Atenea pensativa
(relieve), 460 a. C.
ethos,
pathos,
mímesis…
EL MUNDO CLÁSICO
EL MUNDO CLÁSICO
Pedro Cifuentes
Historia del arte en cómic -
Volumen 1
7.ª
Edición
Dedicado a Mariví (por acompañarme)
y a Martín, por permitirme dibujar esta aventura
entre biberón y biberón.
Dedicado también a todos mis mecenas,
por creer en este proyecto y animarme
a llevarlo a cabo, por su increíble paciencia,
por confiar en mi ilusión y por hacer que afrontase
el miedo y la inexperiencia…
¡Soy un profesor de ESO metido a dibujante!
Un profesor que cree
en las posibilidades didácticas de los cómics,
herramienta educativa de primer orden.
Agradecimientos especiales para la comunidad
educativa del IES Miquel Peris i Segarra,
para Álvaro Pons, Ramón Besonías, David Macho,
Jorge Perales, Óscar Recio y, muy especialmente,
para Toni Solano.
Historia del arte en cómic. volumen 1
el mundo clásico
© del texto y de las ilustraciones: Pedro Cifuentes
© de esta edición:
Historia del Arte en cómic. Volumen 1
Desperta Ferro Ediciones SLNE
Paseo del Prado, 12 - 1.º derecha
28014 Madrid
www.despertaferro-ediciones.com
ISBN: 978-84-949540-6-1
Adaptación y maquetación: Raúl Clavijo Hernández
Coordinación editorial: Desperta Ferro Ediciones
Desperta Ferro agradece a la profesora de Geografía e Historia de Castilla y León
Ana Isabel Herrero sus sugerencias a este volumen
Primera edición: junio 2019
Séptima edición: octubre 2024
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Producción del ePub: booqlab
Genio
informático
de manual.
Introvertido
y poco
comunicativo,
pero dotado
de una faceta
artística
demoledora.
No para de
tomar notas con
su bolígrafo de
cuatro colores.
Es bastante
empollón y el
amigo perfecto
a quien pedir
los apuntes.
Tomás ha
pegado ya
el estirón,
es un poco
–bastante–
chulito y todo
un adolescente,
para lo bueno
y para lo malo.
Vago, perezoso
y brillante.
Se ve a sí
mismo como
un futuro buitre
de discoteca,
aunque, en
realidad,
va para
pagafantas.
Isadora es
entusiasta
hasta la
médula,
excéntrica
y soñadora,
tanto que
a veces la
fantasía la
desborda.
Y eso no es
nada malo,
salvo que no
bajes nunca
de las nubes
montada en
tu unicornio…
María es
empollona
y gruñona,
competitiva
y materialista,
mandona
y cotilla.
Su mundo pasa
por los selfis
y las redes
sociales, por
Instagram,
en concreto.
Como Andrea
es la hermana
gemela de María,
María es la
hermana gemela
de Andrea.
Andrea es
deportista y
valiente, con
madera de
líder perfecta,
dotada de
un arrojo
increíble que, en
ocasiones, se
confunde con
la insensatez
típica de la
adolescencia.
Como María
es la hermana
gemela de
Andrea, Andrea
es la hermana
gemela de María.
El Profe es un
apasionado de
su trabajo, intenta
transmitir el amor
que siente por
la historia
y el arte a sus
desdichados
alumnos,
que resoplan
resignados
cuando lo ven
esgrimir su sable
láser de goma.
Lómper, el chucho
callejero que vive
con el Profe,
tiende a colarse
por sus historietas
“esparciendo
felicidad”.
En palabras
–o ladridos–:
“Me llamo Lómper
y soy la mascota
del autor, que es
un pringado, sí,
¡pero es
MI pringado!”.
¡Un chucho
con carácter!
Sin sangre y con tinta de colores
“La letra con sangre entra”. No, en absoluto, la letra no entra
con sangre, entra con disfrute, con pasión, con curiosidad, con
diversión, con suspense, con humor, pero con sangre, no.
¿Imaginan a un médico que lo sea por haber encaminado su
carrera a fuerza de sacrificios y renuncias, sin más aliciente que
el dolor? Aplicará a sus pacientes la misma medicina y les dirá
que están hechos para sufrir. No concibo que un ingeniero o un
físico lo sean porque les llegó impuesta a martillazos la vocación:
siempre habría un germen de interés, de amor por su oficio que
les llevó a ser lo que son.
Si esto ocurre en las ciencias, podéis imaginar que en las
humanidades tiene incluso menos sentido aquello de aprender
sufriendo. La historia, el arte, la literatura, la música… ¿se pueden
disfrutar desde la imposición? Alguno puede argumentar que tuvo
estrictos maestros de estas disciplinas con los que aprendió a
disfrutarlas, pero estoy convencido de que, en ese caso, serían
buenos profesionales que sabían contar historias, que manejaban
una envidiable oratoria o que contagiaban con diversas artes su
pasión por la materia. No enseñaban con sangre, enseñaban con
el amor del riguroso “pater familias”.
En cualquier caso, no es este un ensayo sobre el arte de enseñar,
sino un prefacio a una deliciosa obra de divulgación del profesor
Pedro Cifuentes, y destaco su oficio para que se entienda que
este libro reúne la maestría artística de un excelente dibujante de
viñetas con la vocación didáctica de un docente inquieto y siempre
en busca de la mejora educativa en su aula. Pedro Cifuentes se
las ve a diario con decenas de jóvenes a los que se les ha dicho
en demasiadas ocasiones que las cosas se tienen que aprender
porque sí, que aprender es una obligación, que aprender es
sufrir, que la letra con sangre entra. Pero él no se lo cree y busca
alternativas para que esos chavales disfruten y aprendan con la
historia, con el arte, con la literatura; ya saben, aquello de “docere
et delectare”, un adagio más antiguo que el que promueve el dolor.
Pedro Cifuentes comparte sus viñetas con su alumnado para
estimular la curiosidad, para despertar pasiones y convertir
el aprendizaje en un proceso duradero. De igual modo, las vierte
en las redes sociales para deleite de sus colegas y de otros
aficionados.
Probablemente, la generosidad debe ser también una virtud que
acompañe a los buenos docentes. En esas redes lo conocí y, a
partir de ahí, hemos ido coincidiendo en diversas ocasiones, lo
que me ha permitido confirmar que es capaz de resumir ideas
complejas en una viñeta, que puede transmitir con unos trazos lo
que a otros nos cuesta media hora explicar. Igual que hay magos
de las palabras, hay magos de la imagen y Pedro es uno
de ellos.
Prólogo
4
Crecí leyendo cómics de Astérix y Obélix, donde aprendí mucho,
muchísimo, de la ocupación romana de la Galia, de las costumbres
de los galos y de los romanos y de otros pueblos del imperio.
Años más tarde, con la lectura de monografías serias sobre
estos
temas, comprobé que aquellas historias no mentían, que
de verdad había aprendido historia sin ser demasiado consciente
de ello. Del mismo modo, las joyas literarias juveniles de Bruguera
me abrieron el apetito lector desde bien pequeño. Era devorador
de los clásicos ilustrados y, gracias a ello, conocí casi toda la
obra de Charles Dickens, Walter Scott, Julio Verne, Emilio Salgari
y tantos otros, antes de acercarme a la lectura completa de sus
novelas. Aquellas adaptaciones en cómic no me hicieron alejarme
de los clásicos, sino todo lo contrario, avivar la curiosidad por
ellos. Ejemplos como esos podría aportar muchos: las viñetas
de Forges (¿os acordáis de la “Historia de Aquí” o “Los forrenta
años”?) o del Perich, que nos ilustraron más sobre la transición
que noticias y documentales; o las novelas gráficas de Paco Roca,
Marjane Satrapi o Art Spiegelman, que se han convertido en
textos fundamentales para entender nuestro mundo.
La letra no entra con sangre, entra con imágenes, entra con viñetas.
Acercarse a la Historia del Arte con las aventuras de los personajes
creados por Pedro Cifuentes es deleitarse y aprender a partes
iguales, sin dolor, con pasión. Viñetas para todos los públicos, para
todas las edades, porque la curiosidad no tiene barreras. Viñetas
que abren el apetito para seguir aprendiendo. Aventuras que no son
el final de un viaje, sino el comienzo para muchas vocaciones. Espero
que las disfruten con la avidez que merecen.
Toni Solano
Profesor de Lengua castellana
IES Bovalar (Castellón)
@tonisolano
¡JUM!
¡Oh,
vaya!
estáis
ahí…
¿Qué tal
va todo,
lectores?
Me llamo
Lómper y
soy la
mascota del
autor
¡largo
de aquí,
rata con
alas!
Veréis…
estoy aquí
para explicaros
un par de detalles
sobre este libro
mi humano está
convencido de las
capacidades didácticas
de los cómics. yo no
sé qué diablos es
eso… ¡solo soy
un perro!
así, este libro