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Premio Internacional Alegría 2023. Rubén Martín Díaz presenta un libro en el que alude a distintas experiencias existenciales de carácter reflexivo y, sobre todo, contemplativo, que contrastan con el prosaico y umbrío mundo cotidiano de su trabajo profesional. Partiendo de dos citas, en apariencia antagónicas -una del dibujante Guy Delisle y otra del poeta san Juan de la Cruz-, la innegable sensibilidad del autor deja paso a una serie de poemas, inteligentemente organizados en varias secciones -que, en realidad, conforman un único poema fragmentado-, a través de los cuales procura cantar el hallazgo de la creación poética y la belleza y luminosidad de la vida en su fluida temporalidad. En ese conjunto, cabe destacar, además, las referencias al amor esponsal y a la presencia gozosa de los hijos. Como eje principal de su discurso, Martín Díaz se hace dueño de la simbología de la luz, elemento clave cargado de significación, que percibe no sólo como sanadora y fecunda, sino como cauce de búsqueda y ascensión de la realidad. Con un dominio imperioso del ritmo y una gran carga emotiva, Lírica industrial se lee como un poemario sin fisuras, fresco, maduro, de esos en los que la voz del poeta se reconoce poderosamente, dentro de una tradición donde la poesía es siempre un logro fortuito a la vez que «el triunfo natural de lo absoluto».
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Seitenzahl: 22
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RUBÉN MARTÍN DÍAZ
LÍRICA INDUSTRIAL
ADONÁIS
691
EDICIONES RIALP
Madrid
© 2023 byRubén Martín Díaz
© 2023 de la presente edición,
byEdiciones Rialp, S.A. - Manuel Uribe 13-15 - 28033 Madrid
ISBN (edición impresa): 978-84-321-6581-8
ISBN (edición digital): 978-84-321-6582-5
ISBN (edición bajo demanda): 978-84-321-6583-2
Preimpresión: produccioneditorial.com
A M.ª Ángeles
A Hugo y Blanca
El olor, el calor y el ruido de las máquinas.
Guy Delisle,Crónicas de juventud
Mi alma se ha empleado
y todo mi caudal en su servicio;
ya no guardo ganado
ni ya tengo otro oficio,
que ya solo en amar es mi ejercicio.
San Juan de la Cruz,Cántico espiritual
Y allí pesaba el sol sobre la espalda
como el yunque o la losa,
o como el ojo abierto, ya sin vida,
de un ciervo atravesado por la bala
certera de un furtivo,
o incluso como el viejo sin recuerdos
o el niño al que por dentro
le está lloviendo a cántaros la pena,
le está lloviendo el sueño y no se duerme,
porque no hay modo de dormir
mientras, despierto, piensa en su futuro
o en su noche invernal
¿y cuánto quedará para el verano?
Y allí pesaba el sol como el silencio
en tardes de domingo,
como el beso de nadie para nunca
después de tanto y tanto
¿y para qué?
Pesaba el sol y, al fin, era la noche
con murmullo de estrellas
y la espalda partida en dos,
y las manos sedientas,
recién encallecidas,
y los ojos ancianos,
y el mundo hasta mañana
o hasta no despertar.
Y así los días, de un trabajo a otro,
como piedra arrojada en el abismo
¿y para qué la vida? ¿Para qué?
Y entonces la palabra
que, temblando, como ave
que escapa de su jaula,
alzó su vuelo libre e inmortal
sobre la cima oscura del silencio:
y se hizo luz el canto.
CADA tarde regreso
a mi puesto en la fábrica.
He besado a mis hijos,
también a mi mujer,
y he cerrado la puerta del hogar
con el gesto apacible de quien lanza
al aire una moneda
y sabe que la suerte le es propicia.
Después, en el trayecto hacia el polígono,
me busco en pensamientos. Reflexiono.
Contemplo el horizonte de mis días
en las cosas de siempre,
que hoy lucen como nunca.
Dibujo con el dedo
el contorno de un pájaro en el aire
que, al fin, desaparece
con esa extrema urgencia
de lo efímero.
EL ruido de las máquinas
no deja oír la luz ni contemplar
el silencio del bosque;
todo lo que no está, pero es presencia
en la escucha intuitiva del poeta.
Los compresores,
los rodillos girando sin parar,
la vibración eléctrica de un cuadro