La bola dorada - Agatha Christie - E-Book

La bola dorada E-Book

Agatha Christie

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Beschreibung

Un atrevido joven es despedido de la empresa familiar por su tío millonario. Casualmente conoce a una muchacha que, escapando de su compromiso matrimonial con un duque, parece buscar lo mismo que él: un día libre. Juntos, vivirán una gran aventura y descubrirán que a pesar de sus diferencias pueden ser almas gemelas.

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Seitenzahl: 17

Veröffentlichungsjahr: 2023

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Capítulo 1

George Dundas se detuvo en pleno centro de Londres con aire pensativo. A su alrededor, trabajadores y altos ejecutivos iban y venían en una marea envolvente pero George, que estaba exquisitamente vestido, con pantalones elegantes y bien planchados, no les prestó demasiada atención. Estaba ocupado pensando qué haría de aquí en más. Algo había ocurrido. George y su tío rico (Efrain Leadbetter, de la compañía Leadbetter y Gilling) habían cruzado unas “palabritas” como suele decirse. Para ser exactos, las palabras habían sido pronunciadas casi exclusivamente por el señor Leadbetter. Habían brotado de sus labios en un flujo constante de amarga indignación, y que se repitieran frase por frase no parecía preocuparle. Decir algo bien solo una vez, sin insistencia, era algo imposible para el señor Leadbetter.

El tema era simple: la tontería y la maldad de un joven, que tiene que abrirse camino y se toma un día libre en plena semana, sin siquiera pedir permiso. Cuando el señor Leadbetter hubo dicho todo lo que quería, repitiéndolo varias veces, se detuvo a tomar aliento y le preguntó a George por qué. George respondió sencillamente que necesitaba un día libre. De hecho, unas cortas vacaciones. ¿Y qué eran el sábado por la tarde y el domingo?, quiso saber el señor Leadbetter. Por no mencionar las Pascuas, que acababan de pasar, y el próximo feriado bancario.

George replicó que no le importaban las tardes de los sábados, los domingos, ni los días festivos. Necesitaba un día cualquiera en el que fuera posible encontrar un sitio donde no se hubiera reunido ya medio Londres. Entonces el señor Leadbetter dijo que había hecho todo lo que estaba a su alcance por el hijo de su difunta hermana; nadie podría decir que no le había dado una oportunidad, pero estaba claro que era inútil. En un futuro inmediato, George podría gozar de los cinco días laborables de la semana, además del sábado y del domingo, para hacer lo que quisiera.