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Tres mujeres aparecen asesinadas y sobre sus cuerpos hay un papel con un triángulo y una rosa muy especial. ¿Las víctimas fueron elegidas al azar o tienen relación entre sí? El grupo policial comandado por Ricardo deberá descubrir al asesino.
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Seitenzahl: 47
Veröffentlichungsjahr: 2024
ARMANDO DORMETTA
Dormetta, Armando El triángulo de las rosas / Armando Dormetta. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2023.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-4540-4
1. Novelas. I. Título. CDD A863
EDITORIAL AUTORES DE ARGENTINAwww.autoresdeargentina.cominfo@autoresdeargentina.com
Los personajes de esta obra son ficticios, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
A mis amigos de la vida.
EL TRIÁNGULO DE LAS ROSAS
Sinopsis
A mis amigos de la vida.
EL TRIÁNGULO DE LAS ROSAS
Después de veinte años un grupo de compañeros de secundaria lograron ponerse de acuerdo y juntarse. De los treinta y cinco egresados respondieron al llamado veinticinco, dos fallecidos, cuatro en el exterior, dos por vivir lejos no podían venir y a otros dos no los pudieron ubicar. Gastón ofreció su casa para la reunión donde vive con su esposa Carolina. La casa tiene un comedor muy amplio, con un ventanal que linda con un parque, pileta climatizada y un quincho con todas las comodidades para cincuenta personas. Él es ingeniero de una empresa multinacional y ella se ocupa de un negocio de ropa femenina en un shopping de capital.
—¡Espero que tus amigos no sean plomos!... ¿Conoces a sus parejas?
—Carlos y Agustín son los únicos a los que he visto alguna que otra vez en el centro. Carlos es abogado, está en pareja con Daniela y tienen un hijo. Agustín es músico y medio bohemio... cada vez que lo vi tenía una pareja distinta... ahora no sé. De los demás, no me acuerdo... igual... ya nos vamos a enterar mañana porque tienen que confirmar con quién viene cada uno para organizar la comida.
—¿Por qué se reúnen acá? ¿No tenían otro lugar?
—Yo lo propuse porque no solamente nadie se ofreció, sino porque tenemos un lugar grande, cómodo y seguro. Lo querían hacer en un club... –Ella lo interrumpió: ¡Les hubieras dicho que sí! ¡En otro lugar me puedo ir a la mierda!... ¡Acá los tengo que aguantar!
Gastón se mordía los labios para no contestar. La relación con su esposa era cada vez peor. Por su trabajo viajaba seguido a Europa y a veces lo hacía con su secretaria que a su vez era su amante. Los dos son infelizmente casados y disfrutaban la relación sin compromisos, incluso habían ido juntos al Caribe poniendo como excusa un viaje de negocios. A su vez, Carolina disfruta de tener un estatus social que era lo único que le interesaba. Gastón varias veces pensó en separarse y no se decidía porque se imaginaba los problemas legales que seguro le iba a ocasionar ella. En lo único en que se llevaban bien era en la cama y como ninguno de los dos querían hijos más que matrimonio lo consideraban una sociedad comercial.
Por suerte el domingo se presentaba a todo sol. A partir de media mañana fueron llegando los invitados. Gastón había preparado una picada abundante y variada, acompañada con varias bebidas y tragos que él mismo había preparado. Para el almuerzo encargó platos fríos de una confitería cercana y para la tarde más tragos con mesa dulce. Se había esmerado para que la reunión fuera lo mejor posible sin escatimar gastos. Carolina se encargó de disponer y adornar las mesas y el quincho; quería impresionar a los invitados y que su casa luzca de la mejor manera posible. También se vistió para la ocasión, pantalón negro bien ajustado a su estilizado cuerpo y camisa blanca con los primeros botones desabrochados para insinuar sus pechos.
De los veinticinco que prometieron venir dos fallaron a último momento argumentando problemas personales. En total eran cuarenta y tres porque no todos vinieron con pareja. Después de comer se fueron armando grupos en las mesas de acuerdo a su afinidad de los años en la secundaria. En una estaban Gastón, Franco, Robert, Paulo, David, Enzo, Nicolás y Fernando. Se fueron poniendo al día relatando cada uno que había hecho de su vida en los últimos años. El anfitrión fue el primero en hablar.
—Yo me recibí de ingeniero, tuve mucha suerte porque enseguida conseguí trabajo en una empresa internacional. Al año me vinieron a buscar de otra en la cual estoy actualmente. Me casé hace unos años con Carolina y no tengo hijos.
—Yo comencé a estudiar económicas, pero no pude terminar. Entré al banco y fui ascendiendo. Estoy conforme porque no estoy más en contacto con la atención al público. Ahí conocí a Julieta. Llevamos diez años de casados con dos hijos. – Dijo Franco.
—Yo también comencé económicas pero renuncié en el primer año ¡no era para mí! Tuve varios empleos. El último en una mueblería, me puse de novio con la hija del dueño, Jimena, y me casé. Los padres tenían tres negocios, ella única hija y al morir ellos heredó todo. Así que le ayudo a ella en la administración. – Dijo Robert.
—Yo sigo con la panadería de mis padres. Con mi hermano la fuimos modernizando y ya abrimos una sucursal. Casado con Carina que hoy no pudo venir porque festejaba el cumpleaños mi suegro. Tengo tres hijas. – Dijo Paulo.
—Creo que ustedes se acuerdan que yo era el loco de las motos. Bueno, sigo con lo mismo pero no corriendo sino que puse un taller de competición, las preparo para que las corra otro. Vivo de lo que me gusta y además ¡sigo solterito! –dijo David.
—¿Y quién es la mina que trajiste, entonces?
—Imaginé que la mayoría iba a venir en pareja, no quise romper la regla y traje a Olivia. La conozco hace tiempo pero recién hace dos o tres meses que salimos... bah... realmente salimos... no... Nos llamamos por teléfono y si estamos aburridos nos juntamos. – Terminó de decir eso y todos pusieron la misma cara de sorpresa que ocultaba una sana envidia. Él se dio cuenta de inmediato.
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