La biblia del adulterio - Isidoro Loi - E-Book

La biblia del adulterio E-Book

Isidoro Loi

0,0
9,99 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

"El adulterio ha existido desde que se inventó el matrimonio". "¿Se sentirán arrepentidas las mujeres infieles? –Sí... y las fieles más aún". "En una pareja, al menos uno debe ser fiel, de preferencia el otro". "Cristo perdonó a la mujer adúltera. ¡Y claro! No era la suya". Isidoro Loi con Editorial Forja nos entrega La Biblia del adulterio, un libro lleno de humor para abordar un tema siempre vigente.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 133

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



LA BIBLIA DEL ADULTERIOAutor: Isidoro Loi Editorial Forja General Bari N° 234, Providencia, Santiago-Chile. Fonos: 56-2-24153230, [email protected] Edición electrónica: Sergio Cruz Primera edición: diciembre, 2022. Prohibida su reproducción total o parcial. Derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo del editor. Registro de Propiedad Intelectual: N° 2022-A-9475 ISBN: Nº 978-956-338-616-5 eISBN: Nº 978-956-338-617-2

ADULTERIO

Relación sexual voluntaria entre una persona casada y otra que no sea su cónyuge; ayuntamiento carnal entre hombre y mujer, siendo cualquiera de los dos casados con otra persona.

Esta conexión puede consistir en “la aventura de una noche” o de un tiempo más prolongado −incluso con la mantención de un lazo permanente− con una o varias personas a las que se frecuentan con cierta regularidad.

En las parejas estables que no han legalizado su unión con el matrimonio civil o religioso, la misma situación se suele llamar infidelidad. Tanto en las culturas donde existía la poligamia, como en las que aún subsiste, no se considera adulterio el acople sexual entre un hombre casado y sus concubinas.

Algunas legislaciones consideran el adulterio un delito; para otras, es causal de divorcio. En ciertos lugares, todavía se discute si el hecho de matar o lesionar al cónyuge que se le sorprende in fraganti debe quedar excluido de toda responsabilidad penal.

Adulterio: Incidente normal e ineludible, cometido en pensamiento por todo hombre que ve a una mujer bonita y por toda mujer que ve a un hombre apuesto.

LA BIBLIA

Renombrado y popular libro, pero poco leído; soporífero, desmesuradamente glorificado, inmodificable, vetusto, apocalíptico, machista, arbitrario con las infidelidades, con un personaje principal duro de corazón que le gusta que le recen y le pidan perdón, y que por otra parte permite a muchos ganarse la vida leyéndoselo a sus feligreses.

MANDAMIENTO

“No desearás la mujer del prójimo”. (Precepto derogado por la vida).

“Por mi parte, yo guardo los Mandamientos: amo a mi vecino como a mí mismo, y para evitar codiciar a su mujer deseo ser codiciado por ella; lo cual, como bien se sabe, es algo totalmente diferente”.

Anónimo.

“Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, serán castigados con la muerte el adúltero y la adúltera”.

Levítico 20:10.

Los hebreos esperaban con ansiedad a los pies del monte Sinaí, sabiendo que Moisés estaba teniendo un extenuante día negociando con Dios acerca de los Mandamientos. Por último, aparece un agotado Moisés:

–¡Hermanos! Traigo noticias buenas y malas: la buena es que conseguí que Dios redujera a diez los Mandamientos; la mala es que el adulterio sigue adentro.

En el decálogo, supuestamente escrito de puño y letra por Dios, según ha corrido la noticia, y entregado a Moisés en sus propias manos, es delito “desear la mujer del prójimo”, pero no dice en parte alguna que peca la mujer que “desea al hombre de su prójima”.

NUEVO MANDAMIENTO

Dice el Señor:

“Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya cometió adulterio en su corazón”.

Evangelio según san Mateo 5,27.

El Señor señala el adulterio como el único motivo de divorcio. El término fornicación debe entenderse como sinónimo de adulterio. Ni los fornicarios ni los adúlteros heredarán el reino de Dios.

“El que se separa de su esposa y se casa con otra mujer, comete adulterio contra su esposa; y si la esposa abandona a su marido para casarse con otro hombre, también esta comete adulterio”.

Evangelio según San Marcos, 10 versículos 11-12.

San Pablo advierte:

“No se dejen engañar, pues en el reino de Dios no tendrán parte los que cometen adulterio”.

EL ADULTERIO EN LAS CULTURAS ANTIGUAS

Egipto

Entre los egipcios el castigo para quien cometía adulterio era la flagelación. Acto seguido la persona culpable era paseada por las calles, y en cada esquina se le daba cierto número de golpes con un látigo de cuero, hasta completar la cantidad estipulada por la sentencia.

La egipcia que gozaba de reputación intachable se veía muy resguardada por las leyes, y el hombre que le faltaba el respeto debido era castigado con mil golpes de vara, espaciados, de modo de no llevarlo a la muerte por exceso de sufrimiento.

La esposa, a cambio de esta protección, debía guardar estricta reserva; y si su conducta era considerada reprensible o necia o ligera, en vez de fustigarla o de encarcelarla (lo que le permitiría cometer una nueva falta), se le cortaba la nariz, para evitar que hiciera mal uso de sus encantos, sin privarla por ello de su libertad de acción.

India

En la India antigua, si una mujer muy pagada de su familia y de sus cualidades era infiel a su esposo, se la hacía despedazar por los perros en una plaza pública colmada de gente. Su cómplice, el adúltero, era condenado a ser quemado en un lecho de fierro, calentado al rojo, hasta quedar reducido a cenizas.

Cuando fallecía un esposo, su mujer era calcinada en una pira junto con él, como medida preventiva para evitar que otras cayeran en la tentación (en caso de que hubieran conocido a otro hombre), de envenenar a su cónyuge.

China

En la China milenaria la ley establecía para el adulterio las siguientes penas:

La primera vez, se castiga al amante.La segunda, al esposo por no hacer lo que debía.La tercera, a la mujer, por viciosa.

Grecia

Zaleuco (siglo VII a.C.), legislador griego extremadamente riguroso, promulgó leyes en las que enumeraba y enseñaba las virtudes que los dioses tenían derecho a exigir de los ciudadanos y magistrados. El adulterio lo castigaba con la pérdida de ambos ojos.

En cierta oportunidad, en que un hijo suyo fue declarado reo de este delito, el pueblo le pidió que lo perdonara. Ante su negativa, la gente estuvo a punto de rebelarse, considerando que su sentido de justicia era extremado. Entonces, para evitar desórdenes, Zaleuco dijo:

“Indultaré a medias a mi hijo, ya que no es el único culpable, y ordenaré que le saquen solo un ojo; el otro haré que me lo saquen a mí, pues siendo su padre debí haberle educado mejor, y así se dará cumplimiento a la ley, ya que esta nada dice sobre qué ojos hay que sacar”. Y se cumplió.

“Si eliges mujer hermosa, no la disfrutarás solo; si fea, te fastidiará pronto. Te conviene, pues, elegirla ni fea ni hermosa”.

Antístenes (444-365 a.C.), filósofo griego.

En la antigua Atenas, una guardia especial, la gynaikonomoi (policía de las mujeres), era responsable de que se cumpliera una ley que restringía las salidas de las esposas y aseguraba su virtud.

Roma

Sed non casta, tamen cauta. (“Si no casta, al menos cauta”). Máxima latina.

Faustina la Menor, la hermosa esposa del emperador y filósofo romano Marco Aurelio (121-180 d.C.), coleccionaba aventuras sexuales. En esos tiempos era común que linajudas matronas romanas contrataran a los más apuestos gladiadores para “encuentros nocturnos”. Su corpulencia y vigor provocaba en las mujeres particular atracción, que las llevaba a asediarlos con ofrecimientos inequívocos. La vanidad y el orgullo de las romanas casadas consistía en haber seducido a uno; la mayoría solo alimentaba esa ilusión.

En Pompeya, en las paredes de las casas, se han encontrado escritos referidos a gladiadores:

Celado de Tracia: añoranza y orgullo de las damas y las doncellas.

El político romano Catón “el Censor” (siglo III-II a.C.) sostenía que “es bueno que los jóvenes poseídos por la lujuria vayan a los burdeles en lugar de molestar a las esposas de otros hombres”.

Y agregaba: “Si sorprendieras a tu mujer en adulterio, podrías matarla sin proceso, y esto impunemente. Pero ella, si fueses tú el que comete el adulterio, no se atrevería a tocarte ni con un dedo. Pues, por otra parte, no tendría derecho”.

“El hombre adúltero labra la tierra de otro y descuida la propia”.Plauto (254-184 a.C.), comediógrafo latino.

“En otras épocas, la pobreza era la que garantizaba la castidad de las mujeres latinas: el trabajo duro, la falta de sueño, esas eran las cosas que salvaron a sus humildes hogares de la corrupción”.

DICHOS Y REFRANES

“No hay carga más pesada que la mujer liviana”.

“Si quieres ser cornudo, ándate a pescar a menudo”.

“Es casi imposible hacer feliz al esposo propio. Es infinitamente más fácil hacer feliz a los maridos de las demás”.

“Los ríos y las mujeres se desbordan. Los primeros saliendo de su lecho, y las segundas, entrando”.

Diálogo:

–¿Le ha ocurrido encontrarse con mujeres fieles?

–Rara vez… y siempre en el momento en que dejaban de serlo.

“Hay pocas mujeres honestas que no estén cansadas de su rol”.

ROMANCES

Romance español (siglo XVI)

“Por las calles de Madrid paseaba un cebollinero, vendiendo sus cebollitas para ganarse el dinero. Llegó a casa de una casada, casada de poco tiempo. –Casada, dame posada por Dios o por dinero. –Mi marido no está en casa y yo dar posada no puedo. Quiso la niña, no quiso, posada le dio al mancebo. A eso de los nueve meses tuvo la niña un mancebo blanco, rubio o colorado, hijo del cebollinero. Su padre lo recibió con alegría y contento creyendo que era su hijo y era del cebollinero. El padrino de este niño ha de ser un molinero, pa’ que le traiga la harina para hacer los buñuelos.

SAN GANGULFO, SANTO PATRONO, CONTRA EL ADULTERIO

En tiempos de Pipino el Breve (714-768), rey de los francos, vivía el piadoso conde Gangulfo, que tenía por esposa a una mala mujer que mantenía una relación adúltera con un clérigo.

Gangulfo se enteró y le hizo amargos reproches. Ella negó sin vergüenza y juró mil veces su inocencia. Entonces él le exigió que recogiera una pequeña piedra del fondo de una fuente: si su brazo salía incólume, le creería. La mujer metió el brazo, pero lo tuvo que sacar de inmediato como si se hubiera quemado con fuego. Gangulfo se separó de ella. No mucho después, mientras él dormía, su mujer lo hizo asesinar por su amante.

La Iglesia lo santificó y lo venera como mártir. Su patronazgo empezó a ser invocado por los fieles contra el adulterio, pero, por lo común, su intervención resulta inoperante.

JUAN XII (937-964)

Antes de cumplir los dieciocho años fue elegido papa, y es considerado como uno de los peores de la historia, lo que no es poco decir. Fue juzgado por adúltero e incestuoso, y descrito como “la escoria misma”.

Una tarde acudió a una cita a la casa de una noble romana. Mientras se encontraban en el lecho, entró de pronto el esposo, quien, encolerizado, tomó un pequeño puñal y empezó a machacarle la espalda, pero como el papa tardaba en perecer, el esposo agarró un mazo y le destrozó el cráneo de un martillazo en la cabeza.

Cuando la nueva corrió por las calles de Roma, se decía que de acuerdo con la vida que llevaba Juan XII había sido bendecido por morir en una cama, “aunque no fuera la suya”.

CASTIGOS, LEYES, FUEROS Y SENTENCIAS

El Corán

El profeta dijo: “Ninguna mujer debe viajar sino con un mahram(antepasado o descendiente directo, hermano, hermano de padres y abuelos, hijo y otros descendientes de hermanos) que sirva de acompañante legal u obligatorio de una mujer durante un viaje de más de un día y una noche, y que ningún hombre esté a solas con una mujer ajena, pues en ese caso el tercero sería Satanás”.

El Corán considera el delito de adulterio como uno contra Dios, y establece sanciones que van desde latigazos hasta la muerte. Para certificar la transgresión se requieren cuatro testigos creíbles.

Si un musulmán iraní casado descubre a su esposa con otro hombre tiene el derecho legal de matarla. Los hombres, cuando son sorprendidos en una relación adúltera, pueden alegar que están unidos a la mujer en cuestión por un contrato de matrimonio temporario, que se sella fácilmente por un plazo de horas, meses o años.

Las mil y una noches

Las mil y una noches es una recopilación medieval de leyendas y cuentos anónimos de origen persa, hindú y árabe provenientes de un antiguo libro persa: Hazâr fsâna (Las mil leyendas). En realidad, no eran ni mil relatos ni mil noches exactas. Decir mil era como hablar de muchos, muchísimos.

La primera versión data del siglo IX e incluye narraciones sobre crímenes, parodias, comedias (tanto trágicas como cómicas), sucesos de tono subido, bestialismo, aventuras maravillosas, infidelidades, anécdotas picarescas, temas didácticos, caballería, fábulas de animales, genios y espíritus fantásticos, personajes históricos (poetas, profetas, músicos, gobernadores), novelas de caballería o ficciones urbanas, jóvenes de moral disoluta y arruinados, historias de amor, viajes extraordinarios y la participación del legendario califa Harún al-Rashid.

El manuscrito comienza cuando el sultán persa Shahriar descubre que su esposa le es infiel, experiencia idéntica a la sufrida por su hermano, el rey Schazamán. Ordenó entonces que su mujer fuera estrangulada y llegó a la conclusión de que no había una sola mujer que valiera la pena, que todas eran lascivas e incapaces de guardar fidelidad.

Para vengarse y prevenir futuros engaños (inevitables según él) y asegurarse de la lealtad de una mujer, había que complacerse con ella una noche y hacer que la ejecutaran al alba.

Por consiguiente, le encarga a su visir que cada día le lleve una novia, con la que se desposaría, en la noche harían el amor y en la mañana la degollarían. Noche tras noche el sultán cumplió su propósito, ante la desesperación de sus súbditos.

El visir tenía dos hermosas hijas: Sherezade (la mayor) y Diznarda. Sherezade le pidió a su padre que la desposara con el sultán. El visir se negó y le insistió en que no lo hiciera, pero resultó infructuoso. La hija se obstinó y no cedió, señalándole que tenía una estrategia para terminar con la terrible matanza.

Así, Sherezade dio comienzo a su plan, que consistía en relatarle al sultán un cuento intrigante, que interrumpiría cerca del desenlace, dejándolo en suspenso para terminarlo al día siguiente (excepción concedida por el sultán, quien pospone su ejecución para poder escuchar cómo terminaba). La artimaña le permitió sobrevivir la primera noche.

Y la ingeniosa protagonista, día tras día, le narraba cuentos e historias inacabadas que no solo le salvaban la vida, sino que evitaban la muerte de incontables doncellas y a la vez ayudaban a que el sultán volviera a creer en las mujeres.

Transcurrieron así mil y una noches, hasta que el sultán le perdonó la vida, terminó con la ejecución de las mujeres y todo finalizó cual cuento de hadas: el sultán y Sherezade se casaron, tuvieron dos hijos y fueron una familia feliz para siempre.

En la Europa del siglo XIX el libro fue acogido con singular entusiasmo. Algunas historias, como “Aladino y la lámpara maravillosa”, “Simbad el marino” (sus siete viajes) y “Alí Babá y los cuarenta ladrones” se difundieron por toda la cultura occidental, adaptadas y traducidas para la lectura de niños y adolescentes. Su inmenso encanto ha subyugado a incontables lectores.

Dios extermina a un niño inocente

Un día, al caer la tarde, el rey David (h.1040-h.970 a.C.) se levantó de su lecho y se paseó por la azotea del palacio real; desde allí vio a una hermosa mujer que se estaba bañando, purificándose de su período de menstruación. No se tiene conocimiento sobre si ella actuó con impudicia (algunos estudios afirman que fue con premeditación). Aunque era tarde, y la mayor parte de la gente estaba dormida, la mujer sin duda sabía que su baño era visible desde la parte alta del palacio.

David envió a preguntar por aquella mujer y le dijeron:

“Es Betsabé, mujer de Urías ´el hitita`”, uno de nuestros guerreros más valientes. También se enteró de que el hombre estaba lejos, luchando contra los amonitas. Esta revelación hizo la situación aún más tentadora. El rey ordenó entonces que se la trajeran; y cuando ella vino a él, él la tomó… y después la mujer volvió a su casa. David, aun sabiendo que hacía mal, igual actuó. Con todo, cualquier descaro de parte de la mujer no justificaba el pecado de David; ella seguía siendo responsable de su propia falta.