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Fundamentos de morfología de la lengua castellana: teoría y práctica tiene el propósito de mostrar la importancia de conocer nuestra lengua desde las estructuras que la constituyen y sustentan al nivel de la palabra, ya que esta tiene una configuración estructural, profunda y contextual que es necesario conocer y reconocer para ser utilizada adecuadamente en ámbitos diversos. La obra se enmarca dentro del corpus bibliográfico de la gramática del español con una orientación didáctica. Se abordan los procesos de formación de palabras, así como los rasgos distintivos de las categorías gramaticales variables y sus usos en situaciones comunicativas auténticas. Analiza los elementos más pequeños de significación lingüística en su utilización conversacional o discursiva que constituyen la palabra como elemento primario de la comunicación, los distintos procesos para su construcción y las diferentes categorías dentro del caudal lingüístico, junto con la forma como se concatenan, para lograr la interrelación dentro de un contexto situacional entre usuarios del sistema. Dirigido a los educadores y estudiantes de los distintos niveles de educación y a todas las personas interesadas en conocer los aspectos gramaticales de la lengua y sus usos cotidianos, académicos y científicos, en áreas humanísticas y técnicas.
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Seitenzahl: 281
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Catalogación en la publicación - Biblioteca Nacional de Colombia
Areiza-Londoño, Rafael
Fundamentos de morfología de la lengua castellana : teoría y práctica / Rafael Areiza-Londoño, Mireya Cisneros-Estupiñán, Ilene Rojas-García. -- 1a ed. -- Bogotá : Ecoe Ediciones, 2022.
176 p. – (Educación y pedagogía. Lingüística)
Contiene referencias bibliográficas.
ISBN 978-958-503-248-4 -- 978-958-503-249-1 (e-book)
1. Español - Morfología - Fundamentos 2. Español - Gramática - Fundamentos I. Cisneros-Estupiñan, Mireya II. Rojas-García, Ilene III. Título IV. Serie
CDD: 465.9 ed. 23 CO-BoBN– a1088738
Área:Educación y pedagogíaSubárea:Lingüística© Mireya Cisneros-Estupiñán
© Ilene Rojas-García
© Rafael Areiza-Londoño
► Ecoe Ediciones S.A.S. [email protected] Carrera 19 # 63C 32, Tel.: 919 80 02 Bogotá, Colombia
Primera edición: Bogotá, febrero del 2022ISBN: 978-958-503-248-4 e-ISBN: 978-958-503-249-1Directora editorial: Claudia Garay Castro Coordinadora editorial: Paula Bermúdez B. Corrección de estilo: Rafael Castro Diagramación: Paula Cubillos Carátula: Wilson Marulanda Muñoz Impresión: Carvajal Soluciones de Comunicación S.A.S. Carrera 69 #15-24Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.
Impreso y hecho en Colombia - Todos los derechos reservados
Los autores dedicamos esta obra a nuestros lectores con quienes compartimos la pasión por la Lingüística.
A mis hijos María Elena, Rafael Alfonso, Paulo Andrés y Nohrita Cecilia. A mis nietecitos: Mariana, Martín, Leticia y Lucas. Rafael Areiza Londoño
A mis hijas Emilia y Helena, a mi esposo Javier Acevedo. Mireya Cisneros Estupiñán
A mi familia. Ilene Rojas García
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO 1: CONCEPTOS BÁSICOS
1.1 Concepto de morfema
1.2 Características de los morfemas
1.3 Procesos de formación de las palabras
1.3.1 Derivación
1.3.2 Prefijación
1.3.3. Composición
1.3.4. Parasíntesis
1.4 Aplicaciones prácticas de los procesos de formación de palabras
1.4.1 Etimologías griegas y latinas en las ciencias médicas
1.4.2 La morfopragmática
Actividades de autoaprendizaje
CAPÍTULO 2: IDENTIFICACIÓN Y CLASIFICACIÓN DE MORFEMAS
2.1 Principios de segmentación morfológica
2.1.1 Recurrencia
2.1.2 Condicionamiento contextual
2.1.3 Distribución complementaria
2.1.4 Morfema cero
2.1.5 Homofonía
2.1.6 Sinonimia
2.1.7 Presentación
2.2 Clasificación de los morfemas
2.2.1 Morfemas libres y morfemas ligados
2.2.2 Morfemas lexicales y gramaticales
2.2.3 Morfemas simples y compuestos
2.2.4 Morfemas unisignificativos y plurisignificativos
2.2.5 Morfemas segmentales y suprasegmentales
2.2.6 Morfemas continuos y discontinuos
2.2.7 Morfema cero
2.3 Morfo y alomorfo
2.3.1 Condicionamiento fonético
2.3.2 Condicionamiento morfológico
2.3.3 Condicionamiento sintáctico
2.4 Análisis morfológico
Actividades de autoaprendizaje
CAPÍTULO 3: MORFOLOGÍA DE LAS CATEGORÍAS GRAMATICALES
3.1 El sustantivo
3.1.1. Clasificación del sustantivo
3.1.2 Estructura morfológica del sustantivo
3.1.3 Aplicaciones prácticas del sustantivo
3.2 El adjetivo
3.2.1 Estructura morfológica del adjetivo
3.2.2 Grados del adjetivo
3.2.3 Aplicaciones prácticas del adjetivo
3.3 Morfología del verbo
3.3.1 Clasificación morfológica de los verbos
3.3.2 Formas personales y no personales
3.3.3 Aplicaciones prácticas del verbo
3.4 Morfología de los determinantes o determinativos
3.4.1 Los artículos
3.4.2 Los adjetivos
3.4.3 Aplicaciones prácticas de los determinantes
3.5 Morfología de los pronombres
3.5.1 Pronombres personales tónicos
3.5.2 Pronombres personales átonos
3.5.3 Aplicaciones prácticas de los pronombres
3.6 Morfología del adverbio
3.6.1 Funciones y análisis del adverbio
3.6.2 Aplicaciones prácticas del adverbio
Actividades de autoaprendizaje
PALABRAS FINALES
RESPUESTAS A LAS ACTIVIDADES DE AUTOAPRENDIZAJE
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Tabla 1. Ejemplo de análisis morfosintáctico
Tabla 2. Segmentación morfológica - derivados de flor
Tabla 3. Morfemas derivativos homogéneos: aumentativo, diminutivo, despectivo y superlativo
Tabla 4. Ejemplos de morfemas derivativos homogéneos - Sustantivos derivados
Tabla 5. Ejemplos de morfemas derivativos homogéneos - Adjetivos
Tabla 6. Morfemas derivativos heterogéneos - Nominalización de verbos
Tabla 7. Morfemas derivativos heterogéneos - Nominalizador de adjetivos
Tabla 8. Morfemas derivativos heterogéneos - Gentilicios
Tabla 9. Morfemas derivativos heterogéneos - Adjetivador de sustantivos
Tabla 10. Morfemas derivativos heterogéneos - Adjetivador de verbos
Tabla 11. Segmentación morfológica de adjetivos
Tabla 12. Segmentación morfológica de verbos derivados
Tabla 13. Prefijos griegos
Tabla 14. Pseudo prefijos griegos
Tabla 15. Prefijos latinos
Tabla 16. Segmentación morfológica de verbos parasintéticos
Tabla 17. Etimología de términos médicos
Tabla 18. Segmentación morfológica según tipos de morfemas
Tabla 19. Segmentación morfológica de sustantivos
Tabla 20. Segmentación morfológica de verbos
Tabla 21. Clasificación de los sustantivos
Tabla 22. Análisis morfológico del sustantivo
Tabla 23. Análisis morfológico del adjetivo
Tabla 24. Análisis morfológico de adjetivos superlativos
Tabla 25. Ejemplo de conjugación de verbos regulares
Tabla 26. Análisis morfológico de verbos en infinitivo
Tabla 27. Análisis morfológico de verbos en participio
Tabla 28. Análisis morfológico de verbos en gerundio
Tabla 29. Morfemas flexivos del verbo de primera conjugación
Tabla 30. Morfemas flexivos del verbo de segunda conjugación
Tabla 31. Flexiones de los verbos regulares en presente simple del indicativo
Tabla 32. Flexiones de los verbos regulares en presente simple del indicativo – Análisis estructural diferente
Tabla 33. Flexiones de los verbos irregulares en presente simple del indicativo
Tabla 34. Flexiones de los verbos regulares en pasado simple del indicativo
Tabla 35. Irregularidad de los verbos ser e ir en pasado
Tabla 36. Flexiones de los verbos regulares en pretérito imperfecto del indicativo
Tabla 37. Flexiones de los verbos irregulares en pretérito imperfecto
Tabla 38. Flexiones de los verbos regulares en futuro simple del indicativo
Tabla 39. Flexiones de los verbos regulares en condicional simple del indicativo
Tabla 40. Flexiones del verbo haber en presente
Tabla 41. Flexiones del verbo haber en pretérito imperfecto
Tabla 42. Flexiones del verbo haber en pretérito perfecto
Tabla 43. Flexiones del verbo haber en futuro
Tabla 44. Flexiones del verbo haber en condicional
Tabla 45. Flexiones de verbos regulares en presente del subjuntivo
Tabla 46. Verbo haber en presente del subjuntivo
Tabla 47. Flexiones de verbos regulares en pretérito imperfecto del subjuntivo
Tabla 48. Verbo haber en pretérito pluscuamperfecto del subjuntivo
Tabla 49. Correspondencias de significado entre el modo indicativo y el modo subjuntivo
Tabla 50. Artículos definidos e indefinidos
Tabla 51. Segmentación morfológica de los determinantes definidos
Tabla 52. Segmentación morfológica de determinantes indefinidos
Tabla 53. Segmentación morfológica del pronombre posesivo
Tabla 54. Segmentación morfológica del determinante
Tabla 55. Segmentación morfológica de numerales
Tabla 56. Segmentación morfológica de interrogativos
Tabla 57. Pronombres personales tónicos
Tabla 58. Pronombres átonos de objeto directo e indirecto
Tabla 59. Segmentación morfológica del adverbio
Al final del libro encontrará el código para ingresar al Sistema de información en Línea - SIL - donde podrá encontrar talleres de las diferentes categorías gramaticales, videos y exámenes complementarios para fortalecer sus conocimientos de la lengua.
ecoeediciones.com
Desde hace ya mucho tiempo, los estudios de morfología han cobrado relevancia y notoriedad en el campo de la lingüística y en muchos de los manuales de corte gramatical que aparecen en los estantes de las librerías. Esta notoriedad y relevancia obedece a varios factores, entre ellos la necesidad de responder a nuevos fenómenos lingüísticos en cuanto a formación de palabras se refiere. Palabras como cenación, bañación, Lauris, amiguis, mariquis, bobis, porfis, obvis, holis, chiquis, gordis, etc., ya son comunes en la oralidad y, en muchos casos, comienzan a permear en la escritura. Aunque la norma léxica no las considere dentro de los términos bien formados, desde el ámbito de la formación de palabras son consideradas como neologismos que, en algún momento, podrían pasar a formar parte de esta norma léxica.
Tradicionalmente, la morfología es considerada una parte de la lingüística, tal como la sintaxis, la semántica, la fonología, etc. Esta se encarga de estudiar las reglas que rigen la flexión, la derivación y la composición de términos en la lengua, es decir, la formación de palabras. En ese sentido, la formación de palabras es un mecanismo morfológico redituable e indispensable para crear y revitalizar el léxico, mismo que se ve reflejado en la terminología científica, comercial, computacional y literaria, por nombrar algunas.
Sobre la procedencia de los datos, los estudios morfológicos pueden ser de dos tipos: diacrónicos o sincrónicos. Un estudio de morfología es diacrónico cuando se remonta a los orígenes etimológicos de los procesos de formación de palabras y examina los patrones morfológicos de un periodo en el tiempo. Un estudio morfológico es sincrónico cuando se estudian las nuevas formaciones de palabras que proyectarán el cambio lingüístico.
Sobre la enseñanza de la morfología, esta ha dado un giro de 360 grados desde aquellas nociones de aprendizaje de reglas memorísticas hasta convertirse en un método didáctico revolucionario y estructurado. Dicho método permite alcanzar una maduración plena en los aspectos morfológicos de la lengua por parte de quien esté conociendo las reglas de formación de palabras. Esta maduración aparece cuando el sujeto tiene la capacidad de construir palabras como parte de su desarrollo lingüístico hasta llegar completamente a ser un hablante competente de su lengua.
Fundamentos de morfología de la lengua castellana, de los ya reconocidos autores de la bibliografía lingüística latinoamericana, Rafael Areiza Londoño, Mireya Cisneros Estupiñán e Ilene Rojas García, es una obra diseñada para los estudiantes expertos e inexpertos que necesiten aprender o reforzar el conocimiento sobre la formación de palabras del español desde planteamientos pedagógicos. Igualmente, es útil para los profesores que busquen diseñar sus cursos de morfología. En esta obra, los autores presentan una visión clara, sencilla, organizada y didáctica de los contenidos teóricos necesarios que el lector deberá aprender. Usted, lector, podrá encontrar una parte teórica, donde se explican didácticamente términos y procesos que pueden ser complejos, y una parte práctica, donde se podrán aplicar los conocimientos adquiridos en ejercicios estratégicamente diseñados con ese fin. Ello representa una gran ventaja. En resumen, Fundamentos de morfología de la lengua castellana explica de forma fácil conceptos complejos, pero sin perder calidad de contenido.
Dr. Marco Antonio Pérez Durán Universidad Autónoma de San Luis de Potosí, México
La lengua es un sistema de comunicación creado por el ser humano, gracias a su capacidad innata para significar y abstraer la realidad. Es un sistema complejo en el que se integran distintos subsistemas. Uno de ellos es el gramatical, constituido a su vez por los niveles fonológico, morfológico, sintáctico y semántico, que funcionan a partir de elementos formales, tales como los fonemas, las palabras, las oraciones y los significados contenidos en ellas, respectivamente. Estas piezas lingüísticas son fruto de la creación cultural a través de los tiempos y de las vivencias del ser humano para su comunicación interpersonal. Como en todo sistema, los componentes de la lengua se organizan con reglas intrínsecas que los usuarios interiorizan y usan de acuerdo con los contextos comunicativos.
La presente obra se ocupa de explicar y poner en práctica, en los contextos académicos, el conocimiento de los conceptos morfológicos en su relación con el uso del sistema lingüístico de la lengua española en contextos reales de comunicación. Es decir: nos interesa abordar el estudio de la morfología desde un enfoque pragmático y educativo. No nos limitamos a presentar los rasgos gramaticales de la lengua, sino que se han incluido orientaciones acerca de la relación entre la morfología y la vida cotidiana, la crítica social y las posibilidades de avanzar en procesos de lectura y escritura a partir del reconocimiento de formas morfológicas en las que subyacen significados connotativos. La explicación gramatical retoma las propuestas de Charles F. Hocket (1958), Gutiérrez, M. L. y García Macho, M. L. (2013), Julien Tesnière (1959) y Carmen Aguirre (2013), así como los aspectos señalados por la Nueva gramática de la lengua española (Real Academia Española - RAE, 2010).
La morfología se trabaja en tres capítulos, cada uno de los cuales propone actividades de autoaprendizaje. El primer capítulo se dedica a describir la morfología y su objeto de estudio, así como los procesos de derivación que permiten la creación de nuevas palabras. Las actividades de aprendizaje abren posibilidades de investigación interdisciplinar que se suscitan a partir del reconocimiento de la morfología como mecanismo de creatividad lingüística. En el segundo capítulo se describen las características de los morfemas y su clasificación, así como el concepto de alomorfo. Las actividades correspondientes fortalecen el proceso de análisis morfológico. En el capítulo tres se abordan cada una de las categorías gramaticales variables, se explican los patrones de flexión morfológica en cada caso y se subrayan sus implicaciones en la construcción de significados. Finalmente, se proponen ejercicios prácticos que pueden ser tomados como ejemplo para avanzar en procesos de investigación lingüística, así como en el desarrollo de una didáctica para la lectura y la escritura.
Finalmente, invitamos a los interesados en el estudio de la lengua y su uso contextual para que se adentren en las páginas de este libro y descubran y reflexionen sobre la riqueza de las construcciones morfológicas, a veces inexplicables, que hacen posible la comunicación humana. La manera sencilla que hemos procurado ofrecer en las explicaciones y actividades prácticas facilitará la comprensión de esta área de estudio de la lingüística, interesante e indispensable para fundamentar avances investigativos en torno a los procesos cognitivos y de interacción social que gestan, modifican y dan vida a las palabras como integrantes del sistema formal de la lengua.
La lengua, como todo organismo, está formada por subsistemas, en su caso, gramaticales, que son: fonológico, morfológico, sintáctico y, para algunos autores, semántico (ver Figura 1). En estos subsistemas trabajan de manera coordinada los fonemas, las palabras, las oraciones y los significados para conseguir la comunicación interpersonal o la expresión del pensamiento.
Figura 1. Estratos de la lengua y definiciones básicas
Cada uno de estos subsistemas contribuye, con sus piezas y normas, al funcionamiento del sistema como una globalidad sincronizada. Sus componentes se acoplan y trabajan según funciones específicas. De la misma manera como cada una de las partes del organismo humano tiene unas funciones que realizar y un lugar dentro de la estructura general del cuerpo, se podría decir que el sistema de la lengua tiene en las palabras uno de sus constituyentes fundamentales en el mecanismo lingüístico, con sus correspondientes forma, función y funcionamiento.
Dentro de la gramática, la ciencia preocupada por las palabras, su estructura y su función es la morfología. La palabra morfología se deriva del griego morph, “forma”, y logía, “tratado”, y se utilizó por primera vez en el siglo XIX para referirse a los seres vivos y a las plantas, a la forma y estructura de los organismos. Posteriormente, fue tomada por la lingüística para designar la estructura interna de las palabras utilizadas en cualquier lengua del mundo.
El origen de la morfología se remonta a los estudios de Beaudouin de Courtnay, quien afirmaba que las palabras estaban formadas por raíces y afijos. Etimológicamente, entonces, la morfología se podría definir como el estudio de la forma de las palabras.
El enfoque de los estudios lingüísticos ha cambiado de acuerdo con la corriente de la época. Es así como Leonardo Bloomfield, lingüista americano de mediados del siglo XX, consideraba la morfología como una ciencia esencial dentro de los estudios del lenguaje, mientras que la Gramática Generativa Transformacional (GGT) de Noam Chomsky la consideraba como un componente marginal o tal vez complementario dentro del sistema de la lengua.
Actualmente, la Nueva gramática de la lengua española señala que: “La morfología se ocupa de la estructura de las palabras, su constitución interna y sus variaciones” (RAE, 2010, p. 3). Desde esta perspectiva, los estudios morfológicos se consideran “atomísticos” en la medida en que su única preocupación es la palabra como tal, sus constituyentes y sus variantes contextuales, independientemente de las relaciones de sentido con otras palabras del contexto.
Sin embargo, cabe resaltar el concepto de Haspelmath y Sims (2010) quienes sostienen que:
La morfología se define, en un sentido simple, como el estudio de la combinación de morfemas para producir palabras, pero una definición algo más abstracta (como el estudio de la covariación sistemática en la forma y significado de palabras) resultará ser más satisfactoria. (p. 11)1
En efecto, este concepto de morfología resalta dos particularidades de la lengua. La primera, que las posibilidades de transformación de los morfemas se encuentran tanto a nivel sintagmático como paradigmático, es decir, la derivación morfológica que permite construir nuevos vocablos no solo depende de los elementos presentes en el contexto donde aparecen, sino que también reside en las múltiples posibilidades de asociación semántica. El segundo hecho que se evidencia en la definición de Haspelmath y Sims (2010) es que el significado permea todos los estratos de la lengua, de modo que una variación morfológica no es solo una cuestión gramatical, sino que afecta también el sentido e, incluso, puede dar cuenta de la intención del hablante.
Una ciencia muy relacionada con la morfología es la sintaxis, que se ocupa de la disposición de las palabras para formar frases o sintagmas; estos, en su conjunto, dan paso a la oración. Entre estas disciplinas existe una íntima relación, en tanto que ambas se ocupan del estudio de la palabra: la morfología estudia la forma de las palabras, las partes mínimas y significativas que las constituyen y la forma como están organizadas; por su parte, la sintaxis estudia la función que adquieren las palabras dentro de la oración al relacionarse con otras. El interés particular de cada una de ellas genera categorías de análisis que, aunque pueden estar referidas al mismo término, adquieren denominaciones distintas en tanto asumen funciones diferentes dentro del sistema de la lengua.
Así ocurre en el siguiente caso: el análisis por encima de la oración corresponde a la sintaxis, el análisis por debajo de la oración es tarea de la morfología.
Tabla 1. Ejemplo de análisis morfosintáctico
Análisis morfosintáctico Análisis sintáctico Oración simple bimembreSintagma nominal - SujetoSintagma verbal – PredicadoDeterminanteNombreVerboDeterminanteNombreCuantificadorAtributoNúcleo del predicadoSintagma nominal– AtributoOraciónElamoreselsilenciomásfino. Análisis morfológico Artículo Definido Singular Masculino Sustantivo Común Individual Abstracto Verbo 2.a conjugación Presente Indicativo Artículo Definido Singular Masculino Sustantivo Común Individual Concreto Adverbio Cantidad Adjetivo CalificativoFuente: elaboración propia a partir de un verso de Jaime Sabines tomado de Sabines, J. (1950). Horal. Departamento de Prensa y Turismo Chiapas - Tuxtla Gutiérrez, p. 85.
La disciplina resultante que estudia la correspondencia necesaria entre la morfología y la sintaxis se llama morfosintaxis. Algunos autores llegan a afirmar que la morfología también puede entenderse como una sintaxis de la palabra, lo que evidencia el carácter sistémico de la lengua. La morfosintaxis forma parte de lo que, en sentido estricto, se denomina la gramática de la lengua. Se podría decir que la morfología es la disciplina que se ocupa de la “gramática de la palabra”, mientras que la sintaxis se puede definir como la “gramática de la oración”.
En síntesis, podemos señalar que la morfología se ocupa de:
Identificar los elementos constitutivos de las palabras, es decir, las partes en que pueden segmentarse. Clasificar y caracterizar dichos constituyentes. Precisar la función que ellos cumplen dentro de la palabra a nivel gramatical y léxico. Determinar cómo están distribuidos y relacionados jerárquicamente esos elementos dentro de ella. Formular las reglas que expliquen dicha distribución. Explicar cómo se utilizan esos elementos en la formación de nuevas palabras.Cabe resaltar que la morfología no se ocupa de analizar todas las palabras o todas las categorías gramaticales, sino que centra su estudio específicamente en las palabras modificables contextualmente, es decir, en aquellas que sufren algún cambio como consecuencia de los diferentes contextos en donde se encuentren.
En el caso específico del español, la morfología se centra en el estudio de categorías gramaticales modificables, como el sustantivo, el adjetivo, el verbo, los determinantes, los pronombres y los adverbios derivados. Estas categorías sufren variaciones según el contexto.
Por ejemplo, veamos la palabra niño en los siguientes contextos sintagmáticos: El niño tiene dolor de cabeza; Los niños hicieron sus tareas temprano; Los niñitos que vinieron a la fiesta son amigos de mi hijo; Esas son niñerías tuyas, etc. En el primer caso, el morfema indica masculino, en el segundo se añade además la marca de plural, el tercer caso indica una apreciación y el último adquiere una connotación despectiva.
Ahora bien, como se puede apreciar en los ejemplos, la derivación morfológica es susceptible de generar análisis que trascienden el límite de la palabra para soportar teorías orientadas al estudio de los contextos sociales y culturales. De allí que Dressler y Merlini (1994), en su libro Morphopragmatics, y Cantero (1996), en Formación de palabras en español: morfopragmática, plantean la existencia de la morfopragmática como una interdisciplina que se encarga de estudiar el valor semántico de las diferentes categorías morfológicas y su fuerza ilocutiva, sobre todo en el proceso de la derivación, de analizar su fuerza expresiva y la forma como ellas afectan al usuario en una situación de habla. Ello demuestra que la morfología y la pragmática son compatibles, ya que ambas se encuentran gramaticalizadas en la estructura de lengua. Sobre esto profundizaremos en el capítulo final.
Existe otro conjunto de palabras que no son modificables, como los adverbios no derivados, las conjunciones y las preposiciones que, por lo tanto, no son objeto de estudio de la morfología, por lo menos en el español y en muchas otras lenguas del mundo. Ejemplo: Tu padre vino temprano; Te quiero, pero tienes que cumplir con el deber; Los estudiantes no vienen a clases sin sus útiles. En los ejemplos anteriores, el adverbio temprano, la conjunción adversativa pero y las preposiciones a y sin no son modificables, es decir, no tienen flexión de género o número, tampoco de tiempo o aspecto; de modo que se consideran morfemas independientes que no requieren la atención de la morfología.
Como se evidencia entonces, la morfología se ocupa de la composición interna de las palabras y la forma como estos segmentos que las constituyen pueden variar para formar otras palabras o generar matices de significado. En este sentido, el morfema es la unidad mínima de estudio de la morfología.
La morfología se ocupa de los segmentos mínimos con significado que componen las palabras, es decir, de aquellas partes de la palabra en las que la forma fonética y el significado se correlacionan sistemáticamente. A estas partes se les denomina morfemas y siempre se representan entre corchetes. Se entiende por forma la configuración fonética que adopta un morfema en un determinado contexto de palabra. Por ejemplo, la palabra carro está formada por dos morfemas: {carr-} y {–o}. El morfema {carr-} porta la información semántica de la palabra. Se le puede denominar raíz, lexema o morfema lexical. Presenta el contenido léxico: un vehículo automotor, en este caso. El morfema {-o} tiene la función gramatical de informar que esa palabra es del género masculino. Siendo así, se denomina morfema flexivo: indica la flexión de género. Ninguno de esos morfemas puede ser segmentado en unidades menores porque perdería su valor semántico. Se considera, entonces, que un morfema es la mínima unidad de la palabra con valor semántico o gramatical, también como la mínima porción en la que es segmentable una unidad lexical o gramatical. Leonardo Bloomfield lo definió como “las mínimas unidades del léxico”. El morfema también se puede entender como una secuencia fonológica más o menos fija que tiene la función de expresar un valor semántico o una relación gramatical.
La realización fonética de un morfema se denomina morfo. Como se señaló en el segmento anterior, la gran mayoría de las palabras del español están formadas por varios morfemas que constituyen una cadena significativa de mayor jerarquía llamada palabra; es decir, los morfemas se combinan sintagmáticamente para formar palabras y es en ese contexto donde adquieren su real dimensión semántica o gramatical. Observa cómo la palabra libro se puede convertir en plural, en diminutivo o aumentativo y también se puede generar la idea del lugar donde se guarda o se vende, todo esto al añadir diferentes morfemas al morfema raíz.
{libr-} – {-o-} {-s} - se convierte en masculino plural {libr-} – {-it-} {-o} {-s} - diminutivo – apreciativo + masculino + plural {libr-} – {-ac-} {-o} {-s} - aumentativo – despectivo + masculino + plural {libr-} – {-er-} {-o} - persona que vende +masculino +singular {libr-} – {-erí-} {-a} - lugar donde se vendeTambién es posible tomar uno de los morfemas para resemantizar algunos lexemas. Por ejemplo, el morfema {-erí-} con sentido de “lugar donde se vende”:
{libr-} – {-erí-} {-a} - lugar para vender libros {camis-} – {-erí-} {-a} - lugar para vender camisas {helad-} – {-erí-} {-a} - lugar para vender helados {ebanist-} – {-erí-} {-a} - lugar para vender ébanos (maderas)Más adelante, veremos cómo la recurrencia de los morfemas en distintas palabras y sus posibilidades de significación permiten determinar si un segmento determinado de la palabra es o no un morfema, como ocurre, por ejemplo, con el morfema {re-} que significa “volver a” en palabras como {re-vestir}, {re-pintar}, {re-vivir}, pero no lo es en lo que podría notarse como {re-molacha}; no tiene ningún sentido afirmar que significa “volver a molachar”, y tampoco es posible segmentarlo en unidades menores con significado. Por lo tanto, no constituyen un lexema. De hecho, {remolacha} es un ejemplo de morfema puro, al igual que {sol} o {pantera}.
El hecho de que los morfemas puedan reutilizarse para la formación de las palabras muestra el carácter económico de la lengua, ya que permite que, a partir de un solo elemento de base, se deriven otros términos. Los morfemas, al igual que los fonemas y las palabras, entonces, son reutilizables en múltiples contextos, donde se articulan con un mismo valor semántico o gramatical. Este hecho provee de amplia flexibilidad a la lengua, lo que le permite expandirse, crear nuevas palabras con los mismos elementos morfológicos de que dispone. Esto, según André Martinet (1960), otorga el carácter de articulada a la lengua.
De lo dicho en este segmento, se puede deducir que las palabras de una lengua obedecen a dos condiciones fundamentales: la descomponibilidad y la combinabilidad. La primera condición se produce como consecuencia de que, generalmente, las palabras son susceptibles de ser descompuestas en elementos mínimos dotados de significación o con una función gramatical llamados morfemas; y la segunda condición indica que dichos elementos normalmente se combinan con otros morfemas para formar nuevas palabras, obedeciendo, como lo dicen Escandell et al. (2016), a ciertas “pautas productivas y sistemáticas que dirigen los procesos de formación de vocabulario” (p. 130).
Veamos ahora otras características que permiten determinar cuándo una secuencia de fonemas puede ser considerada un morfema.
El morfema ya se ha definido desde dos características constitutivas: 1) se trata de una unidad mínima, y 2) posee una función léxica o gramatical. Estas características deben tomarse integradamente; de lo contrario, no sería posible afirmar que se trata de un morfema. Lo anterior permite diferenciar el morfema del fonema, que es también mínimo, pero no tiene valor semántico ni gramatical. Pongamos por caso el fonema /s/ en las palabras sabio o áspero; en ninguno de los dos términos es posible aislar la s para otorgarle significado gramatical y mucho menos se trata de un vocablo con significado. Pero en la palabra {sabio-s}, la {-s} final ya no es solo un fonema: al adquirir la connotación de plural, se convierte también en morfema. Ocurre lo mismo con la /a/ en {leon-a}: la vocal posee el sentido de femenino, por lo que puede ser considerada un morfema.
Fundamentados en lo anterior, se puede decir que los morfemas tienen tres propiedades, a saber:
Indivisibilidad: ningún morfema es susceptible de ser segmentado en otras unidades mínimas significativas; en caso de que ello ocurra, puede ser que la unidad resultante segmentada sea otro morfema, no sea un morfema o que se destruya la unidad morfemática. Ejemplo: la palabra libro está compuesta por los morfemas {libr-} y {-o}. El primero es un morfema compuesto: si se descompone en sus elementos fonológicos, el morfema desaparece como tal, es decir, no se puede descomponer en otros elementos mínimos con significado. Si lo hacemos, el morfema desaparece. No se puede asegurar que el fonema /b/ sea un cuarto (1/4) del morfema {libr-}.
Sistematicidad: los morfemas son entidades sistemáticas en su significado; es decir, en un contexto siempre tendrán el mismo valor semántico o gramatical. Por ejemplo: el morfema {-a}, como indicador de género femenino, tiene exactamente el mismo significado en palabras como casa, mesa, niña, rosada, negra, amplia; esto es, en contexto de final de sustantivos y de adjetivos. En palabras como canta, venga, suba, etc., también hay un morfema {-a}, pero con un significado distinto al anterior, lo que da a entender que, a pesar de tener la misma forma fonológica, no son el mismo morfema: el primer caso {-a} indica femenino, mientras que en el segundo caso es la marca de la flexión verbal. Esto permite afirmar que no es exactamente la forma fonológica lo que determina el carácter de morfema, sino su valor semántico contextualizado.
Secuencialidad: dentro del morfema existe una organización fonológica relativamente estable que, en caso de romperse, da lugar a la desaparición del morfema como tal o a una variante de este. De lo anterior se infiere que los elementos constitutivos de los morfemas se combinan respetando un orden fonológico establecido por el sistema y ese orden debe conservarse, hecho que no afecta la flexibilidad de la lengua. Por ejemplo, el morfema {magia}, que es también una palabra, tiene los mismos elementos fonológicos del morfema {amig-a}, base lexical de la palabra amiga; sin embargo, la disposición secuencial de los fonemas es distinta y, como consecuencia de ello, aparece un morfema diferente. Lo anterior no es un obstáculo para que los morfemas, respetando los parámetros morfológicos de la lengua, se modifiquen en su estructura fonológica; el morfema {pod-}, del verbo poder, por ejemplo, se manifiesta en algunos contextos como {pued-} o {pud-}, sin afectar su valor semántico.
Es frecuente el cambio de los estilos de vida y de las concepciones que tiene el hombre de su propia realidad; las renovaciones e innovaciones no son solo a nivel objetual. También surgen conceptos y conductas, que obviamente tienen que ser nombrados para referirse a ellos en diferentes contextos comunicativos. Surge entonces la necesidad de crear un nuevo signo lingüístico con su respectivo significante producto de elaboraciones fonéticas y morfológicas, sin descartar que es posible que estas novedades conceptuales o conductuales también puedan ser nombradas con viejos significantes a los que se les atribuye nuevas asignaciones semánticas.
Así, toda lengua, en virtud de su configuración gramatical, posee los mecanismos internos necesarios y suficientes para fabricar sus palabras; los usuarios, por su parte, crean las condiciones sociales, culturales, económicas y políticas que motivan las adecuaciones léxicas y comunicativas. La formación de palabras es entonces una característica fundamental del sistema lingüístico, que se podría denominar productividad lexemática o, si se quiere, creatividad en términos chomskianos, ya que, a partir de una raíz lexemática y una serie de mecanismos morfológicos, se pueden formar muchísimas palabras.
Sin embargo, ese proceso productivo puede verse limitado, no exactamente por violar algunos preceptos morfológicos, sino porque los hablantes de una determinada región o contexto no ven la necesidad de crear la nueva palabra derivada o simplemente no parece necesaria la innovación. Por ejemplo, es claro que en español existe la palabra primeramente, pero no se ve claro por qué no existen o se consideran incorrectas segundamente, terceramente, etc., como sí existen en inglés. En Colombia se utiliza la palabra matrícula, en otras latitudes se utiliza matriculación. Si existen palabras como cochero, tornero, palabrero, camionero, ¿por qué no existen maquinero, controlero o pintero? Aunque la lengua en su morfología no impone estas limitaciones, sí existen controles sociales o culturales que no le ven funcionalidad semántica o intercomunicativa a dicha innovación lexical.
Los procedimientos internos de los que disponen las lenguas para realizar ese proceso de creación lexical son de tipo morfológico, pero también se ven involucradas disciplinas afines como la fonética, la sintaxis y la semántica, lo que evidencia la integralidad del sistema lingüístico. A nivel morfológico, en la formación de nuevas palabras, la lengua utiliza los morfemas gramaticales derivativos que reciben el nombre de afijos, que a su vez se clasifican en prefijos, sufijos e infijos.
Si aparecen antes del morfema lexical se llaman prefijos, como en bisabuelo, palabra formada por los morfemas {bis-}, {-abuel-} y {-o} y donde al morfema lexical {-abuel-} se le ha antepuesto el morfema gramatical derivativo {bis-}. Otro tanto ocurre con palabras como semirrecta, reposición, submarino, inconforme, bicolor, descortesía, etc.
Si se posponen al morfema lexical, los afijos se llaman sufijos, como en hidrólisis o biblioteca: {hidro-}, {-lisis-}; {biblio-}, {-tec-}, {-a}. En estas palabras los morfemas derivativos {-lisis-} y {-teca} se encuentran después del morfema lexical.
Los infijos, por su parte, se caracterizan por romper la cadena fonológica del morfema lexical para incrustarse dentro de ella, procedimiento al cual recurre muy esporádicamente la lengua española, como en lejitos, {lej-}, {-it-}}, {-os}, y azuquitar, {azuc-}, {-it-}, {ar}, donde {azuc-…-ar} y {lej-…-os} siguen constituyendo un solo morfema que ha roto su secuencia fonológica para albergar otro morfema, infijo, y por esta razón adquiere el carácter de morfema lexical discontinuo. En los dos casos estamos frente a una derivación afijal.
Los procesos morfológicos de los que dispone la lengua para constituirse en una “fábrica de palabras”, como lo denomina el Grupo de Estructuras de Datos y Lingüística Computacional de España, son la derivación, la prefijación, la composición y la parasíntesis, que serán explicados a continuación.
Es un proceso morfológico mediante el cual, a partir de un morfema lexical o raíz, se forman nuevas palabras. El proceso básicamente consiste en añadirle, a un morfema lexical, otro u otros morfemas llamados morfemas gramaticales derivativos. Ejemplo: a partir del morfema lexical {libr-} se pueden formar palabras como librero, libraco, libreta, librito, librería, librazo, librote, etc., cada uno con un nuevo valor semántico registrado en el diccionario de la lengua. Otro ejemplo: a partir del morfema lexical {oj-}, se forman palabras como ojera, ojazo, ojito, ojón, ojal, ojeroso, ojear, etc., donde los morfemas {-er}, {-az}, {-it}, {-on}, {-al} y {-os} son morfemas gramaticales derivativos.
Es posible que, al añadirse un morfema gramatical derivativo a un morfema lexical, este no cambie de categoría gramatical, como ocurre en el ejemplo anterior de libro y también, por ejemplo, con cajón, cajita, cajero, cajetilla, cajota y cajilla, donde el morfema lexical {caj-} corresponde a un sustantivo, al igual que las palabras derivadas que sirven de ejemplo. En estos casos se habla de morfemas gramaticales derivativos homogéneos.
Tabla 2. Segmentación morfológica - Derivados de flor
SustantivosMorfema lexical / RaízMorfemas gramaticales derivativos u homogéneosMorfemas gramaticales flectivosflor {flor-} {Ø} {Ø} {flor-} {-ecit-} {-a} {flor-} {-ist-} {-a} {flor-} {-ist-} {-eri-} {-a}