La familia competente - Jesper Juul - E-Book

La familia competente E-Book

Jesper Juul

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Beschreibung

Según Jesper Juul, la educación es un proceso de toda la vida y que compete a toda la familia. Un libro accesible que aporta nuevas ideas y claves prácticas para abordar los temas educativos que más preocupan a los padres. ¿Cómo traducir los sentimientos afectuosos en conductas afectuosas? ¿Cómo contribuir a que nuestros hijos se conviertan en personas con un alto nivel de independencia, capacidad y autoestima? La familia competente contiene la quintaesencia de los planteamientos educativos de Jesper Juul y de la larga experiencia del autor como terapeuta familiar, especialmente en el proyecto internacional Family-lab. La idea esencial es que los niños necesitan padres dispuestos a desarrollarse, que sean como faros que emiten señales claras y constantes, y expresen con claridad lo que quieren. Niños competentes necesitan padres competentes. En un formato de capítulos breves e independientes, el autor arroja luz sobre los temas educativos que más preocupan a los padres: los límites, la responsabilidad, la cooperación, la alimentación, la agresividad, etc.

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Cubierta

Portada

JESPERJUUL

La familia competente

Nuevos caminos en la educación

Traducción de

Ana Schulz

Herder

Página de créditos

Título original: Die kompetente Familie. Neue Wege in der Erziehung

Diseño de cubierta: Arianne Faber

Traducción: Ana Schulz

© 2007, Kösel-Verlag, del grupo Random House GmbH, Múnich

© 2014, Herder Editorial, S. L., Barcelona

Primera edición digital, 2014

ISBN digital: 978-84-254-3272-9

La reproducción total y parcial de esta obra sin el consentimiento expreso de los titulares del copyright está prohibida al amparo de la legislación vigente.

Herder

www.herdereditorial.com

Índice

Introducción

Un libro de orientación para padres

Los niños competentes necesitan padres competentes

¿Qué es en realidad «familylab»?

¿Qué podemos hacer los padres cuando la situación se pone difícil?

Responsabilizarse en lugar de obedecer

1. La dinámica familiar

¿Cómo podemos tratar los conflictos?

2. Responsabilidad y obediencia

Encontrar nuestros propios valores

3. Los límites

¿Qué son los límites?

¿Dónde están sus límites?

Establecer límites

Expresarse de forma personal

«Yo quiero»

Cambiar los límites

Cuando fracasamos

Desarrollarnos juntos

4. La empatía

¿Es lo mismo la empatía que la compasión?

Niños con falta de empatía

5. ¿Existe la edad desafiante?

El afán de independencia

6. «Todo lo que quieras, lo tendrás»

Los límites del espíritu democrático

Los niños cooperan

7. La agresividad: un factor necesario en la vida familiar

Sentirse valorado

8. La alimentación familiar

Los gustos cambian

¿El padre en la cocina?

Los mitos sobre los niños y la alimentación

Conclusión

9. La relación igualitaria

El carácter de la relación

10. La autoridad en la familia

Dos formas de autoridad

Breve repaso histórico

La necesaria autoridad

Los principios de la autoridad

Tirar siempre del mismo carro

El sentimiento de comunidad

El diálogo

Las discusiones

11. Responsabilidad colectiva y responsabilidad individual

Reparto de tareas

Energía común

12. «Lo que quiero y lo que debo hacer.» Sobre el conflicto entre cooperación e integridad personal en la vida de los adultos

Mantenerse fiel a uno mismo

¿Qué debo hacer?

13. La preocupación: síntoma depresivo del amor

Víctimas de nuestras propias fantasías

14. No siempre es una ventaja saber tanto sobre los niños

Como de manual

El niño, el centro de atención

«A mamá no le gusta que manifiestes un síntoma»

Volver a lo básico

15. Padres comosparringso parejas de entrenamiento de los hijos mayores

Las normas deben evolucionar

«¡Ya no puedo confiar en mi madre!»

El deseo de una convivencia armónica

Máxima resistencia sin ocasionar daños

La nueva sinceridad

El necesario diálogo

16. Los niños necesitan atención

«¡Quiero que me veas!»

17. ¿Deben los hijos tener obligaciones?

¿Bueno para el desarrollo?

«¡Teníamos un acuerdo!»

«¿Necesitas ayuda?»

«Alguna vez también podrías tomar tú la iniciativa, ¿no?»

Expectativas claras

Una renovada disposición a ayudar

¿Vida familiar o empresarial?

18. La complicidad de los adultos: calor y alimento de la familia

Las cargas de nuestra familia de origen

19. Estar juntos, seguir juntos, separarse

¿Amar o estar enamorado?

¿Es posible educar a los hijos con cariño?

Custodia compartida

Ser pareja y ser padres

Cooperación

La situación de los hijos

Prestar atención a los hijos

20. Sobre el arte de dejarse asesorar

¿Qué debemos saber?

¿Pero siempre tienen la culpa los padres?

Enfado y decepción

¿Quién nos puede asesorar?

Los asesores también son humanos

Familylab, el taller familiar

¿Qué pueden esperar los padres de familylab?

Familylab para empresas y escuelas

Formación para coordinadores y coordinadoras de seminarios familylab

Información adicional

Ficha del libro

Biografía

Otros títulos

Introducción

Un libro de orientación para padres

La pregunta más importante para cualquier familia es: ¿Cómo traducir los sentimientos afectuosos en conductas afectuosas? Ya que, el hecho de que nos queramos no basta para saber cómo tratarnos unos a otros. Jesper Juul, uno de los terapeutas de familia más importantes de nuestro tiempo pretende ayudarle en la búsqueda de una respuesta personal a esta pregunta.

Este libro está basado en el proyecto y seminariode ámbito europeo «familylab, el taller familiar» yofrece orientación y apoyos concretos. La principal preocupación de Jesper Juul es ayudar a los padres a ampliar su capacidad de decisión para, incluso en situaciones difíciles, tomar las decisiones correctas. Estofunciona sobre todo cuando los padres consiguen materializar sus valores y objetivos más personales en laconvivencia de la familia. Este libro recoge la quintaesencia de los planteamientos educativos de Jesper Juul y de su larga experiencia sobre las necesidades de los padres e hijos para que, juntos, consigan que les vaya bien.

Los niños competentes necesitan padres competentes

Resulta de gran ayuda detenerse un momento y preguntarse a uno mismo cuál es la conducta y modo de pensar que queremos fomentar con nuestra educación y nuestra forma de relacionarnos en familia. ¿Queremos tener subordinados que respondan a nuestras instrucciones y órdenes? ¿O deseamos que nuestros hijos se conviertan en personas con un alto nivel de independencia, capacidad y fuerte autoestima?

Para que se dé la segunda opción los niños necesitan padres dispuestos a desarrollarse. Padres que sean como faros que emiten señales claras y constantes, y expresen con claridad lo que quieren (en vez de decir solo lo queno quieren). Necesitan padres que sean comosparringso parejas de entrenamiento, que preparen a sus hijos prestando la máxima resistencia, pero causando el mínimo daño.Padres que estén dispuestos a crecer con sus hijos. Padres que a diario cometan muchos errores y no pretendan ser perfectos. Padres que se relajen y tengan la fortaleza de decir que no si es lo que sienten. Padres que se tomen en serio su responsabilidad conscientes de que los hijos no son una propiedad sino un regalo de la vida. Padres quetengan claro que sus hijos no deben ser iguales que ellospara ser buenos. Padres que tengan la fuerza de ser honestos consigo mismos y sean capaces de confiarse a sus hijos.

¿Le parece que son aspiraciones nobles pero poco realistas? Jesper Juul en este libro muestra cómo es posible llevarlas a la práctica. Son inspiraciones para nosotros, los padres, con las que pretende incitarnos a experimentar y actuar de forma diferente a como lo aprendimos denuestros padres. Con total entrega, no pretende dar instrucciones para la felicidad familiar, sino mostrar que estamos en medio de una transformación profunda que nos permitirá disfrutar más de nuestra familia y pareja. Esto funciona cuando los padres asumen su papel de autoridad, y ejercen el poder sobre sus hijos de modo transparente. Los padres son la autoridad en la familia, autoridad física, psíquica y social, de eso no hay duda. Cuando los padres no asumen esto, son los hijos los que toman el control y se genera el caos. Por eso es importante que los padres ejerzan la autoridad en la familia de manera abierta, correcta y en beneficio de todos, y sin abusar de la dependencia de los hijos.

Consciente de la ventaja que tienen los capítulos cortos e independientes (¿quién quiere leer largos tratados de pedagogía tras una agotadora jornada?), Jesper Juul arroja luz sobre temas como la testarudez, las obligaciones, los límites, las agresiones o los problemas con la comida, es decir, sobre las cuestiones que más preocupan a los padres. Son capítulos muy abordables que invitan a leer las 8 o 10 páginas de un tirón.

¿Qué es en realidad «familylab»?

De la educación surge la relación,Pasar de la obediencia a la responsabilidad,Los valores de la familia de hoy: pautas para las parejas y la educación de los hijos,Su hijo, una persona competente,Límites, proximidad,respeto, estos son solo algunos de los libros de Jesper Juul. «familylab» se ha creado con el fin de difundir su trabajo, que para muchos padres y profesionales de la pedagogía ha significado un verdadero salto cualitativo.

«familylab» proporciona una base sólida para aquellos que quieran encontrar su papel como padres y miembros de una pareja. Esto se consigue con la ayuda de libros, asesoramiento a padres en seminarios y conferencias, asesoramiento online y numerosas entrevistas y publicaciones que sirven de inspiración a los padres y de apoyo a sus competencias. Antes de finales de 2007 se habrán formado en Alemania y Austria alrededor de cien coordinadores de los cursos «familylab». Se trata de profesionales, terapeutas y asesores familiares con más de cinco años de experiencia profesional. Actualmente «familylab» funciona en Dinamarca, Noruega, Suecia, Alemania y Austria. En Suiza y Croacia está en proceso de creación.

«Familylab, el taller familiar» fomenta la idea de que la educación de los hijos es un proceso para toda la vida insertado en la vida familiar. Con esto no se pretende ofrecer recetas ni métodos para la formación de padres. «familylab» se considera un laboratorio de familias en el que se puede experimentar y aprender entre todos.1

¿Qué podemos hacer los padres cuando la situación se pone difícil?

En situaciones de crisis los padres buscamos panaceas. Sin embargo una receta de éxito universal no existe. En todo el mundo occidental las familias están buscando vías para arreglárselas con su pareja y con la educación de sus hijos, pero no existe una única solución para la educación, ni tampoco una que se ajuste a todos los padres. No hay ningún asesor de familias, médico o terapeuta que tenga esta receta. Si hay alguien que pretenda tenerla, rápidamente debería levantar sus sospechas. La práctica ha demostrado que las circunstancias que conducen a una crisis siempre son muy personales. En un asesoramiento a familias hay que averiguar con cada pareja o familia, lo que sienten los adultos, lo que siente el hijo, lo que quiere expresar el niño. Y la situación de cada familia siempre varía en algo. Es por eso que ni las opiniones preconcebidas, ni las teorías prefabricadas ni las metodologías heredadas son de ayuda alguna.

Cada familia es un cosmos particular con leyes y reglas del juego propias. Si el asesor es capaz de descifrar estas reglas y hacerlas visibles, entonces será posible entenderlas y modificarlas. Los niños, con su conducta, llaman la atención sobre los desequilibrios en la familia. Cuando los niños se ponen difíciles, lo que hacen es sostener un espejo frente a la familia en su conjunto. En lugar de despachar esta conducta por «inadecuada» o «mala», podemos interpretar este lenguaje infantil de forma que nos lleve a una transformación fructífera del cosmos familiar.

Responsabilizarse en lugar de obedecer

Hoy en día hay quienes vuelven a alabar la disciplina, sea por escrito, de palabra o con los hechos, y con ello encuentran ávidos lectores y gran resonancia. ¡Yo les agradezco la oportunidad que me dan de diferir de su postura! Es todo lo contrario a nuestro trabajo. Nuestro objetivo no es transmitir a los niños que solo si obedecen merecen pertenecer al grupo. Tampoco nos interesa que ustedes, los padres, concluyan que hay que aplicar el castigo y amenacen con frases como: «si no me haces caso, vas afuera» o «vas al rincón contra la pared» o «vas a cobrar», «mientras vivas bajo mi techo…», etc. Estas son las peores condiciones para cimentar la autoestima y confianza de una persona joven, y son señal de impotencia y falta de recursos más convincentes. ¡Además en el fondo los padres lo saben! Saben, generalmente por propia experiencia dolorosa, que algo no está bien en ese sistema paternalista que exige obediencia incondicional. Muchas veces no saben con certeza qué es, pero se dan cuenta de que a base de reacciones precipitadas no se consiguen las transformaciones.

Por tanto este libro no trata sobre los diez trucos para resolver los problemas de su familia, el libro trata de algo más global, de sus valores propios y de cómo establecerlos dentro de su familia. El trabajo de «familylab» se basa en la confianza en la capacidad de transformación de todos los miembros de la familia y el deseo de no humillar nunca a nadie. El trabajo de Jesper Juul aporta a esto claridad, ideas e inspiración, y ofrece una alternativa muy razonable: Jesper Juul muestra dónde está el camino entre los sueños antiautoritarios y las fantasías de autoridad todopoderosa. Proporciona las herramientas desarrolladas, contrastadas y argumentadas científicamente a lo largo de tres décadas para que cada familia encuentre la inspiración que necesite en cada momento para dar el siguiente paso.

Deseo que saque el máximo provecho personal y familiar a este libro.

Mathias Voelchert

Mathias Voelchert dirige «familylab» Alemania

Notas introducción

1. Si le interesan los cursos o el asesoramiento a padres por medio de «familylab», o si quiere solicitar información sobre la formación de asesores de «familylab» puede encontrarla en www.familylab.de

1. La dinámica familiar

Hay infinidad de maneras de convivir como hombre y mujer o como familia, y ningún experto puede garantizar que de una u otra manera se vaya a tener éxito en ello. Hay demasiados factores en juego. En la convivencia ocurre como en la vida, apenas se puede planear, solo se puede vivir.

Por tanto la fórmula mágica no existe, sin embargo, sí sabemos a qué aspectos debemos dedicar especial atención.

Es la calidad de la dinámica familiar entre los adultos la que marca un tono determinado y decide la atmósfera que se respira en la familia.

Esto de primeras puede resultar un poco cuestionable si tenemos en cuenta, por ejemplo, lo que puede llegar a afectar en el ambiente que haya un niño enfermo o el tremendo esfuerzo que supone mantenerse despierto toda la noche por un bebé llorón, o lo que puede llegar a preocupar a unos padres que su hija de 13 años no haya vuelto a casa a la hora acordada.

Sin embargo, todo esto son sentimientos generados por diferentes circunstancias o acontecimientos y, naturalmente, tienen su sentido y razón de ser, pero el ambiente general de una familia depende más de cómo se las arreglan los adultos, en conjunto, con estos sentimientos. ¿Puedo hablar con mi pareja sinceramente sobre mis preocupaciones y necesidades? ¿Se toman en serio mis sentimientos dentro de la familia? En esencia, esta es la cuestión central.

¿Cómo podemos tratar los conflictos?

En todas las familias surgen conflictos que no se pueden resolver de un plumazo, por mucho que nos amemos o que estemos dispuestos a hablar sobre ellos. Hay conflictos que están enraizados de manera tan profunda en nuestra existencia individual, que aparecen una y otra vez y solo pasados diez o veinte años es posible resolverlos. El modo de tratar este tipo de conflictos depende de cómo sea el ambiente en la familia.

Algunas personas tienen tanto miedo a perder a su pareja que a la mínima ocasión les entra el pánico. Hay quienes necesitan mucho tiempo para reflexionar antes de estar en condiciones de empezar a dialogar.Y encambio hay quienes tienen que hablar sobre todos los conflictos y encontrar una solución antes de la puesta del sol. Mientras que uno entiende los conflictos como una lucha de poder y a toda costa tiene que tener siempre la razón, el otro de primeras está dispuesto a ser flexible y comprometerse. Para el buen transcurso de la vida familiar resulta decisivo que los dos miembros de la pareja entiendanla necesidadde que haya conflictos y que encuentren un camino común para tratar con ellos. Si los dos son capaces de «vivir» por ese camino, significa que es el camino correcto y la familia se convertirá en un lugar seguro también para los niños.

Hacen falta dos cosas para conseguir un buen ambiente familiar: amor y disposición.

No es suficiente que los adultos se quieran, también deben desear la vida en común. Todos experimentamos momentos, horas, días en los que desearíamos no estar viviendo juntos, tenemos demasiadas peleas o nos sentimos solos o la vida resulta demasiado complicada… Este tipo de sentimientos son completamente normales y los niños no sufrirán lesiones si efectivamente somos capaces de lidiar con ellos. Lo único que podemos hacer es afrontarlos con transparencia y honestidad, y esto además, de hecho, es suficiente.

Aunque tienen una sabiduría innata, los niños también tienen una necesidad extrema de armonía. Odian que haya disonancias entre sus padres pero con facilidad consiguen hacerles frente si ven que los adultos sequierende verdad. Por tanto, no hay ninguna razón para ocultar a los niños los conflictos, ¡lo que además es imposible! Los niños muchas veces perciben los conflictos antes de que los adultos se hayan siquiera dado cuenta de ellos, y la mejor manera de tratar los conflictos es no echarle la culpa al otro y hacernos responsables de nuestros actos. Los conflictos y luchas siempre son cosa de dos.

A menudo venimos de familias completamente distintas y llevamos en la maleta experiencias y sueños muy diferentes. De antemano nadie domina el arte de acertar conlapersona por la que se opta vivir y formar una familia. Lo defino como un arte porque se aplican factores que también entran en juego en la creación de obras de arte como la intuición, la honestidad, la pasión, la autocrítica, y sobre todo la práctica, práctica, práctica. Entonces puede que surjan momentos en los que sintamos la plenitud del cuerpo y el alma.

Hay una idea generalizada de que todo sería más sencillo si nuestra pareja se pareciera más a nosotros. Tampoco se puede hacer nada en contra de la idea de que sería mejor llevar al otro a reparación para que vuelva a la familia totalmente renovado y sin fallos, a poder ser. Sin embargo conviene saber que nada de esto es posible Lo mismo vale para los niños que vienen al mundo con atributos propios muy marcados, pero cuya conducta, en esencia, depende de cómo se sitúan los adultos frente a estos atributos.

La vida familiar no consiste en lo que comúnmente se conoce como educación infantil. Está determinada por la calidad de vida individual y común de los adultos. Este nivel de calidad influye en el buen desarrollo del niño mucho más de lo que puede llegar a influir nuestra «educación» consciente.

2. Responsabilidad y obediencia

¿Qué objetivo perseguimos con la educación de nuestros hijos? El título de este capítulo ya indica dos opciones básicas que, de hecho, se nos presentan a menudo. En cualquier caso tanto para los niños como para los adultos resulta molesto y desconcertante que los padres den saltos en zigzag entre estas dos alternativas.

Si se echa una mirada a la historia, la obediencia fue un objetivo educativo incuestionable a lo largo de muchas generaciones. La sociedad en su conjunto era autoritaria, cosa que se reflejaba en la mayoría de las familias, escuelas y en los puestos de trabajo. La mejor manera de hacerte valer en sociedad era aprendiendo a no oponerte a la autoridad. Sin embargo podemos poner en duda la validez de semejante actitud en sentido psicológico y existencial.

Después la sociedad se inundó de una ola antiautoritaria y democrática. Las mujeres se rebelaron contra la opresión; formalmente explotó el conocimiento sobre los niños y cambió radicalmente nuestro punto de vista sobre ellos y sobre la infancia en general. Durante muchas décadas la vieja educación autoritaria, con sus normas estrictas, reglas y castigos, y la educación más libre y democrática se enfrentaron de modo irreconciliable. Hasta que muchos descubrimos que ninguno de estos dos métodos educativos resultaba verdaderamente convincente.

Si damos credibilidad a los resultados de diferentes investigaciones, la educación que queda mejor parada es la que hoy en día se denomina «autoritativa»:

La educación más prometedora es aquella en la que los padres son autoridades sin ser autoritarios.

En la que los padres aceptan su poder, no eluden su función directiva y se hacen cargo de la integridad de sus hijos.

Ahora bien, la gran pregunta es: ¿cómo se consigue esto?

Por fortuna existen muchos puntos de vista diferentes al respecto, así como experiencias muy diversas de infinidad de familias.

De hecho, los que se convirtieron en padres hace diez años fueron los primeros en probar este tipo de educación. No basta con tratar de evitar los presuntos errores que cometieron nuestros padres o escoger un «gurú» personal entre los diferentes expertos y autores.

Los niños son increíblemente diferentes, y los padres también. Lo que funciona en una familia puede fracasar en otra. Incluso los conceptos de uso común como «límites», «cuidado», «reglas», «atención», etc. los concebimos de manera diferente en función de nuestras propias experiencias. Esto es inevitable ¡y está bien que sea así! Lo demás conduce a la homogeneización y convierte a las personas más importantes de nuestras vidas en objetos, dañando su integridad.

Encontrar nuestros propios valores

Por consiguiente, cuando se trata de educación infantil no es una buena idea buscar un método ajustado. En cambio sí es una buena idea rendir cuentas con el sistema de valores propio:

¿En qué creo?

¿Cuáles son las verdaderas necesidades de las personas?

¿Cuáles son los valores que me han transmitido mis padres, que se ha probado que son constructivos y cuáles debería echar por la borda?

Los niños siempre quieren cooperar y alegrar a sus padres, cada día. Si no lo hacen puede ser por cuatro motivos:

• Los padres han perdido la capacidad de alegrarse y centran toda su energía en los «problemas».

• Los niños no pueden cooperar más de lo que ya hacen sin verse dañados.

• A los niños no se les dio el tiempo suficiente para aprender a interpretar lo que los padres de verdad desean.

• Los adultos sin darse cuenta ponen a sus hijos piedras en el camino.

Es natural que pretendamos que, en cierta medida, nuestros hijos se ajusten a lo que les decimos, pero ¿es obediencia lo que realmente les pedimos?, ¿queremos que hagan las cosas solo porque nosotros se lo hayamos dicho?, ¿queremos que en su vida se sometan sin resistencia a autoridades ajenas?

¿Acaso no queremos más bien que desarrollen una personalidad independiente y crítica, que asuman la responsabilidad de sus decisiones y no se dejen someter ni seducir o manipular?

Durante mucho tiempo los padres querían que sus hijos mostraran la primera actitud en casa y la segunda en el mundo exterior. Pero esto es una contradicción y los niños no están en condiciones de cumplir con dos exigencias diferentes al mismo tiempo, por mucho que lo deseen.

Si los niños o jóvenes durante un largo periodo dejan de hacer cosas que se ajustarían a nuestros deseos y que además les favorecerían, entonces, por regla general, en la familia, o quizá solo entre los adultos, o entre los hijos, sucede algo que se lo está impidiendo. Entonces es que los padres sin querer van mal encaminados y deben corregir su camino para que el hijo pueda recuperar su autonomía.

Sin embargo, solo podemos ir encontrándonos con estas cosas. No las podemos decidir de antemano. Primero debemos conocer a nuestros hijos y conocernos a nosotros como padres. La educación consiste en el «learning by doing» (aprender haciendo)hasta encontrar nuestro propio camino. Los niñosno necesitan padres perfectos que nunca duden antenada, sino personas auténticas de carne y hueso queno lo sepan todo, pero que estén dispuestas a seguir desarrollándose.

3. Los límites

Los límites, y nos referimos en concreto a los que ponen los padres a los hijos, antes funcionaban como ordenanzas policiales. Había ciertas normas y prescripciones para la conducta dentro de las cuatro paredes del hogar yotras diferentes para el comportamiento fuera de casa, yademás muchas veces eran diferentes de las reglas de los adultos.

Para los padres nunca fue fácil marcar los límites a sus hijos, sin embargo hubo una época en la que esto sucedía de manera más evidente y sobre todo más homogénea. Nunca fue fácil que los hijos se ajustaran a estos límites. Había que aplicar castigos continuos, represalias, exigencias y prohibiciones, para que los niños aceptaran estos límites o aprendieran a jugar el doble juego. El sistema funcionaba sobre todo porque los padres tenían derecho a aplicar la violencia.