La llave maestra de la riqueza - Napoleon Hill - E-Book

La llave maestra de la riqueza E-Book

Napoleon Hill

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Beschreibung

"Sólo tu tienes el poder de cambiarte a ti mismo. Si no estas conforme con tu vida, escoge cambiarla. Entonces, lee este libro. Te mostrará de una forma sencilla pero poderosa los pasos para hacer de la vidalo que tu quieres que sea". Tommy Hopkins, autor de "Cómo ser un maestro en el arte de las ventas" "Napoleón Hill a recolectado trozos de la sabiduría de varias eras de la humanidad y las a comprimido en 10 tremendos pasos que resultarán nuevos y refrescantes con cada lectura" – Charles Jones autor de "La vida es tremenda" En las poderosas páginas de este libro los millones de hombres y mujeres que están agradecidos con Napoleón Hill por su libro Piense y Hágase Rico, no van a obtener solamente una nueva inspiración, sino una positiva y enfocada autodeterminación para mejorar sus vidas y alcanzar el éxito . Basado en la formula del éxito de Andrew Carnegie. La Llave maestra de la Riqueza describe paso a paso la filosofía del éxito más práctica de nuestro tiempo… esta sorprendente filosofía, organizada desde las experiencias de cientos de los hombre más poderosos y prósperos del siglo XX, le enseñará como triunfar en cada objetivo que se proponga en la vida. Una verdadera obra maestra del crecimiento personal

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Seitenzahl: 351

Veröffentlichungsjahr: 2019

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La llave maestra para una vida de riqueza y prosperidadCopyright © 2014 - Taller del Éxito
Título original en inglés: Master-Key to Riches
Traducción: © Taller del Exito Inc.
Copyright © 1965 - The Napoleon Hill Foundation
Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, distribuida o transmitida, por ninguna forma o medio, incluyendo: Fotocopiado, grabación o cualquier otro método electrónico o mecánico, sin la autorización previa por escrito del autor o editor, excepto en el caso de breves reseñas utilizadas en críticas literarias y ciertos usos no comerciales dispuestos por la Ley de Derechos de Autor.
Publicado por:
Editorial Taller del Éxito
1669 N.W. 144 Terrace, Suite 210
Sunrise, Florida 33323, U.S.A.
Tel: (954) 846-9494
www.tallerdelexito.com
Editorial dedicada a la difusión de libros y audiolibros de desarrollo personal, crecimiento personal, liderazgo y motivación.
Diseño de portada y diagramación: Gabriela Tortoledo
9781607385318
05-201901

Contenido

Prólogo

Capítulo uno

Las doce riquezas de la vida

Capítulo dos

Los ocho príncipes

Capítulo tres

La claridad de propósito

Capítulo cuatro

El hábito de ir una milla extra

Capítulo cinco

El amor, el verdadero emancipador de la humanidad

Capítulo seis

La Mente maestra

Capítulo siete

Análisis del principio de la Mente maestra

Capítulo ocho

La fe aplicada

Capítulo nueve

La ley universal de la fuerza del hábito

Capítulo diez

La autodisciplina

Prólogo

Doy y encomiendo al pueblo americano la mayor parte de mi extensa fortuna, la cual consiste en la filosofía del logro individual, a través del cual he acumulado todas mis riquezas... ”.

Aquellas fueron las palabras de apertura del testamento y última voluntad de Andrew Carnegie. Es el prólogo de una historia, la cual bien pudiera marcar el punto de viraje más importante en la vida de todos aquellos que lo lean.

La historia comenzó al final del otoño del año 1908, cuando Andrew Carnegie me invitó a hacerme partícipe de lo que narraré a continuación. Tuvo la gran gentileza de honrar mi juicio e integridad, me confió, según dijo él lo que era “la mayor porción” de su extensa fortuna, con el compromiso de que el legado fuera dejado al pueblo americano.

Esta historia ha sido escrita para informarle a usted de su derecho de participar en este gran estado, y para comentarle las condiciones bajo las cuales usted puede compartirlo con abundancia.

Tales condiciones no están limitadas bajo ninguna circunstancia a unos pocos. Las condiciones que aquí se establecen están al alcance de cualquier adulto con un nivel promedio de habilidades. Tampoco hay trucos ni falsas expectativas en relación con las condiciones que se expresan en la promesa que presentaré a continuación.

De modo que para que usted sepa si lo que aquí se hace es ofrecerle algo que usted necesite o desee, permítame aclarar precisamente lo que aquí se promete:

Una descripción clara de la fórmula por medio de la cual usted puede obtener el pleno beneficio de la Llave maestra de la riqueza, una llave que deberá abrir las puertas a la solución de todos sus problemas, y que le ayudará a convertir sus fracasos del pasado en beneficios de incalculable valor, y a guiarle en la consecución de las Doce grandes riquezas, incluyendo la seguridad económica.

Un inventario de las riquezas, dejado por Andrew Carnegie para ser distribuido a todos aquellos que estén calificados para recibirlo, junto con las instrucciones detalladas sobre cómo adquirir y utilizar plenamente su porción.

Una descripción detallada de los medios por los cuales usted puede obtener el pleno beneficio de la educación, experiencia y pericia técnica de aquellos cuya cooperación usted podrá necesitar para alcanzar la realización de sus mayores propósitos y metas en la vida; suministrando así los medios efectivos por los cuales, usted podrá superar las desventajas de una educación limitada y alcanzar las metas más importantes de la vida, de la misma forma que lo hacen aquellos que cuentan con la fortuna de haber adquirido una educación formal.

El privilegio de utilizar la filosofía del éxito, la cual ha sido extractada de las experiencias de ensayo y error, de cientos de hombres eminentes.

Un plan definido por medio del cual cualquiera que trabaje como asalariado, promueva su ascenso a una mejor remuneración con el pleno consentimiento y cooperación de su empleador.

Un un proyecto concreto mediante el cual, cualquiera que trabaje para otros, pueda entrar en un negocio o actividad propia con más expectativas de éxito que la persona promedio.

Una estrategia establecida mediante el cual cualquier hombre de negocios pueda convertir a sus clientes en clientes permanentes, y a través de su cooperación estrecha, adicionar nuevos clientes, quienes a su vez, también se harán permanentes.

Un programa determinado con el que cualquier representante de ventas de bienes o servicios, pueda convertir a sus compradores en trabajadores activos que le ayudarán a conseguir nuevos clientes.

Un plan definido mediante el cual cualquier empleador pueda hacer amigos personales entre sus empleados, en circunstancias bajo las cuales, aquello le permita hacer sus negocios más rentables, tanto para él, como para sus trabajadores.

Aquí usted tiene una declaración concisa de las promesas que se le hacen, y la primera condición mediante la cual usted podrá beneficiarse de éstas es que lea este libro dos veces, línea a línea, y piense en la información a medida que lo haga.

Y que sea muy claro que cuando hablamos de “riquezas”, estamos hablando de “todas las riquezas”, no simplemente de aquellas representadas por extractos bancarios y bienes materiales.

Hablamos de las riquezas del derecho y la libertad de las cuales disfrutamos más que en cualquier otra nación. Hablamos de las riquezas de las relaciones humanas, mediante las cuales todo ciudadano americano puede ejercer su potencialidad hasta el grado máximo de su iniciativa personal en cualquier ámbito que lo desee. Así pues, cuando hablamos de “riquezas”, hacemos referencia a la abundancia de vida, la cual está disponible en todas partes para el pueblo de los Estados Unidos y se hace asequible con un mínimo de esfuerzo.

También deseamos aclarar que no haremos insinuaciones a nadie sobre la naturaleza de las riquezas que deba atesorar, ni tampoco la cantidad que deba adquirir.

Afortunadamente, la vida en América ofrece gran abundancia de todas las formas de riquezas, suficientes tanto en cantidad, como en calidad, para satisfacer todos los deseos humanos razonables. Sinceramente deseamos que cada lector obtenga, su porción, no sólo de las cosas que el dinero pueda comprar, pero también de las cosas que el dinero no puede comprar.

No es nuestra intención decirle a las personas cómo deben vivir la vida; no obstante, sabemos, al haber observado tanto a los ricos como a los pobres en América, que las riquezas materiales no garantizan la felicidad.

De igual manera, nunca hemos encontrado a una persona verdaderamente feliz que no haya antes participado en alguna forma de servicio mediante el cual otros se hayan beneficiado. También sabemos que muchos que son acaudalados en cuanto a bienes materiales, no han encontrado aún la felicidad.

Hacemos estas observaciones no a manera de sermón, sino para advertir a aquellos que, dada la gran abundancia de riquezas materiales disponibles en América, han dado por sentado y han perdido de vista las cosas más valiosas de la vida que pueden adquirirse únicamente a través de las riquezas intangibles que hemos mencionado.

—Napoleón Hill

Capítulo uno

Las doce riquezas de la vida

Los seres humanos por naturaleza tienen el deseo natural de conseguir las mejores cosas de la vida, deseo que seguramente usted también tiene. Usted desea la seguridad económica, la cual sólo el dinero puede proveer. Usted también desea desarrollar sus propios talentos para luego tener la satisfacción de disfrutar de sus propias riquezas.

Algunos buscan un camino fácil hacia la riqueza, esperando encontrarlo sin dar nada a cambio. Ese también es un deseo común. Pero es un deseo que yo espero cambiar para su beneficio, ya que por experiencia he aprendido que no se da nada a cambio por nada.

Sólo existe un camino seguro a la riqueza, y solamente puede ser alcanzado por quienes tienen la Llave maestra de la riqueza. Esta Llave maestra es un dispositivo maravilloso, el cual, quienes lo poseen, pueden utilizarlo para abrir las puertas a la solución de sus problemas.

Abre la puerta a la buena salud.

Abre la puerta al amor y al romance.

Abre la puerta a la amistad, revelando las características de personalidad y de carácter que hace que las amistades perduren.

Revela el método mediante el cual, cada adversidad, cada fracaso, cada desilusión, cada error de juicio, y cada derrota pasada, pueden ser transformados en riquezas de incalculable valor.

Renueva las esperanzas perdidas de todo aquel que la posea (la Llave maestra) y revela la forma mediante la cual uno puede “sintonizarse” para obtener una gran reserva de Inteligencia infinita.

Lleva a hombres humildes a ocupar posiciones de poder, fama y fortuna.

Retrocede las manecillas del reloj y renueva el espíritu de la juventud para aquellos que han envejecido demasiado pronto.

Suministra el método mediante el cual usted puede tomar plena y completa posesión de su propia mente, para así obtener un control permanente sobre las emociones del corazón y el poder del pensamiento.

Supera las deficiencias de aquellos que no han tenido la oportunidad de obtener un buen nivel de educación formal y los proyecta para substancialmente alcanzar las mismas oportunidades que disfrutan quienes tienen un alto nivel educativo.

Y, por último, abre las puertas, una a una, de las Doce grandes riquezas de la vida, las cuales describiremos un poco más adelante.

Y nadie alcanzará estas Doce grandes riquezas, si no tiene la preparación adecuada. La preparación consta de muchas cosas, entre ellas contar con sinceridad de propósito, humildad de corazón, el reconocimiento del hecho que ningún hombre lo sabe todo. Yo voy a hablarle de los hechos y describirle los muchos principios, algunos de los cuales pueden ser totalmente nuevos para usted, ya que son conocidos únicamente por aquellos que se han preparado para recibir la Llave maestra.

Sus dos personalidades

Antes de describir las Doce grandes riquezas, permítame revelarle algunas de las riquezas que usted ya posee —riquezas de las cuales usted puede no estar al tanto.

En primer lugar, deseo que usted reconozca que tiene una personalidad plural, aún cuando usted se considere a sí mismo como una persona singular. Usted y cualquier otra persona están compuestos de al menos dos personalidades distintas, y algunas poseen más de dos.

Existe ese ser que usted reconoce cuando se mira al espejo. Ese es su ser físico. Pero ése es únicamente el lugar donde sus otros seres viven. En su cuerpo existen dos individuos que permanecen en eterno conflicto el uno con el otro.

Uno de ellos es una clase de personalidad negativa que piensa y se desenvuelve en una atmósfera de temor, pobreza y mala salud. Este ser negativo espera el fracaso y rara vez es decepcionado. Se desenvuelve en circunstancias de dolor que usted quiere rechazar, pero parece sentirse forzado a aceptar —pobreza, codicia, superstición, temor, duda, preocupación y enfermedad física.

Su “otro ser” es una clase de persona positiva que piensa de forma dinámica, es afirmativa en términos de riqueza, buena salud, amor, amistad, logro personal, visión creativa, servicio a favor de otros, y quién le guía a usted inequívocamente hacia la consecución de tales bendiciones. Este es el único ser que es capaz de reconocer y de apropiarse de las Doce grandes riquezas; es el único ser que es capaz de recibir la Llave maestra de la riqueza.

Usted tiene muchos otros bienes de valor incalculable de los cuales quizás no esté al tanto, riquezas escondidas que tal vez no haya reconocido ni tampoco utilizado. Dentro de estas está lo que pudiéramos llamar su “centro de vibraciones,” el cual es una clase de radio transmisor-receptor de una gran sensibilidad, sintonizado con los seres que le rodean y con el universo a su alrededor. Esta poderosa unidad proyecta sus pensamientos y sentimientos y recibe una cantidad infinita de mensajes de gran importancia para alcanzar el éxito en la vida. Es un sistema de comunicación de dos vías de capacidad ilimitada.

Su estación de radio funciona automáticamente y sin interrupción. Tanto cuando está despierto como cuando está dormido y lo hace bajo el control, en todo momento, de las dos personalidades —la negativa o la positiva.

Cuando su personalidad negativa ejerce el control, sus receptores sensitivos registran únicamente los mensajes negativos provenientes de innumerables personalidades negativas. De forma natural, esto conduce a tener conclusiones como: “De qué sirve... ”, y “No tengo más opción que... ” Tal vez esas conclusiones no sean formuladas con exactamente las mismas palabras, ya que se presentan en diversas manifestaciones de desánimo, ejerciendo una influencia nefasta sobre la fe en sí mismo, en detrimento de utilizar sus facultades para alcanzar lo que desea. Los mensajes negativos que se reciben cuando su personalidad negativa está al mando en su estación radial, si se aceptan, y son utilizados como guía, conducirán de forma invariable a circunstancias en la vida muy opuestas a lo que usted hubiera deseado escoger.

Sin embargo, cuando su personalidad positiva está al mando, dirige a su “centro de acción” sólo aquellos móviles que son estimulantes, energizantes, mensajes optimistas como: “Yo sí puedo,” que se traducen en equivalentes físicos de prosperidad, buena salud, amor, esperanza, fe, paz mental y felicidad —los valores de la vida que tanto usted como toda persona normal desean alcanzar.

El mayor regalo

Mi deseo es darle a usted la Llave maestra por medio de la cual podrá alcanzar estas y muchas otras riquezas. Entre las muchas cosas que la llave logra, es que coloca la estación de radio de cada individuo bajo el control de su “ser” que corresponde a la personalidad positiva.

Voy a revelarle el secreto por el cual usted podrá participar de y compartir las bendiciones de la Llave maestra. La responsabilidad de luego compartirlo, será totalmente suya. Cada persona discernidora descubre que el éxito individual duradero ha tenido un principio a través de la influencia benefactora de algún otro individuo, es decir, a través de alguna forma de compartir.

Yo deseo compartir el conocimiento mediante el cual usted puede conseguir riquezas —toda clase de riquezas— a través de la expresión de su propia iniciativa personal.

¡Esta es la mayor de todas las dádivas!

Y ésta es la única clase de dádiva que cualquiera que es bendecido con las ventajas de una gran nación como la nuestra debería poder esperar. Porque aquí tenemos toda clase de riquezas potenciales disponibles a la humanidad, y las tenemos en gran abundancia.

Yo presumo que usted también desea ser rico.

Yo empecé la búsqueda de riquezas de la forma difícil antes de aprender que existe una ruta corta y confiable que pude haber seguido si se me hubiera indicado, tal como yo espero indicárselo a usted.

En primer lugar debemos estar en condición de reconocer las riquezas que están a nuestro alcance. Algunas personas consideran que las riquezas dependen únicamente del dinero. Sin embargo, las riquezas verdaderas, en un sentido más amplio, consisten en muchos otros valores diferentes a los que provienen de asuntos materiales, y puedo decir que sin ninguno de esos valores intangibles, la posesión del dinero no traerá la felicidad, la cual algunos creen que éste puede traer.

Y cuando hablo de “riquezas”, me refiero a las riquezas superiores, cuyos poseedores han hecho que la vida los recompense bajo sus propios términos —los términos de la entera y completa felicidad. Yo las llamo las Doce riquezas de la vida, y sinceramente deseo compartirlas con todos los que estén preparados para recibirlas.

1. Actitud mental positiva

Todas las riquezas, sin importar su naturaleza, empiezan como un estado mental; y recordemos que el estado mental es la única cosa sobre la cual una persona tiene control completo y absoluto.

Resulta muy significativo que el Creador facultó al hombre para tener control sobre sus propios pensamientos y el privilegio de conducirlos por la senda de su elección.

La actitud mental es importante porque convierte al cerebro en algo así como un imán el cual atrae a la contraparte de los pensamientos, intenciones y propósitos de uno. También atrae a la contraparte de nuestros temores, preocupaciones y dudas.

Una actitud mental positiva (AMP) es el inicio de todas las riquezas, sean éstas riquezas de naturaleza material o de naturaleza intangible.

Atrae la riqueza de la verdadera amistad, y la riqueza de la esperanza del logro futuro.

Suministra la riqueza que uno puede hallar en las obras de la creación, las cuales se manifiestan de diversas maneras como poder percibir la luz de la luna, o en ver las estrellas en el firmamento, o al observar los hermosos paisajes de horizontes distantes.

La riqueza que se deriva del trabajo que uno ha elegido, cuya expresión se eleva a la cumbre de nuestra máxima esencia.

La riqueza de la armonía de las relaciones en el hogar, donde todos los miembros de la familia trabajan juntos con un espíritu de cooperación fraterna.

La riqueza de la buena salud física, que es el tesoro de los que han aprendido a equilibrar el trabajo con el juego, la adoración con el amor, y de los que han aprendido la sabiduría de comer para vivir, en vez de vivir para comer.

La riqueza de la libertad del temor.

La riqueza del entusiasmo, tanto activo como pasivo.

Las riquezas del canto y la risa, las cuales indican nuestro estado de ánimo.

La riqueza de la autodisciplina, a través de la cual uno puede tener el gozo de saber que la mente puede alcanzar cualquier fin deseado si se tiene plena claridad de propósito.

La riqueza de jugar, a través de la cual uno puede poner a un lado las cargas de la vida para convertirse de nuevo en un niño juguetón.

La riqueza de descubrir a su otro “ser” —el ser que no conoce tal cosa como el fracaso permanente.

La riqueza de la fe en la Inteligencia infinita, por medio de la cual la mente de cada persona es una proyección de un minuto.

La riqueza de la meditación, el vínculo por medio del cual cualquiera puede obtener un formidable suministro universal de Inteligencia infinita.

Sí, estas y otras riquezas comienzan con una actitud mental positiva. Por lo tanto, no sorprende que la actitud mental positiva ocupe el primer lugar en la lista de las Doce riquezas.

2. Buena salud física

La buena salud física empieza con una “conciencia hacia la salud” producida por una mente que piensa en términos de salud y no en términos de enfermedad junto con moderación en los hábitos de alimentación y un apropiado equilibrio en las actividades físicas.

3. Armonía en las relaciones humanas

La armonía con otros comienza en uno mismo, porque, tal como Shakespeare lo expresó, hay beneficios para aquellos quienes siguen el consejo: “Tal como la noche sigue al día, la sinceridad con uno mismo, sigue a la sinceridad con los demás”.

4. Libertad del temor

¡Ningún hombre que teme, es un hombre libre! El temor es un predecesor del mal y cuando suceda que aparezca, debe eliminarse antes de que se fortalezca en un sentido pleno.

He aquí una lista de los siete temores más comunes que habitan en la mente de muchas personas:

El temor a la pobreza.

El temor a la crítica.

El temor a la mala salud.

El temor a la pérdida del amor.

El temor a la pérdida de la libertad.

El temor a la vejez.

El temor a la muerte.

5. La esperanza del logro

La mayor de todas las formas de felicidad proviene como resultado de la esperanza del logro de un deseo aún no alcanzado. Más allá de lo que se pueda decir, es lamentable la situación de una persona que no pueda mirar al futuro con la esperanza de convertirse en la persona que le gustaría ser, o con la creencia de que no alcanzará la meta que no pudo alcanzar en un pasado.

6. La fuerza de la fe

La fe es un vínculo entre la mente consciente del hombre y la gran reserva universal de Inteligencia infinita. Es el suelo fértil en el jardín de la mente humana donde pueden brotar todas las riquezas de la vida. Es el “elixir eterno” que da poder creativo y acción a los impulsos del pensamiento.

La fe es la base de lo que denominamos milagros, y de los muchos misterios que no pueden ser explicados por la lógica o por la ciencia.

La fe es el componente “químico” espiritual, que cuando se mezcla con oración le da conexión directa e inmediata con la Inteligencia infinita.

La fe es la fuerza que transforma las energías comunes del pensamiento a su equivalente espiritual. Y es el único poder a través del cual la Fuerza cósmica de la Inteligencia infinita puede ser utilizada para provecho del hombre.

7. La disposición de compartir sus propias bendiciones

Quién no ha aprendido la bendición de compartir no ha aprendido la verdadera ruta de la felicidad, ya que la felicidad se experimenta únicamente cuando se comparte. Y que siempre se recuerde que las riquezas pueden ser embellecidas y multiplicadas por el simple proceso de compartirlas cuando éstas pueden ser de provecho para otros y que también se recuerde que el espacio que uno ocupa en los corazones de sus semejantes se determina precisamente por el servicio que se rinde a través de alguna manifestación del compartir las bendiciones que se han recibido.

Las riquezas cuando no se han compartido, sean éstas materiales o intangibles, se marchitan y mueren como una rosa en un tallo maltratado, porque una de las primeras leyes de la naturaleza dicen que la no-acción y el desuso conducen al deterioro y a la muerte, y esta ley aplica tanto a las posesiones materiales de los hombres así como a las células vivientes de cada cuerpo físico.

8. La obra del amor

No hay hombre más rico que aquel que ha experimentado la obra del amor y quien se halla intensamente ocupado en realizarla, porque la obra del amor es la mayor expresión humana del deseo. La obra del amor es la conexión entre la oferta y la demanda de todas las necesidades humanas, el antecesor de todo el progreso humano, el medio por el cual se le dan a la imaginación del hombre alas de acción. Y toda la obra del amor es santificada porque trae el gozo de la propia expresión de aquel que la realiza.

9. Una mente abierta en todos los ámbitos

La tolerancia, cualidad que se encuentra entre los mayores atributos de la cultura, es expresada únicamente por la persona que tiene una mente abierta respecto a todos los temas y a toda hora. Y es únicamente el hombre con mente abierta, quien se puede decir que está verdaderamente educado, y por ende preparado, para asirse de las grandes riquezas de la vida.

10. La autodisciplina

El hombre que no es capaz de dominarse a sí mismo no está en capacidad de dominar nada. Quien puede dominarse a sí mismo, puede convertirse en el artífice de su propio destino, “en el artífice de su fortuna y en mayordomo de su propia alma.” Y la mayor forma de autodisciplina consiste en la expresión de la humildad de corazón cuando uno ha alcanzado las grandes riquezas o ha alcanzado lo que comúnmente se llama “éxito”.

11. La capacidad de entender a las personas

El hombre que es rico en entender a las personas siempre reconoce que todas las personas son fundamentalmente similares, ya que provienen de la misma raíz, y que todas las actividades humanas están inspiradas por una o más de las nueve motivaciones básicas de la vida, a saber:

La emoción del amor

La emoción del sexo

El deseo de ganancia material

El deseo de supervivencia

El deseo de la libertad de cuerpo y mente

El deseo de la autoexpresión

El deseo de vivir después de la muerte

La emoción de la furia

La emoción del temor

Y, por supuesto, el hombre que entiende a otros, debe poder entenderse primero a sí mismo.

La capacidad de entender a otros elimina muchas de las causas comunes de fricción entre los hombres. Es la fuente de toda amistad. Es la base de toda armonía y cooperación entre los hombres. Es el fundamento superior de todo liderazgo que busca la cooperación amistosa. Y algunos creen que es el enfoque de mayor importancia para poder entender al Creador de todas las cosas.

12. La seguridad económica

Y por último, pero no de menor importancia, está la porción tangible de las “Doce riquezas”.

La seguridad económica no se obtiene por la posesión del dinero únicamente. Se alcanza por el servicio que uno rinde, por el servicio útil que puede ser convertido en diferentes formas que satisfacen las necesidades humanas, con o sin el uso del dinero.

Un hombre de negocios millonario tiene seguridad económica, no porque controle una vasta fortuna de dinero, sino por una mejor razón, y es porque suministra empleo a hombres y mujeres, y a través de estos, bienes y servicios de gran valor para un número indeterminado de personas. El servicio que él presta atrae al dinero que él controla y es de esta manera que toda seguridad económica duradera se alcanza.

Ahora deseo familiarizarlo con los principios por los cuales el dinero y toda otra forma de riqueza se obtiene, pero antes de ello, usted deberá estar preparado para aplicarlos. Su mente deberá estar acondicionada para recibir las riquezas tal como el terreno de un campo debe estar preparado para recibir las semillas.

¡Cuando uno está listo para una cosa es cuando de seguro aparece!

Esto no significa que las cosas que uno pueda necesitar aparecerán porque sí, porque hay una gran diferencia entre las “necesidades” de uno y la disposición apropiada para recibirla. No entender esta diferencia es no entender los grandes beneficios que procuro transmitir.

Así que sea paciente y déjeme conducirle a tener la “disposición” para recibir las riquezas que usted desee. Esta conducción la haré a “mi manera”.

Mi manera al principio le parecerá poco usual, pero no se desanime por esta razón, ya que al principio todas las ideas nuevas parecen extrañas. Si usted duda de que mi estilo sea práctico, cobre ánimo del hecho que me ha traído riqueza en abundancia.

El progreso humano siempre ha sido lento dado que la gente suele ser renuente a aceptar nuevas ideas.

Cuando Samuel Morse anunció su nuevo sistema de comunicación por medio del telégrafo el mundo se burló de él. Su sistema no era ortodoxo. Era novedoso, por lo tanto, estuvo sujeto a sospecha y duda.

El mundo se burló de Marconi cuando anunció el perfeccionamiento y la mejora del sistema de Morse; un sistema de comunicación inalámbrico.

Thomas A. Edison fue ridiculizado cuando anunció el perfeccionamiento de su bombilla eléctrica incandescente y el primer fabricante de automóviles tuvo la misma experiencia cuando propuso al mundo la idea de un vehículo de autopropulsión que reemplazara al coche tirado por caballos.

Cuando Wilbur y Orville Wright anunciaron el vuelo de una máquina voladora el mundo se impresionó tan poco que los reporteros de los periódicos rehusaron ser testigos presenciales de una demostración del invento.

Cuando se hizo el descubrimiento de la radio moderna, uno de los milagros del ingenio humano que hizo que el mundo se asemejara cada vez más, las mentes que no se hallaban preparadas la tomaron como un juguete que divertiría a los niños, pero nada más.

Menciono estos hechos como una forma de recordarle, que está buscando riquezas de una nueva forma, para que no se desaliente por lo novedoso del estilo. Siga plenamente las instrucciones que le doy, aprópiese de esta filosofía, el resultado es que funcionará con usted lo mismo que ha funcionado conmigo.

Al obrar como guía para que usted alcance riquezas yo también recibiré mi compensación por mis esfuerzos en proporción equivalente a los beneficios que usted obtenga. La eterna ley de la compensación lo asegura. Mi recompensa no vendrá directamente de usted, quien se apropiará de mi filosofía, pero vendrá de una forma u otra, porque hace parte del gran plan Cósmico que determina que ningún servicio útil que se haga por alguien quedará sin ser recompensado. “Hágalo... ”, dijo Emerson, “y obtendrá el poder”.

Aparte de considerar lo que yo recibiré por mi esfuerzo de obrar a favor suyo, también está el asunto de la obligación que siento que tengo con el mundo de dar algo a cambio por todas las bendiciones que me han sido concedidas. Yo no obtuve mis riquezas solo, lo hice con la ayuda de muchas personas. He aprendido que todo el que adquiere riquezas duraderas ha ascendido por la escalera de la abundancia con las dos manos extendidas; una mano extendida hacia arriba, para recibir la ayuda de los que han alcanzado la cima y la otra extendida hacia abajo para ayudar a los que vienen atrás en ascenso.

Y déjeme mencionarle a usted quien se encuentra en la ruta a las riquezas, que usted también debe ascender con las dos manos extendidas, para recibir y para dar, porque es muy bien conocido el hecho de que ningún hombre puede alcanzar el éxito duradero o adquirir riquezas duraderas sin extender su ayuda a otros que también estén buscando alcanzar estos nobles fines. ¡Para poder conseguir, uno primero tiene que dar!

¡Así, al dar este mensaje yo también puedo dar! Y ahora que sabemos en qué consisten las verdaderas riquezas de la vida, quiero revelarle el siguiente paso que deberá dar en el proceso de “acondicionar” su mente para recibir las riquezas.

Yo he mencionado que mis riquezas llegaron a constituirse a través de la ayuda de otros.

Algunos de ellos han sido hombres que son bien conocidos para quienes sepan de mi historia. Los hombres que han sido líderes en preparar el camino para el resto de nosotros, lo que llamaremos “El estilo de vida americano”.

Algunos otros, sin embargo, son desconocidos, cuyos nombres no gozan de popularidad.

Entre estos desconocidos están ocho de mis amigos que han hecho muchísimo por mí al ayudarme a preparar mi mente para recibir las riquezas. Los llamaré Los ocho príncipes. Ellos me ayudan cuando estoy despierto así como cuando estoy dormido.

Aunque nunca he conocido a estos Príncipes cara a cara, así como he podido conocer a otros que me han ayudado, se han apostado como vigilantes sobre mis riquezas; me han protegido del temor, la envidia, la duda, la indecisión, y la dilación. Me han inspirado a actuar sobre mi propia iniciativa personal, han mantenido mi imaginación activa y me han dado claridad de propósito y fe para asegurar el cumplimiento.

Estos han sido los verdaderos “entrenadores” de mi mente, los constructores de mi ¡actitud mental positiva!

Ahora, ¿los puedo encomendar a usted para que ellos a su vez le presten un servicio similar?

Capítulo dos

Los ocho príncipes

Si usted lo desea, puede llamar a los ocho príncipes de otra forma. Quizás Mentores, o Principios, o Consejeros, o Guardianes del Buen espíritu.

Cualquiera que sea el nombre, los príncipes me han servido a través de una técnica que es simple y que se puede adaptar.

Todas las noches, en la última de mis actividades diarias, los Príncipes y yo tenemos una reunión en sesión de mesa redonda. El propósito principal es permitir expresarme, y así, vigorizar mi gratitud por el servicio que ellos me han rendido durante el día.

La reunión ocurre como si los Príncipes estuvieran en cuerpo presente. Es un tiempo para la meditación, la reflexión y para la gratitud, con el contacto que se hace a través del pensamiento.

Aquí usted puede recibir su primer prueba para determinar su capacidad de “acondicionar su mente” para recibir las riquezas. Cuando ocurra un sobresalto, recuerde lo que ocurrió con Morse, Marconi, Edison y los hermanos Wright cuando anunciaron la producción de nuevas formas de rendir servicio. Hacerlo, le ayudará a resistir el sobresalto.

Ahora vayamos a una sesión con los Príncipes:

¡GRATITUD!

Hoy ha sido un día hermoso.

He tenido salud mental y física.

He tenido alimento y abrigo.

Se me ha dado la oportunidad de ser útil a los demás.

He tenido paz mental y libertad del temor.

Por estas bendiciones estoy muy agradecido a ustedes mis Príncipes de Guía. Estoy agradecido a todos ustedes colectivamente por haber esclarecido la madeja de mi vida pasada, y por haber liberado mi mente, mi cuerpo y mi alma de todas las causas y efectos del temor y la discordia.

Príncipe de la prosperidad material, estoy agradecido por mantener mi mente sintonizada con la conciencia de la abundancia y la plenitud, y por librarme del temor a la pobreza y a la necesidad.

Príncipe de la buena salud, estoy agradecido por mantener mi mente sintonizada con la razón y la buena salud, suministrando los medios por los cuales cada célula de mi cuerpo y cada órgano físico ha sido sustentado apropiadamente con la cantidad de energía cósmica suficiente para satisfacer sus necesidades y así tener un contacto directo con la Inteligencia infinita la cual es suficiente para la distribución y la aplicación de esta energía donde sea requerida.

Príncipe de la paz mental, estoy agradecido por haber mantenido mi mente libre de todo tipo de inhibición y limitaciones autoimpuestas, dando a mi cuerpo y a mi mente pleno descanso.

Príncipe de la esperanza, estoy agradecido por el cumplimiento de los deseos de hoy, y por la promesa del cumplimiento de los deseos de mañana.

Príncipe de la fe, estoy agradecido por la vida que me ha sido dada, por la inspiración de poder hacer lo que es útil para mí y por apartarme de hacer lo que hubiera sido perjudicial, has dado facultad a mis pensamientos, atención a mis necesidades, y la sabiduría que me ha permitido entender las leyes de la naturaleza y el juicio para investirme a mí mismo de un espíritu de armonía.

Príncipe del amor, estoy agradecido por haberme inspirado a compartir mis riquezas con todos los que han entrado en contacto conmigo durante el día, por haberme mostrado que únicamente cuando doy es cuando puedo retener lo que es mío. Y estoy agradecido también por la conciencia del amor que se me ha dado, porque ha hecho mi vida dulce y ha hecho placenteras mis relaciones con los demás.

Príncipe del romance, estoy agradecido por haberme inspirado con el espíritu de la juventud a pesar de que los años han pasado.

Príncipe de la sabiduría, mi eterna gratitud por haber transformado en un bien de incalculable valor todos mis fracasos, derrotas, errores de juicio, y de hecho, todos los temores, todos los errores, todas las desilusiones y adversidades pasados. El bien que consiste en la disposición y la habilidad de inspirar a otros a tomar plena posesión de su propia mente y a usar el poder de ésta para la consecución de las riquezas de la vida, dándome así el privilegio de compartir todas mis bendiciones con aquellos que están listos para recibirlas, y como resultado, enriquecer y multiplicar mis propias bendiciones para el beneficio de otros.

Mi gratitud también por revelarme la verdad de que ninguna experiencia humana debe convertirse en culpabilidad; que todas las experiencias pueden transformarse en servicio útil; que el poder del pensamiento es el único poder sobre el cual puedo tener control completo; que el poder del pensamiento puede ser transformado en felicidad; que no hay límites para el poder de mi pensamiento, excepto aquellos que yo mismo fije en mi propia mente.

El mayor bien que yo poseo consiste en haber reconocido la existencia de los ocho Príncipes, porque ellos han acondicionado mi mente para recibir los beneficios de las Doce riquezas.

Es el hábito de la comunicación diaria con los príncipes lo que asegura la continuidad de las riquezas, sin importar cuáles sean las circunstancias de la vida.

Los Príncipes han sido el medio a través del cual he podido mantener mi mente fija en las cosas que deseo y desechar las cosas que no deseo.

Me han servido como un amuleto confiable, un rosario de poder, mediante el cual he podido obtener el dominio del pensamiento, y “cada hora una perla y cada perla una bendición”.

También me han suministrado continua inmunidad en contra de las diversas formas de actitud mental negativa; de modo que destruyen tanto la semilla del pensamiento negativo, así como la germinación de esa semilla en el terreno de mi mente.

Me han ayudado a mantener mi mente fija en mi mayor propósito en la vida y a dar plena expresión a la búsqueda de ese propósito.

Me mantienen en paz conmigo mismo, en paz con el mundo y en armonía con mi propia conciencia.

Me ayudan a cerrar las puertas de mi mente a los pensamientos desagradables de los fracasos y derrotas pasadas. Por el contrario, me han ayudado a convertir todas mis culpas pasadas en bienes de incalculable valor.

Los Príncipes me han revelado la existencia de “mi otro yo”, quien piensa, actúa, planea, desea y actúa con el ímpetu de la fuerza que no reconoce que exista tal cosa como la imposibilidad.

Y me han demostrado incontables veces que cada adversidad trae una semilla con un beneficio equivalente. Así que cuando la adversidad me sobreviene, como le ocurre a todo el mundo, no me sobrecojo ante ella sino que empiezo a buscar inmediatamente la semilla de su beneficio equivalente y a germinarla en una hermosa flor de oportunidad.

Los Príncipes me han dado el dominio sobre mi más implacable adversario, yo mismo. Me han mostrado lo que es bueno para mi cuerpo y para mi alma y me han guiado a la fuente inagotable de todo lo bueno.

Me han enseñado la verdad de que la felicidad consiste no en la posesión de las cosas, sino en el privilegio de la propia expresión individual a través del uso de las cosas materiales.

Me han enseñado que produce mejores resultados el rendir servicio útil a otros que esperar pasivamente a que otros rindan servicio a favor mío.

Observen que yo no pido nada a los Príncipes, sino que dedico la entera ceremonia a una expresión de gratitud por las riquezas que han derramado sobre mí.

¡Los Príncipes saben de mis necesidades y las satisfacen!

Sí, satisfacen todas mis necesidades sobreabundantemente.

Los Príncipes me han enseñado a pensar en términos de lo que yo puedo dar, en vez de lo que yo deseo conseguir. De esta forma me han enseñado el enfoque correcto de una forma de vida impersonal. La forma de vida que le demuestra a uno cuáles son las facultades que tiene dentro de sí y que se pueden vincular a la voluntad para la solución de todos los problemas personales y para la satisfacción de todas las necesidades materiales.

Me han enseñado a detenerme y a escuchar desde adentro.

Me han dado la fe que me ha permitido anular mi razón y a aceptar la guía que procede desde adentro, con plena confianza de que esa pequeña voz que habla desde el interior es superior a mis propias facultades de entendimiento.

Mi credo de la vida fue inspirado por los Príncipes.

Permítame compartirlo con usted, para que usted también pueda adoptarlo como su credo.

El credo del hombre feliz

He encontrado la felicidad ayudando a otros a encontrarla.

Tengo buena salud física porque uso moderadamente todas las cosas y consumo únicamente el alimento que la naturaleza requiere para el mantenimiento de mi cuerpo.

Estoy libre del temor en todas sus manifestaciones.

No odio a nadie, no envidio a nadie, amo a toda la humanidad.

Me hallo ocupado en la obra del amor con la que mezclo el juego abundantemente. Por lo tanto, nunca me fatigo.

Doy gracias todos los días y no pido por más riquezas sino por sabiduría para reconocer, apropiar y utilizar correctamente la gran abundancia de riquezas que tengo a mi disposición.

No hablo de nadie, excepto para honrarlo.

No pido favores de nadie, excepto el privilegio de compartir mis riquezas con todo aquel que las pueda recibir.

Me encuentro en paz con mi conciencia. Por lo tanto, ella me guía apropiadamente en todo lo que hago.

No tengo enemigos porque no perjudico a nadie en cosa alguna, sino que obro en beneficio de todos aquellos con quienes entro en contacto enseñándoles la forma de hacer perdurables sus riquezas.

Tengo más abundancia material de la que necesito porque estoy libre de la codicia y ansío tener únicamente las cosas materiales que pueda utilizar mientras viva.

Poseo una gran propiedad que es libre de impuestos porque existe únicamente en mi propia mente en riquezas intangibles que no pueden ser valoradas o apropiadas excepto por aquellos que pueden adoptar mi estilo de vida. He construido esta gran propiedad por medio de observar las leyes de la naturaleza, adaptando mis hábitos en conformidad con ellas.

Alcances de la Llave maestra

Ahora continuemos con nuestra historia haciendo una descripción de la filosofía que uno debe adoptar a fin de alcanzar las Doce riquezas. Hasta ahora he descrito un método de preparar la mente para recibir las riquezas. Pero este es sólo el inicio de la historia. Aún debo explicar cómo puede uno tomar posesión de las riquezas y hacer pleno uso de ellas.

La historia se remonta a más de medio siglo atrás y tuvo su principio en la vida de Andrew Carnegie, un gran filántropo, un digno representante del sistema americano.

El señor Carnegie, adquirió las Doce riquezas junto con una porción financiera que era tan grande que la vida no le alcanzó para compartirla en su totalidad, de modo que la traspasó a otros hombres que en el presente participan en utilizarla para el beneficio de la humanidad.

El señor Carnegie, también fue bendecido por el obrar de los ocho Príncipes, el Príncipe de la Gran sabiduría le ayudó tanto que le inspiró a no solo dar todas sus riquezas materiales, sino también a compartir con la gente una completa filosofía de vida a través de la cual se pueden adquirir riquezas.

La filosofía está compuesta de diecisiete principios que conforman en todo aspecto el patrón de la Constitución de los Estados Unidos de América, de la libre empresa.

El señor Carnegie, explicó la razón para haber inspirado la organización de la filosofía del logro individual cuando dijo:

“Yo adquirí mi dinero a través de los esfuerzos de otras personas y lo daré de vuelta a la gente tan rápido como pueda encontrar las maneras para hacerlo sin inspirar el deseo de conseguir algo a cambio de nada.