El velo alzado - George Eliot - E-Book

El velo alzado E-Book

George Eliot

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Beschreibung

En El velo alzado hay un narrador que descubre algo anormal; en su caso, la habilidad para leer el futuro y también los pensamientos ajenos. Aunque claro: lo que al principio puede ser una maravilla, luego se vuelve una pesadilla. Eliot parece decirnos, en esta novelita, que necesitamos un velo para poder interactuar con los demás; de otra forma, todos seríamos como Latimer, a quien le repugna lo que ve en las mentes ajenas. (…) «Podía ver todo esto a través de una visión microscópica, una que mostraba todas las frivolidades intermediadas, todos los egoísmos oprimidos, las memorias vagamente caprichosas, y los pensamientos artificiales e indolentes. (…)». En las páginas de la novela El velo alzado se exploran la percepción extrasensorial, la esencia de la vida física, la vida después de la muerte y el poder del destino. «Eliot fue una de las primeras novelistas en descubrir que hombres y mujeres piensan y también sienten, y ese descubrimiento fue un gran acierto literario. En breve, su legado significó que la novela dejará solamente de ser una historia de amor, una autobiografía, o una historia de aventuras». Virginia Woolf.

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Título original:The Lifted Veil

GEORGE ELIOT

Traducción: Antonio Díaz Oliva

El velo alzadoGeorge Eliot

© George Eliot

© de la edición digital: Editorial Sonora

© de la edición impresa: Editorial Sonora

Sonora Ediciones es un sello editorial del grupo

ebooks Patagonia

@neonediciones

www.neonediciones.com

San Sebastián 2957, Las Condes

Santiago de Chile

ISBN impreso: 978-956-9967-14-6

ISBN digital: 978-956-9967-15-3

Primera edición, agosto 2022

Edición: María Paz Rodríguez y Katherine Hoch

Traducción: Antonio Díaz Oliva

Diagramación: Carolina Zúñiga

Arte de portada: Josefina Gajardo

Diagramación digital: ebooks [email protected]

Le agradecemos la compra de este libro, ya que apoya al autor y al editor, estimulando la creatividad y permitiendo que más libros sean producidos. La reproducción total o parcial de este libro queda prohibida, salvo que se cuente con la autorización del editor.

Índice

Correr el tupido velo(prólogo)

Cronología

El velo alzado

Retratos y deseos de una celebrada autora

Correr eltupido velo

«¿Qué es esto?, ¿qué hay detrás de este velo?», se pregunta Sylvia Plath en Un regalo de cumpleaños, poema que aparece en Ariel, aquella póstuma colección de versos. «¿Es algo feo?, ¿es algo hermoso?».

La idea del velo —de aquello que cubre pero también oculta— cruza no solo el libro que tienen en sus manos, sino también la vida de George Eliot, o Mary Anne Evans, nacida en Inglaterra en 1819, muerta en 1880, autora de novelones (Middlemarch, Daniel Deronda), así como de novelitas (El velo alzado, Hermano Jacob), en que corre los tupidos velos de la era victoriana.

Así, la vida de Eliot fue un ir y venir entre lo público y lo privado; un cubrir y descubrir el velo que separaba lo uno de lo otro. Esto porque en 1849 Mary Anne Evans ya firmaba sus libros como George Eliot. Y recién publicaba Adam Bede, novela que había causado sensación entre lectores y lectoras al nivel de que un impostor dijo ser el autor. Por eso a la escritora británica no le quedó otra que confesarse: George Eliot no es un hombre, tuvo que decir. George Eliot es una mujer; George Eliot soy yo, Mary Anne Evans.

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Este libro contiene dos partes.

La primera esEl velo alzado de 1859, novelita desapercibida en su época, pero que por eso mismo hoy vale rescatar. El velo alzado es una nouvelle con elementos góticos y fantásticos. Elementos que no suelen asociarse con la obra de George Eliot. O por lo menos con la imagen de una escritora que era, —en la era victoriana— famosa y leída por explorar los problemas y romances de la clase alta y media-alta en la Inglaterra industrial. El narrador y protagonista deEl velo alzado es uno de los primeros personajes literarios con el don de la telepatía. Latimer es un joven sensible sin un rumbo demasiado claro en la vida. «Estaba al tanto de lo que mi padre pensaba de mí», nos cuenta. «Mi padre pensaba: Mi hijo no hará nada bueno con su vida. Que gaste sus años de la manera más insignificante posible en base al dinero que le llegue. Mejor no preocuparme de él». A su vez, el hermano de Latimer es el hijo ejemplar de la familia; de hecho, está pronto a casarse con una tal Berta. Y la tal Berta, como nos confiesa Latimer, le llama la atención: «Tenía para mí la misma fascinación que un destino desconocido».

La segunda parte esRetratos y deseos de una celebrada autora, una selección que contiene lo mejor de un ensayo de Eliot sobre «Las sentimentales y tontas novelas de ciertas novelistas», así como textos de otros escritores sobre ella (Henry James, Charles Dickens y Virginia Woolf), y por último unos extractos de diarios y cartas. La idea de la segunda parte de este libro es que el lector entre y salga de los pensamientos de Eliot, ya sea a través de sus propias palabras, como a través de las palabras de otros sobre ella. «Leer a George Eliot de manera atenta es darse cuenta de lo poco que se sabe de ella», dice Virginia Woolf, otra escritora que usaba la ficción para esconderse. «Eliot fue una de las primeras novelistas en descubrir que hombres y mujerespiensany también sienten, y ese descubrimiento fue un gran acierto literario. En breve, su legado significó que la novela dejará solamente de ser una historia de amor, una autobiografía, o una historia de aventuras».

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Digamos que George Eliot nace cuando Mary Anne Evans cumple cuarenta años. Cuando se edita la colección de cuentos Escenas de la vida clerical bajo el seudónimo de George Eliot, en parte porque vivía con un hombre casado, el editor literario George Henry Lewes, y temía ser rechazada por el público. Además, se trataba de una época en que el hecho de que una mujer publicara era visto como algo sospechoso. Cuando no castigable social e intelectualmente.

Entonces, digamos, nace esta escritora reservada, a la cual, eso sí, le gustaba que la gente conociera el velo (George Eliot), mas no lo que estaba detrás de este (Mary Anne Evans). «Me visitan amigos y aquellos que de seguro se volverán amigos», dice en una carta en 1878, «pero me da terror pensar que me entrevisten o que alguien escriba de mi persona».

Luego de los cuarenta Eliot consigue la fama literaria (gracias a Middlemarch). La autora vive por veinticinco años junto con Lewes. Hasta que este, su pareja, muere. Y entonces, todavía en medio del duelo, se casa con su banquero, un hombre veinte años menor que ella. Poco después, George Eliot, o Mary Anne Evans, fallece. «Me llevaré hasta la tumba», dice uno de sus últimos escritos, «las enfermedades mentales con que la literatura me ha contaminado».

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La vuelta de tuerca, en El velo alzado, sucede cuando el «don» de Latimer falla. Su telepatía, al parecer, no le sirve con todo el mundo. Porque hay una persona que se le resiste: Berta. «Era la única, entre todos los seres humanos a mi alrededor, a quien mi infeliz don de las visiones no funcionaba». Así sucede, por lo menos hasta que una premonición anuncia algo: se casará con ella. Entonces Latimer se desmaya, y al despertar reflexiona: «Por nada en el mundo le hubiera dicho a Berta lo que me sucedió; preferí no decirle a nadie aquello que sería visto como una peculiaridad lamentable, en parte porque sería como engañar a mi padre, y además, mi padre, desde ese momento, comenzaría a sospechar de mi sanidad».

En las páginas de la novela El velo alzado se exploran la percepción extrasensorial, la esencia de la vida física, la vida después de la muerte y el poder del destino. Hay que leerla junto a El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1886) de Robert Louis Stevenson y Drácula (1897) de Bram Stoker. O junto a su antecedente más directo: Frankenstein o el moderno Prometeo (1818) de Mary Shelley. Al igual que en esas tres novelas, en El velo alzado hay un narrador que descubre algo anormal; en su caso, la habilidad para leer el futuro y también los pensamientos ajenos. Aunque claro: lo que al principio puede ser una maravilla, luego se vuelve una pesadilla. Eliot parece decirnos, en esta novelita, que necesitamos un velo para poder interactuar con los demás; de otra forma, todos seríamos como Latimer, a quien le repugna lo que ve en las mentes ajenas. «Podía oír y hasta escucharles el habla racional, las atenciones agraciadas, las frases ingeniosas, y los actos generosos, todo aquello que conforma la personalidad de alguien», dice. «Podía ver todo esto a través de una visión microscópica, una que mostraba todas las frivolidades intermediadas, todos los egoísmos oprimidos, las memorias vagamente caprichosas, y los pensamientos artificiales e indolentes. Todo aquello que los actos y las palabras humanas cubren y dejan fermentándose».

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Luego de la publicación de El velo alzado, hacia 1860, George Eliot ya era una novelista famosa y rica, aunque socialmente no tan aceptada. Por eso se había construido una mansión para refugiarse, para no tener que salir en sociedad, aunque recibía a quien quisiera visitarla. Entre esos estaban un joven admirador norteamericano, Henry James, y un exiliado, Karl Marx, quien, dice la leyenda, no solo leería Middlemarch, sino que se inspiraría en ella para escribir su gran obra: El capital. A propósito de eso: el ausente de este libro es Middlemarch. Porque no se puede hablar de George Eliot sin hablar de Middlemarch, la gran novela de Eliot en que narra lo que sucede en una ficticia ciudad durante 1830-1832. Es un libro de varias tramas y líneas argumentales donde entran y salen tomas como la situación de la mujer, la naturaleza del matrimonio, el idealismo y el interés personal, la religión y la hipocresía, las reformas políticas y la educación. Que quede claro: Middlemarch no es una de «las sentimentales y tontas novelas de mujeres» que Eliot tanto odiaba. Al contrario. Middlemarch es larga y extensa y pausada y (a veces) intensamente dramática; es una novela panorámica y microscópicamente penetrante; es Guerra y Paz y Moby Dick y Don Quijote y cualquier obra de Dickens que venga a mente; es un libro «escandaloso», según Lena Girls Dunhan, quien dijo hace años, cuando escribió sobre la experiencia de leer Middlemarch: «Tengo una teoría sobre Eliot. Era una mujer fea... ¡pero súper caliente!».

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Por mucho tiempo predominó la imagen de una George Eliot victimizada (aquella que tuvo que esconderse tras un seudónimo). Sin embargo, y tal como dice Virginia Woolf, aquella es una imagen injusta con la humanidad de Eliot, porque la vida interior de la autora era variada y contradictoria. Sin ir más lejos: a Eliot le cargaban los libros con protagonistas que solo fueran víctimas, princesas o burguesas, y, en cambio, le gustaban las villanas. Por eso en El velo alzado está Berta, el prototipo de la villana calculadora y hermosa que perfeccionaría después con otros personajes (Rosamond Vincy en Middlemarch y Gwendolen Harleth en Daniel Deronda). Es más: en la segunda sección de este libro hay extractos de su largo ensayo «Las tontas novelas de ciertas damas novelistas», donde sin duda Eliot juega a ser la villana. Porque Eliot consideraba a gran parte de sus colegas escritoras muy menores, pomposas e insoportables. «Su única relación con la pobreza es la de su pobre cerebro», dice en un momento especialmente mordaz y divertido. «Como era de esperar, escriben en un elegante saloncito, en tinta de color violeta y con una pluma engarzada de rubíes».

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Este libro es una bienvenida para quienes quieran aventurarse con Middlemarch. Y asimismo un intento de correr el tupido velo y explorar el legado de George Eliot, no solo como una escritora realista victoriana, sino también como una autora que expande la psicología humana a través de la ciencia ficción.

«Si al menos comprendieras que este velo está matando mis días», dice Sylvia Plath en el mismo poema, Un regalo de cumpleaños. Y entonces remata con otro verso: «Aunque para ti sea sólo una transparencia, aire puro».

El legado literario de George Eliot es tanto el mamotreto de costumbres sociales y problemas sentimentales, Middlemarch, como ahora lo es El velo alzado,una pequeña novela sobre empatía y telepatía.

Por Antonio Díaz Oliva

Cronología

1819 — Nace el 22 de noviembre en War-wickshire, Inglaterra, en una familia de clase media rural. Es la menor del matrimonio formado por Robert Evans y Christiana Pearson Evans. Recibe los nombres de dos de sus tías Pearson: Mary Anne. Tiene dos medios hermanos del primer matrimonio de su padre, además de un hermano y una hermana mayores.

1821 —Su madre da vida a una pareja de mellizos, quienes sin embargo no alcanzan a vivir más que unos pocos días.

1824 —Se inscribe en el primero de varios internados a los que asiste en su infancia y juventud. Es una estudiante tímida y sin embargo excelente. El único inconveniente es la separación de su hermano Isaac, quien asiste a la escuela de varones.

1836 —Muere su madre, por lo que deja el internado para ayudar a administrar la casa de su padre. En su tiempo libre estudia latín, griego, alemán o italiano.

1840 — Publica su primer poema en una revista religiosa.

1841 —Se muda con su padre y vive con él hasta su muerte. Comienza a leer obras racionalistas que la llevan a rebelarse contra los dogmas del cristianismo. Su primer texto literario es la traducción de Vida de Jesús (1835-1836) del teólogo alemán David Strauss. El resultado final no lleva su nombre, pero se gana el reconocimiento en los círculos literarios e intelectuales.

1842 —Traduce parte del Tratado teológico-político del filósofo sefardí Baruch Spinoza. Aumentan sus dudas sobre el cristianismo.

1843 —Su padre deja la granja, por lo que ambos se mudan a la ciudad de Foleshill. Allí conoce a Charles y Cara Bray, una pareja con ideas progresistas de la que se hace amiga íntima. Se siente aliviada al descubrir que hay otros que comparten sus dudas sobre el cristianismo.

1848—Deja de ir a la iglesia. Su padre se pone furioso. Algunos amigos cercanos la repudian, dejan de escribirle y le quitan la palabra de por vida.

1849 —Muere su padre, tras lo cual deja su hogar, viaja por Europa.

1850 —Regresa a Inglaterra y se traslada a Londres. Se muda a una pensión ocupada por el editor John Chapman, con quien Eliot ha trabajado. Otras dos mujeres, la esposa de Chapman y su amante, también viven en la casa. Cuando las dos mujeres descubren que Chapman también está involucrado con Eliot, conspiran para obligarla a salir de la casa.

1851 — Escribe reseñas de libros para la revista Westminster Review de tendencia positivista y radical. Es subdirectora de la revista y conoce a las principales figuras literarias de la época, como a George Henry Lewes, filósofo, científico y crítico, del que se enamora. Viven juntos a pesar de que Lewes está casado.

1856 — Comienza a escribir novelas. Este año también publica «Las tontas novelas de las damas novelistas», ensayo donde critica las triviales y ridículas tramas de la ficción contemporánea escrita por mujeres.

1857 — Revela a su hermana y hermano que el matrimonio con Lewes no es legal. Les intenta explicar que George tiene un matrimonio abierto, y tres hijos, con su mujer Agnes (ella también tenía hijos con otro hombre). Los hermanos de Eliot cortan el contacto con ella.

1858 —Publica Escenas de la vida clerical en una revista. Lo firma con el seudónimo de George Eliot. Mantiene en secreto su identidad durante muchos años. Usa un seudónimo masculino para asegurar que sus obras sean tomadas en serio en una era en la que las autoras solían asociarse con novelas románticas. Pero también porque sabe que una novela firmada por una mujer, en la era victoriana, será tomada menos en serio.

1859 —Publica El velo alzado, considerada una de las primeras obras de ciencia ficción anglo, junto con El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1886) de Robert Louis Stevenson y Drácula de Bram Stoker (1897).

1860 —Publica Adam Bede