En el camino - Alejandro Tomás Neris Acosta - E-Book

En el camino E-Book

Alejandro Tomás Neris Acosta

0,0
6,49 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

En el camino, sembramos, apostamos y nos refugiamos en una esperanza que nos sostiene. En este libro, el profesor Tomás Neris Acosta comparte sus experiencias en el aula y fuera de ella, a través de sus 23 años de trabajo como docente en el nivel secundario y superior. Algunos de los temas que nos comparte giran en torno a la vocación y la misión de los educadores, las relaciones intersubjetivas entre estudiantes y docentes, los desafíos de la educación hoy y centrada en la persona, la educación en y desde la diversidad, la utilidad de las inteligencias artificiales y el desafío de crear aulas reflexivas. Cuestiones como la otredad del ser, la ética y el cuidado de la tierra, y el desafío de la enseñanza de la filosofía también forman parte de esta obra. Otras de las pasiones narradas en este texto es la posibilidad de aproximarnos a una filosofía misionera, poniendo por escrito algunos elementos constitutivos de la identidad cultural de esa provincia. Específicamente se resaltan aquellos valores, principios, historias y costumbres que nos identifican y nos diferencian como pueblo misionero, haciendo de la diversidad cultural nuestra identidad. El autor intenta ser coherente al poner por escrito en estas páginas sus pensamientos y los sentimientos que surgen de un deseo: compartir y comunicar reflexiones que surgen de la experiencia.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
MOBI

Seitenzahl: 146

Veröffentlichungsjahr: 2024

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Producción editorial: Tinta Libre Ediciones

Córdoba, Argentina

Coordinación editorial: Gastón Barrionuevo

Diseño de tapa: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.

Diseño de interior: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.

Neris Acosta, Alejandro Tomas

En el camino : reflexiones de un docente misionero / Alejandro Tomas Neris Acosta. - 1a ed - Córdoba : Tinta Libre, 2024.

142 p. ; 21 x 15 cm.

ISBN 978-631-306-035-1

1. Educación. 2. Pedagogía. 3. Filosofía de la Educación. I. Título.

CDD 370.92

Prohibida su reproducción, almacenamiento, y distribución por cualquier medio,total o parcial sin el permiso previo y por escrito de los autores y/o editor.

Está también totalmente prohibido su tratamiento informático y distribución por internet o por cualquier otra red.

La recopilación de fotografías y los contenidos son de absoluta responsabilidadde/l los autor/es. La Editorial no se responsabiliza por la información de este libro.

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723

Impreso en Argentina - Printed in Argentina

© 2024. Neris Acosta, Alejandro Tomas

© 2024. Tinta Libre Ediciones

Agradecimientos

A mis padres, que me regalaron la posibilidad de vivir y aprender de ellos.

A todos los educadores con los cuales compartí un aula y en quienes vi la pasión y la dedicación por enseñar y aprender.

A los colegas educadores con quienes caminamos juntos y aprendimos marchando.

A los estudiantes del nivel secundario y superior, que fueron y siguen siendo la más grande motivación de mi ser y hacer como educador. Ellos son maestros, quizás sin saberlo.

A mis colegas y amigos lectores de los primeros borradores de este texto, que me obsequiaron su tiempo y dedicación con tanto respeto y afecto.

A todos los que alguna vez se crucen con estas letras, que fueron escritas con honestidad y llenas de pasión; únicamente así lo hubiese podido hacer.

Al Dios de mi vida, en quien encuentro consuelo y fortaleza.

En el camino: Reflexiones de un docente misionero

Alejandro Tomás Neris Acosta

Índice

Introducción Pág. 11

PRIMER MOMENTO

Reflexiones filosóficas y educativas

Justo y amante, una aproximación a la misión del educador Pág. 17

La formación humana desde una pedagogía centrada en la persona Pág. 21

El monologismo y el dialogismo en la praxis docente Pág. 27

Educar para la paz en la diversidad Pág. 33

Hacia una ecoeducación Pág. 43

Los robots y la inteligencia artificial (bots, IA) como herramientas pedagógicas y didácticas Pág. 61

El deseo, la duda y las preguntas Pág. 67

La enseñanza de la filosofía y el desafío de filosofar Pág. 73

¿Nuestras aulas son reflexivas? Pág. 81

Cuando tú y yo somos nosotros: Sobre la otredad del ser Pág. 87

Dime cómo tratas a la tierra y te diré quién eres Pág. 93

El cuidado y el tiempo de la tierra, un necesario y vital diálogo intercultural Pág. 99

SEGUNDO MOMENTO

Reflexiones sobre nuestra identidad cultural misionera

Nosotros, los misioneros: algunos elementos constitutivos del ser misionero Pág. 107

Aproximación a una filosofía regional misionera Pág. 113

Misiones, una tierra de encuentros cosmovisionales Pág. 123

Misiones desde y en la frontera Pág. 131

Epílogo Pág. 137

Introducción

El camino de la educación es una opción personal y comunitaria, voluntaria y libre, donde se escoge seguir un sendero que no es el más fácil. Se trata de un camino complejo, con muchos obstáculos, pero también con muchos puentes y senderos que pueden ser transitados y experimentados.

En el camino de la docencia, es muy común tener objetivos claros, aunque en la marcha convivamos con la incertidumbre de los resultados. Estamos hablando de ser caminantes y sembradores, de conocer las semillas, pero no necesariamente la tierra donde la sembraremos. Y es así que sembramos sabiendo que en muchos de los casos no veremos los frutos, no sabremos si finalmente esta simiente pudo crecer y salir a la superficie. Es por ello que nos convertimos en trabajadores resilientes, reincidentes, inclaudicables y guardamos cada año una esperanza nueva que nos incentiva a seguir en el camino.

Estos textos son fruto de mis reflexiones personales, comunitarias y, sobre todo, resultado de encuentros con los estudiantes y colegas en estos veintitrés años de profesión como docente. Se trata de escritos al estilo de meditaciones, en donde trato de ser cada día más fiel a mi ser sentipensante. En ello, no he cuidado en demasía las formalidades academicistas, sino que he mantenido el foco en expresarme lo más sincera y genuinamente posible.

Tienen en sus manos palabras escritas y sentidas por un docente misionero, pensadas como un compartir sincero para otros docentes y no docentes. El objetivo es que juntos podamos comprender desde diferentes lugares, sin necesidad de estar en el mismo camino de la docencia, pero sí siendo todos caminantes en la construcción de una comunidad, una ecosociedad, es decir, una sociedad que se vuelve mi hogar.

Siempre me refugié en las letras, en la palabra oral y escrita. Son mi cable a tierra, donde supe encontrar consuelos y esperanzas. Las palabras sentipensadas, dichas y escritas nos organizan y encauzan, se nos presentan como un desafío y una tarea impostergable.

Algunas veces soñé con escribir un libro, uno bien personal, que reflejara mis pensamientos y sentimientos, y donde el lector pudiera disfrutar de una lectura sencilla y sincera para comunicarnos de corazón a corazón conectándonos recíprocamente. No sé si este objetivo podrá cumplirse, pero guardo la esperanza de formar, entre vos y yo, una comunidad de seres sentipensantes vivos, presentes y dialogantes.

Los textos están organizados en dos momentos. En el primer momento, al que llamo “Reflexiones filosóficas y educativas”, se encontrarán con textos que tienen que ver con temáticas educativas y filosóficas. Estos están acompañados siempre por los interrogantes guía, en un intento por trascender los hechos y las experiencias con los cuestionamientos, tratando de hacer sabiduría a partir de las prácticas cotidianas. Aquí incluyo reflexiones sobre la enseñanza y el aprendizaje de la filosofía en los niveles de educación secundaria y de educación superior, y otros temas filosóficos desde mi experiencia como docente, intentando sintetizar vivencias a lo largo de estos veintitrés años de docencia.

En un segundo momento, comparto “Reflexiones sobre nuestra identidad cultural misionera”. Se trata de lo que considero el ser de los misioneros, un tema sobre el que tenemos que seguir investigando, reflexionando, promoviendo y escribiendo los misioneros acerca de nuestra provincia y cultura. Es un intento de acercarme a una reflexión sobre una filosofía regional misionera, desde el punto de vista de un misionero, en primera persona, según mis vivencias y humildes conocimientos. Es decir, está lejos de pretender ser la opinión, consideración o reflexión de todos los misioneros. Seguramente, en algunas cuestiones podremos coincidir y en otras no, pero creo que es importante empezar a dialogar y elaborar nuestros propios discursos, y así gestionar juntos como misioneros el espacio y la oportunidad de expresar genuinamente nuestros pensamientos y sentimientos.

Te invito, estimado lector e interlocutor, a explorar los textos, a ser un importante crítico de esta obra, a reflexionar y cuestionar conmigo, puesto que en el camino nos encontramos, y en este encuentro nos abrazamos en la misma causa. En el camino, sembramos, apostamos y nos refugiamos en una esperanza que nos sostiene.

¿Errores?, seguramente, hay muchos. ¿Cuestiones por criticar?, espero que así sea. ¿Oportunidades?, siempre. ¿Desafíos?, cada día y hasta el final.

Gracias por ser, estar, resistir e intentar. Los que somos, los que estamos resistimos e intentamos. Juntos, en armonía universal y en el camino.

Alejandro Tomás Neris Acosta

Primer momento

Reflexiones filosóficas y educativas

Justo y amante, una aproximación a la misión del educador

En esta reflexión, quiero compartir con ustedes un tema que considero muy importante para la vida misma; cuando digo la vida, eso incluye nuestro ser y nuestra misión como educadores. Les propongo pensar y pensarnos como seres con una vocación, con un llamado específico. Es oportuno recordar que la palabra vocación tiene un doble movimiento, implica una doble acción: llamar y escuchar, y aquel que escucha es quien puede obedecer. Significa llevar a cumplimiento aquello que se considera una invitación, siempre que de esto podamos ser conscientes y tomemos la decisión de llevarlo adelante.

Nuestra vocación como educadores tiene que ver principalmente con el acompañamiento, y para acompañar necesitamos disponernos para un otro que nos solicita y convoca. Este acto de entrega se dará gracias a un sentimiento y a una acción dominante: el amor y la justicia. Para seguir este planteo, voy a considerar la propuesta del filósofo y educador Joseph Gevaert (2003) en su libro Introducción a la antropología filosófica. Allí, trata el problema de las relaciones intersubjetivas y propone el amor y la justicia como algunas de ellas.

¿En qué sentido vamos a considerar la palabra amor? Será como afirmación y promoción. Afirmación de mí mismo y de los demás, y promoción del otro como otro, en su integridad. Esto implica de nuestra parte mucha madurez, nos obliga a abrirnos y muchas veces a renunciar a nuestras propias debilidades, necesidades y deseos o preferencias.

¿Y la justicia? La pienso como concreción del amor, porque quien ama la busca. El amor se convierte en motor para realizar actos de justicia. La justicia hace posible, tanto para mí mismo como para los demás, ser respetados en nuestra autonomía y libertad. Ella tiene que ver con la verdad, verdad que pertenece a alguien y que no puede ser ocultada: si me amas, sé justo conmigo. Procura darme lo que me corresponde, aquello que me pertenece, y eso que me pertenece es aquello a lo que consideras que fuiste llamado, es decir, a acompañarme.

Para ampliar el planteo, recordemos otro pensador, Erich Fromm (2007). Desde su propuesta en El arte de amar, insiste en la necesidad de hacer una correcta interpretación del término amor, y para ello es bueno acudir a su etimología, que nos refleja el espíritu o la esencia del término en su sentido más puro.

Este pensador nos hace ver que los vocablos griegos eros y ágape no designan la misma realidad; se refieren a la experiencia del amor, pero no del mismo tipo de amor. En esto se diferencian de nosotros, ya que, en nuestra cultura, para aclarar a qué tipo de amor nos referimos, utilizamos la misma palabra amor, pero agregando al final un compuesto aclaratorio, por ejemplo: amor de amigos, amor de padres a hijos, amor al estudio, amor de pareja, etc.

Por otra parte, el amor como eros está centrado en uno mismo, en mi propia satisfacción. Miro y considero al otro desde y para mí. Responde a mis gustos y deseos. Tiene que ver con una cuestión de atracción física, desde una dimensión biológica y sexual. De aquí derivan las palabras erotismo y erótico con todas sus posibles variantes y usos.

El amor al que estamos refiriéndonos, como afirmación y promoción, responde al ágape, es decir, a ese tipo de amor que tiene que ver más con los intereses del otro que con los propios. Está centrada la atención en el ser amado. Se trata de una relación que implica entrega total y aceptación incondicional del otro sin dejar de ser uno mismo. Se busca la realización del otro como otro. Respeto la libertad y la autonomía del ser que amo. No lo busco para captarlo y ahogarlo en una relación egoísta que solo busca la propia satisfacción.

Este amor agápico es fiel. Para ello debemos ser muy creativos, y la creatividad surgirá del ser que ama y se siente amado. Del ser que siente que su vida y la de los demás es un don, es decir, una oportunidad para honrar la vida. ¿Y qué nos puede sugerir este acto de honrar la vida? Honrar la vida no es lo mismo que simplemente vivir, pasar en este mundo sin penas ni glorias; eso puede llegar a ser nada más una forma de sobrevivir. Honrar la vida es llenarla de sentido, y en él estarán también los otros.

Este amor nos lleva a buscar la justicia tanto conmigo como con los demás. Hacer justicia con nosotros mismos implica tomarnos el tiempo para conocernos y reconocernos; solo desde ese momento podré saber qué me corresponde y, seguramente, aquello que me corresponde tiene que ver primeramente con mi propia identidad y autenticidad.

No siempre comprendemos bien esta diferencia de vocablos, sino que los confundimos, lo que lleva a una desvirtuación y devaluación del sentido. Es por ello que necesitamos replantearnos los auténticos significados de los términos y proponernos pensar y sentir el amor como una tarea, una actividad, una acción, una praxis en la cual los educadores somos protagonistas en primera persona, contemplativos y en acción.

Afirma el pensador que el amor es un arte y, como todo arte, se aprende con esfuerzo y dedicación; nadie nace amando, sino que se hace amando. El educador puede hablar de un nosotros gracias al amor que lo mueve. Solo podemos llegar a ser en la medida en que amamos y necesitamos creernos capaces de ser amantes, y esto nos llevará a buscar la justicia.

Queridos lectores/educadores: busquemos la oportunidad de ser, es decir, de amar. No tengamos miedo de ser justos. Juguémonos por la verdad, que ella nos hará plenamente libres.

Bibliografía consultada

Fromm, E. (2007). El arte de amar. España: Ediciones Paidós.

Gevaert, J. (2003). El problema del hombre, introducción a la antropología filosófica. Salamanca, España: Ediciones Sígueme.

Vasconi, R. (1993). Perspectivas. Una introducción a la antropología filosófica. Rosario, Argentina: Editorial Universidad Nacional de Rosario.

La formación humana desde una pedagogía centrada en la persona

En esta reflexión, los invito a sentipensar sobre la cuestión de la formación humana que pretendemos llevar adelante en el camino de la educación, tratando de ser conscientes de que se trata de un desafío que es constante y a la vez alentador. Esto nos invita a mirar continuamente nuestro propio camino formativo, que se inicia desde que fuimos estudiantes, destinatarios de un sistema de formación y fruto de una época determinada. Nadie tiene la culpa y la responsabilidad de haber sido formado antes o en la actualidad. Es así como somos el resultado de un contexto formativo epocal. Reflexionaremos sobre la formación humana desde un marco teórico particular: la educación o pedagogía centrada en la persona o el cliente propuesta por el psicólogo humanista Carl Rogers1.

Algunos interrogantes movilizadores: ¿qué se entiende por formación humana desde una educación centrada en la persona?, ¿cómo son los actores en una educación desde esta perspectiva?, ¿qué fin se persigue en la formación humana desde la educación centrada en la persona?

Primeramente, les propongo tener presente la concepción o cosmovisión de hombre desde la que nos podamos posicionar. Se tratada de una visión del tipo holística del hombre como un ser personal con diferentes dimensiones: biológica, psicológica, afectiva, social y espiritual. Esta visión holística de la realidad y del hombre se opone a la de la globalidad, es decir, en el globo, a diferencia del holos2. Las partes que integran el todo no se encuentran diferenciadas entre sí, entre ellas forman un todo, pero quedan diluidas indiferenciadamente. El holos es una integración de las partes diferenciadas, cada una de ellas conserva su particularidad. No hay mezcla y confusión; al contrario, hay integración, unidad que se da gracias a que cada una tiene su propia originalidad, identidad. Esa diferencia permite la unidad y complementariedad, puesto que la unidad de las partes se da en la diversidad.

¿Qué consecuencias puede traer la desintegración de alguna de las partes delholos de las que está constituido el hombre? Significaría una absoluta deshumanización de la educación. Cada una de las partes es constitutiva, esencial, no accidental ni circunstancial. Esto quiere decir que intentar suprimir o negar alguna de estas partes es negar y suprimir la esencia misma del hombre, y, en educación, atentar contra el ser del hombre —educador y educando— es menospreciar y destruir los mismos fines que ella persigue: promover el desarrollo integral de la persona. Tanto es así que me atrevería a aseverar que consideramos que la educación es integral o, de lo contrario, no es educación.

¿Qué buscamos en la educación? Buscamos formar la humanidad, y esto es buscar el desarrollo de la persona. Es por ello que consideramos mirar el acto educativo desde una pedagogía que tiene como centro a la persona. ¿Cómo formar-educar sin mirar a los educandos?, ¿podemos educar mirándonos únicamente a nosotros mismos?

Una de las bases de la educación centrada en la persona es su énfasis en la cuestión vincular, en las relaciones interpersonales, también llamadas intersubjetivas. En esta vinculación o experiencia comunicacional, en definitiva, no se trata de asumir una actitud en la que se deba soportar a nadie, de tolerar por tolerar sin más. Procuramos hacer del vínculo una forma de vida; los demás me constituyen y gracias a que existen otros puedo saber quién soy. Es cierto que somos seres paradojales e inconclusos, pero somos capaces de complementarnos con otros. En las relaciones entre personas nos comunicamos, pero en las relaciones interpersonales nos identificamos unos a otros. Tanto es así que, si no existe un tú que me haga sentir yo, yo no existiría o al menos no tendría consciencia de mí mismo.

Esta mirada de la educación centrada en la persona y su acentuación en las relaciones interpersonales es hoy una “necesidad vital y pasión de urgencia”3. ¿Por qué hoy más que nunca? Porque consideramos que cada vez más tenemos los medios para informarnos, aunque no así para comunicarnos. Por ejemplo, en las redes sociales, ya nadie puede darse el gusto de permanecer anónimo, de pasar desapercibido, todo está expuesto, mostrado. Vivimos como en cajas de cristal; sin quererlo, todos sabemos sobre todos. Pero detrás de esta aparente comunicación puede existir una “soledad en compañía”4. Nos acercamos y a la vez nos alejamos sin darnos cuenta del límite entre lo real y lo virtual. Con esto no pretendo que nos opongamos a las redes sociales, sino buscar la forma de aprovecharlas en educación y como un medio más de comunicación y formación, siendo conscientes de los límites y las posibilidades de estas.

Vamos a ocuparnos ahora de los protagonistas de la educación centrada en la persona: el educador y el educando. El primero se caracteriza por ser un protagonista-facilitador, un ser auténtico que aprecia, acepta y confía. Es permisivo —en cuanto que permite dejar expresar los sentimientos— tanto con él mismo como con los educandos. Ejerce la comprensión empática y trata siempre de ser honesto, congruente y coherente. Este educador sabe, sabe que sabe, intenta más y comparte sin imponer ni imponerse.

En cuanto a los educandos, el educador ve en ellos a personas protagonistas y prosumidoras5