2,99 €
Desde hace relativamente pocos años se ha podido establecer que la fricción o presión sobre una zona del cuerpo que esté experimentado dolor provoca la liberación de endorfinas (las llamadas "hormonas de la felicidad") y que el alivio que eso provoca no es psicológico sino real ya que está basado en procesos físico-químicos.Los grandes médicos de la antigüedad, aun sin tener este conocimiento, emplearon el masaje en sus prácticas terapéuticas ya que sus antecesores daban fe de su efectividad. Hipócrates y Galeno en occidente enseñaron técnicas precisas de masaje para resolver diferentes problemas de salud y Avicena, en Persia, dejó por escrito sus investigaciones que incluían la aplicación de tratamientos occidentales y la de masajes o técnicas originadas en el continente asiático. Por su parte, los médicos de China, Japón e India desarrollaron sus propios métodos partiendo de concepciones de la realidad, del hombre y de su lugar en el universo completamente distintos a las ideas que sobre ello tenía en Europa y Medio Oriente.En la actualidad pueden hacerse varias clasificaciones de masajes, una de las cuales considera dos grandes grupos: aquellos que son llevados a cabo bajo estricta prescripción terapéutica, como es el caso de los que imparten los masajistas, reflexólo- gos, osteópatas y fisioterapeutas, que tienen por objeto rehabilitar el movimiento o la funcionalidad de diversas zonas del cuerpo y tratar muy diversas patologías, y aquellos cuyo fin es resolver dolencias y trastornos leves, como por ejemplo las tensiones musculares causadas por el estrés, y brindar un mayor confort tanto físico como psicológico o espiritual.En este libro se hará una revisión de las diferentes técnicas tradicionales empleadas en todo el mundo.
Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:
Veröffentlichungsjahr: 2020
Masajes
del
Mundo
Fernando Cabal
www.mandalaediciones.com
eBooks con conciencia
www.mandalaediciones.com
eBooks con conciencia
Masajes del Mundo
Primera edición, 2012
© Fernando Cabal
© Mandala Ediciones, 2012
Tarragona 23, Local. 28045 Madrid. España
Tel: +34 914 678 528
E-mail: [email protected]
www.mandalaediciones.com
isbn: 978-84-8352-542-5
INTRODUCCIÓN
El Cuerpo Humano
. El .Sistema .Muscular
. . - .Músculos .esqueléticos
. . - .Tensión .y .relajación .muscular
. El .Sistema .Óseo
. . - .Ligamentos
. El .Sistema .Cardiovascular
. La .Piel
Los Planos Sutiles
. Los .Chakras
. Vórtice .de .Energía
EUROPA
Masaje Celta
Masaje Sueco
Masaje Ruso
Masaj e Turco
ASIA
Masaje Persa
INDIA
Ayurveda
Abhyanga
Abhyanga-Garshana
Vishesh
Pizhichil
Shiro-Abhyanga-Nasya
Shirodhara
Masaje de Pies Ayurvédico Padabhyanga y de Manos Hastabhyanga
Masaje con Pindas
Masaje Tibetano
Masaje Vibracional con Cuencos
CHINA
. El .Yin .y .el .Yang
. Los .Cinco .Elementos
Masaje Tui Na
JAPÓN
Ampuku
Shiatsu
Anma
Kobido
SUDESTE ASIÁTICO
Masaje Tailandés
Masaje Balinés
Lulur Ayu
Masaje con Cañas de Bambú
Hilot
AMÉRICA
Masaje Californiano
Masaje Raynor
Masaje Watsu
ÁFRICA
Masaje Infantil Yoruba
Masaje Rítmico Africano
OCEANÍA
Masaje Lomi Lomi
BIBLIOGRAFÍA DE MASAJE
A partir del momento en que se corta el cordón umbilical tras el nacimiento pasamos a ser individuos aislados e independientes y todo lo que somos está contenido dentro del órgano más voluminoso del cuerpo: la piel. Sin embargo, tal y como se ha demostrado a lo largo de los últimos años, más allá del lento desarrollo de los primeros meses y de la vulnerabilidad e indefen-sión con la que venimos al mundo, necesitamos ser tocados. Un bebé carente de caricias, por bien alimentado o sano que esté corre un alto riesgo de muerte y si observamos a los animales, sobre todo a mamíferos y aves que son los más evolucionados en la escala zoológica, en ellos el tacto, el roce con individuos de su misma especie, cumple un papel importantísimo.
A lo largo de la historia el hombre ha llevado a cabo muchas acciones de manera intuitiva o instintiva y sin conocer las verdaderas causas de sus efectos, tras haber comprobado que ellas aumentaban su bienestar o hacían remitir sus dolores y el masaje, en una amplia variedad de modalidades, sin duda ha sido practicado en todos los tiempos y por todas las culturas.
Desde hace relativamente pocos años se ha podido establecer que la fricción o presión sobre una zona del cuerpo que esté experimen-tando dolor provoca la liberación de endorfinas (las llamadas “hormonas de la felicidad”) y que el alivio que eso provoca no es psicológico sino real ya que está basado en procesos físico-químicos.
Los grandes terapeutas de la antigüedad, aun sin tener este conocimiento, emplearon el masaje en sus prácticas terapéuticas ya que sus antecesores daban fe de su efectividad. Hipócrates y Galeno en occidente enseñaron técnicas precisas de masaje para resolver diferentes problemas de salud y Avicena, en Persia, dejó por escrito sus investigaciones que incluían la aplicación de tratamientos occidentales y la de masajes o técnicas originadas en el continente asiático. Por su parte, los médicos de China, Japón e India desarrollaron sus propios métodos partiendo de concepciones de la realidad, del hombre y de su lugar en el universo completamente distintos a las ideas que sobre ello se tenía en Europa y Medio Oriente.
En algunas culturas, como se verá a lo largo de este libro, el masaje ha formado siempre parte de la vida cotidiana; es decir, no se entiende sólo como una manera de curar diferentes enfermedades, como una terapia médica sino, también, como una práctica habitual encaminada a obtener un mayor bienestar, como un hábito que se encuadra más dentro de la higiene. Es común que, en estos casos, sea la mujer quien lo realice con mayor frecuencia; es ella la que alivia las tensiones musculares del padre de familia que llega a casa tras una larga y dura jornada de trabajo; también la que sabe manipular las zonas doloridas de niños o ancianos. Esta tarea es una forma más de prodigar cuidados a la familia, de hacer que las personas queridas se sientan lo mejor posible.
En la actualidad pueden hacerse varias clasificaciones de masajes, una de las cuales considera dos grandes grupos: aquellos que son llevados a cabo bajo estricta prescripción terapéutica, como es el caso de los que imparten los masajistas, reflexólogos, osteópatas y fisioterapeutas, que tienen por objeto rehabilitar el movimiento o la funcionalidad de diversas zonas del cuerpo y tratar muy diversas patologías, y aquellos cuyo fin es resolver dolencias y trastornos leves, como por ejemplo las tensiones musculares causadas por el estrés, y brindar un mayor confort tanto físico como psicológico o espiritual. El masaje forma parte del acerbo cultural tradicional de los diversos pueblos del planeta y nadie puede pretender apropiarse de esa sabiduría para su uso exclusivo o restringido.
En este libro se hará una revisión de las diferentes técnicas tradicionales empleadas en todo el mundo. Al respecto, es importante señalar que hay amplias zonas del globo en las cuales las técnicas tradicionales del masaje se han perdido con la llegada de conquistadores más poderosos; si bien se sabe que ha sido practicado, al carecer de lengua propia escrita no han llegado sus métodos hasta nuestros días. Durante la Edad Media, el auge de la religión cristiana y la exal-tación de la espiritualidad hizo que el hombre tomara distancia con el mundo material, incluido su cuerpo lo cual provocó el declive del masaje en Occidente. La conquista de América se produjo poco después de finalizar este periodo de modo que las técnicas de masaje tradicional de las grandes civilizaciones americanas (azteca, maya o inca), no fueran estudiadas o incluidas o asimiladas por Europa como lo habían sido anteriormente las de oriente. Hoy, poco se sabe de ellas, aunque hay loables intentos de recuperar esas antiguas sabidurías y técnicas sanadoras de los pueblos azteca, maya o inca.
Es difícil precisar cuál es el origen de la palabra “masaje” que, con ligeras variantes en su escritura o pronunciación, es común a diversos idiomas ya que, al haberse utilizado sus técnicas en casi todas las culturas, resulta imposible saber cuál fue la que acuñó el término. En griego, la palabra massien significa amasar, tocar, friccionar; mass es una palabra que proviene del árabe cuyo significado es tocar consuavidad; massa, en latín, quiere decir pegase a los dedos; masso, del ruso, significa apretar con las manos y masech, que proviene del hebreo, se usa como sinónimo de palpar, tantear. Cualquiera de ellas puede haber sido el origen de la palabra que, en las lenguas occidentales, describen cierto tipo de manipulaciones que se hacen sobre el cuerpo con fines terapéuticos. Recomendamos aquí consultar, sobre el origen y la historia del masaje, la obra del Dr. Jesús Vázquez Gallego “ElMasaje Terapéutico y Deportivo” . Daremos en nuestro texto tan sólo algunas pequeñas pinceladas.
Partiendo de una actitud instintiva que consiste en llevarse la mano a la zona dolorida, ya sea para dejarla quieta en el lugar a fin de proveer calor al área o para friccionarla y provocar con ello alivio, las personas encargadas de los cuidados sanitarios e higiénicos de la población, sean médicos, chamanes o brujos, fueron creando con el tiempo una serie de técnicas basadas en los efectos que las diferentes manipulaciones producían en áreas afectadas o en el organismo en general. Es importante señalar que muchas de ellas han sido establecidas mucho antes de que hubiera un conocimiento exhaustivo de la anatomía humana.
Hasta la aparición de la cirugía, la única manera de llegar hasta ciertos órganos o articulaciones ha sido ejerciendo presión sobre la piel. Debajo de ésta hay una capa muscular y, más hacia el interior, se encuentran los órganos. Un ejemplo concreto de ello es el masaje cardíaco utilizado en reanimación, que se realiza presionando rítmicamente la zona izquierda del pecho. Este impulso externo ejercido sobre la piel, mueve la capa muscular y las costillas que están debajo, estimulando de esa manera el corazón para que vuelva a latir.
Este ejemplo tiene como fin resaltar un concepto que está intrín-secamente relacionado con la casi totalidad de las técnicas de masaje; y la palabra que lo define, es ritmo.
I nt r oducción e
Las fricciones, estiramientos, amasamientos o cualquier otra manipulación que se emplee en los masajes son rítmicas. Hay muchas razones para hacerlo de este modo y, entre otras, pueden citarse las siguientes: las dos funciones básicas del organismo, respiración y circulación sanguínea, se realizan rítmicamente; el masajista trabaja con su propio cuerpo y el ritmo previene la fatiga y favorece el aumento de concentración, tanto de la fuerza en sus manos o antebrazos, como mental. Por otra parte, sería contraproducente que la persona que recibe el masaje estuviera a cada segundo esperando, desconcertada, el momento del contacto, del amasamiento o de la fricción; eso le impediría relajarse con lo cual, los músculos que están debajo de la piel constituirían una barrera que impediría al profesional llegar con mayor efectividad al interior del organismo.
Por todo ello cabe decir que el masaje es una sucesión de manipulaciones rítmicas que se realizan sobre la superficie del cuerpo.
En toda sesión de masaje concurren tres elementos imprescindibles: el lugar en el que se realiza, la persona que lo imparte y la persona que lo recibe y de los tres depende el éxito que de ella se obtenga.
El ambiente, la habitación o entorno en la que se imparta el masaje, es fundamental a la hora de propiciar en el receptor una adecuada relajación; para conseguirlo, es necesario cumplir con ciertos requisitos:
• Higiene: Teniendo en cuenta que se va a trabajar sobre el cuerpo, es imprescindible que la habitación esté inmaculada-mente limpia. El mínimo rastro de suciedad puede provocar aprehensión y, con ella, tensión en el cuerpo sobre el que se va a trabajar. Las toallas y objetos que sean empleados por varios pacientes deberán reponerse al finalizar cada sesión.
Todo lo que entre en contacto con un nuevo paciente o que se haya ensuciado debe someterse a una limpieza rigurosa.
• Orden: Aunque no sean una misma cosa, el desorden se asocia fácilmente con la suciedad y esta es una buena razón, aunque no la única, para evitarlo. La visión de una estancia despejada y ordenada permite hacer de ella un rápido esquema mental en tanto que lo contrario implica una distracción permanente.
Además el orden externo promueve, también, el interno y facilita la actitud adecuada en el receptor y una mayor concentración en el profesional.
• Temperatura adecuada: El frío y el calor no deben ser, en ningún momento, un factor de desconcentración ni de tensión. Algunas manipulaciones promueven la circulación sanguínea pudiendo acarrear un aumento de la sensación de calor; por el contrario, la relajación hace bajar la temperatura corporal. Estas son dos razones importantes a tener en cuenta, sobre todo en ciertos tipos de masaje. También hay que evitar las corrientes de aire.
• Camilla: En la mayoría de los casos, lo más conveniente es contar con una camilla profesional ya que ésta permite al masajista trabajar con mayor comodidad. A falta de ésta, también se pueden realizar los masajes tumbando al receptor en el suelo, sobre una colchoneta o sobre dos o tres mantas.
Lo que se desaconseja es hacerlo sobre una cama ya que el colchón absorbería las presiones que se realizan sobre el cuerpo haciendo que el masaje pierda efectividad.
La camilla deberá ser impermeable, de un material lavable y, a ser posible, estar cubierta de papel desechable.
Para algunos tipos de masajes, como es el caso de los faciales, puede emplearse una silla reclinable.
La decoración del lugar debe ser, ante todo, cálida. Son preferibles los colores pastel a los estridentes, porque resultan más sedantes y apaciguadores. En lo que respecta a los adornos, hay que tener en cuenta que son elementos de distracción y que, por lo tanto, deben ser usados con discreción.
Los objetos decorativos o destinados a propiciar un ambiente determinado están en relación con los objetivos que se persigan con el tipo de masaje a impartir. En aquellos destinados a promover una relajación profunda, un contacto con el interior o una elevación espiritual, por ejemplo, los tonos cálidos son más adecuados que los fríos o dinamizadores.
Hoy en día se imparten clases de todo tipo de masajes, y con la titula-ción obtenida se puede trabajar en una consulta tanto privada como en un establecimiento. Existen diferentes niveles de conocimiento del área de masaje que se estudia. Una manera de demostrar profesionalidad es reuniendo varios títulos, tanto de temas teóricos (anatomía y fisiología, por ejemplo) como de prácticas del masaje, y llegar al nivel más avanzado de la materia. También resulta interesante para los pacientes y los patrones que el masajista se haya involucrado en un curso en el lugar de origen del masaje. Por ejemplo, haber estudiado masaje tailandés en Asia o en el mismo Tailandia, o shiatsu en Japón, etcétera, pues la antigüedad de la escuela en su lugar de nacimiento es mayor.
Una vez que comienza la carrera laboral, el terapeuta debe regirse por un código de conducta propio de los masajistas. Éste ayuda a que las relaciones con el paciente estén dentro de los márgenes éticos y los aspectos que se ejercen en cada consulta queden delimitados. Por ejemplo, sólo deben practicar la especialidad que han estudiado y durante la consulta del paciente sólo dar consejos de salud y no prescripciones o diagnósticos de enfermedades, sin tener la debida preparación.
Para que el masaje resulte efectivo, no basta con que el profesional que lo imparta conozca perfectamente la técnica; al igual que sucede en música, una misma pieza, ejecutada con el mismo instrumento e iguales elementos técnicos, hace que un intérprete reciba el calificativo de genio y que a otro se le considere un artista mediocre.
La diferencia entre ambos, sin duda, es lo que cada uno de ellos pone de sí mismo, la manera que se entrega a su trabajo.
El hecho de que su principal herramienta sea su propio cuerpo, hace que necesite una buena preparación física; no sólo para resistir la fatiga sino, además, para proporcionar la fuerza suficiente que, en algunas técnicas, se hace necesaria. Un cuerpo que no esté convenientemente entrenado puede sufrir lesiones en las articulaciones o en los músculos.
También es muy importante el equilibrio interior ya que el contacto que se mantiene con el receptor es sumamente estrecho. Un estado emocional negativo, ya sea de ira, miedo, enfado o tristeza, será captado inconscientemente por el paciente creándole incomodidad o temor. De ahí que sea fundamental el saber dejar los problemas fuera de la consulta y, una vez en ella, dar en el trabajo lo mejor de sí mismo.
Otro punto muy importante es la discreción. Junto con el cuerpo, a menudo el receptor del masaje desnuda también su alma y si bien es preferible que la sesión transcurra en silencio, hay ocasiones en que el paciente querrá hablar o comentar sus propios asuntos.
Frente a su exposición, lo mejor es mantener una actitud cercana pero, a la vez, neutra.
Por razones higiénicas y sociales también es necesario cuidar la presencia. El vestuario debe ser de corte sencillo y opaco. Lo más cómodo es llevar unos pantalones anchos largos y una camisa de media manga; las camisas de manga larga entorpecen el masaje, y las que no tienen mangas no recogen la transpiración axilar. Después, las uñas deben ser cortas y estar limadas para que no produzcan marcas en la piel del paciente. Luego, las joyas también son molestas, el maquillaje en exceso está fuera de lugar y, sobretodo, se debe de estar limpio en todo momento; las manos, al estar en contacto con la piel de los pacientes, hay que lavarlas antes y después del masaje, como mínimo, y si el cuerpo transpira mucho es recomendable ducharse entre sesión y sesión.
Es aconsejable tener en la consulta un plato de ducha disponible para el receptor del masaje y para él mismo.
Lo fundamental es que el profesional se gane la confianza del receptor ya que eso garantizará la entrega de éste al masaje, con la consiguiente y necesaria relajación para que las manipulaciones puedan obrar en profundidad.
Como el trabajo se hace especialmente con las manos, éstas deberán mantenerse flexibles y robustas. Para conseguirlo lo mejor es ejer-citarlas por medio de ejercicios de quiromasaje, como los que se citan en el siguiente punto. Obviamente, dentro del cuidado de las manos se incluye el tener en ellas la piel suave y sin asperezas.
Muchos tipos de masaje requieren una particular fortaleza en dedos, muñecas, brazos y antebrazos y si bien es cierto que el trabajo en sí provee gran parte de esa fortaleza, es imprescindible, además, hacer una apropiada gimnasia para mantenerlos en forma y hacerlos más resistentes, más ágiles y más resistentes a la fatiga.
A continuación se citan a modo de ejemplo algunos ejercicios de quiromasaje destinados a ese fin.
1. Cerrar la mano dedo por dedo, tratando de hacer presión sobre la palma con la punta de cada uno. A continuación, abrirlos uno por uno extendiéndolos todo lo posible.
2. Separar los dedos entre sí abriendo completamente la mano y todo lo que sea posible. Con los dedos así extendidos y tensos, doblar la muñeca hacia arriba y hacia abajo.
. Con el puño cerrado, girar la mano haciendo una rotación de muñeca; primero en sentido de las agujas del reloj y luego en el contrario.
. Hacer lo mismo que en el ejercicio anterior pero con los dedos completamente extendido.
. Dejar la mano semicerrada y recorrer con la yema del pulgar las uñas de los demás dedos. Hacer varias veces el recorrido del índice al meñique y viceversa.
. Apoyar la mano sobre las pulpas de los dedos y extenderlos hacia atrás, flexionando también la muñeca.
. Con el puño cerrado de una mano, hacer presión sobre la palma de la otra. Mantenerla unos segundos, relajarla y volver a presionar. Luego intercambiar la función de ambas manos en el ejercicio.
. Juntar las manos y abrir las palmas todo lo posible sin separar los dedos de una mano de los de la otra.
. Abrir y cerrar los puños con fuerza.
10. Trabajar con una pelota de gomaespuma encerrándola en el puño y presionándola con los dedos.
Para ejercer un masaje terapéutico no es aconsejable utilizar cosméticos o aceites esenciales a no ser que el terapeuta esté entrenado en esos campos. Por el contrario, si se usa un lubricante se tiende a recurrir a los hipoalérgicos, inodoros y ligeros, como el aceite de semilla de uva.
La razón de esto es que lo que se busca es un agente que ayude el deslizamiento de un cuerpo contra el otro a la vez que se ejerce una cierta 10 e Masajes del Mundo
presión, y no una especial nutrición de la piel o efecto psíquico como el que pueden efectuar los ingredientes más complejos.
Desde luego, antes de realizar un masaje lubricado se debe preguntar al paciente si padece algún tipo de alergia a alguno de sus componentes, e incluso conviene saber si es alérgico a cualquier otra sustancia o material para evitar el uso de ciertos instrumentos.
En caso de que alguien solicitara un masaje de urgencia fuera de la consulta y no se tuviera el aceite específico que se acostumbra a emplear, para favorecer el deslizamiento se pueden utilizar polvos de talco, aceite para niños, aceite de cocina e, incluso, ceniza; es decir, cualquier sustancia natural que minimice los efectos de la fricción.
Hay masajistas que fabrican sus propias mezclas de aceites empleando medio decilitro de uno neutro como base y añadiéndole unas gotas del aceite esencial elegido. Los aceites básicos son aquellos cuyo olor es muy débil o nulo para que no altere el del aceite esencial con el que se mezcle. Los más empleados son el de almendras, el de avellana, de aloe vera, de cacahuete y de coco; este último es el más recomendable por sus propiedades cosméticas.
En cuanto a lo que respecta a los aceites esenciales, es necesario tener en cuenta que si bien es cierto que la piel absorbe parte de sus componentes, la acción que puedan ejercer las propiedades medicinales de algunos de ellos, sobre todo las que actúan sobre trastornos en puntos profundos o en órganos, es muy reducida. No obstante puede resultar útil conocer los más empleados (sobre todo aquellos que benefician la piel y los músculos) y saber qué ventajas pueden proporcionar.
En la siguiente lista sólo se enumeran las propiedades que actúan con la aplicación externa del aceite esencial de las plantas mencionadas ya que, preparadas en infusión o ingeridas, también resultan beneficiosas para solucionar otros trastornos.
• Árbol de té(Melaleuca Alternifolia):
Además de actuar contra bacterias, virus y hongos, es cicatrizante y desodorante.
• Árnica(Arnica Montana):
Su acción es antiinflamatoria por lo cual es recomendable para procesos reumáticos, contusiones, desgarros musculares e inflamaciones en general.
• Azahar(Citrus Aurantium):
Es recomendable para las pieles secas ya que ayuda a regular el funcionamiento de las glándulas sebáceas. También es un buen inductor del sueño.
• Caléndula(Calendula Officinalis):
Además de antiespasmódica, es antiséptica, antiinflamatoria y cicatrizante. Por sus efectos cicatrizantes y regeneradores, ha sido muy empleada en las quemaduras. Puede también
utilizarse en casos de acné, rasguños o en zonas en las que la piel esté irritada.
• Enebro(Juniperus Communis):
Es una planta que tiene muchos usos medicinales pero en lo que respecta a los masajes, cabe decir que el aceite que se obtiene de sus ramas es excelente para eliminar todo tipo de parásitos en la piel. El que se fabrica con sus bayas es antirreumático.
• Eucalipto(Eucalyptus Globulus):
Desinfectante. Es apropiado para las agujetas. No obstante, debe tenerse cuidado con su aplicación ya que hay personas que son alérgicas a esta planta.
• Espliego(Lavandula Officinalis):
Analgésico, antiespasmódico, tónico y, a la vez, sedante.
• Menta(Mentha Piperita):
Es tónica y resulta adecuada para los procesos reumáticos.
• Romero(Rosmarinus Officinalis):
Es antirreumático y antiinflamatorio de modo que es adecuado para tratar las articulaciones inflamadas. También resulta un excelente tónico para la piel y el cuero cabelludo.
• Tomillo(Thymus Vulgaris):
Además de ser un potente antiséptico, relaja los músculos, es cicatrizante y bactericida.
El material sobre el cual trabajará el masajista, el que deberá transformar positivamente, es el más delicado de cuantos pudieran haber: el ser humano. Está compuesto por un cuerpo físico, una psiquis y, para los creyentes, un alma de manera que aquello que modifique cualquiera de estos tres niveles, también modificará los otros dos. Y si bien es cierto que trabajará fundamentalmente con su cuerpo físico, la actitud que muestre y el ambiente que cree en su consulta, sumados a las manipulaciones que realice, activarán unas emociones u otras; dispondrán en el receptor un estado mental particular.
Poniéndonos frente a un espejo, gracias a nuestros rasgos faciales o corporales podemos reconocernos, saber cuál es el aspecto que ofrecemos al mundo, identificar la imagen con nuestro nombre; pero desde el punto de vista meramente físico o material, somos mucho más que eso. Bajo la superficie visible de la piel, están los numerosos elementos orgánicos responsables del funcionamiento del organismo y, salvo que suframos alguna operación, jamás serán vistos ni tocados por nadie; mucho menos por nosotros mismos. Diariamente nos peinamos, nos lavamos los dientes, nos ponemos pendientes en las orejas, pero difícilmente nos acordemos de que tenemos un hígado, un corazón, dos riñones, a menos que éstos se quejen produciendo dolor o malestar; de ahí que se diga que “la salud es el silencio de los órganos”.
El estudio del cuerpo humano es una asignatura esencial para todo aquel que desee beneficiar su interior y el de los demás. Para un masajista profesional el estudio de la anatomía humana es el comienzo de su aventura masoterapéutica: no sólo toca la piel y, a través de ella, los músculos, sino que mediante estas operaciones establece contacto con millones de fibras, tendones, ligamentos, articulaciones, nervios, etc. A través de la manipulación de estos elementos, tonifica los demás sistemas y libera al organismo de toxinas.
Repartidos entre el tronco, la cabeza y las extremidades, hay más de seiscientos músculos; estructuras anatómicas capaces de transformar la energía química en trabajo mecánico. Aunque su principal función es generar el movimiento, ya sea voluntario o involuntario y con-tribuir, junto con los huesos, al sostén del organismo. Constituyen aproximadamente el 0% del cuerpo.
Pero estos no son los únicos cometidos que cumplen; también son los encargados de que los órganos realicen sus funciones; informan al sistema nervioso y a la conciencia muchas de las alteraciones que puedan producirse en ellos (la contracción muscular que se produce en un cólico, por ejemplo, provoca dolor); impulsan la circulación sanguínea; ayudan en la producción de calor; permiten la estabi-lidad del cuerpo; son esenciales en la locomoción y en el movimiento y algunos de ellos protegen además los órganos que se encuentran en la cavidad abdominal.
Para el masajista, el conocimiento de la forma y cometido que tienen los músculos es esencial ya que, a través de la piel, trabajará sobre ellos. Además, la mayoría de los trastornos que se alivian o curan mediante un masaje están estrechamente relacionados con el sistema muscular.
Es importante señalar que hay tres tipos de músculos:
• El músculo cardiaco o corazón, que funciona contrayéndose y distendiéndose de forma rítmica, involuntaria y sin necesidad de impulso nervioso.
• Los músculos lisos, que conforma los órganos, la piel y los vasos sanguíneos.
• Los músculos estriados, que forman el sistema musculoesquelético y que son los responsables de los movimientos que ejecuta el cuerpo.
Músculos esqueléticos
Los músculos esqueléticos son un tipo músculo estriado que están unidos a los huesos. Por lo general son de contracción voluntaria y ésta se efectúa a través de los impulsos que transmiten los nervios.
Debido a su trabajo (contracción y distensión) consumen una gran cantidad de energía razón por la cual poseen una buena red sanguínea que aporta oxígeno y nutrientes a la vez que evacua los desechos. Por esta razón, a la que se suma la pigmentación de sus células, son rojos.
Según su localización y las funciones que cumplan presentan diferentes formas, entre las que caben citarse: planos, cortos, alargados, con diferencias en cuanto a la inserción de las fibras en el tendón, etc.
En el siguiente cuadro se explica la estructura del músculo esquelético.
Estructura del músculo
Miofibril a
Sarcómero
Sarcolema
Fibras musculares
Fascículo
Túbulos transversales
Retículo sarcoplasmático
Sarcoplasma
Perimisio
Tendones
En su parte interior está compuesto por fibras musculares que están rodeadas de una delgada capa de tejido conjuntivo llamada endo-misio y en un medio de un líquido gelatinoso llamado sarcoplasma.
Las fibras, a su vez, se agrupan con vasos sanguíneos en estructuras llamadas fascículos. Cada fascículo está rodeado por otra capa de tejido conjuntivo llamado perimisio.
El conjunto de fascículos forma, finalmente, el músculo que también recubierto de tejido conjuntivo: el epimisio.
Estas tres capas de tejido conectivo constituyen la fascia y no sólo tiene como función proteger y aislar las fibras nerviosas, los fascículos y el músculo en su conjunto, sino que cumple también, entre otras, las siguientes funciones:
• Aumenta la resistencia de la estructura
• Es una barrera contra las infecciones
• Mantiene las fibras en su lugar
• Determina la forma de los músculos
• Sirve de conducto para los nervios y los vasos sanguíneos y linfáticos.
Es importante destacar que las fascias están presentes, dando protección y sostén, en todo el organismo; son ellas las que conectan las diferentes estructuras (musculares, óseas, etc.) que lo componen formando una especie de entramado. Si en algún lugar este entramado se deteriora, es todo el organismo el que se resiente ya que pierde su equilibrio.
Los músculos se unen a los huesos por medio de los tendones.
Éstos son cordones de tejido conectivo, muy resistente, que transmiten la contracción o elongación del músculo al hueso logrando de este modo el movimiento.
Las fibras musculares tienen la capacidad de contraerse, acortarse, dentro de la vaina formada por el tejido conectivo y lo hacen respon-diendo a impulsos nerviosos que llegan desde el cerebro o la médula.
Todo músculo tiene una tensión residual, el tono muscular. Es una contracción parcial y continua que es la que ayuda al cuerpo mantener su postura. Sin ella, sería imposible mantener el equilibrio.
Por diversas razones, muchas de índole psicológica, el tono de uno o más músculos puede ser excesivamente bajo o demasiado alto provocando con ello la contracción o excesiva relajación de otros músculos a fin de que el cuerpo mantenga el equilibrio. Esta situación se produce porque llegan hasta ellos impulsos nerviosos que le obligan a contraerse.
La permanente tensión resta, ante todo, amplitud de movimiento ya que para alcanzar su máximo estiramiento el músculo debe estar relajado y termina por provocar dolores y molestias ya que los haces de fibras musculares se desordenan, se entrecruzan, limitando aún más la posibilidad de estiramiento. La razón es muy simple: si tenemos un montón de gomas elásticas, por ejemplo, las estiraremos en conjunto más fácilmente si están dispuestas de forma que sean parale-las entre sí que si se entrecruzan.
Uno de los objetivos del masaje es, precisamente, disminuir esa tensión residual y devolver, no sólo a un músculo determinado sino a todo el organismo, el mayor equilibrio. Como cada estructura está conectada con las demás, el trabajo que se haga sobre cada área actuará en beneficio de las otras.
En el caso del masaje deportivo, si se efectúa antes de que el sujeto tenga que realizar el esfuerzo, calienta el músculo de modo que las fibras tengan mayor elasticidad desde el comienzo de la actuación del deportista; podría ser comparado a una gimnasia pasiva en la cual el trabajo se hace desde afuera del cuerpo y sin gasto energético. El masaje que se realiza tras la prueba, competición o encuentro deportivo, ayuda al músculo a recuperar su estado óptimo, a bajar su tono favoreciendo con ello la circulación de la zona.
El cerebro de una persona mentalmente tensa envía impulsos nerviosos a ciertos músculos que le obligan a contraerse de manera que para lograr la adecuada relajación muscular es necesario crear un ambiente que propicie, en primer lugar, una buena relajación mental.
Sistema Óseo
El esqueleto humano de un adulto tiene entre 20 y 20 huesos, sin contar las piezas dentarias ni los huesos sesamoides (estructuras óseas redondas y pequeñas incrustadas en los tendones de diversas partes del I nt r oducción e 1
cuerpo). Cumple diversas funciones: proteger los órganos internos; sostener el cuerpo. También formar, en la médula ósea, las células sanguíneas y proveer diversos minerales, especialmente fósforo y calcio, esenciales para ciertas funciones vitales como la contracción de los músculos y, cuando son necesarios, liberar estos minerales en el torrente sanguíneo para que los distribuya en los tejidos u órganos precisos.
El esqueleto está conformado por dos tipos de tejido: óseo y car-tilaginoso. El tejido óseo es un tipo especializado y mineralizado del tejido conectivo, muy resistente. Está compuesto por cuatro tipos de células (osteoprogenitoras, osteocitos, osteoblastos y osteoclastos) y por una matriz de fibras de colágeno y calcio y químicamente contiene un 2% de agua, un % de minerales, como calcio y fosfatos y un 0% de material orgánico (principalmente colágeno y otras proteínas. Se presenta en dos formas: esponjoso y compacto. El primero contiene la médula ósea y por él penetran los vasos sanguíneos que nutren el hueso; el compacto, exterior, tiene una función pro-tectora. En la médula ósea se producen las células madre que, a su vez, originan las diferentes células sanguíneas: plaquetas, leucocitos y glóbulos rojos.
Otro elemento esencial del sistema óseo son los cartílagos, formados por un tejido flexible compuesto por fibras de colágeno, cuya función es amortiguar el movimiento en las articulaciones. No posee vasos sanguíneos, linfáticos ni nervios.
Muchos de los problemas tratados en la consulta de un masajista se relacionan con funcionamientos deficitarios de las articulaciones que tensan la musculatura, causan dolor y descompensan el organismo en general ya que estas molestias obligan a mantener posturas incorrectas para amortiguar el dolor.
Son estructuras fibrosas, a modo de banda ancha, de tejido conectivo fibroso y muy resistentes. Su función es conectar estructuras entre sí.
A diferencia de los tendones, que unen el músculo al hueso, los ligamentos unen los huesos entre sí o con los cartílagos. En las articulaciones, permiten el movimiento natural de la misma sirviendo de contención para que éste no se exceda y provoque lesiones en las partes articuladas.
A causa de un golpe, de un estiramiento excesivo o brusco, los ligamentos pueden rasgarse o extenderse demasiado provocando dolor; es lo que se denomina esguince. Si es grave, el ligamento puede romperse totalmente.
La eficacia del funcionamiento de todos los órganos y tejidos depende, en gran medida, del sistema cardiovascular ya que éste es el encargado de llevar hasta ellos el oxígeno, elemento indispensable que actúa como combustible generando energía y calor.
Este sistema consta de un órgano central, el corazón, y una red de vasos sanguíneos: arterias, venas y capilares. Mediante contracciones rítmicas el corazón bombea la sangre y ésta circula por los vasos llevando y nutrientes a todos los tejidos del organismo e intercambiando el oxígeno que transporta por el dióxido de carbono contenido en las células. Este órgano es un músculo del tamaño de un puño, situado en el tórax, entre ambos pulmones. Está dividido en cuatro cavidades: dos superiores o aurículas y dos inferiores o ventrículos.
Cada latido del corazón inicia una serie de contracciones (sístole) y relajaciones (diástole) que conforman el ciclo cardíaco:
• Sístole auricular. Las aurículas se contraen e impulsan la sangre hacia los ventrículos. Una vez que la sangre ha sido expulsada, el reflujo es impedido por el cierre de dos válvulas: la válvula tricúspide, que conecta la aurícula derecha con el ventrículo del mismo lado, y la válvula mitral que hace otro tanto entre la aurícula y ventrículo izquierdos.
• Sístole ventricular. Los ventrículos se contraen impulsando la sangre hacia el exterior del corazón. El derecho, impulsa la que está cargada de dióxido de carbono hacia la arteria pulmonar que la llevará a los pulmones, y cierra la válvula pulmonar para evitar el reflujo.
De la misma manera, cuando se contrae el ventrículo izquierdo, la sangre es propulsada a la arteria aorta, que la llevará cargada de oxígeno a todos los tejidos, evitándose el reflujo mediante la válvula aórtica.
• Diástole. Es la relajación de aurículas y ventrículos que permite la entrada de la sangre en el corazón. En esta fase, la sangre poco oxigenada entra en la aurícula derecha por medio de las venas cava, superior e inferior. A la aurícula izquierda llega la sangre oxigenada a través de las venas pulmonares.
Aunque las contracciones cardíacas se producen, por impulsos eléctricos, a un ritmo determinado, su frecuencia varía según las necesidades físicas. Cuando se realiza un esfuerzo, como podría ser correr, los músculos necesitan una mayor oxigenación de modo que el corazón se acelera (al tiempo que también lo hace el ritmo respiratorio).
En el aumento de la frecuencia cardiaca el sistema endocrino cumple un papel fundamental ya que son las hormonas vertidas en la sangre por diferentes glándulas las que propician la aceleración de las contracciones.
La red de vasos sanguíneos está compuesta por tres tipos de estructuras diferentes: