted lograra interesar al señor... (Indicando la primera puerta de la izquierda. )

u eno ¿Qué señor?

Clara ¡Ah! ¿Pero usted no sabe?... Pues si no se habla en el pueblo de otra cosa. (Con gran misterio. ) ¡Tengo aquí de huésped al gran Duque Pedro Juan de Carranza!

Juan (¿Qué dice esta mujer?)

Bueno ¡El gran Duque aquí!

Clara ¡En esa habitación! (Por la puerta antes indicada. )

Juan (Estupefacto. ) (¡En esa habitación!).

Bueno ¡Qué suerte, señora! ¿Y á qué ha venido á Mirarrubiales?

Clara ¡Cómo! ¿Pero ignora usted lo de la apuesta? Lea usted, caballero. (Da un cajón del aparador saca un periódico y lo ofrece á Bueno. ) Aquí, donde dice apuesta original.

Juan (Pues señor, que me maten si entiendo nada de esto.)

Bueno (Leyendo. ) Apuesta original: Se comenta muy favorablemente en todos los círculos aristocráticos la apuesta de quinientas mil pesetas cruzada entre su Alteza Real el infante Don Ramiro y su próximo pariente el gran Duque Pedro Juan de Carranza. Se compromete este último á vivir durante dos meses, y á vivir bien, en el sitio que la suerte designe, sin darse á conocer, salvo en caso de fuerza mayor; sin trabajar, sin gastar dinero propio, sin pedir limosnas y sin contraer deudas. Conocidos son el agudo ingenio y el proverbial buen humor del gran Duque, pero dudamos que salga victorioso de tan difícil prueba. (Dejando de leer. ) ¡Ahí es nada! Vivir sin dinero, sin trabajar, sin pedir ni contraer deudas. ¡Imposible!

Clara Pues gana la apuesta, porque para vivir sin trabajar ha entrado de modelo en casa de Doña Virtudes Carrascosa; ella le da lo que á cualquier modelo: un duro diario, y resulta que el gran Duque no trabaja, ni pide, ni contrae deudas, y, sin embargo, vive bien.

Bueno Sí que tiene usted razón. ¿Y él ha dicho quién es?

Clara No. ¡Quiá! Aquí leímos lo de la apuesta, y como el gran Duque posee en Mirarrubiales grandes terrenos, todo el mundo comentó lo que decían los diarios. Después el alcalde recibió secretamente órdenes de que aumentase la vigilancia, porque era este pueblo el lugar designado por la suerte para que la prueba se realizase.

Bueno ¡Ya!

Clara El alcalde nos reveló el secreto en secreto también; estábamos todos sobre aviso y cuando ya nos cansábamos de esperar, se presentó este señor, rodeado de misterio, sin decir quién era ni de dónde venía y solicitando una plaza de modelo; conque, verde y con asa...

Bueno ¡Claro!

Juan (¡Tiene gracia!)

Clara Además, que se le ve que es un gran Duque. ¡Qué detalles! Aunque él quiera disimularlo... «siempre vive con grandeza quien hecho á grandeza está», como dice el presagio.

Bueno ¿Y él supone que los demás le han reconocido?

Clara Ya lo creo, pero no hay quien le haga confesar que es el gran Duque. Quiere que se le llame Hernando, simplemente Hernando. ¡Qué gran señor! Doña Virtudes está como loca. Figúrese: un modelo de sangre real. ¡Un Duque en casa por cinco pesetas!

Bueno Pues me parece que no he perdido mi viaje. Ya veré de qué medio me valgo para que el gran Duque me recomiende á esa eximia pintora.

Clara Ni que decir tiene que cuanto he dicho es profundamente secreto. No debe darse por enterado de nada de esto.

Bueno ¡Por Dios, señora! ¡Tuviera que ver!

Clara ¡Ah! Si fuera usted tan amable que me dijera su nombre.

Bueno Celestino Bueno, para servir á usted.

Clara Muchas gracias.

Bueno Ahora, si usted se dignara conducirme á mi cuarto se lo agradecería. No conozco aún bien estos intrincados pasillos...

Clara Con mucho gusto: por aquí.

Bueno (A Juan. ) Buenos días, señor.

Juan Beso á usted la mano. (Vanso Clara y Bueno por la segunda puerta de la derecha. )

Juan (Perplejo. ) Bueno, ¿y quién será ese fresco que dice soy yo? ¡Tiene gracia! No; á mí no me perjudica; fija la atención de todos en él, nadie reparará en mí y podré más fácilmente ganar la apuesta; pero hace falta ser fresco. Y el hombre es ingenioso, porque lo de ser modelo de una pintora á mí no se me había ocurrido. No cabe duda que es una ocupación bastante más descansada que la de andar cazando perdices. (Pausa. ) ¿Quién será? Desde mi cuarto puedo ver lo que haga y oir lo que diga: un acecho en toda regla. Me parece que esta aventura me va á divertir mucho más de lo que yo imaginaba. Ya veremos. (Entra por la primera puerta de la derecha y deja las hojas entornadas. )

Sí; desde aquí puedo escuchar perfectamente.

(Un momento de silencio y se oye á Márquez, que dice dentro á vez en grito: «¡S í ! A la derecha, muchas gracias. )

Márquez (Por la puerta del fondo, conduciendo una maleta y seguido de un mozo de estación que trae al hombro una caja de no pequeñas dimensiones. ) Bien; aquí aguardaré. (Al mozo en muy alta voz. ) ¡Eh! ¡Hombre de Dios, cuidado, que se va usted á cargar un mueble! (Este Sr. Márquez ha cumplido ya los cincuenta años, y por su indumentaria revela no tener dos pijoteras pesetas. )

Trinita (