La buena suerte - Pedro Muñoz Seca - E-Book

La buena suerte E-Book

Pedro Muñoz Seca

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Beschreibung

La buena suerte es una comedia teatral del autor Pedro Muñoz Seca. Como es habitual en el autor, la pieza se articula en torno a una serie de malentendidos y situaciones de enredo contados con afilado ingenio y de forma satírica en torno a las convenciones sociales de su época. En este caso, la trama se articula en torno a los líos que se suceden en un hotel plagado de huéspedes a cual más pintoresco.

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Seitenzahl: 131

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Pedro Muñoz Seca

La buena suerte

COMEDIA EN TRES ACTOS

Estrenada el 5 de Noviembre en los Teatros INFANTA ISABEL, de Madrid, y CIRCO, de Cartagena

PRIMERA EDICION

Saga

La buena suerte Pedro Muñoz SecaCover image: Shutterstock Copyright © 1924, 2020 SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726508284

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Esta obra es propiedad de su autor, y nadie podrá, sin su permiso, reimprimirla ni representarla en España ni en los países con los cuales se hayan celebrado, o se celebren en adelante, Tratados internacionales de propiedad literaria.

El autor se reserva el derecho de traducción.

Los comisionados y representantes de la Sociedad de Autores Españoles son los encargados exclusivamente de conceder o negar el permiso de representación y del cobro de los derechos de propiedad.

_______

Droits de representation, de traduction et de reproduction rèservès pour tous les pays, y compris la Suéde, la Norvège et la Hôllande.

_______

Queda hecho el depósito que marca la ley.

A Narciso Díaz de Escovar

el más popular

de nuestros escritores ilustres

REPARTO

PERSONAJES ACTORES En Madrid En Cartagena IRENE ELOISA MURO CARLOTA PLA. VICTORIA ANGELINA VILLAR CARLOTA IBAÑEZ PLA. CAROLINA CAROLINA FERNAN GÓMEZ. ISABEL BLANCH. MAD. BOUCHÓN MERCEDES SAMPEDRO MERCEDES ESTRELLA. DOÑA CARMEN.. ASUNCIÓN GUIJARRO GLORIA CAIRE. GLORIA MILAGROS GUIJARRO CONCHA RUBIO. PAQUITA MANUELA IGLESIAS ANITA BLANCH. CARMENCITA MARÍA ROVERA ANITA BLANCH. RAMONA CARMEN CEFILLO CONCHA RUBIO. RAMIRO ANTONIO SUÁREZ JOSÉ M.a GARRIDO. PATRICIO JOSÉ M.a GALLARDO BENICIO LÓPEZ. LUIS PEDRO SEPÚLVEDA MIGUEL IBAÑEZ. JUAN PEPE CALLE LUIS RAMÍREZ. PEPE SALVADOR MORA VALENTÍN TORNOS. MR.BOUCHÓN PEDRO VALDIVIESO JOSÉ RICO. NÚÑEZ RAFAEL ACEBAL JOSÉ DOMINGUEZ. NICOLAU PEDRO GONZÁLEZ FRANCISCO LÉRIDA. GABINO JULIÁN O. VALBUENA RAMÓN SERNEGUET.

ACTO PRIMERO

Hall del «Hotel Sevilla», de Biarritz. En el foro izquierda, y en chaflán, la puerta de entrada. El resto del foro, galería de cristales, con puerta en el centro, que conduce a una terraza que se pierde en el lateral derecha. En el fondo, perspectiva de mar. En el lateral izquierda, primer término, una puerta, y sobre ella el siguiente letrero: «Direction». Entre esta puerta y la de entrada, la mesa del portero, con su aparato telefónico, su casillero para la correspondencia etc., etc. En el lateral derecha, primer término, el arranque de un amplio corredor, y en el último término, el de una escalera que se pierde en el lateral. El hall estará decorado y amueblado con gusto exquisito. Es de día, en el mes de Agosto. Epoca actual.

 

Al levantarse el telón, NICOLAU, portero del hotel, hombre de unos cuarenta años, de may buena facha y más catalán que el maestro Vives, sale de la Dirección hablando con alguien que se supone queda dentro.

Nic . (Con marcado acento catalán hasta cuando habla en francés.) Oui, madame... Oui, oui... Pardon... (Ya junto a su mesa y dando rienda suelta a su desesperación.) ¡Maldita sea Castelldefels, que es mi pueblo! ¡Que no ma cayera a mi un aerolite el día que vine an Biarritz por primera vez...!

Gab . (Por la escalera de la derecha. Es camarero del hotel y natural de Córdoba. Viene echando sus cuentas.) Dos francos y medio, que a cuarenta y siete que están son... poco más de ná... Ascucha tú, Nicolau, ¿ha venido arguien preguntando por la señora del onze?

Nic . ¿Quién es la del once?

Gab . La güespeda esa guapa, que parese inglesa y es de Andújar... Hombre, esa tan andaluza que habla mu malamente y que la llaman aquí en Biarritz «Madan Chavó», porque no se le cae er chavó de la boca.

Nic . ¡Ah, sí...! Pues no; no ha preguntado nadie por ella.

Gab . Claro hombre; quién va a venir a estas horas con la caló que hase. Se lo diré a la cama rera pá que se lo diga a ella. (Sopla en un tubo acústico.) No sé si me entenderá, porque la camarera de ese piso es la francesa más cerrá que yo me he echao a la cara. Con la edá que tiene y todavía no ha aprendío er castellano. (Suena el pito del tubo acústico.) Oiga, «Mamuasel», dígale a la señora del onze que no ha preguntao nadie por ella. . ¿Eh...? Pues hija, yo no sé decirlo más claro. Allá usté. (Deja el tubo.) Que no comprende... Peó pá ella.

M. Bou . (Dentro, llamando.) ¡Nicoló...! ¡Nicoló...!

Nic . (Livido.)¿Otra vez...? ¡ Malhaya sea mi vida...! ¡Que no se muera esta señora de improviso...! (Acercándose a la puerta de la «Direction».) Pardon, madame, je suis occuppé... (Volviendo a su mesa.) Nada, que con la madame esta, m’ha caído a mí encima la ceniza, como dices tú.

Gab . ¡Qué ceniza...! El cenizo, guasón.

Nic . Lo mismo da. ¡Maldita sea...!

Gab . ¿Pero qué te pasa, Nicolau?

Nic . ¡Qué me va a pasar, hombre...! ¡Qué me va a pasar...! La madame que s’ha prendado de mí y no me deja ni al sol ni a la sombra.

Gab . ¡Camará!

Nic . Si no fuera la mujer del dueño, le daba un metido en las narices que se las ponía de peineta. Me estoy viendo en la calle, por culpa de los enamoramientos.

Gab . ¡Gachó!

Nic . ¡Tengo una estrellita...! Porque es la tercera vez que me ocurren estas cosas. También se me enamoraron en Gerona, en Tarragona y en Bayona.

Gab . ES que ustedes los de Reus, tenéis un atrartivo espantoso.

Nic . Te advierto que yo soy de Castelldefels, y que lo que me pasa no es para tomarlo a la chunga ni a la chirigota.

Gab . ¿Quieres callá, hombre? Demasiao sé yo lo graves que son estas cosas.

Nic . ¡Maldita sea...!

Gab . Ascucha, ¿se t’ha declarao ya?

Nic . No; si no pasa del suspirito, del guiñito, de la miradita, de la insinuacioncita... Ahora, que me trae frito, porque con el achaque de que quiere aprender nuestra lengua, me llama a cada instante para que yo le diga en castellano palabras francesas que ella busca, y que son siempre piropitos y florituras. Porque lo que ella quiere es oirme decir cosastiernas, aunque sea por tablas.

Gab . ¡Mi madre...!

Nic . ¡Como es tan rumántica...!

M. Bou . (Como antes.) ¡Nicoló...!

Nic . ¿Estás viendo?

Gab . Y que no dice Nicolau aunque la maten.

M. Bou . ¡Nicoló...!

Nic . (Asomándose de nuevo a la «Direction».) Pardón, madame Bouchón; je suis tres occuppé...

Gab . Pues tú con la «madan»,y yo con los cambios, estamos los dos aviaos. Porque a mí me gusta sabé ar séntimo lo que tengo ahorrao, y como er dinero lo tengo en francos y los francos varían de presio cada día... pues es un lío que me voy a vorvé loco.

Mr. Bou . (Por el corredor de la derecha. Ha cumplido los cincuenta años y tiene cara de hotelero y chaquet de hotelero. Habla con marcado acento francés.) ¡Gabinó...! ¡Gabinó...!

Gab . Mándeme usté, musiú Buchón.

Mr. Bou . El caballego americano del diez y siete va a tomar el té con Briones.

Gab . Dirá usté con brioches.

Mr. Bou . Con Briones.

Gab . Usté está majareta.

Mr. Bou . Digo que va a tomar el té con Briones, un amigo suyo.

Gab . ¡Ah! Sí, señó. Ahora caigo. Ese es otro americano que viene a verlo algunas tardes. Usté perdone.

Mr. Bou . Siempre el usté pegdone, después de decir la tonteguía fuerte grande. ¡Pollinó...! Lleve dos tés completos al diecisiete.

Gab . Sí, señó. (Medio mutis.)

Mr. Bou . ¡Ah! Gabinó...

Gab . Musiú.

Mr. Bou . ¿Ese americano Briones es del mismo país que el señog Gallango?

Gab . Como si lo fuera: uno es de Honduras, de Cacalotepe, y otro de Méjico, de Cacalután, conque allá se van.

Mr. Bou . (Entre dientes.) ¡Gran bestia, pollinó...!

Gab . ¿Manda usté argo más, musiú?

Mr. Bou ¡Musiú, musiú...! ¿Cuándo aprenderá usted algo de francés?

Gab . ¿Yo? ¿Pá qué? ¿No me ha traído usté pá serví a los españoles que hay en el hoté? Ademá, que er fransé es muy fási; er que no lo habla es porque no quiere; er pan «pen», er vino «ven», y lo demás, como en castellano.

Mr. Bou . (Malhumorado.)¡Vaya, vaya pronto!

Gab . Alon sanfan. (Se va por el corredor de la derecha.)

Mr. Bou . (Viéndole ir.) ¡Mamagacho...! No le entra la France. No tiene el estímulo de aprendeg... ¡¡Pollinó...!! En cambio, usté, Nicoló, es un sevillano todo listo...

Nic . Le advierto a usté que yo soy catalán.

Mr. Bou . Está lo mismo. Nadie conoce que no sea usté sevillano, y a mi me conviene que todo sea aquí Andalucia.

Nic . No, si conocerme se ma conoce muy poquito...

Mr. Bou . ¡Oh! Vale usted grande cosa, Nicoló. La madame está enamorada de usté. ¡Sí! Y mi mujer sólo se fija en lo que tiene un gran mérito, porque... (Al ver entrar en escena a DOÑA CARMEN y a CARMITA, madre e hija, un tanto acursiladas.) Pardón... Bon soir, madame... Bon soir, mademoiselle...

D. a Car . Bon soir... Aquí on parle español, ¿verdad?

Mr. Bou . Tout le monde.

D. a Car . ¿Cómo?

Mr. Bou . Que todo el mundo, señoga. Este es el gran Hotel Sevilla, y aquí todo es Andalucia. Somelier andaluz, de Cordóba; portero (Por Nicolau.) andaluz, de Sevilla, y cocinero andaluz, de Medina del Campo.

D. a Car . Pues yo he recibido carta de Madrid, de unos reciencasados, que me suplican les busque en Biarritz una habitación...

Mr. Bou . ¡Oh! Ellos quedarán encantados de mi hotel. Tengo una habitación, el número 12, especial para reciencasados. Terrazá al mar... Una bonita enredaderá que sube... Las golondrinas han hecho un nidó en la cornisa... Ciento veinte francos tout compris.

D. a Car . Muy caro.

Mr. Bou . ¿Caro? ¡Oh, madame! Es el gran Hotel Sevilla... Es tout comprís... Piense usté en que los reciencasados suelen comer más que las personas normales.

D. a Car . Sí, pero...

Mr. Bou . Piense usté en la terrazá, en la bonita enredadera y en el poético nidó... ¡Oh! Es regalado. Además que este hotel es el predilecto de los españoles «chic». Aquí están don Juan Barcá, don Jesú Parrá, los señores de Reguerá y el conde de Laureliá, que es grande de España por su padre, por su madre y por cinco tíos.

D. a Car . Sí, bueno, pero...

Mr. Bou . Van ustedes a ver la habitación ahora mismo. (Llamando hacia la izquierda.) Madame... Ma dame... Venez s’il vous plait.

D. a Car . (A Nicolau.) Aquí hace más fresco que en su tierra de usté.

Nic . (Con más acento catalán que nunca.) Mire, no me diga. En mi pueblo hay una plaza, la plaza de Cambó, que cuando la da el sol de lleno, ¿sabe?, se derriten las pipas de ámbar. A mí se m’ha derretido una en una ocasión.

D. a Car . ¿Es usted del mismo Sevilla?

Nic . Mire, yo soy de Triana.

M. Bou . (Entrando en escena por la izquierda. Es fea, tiene años, pero presume muchísimo y procura que cuanto tiene de atractivo destaque bien.) ¿Que voulez vous?

Mr. Bou . Montrer le número doce a ces dames.

M. Bou . Oui. Tres bien.

Mr. Bou . (A doña Carmen y Carmencita.) Vayan con la madame.

D. a Car . Sí, señor.

M. Bou . Per icí... madame... (Se van madame Bouchón, doña Carmen y Carmencita por la escalera de la derecha.)

Mr. Bou . A ver si logro alquilar esa habitación, que, como tiene la cocina debajo es una incubadora...

Juan (Por la izquierda. Ha cumplido ya los cuarenta y cinco años. Viste con suma elegancia. Viene un poco sofocado.) Hola, barbianes.

Mr. Bou . Bon soir, monsieur Barcá.

Nic . Buenas tardes, don Juan.

Juan (A Nicolau.) Qué, ¿ha vuelto el señor conde?

Nic . No, señor; no ha vuelto aún.

Juan Caramba... ¿Pero a qué hora salió de Biarritz...?

Nic . Muy temprano, monsieur Bouchón estuvo hablando con él.

Mr. Bou . Oui. Me dijo que iba a San Sebastián a recoger el abono de los toros.

Juan Pues ya debía estar de vuelta. ¿Qué coche llevaba, el Fiat?

Mr. Bou . El Hispano grande.

Juan Sentiría que tardase en volver, porque le tenemos preparada una sorpresa... ¡Lo que la vamos a gozar! El juergazo de esta noche va a dejar memoria.

Mr. Bou . ¿Eh? ¿Pero qué ocurre...?

Juan Nada, hombre; las cosas de Pepe Parras, que es genial.

Mr. Bou . ¡Oh! ¡Monsieur Parrás...! ¡Es único!

Juan Tiene la manía de que siempre que juega con dinero ajeno gana.

Mr. Bou .¡Oui! Y es la pura verdad.

Juan Y tan verdad. Como que no le falla. Anoche le pidió dinero al conde para jugárselo esta tarde; Ramiro no queria dárselo ni a tres tirones; pero se puso tan pelmazo que por no oirle le dió seis o siete mil francos, lo que llevaba encima... Bueno, pues se ha puesto a jugar, y ya tiene ganados ochenta y dos mil francos.

Nic . ¡¡Ochenta y dos mil francos...! ¡La Mare de Deu!

Juan Como lo oyes, sevillanito.

Mr. Bou . ¡La karabá!

Juan Sí, señor. Es un tío brutal. De los ochenta y dos mil francos ha cambiado ya ochenta mil, para devolvérselos a Ramiro, y está probando fortuna de nuevo, con los dos mil restantes. Lo que nos vamos a divertir, porque a Ramiro le va a sentar esa ganancia como un pistoletazo.

Mr. Bou . ¿Usted lo cree?

Juan Estoy seguro. El conde aborrece el juego; no ha jugado en su vida. Más aún, dice que el dinero ganado en el juego es dinero maldito... Claro, con una renta de cien mil duros, como él tiene, se pueden decir esas cosas. Además, que él es algo supersticioso, y en lo que quiere ser afortunado es... en lo otro. Ya usté me entiende.

Mr. Bou . ¡Oh! Y en lo otro, bien que lo es, caramba. Con las mujeres es un hache.

Juan Hacha.

Mr. Bou . Oui. Pardón. Hacha. Las vuelve «tabarumbas», loquititas perdidas ellas. Se lo sortean.

Juan Se lo rifan.

Mr. Bou . Oui, rifan. Aquí veo yo unas cosas, monsieur Barcá... ¡Oh...!

Juan Claro, hombre; lo reune todo: juventud, salud, simpatías, dinero...

Mr. Bou . Y «chic...», sobre todo «chic». Aquí en el hotel hay varias... pajaritas, que están por él eso de... eso bonito que se dice en español.

Nic . (Muy catalán.) Antontecides.

Juan Calla tú, sevillano, no digas gitanerias.

Mr. Bou . Eso que dice Gabinó, de mojarretas.

Juan Majaretas.

Mr. Bou . Oui, majaretas, chalás.

Núñ . (Por el foro izquierda, muy jadeante. Es un muchacho elegantísimo.) ¡Hola! Qué, ¿ha vuelto?

Juan ¡No!

Núñ . ¡Caramba!

Juan ¿Cómo va aquello, querido Núñez?

Núñ . ¡Estupendo, chico! Una racha brutal. Está la gente loca. ¡Es mucho Pepe...! Con los dos mil francos del pico ha hecho ya más de doscientos mil.

Juan ¡Jesús...!

Mr. Bou . ¡Mon Dieu!

Núñ . Está de una naipe que aterra. Un espanto de suerte. ¡Y Ramiro, que no quería dinero del juego.,.! Bueno, la que vamos a correr esta noche va a ser faraónica con flecos.

Juan ¡Qué bruto! ¡Más de doscientos mil francos...!

Núñ . Te advierto que yo, al socaire y siguiéndole el juego, he amartillado veintisiete mil francos.

Juan ¡Qué bárbaro!

Núñ . Me compro un Renault y viva Juan de Arco.

Juan Escucha: ¿y seguía Pepe jugando...?

Núñ . Claro, hombre, si está en flor.

Juan Pues vamos. ¡Ah! Si vuelve el señor conde ni una palabra de esto. Quiero yo darle la noticia...

Mr.Bou . No faltaría más...

Juan Ponga a refrescar unas botellas de champagne, monsieur Bouchón... Vámonos, Núñez. Au revoir.

Núñ . Au revoir

Mr.Bou . Au revoir, Monsieur Barcá... Au revoir, Monsieur Nuniez...

Nic . La suerte no está para el que la busca.

Mr. Bou . (Hablando hacia el corredor de la derecha.) Polverell... maitte quelques bautiellesa refraichir... (Entran en escena por la escalera de la derecha MADAME BOUCHÓN. DOÑA CARMEN y CARMENCITA.) ¿Y bien, madame...?

D. a Car