GuíaBurros Meditación - Rafael Santamaría - E-Book

GuíaBurros Meditación E-Book

Rafael Santamaría

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  • Herausgeber: Editatum
  • Kategorie: Ratgeber
  • Sprache: Spanisch
  • Veröffentlichungsjahr: 2020
Beschreibung

Sinopsis

La meditación ha empezado a formar parte de nuestra cotidianidad, de nuestro estilo de vida y de nuestra ciencia del bienestar y la salud. Muchos la practican en la intimidad, otros alardean de su condición de meditadores, otros más piensan que no es para ellos y algunos no descartan en aprenderla cuando sus circunstancias sean mejores; los científicos la estudian muy en serio o la desdeñan y los médicos se preguntan perplejos que tiene que ver la meditación con la medicación y el tratamiento… pues sí, la meditación ha llegado a nuestras vidas para quedarse definitivamente.

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Meditación

Rafael Santamaría

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Agradecimientos

A mis padres, que me regalaron la vida.

A Maharishi Mahesh Yogi, que me dio el conocimiento para poder empezar a entenderla.

Sobre el autor

Rafael Santamaríaes licenciado en Medicina y Cirugía y especialista universitario en Medicina Psicosomática, Psicología de la Salud e Hipnosis clínica. Es médico acreditado en TMNC (Terapias Médicas No Convencionales) por el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Alicante.

Médico Homeópata por el Instituto Mexicano de Homeopatía y la Federación Española de Médicos Homeópatas (FEMH).

Profesor de Yoga por Estudio y Transmisión del Yoga (ETY) y Master Yoga Teacher por Yoga Alliance International. Es también diplomado en Ayurveda.

Dirige desde 1995 ALAYA Clínica Nature Institute un centro vinculado a la práctica clínica de la Medicina Integrativa y a la docencia de la meditación, el yoga, la medicina mente-cuerpo y la salud integrativa, impartiendo cursos, talleres y conferencias también en otros centros y escuelas.

Es Formador de profesores de Yoga, aportando la visión profunda de textos clásicos como los Yogasutras de Patanjali desde una perspectiva integradora con los conocimientos modernos de la neurociencia contemplativa y también del Ayurveda a la luz de los conocimientos actuales de la medicina moderna.

Vinculado desde joven con el mundo del Yoga y la espiritualidad, practica la meditación desde hace 40 años. Ha realizado cursos y retiros de meditación fundamentados en la Tradición Védica y el Yoga, pero también en otras tradiciones meditativas.

Más información sobre el autor y sus actividades en:

www.alayaclinica.com www.alaya.institute

Introducción

Recuerdo bien, siendo aún muy joven y recién comenzada mi carrera de medicina, como la meditación se presentó en mi vida. Ciertamente llevaba ya algunos años leyendo sobre los más diversos temas relacionados con la filosofía, la mística oriental y las primeras investigaciones que venía haciendo la disciplina de la parapsicología sobre las posibilidades ocultas de la mente. Era apasionante descubrir un mundo más amplio y lleno de significado y misterio que el mundo cotidiano.

Mas todo ello, en realidad no aliviaba mucho la creciente ansiedad que sentía en mi adolescencia. Aquella información tan solo satisfacía una inquietud y curiosidad intelectual que poco modificaba mis estados de ánimo y mi relación con el mundo. De hecho, era solo eso, mi mundo, bien alejado de mis relaciones sociales, donde lo importante en el tiempo libre era cubrir las necesidades adolescentes de diversión y reconocimiento por el sexo opuesto.

Un buen día, rondando los veinte años, encontré afortunadamente un libro cuyo título me llamó poderosamente la atención. Hablaré de la atención más adelante, porque de eso trata la meditación y la vida. Pero no anticipemos y volvamos al relato del encuentro, que por aquel entonces parecía fortuito, una casualidad del destino y que, sin embargo, el tiempo se encargó de mostrarme lo contrario.

Aquel libro, cuyo título era TM. Meditación Trascendental. Descubrimiento de la energía interna y superación del estrés, de Harol Bloomfield, un médico psiquiatra y dos coautores más, editado en español por Grijalbo en 1976, marcó un antes y un después en mi vida. A este libro, siguieron algunos más sobre la técnica de la meditación trascendental que no hicieron más que acrecentar y confirmar mi deseo de aprenderla, pues ninguno de estos libros la enseñaba. Así fue como finalmente tuve la ocasión, bien lejos de mi ciudad natal y durante un cálido verano, de aprender a meditar.

Visto en perspectiva, fueron aquellos años un largo recorrido hasta encontrarme cara a cara con la meditación, pues en la década de los 70-80 los libros y la información sobre las practicas atencionales y meditativas era muy escaso y no se disponía del tremendo recurso que supone en la actualidad la información digitalizada y la red de internet.

Hoy día, querido lector, tienes a tu disposición una ingente cantidad de información sobre el tema. Pero, no creas que te considero del todo afortunado por ello. Primero, porque el exceso de información satura y confunde cuando uno se acerca por primera vez. Segundo, porque la satisfacción inmediata de la necesidad no siempre es lo más recomendable. Tercero, porque la información externa no suple el propio trabajo de reflexión, procesamiento y experiencia, esenciales para que la mera información se convierta en conocimiento propio y pueda otorgar un día la tan preciada sabiduría.

Pero sí, qué duda cabe… ¡la meditación está en auge! Artículos científicos, programas de televisión, famosos que la han incorporado a sus vidas y la promueven públicamente, programas de reducción de estrés basados en la meditación, psicoterapias de tercera generación, neurociencia contemplativa y un largo etc.

La meditación ha empezado a formar parte de nuestra cotidianidad, de nuestro estilo de vida y de nuestra ciencia del bienestar y la salud. Muchos la practican en la intimidad, otros alardean de su condición de meditadores, otros más piensan que no es para ellos y algunos no descartan en aprenderla cuando sus circunstancias sean mejores; los científicos la estudian muy en serio o la desdeñan y los médicos se preguntan perplejos qué tiene que ver la meditación con la medicación y el tratamiento…pues sí, la meditación ha llegado a nuestras vidas para quedarse definitivamente.

Y como no podría ser de otro modo, también el espíritu mercantilista y productivo de nuestro sistema de vida, ávido de beneficios, ha posado su mirada en lo meditativo, llevando la meditación y el yoga al nivel de la moda y el consumismo.

La meditación nos llega, pues, con diferentes envoltorios y contextos: mindfulness, meditación trascendental, yoga, vipassana, za-zen, tai chi, etc. Es tal el abanico de posibilidades y de métodos y técnicas, que se incita más a la pregunta que a la respuesta.

El avance imparable de la tecnología y la expansión de la información a través de internet y de una sociedad cada vez más globalizada no son los únicos responsables de la invasión de lo meditativo y el desarrollo personal, pues hay también una necesidad acuciante por parte de los individuos de resolver la problemática que nuestra forma de vida crea y de buscar nuevas alternativas de bienestar en el más amplio sentido de la palabra.

Simultáneamente a ello, hay en nuestra época una mayor apertura a lo espiritual y trascendente que demanda nuevas vías de acceso a su experiencia, más allá de las estrechas formas que la religión o la filosofía han marcado en Occidente.

Sin embargo, para la inmensa mayoría, la meditación, sigue siendo una gran desconocida. A lo largo de las siguientes páginas espero poder esclarecer las dudas de un proceso que, lejos de ser contemporáneo, tiene su origen en la más remota antigüedad y en las más diversas culturas bajo formas y nombres distintos. Todas ellas, en alguna medida, confluyen en nuestro tiempo contribuyendo a generar más confusión que claridad debido a un exceso de información que en ocasiones adolece de poca calidad o rigor y cuyos contenidos no están bien organizados, contrastados o verificados.

Este libro solo pretende ser una pequeña y modesta introducción a la teoría y práctica de la meditación. No agota, ni de lejos, un tema que genera al año miles de artículos científicos, decenas de libros y ensayos de divulgación y autoayuda y otro tanto de conferencias, cursos y documentales que tocan directa o indirectamente el tema. Pruebe el lector a poner la palabra “mindfulness” o “meditation” en Pubmed, el motor de búsqueda de libre acceso a la base de datos Medline de investigación y documentación biomédica, y podrá comprobar la ingente cantidad de investigación científica publicada hasta la fecha.

Somos afortunados por vivir en esta época de confluencia y síntesis, donde la tradición y la modernidad se pueden dar la mano, donde lo subjetivo y lo objetivo se refuerzan mutuamente, donde la ciencia empieza a confirmar el misticismo y lo espiritual expande los límites del materialismo.

De entre todas las tradiciones, culturas y religiones que nos han legado su conocimiento de las practicas atencionales o meditativas, la que he estudiado más de cerca es la que corresponde a la tradición védica de la India.

Esta tradición representa un descomunal cuerpo de conocimiento acerca de todo: del hombre, de la naturaleza y de Dios. Es en el contexto de esta tradición donde se encuentra el yoga como una ciencia especialmente dedicada a otorgar, a todo aquel que lo practique con seriedad y compromiso, la experiencia de un conocimiento y capacidad de acción más allá de las posibilidades ordinarias de la mente y de los sentidos de percepción y acción.

Así pues, este libro explora la práctica meditativa en el contexto clásico del yoga, cuya esencia y razón de ser, es el estado meditativo por excelencia.

Se dice popularmente “todos los caminos conducen a Roma”, y no me cabe ninguna duda que es así. Diferentes culturas y religiones tienen sus propios y elaborados métodos de conducir una mente dispersa o adormecida a un estado de serenidad y lucidez. Pero estos métodos no serán el objeto de estas páginas.

Espero que este libro te brinde un mejor entendimiento de la meditación y lo que es más importante, te ayude a experimentarla en tus propias carnes. Ojalá pueda servirte de motivación suficiente para que la incorpores en tu vida diaria como un compañero inseparable del largo, y a veces difícil camino que es vivir.

¡Empecemos!

Capítulo 1 ¿De dónde vienes?

Ahora, la enseñanza del Yoga.

Yogasutras de Patanjali

Cuando hablo con personas como tú acerca de los motivos e intereses que les empujan a practicar meditación, me encuentro con muchas respuestas personales que encierran un anhelo común: la necesidad de ser más dueños de sus vidas y poder sentir y expresar lo mejor de sí mismas.

Programados para la supervivencia

Las circunstancias de la vida pueden despertarte emociones y sensaciones desagradables relacionadas en general con el miedo o la agresividad, llevándote fácilmente a perder el control, no de las circunstancias externas que están bajo la influencia de muchos factores y personas, sino sobre tus propias respuestas cognitivas, emocionales y conductuales. Quizás no puedas evitar un atasco de tráfico (no depende de ti), pero sí puedes cambiar tu actitud ante él.

Una retención de tráfico es una amenaza si llegas tarde al trabajo o a una cita o simplemente si obstaculiza tu deseo de llegar pronto a casa. Date cuenta de que la percepción del atasco es siempre la misma: interminables filas de coches parados o avanzando como tortugas. Sin embargo, dependiendo de cómo estés tú (deseos, expectativas, estado de ánimo, condiciones físicas, etc.) tu evaluación cambiará y determinará que la situación del atasco deje de ser “neutra” para convertirse en “negativa” y amenazante. Una vez que el evento o circunstancia ha sido “etiquetado” así, se convierte en un estresor cuya fuerza dependerá de la “evaluación” que hagas de tus propios recursos, posibilidades o alternativas de hacerle frente. Esta evaluación secundaria es responsable en última instancia de la carga estresora del estímulo.

Lo esencial, por tanto, es la evaluación de amenaza, y no tanto el hecho u objeto percibido. Por ejemplo, la mayoría de las fobias no entrañan un peligro real y, sin embargo, desencadenan intensas respuestas de activación, incluso solo pensando en el objeto fóbico.

En el ejemplo del tráfico, imagina que el atasco va a poner en riesgo tu trabajo porque hoy precisamente tienes una importante entrevista a la que no vas a poder llegar a tiempo. Esto convierte la situación en amenazante. En un instante pasan por tu cabeza posibles soluciones para minimizar el riesgo. Si las encuentras, el potencial estresor del atasco disminuye; si no las hay, la amenaza se mantendrá y pondrás en marcha la respuesta de estrés o activación.

Con la activación, tu mente y tu cuerpo se preparan para incrementar sus recursos de afrontamiento: la percepción de los diferentes estímulos aumenta porque la alerta y la atención también lo hacen y el cuerpo moviliza grandes cantidades de combustible y sustancias químicas para permitir una respuesta neuro-muscular más eficaz. Además, se desarrolla un estado emocional especifico que acrecienta las posibilidades de que la mente y el cuerpo se entiendan mejor y aumenten su coordinación.

Las emociones son respuestas adaptativas al entorno que facilitan la eficacia de nuestras conductas. Con la emoción adecuada hay más posibilidades de éxito. Todos hemos experimentado que corremos más rápido y con menos fatiga si somos presa del pánico o que luchamos con más coraje y fuerza si nos sentimos rabiosos.

La activación aumenta nuestra capacidad de lidiar con los estresores pagando un alto precio, ya que produce un gran desgaste. Del mismo modo sucede cuando subimos de revoluciones un coche para realizar un adelantamiento: aumentamos el consumo de gasolina y el desgaste del motor.

En el reino animal, del cual formamos parte, estas situaciones de estrés agudo forman parte del vivir cotidiano, por lo que nuestra fisiología está bien preparada para afrontar el riesgo de vivir peligrosamente. Pero hay una diferencia fundamental entre el ser humano y los animales. Una gacela que logra salvar la vida huyendo de una leona, tiene una activación intensa pero corta, pues la persecución acaba en vida o muerte en apenas pocos minutos. Si la gacela sobrevive, se dedicará a comer y dormir con el fin de recuperar el desgaste de tamaña activación. Sin este reposo, la gacela no podría asumir con éxito una nueva huida.

La vida actual no depara normalmente situaciones de vida o muerte, salvo en casos concretos y aislados, pero nos somete a un continuum de eventos estresores de menor intensidad y de la más variada índole. Pasamos entonces de una activación aguda e intensa, a una activación moderada y sostenida en el tiempo (estrés crónico) que puede llegar a ser devastadora para la salud. Podemos acostumbrarnos y “adaptarnos” a semejante activación hasta el punto de insensibilizarnos a los mensajes que nuestro cuerpo y nuestra mente nos transmiten, pero si no hacemos nada para remediarlo, llegará un momento en el que nuestras reservas se agotarán y nuestro sistema adrenal de resistencia se colapsará.

Actualmente, el estrés es el mayor responsable del deterioro de la salud, pues interviene tanto en la génesis como en la agravación y cronificación de numerosas enfermedades físicas y psicológicas. La respuesta de estrés produce en grados variables de intensidad, estados psíquicos y físicos (emociones y sensaciones) displacenteros y dolorosos que ponen en marcha conductas reactivas y automáticas con el fin de neutralizarlas.

Estas conductas de afrontamiento, conscientes o inconscientes, suelen dirigirse en proporciones y posibilidades variables, a eliminar, o al menos disminuir, el impacto del estresor. Por ejemplo, es fácil que, ante una situación de disputa con la pareja que genera siempre malestar emocional, la conducta de afrontamiento se oriente, bien de forma directa hacia la otra persona en forma de agresividad y ataque, bien hacia formas o estrategias indirectas como son la comida, la bebida, o cualquier otra distracción que ayude a calmar la ansiedad, la rabia o la tristeza que se siente.

Así pues, las conductas de afrontamiento pueden ser adaptativas si consiguen disminuir o eliminar el estresor o las emociones displacenteras sin daños colaterales o secundarios. La reflexión, el reconocimiento, el perdón o la comunicación empática y asertiva son algunas acciones que pueden aclarar los malentendidos que han llevado a la disputa y resolver en su origen el causante de nuestro malestar. La agresividad hacia la pareja o la comida como ansiolítico son ejemplos de conductas desadaptativas que a corto y a medio plazo empeoran siempre la situación.

Dado que la existencia presenta siempre desafíos y amenazas, el cerebro se ha constituido en un perfecto instrumento para el mantenimiento de la vida. Pero esto que supone un logro evolutivo muy importante para la supervivencia del individuo, y por tanto de la especie, es también un lastre que arrastramos, porque condiciona el presente en función del pasado vivido y de las expectativas que, a partir de éste, se generan. Cada vez que te sucede algo y tienes una experiencia, creas una huella, un condicionamiento en la mente, de tal forma que ansías reproducir la vivencia si ésta ha sido placentera o tratas de evitarla, si ha sido dolorosa o displacentera.

Por ejemplo, si has sufrido algunos desengaños amorosos, tu mente está más condicionada a interpretar ciertos estímulos como señales de ruptura o decepción y reaccionará a ellos desproporcionadamente con agresividad, miedo o tristeza, es decir con estrés.

Como toda situación displacentera es interpretada como potencialmente amenazadora para la vida, se ponen en marcha conductas que, en primera instancia, intentan mantener el control de los estresores como el medio más directo para acabar con la amenaza y el malestar. Son conductas reactivas y automáticas