“El matrimonio Arnolfini”,
Jan van Eyck,
1434.
Pedro Cifuentes
Historia del arte en cómic -
Volumen 2
4.ª
Edición
Dedicado a mis amigos “Expendables”,
que tengo un poco olvidados
desde que me metí en este viaje…
y llevan toda la vida viajando conmigo.
Dedicado a María, una de las personas más fuertes
y buenas que conozco, el alma de nuestro IES y un
importante granito de arena en todo esto.
Agradecimientos especiales a Álvaro Pons,
mis compañeros en el tribunal C4 (Rosa, Miguel Ángel,
Antoni y Teresa) y, por supuesto, al equipo de
Desperta Ferro por acompañarme en esta aventura,
por creer en ella y por ayudarme a desarrollarla.
Historia del arte en cómic. volumen 2
la edad media
© del texto y de las ilustraciones: Pedro Cifuentes
© de esta edición:
Historia del Arte en cómic. Volumen 2
Desperta Ferro Ediciones SLNE
Paseo del Prado, 12 - 1.º derecha
28014 Madrid
www.despertaferro-ediciones.com
ISBN: 978-84-120798-3-8
Adaptación y maquetación: Raúl Clavijo Hernández
Coordinación editorial: Desperta Ferro Ediciones
Primera edición: abril 2020
Segunda edición: abril 2020
Tercera edición: junio 2021
Cuarta edición: mayo 2023
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del Ministerio de Cultura y Deporte
Genio
informático
de manual.
Introvertido
y poco
comunicativo,
pero dotado
de una faceta
artística
demoledora.
No para de
tomar notas con
su bolígrafo de
cuatro colores.
Es bastante
empollón y el
amigo perfecto a
quien pedir
los apuntes.
Tomás ha
pegado ya el
estirón. Es un
poco –bastante–
chulito y todo
un adolescente,
para lo bueno
y para lo malo.
Vago, perezoso
y brillante.
Se ve a sí
mismo como
un futuro buitre
de discoteca,
aunque, en
realidad,
va para
pagafantas.
Isadora es
entusiasta
hasta la
médula,
excéntrica
y soñadora,
tanto que a
veces la
fantasía la
desborda.
Y eso no es
nada malo,
salvo que no
bajes nunca
de las nubes
montada en
tu unicornio…
María es
empollona
y gruñona,
competitiva
y materialista,
mandona
y cotilla.
Su mundo pasa
por los selfis
y las redes
sociales, por
Instagram,
en concreto.
Como Andrea
es la hermana
gemela de María,
María es la
hermana gemela
de Andrea.
Andrea es
deportista y
valiente, con
madera de líder
perfecta, dotada
de un arrojo
increíble que, en
ocasiones, se
confunde con
la insensatez
típica de la
adolescencia.
Como María es la
hermana gemela
de Andrea,
Andrea es la
hermana gemela
de María.
El Profe es un
apasionado de
su trabajo, intenta
transmitir el amor
que siente por
la historia
y el arte a sus
desdichados
alumnos, que
resoplan resignados
cuando lo ven
esgrimir su sable
láser de goma.
Lómper, el chucho
callejero que vive
con el Profe,
tiende a colarse
por sus historietas
“esparciendo
felicidad”.
En palabras
–o ladridos–:
“Me llamo Lómper
y soy la mascota del
autor, que es
un pringado, sí,
¡pero es
MI pringado!”.
¡Un chucho
con carácter!
Nada más y nada menos que un tebeo
Servidor tuvo la suerte, o la desgracia, de ser uno de esos
niños que estrenaba la flamante EGB de Villar Palasí. Abandoné
los parvulitos y me incorporé a la escuela “de mayores” (idea que
teníamos todos y que no ha cambiado por mucho que las leyes
educativas cambien a ritmo de polka) casi iniciando la década de
1970, con un grupo de maestros y maestras que se dividía entre
los ya talluditos que, a duras penas, pugnaban por acoplarse a
los cambios educativos sin que les supusiera demasiado esfuerzo
mientras esperaban la jubilación; y otros, los más jóvenes, que
intentaban abrazar con alegría los cambios. El resultado para
nuestras jóvenes mentes era una extraña esquizofrenia, entre el
miedo al zurriagazo por no haber hecho los deberes en clase, la
necesidad de aprenderse de memoria todas las capitales del
mundo (que no eran los reyes godos, pero casi) o la ilusión de
un joven profesor que nos hacía experimentos de ciencias en
clase sin apenas medios pero con un entusiasmo contagioso.
Al final, resultaba que los cursos pasaban y las cosas, me temo,
apenas cambiaban. Con casi 50 chavales en clase, hasta el más
convencido de las bondades del cambio terminaba, aplastado por
la falta de medios, volviendo a la memorización forzada y a unos
libros de texto que alentaban con eficacia y esmero al abandono
escolar. Se puede entender, creo, que lo que más ansiáramos era
llegar a casa para leer tebeos. Cualquiera valía, de los Mortadelo
a los Astérix pasando por los Jaimito, Sissy o Pumby. Suerte que
todavía no había programación infantil televisiva y lo más parecido
a una consola era el mueble de la entrada que mi madre heredó de
su abuela. Los tebeos nos incitaban a la lectura y la experimentación
con una fuerza incontenible, nos enseñaban y uno, en su ingenuidad,
pensaba: “¡Ojalá Ibáñez dibujara mis libros de texto!”.
La cosa quedó ahí: el cole seguía siendo el cole de toda la vida y los
tebeos eran para casa y, a ser posible, para ser olvidados en cuanto
entráramos en la vida de verdad, la que nos esperaba cuando
fuéramos mayores, ríanse ustedes, al acabar la dichosa EGB. De
vez en cuando, alguien nos daba la razón, como un señor francés
llamado Albert Barillé con su serie “Érase una vez el hombre”, que
demostró que los dibujitos podían ser tan rigurosos para el estudio
de la historia como las plúmbeas clases de Don Francisco. Que el
hombre, saber, sabía mucho, pero conseguía dejar K.O. a cuatro
docenas de críos a golpe de dictado.
Cuarenta años después de aquello, resulta que lo que
imaginábamos no era una utopía: hemos descubierto, por fin,
que la historieta, los tebeos, es mucho más que un divertimento.
Incluso mucho más que un medio, un arte o un lenguaje: es todo un
poderoso instrumento de creación y comunicación que nos relaciona
y con el que interactuamos. Que puede ser desde el eje que alimenta
la nueva cultura transmedia hasta una eficaz herramienta para la
enseñanza. La narración visual, tan antigua como la humanidad,
Prólogo
4
permite ir mucho más allá que la imagen y la palabra por separado,
al crear caminos que integran diferentes estrategias didácticas
con una facilidad pasmosa y potenciándolas en sus sinergias.
Cojan ustedes cualquiera de las páginas de este libro: son mucho
más que una escrupulosa descripción histórica plasmada desde
la perspectiva artística por Pedro Cifuentes. Es una puerta
abierta a pedir más y más, a reconocer en la cultura un placer y el
conocimiento un juego apasionante, que aprender no es comparable
a sacarte una muela sin anestesia, sino a una aventura de
descubrimiento que nos equipara al más aguerrido Indiana Jones.
Y da igual que se hable de Historia del Arte o de Física cuántica: el
cómic da la mano al estudiante y no lo suelta, lo agarra con fuerza.
Además, el docente puede aprovechar esa capacidad natural
de dibujar que, con tanta facilidad, olvidamos de mil maneras para
seguir explorando el aprendizaje desde la creación y una imaginación
puesta a su servicio.
Y todo con un tebeo. Nada más y nada menos que un tebeo.
Álvaro Pons
Director del Aula de Cómic y de la Cátedra de Estudios del Cómic
Fundación SM-UV y responsable del Máster de Cómic y Educación
Universitat de València
@alvaropons
¡vamos,
date
prisa!
¡ya voy,
ya!
Castillo de
Loarre, s. XI.
¡Tranquila!
¡yo te
aguanto!
¡córcholis!
me siento como
si llevara mil
años corriendo.
¡es que
llevamos
mil años
corriendo!
¡puf, puf,
puf! no
sabía que
esto del arte
agotaba
tanto…
mira,
¡ahí está
el profe!
pe… ¡perdón!
ya sabes que
tengo mala
puntería…
Tapiz de Bayeux (fragmento de un total de 68 x 0,5 metros),
s. XI, Normandía (Francia).
7
Este sitio
tiene pinta
de ser muy
importante,
¿no?
Bienvenidos
al principio y
final de nuestro
viaje por la edad
media… ¡la ciudad
de estambul!
estambul
no es constantinopla
porque constantinopla
no es estambul y no era
estambul porque
era constantinopla…
cuando muere
teodosio, en 395,
el imperio se dividió
en dos: occidente, con
capital en roma; y
oriente, con capital
en constantinopla.
esta decisión
significaba la llegada
de nuevos tiempos,
diferentes a los
de la cultura
clásica.
A finales del
siglo IV
, con el
edicto de tesalónica,
el emperador teodosio
convirtió el cristianismo
en la religión oficial
del imperio romano.
exacto,
aunque hace
unos siglos
recibía otro
nombre:
constantinopla.
constantinopla
no es estambul porque
estambul no es
constanti…
¿Estambul?
¡lómper,
deja ya de
ladrar!
Hola, profe…
¿dónde nos has
metido esta
vez?
Fundada en 330 por el emperador Constantino, la Nueva Roma (como también
se la conocía) llegó a ser una de las ciudades más importantes y florecientes del
mundo durante mil años. Encrucijada de rutas y de continentes (Asia y Europa),
mientras la parte occidental del Imperio entraba en decadencia y dejaba de existir,
en el año año 476, el Imperio de Oriente (también conocido como bizantino,
por Bizancio, el nombre griego de Constantinopla) pervivió
hasta 1453 y en su capital
se levantaron edificios
tan influyentes como
la basílica de
Santa Sofía.
vaya
estructura
más compleja,
¿no?
8
pues sí…
pero, curiosamente,