La lógica Lautaro - Walter Martínez - E-Book

La lógica Lautaro E-Book

Walter Martínez

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Beschreibung

Lautaro es un chico simpático, alegre, travieso, inteligente. Y como cualquier otro chico, tiene problemas: el colegio, su maestra, las discusiones de sus papás, el amor. Y sobre todo, tiene su propio modo de pensar, o sea, tiene su lógica.

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Colección La Puerta Secreta

Realización: Letra Impresa

AUTOR: Walter Martínez

Edición: Patricia Roggio

Diseño: Gaby Falgione COMUNICACIÓN VISUAL

Ilustraciones: Pablo Pino

Martínez, Walter

La lógica Lautaro / Walter Martínez ; ilustrado por Pablo Pino. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Letra Impresa Grupo Editor, 2020.

Libro digital, EPUB - (La puerta secreta ; 28) Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-4419-11-8 1. Narrativa Infantil y Juvenil Argentina. 2. Narrativa Humorística. 3. Cuentos Infantiles. I. Pino, Pablo, ilus. II. Título. CDD A863.9282

© Letra Impresa Grupo Editor, 2020

Guaminí 5007, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

Teléfono: +54-11-7501-126 Whatsapp +54-911-3056-9533

[email protected]

www.letraimpresa.com.ar

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723

Impreso en Argentina - Printed in Argentina

Todos los derechos reservados.

Queda prohibida la reproducción parcial o total, el registro o la transmisión por un sistema de recuperación de información en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin la autorización previa y escrita de la editorial.

Esta colección se llama La Puerta Secreta yqueremos invitarlos a abrirla.

Una puerta entreabierta siempre despierta curiosidad. Y más aun si se trata de una puerta secreta: el misterio hará que la curiosidad se multiplique.

Ustedes saben lo necesario para encontrar la puerta y para usar la llave que la abre. Con ella podrán conocer muchas historias, algunas divertidas, otras inquietantes, largas y cortas, antiguas o muy recientes. Cada una encierra un mundo desconocido dispuesto a mostrarse a los ojos inquietos.

Con espíritu aventurero, van a recorrer cada página como si fuera un camino, un reino, u órbitas estelares. Encontrarán, a primera vista, loque se dice en ellas. Más adelante, descubrirán lo que no es tan evidente, aquellos “secretos” que, si son develados, vuelven más interesantes las historias.

Y por último, hallarán la puerta que le abre paso a la imaginación. Dejarla volar, luego atraparla, crear nuevas historias, representar escenas, y mucho, mucho más es el desafío que les proponemos.

Entonces, a leer se ha dicho, con mente abierta,y siempre dispuestos a jugar el juego.

LA LLAVE MAESTRA

Para presentarnos a Lautaro y al autor de sus historias, Liliana Bodoc escribió:

El Lautaro que llevamos dentro

Leer es una de las cosas que más me gusta hacer. Eso quiere decir que leo bastante. Pero créanme, no siempre me hago amiga de los personajes.

Hay dos clases de personajes. Los que se quedan adentro del libro, cuando lo cerramos. Y los que, en cambio, salen a vivir con nosotros. Lautaro pertenece a estos últimos.

Lautaro tiene manías y miedos, tiene una familiay muchos amigos, Lautaro se equivoca, se olvida,se acuerda… Lautaro podría ser cualquiera de nosotros. ¿Por qué? Porque cuenta los pasos, le pone un color a cada día de la semana, porque se enamora y se parece un poquito a San Martín. Ah, también porque tiene trato con cierta clase de brujas.

Los cuentos de Walter Martínez tienen mucho que ver con la risa. Pero no se trata de la risa que va desde la panza a la boca. Esta es una risa del alma. Una risa que piensa, que recuerda. Una risa que nos invita a entrar.

¿La infancia de Walter Martínez habrá sido parecida a la de Lautaro? Tal vez. Al menos eso parece, porque escribió estos cuentos como si recordara su propia historia.

No soy de las que levantan el dedo índice para mandar a los chicos a leer. Leer debe ser siempre una experiencia tan maravillosa como tener la luna llena en la ventana del dormitorio, como ver un manzanar nevado, como viajar a través del tiempo y volver a la hora de tomar la leche.

Aunque la casa de Lautaro se parece a cualquier casa, tiene algo excepcional: espacio para todos los que quieran entrar y la puerta siempre abierta.

Liliana Bodoc

La lógica Lautaro

Estudié bastante pero no me acuerdo casi nada. Bueno, no es mi culpa. ¿Qué iba a saber que anoche venía Juanchi? Y por una vez que viene mi primo a jugar a casa, no le voy a decir: “No, mirá, no puedo porque tengo que estudiar la batalla de…”. ¿Cómo era el nombre?

Lo peor de todo fue haberme engripado, porquetuve que faltar tres días a la escuela. Yo no quierofaltar por dos cosas: primero, porque no me gusta pedir los deberes; y segundo, porque no le entiendo la letra a Mateo. Pero como es el único que vive cerca de mi casa, se los tengo que pedir siempre a él.

Y eso tampoco es mi culpa, porque si mi papá hubiera comprado una casa más cerca de la plaza donde está la escuela, yo estaría cerca de un montón de compañeros como Santiago, que tiene la letra re buena. Aunque muchas veces tiene la carpeta incompleta, porque es tan distraído que cuando quiere copiar, la seño ya le borró el pizarrón.

Pero también estaría más cerca de Agustina, mi compañera nueva, que es la hija del doctor Garayalde y tiene la letra mejor que la de su papá. Igual, mi mamá siempre dice que ningún médico tiene linda letra. Y también dice que los médicos tienen que estudiar mucho. Deben estudiar tanto que terminan odiando las letras y las palabras, y por eso escriben así.

Eso me debe pasar a mí: que odio las letras y las palabras, porque lo único que me acuerdo bien de lo que estudié es que San Martín se cayó del caballo y le quedó la pierna aplastada. Pero no me puedo acordar del nombre de la batalla. También sé que el dibujo de esa batalla estaba en la página53 y que muy cerca del general (como lo llama mi papá a San Martín) estaba el sargento Cabral que lo ayudó tanto que le escribieron la canción: “Caabraaal soldado heroooico”.

Pero no creo que eso le importe a esta señorita, porque no es tan buena como nuestra seño.

La seño Emilia siempre nos ayudaba, y nos conocía bien porque la teníamos desde el año pasado. Pero como quedó embarazada, el doctor le mandó reposo al mes de empezar las clases y, por eso, se despidió de nosotros. Entonces vino esta seño, que quiere que la llamemos señorita Blanca, porque dijo que seño Blanca no le gusta.

La cuestión es que, por una cosa o por otra, a esta señorita no la quiere nadie. Espero que hoy no me llame a dar lección. Me muero si me pregunta qué batalla fue, porque no me acuerdo ni la fecha. Y eso que varias veces le pedí a mi papá que me ayudara.

Él siempre dice que le encanta la Historia y que no le costó estudiar esa materia. Y sabe que a mí me cuesta un montón. Pero me ayudó muy poco. ¡Ya va a ver! Cuando me pida este domingo que le vaya a buscar el diario, le voy a decir: “Perdoname, pero no puedo. Tengo que estudiar para levantar la nota”.

Tendría que haberlo ayudado a su hijo, o sea a mí; porque también tiene otro hijo, que es mi