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El propósito de este libro es propiciar un análisis reflexivo y crítico de la Tutoría en la Educación Superior, ya que sus significados y prácticas se han modificado a lo largo del tiempo según los cambios en la misión y funciones de las instituciones universitarias. En función de ello, como resultado de investigaciones teóricas y empíricas sustentadas en un enfoque sociocultural, se presentan y analizan las diferentes configuraciones que adquiere como respuesta a los siguientes interrogantes: el sentido de la existencia del tutor: ¿Por qué y para qué el tutor en la universidad?; los problemas a los que busca responder y sus propósitos: ¿Cuáles son los motivos de la inserción de tutores en las instituciones?; las características del rol y sus funciones: ¿Cuál es su rol? ¿Cuáles son sus modelos de intervención?; los sujetos que pueden ejercer el rol: ¿Quiénes pueden ser tutores?; y el tipo de formación requerida para el desempeño de nuevas funciones: ¿Qué formación se requiere para el ejercicio del rol tutorial? En este marco, a partir de los desarrollos teóricos de Vigotsky y autores postvigotskianos, se proponen categorías de análisis que permiten dar cuenta de las particulares configuraciones que adquiere el rol en el contexto socio-histórico de la Universidad actual. Estos aportes teóricos y metodológicos pueden ser de alto interés y relevancia para las instituciones educativas cuyos propósitos sean interrogar, comprender y explicar las formas particulares de concebir y de llevar a cabo las prácticas de tutoría y para reflexionar críticamente sobre los modelos que favorecen mejores condiciones para el aprendizaje.
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Seitenzahl: 314
Veröffentlichungsjahr: 2025
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Introducción
PARTE I ENFOQUES TEÓRICOS PARA EL ANÁLISIS DEL ROL DEL TUTOR
1. Los fundamentos para investigar el rol del tutor en la Universidad
2. El concepto de tutor
3. El tutor en la Educación Superior Universitaria
3.1. El rol del tutor en un contexto histórico y sociocultural
3.2. Historización del rol del tutor: su relación con los modelos de universidad
3.3 El contexto sociocultural actual en las universidades de América Latina y Caribe
3. 4. Experiencias tutoriales en los contextos universitarios actuales
4. Los enfoques socioculturales como marco conceptual para el estudio de las configuraciones del rol del tutor
4.1 El concepto de rol desde un enfoque sociocultural
4.1.1. El aprendizaje del rol y las competencias requeridas para su desempeño
4.2. La teoría de Vigotsky como marco teórico para analizar el rol del tutor
4.2.1. La teoría de Vigotsky: el origen de los procesos psicológicos superiores y el proceso de internalización
4.2.2. La escolarización en la constitución de los PPS Avanzados
4.2.3. La categoría de Zona de Desarrollo Próximo para el análisis del rol del tutor
4.2.3.1. Conceptualizaciones de la Zona de Desarrollo Próximo
4.2.3.2. Los aportes de los enfoques contextualistas sobre la ZDP
4.2.3.3. Los usos de la Zona de Desarrollo Próximo en las prácticas educativas
4.2.3.4. La Zona de Desarrollo Próximo y su relación con los procesos de andamiaje
4.2.4. Los instrumentos de mediación
4.2.5. El sistema de actividad como unidad de análisis en el estudio de las configuraciones del rol del tutor
4.2.6. “Los planos de la actividad sociocultural” de Bárbara Rogoff para la comprensión de los significados y prácticas del sistema tutorial
5. Las contribuciones de la Psicología Cognitiva para el análisis de las representaciones del rol del tutor
5.1. El constructivismo episódico: Teorías Implícitas y Modelos Mentales
5.2. Modelos mentales de intervención
6. Las prácticas tutoriales en las instituciones universitarias: el dispositivo institucional
PARTE IIRESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓNLas configuraciones del rol del tutor
1 . El enfoque metodológico
1.1. Instrumentos utilizados
1.2. Sujetos
1.3. Ámbito de aplicación
1.4. Muestra de cuestionarios a tutores y coordinadores de proyectos de tutoría
1.5. Muestra de documentos institucionales de proyectos de tutoría
2. Análisis de los datos
2.1. Las categorías de análisis
2.2. Primer plano de análisis: personal o deapropiación participativa. El rol del tutor
2.2.1. Motivos del surgimiento de las tutorías
a) La solución de problemas situados en una población: los alumnos
b) La respuesta personalizada a los problemas de la enseñanza y/o los problemas de aprendizaje de los alumnos a través de lo relacional y/o intersubjetivo
c) La optimización de aprendizajes con articulación y/o cambios en el sistema de actividad institucional
d) Los motivos de las tutorías en la documentación institucional
2.2.2. Objetivos de las tutorías
a) Los objetivos que dan cuenta de los motivos institucionales
b) Los objetivos que implican una forma de intervención con mención de alguna/s estrategia/s específica/s
c) Los objetivos que implican una forma de intervención articulando distintos componentes del sistema de actividad institucional
d) Los objetivos de las tutorías en la normativa institucional
2.2.3. Funciones del tutor
Problemas que abordan los tutores
Tipos de funciones del tutor
2.2.4. Competencias del tutor y aprendizajes realizados para la función
Las competencias del tutor
Aprendizajes de los tutores para el desempeño del rol
2.2.5. Los procesos de cambio en los tutores con relación a la apropiación y sus perspectivas futuras
Las diferencias entre el rol deseado y el posible
Cambios en la idea de ser tutor
2.3. Segundo plano de análisis: interpersonal o de participación guiada. Las prácticas tutoriales en interacción
2.3.1. Las estrategias de intervención: modalidades de interacción
Cuestionario N º 2
Cuestionario Nº 6
Cuestionario Nº 5
Cuestionario Nº 12:
Formas y tipo de ayuda
2.3.2. Los instrumentos de mediación
2.3.3. Modelos de intervención sobre problemassituados en el contexto de la práctica tutorial
a) Grupo 1: Intervenciones centradas en problemas que plantean los alumnos
b) Grupo 2: Intervenciones centradas en problemas de interacción
2.3.4. Los procesos de andamiaje y la categoría de ZDP para su análisis
Definición conjunta de objetivos y tareas
Toma de conciencia y agencialidad en las acciones
2.4. Tercer plano de análisis: institucional/comunitario. El tutor en el sistema de actividad institucional
2.4.1. La inserción del tutor en la trama institucional
Grupo 1: Existencia de definiciones institucionales sobre lainserción del tutor en la institución
Grupo 2: Ausencia de una definición sobre la inserción del tutor en la institución
2.4.2. Condiciones institucionales para el ejercicio del rol
2.4.3. Regulación normativa de funciones y tareas
2.4.4. Rasgos de identidad del tutor
Distinción entre la figura del tutor y del docente
a) La diferencia está en el objeto de intervención
b) La diferencia está en la modalidad en que abordan laintervención
c) No hay diferencias sustantivas entre ambos roles
2.4.5. Tensiones y conflictos entre los componentes del sistema social de actividad
2.4.6. Posibilidades de producción
3 . Las configuraciones del rol del tutor
3.1. El tutor como parte un dispositivo institucional de tipo remedial para solucionar dificultades situadas en los alumnos
3.2. El tutor como orientador que brinda respuestas personalizadas a distintas necesidades y problemáticas de los estudiantes
3.3. El tutor como orientador/promotor de aprendizajes académicos en los alumnos
3.4. El tutor como una forma especial de ser docente
4. Conclusiones y reflexiones finales
Referencias bibliográficas
A Cristina Erausquin, por la confianza, el acompañamiento y la formación brindada tan generosamente en esta aventura de “explorar el mundo de la tutoría” universitaria.
A las instituciones, coordinadores y especialmente a los tutores que participaron en la investigación, por su aporte a la construcción y reflexión sobre los significados del tutor y su importancia para el aprendizaje en la universidad.
El propósito central de este libro es propiciar un análisis reflexivo y crítico de la Tutoría en la Educación Superior, así como diálogos y discusiones acerca de sus principales problemáticas, tensiones, aportes y potencialidades para el aprendizaje en la universidad.
Si bien la tutoría existe desde los inicios de la universidad, sus significados se han modificado a lo largo del tiempo, según los cambios en la misión y funciones de las instituciones universitarias. En la actualidad, el rol del tutor adquiere progresiva institucionalización en diversos países y con distinta impronta. En los años 2000-2001, este rol comienza a institucionalizarse en distintas universidades de Latinoamérica, asociado a políticas de inclusión en la Educación Superior. Las preguntas que surgen a partir de ese período acerca de la emergencia de nuevos significados y prácticas de los tutores, son abordadas en este libro tanto desde una perspectiva tanto teórica como empírica.
Los principales interrogantes que se recuperan se relacionan con el sentido de la existencia del tutor (¿por qué y para qué el tutor en la universidad?); con los problemas a los que busca responder y sus propósitos (¿Cuáles son los motivos de la inserción de tutores en las instituciones?); con las características del rol y sus funciones (¿Cuál es su rol?; ¿cuáles son sus modelos de intervención?); con los sujetos que pueden ejercer el rol (¿Quiénes pueden ser tutores?); y con el tipo de formación requerida para el desempeño de nuevas funciones (¿Qué formación se requiere para el ejercicio del rol tutorial?).
En este contexto, el tema central del texto aborda la presentación y análisis de las diferentes configuraciones que adquiere la tutoría en la educación superior, que surge de investigaciones centradas en los interrogantes planteados. A partir de un estudio empírico realizado en universidades argentinas, se sistematizaron diferentes experiencias tutoriales que fueron analizadas desde un marco teórico sustentado en los enfoques socioculturales. Estas perspectivas se consideran un aporte central, si se tiene en cuenta que el rol de tutor alude a procesos de aprendizaje situados en prácticas de interacción mediadas y en el marco de determinados procesos de ayudas (de orientación, andamiaje, zona de desarrollo próximo, u otros apoyos o guías según la concepción que se utilice). En este marco, los desarrollos teóricos de Vigotsky y autores postvigotskianos, aportan un marco interpretativo importante para el análisis de las configuraciones del rol tutorial, desde el cual se proponen categorías de análisis –planos, dimensiones e indicadores– que permiten dar cuenta de las particulares configuraciones que adquiere el rol en el contexto socio-histórico de la universidad actual.
En síntesis, se trata de presentar el desarrollo de categorías de análisis generadas para el estudio de los sistemas de tutoría en la universidad, acompañadas de un marco conceptual que fundamenta las principales configuraciones del rol del tutor identificadas desde el campo de la investigación. Los temas desarrollados pretenden contribuir al análisis y explicación de las configuraciones, entendidas como entrelazamiento de diferentes significados y prácticas situadas en distintos contextos educativos.
Se brindan aportes teóricos y metodológicos que pueden ser de alto interés y relevancia para las instituciones educativas cuyos propósitos sean interrogar, comprender y explicar las formas particulares de concebir y de llevar a cabo las prácticas de tutoría y para reflexionar críticamente sobre los modelos que favorecen mejores condiciones para el aprendizaje en la universidad.
En la primera parte del texto se desarrollan los enfoques teóricos desde los cuáles se fundamenta conceptualmente la investigación y las categorías que se construyen para su análisis. En la segunda parte, se presentan los resultados alcanzados, acompañados de una caracterización de las configuraciones identificadas y reflexiones críticas acerca de los sentidos y contribuciones del rol del tutor en función de las mismas.
ENFOQUES TEÓRICOS PARA EL ANÁLISIS DEL ROL DEL TUTOR
Los fundamentos para investigar el rol del tutor en la Universidad
El estudio de las configuraciones que adopta el rol del tutor en el contexto universitario adquiere progresiva relevancia y significatividad en el marco de las transformaciones que atraviesa la universidad actual, tanto en nuestro país como en el resto del mundo.
En el actual contexto mundial, de profundos cambios en todos los órdenes –vertiginosos avances científico-tecnológicos, creciente internalización económica y cultural, centralidad de la información, nuevos entornos laborales– la educación superior es impulsada hacia un espacio global, identificándose fuertemente como motor para el desarrollo de las nuevas sociedades del conocimiento. Particularmente, las características de las organizaciones laborales y el dinamismo de los perfiles profesionales parecen requerir nuevas formas de gestión de las universidades. Éstas, son interpeladas para el logro de una formación académico-profesional que desarrolle competencias para la selección y procesamiento de la información, el aprendizaje continuo, la resolución de problemas, el trabajo en equipo y la versatilidad en la adaptación a los cambios.
En el ámbito nacional e internacional, y desde distintos sectores de la sociedad, se percibe una fuerte demanda de cambios y de mejoramiento en la calidad de la educación superior (Conferencia Mundial sobre la Educación Superior, 1998; Declaración de Bolonia, 1999; Monereo y Pozo, 2003; Gairín, 2003; Gómez y Celis, 2004; Mora, 2004), referida a los siguientes aspectos:
• Modalidades de gestión institucional.
• Formación de los docentes.
• Innovaciones en metodologías de enseñanza.
• Modificaciones en la estructura y contenidos del currículum.
• Incorporación de nuevas tecnologías a la enseñanza.
• Formación en competencias y habilidades de aprendizaje estratégico y autónomo.
• Mayor vinculación con el medio profesional.
• Reorganización de la estructura de las carreras con menor duración de las mismas.
En particular, las demandas sociales sobre nuevas formas de enseñar y aprender configuran el eje de las innovaciones y cambios propuestos (Gairín, 2003). Se plantea la necesidad de pasar de una concepción de aprendizaje basado en la recepción pasiva de información, descontextualizado, jerárquico, con énfasis en lo individual y la competitividad; hacia una aprendizaje entendido como construcción social, de carácter situado, con énfasis en los procesos de mediación social, con relación al cual cobran especial importancia las comunidades de aprendizaje y los entornos colaborativos en la construcción de significados y sentidos. Esto implica un nuevo planteamiento de la enseñanza, concebida ya no sólo como transmisión, sino como transformación y construcción social de significados y sentidos a través de experiencias educativas compartidas, con un curriculum flexible y la inclusión de herramientas tecnológicas y nuevas modalidades de evaluación.
Los procesos de transformación en las dimensiones consideradas, producen tensiones, conflictos y nuevos requerimientos entre los distintos actores institucionales. Se exige particularmente una revisión de la misión y funciones asignadas a la universidad, así como una redefinición de los roles que en ella se desempeñan.
En el marco señalado, la figura del tutor comienza a adquirir significado en nuevos escenarios educativos insertos en contextos sociales caracterizados por procesos de convergencia político-económicos que se movilizan en distintas regiones del mundo. Su rol se interroga y resignifica en distintos ámbitos educacionales, transformándose y/o emergiendo con relación a diversos formatos de prácticas de enseñanza y aprendizaje. El estudio de las configuraciones del rol del tutor y de los significados y prácticas que adopta en la educación superior, adquiere relevancia tanto por su vinculación con el aprendizaje académico-profesional que posibilita, como por su aporte real o potencial a las transformaciones señaladas como demandas sociales.
Históricamente, el tutor aparece como un actor institucional clave que se vincula a los objetivos de enseñanza y aprendizaje de diversas maneras. Como figura que acompaña y guía a los alumnos, existe desde la etapa de institucionalización inicial de la universidad (Baudrit, 2000; Lázaro, 1997). Sin embargo, sus funciones han cambiado a lo largo de la historia, dando respuesta a distintas problemáticas, según la misión y funciones que las universidades han adoptado. Su presencia se sustenta en determinadas concepciones sobre el conocimiento, el aprendizaje, la enseñanza y misión de la universidad, ancladas en contextos socioculturales e históricos específicos.
En la actualidad, pueden identificarse algunas características y particularidades diferenciales de los significados y prácticas del rol del tutor en la Universidad, propias de los distintos contextos y sistemas de educación superior en que se inserta.
La preocupación por el rol del tutor se evidencia en los últimos años a través de trabajos escritos y documentos universitarios, que instauran y regulan los sistemas tutoriales en el ámbito de las Instituciones de Educación Superior. Entre los mismos, se identifican diversas propuestas, de tipo descriptivo y/o normativo, vinculados a prescripciones sobre prácticas tutoriales deseables. En cuanto a antecedentes de investigación, existen trabajos que caracterizan modalidades tutoriales en el nivel universitario, vinculadas a experiencias educativas en otros países. (Carlino, 2002a, 2002b; Miller, Groccia y Miller, 2001; Baudrit, 2000). En cambio, tienen más incipiente desarrollo los trabajos que discuten los alcances y significados del rol tutorial o reflexionan sobre el sentido de su existencia. Pueden mencionarse en tal sentido investigaciones sobre percepciones y representaciones del rol del tutor (Lázaro, 1997; Solomon y Crowe, 2001; Lobato, del Castillo y Arbizu, 2005).
Desde su origen, el tutor ha tenido un rol clave con relación a los aprendizajes, en el marco de los distintos contextos en los que se ha ido configurando su funcionamiento. En la actualidad, este rol se constituye dinámicamente al interior de contextos universitarios con profundos cambios en sus identidades y resulta depositario también de diversas expectativas sociales, culturales, educativas, económicas. Su figura parece involucrar tensiones entre viejas y nuevas formas de concebir el aprendizaje, la enseñanza y la misión y funciones de la universidad.
En el escenario señalado, este trabajo de indagación pretende brindar una contribución teórica y empírica para la reflexión sobre la configuración del tutor en un contexto socio-cultural e histórico específico, en función de determinadas categorías de análisis. Es un estudio que se focaliza en la apertura del ciclo vital académico, en el tiempo inicial del encuentro o desencuentro entre sujetos de aprendizaje y la Universidad.
En este punto de inflexión crítica, diversas preocupaciones enmarcan los significados de las prácticas académicas en la educación superior argentina: el alto porcentaje de desaprobación en los cursos para ingresantes, la elevada deserción en los primeros años, los índices de cronicidad que señalan un tiempo muy prolongado de duración de los estudios y la escasa cantidad de graduados en los distintos campos disciplinares.
En el panorama descripto, las demandas hacia el cambio e innovación en el nivel superior adquieren mayor énfasis en los últimos años; influidas además por los procesos de evaluación y acreditación de las universidades, que se llevan a cabo a partir de la década del 90. El fracaso escolar en la universidad, especialmente en el primer ciclo de las carreras de grado, es un problema que se señala con preocupación creciente desde distintos sectores de la sociedad: gobierno, universidades, empresas, padres, alumnos y docentes.
El acceso a la universidad argentina –al igual que en varios países latinoamericanos– se plantea como uno de los problemas pendientes y que debe ser abordado con mayor urgencia. En varias notas periodísticas que reflejan estas demandas se mencionan los aplazos masivos en el ingreso a las universidades públicas, generalmente vinculados a las carreras de Medicina e Ingeniería (San Martín, 2004, 2005; Linares Calvo, 2004, 2006; Debesa, 2005; Loja, 2006; Clarín, 2006; I y II Encuentro Nacional “La Problemática del ingreso a las carreras de Humanidades, Ciencias Sociales y Artes en las Universidades Públicas”, 2004, 2006). Los altos porcentajes de abandono en los primeros años y las bajas tasas de graduación son problemas asociados a ello. Han sido señaladas como posibles condiciones de producción del fenómeno:
• La falta de competencias para el estudio y el aprendizaje autónomo.
• Los déficits en conocimientos previos sobre campos disciplinares específicos.
• Los problemas de alfabetización académica; con particular referencia a las responsabilidades educativas de los niveles precedentes.
Aparecen también perspectivas más integradoras que señalan el carácter complejo de esta problemática y demandan el análisis del contexto socio-histórico en sus dimensiones cruciales. Un análisis multidimensional del problema debe contemplar las situaciones de desigualdad social y marginación, las condiciones desiguales en el inicio de los aprendizajes, las situaciones de enseñanza y las distintas variables institucionales en que el mismo se produce. Como señala Carlino (2003) con relación al tema de la alfabetización académica, es importante evitar el planteo de causas simplistas, depositando culpas sólo en los alumnos o en niveles precedentes. Se requiere debatir más profundamente las respuestas que se propongan a estas problemáticas, que pueden oscilar entre enfoques más remediales o más integrales. En este sentido, reafirma que es necesario cuestionar los supuestos sobre la enseñanza y la educación superior que están en la base de la forma en que se definen los problemas y las soluciones que se abordan; destacando la responsabilidad de las acciones institucionales en la promoción de los conocimientos y aprendizajes de los alumnos.
Entre las propuestas de solución que se plantean frente a las problemáticas mencionadas, la implementación de distintos sistemas o programas de tutorías se identifica como una de las respuestas posibles en varias instituciones universitarias. El rol del tutor adquiere importancia creciente y comienzan a instalarse –en el plano de las experiencias– diversas propuestas destinadas a alumnos ingresantes y de los primeros años de las universidades, tanto públicas como privadas.
Teniendo en cuenta la diversidad de formatos y propuestas tutoriales que se reconocen en las universidades argentinas, según los niveles de enseñanza –grado y posgrado– y las modalidades de dictado –presencial y a distancia–, en este trabajo se focaliza el análisis de la tutoría en el nivel de grado, en el ámbito de la enseñanza presencial y en los primeros años del cursado de las carreras. Se considera ésta una etapa fundamental, por las implicancias que tiene en cuanto a las posibilidades de acceso, integración y permanencia de los alumnos en el ámbito universitario y a los aprendizajes que pueden ser adquiridos en ella.
Desde esta perspectiva, cobra relevancia investigar las particulares configuraciones que adquiere el rol del tutor en las universidades, y los significados y las prácticas que se construyen en el marco de actividades sociales, entrelazando condiciones de producción de los problemas y respuestas a los mismos.
La delimitación de la unidad de análisis, a fin de captar la complejidad de la temática a abordar, se fundamenta en la definición que realiza Lev Vigotsky de las unidades de análisis para el estudio de los procesos psicológicos superiores, al sostener la necesidad de abordarlas desde una perspectiva dialéctica y genética (Castorina y Baquero, 2005). La dialéctica refiere al carácter irreductible de los procesos, a su carácter sistémico y global, atravesado por contradicciones que motorizan cambios, lo que implica enfatizar una posición interaccionista fuerte, que revele nexos entre el funcionamiento intersubjetivo e intrasubjetivo. (Castorina y Baquero, 2005; Baquero, 2004). La perspectiva genética atiende al carácter cambiante de dichos procesos y busca capturar el juego de continuidades y discontinuidades de los mismos en el tiempo (Baquero, 2004).
En este marco, se aborda el análisis de las configuraciones del rol del tutor en su inserción institucional, considerándolas como una compleja trama de significados y prácticas que se constituyen y desarrollan en “sistemas de actividad” determinados para responder a problemáticas específicas.
El sistema de actividad como unidad de análisis en el estudio del aprendizaje y el trabajo humanos es uno de los aportes teóricos más significativos desarrollados por Yrjo Engeström, a partir de la teoría de la actividad de Leontiev. Esta teoría constituye un enfoque general e interdisciplinario, que ofrece herramientas conceptuales para el estudio de las configuraciones del rol del tutor.
Los teóricos de la actividad se proponen analizar el desarrollo de los sujetos dentro de los contextos de actividad social práctica en que se encuentran, focalizando las relaciones de constitución recíproca entre sujetos y contextos (Daniels, 2003). Es un enfoque del contexto de índole relacional, en tanto cada sistema de actividad se conecta con otros, a través de sus componentes. Este modelo permite captar los aspectos dinámicos del desarrollo del sistema, así como los cambios que se producen en las prácticas en el seno del mismo.
Para la definición de las formas particulares que adoptan los significados y prácticas en cada contexto, se considera adecuado utilizar el concepto de configuraciones. El término “configuraciones” ha sido acuñado por Edith Litwin (1997) como constructo para el análisis de las modalidades didácticas en el nivel superior. Litwin llama configuración didáctica a la “manera particular que despliega el docente para favorecer los procesos de construcción del conocimiento”(Litwin, 1997: 97). Es una construcción conceptual que permite reconocer los modos de abordaje de las prácticas docentes en campos disciplinares específicos y en contextos determinados. El término alude a una unidad de análisis compleja, que incluye una trama de dimensiones interdependientes y mutuamente constitutivas.
Si se aplica el concepto de configuración al estudio del rol tutorial, se constituye una unidad de análisis apropiada a la complejidad del objeto de estudio seleccionado, dada su posibilidad de dar cuenta de los significados y prácticas de los tutores en función del sistema de actividad del que forman parte. El concepto de configuración es una herramienta teórica que se utiliza en este trabajo con adaptaciones particulares, ya que no es lo didáctico sino el rol tutorial en su complejidad, lo que se busca captar como configuración multidimensional, dinámica, de límites no precisos, en movimiento, que focaliza la interacción entre distintos componentes.
De modo semejante a lo planteado por Litwin respecto del rol de la enseñanza, el rol del tutor implica una construcción histórica, que se halla atravesada por distintos ejes y vectores de visibilidad e invisibilidad, y por muy diversas prácticas profesionales e institucionales; remitiendo a distintos orígenes, desarrollos y propósitos. Las configuraciones se estructuran en una trama de planos y dimensiones que pueden dar cuenta de modo distintivo de las modalidades que despliegan los tutores para desempeñar su rol así como de los significados y sentidos que las mismas adquieren en los distintos contextos.
Con relación al concepto de “rol”, éste se considera fundamentalmente desde un punto de vista dinámico y socio-histórico. En esta perspectiva, se reconoce el carácter situacional de la configuración del rol del tutor, lo que incluye la flexibilidad en el desempeño, la variedad de respuestas y la agencialidad del sujeto. (Edwards, Assael y López, 1990).
Para trascender el plano descriptivo o normativo, el trabajo se sustenta en un marco epistémico que, entre las diferentes contribuciones de la Psicología Educacional, destaca el papel de los Enfoques Socioculturales, en tanto constituyen una teoría de la cultura y de los procesos de constitución subjetiva en el seno de prácticas culturales específicas (Baquero, 1998).
Si se considera que la concepción misma del tutor alude a procesos de aprendizaje desplegados en prácticas de interacción social mediadas por artefactos culturales, estos enfoques son claves al señalar el papel crucial de la participación social en prácticas culturales específicas para la constitución de los procesos psicológicos superiores.
Los desarrollos teóricos de Lev Vigotsky (1982; 1988) y autores postvigotskianos, aportan un marco interpretativo importante para este estudio (Daniels, 2003; Newman, Griffin y Cole, 1991; Cole y Engeström, 1993; Rogoff, 1997; Lave, 1999). Estudios recientes señalan como instituyente un giro contextualista en las concepciones del aprendizaje, entendiéndolo como situado, distribuido, social y de construcción de sentido (Baquero, 2002; 2006). El enfoque socio-cultural del aprendizaje como práctica situada permite dar cuenta de la complejidad de cuestiones que implica el rol del tutor, teniendo en cuenta la estructura de relaciones en la que se inscribe y el sistema de actividad del que forma parte.
En articulación con las contribuciones señaladas, la Psicología Cognitiva, a través de los estudios sobre teorías implícitas y modelos mentales, aportan también herramientas conceptuales para analizar el modo en que los tutores significan su rol, los marcos interpretativos desde los cuales toman decisiones y realizan su práctica. En particular, se aplican los desarrollos de Rodrigo (1993; 1994; 1997; 1999, 2001) referidos al cambio cognitivo en contextos educativos, que ya han sido utilizados en nuestra comunidad académica para la elaboración de “modelos mentales de intervención profesional sobre situaciones-problema educativos” (Erausquin et al. 2004).
Para la elaboración de las categorías de análisis en particular, se han tomado aportes específicos del enfoque teórico de Bárbara Rogoff (1997) sobre “planos de la actividad sociocultural”. El mismo, resulta fértil para fundamentar el análisis de los datos obtenidos en el trabajo exploratorio, que se aborda en función de los siguientes planos: el personal o de “apropiación participativa”; el interpersonal o de “participación guiada” y el institucional-comunitario o de “apprenticeship” o “dispositivo de aprendizaje práctico”. Con la construcción de categorías y dimensiones para el análisis, es posible interrogar y reflexionar sobre las formas particulares que adoptan las prácticas de los tutores en cada contexto, en dirección a generar posibles criterios para establecer cuáles y de qué modo pueden favorecer mejores condiciones para la enseñanza y el aprendizaje. A la vez, el estudio se propone como aporte específico para el desarrollo de herramientas conceptuales en el estudio de las configuraciones del rol del tutor desde la perspectiva de los enfoques socioculturales.
El concepto de tutor
En el desarrollo de este marco teórico, se parte de una breve consideración de definiciones sobre el término tutor, para luego historizar los roles del mismo en el ámbito universitario, con la finalidad de comprender el repertorio de concepciones culturales que aparecen a lo largo del tiempo sobre el tema, identificando interrogantes y problemáticas a las que responde. Este primer abordaje conceptual posibilitará construir guías a modos de organizadores previos, para vincularlas con las representaciones y prácticas de los tutores y analizar sus roles actuales. Un planteo de esta índole, realizado para el estudio de las teorías implícitas de profesores (Correa y Camacho, 1993), resulta particularmente fértil, asumiendo con los autores el hecho de que las concepciones de las personas no son idiosincrásicas sino que revelan contenidos que están presentes y vigentes en los modelos culturales.
Etimológicamente, la palabra tutor deriva del latín: tutor-ōris y tiene distintas acepciones:
• El tutor como persona encargada de orientar en aspectos educativos, ya sea en ámbitos familiares o institucionales: “persona encargada de orientar a los alumnos de un curso o asignatura”; “profesor privado que se encargaba de la educación general de los hijos de una familia” (Diccionario de la Lengua Española, 2001).
• El tutor como sujeto que realiza tareas de orientación más generales: “defensor, protector o director en cualquier línea” (Diccionario de la Lengua Española, 2001); “protector, defensor, amparador, guardador (Diccionario de Sinónimos y Antónimos de la Lengua Española, 2005).
• El tutor como figura encargada de amparar y defender jurídicamente a otra: “persona que se encarga de la tutela de una persona, en especial la nombrada para encargarse de los bienes de un menor o de una persona con incapacidad mental y para representarlos en los actos jurídicos” (Diccionario de Uso del Español de América y España, 2006).
• El tutor como cualidad de un objeto: “caña o estaca que se clava al pie de una planta para mantenerla derecha en su crecimiento” (Diccionario de la Lengua Española, 2001).
Las definiciones que se encuentran en los diccionarios de pedagogía de las últimas décadas, son más detalladas y tienen en común la referencia al concepto de tutor en el ámbito educativo institucionalizado y a cargo de una función específica. En ellas se define al tutor de forma más general vinculado a la “adscripción y adopción de tutores para uno o varios alumnos determinados” (Luzuriaga, 1960); o bien con funciones claramente especificadas, entre las cuales la orientación es una constante.
La función de orientación, incluye variantes referidas a tareas burocráticas, tales como el “profesor encargado de centralizar las informaciones relativas a los alumnos de una clase en la cual imparte cierta asignatura, comunicarla a quien corresponde y dar los consejos que tal información le permite” (Foulquié, 1976). Otras perspectivas definen la orientación como proceso de ayuda: “Profesor que mediante técnicas específicas de observación conoce a los alumnos de su grupo y les orienta y ayuda de una forma directa e inmediata, coordinando su acción con las de los otros profesores y los padres. El tutor es, pues, orientador, coordinador, catalizador de inquietudes, conductor del grupo experto en relaciones humanas” (Sánchez Cerezo; Castillejo Brull; Mesanza López, y otros; 1983).
Un término asociado al de tutor que aparece en algunos diccionarios de educación, es el de “sistema tutorial”. Luzuriaga (1960) define que ese sistema puede ser llevado a cabo por alumnos –en distintos niveles del sistema educativo– y/o por docentes. En el caso de los docentes, puede diferenciarse al tutor que atiende problemas especiales que deben ser tratados en forma individual, del tutor universitario que es el profesor que aconseja en los estudios.
La nota distintiva que unifica estos formatos es el concepto de la tutoría como sistema, que pone el foco en el aspecto institucionalizado de la función. Además, Luzuriaga (1960) caracteriza a la tutoría como un tipo de educación protectora o cooperadora, complementaria de la actividad educativa común y de valor pedagógico. Al carácter de orientación, se agregan las notas de protección, complementariedad y valor pedagógico. Este autor indica también a otros tipos de tutelas –como la jurídico-social– que pueden darse en el marco de instituciones especiales para los niños desamparados, señalando que aún en este caso, debería tener valor pedagógico.
En Sánchez Cerezo et al. (1983), la tutoría se define como “ayuda u orientación al alumno o al grupo que el profesor tutor puede realizar además y en paralelo a su propia acción como docente”. Es una ayuda que se define desde una función de orientación, que se proporciona a lo largo de todo el sistema educativo y cuyos objetivos son muy amplios. Incluye la superación en el rendimiento académico, así como la solución de dificultades, el logro de hábitos de trabajo y estudio, de reflexión y de convivencia social, que garanticen el uso adecuado de la libertad responsable y participada.
En todas las acepciones encontradas, se identifican como constantes los siguientes elementos:
• La relación de la función del tutor con los aprendizajes –entendidos éstos de forma más restringida o más amplia, incluyendo aspectos académicos, sociales, y/o personales– y con la orientación.
• Implícita o explícitamente, se trata de una vinculación del tutor con un/unos sujeto/sujetos tutelado/tutelados, en que éste/éstos se encuentran en una relación asimétrica de cierta desprotección o carencia, por la que requieren ser asistidos en algún aspecto.
A lo largo de la historia de la educación, la figura del tutor adquiere mayor o menor similitud con algunas de las definiciones encontradas, evidenciándose diferentes sentidos en cada contexto social e histórico. Uno de los formatos más antiguos, es el de “tutor como instructor individual de sus tutelados”, cuya finalidad era proporcionar educación general a los hijos de una familia, y que puede rastrearse en distintas etapas históricas desde la antigüedad. Malbrán (2004) señala como ejemplos de estas tutorías individuales, distintas díadas de tutor –tutelado, identificables históricamente. Por ejemplo: la de Sócrates y su esclavo (siglo IV), Aristóteles y Alejandro Magno (siglo IV) José de Oro y Domingo Faustino Sarmiento (siglo XIX); Helen Keller y Anne Sullivan (siglo XX).
• En el ámbito educativo, el tiempo histórico de origen de la tutoría institucionalizada difiere según la modalidad y el nivel educativo. En el contexto universitario existe desde el inicio de la universidad misma. En cambio, en la enseñanza primaria y secundaria, se origina en épocas más recientes con el surgimiento de la educación de masas en la modernidad (siglo XIX) y evoluciona hasta la actualidad con distintos objetivos y funciones.
El tutor en la Educación Superior Universitaria
3.1. El rol del tutor en un contexto histórico y sociocultural
La pregunta por el tutor universitario, su rol y condiciones de existencia, no puede hacerse sino en el contexto en que el mismo se sitúa. En su teoría socio-histórico-cultural, Vigotsky concede un rol central a la historia, al señalar que los procesos psicológicos superiores son resultado de la internalización de medios culturales que cambian en el tiempo y el espacio. Cada sociedad pone de manifiesto una interrelación particular de prácticas, de modo que cada una es mantenida por las restantes en la medida que cumple con el papel que se supone desempeña en el cuerpo social. Si no lo cumple, desaparece o se transforma (Rosa y Montero, 1990).
Esta cuestión resulta significativa para entender los conceptos que se instalan en torno al término tutor, así como los cambios operados en las representaciones y modalidades de prácticas, tanto de tutores y docentes, en su posición y funciones dentro de un sistema de actividad. Dicho sistema a su vez, es producto tanto de las transformaciones del individuo como del propio contexto en que se actúa: institucional, espacial, sociocultural y económico.
Los interrogantes que formula Cole (1990) sobre la educación formal en el proceso histórico pueden recuperarse en la pregunta por las condiciones con que se inicia la tutoría y la transformación de las mismas hasta la actualidad. Este autor, a partir del análisis de las circunstancias históricas en que surge la educación formal, de las tareas que cumplió en su desarrollo, de las formas sociales a las cuáles sirvió y de los medios especiales que empleó para ello; expresa la necesidad de abordar la educación actual en el marco de los cambios sociales que la movilizan y de los contextos que enmarcan su implementación. Para el caso del tutor, será clave la pregunta por las tareas sociales que le fueron asignadas, los medios que empleó en su origen y las características que revisten éstos en la actualidad. Avanzando en esta línea, puede pensarse en la influencia de las políticas económicas en la educación y en el ejercicio de roles a ella vinculados: “Puesto que ya se ha demostrado que históricamente la escuela surge como parte y partícipe de cambios sociales amplios, el examen de la incidencia cognitiva de la escolarización nos conduce a abordar los rasgos no empaquetados de la experiencia escolar. Tales como el contexto socioeconómico y los procedimientos de mediación” (Cole, 1990: 119).
El análisis del rol del tutor requiere ser enmarcado en los escenarios socioculturales y económicos actuales y en los propósitos que guían la universidad en el siglo XXI, así como en las consecuentes expectativas sobre los roles de los distintos actores y el tipo de formación que deben adquirir los alumnos (Lázaro, 1997; 2004; Monereo y Pozo, 2003). Desde un enfoque histórico y genético, que implica observar y analizar los roles actuales a la luz de transformaciones operadas en procesos previos, es necesario analizar las funciones del tutor en el pasado, para entender cómo han influido e impactado en las configuraciones presentes.
3.2. Historización del rol del tutor: su relación con los modelos de universidad
En la bibliografía sobre la función tutorial en la universidad, diversos autores coinciden en señalar que el tutor, como figura que acompaña y guía, existe desde la etapa de institucionalización de la universidad (Baudrit, 2000; Lázaro, 1997; 2004). En el conjunto de tutorías institucionalizadas, el tutor universitario es la figura más antigua que puede rastrearse, situándose aproximadamente a partir del siglo XI. Sin embargo, se evidencia que sus funciones han ido cambiando en los distintos momentos históricos de la Universidad, en función de los modelos que las instituciones han ido adoptando.
Lázaro (1997; 2004) ha realizado un importante análisis de la vinculación existente entre el rol tutorial y la misión de la universidad en cada contexto socio-histórico, derivando de la misma las funciones que prioritariamente ha ido cumpliendo el tutor. Este enfoque aporta elementos valiosos para definir categorías que permitan explicar las funciones desempeñadas por el tutor en la universidad actual.
Lázaro (1997) sitúa el origen de la tutoría “como función educativa institucional”, a principios del siglo XI, con la creación de las universidades. El tutor era “el profesor que ejercía una función de tutela formativa, asegurando el estilo universitario, convirtiéndose en el garante de la verdad científica ante los estudiantes sobre los que tiene encomendada su formación” (p. 76). La universidad en esta etapa tiene la misión de brindar la universalidad de los conocimientos alcanzados, ya que la verdad científica tiene que ser preservada y transmitida. El conocimiento es de carácter global y universal; y si bien se relaciona con la realidad social, se proyecta hacia realidades más mediatas, atemporales y generales. El saber por el saber mismo es propio de este período.