¿Juntos de nuevo? - Jill Shalvis - E-Book

¿Juntos de nuevo? E-Book

Jill Shalvis

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Beschreibung

Chloe Cooper no pudo evitar echarse a reír al oír que el amor estaba a punto de transformar su vida. Pero eso fue antes de encontrarse de pronto con su ex amante, el agente del FBI Ian McCall, que le demostró lo emocionante que podía ser su existencia…

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Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.

Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra.

www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47

 

 

Editado por Harlequin Ibérica.

Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

Núñez de Balboa, 56

28001 Madrid

 

© 2007 Jill Shalvis

© 2019 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

¿Juntos de nuevo? n.º 289 - mayo 2020

Título original: Together Again?

Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.

 

Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.

Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.

Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.

® Harlequin y logotipo Harlequin son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited.

® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia.

Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.

Imagen de cubierta utilizada con permiso de Dreamstime.com

 

I.S.B.N.: 978-84-1348-390-0

 

Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.

Índice

 

Créditos

Capítulo Uno

Capítulo Dos

Capítulo Tres

Capítulo Cuatro

Capítulo Cinco

Capítulo Seis

Capítulo Siete

Capítulo Ocho

Capítulo Nueve

Si te ha gustado este libro…

Capítulo Uno

 

 

 

 

 

Chloe Cooper era una mujer pragmática que no creía en permitir que el destino siguiera su curso. No, en su opinión, la gente se forjaba su propio destino.

Esa idea había sido el motor de su vida, y por lo que había conseguido ir a la universidad y montar su propia empresa de contabilidad. Las cosas le iban bien porque había trabajado duro para que así fuera.

Por supuesto, de vez en cuando sufría alguna dificultad, como ese día, por ejemplo. Estaba sentada afuera, durante la fiesta de San Valentín que se celebraba en el complejo empresarial Fairfax. Hacía una tarde cálida y agradable, típica del mes de febrero en el sur de California. Perfecta para pasar un día como aquél, siempre y cuando, te gustaran ese tipo de celebraciones. A ella no le gustaban, y tampoco le gustaban las adivinas, lo que explicaba la cara de disgusto que tenía mientras Isabelle Girard, una adivina que habían contratado para que les leyera el futuro a los asistentes, le sujetaba la mano.

Desde luego, ser su propia jefa tenía sus ventajas. Por ejemplo, podía marcharse del despacho cuando quisiera, como acababa de hacer. Su intención era cruzar el jardín y comprarse algo de comer, sin pararse en la mesa de la adivina. Peor al parecer, la legendaria Madame Karma había posado la vista en ella.

–Siéntate –le había ordenado al pasar, señalando con el dedo la silla que tenía frente a la mesa.

A Chloe nunca se le había dado bien llevar la contraria, así que se había sentado sin rechistar.

Madame Karma agarró la mano de Chloe, provocando que ella se muriera de vergüenza. Se había mordido la uña del dedo pulgar, no se había pintado las uñas, se había olvidado de ponerse crema en las manos y tenía muchos cortes provocados por las hojas de papel. No tenía una mano especialmente bonita o bien cuidada, y deseó esconderla bajo la mesa para que no se la miraran con detenimiento.

–Presta atención –la amonestó Madame Karma.

«Sí. Presta atención porque esto es muy importante», pensó Chloe. «Mucho más importante que ir a la tienda de café donde pensaba comprar un dulce».

Madame Karma inclinó la cabeza sobre la palma de la mano de Chloe y la miró intensamente.

–Hmm –dijo en tono inquietante.

Chloe la miró y comentó:

–Lo sé. Mi línea de vida es muy corta, ¿verdad? O espera, deja que lo adivine. ¿Voy a tener tres hijos?

–No –dijo Madame Karma–. Y sí –levantó la cabeza, y su cabello rojizo se movió con la brisa de la tarde.

En la distancia se vio un relámpago.

–Bueno, ya está claro –dijo Chloe y empezó a ponerse en pie. Al ver que Madame Karma no le soltaba la mano, añadió–: Por favor… ¿me devuelve mi mano?

La mujer tiró de la mano para que ella se sentara de nuevo.

–No, no tienes una línea de vida corta –le aclaró–. Y sí, vas a tener tres hijos.

Chloe tuvo que morderse la lengua pero no pudo evitar resoplar. Madame Karma levantó la cabeza y frunció el ceño al mismo tiempo que la brisa se convertía en viento.

–¿No te lo crees?

–Lo siento –Chloe trató de sonreír–. Estoy segura de que es muy agradable pero…

–Ser agradable no tiene nada que ver con esto. Tu destino tiene un claro camino marcado, y te sugiero que te lo tomes más en serio a partir de ahora.

Chloe miró a su alrededor. Al ver el escaparate de la tienda de café, se fijó en las galletas que estaban expuestas y sintió que le rugía el estómago.

–De acuerdo. Sí, tienes razón. Me lo tomaré en serio. Cuéntame –le dijo, porque cuanto antes terminara, antes podría marcharse.

Madame Karma permaneció en silencio unos instantes y dijo:

–Tengo una predicción para ti.

Ojalá viera galletas en su futuro. Montones de galletas. A pesar de sus buenas intenciones, Chloe no pudo evitar mirar de nuevo hacia el escaparate de Constant Cravings, la tienda de café, donde vendían las mejores galletas que ella había probado nunca.

–El amor verdadero va a aparecer en tu vida –le dijo la adivina–. Esta noche.

Chloe miró a la mujer y empezó a reír.

Madame Karma la miró fijamente.

–¿Te parece divertido?

–Lo siento mucho –Chloe tragó saliva–. Es… Bueno, es una tontería.

–¿El qué? ¿El amor?

–No –Chloe se retiró los mechones de pelo que el viento le había soltado de la coleta y se estremeció. ¿Estaba bajando la temperatura?–. El hecho de que me digas, tan seria, que el amor está a punto de entrar en mi vida. Quiero decir, me imagino al amor caminando hacia a mí, eso es todo… –se rió de nuevo.

Madame Karma enderezó la espalda y el viento comenzó a soplar otra vez.

–¿Dudas de mi talento o te mofas de tu capacidad para encontrar amor? –preguntó con brusquedad.

«¿De ambas cosas?». Chloe era una mujer sensata y, a veces, un poco cabezota. Pero eso era lo que ocurría cuando una tenía los pies en la tierra.

La cosa era que no creía en el amor a primera vista.

En teoría, era un concepto bonito. Y, desde luego, había creído en ello durante la juventud. ¿No había besado a varias ranas esperando a que se convirtieran en su príncipe azul?

Sólo que el príncipe nunca había aparecido.

O quizá nunca se había quedado a su lado.

–El hombre de tu vida va a aparecer pronto –insistió la mujer–. No puedes cambiar el destino por mucho que te niegues a él.

–¿De veras esperas que me crea que va a entrar un chico a esta fiesta, me buscará y se convertirá en el amor de mi vida?

–Yo no he dicho nada acerca de que te vaya a buscar –contestó Madame Karma–. Me dedico a esto desde hace seis décadas. Sólo digo lo que quiero decir, y quiero decir lo que digo. De hecho, serás tú quien lo busque a él.

Chloe se rió de nuevo, pero Madame ni siquiera sonrió.

–Lo siento, es que todo esto me resulta ridículo.

–Bien –Madame Karma se inclinó sobre la mesa–. Pero es tu destino, te parezca ridículo o no.

–No era mi intención insultarte…

–Oh, no lo has hecho. Pero si yo fuera tú, iría con cuidado –la mirada de Madame era penetrante y, el hecho de que el viento alborotara su cabello, la hacía más intimidante–. Chloe Cooper, tu karma se irá a pasar el invierno al sur. A partir de ahora.

–¿Qué? No creerá que…

–Sí, lo creo –dijo Madame Karma con una sonrisa–. Es lo que le sucede a la gente que se ríe de su destino. Su karma se va de vacaciones a las Bahamas. ¿El amor de tu vida? Considéralo una maldición.

–De acuerdo –Chloe no creía en las maldiciones ni en que el karma pudiera irse de vacaciones. Si quería un novio, lo conseguiría y punto.

Probablemente.

Quizá.

Bueno, ¿quién lo sabía con certeza? Pero eso no tenía nada que ver. Había estado muy ocupada y quizá hubiera ignorado ciertos aspectos de la vida. Como al amor de su vida. Pero desde que se graduó en la universidad, seis años atrás, había estado muy ocupada montando su empresa, trabajando día y noche para poder obtener la seguridad y la estabilidad que necesitaba y le parecía tan importante.

No iba a disculparse por ello.

Y no tenía una cita para el día de San Valentín. Pero no estaba dispuesta a asociarlo con la maldición referente al hombre de su vida. Simplemente se había olvidado de poner a un hombre en su lista de cosas pendientes.

¿Había tenido una cita el año anterior?