La vida es un sueño - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

La vida es un sueño E-Book

Pedro Calderón de la Barca

0,0
2,99 €

oder
-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

"La vida es un sueño" de Pedro Calderón de la Barca es un viaje fascinante a través de las complejidades de la existencia humana y los misterios de la realidad y los sueños. Esta obra maestra del teatro barroco español teje una trama intrigante que desafía nuestra percepción de lo real y lo ilusorio.

En esta pieza teatral, Calderón nos sumerge en un mundo de contrastes, donde lo onírico y lo tangible se entrelazan. La trama sigue la vida del príncipe Segismundo, quien, tras ser encerrado desde su nacimiento debido a una profecía, se enfrenta a la dualidad de sus sueños y la supuesta realidad. Esta dualidad plantea preguntas filosóficas profundas sobre el destino, el libre albedrío y la naturaleza humana.

A lo largo de la obra, Calderón nos reta a cuestionar nuestras percepciones y a explorar la naturaleza efímera de la existencia. Nos invita a reflexionar sobre la complejidad de nuestras decisiones y cómo pueden moldear nuestro destino. Es un viaje emocional y filosófico que nos confronta con nuestras propias ambigüedades y nos incita a reflexionar sobre la naturaleza de nuestra realidad.

En resumen, "La vida es un sueño" es una obra magistral que nos lleva a un viaje introspectivo, desafiando nuestras nociones preconcebidas sobre la vida y los sueños. Una experiencia teatral cautivadora que deja una profunda huella en nuestra mente y nos hace cuestionar la naturaleza misma de nuestra existencia.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Copyright 2023

Cervantes Digital

All rights reserved

Pedro Calderón de la Barca

LA VIDA ES UN SUEÑO

Personajes:

DON FERNANDO.

ROSAURA, dama.

SEGISMUNDO, príncipe.

CLOTALDO, viejo.

ESTRELLA, infanta.

CLARÍN, gracioso.

BASILIO, rey.

ASTOLFO, príncipe.

Soldados.

Guardas.

Músicos.

JORNADA PRIMERA

 

Sale en lo alto de un monte ROSAURA en hábito de hombre, de camino, y en representando los primeros versos va bajando.

ROSAURA

Hipogrifo violento,

que corriste parejas con el viento,

¿dónde rayo sin llama,

pájaro sin matiz, pez sin escama

y bruto sin instinto 5

natural, al confuso laberinto

de esas desnudas peñas te desbocas,

te arrastras y despeñas?

Quédate en este monte,

donde tengan los brutos su Faetonte; 10

que yo, sin más camino

que el que me dan las leyes del destino,

ciega y desesperada,

bajaré la cabeza enmarañada

deste monte eminente 15

que arruga el sol el ceño de la frente.

Mal, Polonia, recibes

a un extranjero, pues con sangre escribes

su entrada en tus arenas;

y apenas llega, cuando llega a penas. 20

Bien mi suerte lo dice;

mas ¿dónde halló piedad un infelice?

(Sale CLARÍN, gracioso.)

CLARÍN

Di dos, y no me dejes

en la posada a mí cuando te quejes;

que si dos hemos sido 25

los que de nuestra patria hemos salido

a probar aventuras,

dos los que entre desdichas y locuras

aquí habemos llegado,

y dos los que del monte hemos rodado, 30

¿no es razón que yo sienta

meterme en el pesar y no en la cuenta?

ROSAURA

No quise darte parte

en mis quejas, Clarín, por no quitarte,

llorando tu desvelo, 35

el derecho que tienes al consuelo;

que tanto gusto había

en quejarse, un filósofo decía,

que, a trueco de quejarse,

habían las desdichas de buscarse. 40

CLARÍN

El filósofo era

un borracho barbón. ¡Oh, quién le diera

más de mil bofetadas!

Quejárase después de muy bien dadas.

Mas ¿qué haremos, señora, 45

a pie, solos, perdidos y a esta hora

en un desierto monte,

cuando se parte el sol a otro horizonte?

ROSAURA

¡Quién ha visto sucesos tan extraños!

Mas si la vista no padece engaños 50

que hace la fantasía,

a la medrosa luz que aún tiene el día

me parece que veo

un edificio.

CLARÍN

O miente mi deseo,

o termino las señas. 55

ROSAURA

Rústico nace entre desnudas peñas

un palacio tan breve

que el sol apenas a mirar se atreve;

con tan rudo artificio

la arquitectura está de su edificio 60

que parece, a las plantas

de tantas rocas y de peñas tantas

que al sol tocan la lumbre,

peñasco que ha rodado de la cumbre.

CLARÍN

Vámonos acercando; 65

que éste es mucho mirar, señora, cuando

es mejor que la gente

que habita en ella generosamente

nos admita.

ROSAURA

La puerta

(mejor diré funesta boca) abierta 70

está, y desde su centro

nace la noche, pues la engendra dentro.

(Suena ruido de cadenas.)

CLARÍN

¡Qué es lo que escucho, cielo!

ROSAURA

Inmóvil bulto soy de fuego y yelo.

CLARÍN

Cadenita hay que suena. 75

Mátenme, si no es galeote en pena;

bien mi temor lo dice.

 

(Dentro SEGISMUNDO.)

SEGISMUNDO

¡Ay mísero de mí! ¡Y ay infelice!

ROSAURA

¡Qué triste voz escucho!

Con nuevas penas y tormentos lucho. 80

CLARÍN

Yo con nuevos temores.

ROSAURA

Clarín...

CLARÍN

Señora...

ROSAURA

Huigamos los rigores

desta encantada torre.

CLARÍN

Yo aún no tengo

ánimo de huir, cuando a eso vengo.

ROSAURA

¿No es breve luz aquella 85

caduca exhalación, pálida estrella,

que en trémulos desmayos,

pulsando ardores y latiendo rayos,

hace más tenebrosa

la obscura habitación con luz dudosa? 90

Sí, pues a sus reflejos

puedo determinar (aunque de lejos)

una prisión obscura

que es de un vivo cadáver sepultura;

y porque más me asombre, 95

en el traje de fiera yace un hombre

de prisiones cargado,

y sólo de la luz acompañado.

Pues hüir no podemos,

desde aquí sus desdichas escuchemos; 100

sepamos lo que dice.

 

(Descúbrese SEGISMUNDO con una cadena y a la luz, vestido de pieles.)

SEGISMUNDO

¡Ay mísero de mí! ¡Y ay infelice!

Apurar, cielos, pretendo

ya que me tratáis así,

qué delito cometí 105

contra vosotros naciendo;

aunque si nací, ya entiendo

qué delito he cometido.

Bastante causa ha tenido

vuestra justicia y rigor; 110

pues el delito mayor

del hombre es haber nacido.

Sólo quisiera saber,

para apurar mis desvelos

(dejando a una parte, cielos, 115

el delito de nacer),

qué más os pude ofender,

para castigarme más.

¿No nacieron los demás?

Pues si los demás nacieron, 120

¿qué privilegios tuvieron

que yo no gocé jamás?

Nace el ave, y con las galas

que le dan belleza suma,

apenas es flor de pluma, 125

o ramillete con alas

cuando las etéreas salas

corta con velocidad,

negándose a la piedad

del nido que deja en calma: 130

¿y teniendo yo más alma,

tengo menos libertad?

Nace el bruto, y con la piel

que dibujan manchas bellas,

apenas signo es de estrellas, 135

gracias al docto pincel,

cuando, atrevido y cruel,

la humana necesidad

le enseña a tener crueldad,

monstruo de su laberinto: 140

¿y yo con mejor distinto

tengo menos libertad?

Nace el pez, que no respira,

aborto de ovas y lamas,

y apenas bajel de escamas 145

sobre las ondas se mira,

cuando a todas partes gira,

midiendo la inmensidad

de tanta capacidad

como le da el centro frío: 150

¿y yo con más albedrío

tengo menos libertad?

Nace el arroyo, culebra

que entre flores se desata,

y apenas, sierpe de plata, 155

entre las flores se quiebra,

cuando músico celebra

de las flores la piedad

que le dan la majestad,

el campo abierto a su ida: 160

¿y teniendo yo más vida

tengo menos libertad?

En llegando a esta pasión

un volcán, un Etna hecho,

quisiera sacar del pecho 165

pedazos del corazón.

¿Qué ley, justicia o razón

negar a los hombres sabe

privilegio tan süave,

excepción tan principal, 170

que Dios le ha dado a un cristal,

a un pez, a un bruto y a un ave?

ROSAURA

Temor y piedad en mí

sus razones han causado.

SEGISMUNDO

¿Quié[n] mis voces ha escuchado? 175

¿Es Clotaldo?

CLARÍN

 

(Aparte.)

Di que sí.

ROSAURA

No es sino un triste, ¡ay de mí!

que en estas bóvedas frías

oyó tus melancolías.

SEGISMUNDO

 

(Ásela.)

Pues la muerte te daré, 180

porque no sepas que sé,

que sabes flaquezas mías.

Sólo porque me has oído,

entre mis membrudos brazos

te tengo de hacer pedazos. 185

CLARÍN

Yo soy sordo, y no he podido

escucharte.

ROSAURA

Si has nacido

humano, baste el postrarme

a tus pies para librarme.

SEGISMUNDO

Tu voz pudo enternecerme, 190

tu presencia suspenderme,

y tu respeto turbarme.

¿Quién eres? Que aunque yo aquí

tan poco del mundo sé,

que cuna y sepulcro fue 195

esta torre para mí;

y aunque desde que nací

(si esto es nacer) sólo advierto

este rústico desierto,

donde miserable vivo, 200

siendo un esqueleto vivo,

siendo un animado muerto;

y aunque nunca vi ni hablé

sino a un hombre solamente

que aquí mis desdichas siente, 205

por quien las noticias sé

de cielo y tierra; y aunque aquí,

porque más te asombres

y monstruo humano me nombres,

entre asombros y quimeras, 210

soy un hombre de las fieras,

y una fiera de los hombres;

y aunque en desdichas ta[n] graves

la política he estudiado,

de los brutos enseñado, 215

advertido de las aves,

y de los astros süaves

los círculos he medido,

tú sólo, tú, has suspendido

la pasión a mis enojos, 220

la suspensión a mis ojos,

la admiración al oído.

Con cada vez que te veo

nueva admiración me das,

y cuando te miro más 225

aun más mirarte deseo.

Ojos hidrópicos creo

que mis ojos deben ser;

pues cuando es muerte el beber,

beben más, y desta suerte, 230

viendo que el ver me da muerte,

estoy muriendo por ver.

Pero véate yo y muera;

que no sé, rendido ya,

si el verte muerte me da, 235

el no verte qué me diera.

Fuera, más que muerte fiera,

ira, rabia y dolor fuerte;

fuera muerte; desta suerte

su rigor he ponderado, 240

pues dar vida a un desdichado

es dar a un dichoso muerte.

ROSAURA

Con asombro de mirarte,

con admiración de oírte,

ni sé qué pueda decirte, 245

ni qué pueda preguntarte.

Sólo diré que a esta parte

hoy el cielo me ha guiado

para haberme consolado,

si consuelo puede ser, 250

del que es desdichado, ver

a otro que es más desdichado.

Cuentan de un sabio, que un día

tan pobre y mísero estaba,

que sólo se sustentaba 255

de unas yerbas que comía.

¿Habrá otro -entre sí decía-

más pobre y triste que yo?

Y cuando el rostro volvió

halló la respuesta, viendo 260

que iba otro sabio cogiendo

las hojas que él arrojó.

Quejoso de la fortuna

yo en este mundo vivía,

y cuando entre mí decía: 265

¿Habrá otra persona alguna

de suerte más importuna?,

piadoso me has respondido;

pues volviendo en mi sentido,

hallo que las penas mías, 270

para hacerlas tú alegrías,

las hubieras recogido.

Y por si acaso mis penas

pueden aliviarte en parte,

óyelas atento, y toma 275

las que dellas me sobraren.

Yo soy...

CLOTALDO

 

(Dentro CLOTALDO.)

Guardas desta torre,

que, dormidas o cobardes,

disteis paso a dos personas

que han quebrantado la cárcel... 280

ROSAURA

Nueva confusión padezco.

SEGISMUNDO

Este es Clotaldo, mi alcaide.

Aún no acaban mis desdichas.

CLOTALDO

 

(Dentro.)

... acudid, y vigilantes,

sin que puedan defenderse, 285

o prendeldes o mataldes.

TODOS

 

(Dentro.)

¡Traición!

CLARÍN

Guardas desta torre,

que entrar aquí nos dejasteis,

pues que nos dais a escoger,

el prendernos es más fácil. 290

(Sale CLOTALDO con escopeta, y SOLDADOS, todos con los rostros cubiertos.)

CLOTALDO

Todos os cubrid los rostros;

que es diligencia importante

mientras estamos aquí

que no nos conozca naide.

CLARÍN

¿Enmascaraditos hay? 295

CLOTALDO

¡Oh vosotros, que ignorantes

de aqueste vedado sitio

coto y término pasasteis

contra el decreto del Rey,

que manda que no ose nadie 300

examinar el prodigio

que entre estos peñascos yace!

¡Rendid las armas y vidas,

o aquesta pistola, áspid

de metal, escupirá 305

el veneno penetrante

de dos balas, cuyo fuego

será escándalo del aire!

SEGISMUNDO

Primero, tirano dueño,

que los ofendas y agravies, 310

será mi vida despojo

destos lazos miserables;

pues en ellos, vive Dios,

tengo de despedazarme

con las manos, con los dientes, 315

entre aquestas peñas, antes

que su desdicha consienta

y que llore sus ultrajes.

CLOTALDO

Si sabes que tus desdichas,

Segismundo, son tan grandes, 320

que antes de nacer moriste

por ley del cielo; si sabes

que aquestas prisiones son

de tus furias arrogantes

un freno que las detenga 325

y una rienda que las pare,

¿por qué blasonas? La puerta

cerrad desa estrecha cárcel;

escondelde en ella.

(Ciérranle la puerta, y dice dentro.)

SEGISMUNDO

¡Ah cielos,

qué bien hacéis en quitarme 330

la libertad! Porque fuera