Las consultas con don Hans - José Antonio Román - E-Book

Las consultas con don Hans E-Book

José Antonio Román

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Beschreibung

Las consultas con don Hans es una obra basada en hechos reales. El autor narra sus experiencias vividas durante unas consultas que tuvo con Hans de Jonge, un reconocido parapsicólogo y sanador holandés. Mientras asistió a estas, también vivió durante la noche del viernes 31 de Julio del 1998, un encuentro con el antropólogo y escritor Carlos Castaneda. Esto sucedió tres meses después del fallecimiento de este. Ocurrió durante una experiencia extracorporal guiada en la otra realidad paralela. En esta obra el lector podrá también encontrar unas perspectivas, sobre la razón de nuestra existencia y la vida después de la muerte. Tal cómo le dijo Hans al autor en su día: Un libro solo puede indicar donde puedes encontrar una puerta de todas las existentes. La del autor fue la que él mismo abrió para encontrar sus respuestas y escribirlas. El lector interesado podrá elegir abrir la misma puerta, aun así tendrá que vivir sus experiencias. Siguiendo de ese

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© Derechos de edición reservados.

Letrame Editorial.

www.Letrame.com

[email protected]

© José Antonio Román

Diseño de edición: Letrame Editorial.

Maquetación: Juan Muñoz

Diseño de portada: Rubén García

Supervisión de corrección: Ana Castañeda

ISBN: 978-84-1386-522-5

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

Letrame Editorial no tiene por qué estar de acuerdo con las opiniones del autor o con el texto de la publicación, recordando siempre que la obra que tiene en sus manos puede ser una novela de ficción o un ensayo en el que el autor haga valoraciones personales y subjetivas.

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

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Agradecimientos al Big Boss (al Gran Jefe), creador del cosmos. De esa manera lo llamaba Hans con humor respetuoso, al ser nuestro jefe como terapeutas. A mis padres, Pepa y Joaquín, por haberme dado la vida y los valores para descubrir quién realmente soy. Mi hermana Elisabeth, por aguantar mis bromas y ocurrencias. Mi amiga Mari Carmen, por motivarme a realizar esta obra. A Jan Bouw, por su consejo. Y en especial a Hans de Jonge, por mis inolvidables momentos durante sus consultas.

Introducción

Imagínese que durante una noche tiene un extraño sueño. Se da entonces cuenta de haber tenido un encuentro con un hombre, de aspecto delgado y más bajito de estatura. Le escucha hablar amablemente, y con la misma gentileza, se despiden. Me ocurrió la noche del viernes 31 de julio del 1998. De esa experiencia recordé a la mañana siguiente su apariencia y un detalle facial que me llamó la atención. Supe también con certeza el haberle oído decir unas palabras seguidas con dos Ces. Diez meses después, Carlos Castaneda, el antropólogo y escritor del best-seller Las enseñanzas de don Juan. Se presentó de manera inesperada durante una de las consultas que tuve con un parapsicólogo. Lo hizo «personalmente» para confirmar que contactó conmigo aquella noche de verano.

Falleció el 27 de abril de aquel año, y unos tres meses después, tuve un encuentro con él. Ocurrió en un estado fuera de lo común o racional, tal como reflexionó entonces mi cerebro. Las enseñanzas de don Juan sigue siendo una fuente de inspiración para intelectuales, escritores, músicos y directores de cine de todo el mundo. Vendió más de 27 millones de libros, en 17 idiomas. A día de hoy, continúa teniendo miles de adeptos y también, por supuesto, detractores. Algunos de ellos escriben libros sobre él con admiración, y otros de la manera más crítica. Las consultas con don Hans no es un libro más sobre Castaneda, está basado en mis experiencias personales y grabaciones de unas consultas.

Hans de Jonge fue un reconocido parapsicólogo y sanador en Rotterdam (Holanda). Un hombre de conocimiento, como diría «don Juan». La experiencia que tuve aquella noche con Carlos fue el principio de las que todavía tengo pendientes por vivir. Las grabaciones no son psicofonías, sino conversaciones reales entre el parapsicólogo y yo. Este entregaba las cintas después de las sesiones, para que fuesen escuchadas de nuevo y la terapia tuviese más eficacia.

Con esta autobiografía, comparto una manera de entender la razón por la que nos encontramos aquí. Un libro sobre la espiritualidad, nuestra existencia y el autodescubrimiento. Un modo de comprender lo que sucede cuando dejamos nuestro cuerpo físico, volviendo de nuevo hacia la otra realidad paralela, nuestro hogar.

También, por supuesto, para quienes sientan motivación en dedicarse a las terapias complementarias. Uno no se convierte en un buen terapeuta de la noche a la mañana. Siempre seguiré aprendiendo, hasta la fecha de mi partida de este mundo. Recuerdo el día que Hans me dijo que en un futuro llegaría a trabajar como él. En aquel entonces, me dio un consejo, teniendo en cuenta el siguiente razonamiento.

—Ahora eres como un árbol joven y fino. Tendrás que convertirte en el árbol grueso y fuerte con el tiempo. De ese modo, los pájaros podrán posarse sobre tus ramas. Ahora, en este momento, se podrían partir.

»Puedes sentir tu vocación en ayudar a la gente que te necesite y tener toda la empatía del mundo. Sin embargo, para ello es conveniente, aunque tu trabajo esté enfocado en la espiritualidad, estar con los pies firmes sobre la tierra. Manteniéndote fuerte a nivel físico y emocional. Una vez desde ahí, descubrir quién realmente eres y tus objetivos aquí en nuestra madre tierra.

Capítulo 1 La experiencia extracorporal

A finales de junio del 1998 fue cuando tuve mi primer encuentro con Hans. El centro de terapias se encontraba en el norte de Rotterdam, cerca de unos canales, en un barrio obrero. Él tendría unos 59 años cuando le conocí, y su estado civil era de separado, padre de dos hijas mayores. Después de una infancia muy dura, comenzó a trabajar en sí mismo desde los 38 años. Primero «hizo» prácticamente todas las terapias que existían; luego descubrió quién realmente era y por qué existía aquí en la tierra. Eventualmente, se convirtió en experto en ayudar a sus semejantes como reconocido parapsicólogo y magnetizador desde 1982. Terapeuta complementario, lector de aura y sanador desde 1986. Amaba mucho a las personas y hacer el trabajo de curación. Al hacerlo, utilizaba sus «dones» innatos y todas las terapias que había aprendido. Después de todos esos años de desarrollo y estudio, lo más importante para él seguía siendo ser humano y, desde ahí, ayudar a los demás.

Era algo más alto que yo, sobre el metro ochenta. Tenía la tez clara y el pelo canoso, con una barba bien cuidada. Mostraba una mirada suave y misteriosa, con la apariencia de un mago blanco de la literatura nórdica vestido de europeo, sin sombrero o bastón. Un día me dijo, durante una consulta, que su padre falleció cuando él tenía diez años. También sé que recibió una educación cristiana. Era muy amable, educado y de buen carácter firme. Tenía un sentido de humor intelectual y bastante peculiar. En la calle Heemraadssingel 335, se encontraba «Praktijk de Aandacht» (Consultorio la Atención). Verdadera atención era la que ofrecía, tal como indicaba en su puerta. Las terapias más conocidas que ofreció fueron: la terapia Gestalt, psicosíntesis, Integración Neuro Emocional (Kinesiología), PNL (Programación Neurolingüística), y otros métodos de sanación, como la lectura del aura, magnetismo y reiki.

Desde ocho años atrás, yo vivía unas extrañas pesadillas durante algunas noches. En aquel entonces trabajaba de conductor de metro y vigilante de estaciones en el transporte público de Rotterdam. En aquellos años no teníamos la información que existe actualmente, como el internet. Cuando querías saber algo científico o fuera de lo común, ibas a la biblioteca. Experimentaba unos extraños sueños. Solía despertar a medianoche con una presión en el pecho y escuchaba ruidos, como susurros. Una noche, quise encender el interruptor de la luz durante ese mismo estado. Fue una sorpresa a continuación, cuando vi cómo mi mano atravesaba el interruptor y la pared. Sorprendido y algo atónito sobre lo que pude experimentar, decidí entonces volver de nuevo a mi cama.

En otra ocasión, tuve la sensación de haberme visto desde el techo de la habitación, sobre mi cama. Otras veces, sentí como si parte de mi cuerpo se fuese hacia todas las direcciones. Mientras, mi físico se quedaba paralizado, de nuevo aterrado sobre la cama. En otras ocasiones, escuchaba y sentía una presencia femenina, seguida por la parálisis de mi cuerpo físico. Durante algunos periodos, me solía ocurrir unas tres veces a la semana. Una noche, recuerdo incluso que fue en tres ocasiones. Creía que con el tiempo iban a disminuir o desaparecer.

Actualmente existe más información sobre la parálisis del sueño. Diversas teorías científicas y alternativas. Yo me limitaré a describir cómo lo viví, hasta el punto que tuve que buscar alguien que me ayudó a dejar de tenerlo. Entonces comprendí lo que en realidad me estaba pasando. En la biblioteca o librerías no encontraba la respuesta en aquel entonces.

Cuando le dije a mi amiga que seguía teniendo las extrañas pesadillas, ella me dio el número de teléfono de Hans para que pidiese cita con él. Me comentó que le vio una vez, en una feria de terapias naturales. Antes de visitar a Hans, mi amiga me puso en contacto con una señora vidente que no me pudo explicar lo que realmente estaba viviendo entonces.

El centro de terapias de Hans, tenía una sencilla sala de espera y una habitación lindante, donde él ofrecía sus consultas. El sonido de una música relajante se podía escuchar desde el fondo. Una vela en su quemador y el olor que dejaba un incienso suave, con el nombre de «Guía Espiritual», creaban un ambiente místico lleno de paz que no había sentido antes. En un lateral de la habitación, se podía observar una estantería, que estaba repleta de libros. Me invitó a que me sentase frente a él, sobre una butaca cómoda, y comenzó mi primera sesión.

Hans me estuvo escuchando durante unos diez minutos. Me insistía en un principio en que le estaba contando una historia ajena, no tan personal. En ese momento yo huía emocionalmente de mi experiencia, debido a lo desagradable que fue cómo la viví. Él hizo hincapié en lo importante que era que le hablase de mis experiencias desde mis sentimientos y no desde el recuerdo que tenía memorizado. Le comenté que a veces escuchaba un zumbido durante mi sueño y que a continuación me encontraba con mi cuerpo paralizado.

—Me gustaría conocer tus vivencias en el terreno paranormal —preguntó.

—Tengo unas pesadillas, con la sensación de que me molestan unas entidades —respondí.

—¿Es así? —preguntó.

—Le contaré mi historia —dije.

—Tu historia lleva mucho tiempo en tu cabeza y eso no es lo que quiero escuchar —respondió—. Eso se lo has contado ya a otras personas. Es lo que ha traducido tu cerebro, y con eso no puedo hacer nada.

—Le voy a explicar —dije.

—¿Explicar? ¿Lo que has pensado? En el cerebro están nada más que invenciones —respondió—. Quiero hablar contigo y no con una historia tuya. No quiero escuchar tu historia, sino tus vivencias respecto a esa experiencia. La persona es un ser sensible, que es dirigido por sus emociones y sentimientos, y no por sus pensamientos. Primero llega el sentimiento, y lo que sientes es real, y después pienso lo que he sentido. Tus vivencias son lo que quiero conocer —insistió.

—Vale. Cuando ocurren me siento como un paquete sujetado, que es usado y lanzado hacia todos lados —dije—. Escucho a veces voces detrás de mí. Una vez se lo conté a mi mejor amigo y, como salíamos de marcha en aquel entonces a ligar a las discotecas, este no lo comprendió, comenzó a reírse. Me dijo entonces que a veces se metería alguna amiga en mi cama.

—Te entiendo —respondió—. ¿Has visto u oído quien te utiliza? —preguntó.

—No —respondí—. Yo pensé que tal vez estas experiencias, estaban relacionadas con un dilema interno mío. Cuando comenzaron, yo tenía que tomar la decisión de seguir viviendo en casa de mis padres o irme a vivir con mi novia en aquel entonces. Me di cuenta de que cuando dormía con ella, no solían pasarme estas pesadillas.

—Es un fenómeno muy común —respondió entonces—. Se llama «experiencia extracorporal». Es tu conciencia saliendo del cuerpo. Y todo el mundo lo hace de 4 a 5 veces durante la noche, solo que lo haces inconscientemente en tu sueño. Cuando duermes, te marchas y tu cerebro experimenta un sueño. Te quedas con la atención en este y tú te encuentras entonces en otra realidad. Nuestra conciencia deja el cuerpo y el consciente se queda con el cerebro soñando imágenes. Cuando vuelves, fin de sueño. Toda la gente lo hace, lo que pasa es que tú tienes la mala suerte de que lo experimentas de manera consciente.

»No te vas con tu consciente en tu cerebro, de manera que puedas soñar imágenes, sino que vas con tu consciente con la otra parte, hacia otra realidad que no conoces. Llegas, por lo visto, a una que no es tan agradable. Tienes entonces la sensación de agobio. De sentirte cómo un paquete. Unas personas me dicen sentirse cómo un globo que va hacia todos lados, otras me cuentan que se sienten como un pez en el océano y que otros peces las vienen a sorber. Estas experiencias se suelen vivir cuando se llega a la zona oscura del crepúsculo. Te encuentras entonces allí también con tu consciente y eso es todo lo que experimentas. En realidad, esto no tiene nada de especial, mucha gente sabe esto. Me ocurre a mí también —dijo a continuación.

Me sentí mucho mejor cuando escuché eso. Por fin encontré a alguien que me pudo ofrecer una explicación concreta y pude comprender. Seguí hablándole sobre mis experiencias.

—En algunas ocasiones, me he visto intentando hablar con algunas personas allí, pero estas se retraían, no mostrando ningún interés —dije.

—Les puede resultar aterrador —respondió—. Tú las llamas personas, pero son entidades, habitantes de la otra realidad. Pueden ser personas que estuvieron alguna vez en su cuerpo, pero también pueden ser habitantes que nunca estuvieron en uno. ¿Pudiste hablar con algunos?

—No —le respondí—. Pero sé que algunos pueden ser verdaderamente aterradores.

—También los hay —dijo.

Decidí entonces comentarle una experiencia que viví el 16 de julio del 1996. Comenzó de manera aterradora y como la peor de todas. Seguido después, tuve un encuentro muy especial, difícil de expresar. Recuerdo que aquel día, durante unos servicios de vigilancia en las estaciones, mis compañeros y yo les llamemos la atención a unos viajeros. Esto fue debido a una actitud violenta que ejercieron en una estación. Ellos se opusieron a nosotros y aunque todo se quedó en una discusión, el recuerdo del malestar me lo llevé a casa. Una vez allí, decidí escuchar un CD del género musical grunge. Una de las canciones estaba plagada de insultos que apenas se entendían. Con todos mis respetos a este estilo de música, me deshice del CD al día siguiente de aquella experiencia que viví.

—Me fui a dormir y entré en un sueño profundo —dije—. A continuación, escuché como un aleteo detrás de mí, parecido al de una paloma. Después cómo tres garras punzantes en cada uno de mis hombros me empujaban hacia el colchón. Comencé a escuchar una voz que hablaba a gran velocidad, sin parar. Parecía insultante y en un idioma desconocido, posiblemente muy antiguo.

»Aunque parezca surrealista, como cualquier persona sintiéndose atacada, decidí enfrentarme dándome la vuelta, algo que fue imposible; una fuerte presión contra mi espalda lo impedía. Al sentirme amenazado, el primer pensamiento que me llegó fue de luchar a vida o muerte. De inmediato me di cuenta de que era algo sobrenatural, cuando con toda mi fuerza física no le podía hacer frente. Iba a ser imposible de ese modo.

»Comencé a nombrar a Jesús varias veces, sin ningún efecto. Tras varios intentos, me llegó a mi memoria el rezo que hacía de pequeño antes de dormir: «Ángel de la Guarda, dulce compañía, no me desampares, ni de noche ni de día». De repente, desapareció la presión de mi espalda y pude levantarme un poco al dejar de escuchar la voz que me perturbaba.

—En ese momento vi una forma etérea, en la entrada a mi dormitorio. Aunque no tenía forma humana, recuerdo haberle pronunciado un nombre antiguo, que pareció salir desde la altura de mi corazón. Tuve la sensación de estar saludando a alguien que no había visto durante mucho tiempo. Me respondió suavemente y su voz la sentí también en mi corazón. A continuación, vi una sombra humana que estaba sentada a los pies de mi cama. Después volví a dormir y entré en un sueño profundo. ¿Pudo también haber influido aquel día la música que escuché? —le pregunté a continuación.

—Por supuesto que sí —respondió.

Me dijo que en el momento en que comencé a rezar, cambie mi afinación. Entonces fue cuando tuve el encuentro con mi guía espiritual.

—¡Creí que era un ángel, pero no le veía la cabeza! —dije.

—¿Un ángel sin cabeza? —Hans comenzó a reír—. Cuando están tan evolucionados, pierden su forma humana —dijo.

Le comenté que entonces experimenté una sensación de amor y paz difícil de expresar. También como si no tuviese ninguna dolencia física en ese momento.

—Lo sé —respondió—. Puede ser muy confuso vivir algo así de manera consciente; una entidad alta que lleva muchísimo tiempo viviendo en la otra realidad, se convierte en una forma etérea. Cuando tú mueras, mantendrás primero la forma humana y te podrás mostrar de esa manera. A continuación, te convertirás en la forma etérea, y al final terminaras volviendo a ser una esfera redonda.

Comprendí que todos llegaremos a tener esa transformación. Que forma parte de nuestra ascensión espiritual. Entonces perderíamos nuestra forma humana, para terminar después convirtiéndonos, tal como me lo describió entonces. Cuando me lo comentó, mi ego me gastó una mala jugada. Una sensación de apego me inundó. No fue de índole material sino emocional; pensé en mis seres queridos, porque ellos también perderían sus formas humanas. Cuando lo vas comprendiendo, el ego también se desvanece hasta desaparecer. Todo lo vas entendiendo mejor cuando vas descubriendo quién realmente eres.

—¿Qué esperas de mí, José? —preguntó.

—Pues creo que habrá más gente como yo buscando, queriendo saber lo que realmente nos sucede con estas experiencias. Supongo que debe de ser desde la antigüedad —dije.

—Desde que existen las personas —dijo a continuación—. La mayoría de la gente no lo sabe, le suele pasar a una de cada mil. Aquí, en Rotterdam, habrá seguramente unas mil personas que tendrán las mismas experiencias que tú.

—Compré unos libros para intentar averiguar qué me estaba pasando —dije.

—¿El libro de Monroe? —preguntó.

—No —respondí—. Uno de ellos trata sobre el sueño consciente; su título es The Lucid Dreamer. Pero cuando leí que también trataba sobre técnicas de ensueño del chamanismo y sobre los riesgos que podía tener, eso me echó hacia atrás.

—En el caso de que lo hagas muy consciente, puedes llegar a lugares muy desagradables —dijo—. Si en cambio los dejas hacer, no ocurre eso porque llevas protección y no tienes que tener miedo. La zona del crepúsculo es así. Es como si entras en una cueva con un guía, y este después te acompaña de vuelta a la salida. Si eres un terco y decides después volver a entrar solo, por un pasillo entonces es donde te puedes perder.

—He tenido toda clase de sueños, incluso premonitorios —dije.

—Lo utilizan también con fines de espionaje, tanto el KGB de Rusia o Estados Unidos con la CIA, y eso es muy grave —respondió a continuación—. Hay gente que se presta para espiar al Pentágono. Entrenan de manera muy consciente; se acuestan y traen la información. Son muy activos y saben lo que hacen. Hay también magos que, mientras están hablando contigo, separan una parte de sus conscientes para traer información de vuelta. En estos casos, existe un factor de gran peligro. Estamos hablando de magia negra; también está la blanca.

A continuación, me preguntó la razón de mi elección en vivir estas experiencias.

Capítulo 2Un mensajero

—¿Por qué has elegido esta sensibilidad? —preguntó después.

—Sé que estamos aquí para aprender —respondí.