Hotel Bu. Un lío de miedo - María Rubio - E-Book

Hotel Bu. Un lío de miedo E-Book

María Rubio

0,0
6,99 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

Vivir en un hotel lleno de fantasmas es TOPE GUAY. Si no, que se lo digan a Álex: desde que se mudó a Malrollito ha conocido momias ancestrales, faraones y hasta un puñado de vikingos.   El Hotel Bu es definitivamente el mejor lugar del universo, pero algunos de sus huéspedes son más rebeldes que otros… ¿Te imaginas una justa medieval en tu salón? ¿O un fantasma metiéndose en el cuerpo de tu compi de clase? Bueno, igual no hace falta imaginártelo…  ¡SE VA A MONTAR UN LÍO DE MIEDO!  

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 204

Veröffentlichungsjahr: 2025

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



UNLÍODEMIEDOTexto demaría rubioilustraciones dePaula Jerez
©deltexto:MaríaRubio,2025.©delasilustraciones:PaulaJerez,2025.RepresentadasporTormenta.wwww.tormentalibros.com©delasilustracionesdelaspáginas2-9,137-138y141-143:AliciaWarhola,2024.©deestaedición:RBALibrosyPublicaciones,S.L.U.,2025.Avda.Diagonal,189-08018Barcelona.rbalibros.comPrimeraedición:febrerode2025.REF.:OBDO438ISBN:978-84-1098-096-9Diseñodelrótulodelacolección:LucíaBarrios.Composicióndigita:www.acatia.esQuedarigurosamenteprohibidasinautorizaciónporescritodeleditorcualquierformadereproducción,distribución,comunicaciónpúblicaotransformacióndeestaobra,queserásometidaalassancionesestablecidasporlaley.PuedendirigirseaCedro(CentroEspañoldeDerechosReprográficos,www.cedro.org)sinecesitanfotocopiaroescanearalgúnfragmentodeestaobra(www.conlicencia.com;917021970/932720447).Todoslosderechosreservados.
Para Kike y este amor quedalaespaldaaltiempo.
9A veces abría los ojos por la mañana y pensaba que aún seguía soñando. Así era la vida en mi nueva casa. Bueno, es que no era una casa casa. Era un hotelparafantasmas. Repito: UN HOTEL DE FANTASMAS. Y claro, mi cabeza de niño de nueve años aún no se acababa de acostumbrar a todo aquello. ¿Crees que era horripilante? ¿Terrorífico? ¿Que me ponía los pelos de punta como espaguetis sin cocer? ¡Para nada! ¡Era BESTIAL!Desde que la tía Yeyi y yo nos fuimos a vivir aMalrollito, un pueblo en mitad de la nada, y nos com-pramos esta casa que resultó ser un destino turístico
1
Empiezan los problemas
10para cientos de fantasmas, mi vida no hizo más que mejorar. Conocí a momias ancestrales, los cromaño-nes me enseñaron sus técnicas de aporreamiento con palo (¡muy útiles para machacar cacahuetes!), y pude conocer a mi tataratataratataratatarabuela, que resultó ser una GUEERA VIKINGA MEGAFUERTE. El único contra era que teníamos que comprar sá-banascontinuamente, porque resulta que muchosfantasmas las usaban para vestirse. Un día me dio por probarlo y la verdad es que es bastante cómodo, aunque en invierno se te hielan las garrillas.Pero no me enrollo más. Vamos a lo importante. Aquel día me esperaba un reto tope importante. Era mi PRIMER DÍA EN EL COLEGIO de Malrollito.Estaba en mi cama con los ojos abiertos como platos cuando Bam-Bam me dio con su cola en toda la cara. Luego, como era costumbre, me la llenódeectoplasma. Porque claro, cuando tu perro es un perro fantasma, el ectoplasma inunda toda tu vida.Miré el reloj, ¡era SUPERTARDE! —¡Aaaay, otra vez me he quedado dormido! —me dije—. Además, el bufé libre del hotel termina en diez minutos, ¡si quiero desayunar patatas fritastengo que darme prisa!
Por dentro, Fortunato Sandemetrio. Un FANTASMA un poco (bastante) cascaabias de 180 años. Huele bastante raro.Por fuera, un peito genial y superachuchable al que amé Bam-Bam. También huele bastante raro.Ectoplasma. Un pringue verde asqueroso y flipante a la vez.
12Bajé dos escalones con lospies, tropecé, y el resto de lasescaleras las bajé con rodi-llas, cabeza, culo y espalda.Cuando llegué abajo estabatan magullado que una mo-mia me ofreció un trocito desu venda. Me negué porque me daba un poco de no-sequé, ¿qué llevan debajode las vendas las momias?¿Piel? ¿O las vendas SON supiel? ¡IUGH! ¡ASQUITO!Desayuné en el bufé rodeado de caballeros me-dievales, romanos, princesas, vikingos y faraones egipcios. Vamos, lo que era un día normal en mi vida. Ya no quedaban patatas fritas, así que engullí a toda prisa una tortilla y un plátano.—Cariño, ¿no quieres masticar antes de tragar? El primer paso del sistema digestivo es la masticación y deglución —dijo mi tía, como siempre con sus pa-labros raros, como buena científica.—No hay tiempo, tía. ¡Altamira me está esperan-do fuera! —le contesté, dándole un beso en la mejillacon la boca llena de plátano. Salí tan rápido del hotel
13que atravesé cuatro fantasmas por el camino. Es lobueno de los espíritus, que no hay que esquivarlos.Puedes pasar a través.Era septiembre, pero hacía muchísimo sol. Po-nías una pizza congelada en el cemento y teníasel queso fundido en tres minutos. Altamira suda-ba a mares. Llevaba muchos accesorios colgadosde la bici y parecía que se iba a caer en cualquiermomento. De hecho, iba por el sendero haciendoeses de lado a lado, mientras cogía aire como podía.Yo la seguía por detrás, aún no sabía dónde estabael cole.—¡Pareces un ÁRBOL DE NAVIDAD CON RUEDAS! ¿Para qué son todas esas cosas que llevas colgadas? —le pregunté mientras pedaleaba. —Pura supervivencia, Álex —me respondió casisin aire—. Es el primer día de cole y hace mucho sol.Llevo lo básico: un aire acondicionado portátil, unfabricador de almuerzos, una antena conectada auna enciclopedia onlineporsielprofepregunta algo que no sé responder. ¡¡LO BÁSICO!! Sabía que era una exagerada, pero me di cuentade que yo me había quedado corto. Yo llevaba unlápiz sin punta y el papel de envolver el bocata para escribir.
14Atravesamos el pueblo y giramos a la izquierda a la altura del río. Cogimos un camino rodeado de árboles altos y muchas piedras. Demasiadas. Mi bici botaba tanto que pensaba que el plátano me iba a subir al cerebro. Menos mal que después de poco rato llegamos al colegio. Mira que me gustan menos los coles que el bró-coli al vapor, pero este era diferente. No era muy grande, estaba hecho de madera y el recreo era una pequeña pradera al lado de un río. En la entrada, en uncartelrojo tallado en madera, ponía: ESCUELABOSQUEQUEBRANTAHUESOS. Quien le puso el nombre no era muy bueno en marketing.—¿Quién querría ir a un cole en el que te partes los huesos? —dije en voz alta. —¡Mira que eres de ciudad! —me contestó Alta-mira—. El quebrantahuesos es un pájaro muy típico de aquí, parecido a un buitre.Llegamos a clase cuando ya había empezado. Laprofesora era una chica joven con cara de no odiarsu trabajo o a los niños. Ya por eso me cayó bien.Pero no me gustó tanto otra cosa: no llevábamos nidiez minutos de clase y ya estaba mandando hacerun trabajo por equipos. VAYA PLASTA.
16Más tarde, en el recreo, Altamira y yo nos co-míamos un bocata sentados en un tronco al lado del río cuando una chica rubia de pelo largo se acercó.Cargabacon un violonchelo a la espalda y parecía que tenía mucho interés en el suelo, porque no le-vantaba la vista de ahí.—Ey, ¡Olivia! —Altamira se alegró muchísimo de verla y corrió a darle un abrazo. Ella, sin embargo, se quedó helada con la energía de mi amiga.—Ho-hola, Altamira. ¿Qué… qué tal el ve-vera-no? —Parecía tan tímida que le temblaba la voz.—¡Cómo eres! ¡Nos conocemos desde los tres años y aún te da vergüenza saludarme después del verano! —le dijo Altamira, dándole una palmada en la espalda con tanta fuerza que casi la tira al suelo—. Mira, este es mi nuevo amigo, Álex, vive enun hotel de fan… Le pegué una patada en la es-pinilla para que no desvelara mi secreto.—¡En un hotel de fantasía! —corregí yo, con una risa ner-viosa—. Es como me gusta lla-mar a mi casa.
17—Qué raro… —comentó Olivia con cara de ex-trañeza. —Ya, je, je… —casi me pilla, pero prefería pare-cer raro que contárselo. LA REALIDAD SÍ QUE ERA RARA DE VERDAD.—¡¡Oye!! Qué te parece si le invitas a merendar mañana a tu hote… —Altamira casi vuelve a meter la gamba, le di otra patadita disimulada—. ¡Ejem! A tu casa, quiero decir —corrigió enseguida—. ¡Así hacemos el trabajo que nos han mandado juntos!—Bu… bueno… —acepté por obligación. Solo podía pensar en cómo escondería mi gran secreto.—Ya veréis, os conozco a los dos y os haréis ami-gos enseguida —nos animó Altamira, que ya estaba dando botecitos de emoción—. ¡Será genial! «Será genial», repetí mentalmente… «Será ge-nial»si mañana no descubre que VIVO RODEADO DEUNPUÑADO DE ESPÍRITUS LOCOS.
19Entraba mucho sol por la ventana de la cocina.Normal, no era exactamente una ventana. Era unagujero enormeen la pared con una cortina amarillade estrellitas para disimular que no había cristal, nimarco, ni nada. Mi tía la había puesto. De albañi-lería no tiene ni idea, pero las estrellas le flipan. Senota que es astrónoma.Preparé tres cuencos con bolas de helado dechocolate, nata y pistacho mientras Bam-Bamdaba golpes con su cola por toda la cocin