Historias cortas - Bram Stoker - E-Book

Historias cortas E-Book

Bram Stoker

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Beschreibung

Esta edición contiene 2 de sus principales Historias cortas: El entierro de las ratas y El huésped de Drácula.

El entierro de las ratas, escrito antes de Drácula, es un cuento en el que el elemento macabro surge súbitamente en medio de una visión estrictamente realista del bajo mundo parisino y cuyo desenlace, como el de sus novelas fantásticas, es una dantesca persecución de pesadilla.
El huésped de Drácula, es un cuento publicado en la colección de cuentos Dracula’s Guest and Other Weird Stories.
El cuento sigue a un inglés (cuyo nombre nunca se menciona, pero se presume que es Jonathan Harker) en una visita a Munich antes de partir hacia Transilvania. Es la Noche de Walpurgis y, a pesar de la advertencia del hotelero de no regresar tarde, el joven abandona su carruaje y se dirige hacia una aldea «impía» abandonada.

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Bram Stoker

HISTORIAS CORTAS

Traducido por Carola Tognetti

ISBN 978-88-3295-958-1

Greenbooks editore

Edición digital

Noviembre 2020

www.greenbooks-editore.com

ISBN: 978-88-3295-958-1
Este libro se ha creado con StreetLib Writehttp://write.streetlib.com

Indice

EL ENTIERRO DE LAS RATAS

EL HUÉSPED DE DRÁCULA

EL ENTIERRO DE LAS RATAS

Si abandona París por la carretera de Orleans, cruce la Enceinte y, si gira a la derecha, se encontrará en un distrito algo salvaje y en absoluto placentero. A derecha e izquierda, delante y detrás, por todos lados se alzan grandes montones de basura y otros residuos acumulados por los procesos del tiempo. París tiene su vida nocturna además de la diurna, y el viajero que penetra en su hotel de la Rue de Rivoli o la Rue St. Honoré a última hora de la noche o lo abandona a primera hora de la mañana puede adivinar, al llegar cerca de Montrouge -si no lo ha hecho ya antes- la finalidad de esos grandes carros que parecen como calderas sobre ruedas y que puede hallar pase por donde pase. Cada ciudad tiene sus instituciones peculiares creadas para sus propias necesidades, y una de las más notables instituciones de París es su población de traperos. A primera hora de la mañana -y la vida de París empieza a una hora muy temprana- pueden verse colocadas en la mayoría de las calles, al otro lado de cada Patio y callejón y entre tantos edificios, como todavía en algunas ciudades norteamericanas e incluso en partes de Nueva York, grandes cajas de madera en las que las criadas o los inquilinos de las casas vacían la basura acumulada del día anterior. Alrededor de estas cajas se reúnen y circulan, una vez llenas, escuálidos y macilentos hombres y mujeres cuyas herramientas del oficio Consisten en un burdo saco o cesto colgado del hombro Y un pequeño rastrillo con el cual remueven y sondean y examinan minuciosamente los cubos de basura. Recogen y depositan en sus cestos, con ayuda de sus rastrillos, todo lo que pueden encontrar, con la misma facilidad con la que un chino utiliza sus palillos para comer.

París es una ciudad de centralización, y centralización y clasificación están estrechamente aliadas. En los primeros tiempos, cuándo la centralización se está convirtiendo en un hecho, su precursora es la clasificación. Todas las cosas que son similares o análogas son agrupadas juntas, y del agrupamiento de esos grupos surge un punto total o central. Vemos radiar muchos largos, brazos con innumerables tentáculos, y en el centro surge una gigantesca cabeza con un amplio cerebro y ojos atentos que miran a todos lados y con oídos sensibles todos los sonidos y una boca voraz para tragar.

Otras ciudades se parecen a todas las aves y animales y peces cuyos apetitos y digestiones son normales. Sólo París es la apoteosis analógica del pulpo. Producto de la centralización llevada a un ad absurdum, representa con justicia el pez diablo; y en ningún otro aspecto es más curioso el parecido que en la similitud con el aparato digestivo.