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"La Vida es un Sueño" de Pedro Calderón de la Barca es un viaje fascinante a través de las complejidades de la existencia humana y los misterios de la realidad y los sueños. Esta obra maestra del teatro barroco español teje una trama intrigante que desafía nuestra percepción de lo real y lo ilusorio.
En esta pieza teatral, Calderón nos sumerge en un mundo de contrastes, donde lo onírico y lo tangible se entrelazan. La trama sigue la vida del príncipe Segismundo, quien, tras ser encerrado desde su nacimiento debido a una profecía, se enfrenta a la dualidad de sus sueños y la supuesta realidad. Esta dualidad plantea preguntas filosóficas profundas sobre el destino, el libre albedrío y la naturaleza humana.
A lo largo de la obra, Calderón nos reta a cuestionar nuestras percepciones y a explorar la naturaleza efímera de la existencia. Nos invita a reflexionar sobre la complejidad de nuestras decisiones y cómo pueden moldear nuestro destino. Es un viaje emocional y filosófico que nos confronta con nuestras propias ambigüedades y nos incita a reflexionar sobre la naturaleza de nuestra realidad.
En resumen, "La Vida es un Sueño" es una obra magistral que nos lleva a un viaje introspectivo, desafiando nuestras nociones preconcebidas sobre la vida y los sueños. Una experiencia teatral cautivadora que deja una profunda huella en nuestra mente y nos hace cuestionar la naturaleza misma de nuestra existencia.
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Veröffentlichungsjahr: 2023
Copyright 2023
Cervantes Digital
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Pedro Calderón de la Barca
LA VIDA ES UN SUEÑO
Personajes:
DON FERNANDO.
ROSAURA, dama.
SEGISMUNDO, príncipe.
CLOTALDO, viejo.
ESTRELLA, infanta.
CLARÍN, gracioso.
BASILIO, rey.
ASTOLFO, príncipe.
Soldados.
Guardas.
Músicos.
Sale en lo alto de un monte ROSAURA en hábito de hombre, de camino, y en representando los primeros versos va bajando.
ROSAURA
Hipogrifo violento,
que corriste parejas con el viento,
¿dónde rayo sin llama,
pájaro sin matiz, pez sin escama
y bruto sin instinto 5
natural, al confuso laberinto
de esas desnudas peñas te desbocas,
te arrastras y despeñas?
Quédate en este monte,
donde tengan los brutos su Faetonte; 10
que yo, sin más camino
que el que me dan las leyes del destino,
ciega y desesperada,
bajaré la cabeza enmarañada
deste monte eminente 15
que arruga el sol el ceño de la frente.
Mal, Polonia, recibes
a un extranjero, pues con sangre escribes
su entrada en tus arenas;
y apenas llega, cuando llega a penas. 20
Bien mi suerte lo dice;
mas ¿dónde halló piedad un infelice?
(Sale CLARÍN, gracioso.)
CLARÍN
Di dos, y no me dejes
en la posada a mí cuando te quejes;
que si dos hemos sido 25
los que de nuestra patria hemos salido
a probar aventuras,
dos los que entre desdichas y locuras
aquí habemos llegado,
y dos los que del monte hemos rodado, 30
¿no es razón que yo sienta
meterme en el pesar y no en la cuenta?
ROSAURA
No quise darte parte
en mis quejas, Clarín, por no quitarte,
llorando tu desvelo, 35
el derecho que tienes al consuelo;
que tanto gusto había
en quejarse, un filósofo decía,
que, a trueco de quejarse,
habían las desdichas de buscarse. 40
CLARÍN
El filósofo era
un borracho barbón. ¡Oh, quién le diera
más de mil bofetadas!
Quejárase después de muy bien dadas.
Mas ¿qué haremos, señora, 45
a pie, solos, perdidos y a esta hora
en un desierto monte,
cuando se parte el sol a otro horizonte?
ROSAURA
¡Quién ha visto sucesos tan extraños!
Mas si la vista no padece engaños 50
que hace la fantasía,
a la medrosa luz que aún tiene el día
me parece que veo
un edificio.
CLARÍN
O miente mi deseo,
o termino las señas. 55
ROSAURA
Rústico nace entre desnudas peñas
un palacio tan breve
que el sol apenas a mirar se atreve;
con tan rudo artificio
la arquitectura está de su edificio 60
que parece, a las plantas
de tantas rocas y de peñas tantas
que al sol tocan la lumbre,
peñasco que ha rodado de la cumbre.
CLARÍN
Vámonos acercando; 65
que éste es mucho mirar, señora, cuando
es mejor que la gente
que habita en ella generosamente
nos admita.
ROSAURA
La puerta
(mejor diré funesta boca) abierta 70
está, y desde su centro
nace la noche, pues la engendra dentro.
(Suena ruido de cadenas.)
CLARÍN
¡Qué es lo que escucho, cielo!
ROSAURA
Inmóvil bulto soy de fuego y yelo.
CLARÍN
Cadenita hay que suena. 75
Mátenme, si no es galeote en pena;
bien mi temor lo dice.
(Dentro SEGISMUNDO.)
SEGISMUNDO
¡Ay mísero de mí! ¡Y ay infelice!
ROSAURA
¡Qué triste voz escucho!
Con nuevas penas y tormentos lucho. 80
CLARÍN
Yo con nuevos temores.
ROSAURA
Clarín...
CLARÍN
Señora...
ROSAURA
Huigamos los rigores
desta encantada torre.
CLARÍN
Yo aún no tengo
ánimo de huir, cuando a eso vengo.
ROSAURA
¿No es breve luz aquella 85
caduca exhalación, pálida estrella,
que en trémulos desmayos,
pulsando ardores y latiendo rayos,
hace más tenebrosa
la obscura habitación con luz dudosa? 90
Sí, pues a sus reflejos
puedo determinar (aunque de lejos)
una prisión obscura
que es de un vivo cadáver sepultura;
y porque más me asombre, 95
en el traje de fiera yace un hombre
de prisiones cargado,
y sólo de la luz acompañado.
Pues hüir no podemos,
desde aquí sus desdichas escuchemos; 100
sepamos lo que dice.
(Descúbrese SEGISMUNDO con una cadena y a la luz, vestido de pieles.)
SEGISMUNDO
¡Ay mísero de mí! ¡Y ay infelice!
Apurar, cielos, pretendo
ya que me tratáis así,
qué delito cometí 105
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor; 110
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saber,
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos, 115
el delito de nacer),
qué más os pude ofender,
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron, 120
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma, 125
o ramillete con alas
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma: 130
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?
Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas, 135
gracias al docto pincel,
cuando, atrevido y cruel,
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto: 140
¿y yo con mejor distinto
tengo menos libertad?
Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas 145
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío: 150
¿y yo con más albedrío
tengo menos libertad?
Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata, 155
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le dan la majestad,
el campo abierto a su ida: 160
¿y teniendo yo más vida
tengo menos libertad?
En llegando a esta pasión
un volcán, un Etna hecho,
quisiera sacar del pecho 165
pedazos del corazón.
¿Qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan süave,
excepción tan principal, 170
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?
ROSAURA
Temor y piedad en mí
sus razones han causado.
SEGISMUNDO
¿Quié[n] mis voces ha escuchado? 175
¿Es Clotaldo?
CLARÍN
(Aparte.)
Di que sí.
ROSAURA
No es sino un triste, ¡ay de mí!
que en estas bóvedas frías
oyó tus melancolías.
SEGISMUNDO
(Ásela.)
Pues la muerte te daré, 180
porque no sepas que sé,
que sabes flaquezas mías.
Sólo porque me has oído,
entre mis membrudos brazos
te tengo de hacer pedazos. 185
CLARÍN
Yo soy sordo, y no he podido
escucharte.
ROSAURA
Si has nacido
humano, baste el postrarme
a tus pies para librarme.
SEGISMUNDO
Tu voz pudo enternecerme, 190
tu presencia suspenderme,
y tu respeto turbarme.
¿Quién eres? Que aunque yo aquí
tan poco del mundo sé,
que cuna y sepulcro fue 195
esta torre para mí;
y aunque desde que nací
(si esto es nacer) sólo advierto
este rústico desierto,
donde miserable vivo, 200
siendo un esqueleto vivo,
siendo un animado muerto;
y aunque nunca vi ni hablé
sino a un hombre solamente
que aquí mis desdichas siente, 205
por quien las noticias sé
de cielo y tierra; y aunque aquí,
porque más te asombres
y monstruo humano me nombres,
entre asombros y quimeras, 210
soy un hombre de las fieras,
y una fiera de los hombres;
y aunque en desdichas ta[n] graves
la política he estudiado,
de los brutos enseñado, 215
advertido de las aves,
y de los astros süaves
los círculos he medido,
tú sólo, tú, has suspendido
la pasión a mis enojos, 220
la suspensión a mis ojos,
la admiración al oído.
Con cada vez que te veo
nueva admiración me das,
y cuando te miro más 225
aun más mirarte deseo.
Ojos hidrópicos creo
que mis ojos deben ser;
pues cuando es muerte el beber,
beben más, y desta suerte, 230
viendo que el ver me da muerte,
estoy muriendo por ver.
Pero véate yo y muera;
que no sé, rendido ya,
si el verte muerte me da, 235
el no verte qué me diera.
Fuera, más que muerte fiera,
ira, rabia y dolor fuerte;
fuera muerte; desta suerte
su rigor he ponderado, 240
pues dar vida a un desdichado
es dar a un dichoso muerte.
ROSAURA
Con asombro de mirarte,
con admiración de oírte,
ni sé qué pueda decirte, 245
ni qué pueda preguntarte.
Sólo diré que a esta parte
hoy el cielo me ha guiado
para haberme consolado,
si consuelo puede ser, 250
del que es desdichado, ver
a otro que es más desdichado.
Cuentan de un sabio, que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba 255
de unas yerbas que comía.
¿Habrá otro -entre sí decía-
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo 260
que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.
Quejoso de la fortuna
yo en este mundo vivía,
y cuando entre mí decía: 265
¿Habrá otra persona alguna
de suerte más importuna?,
piadoso me has respondido;
pues volviendo en mi sentido,
hallo que las penas mías, 270
para hacerlas tú alegrías,
las hubieras recogido.
Y por si acaso mis penas
pueden aliviarte en parte,
óyelas atento, y toma 275
las que dellas me sobraren.
Yo soy...
CLOTALDO
(Dentro CLOTALDO.)
Guardas desta torre,
que, dormidas o cobardes,
disteis paso a dos personas
que han quebrantado la cárcel... 280
ROSAURA
Nueva confusión padezco.
SEGISMUNDO
Este es Clotaldo, mi alcaide.
Aún no acaban mis desdichas.
CLOTALDO
(Dentro.)
... acudid, y vigilantes,
sin que puedan defenderse, 285
o prendeldes o mataldes.
TODOS
(Dentro.)
¡Traición!
CLARÍN
Guardas desta torre,
que entrar aquí nos dejasteis,
pues que nos dais a escoger,
el prendernos es más fácil. 290
(Sale CLOTALDO con escopeta, y SOLDADOS, todos con los rostros cubiertos.)
CLOTALDO
Todos os cubrid los rostros;
que es diligencia importante
mientras estamos aquí
que no nos conozca naide.
CLARÍN
¿Enmascaraditos hay? 295
CLOTALDO
¡Oh vosotros, que ignorantes
de aqueste vedado sitio
coto y término pasasteis
contra el decreto del Rey,
que manda que no ose nadie 300
examinar el prodigio
que entre estos peñascos yace!
¡Rendid las armas y vidas,
o aquesta pistola, áspid
de metal, escupirá 305
el veneno penetrante
de dos balas, cuyo fuego
será escándalo del aire!
SEGISMUNDO
Primero, tirano dueño,
que los ofendas y agravies, 310
será mi vida despojo
destos lazos miserables;
pues en ellos, vive Dios,
tengo de despedazarme
con las manos, con los dientes, 315
entre aquestas peñas, antes
que su desdicha consienta
y que llore sus ultrajes.
CLOTALDO
Si sabes que tus desdichas,
Segismundo, son tan grandes, 320
que antes de nacer moriste
por ley del cielo; si sabes
que aquestas prisiones son
de tus furias arrogantes
un freno que las detenga 325
y una rienda que las pare,
¿por qué blasonas? La puerta
cerrad desa estrecha cárcel;
escondelde en ella.
(Ciérranle la puerta, y dice dentro.)
SEGISMUNDO
¡Ah cielos,
qué bien hacéis en quitarme 330
la libertad! Porque fuera