Ministerio Pastoral - Stan Toler - E-Book

Ministerio Pastoral E-Book

Stan Toler

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Beschreibung

Stan Toler, pastor de pastores de los Estados Unidos, ofrece una visión rica y generosa que le iluminará, animará y equipará. Este libro incluye consejos prácticos sobre setenta y cinco temas del ministerio que cubren todos los aspectos del ministerio desde el crecimiento personal hasta un liderazgo efectivo. ¡Consejos prácticos para el ministerio! El doctor Stan Toler presenta consejos desde una valiosa perspectiva y afirmaciones que animarán y equiparán a personas que estan en el Ministerio Pastoral. · Ideal para libro de texto en Institutos bíblicos. · Libro de referencia y repaso para pastores. · 75 capítulos de enseñanza práctica · Elementos básicos del ministerio dividido en las siguientes categorías: ü Crecimiento personal ü Vida familiar ü Consejos ministeriales ü Información sobre liderazgo ü El trabajo de enseñanza ü La comunicación

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Ministerio pastoral: una guía práctica

© 2013 Stan Toler

Publicado por Editorial Patmos,

Miami, FL EUA 33169

Todos los derechos reservados.

Publicado originalmente en inglés por Wesleyan Publishing House, P.O. Box 50434, Indianapolis, IN 46250-0434 con el título Stan Toler’s Practical Guide For Pastoral Ministry.

© 2007 Stan Toler

A menos que se indique lo contrario, el texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960™ es una marca registrada de la American Bible Society. Y la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® Copyright © 1999 por Biblica, Inc.® Utilizado con permiso. Todos los derechos reservados.

Traducido por Luis M. Alvarez

Diseño de portada por Leonardo Francia

Diseño interior por Interpret The Spirit

Conversión a libro electrónico: Cumbuca Studio

ISBN 13: 978-158802-678-1

Categoría: Ministerio pastoral

CONTENIDO

PREFACIO

RECONOCIMIENTOS

PARTE 1: EL CRECIMIENTO PERSONAL

1. CARACTERÍSTICAS DE LOS GRANDES PASTORES

2. ENCUENTRE GOZO EN EL MINISTERIO

3. REFLEJE LA SANTIDAD DE DIOS

4. CLAVES PARA UN CARÁCTER IRREPROCHABLE

5. PASOS PARA LA SALUD DEL PASTOR

6. CULTIVAR UNA VIDA DEVOCIONAL DINÁMICA

7. ENFRENTAR LOS ATAQUES PERSONALES

8. PASTOREANDO AL PASTOR

9. FORTALÉZCASE PARA EL MINISTERIOS

10. CAUSE UNA BUENA IMPRESIÓN

11. SOBREVIVA AL CAMBIO

12. TRIUNFE EN MEDIO DE LA ADVERSIDAD

13. MEJORE SU INTEGRIDAD

14. CÓMO TENER TIEMPO LIBRE

PARTE 2: LA VIDA FAMILIAR

15. HAGA DE SU CASA UN HOGAR

16. CÓMO LLEVARSE BIEN CON TODOS

17. CARACTERÍSTICAS DE UNA FAMILIA SANA

18. HÁBITOS FINANCIEROS PARA LA VIDA

19. RELUZCA LO MEJOR EN LOS MIEMBROS DE SU FAMILIA

20. CÓMO HACER SENTIR IMPORTANTES A LOS DEMÁS

21. CÓMO CREAR UNA ATMÓSFERA DE APRECIO

22. CÓMO ESCUCHAR CON INTERÉS

23. DIGA ADIÓS A LA AMARGURA

PARTE 3: EL MINISTERIO

24. CUIDADO PASTORAL CONSTANTE

25. AÑADIR PUERTAS A SU IGLESIA

26. LA REALIZACIÓN DE UN FUNERAL

27. CELEBRACIÓN DE UNA BODA

28. PLANIFICACIÓN DEL SERVICIO DE ADORACIÓN

29. CÓMO AMPLIAR SU INFLUENCIA

30. CÓMO ASEGURARSE DE UNA SEGUNDA VISITA

31. CÓMO LIDERAR UN EQUIPO DE ADORACIÓN

32. INSPIRE CONFIANZA

33. LA EVANGELIZACIÓN EFECTIVA

34. CÓMO MEJORAR LA IMAGEN CUANDO ESCRIBE

35. DIEZ CONSEJOS EN CUANTO A VISITA A LOS HOSPITALES

36. CÓMO REVIVIR A UNA IGLESIA TIBIA

37. CÓMO DAR CORRECCIÓN

38. QUÉ HACER CUANDO UN MIEMBRO SE MARCHA

39. CÓMO RECLUTAR VOLUNTARIOS EXCELENTES

PARTE 4: EL LIDERAZGO

40. EL PRERREQUISITO PARA EL LIDERAZGO EN LA IGLESIA

41. CINCO CARACTERÍSTICAS DE UN GRAN LÍDER

42. CÓMO LANZAR UNA VISIÓN INSPIRADA POR FE

43. CÓMO FORMAR UN EQUIPO GANADOR

44. CÓMO DIRIGIR LA ATENCIÓN

45. CÓMO EVALUAR LAS OPORTUNIDADES

46. CÓMO RECLUTAR LÍDERES

47. CONSEJOS PARA CAPACITAR LÍDERES

48. SIETE EQUIPOS QUE USTED NECESITA

49. CÓMO GARANTIZAR LA INTEGRIDAD DE LA INSTITUCIÓN

50. CINCO MANERAS DE AUMENTAR SUS CAPACIDADES

51. CÓMO LLEGAR A SER UN LÍDER ESPIRITUAL

52. LIDERAR BAJO AUTORIDAD

53. CÓMO MANEJAR EL CAMBIO

54. CÓMO MANEJAR LOS RIESGOS

55. CÓMO LIDERAR EN TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE

PARTE 5: LA ENSEÑANZA

56. CÓMO UTILIZAR A OTROS PARA LLEVAR A CABO LA VISIÓN

57. CÓMO INSPIRAR A OTROS PARA QUE TRIUNFEN

58. CÓMO CONVERTIRSE EN UN LÍDER QUE INSPIRE CONFIANZA

59. CÓMO DIRIGIR EL TRABAJO DE OTROS

60. CUALIDADES DE UN MENTOR

61. ASUMIR LA RESPONSABILIDAD POR EL MINISTERIO

62. CONSEJOS PARA CREAR UN EQUIPO

63. CÓMO DEFINIR EL ÉXITO EN EL MINISTERIO

64. INSPIRAR A OTROS A SOÑAR

65. INSPIRAR A OTROS A SEGUIR

PARTE 6: LA COMUNICACIÓN

66. HABILIDADES ESENCIALES EN LA PREDICACIÓN

67. PREDICAR PARA CAMBIAR VIDAS

68. CÓMO GANAR LA ATENCIÓN DE LA AUDIENCIA

69. CÓMO HACER ENTENDER SU MENSAJE

70. CÓMO USAR LAS HISTORIAS EN LA PREDICACIÓN

71. CÓMO UTILIZAR BIEN EL HUMOR

72. CÓMO HABLAR DE DINERO

73. CÓMO PONER SU VISIÓN POR ESCRITO

74. CLAVES PARA UNA REUNIÓN DE JUNTA EXITOSA

75. CÓMO MANTENERSE EN LA VANGUARDIA

76. EPÍLOGO

PREFACIO

Si usted está interesado en ser el mejor pastor posible, y en guiar a las personas a un nuevo nivel de excelencia en su andar con Cristo, este libro es para usted. Es un libro acerca de cómo llegar a ser un líder vibrante, apasionado y efectivo en el ministerio. Tiene que ver con ganar campeonatos, no con simplemente jugarlos. Estas páginas constituyen una síntesis de las muchas lecciones que he aprendido en el calor del combate del ministerio.

Con frecuencia me dicen que tengo un corazón de pastor. Si eso significa que tengo un corazón para el ministerio en la iglesia local, entonces es cierto. He sido pastor por de más de treinta años en iglesias pequeñas, medianas y grandes. Si eso significa que mi corazón está con los pastores y los líderes cristianos, eso también es verdad. Hace años, alguien se tomó el tiempo para ser mi mentor, para enseñarme cómo trabajar con la gente, en cuanto a los principios del liderazgo, y sobre cómo enseñar y predicar la verdad de la Palabra de Dios. Aún sigo aprendiendo.

También estoy aprendiendo cómo enseñar a otros. Una de mis actividades favoritas es estar frente a una clase o un auditorio enseñando a otros pastores y sus colaboradores de cómo tener un ministerio vibrante; es algo que he estado haciendo por más de veinticinco años. En seminarios, conferencias y simposios formales internacionales, he tenido el honor de conocer a dedicados líderes cristianos, a personas como usted, siervos de Cristo que han experimentado las alegrías y los desafíos de guiar a otros, y al mismo tiempo con el anhelo de aprender más en cuanto al ministerio. El liderazgo del siglo XXI es una zona en construcción. Estamos trabajando continuamente con el fin de perfeccionar nuestras habilidades para poder motivar a los demás a dar lo mejor de sí para Dios.

En este libro comparto una parte de lo que he aprendido a lo largo de los años. Mucho de ese aprendizaje tuvo lugar en salones de clase, bibliotecas y conferencias, pero la mayor parte fue adquirida en el único ambiente que realmente tiene importancia, mientras trabajaba en iglesias, salas de conferencias, edificios de confraternidades y salas de juntas. He experimentado lo que usted ha vivido, y sigo allí. Sé lo que es tener la responsabilidad de levantar fondos para un proyecto de construcción que parece irrealizable. He sentido las miradas fijas en las salas de juntas de personas que habrían preferido despedirme que hacer las cosas de una manera diferente. Me ha tocado estar al lado de personas que han perdido a seres queridos, orando para que el Espíritu Santo usara mi vida para darles una palabra de consuelo en su dolor. Conozco los desafíos del ministerio pastoral, y es mi oración que estos capítulos sean de ayuda para usted. Pido a Dios que le motiven, ensanchen su visión, reaviven su pasión, y le proporcionen la ayuda práctica que usted necesita para realizar el ministerio en estos tiempos de cambio.

Usted encontrará aquí recursos para hacer frente a casi todas las áreas del ministerio. En mis seminarios, normalmente digo lo siguiente: “No se trata de teoría, sino de práctica.” Esto describe con precisión mi enfoque en cuanto al ministerio pastoral, y el contenido de este libro. Los principios están explicados, pero lo más importante son los consejos prácticos que le ayudarán a crecer en lo personal, y para ayudar al crecimiento de su iglesia u organización.

Usted y yo somos del mismo equipo, colaboradores en la gran obra del Reino. ¡No nos conformemos con nada menos que la excelencia!

STAN TOLER

JEREMÍAS 33.3

RECONOCIMIENTOS

Deseo expresar mi agradecimiento especial a Don Cady, Lawrence Wilson, Jerry Brecheisen y todo el equipo de Wesleyan Publishing House. Ha sido un placer haberme asociado con ustedes en la preparación de este libro. Este proyecto es un reflejo de mi herencia metodista y del ministerio pastoral. Gracias por su enriquecedora amistad y por su confianza en mí. También quiero expresar mi profundo agradecimiento a Deloris Leonard y a Pat por su ayuda editorial y su asesoría en el proyecto.

La complacencia es la enemiga mortal de todo crecimiento espiritual.

— A. W. TOZER

Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

— FILIPENSES 3.14

CARACTERÍSTICAS DE LOS GRANDES PASTORES

Usted los ha visto en la televisión cristiana. Ha leído sus libros o sus artículos en revistas. Ha estado en sus auditorios repletos donde llevan a cabo sus seminarios. Sus nombres son reconocidos. Sus iglesias están llenas los fines de semana y vivas con actividades durante la semana. Sus terrenos y edificios se asemejan a una pequeña universidad. Son las superestrellas de la iglesia. Innumerables pastores han sido llamados “buenos pastores,” pero solo estos predicadores destacados son considerados “grandes pastores”.

¿Qué los hace ser grandes? Ellos asistieron a las mismas universidades o seminarios de otros pastores. Todos comenzaron con predicaciones intrascendentes. Todos ellos han cortado el césped de la iglesia o cambiado las bombillas de la congregación en algún momento de su ministerio. Pero la pregunta es: ¿Elevar la estatura eclesiástica hace a un gran pastor? ¿Se puede ser un gran pastor en una iglesia pequeña? ¿Están algunos pastores luchando con su propia identidad personal cuando, a los ojos de sus feligreses, son considerados uno de los grandes? ¡Por supuesto!

Una iglesia con miles de miembros no hace a un gran pastor. Una iglesia con terrenos y edificios que valen millones de dólares no hace a un gran pastor. Un seminarista con muchos títulos no hace a un gran pastor. ¡Muchos pastores son grandes pastores, al margen de todo eso! Pero hay algo mucho más profundo y amplio. Algunos que tuvieron poco reconocimiento de parte de la iglesia han sido incorporados al “salón de la fama” de los pastores. Algunos han ejercido su ministerio toda su vida como pastores bivocacionales y han tenido un mayor impacto para Cristo que todo el resto. Entonces, ¿qué es lo que hace a un pastor grande?

Si observamos cuidadosamente, veremos que los grandes pastores comparten seis características esenciales.

1. Saben cómo orar

Por supuesto, no hay un “medidor de la oración”. El cielo no tiene una lista de las personas que pasan más tiempo que otros en oración. ¿Qué hace a estas personas grandes en la oración? La práctica. Los grandes pastores creen en el poder de la oración, y la practican diariamente. ¿Es la oración una disciplina, como cepillarse los dientes? Yo creo que sí. A uno le enseñan algo porque no sabe cómo hacerlo o porque quiere mejorar su práctica.

Los discípulos le pidieron al Salvador que les enseñara a orar. (Vea Lucas 11.1) Querían mejorar su disciplina de la oración. Habían visto con frecuencia cómo el Hijo de Dios oraba a su Padre Celestial. Vieron o escucharon la intensidad con lo que lo hacía, su humildad y la dependencia que tenía de su Padre. Fueron testigos de la fortaleza que recibía de esos tiempos regulares de oración, y querían ser como Él.

Usted hará muchas cosas que al principio parecen imposibles, porque cree que al orar Dios se manifestará a través suyo. Los grandes pastores entienden que lo que sostiene su ministerio no son sus habilidades personales sino su conexión con Dios. Son conocidos como guerreros de oración, y tienen una rutina de oración. Los grandes pastores salen del “circuito” de la iglesia para pasar tiempo a solas con Dios, y están más preocupados por la salud espiritual que por la salud de la iglesia.

Usted puede o no puede tener una megaiglesia, pero puede ser un gigante en la oración.

2. Tienen integridad personal

Lamentablemente, muchos pastores pasarán mucho tiempo en un pedestal, lo suficiente elevados como para que todo el mundo observe cada uno de sus movimientos. Los grandes pastores pasarán la prueba. No siempre harán lo correcto, pero siempre anhelarán una cosa: parecerse a Cristo. Buscarán ser como el Maestro en su vida personal y en su ministerio. Un gran pastor siempre dice la verdad, y tiene la valentía de rectificar sus errores. Las palabras “lo siento” no salen de su boca como la extracción de un diente roto. Los grandes pastores asumen la responsabilidad por sus acciones. Lideran con integridad. Entienden que cuando enfrentan la posibilidad de hacer concesiones, solamente hay una elección moral correcta, y están dispuestos a tomarla.

Los grandes pastores entienden que son embajadores del Reino. Toman decisiones personales o guían a otros a tomarlas cuando son buenas para el Reino; buenas decisiones en cuanto a la administración, el ministerio y las relaciones. Son conocidos por su amor “duro”. Su proceder firme tiene una compasión subyacente que afecta cada una de sus actitudes o acciones.

3. Tienen una gran flexibilidad

Los grandes pastores entienden que su manera de hacer algunas cosas no siempre es la mejor. Copian lo mejor de los mejores, excepto si eso pone en peligro su carácter o su llamamiento. El liderazgo en cualquier campo consta de dos componentes. El primero es la experiencia técnica, o la habilidad para hacer el trabajo. Es importante que un pastor sea competente en las destrezas de su campo de actividad. Los grandes pastores están dispuestos a pasar por sobre los límites eclesiásticos. Están prestos a hacer las cosas de manera diferente si el resultado final es el crecimiento del Reino.

4. Saben formar equipos

Los grandes pastores están dispuestos a pasar la antorcha a una nueva generación. Y se rodean de discípulos ávidos de aprender. Estos líderes son mentores, pero también estudiantes. Ayudan a quienes los rodean a aprender lo que ellos han llegado a dominar con maestría.

5. Tienen sentido de dirección

Los grandes pastores saben cómo aclarar su visión. El apóstol Pablo tenía la capacidad singular de enfocar su energía en lo que realmente importaba. Ante todo, su enfoque era Cristo. Los grandes pastores tienen un sentido de identidad bien arraigado. Buscan la guía del Espíritu Santo en su vida y en su ministerio.

Los grandes pastores están dispuestos a llevar a su pueblo a terreno desconocido, si Dios lo dispone. Saben a dónde van, y están dispuestos a llevar consigo a otros.

6. Tienen una gran fidelidad

Los grandes pastores saben que podrían haberse destacado en otras profesiones; pero comprenden que tienen más que un trabajo. Saben que han respondido al llamamiento de Dios. Aceptan los riesgos que acompañan a ese llamado, y están dispuestos a pagar un precio para salir victoriosos. Han considerado todos los posibles riesgos de responder al llamado que han recibido, y no miran atrás.

Los grandes pastores no son grandes por el tamaño de su iglesia. Son grandes por su fidelidad a la excelencia.

¿Lo describe esto a usted?

ENCUENTRE GOZO EN EL MINISTERIO

El liderazgo implica la capacidad de manejo de personas, proyectos y propiedades. Se puede hacer con un espíritu de obligación, o con un espíritu de entusiasmo. El entusiasmo siempre triunfa. El gozo es el eslabón perdido en la vida de muchos líderes. Por demasiado tiempo algunos líderes han estado tratando de pagar sus “frustraciones” con tarjetas de crédito emocionales que han llegado a su límite. Darse para el beneficio de otros por puro gozo es una rareza.

Los grandes líderes encuentran una manera de hacer depósitos en su banco emocional. Tienen una cuenta de gozo de reserva. ¿No es el gozo el llamamiento verdadero de todo líder al estilo del Nuevo Testamento? Considere estos versículos de la Biblia:

“Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido” (Jn 16.24).

“Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo” (Hch 13.52).

“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Ro 15.13).

“Siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros” (Fil 1.4).

¿Cuál es el secreto para mantener el gozo? Ponga en práctica estos consejos.

1. Dé más de lo que reciba

No permita que una actitud de “¿Y qué hay para mí en esto?” invada su manera de pensar. Considérese un dador, alguien que da valor a los demás. Preocúpese más por contribuir que por recibir. No se require de mucho para añadir gozo a la vida de alguien. Puede hacerse con una sonrisa, con un pequeño regalo de un viaje reciente, o con un correo electrónico inesperado donde comunica su aprecio. Las personas necesitan sentir que son tan valiosas para el equipo como al líder. Sólo el líder puede hacer que se sientan así.

Jesús era un dador de gozo. Adondequiera que iba y en todo lo que hacía, siempre era para el bien de las personas. No se trataba simplemente de los milagros; se trataba de un entusiasmo celestial, incluso en medio de lo terrenal. Se trataba de dejar un lugar mejor de cómo Él lo había encontrado. Una palabra de elogio, aprecio, amor o de perdón traía alegría a los corazones en los días tristes.

2. Mantenga su corazón ardiendo

Cuando se mantiene ardiendo una estufa a leña, no se acumula mucho hollín en la chimenea. Si su corazón está ardiendo, hay muy poco espacio para el orgullo, la envidia, los celos y otros asesinos del gozo. Cuando Moisés se reunía con Jehová Dios, tenía que ponerse un velo sobre su rostro al volver a casa. La presencia de Dios ardía con tanto resplandor en su corazón, que esto hacía que su rostro brillara. Los líderes necesitan esa clase de encuentro. En realidad, deberían ser las citas más importantes en sus agendas, ya sean de papel o electrónicas. El tiempo a solas con Dios. El tiempo para encender la llama. El tiempo para avivar las brasas del compromiso con Él. El tiempo para dejar que la gloria de Dios llene el corazón. Mantenga la línea telefónica al cielo activa con sus oraciones. Deje que el fuego del Espíritu Santo arda dentro de usted. Después de esto vendrá el gozo.

3. Concentre su enfoque

Con frecuencia, el gozo yace sepultado debajo un “montón de papeles” en nuestro escritorio, siempre allí, pero no visible. El problema es que probablemente fue usted quien amontonó eso en su escritorio. Por supuesto, algunos de los papeles les fueron dados por otros, pero muchas veces usted los “adoptó”. Los líderes más frustrados son, por lo general, los que intentan hacer demasiadas cosas. En caso de que no haya oído esto antes, usted no puede ser todo para todas las personas. Reduzca sus compromisos a lo esencial. Especialícese en sus puntos fuertes y delegue las tareas en las cuales usted sea más débil. Disfrutará mucho más de su trabajo.

4. Regale alegría

La alegría es como un boomerang. Cuando usted la regala, ésta siempre regresa otra vez. Regale toda la alegría que pueda, y su copa rebosará pronto. Felicite a sus compañeros de equipo por sus logros. Apresúrese a brindarles una palabra generosa. Conviértase en una persona que hace que los demás se sientan bien consigo mismos, y ellos le regresarán el favor. Algunos de los trabajadores en quienes usted más confía, y que más trabajan, son aquellos que tienen sentimientos de inferioridad. Han estado encadenados a las palabras de los miembros de su familia, de sus amigos o de sus enemigos. Su alegría les fue robada y necesitan recuperarla. Usted no podrá darles su alegría original, pero sí darles un reemplazo maravilloso. Puede ser el motivador que nunca estuvo presente en su vida. Usted puede ser la fuente de estímulo que nunca tuvieron.

Sorprendentemente, cuando usted da a quienes necesitan, lo que dá se le regresará. Al estimular a otros, por ejemplo, usted recibe estímulo. Jesús dijo: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir” (Lucas 6.38). Las acciones espontáneas de generosidad darán como resultado una alegría que siempre estará presente. ¡Haga la prueba!

Cuando un líder no disfruta de su trabajo, toda la organización trabaja bajo una nube. Su bienestar emocional es fundamental para el éxito de su misión. Reponga el eslabón perdido a su liderazgo. Recupere la alegría.

REFLEJE LA SANTIDAD DE DIOS

Recuerda usted la primera vez que escuchó su propia voz grabada y reproducida? Posiblemente reaccionó como tantos otros: “¿Realmente es mi voz?” O, le tomaron alguna vez una fotografía y despúes de verla, dijo: “¡Este no se parece a mí!”

Isaías tuvo una lucha parecida en cuanto a algo que vio y oyó.

En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

ISAÍAS 6.1-5

Isaías vio la santidad de Dios y escuchó la reacción de los ángeles que adoraban en presencia de ella. Después se miró a sí mismo, y dijo: “Eso no se parece a mí. Yo no soy así.” C. S. Lewis escribió en Letters to an American Lady [Cartas a una dama americana]: “¡Cuán poco saben las personas que piensan que la santidad es aburrida! Cuando uno encuentra la realidad… ¡es irresistible!” Isaías nos da un vistazo de Aquel que es enteramente verdadero y está sentado sobre un trono alto y sublime. Viéndose tan fuera de lugar en la presencia de Dios, el profeta expresa el anhelo angustioso de reflejar lo que es Dios verdaderamente: santo. Pero ¿cómo es la santidad?

Me siento feliz porque Dios resolvió el problema, dándonos un vislumbre de sí mismo en su Palabra, hasta donde seamos capaces de soportarlo en este mundo. “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Ro 1.20).

En el Antiguo Testamento, el Señor es visto en la impresionante e inaccesible majestad del trono, en la zarza ardiente, y en el arca del pacto. Más tarde, en el Nuevo Testamento, lo vemos en la redentora vulnerabilidad del pesebre entre los animales, en la cruz del verdugo, y en la tumba prestada. A Dios lo caracteriza la santidad. Y la santidad debe reflejarse en su pueblo, especialmente en la vida de sus ministros. “Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pe. 1.16).

Esto nos puede parece improbable. ¿Reflejar la santidad de Dios? Por ser Él quien es, Él nunca podría ser como nosotros. Pero también por ser Él quien es, nos invita a ser como Él. Lo imposible se vuelve posible por medio de la provisión de Su Hijo, Jesucristo, y por el poder de su Espíritu Santo. Juan Wesley dijo que el Espíritu Santo es la “causa inmediata de la santidad”.

¿Cómo, entonces, debemos reflejar la santidad de Dios?

1. La santidad de Dios se refleja por el odio incondicional al pecado. Proverbios 6.16-19 dice: “Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos.” Reflejar la santidad de Dios significa rechazar el pecado. “Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido” (1 Jn 3.6).

2. La santidad de Dios se refleja en un amor incondicional por su pueblo. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (1 Jn 3.1). Dios mira más allá de nuestros hechos; Él mira nuestro corazón. Aunque no puede aceptar el pecado, sí puede estrechar sus brazos amorosos para recibir al pecador arrepentido. Reflejar la santidad de Dios significa que no excluimos a otros. Esto no significa, de ninguna forma, dar aprobación al pecado. Mas bien significa tener un corazón que es inclusivo, en vez de exclusivo. En su mensaje titulado “El camino de la santidad”, Jonathan Edwards afirma que el camino “es agradable y encantadoramente precioso”.

3. La santidad de Dios se refleja en el sacrificio incondicional por el bienestar de otros. Juan 3.16 nunca dejará de ser la palabra definitiva de Dios en cuanto a su compromiso con su creación. Reflejar la santidad de Dios significa rechazar el yo y el egoísmo en bien de la salvación de otros. Según el apóstol Pablo, eso se ve en el hogar y también en todas partes. Efesios 5.25 nos amonesta: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.”

Aunque no somos “pequeños dioses”, como enseñan algunos, podemos tener un poco de Dios en nosotros. “Por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención” (1 Co. 1.30).

Como escribió John Brown, teólogo escocés del siglo XIX: “La santidad consiste en pensar como Dios piensa, y desear lo que Dios desea.” ¿Qué significa eso? ¡Reflejar la santidad de Dios!

CLAVES PARA UN CARÁCTER IRREPROCHABLE

El granjero estacionó su camión sobre la balanza de vehículos pesados, y se bajó de la cabina. Cuando el operador de la balanza estaba a punto de anotar el peso de la carga, el granjero se subió discretamente a la báscula, añadiendo su peso al de su cosecha. Creyendo que nadie lo había visto, el granjero luego vació su camión y regresó a la báscula para obtener su recibo.

Aunque el operador de la báscula se había dado cuenta de la trampa del granjero, optó por no confrontar directamente su falta de honestidad. En vez de eso, entregó el recibo al granjero y le dijo: “Pensé que le interesaría saber que usted acaba de venderse por ocho dólares y cincuenta y seis centavos.”

El carácter de un líder está siempre a la vista de todos. Cada día, usted y yo somos observados haciendo muchas decisiones, grandes y pequeñas. Nuestros empleados se dan cuenta si tratamos o no con justicia a los demás. La gente observa cómo respondemos a la crítica. Nuestras familias ven si nuestras acciones privadas se corresponden con nuestras palabras en público.

¡Su carácter es importante!

La historia no juzgará su liderazgo de acuerdo con lo que usted sabe, o incluso con lo que ha logrado. Su legado será determinado por lo que es. Si usted es un líder que tiene un carácter excelente, su influencia perdurará mucho después de que usted ya no exista.

Sin embargo, el carácter de un líder está bajo ataque constante. Los líderes no son inmunes a la tentación. De hecho, hay algunas maneras en las que somos aun más vulnerables a los ataques de Satanás. La presión sobre los dirigentes y sus familias, por ejemplo, sólo ha aumentado en los últimos años.

Usted ha comenzado su misión con la mejor de las intenciones, y puede terminar de la misma manera. A continuación veremos cuatro áreas en el carácter de un líder que deben ser cuidadas. Guarde su corazón en estas áreas y podrá tener la seguridad de que es un líder digno de ser seguido.

1. Defínase a sí mismo

Las expectativas en cuanto al liderazgo aumentaron rápidamente en la década pasada. Organizaciones de todo tipo esperan más de sus líderes, y los líderes se exigen más a sí mismos. La presión por desempeñarse bien es estresante en el mejor de los casos, y agotadora en el peor. El líder que sobreviva a estas presiones cada vez mayores será aquel que tenga una descripción bien definida de sus funciones, y que la comunique bien dentro de la organización. Usted tiene que entender quién es, y lo que ha sido llamado a hacer. Necesita tener un sentido claro de su misión como líder. Cree su propia definición del éxito; no deje que otros se la establezcan. Defina quién es usted como líder, y no trate de ser algo que no es.

2. Examínese a sí mismo

Tal vez nunca antes se habían presentado tantas oportunidades para la maldad como en nuestra era. Los medios de comunicación nos han bombardeado con el mensaje de que todo lo que nos haga sentir bien es bueno. Por supuesto, hay un gran peligro en esa filosofía, especialmente para el líder cristiano.

El consejo tradicional a un joven líder sobre cómo manejar la tentación sexual es algo como esto: “Nunca te permitas estar a solas con una persona del sexo opuesto.” Ese consejo implica que la atracción sexual es una fuerza irresistible que puede atacar por sorpresa al líder desprevenido. Que una vez que esté solo en presencia de una persona del sexo opuesto, el líder es incapaz de resistir la tentación.

En realidad, la integridad sexual, como cualquier otra cuestión en cuanto al carácter, tiene más que ver con lo que está dentro, que con lo que está afuera. En otras palabras, se trata de la condición del corazón del líder, no el atractivo de la otra persona, lo que da origen a la tentación.

Un mejor consejo para el líder es que se conozca a sí mismo. Cuando usted se sienta triste, desanimado o vulnerable, admítalo y enfrente el asunto de la manera adecuada. Ser honesto, incluso con usted mismo, en problemas como el rechazo, la inseguridad y baja autoestima, es una aptitud fundamental para sobrevivir en una vocación con tan alta presión.

3. Disciplínese a sí mismo

La mayoría de las personas tienen una o dos debilidades manifiestas. Muy pocas personas parecen ser débiles en todas las áreas. Hay quienes son propensos genéticamente a utilizar sustancias adictivas, como el alcohol. Otros no tienen ningún problema con el alcohol, pero mentirán o robarán si es necesario para conseguir dinero. Las personas sabias, y sin duda los líderes sabios, tienen una comprensión de su propia psiquis. Saben lo que les motiva. Saben lo que les tienta, y aprenden a mantener a raya esos deseos. Han llegado a dominar sus debilidades con el fin de maximizar sus puntos fuertes.

4. Rinda cuentas de sí mismo

No es un consejo nuevo, pero vale la pena seguir oyéndolo. Consiga un persona de confianza ante el cual esté obligado a rendir cuentas, y dé permiso a esa persona para que le haga preguntas de lo que sea; de su matrimonio, sus finanzas, sus hábitos personales y sus relaciones con el sexo opuesto. He aquí algunas buenas preguntas en cuanto a una buena rendición de cuentas: (1) ¿Hay algún pecado no confesado en tu vida? (2) ¿Cuál es tu lucha espiritual más grande en este momento? (3) ¿Qué crees que necesitas hacer para evitar el pecado en esa area? (4) ¿Has orado desde que nos reunimos la última vez?

Grandes logros más un carácter débil equivale a desastre. Mantenga su carácter fuerte, y su influencia será igualmente fuerte.

PASOS PARA LA SALUD DEL PASTOR

7.15 a.m. Una llamada telefónica. El tesorero de su iglesia tiene una pregunta, y necesita la información antes de salir para su trabajo. Usted chequea la carpeta del presupuesto mientras se limpia la crema de afeitar de la cara. “Espero no haberlo sacado de la cama,” dice la persona que llama, como si estuviera haciendo una encuesta telefónica.

8.40 a.m. Alguien que no esperaba lo visita en la oficina, interrumpiendo su preparación del sermón. Las fotos que ella tomó de sus nietos son realmente impresionantes. Pero la mujer olvida que ya le mostró esas fotos después del servicio de entre semana, la semana pasada.

9.30-11.00 a.m. La reunión con el personal toma más del tiempo previsto, por un problema que tiene que ver con el ministerio de jóvenes de la iglesia. Usted sabe que no tendrá tiempo suficiente para resolver la situación, pero hace el último intento.

11.30 a.m. Regresa las llamadas telefónicas hasta la hora de almorzar con su próxima cita; está contento de tener esos minutos extra en el contrato de su teléfono celular.

12.00-1.30 p.m. Almuerzo con un miembro de la junta directiva de la iglesia, quien le expone su visión para la iglesia, que no es exactamente la que usted tiene. Pero, a pesar de las diferencias, usted paga la cuenta del almuerzo.

2.00-3.00 p.m. Cita para dar asesoramiento prematrimonial.

3.30-4.30 p.m. Reunión con el ajustador de reclamos de la compañía de seguros en cuanto a los daños causados por agua en la iglesia. Usted está tentado a hablarle del diluvio universal, pero no sabe si mencionar el nombre de Noé le dará algún beneficio.

4.30 p.m. Una feligrés le llama cuando usted está saliendo de la oficina. Le comenta que desearía que su día terminara tan temprano como el suyo.

5.00-6.30 p.m. Tiempo con la familia. Usted cena, ayuda a sus hijos con las tareas de la escuela, escucha lo que cuenta su esposa en cuanto a su día, y cuadra la chequera.

7.00-9.00 p.m. Servicio de entre semana. Usted saluda a las personas que llegan, resuelve una disputa entre personas que trabajan con los niños, recuerda a los miembros de la junta directiva de la iglesia la reunión que tendrán mañana, dirige un estudio bíblico, da consejo improvisado a un padre o una madre molestos, y apaga las luces.

9.20 p.m. Su última llamada telefónica. Un miembro de la iglesia quiere darle las gracias por haber visitado a su mamá en el hogar de ancianos. Le dice: “Es maravilloso que usted tenga tanto tiempo libre.”

Su agenda está llena de actividades importantes, pero es ajetreada. Al dar su vida por los demás, usted y su familia son propensos a perderse en la confusión. Usted se preocupa por los demás, ¿pero quién se preocupa por usted?

He aquí algunos elementos básicos de cuidado de uno mismo, que lo ayudarán a brillar sin fundirse.

1. Descanse lo suficiente

Muchos pastores no duermen lo suficiente. Especialmente en una iglesia en crecimiento, hay la tentación muy real de hacer de la noche día. Después de las horas de oficina, vamos corriendo a reuniones de comités y a estudios bíblicos. Días de doce horas y semanas de sesenta horas de trabajo no son inusuales para los pastores. ¡Basta de tantas actividades! Aprenda a decir no; tómese el tiempo para usted, y descanse.

2. Tómese un tiempo libre

Algunos pastores se sienten culpables cuando se relajan. No se sienta así. La mayoría de los laicos disfrutan cada semana de una de las creaciones modernas más maravillosas: el fin de semana. Los pastores deben obligarse a sí mismos y obligar a las iglesias a aceptar el hecho de que su agenda no es normal. Ellos necesitan permiso (a veces de sí mismos) de tomarse un día libre en medio de la semana, o pasar una tarde con su familia. Programe un tiempo fijo libre cada semana. Póngalo en su agenda, y luego hágalo.

3. Cultive amistades estrechas

El aislamiento es común en el ministerio. Por lo general, los pastores están separados de los miembros de su familia extendida. Su vida social está limitada usualmente a su relación con los feligreses. Puede tomar un poco de esfuerzo, pero vale la pena procurar identificar a un amigo fuera de su congregación, y cultivar una relación con esa persona. El aislamiento es peligroso. Busque relacionarse con alguien.

4. Tenga un hobby

Tenis. Pesca con anzuelo. Carpintería. Camping. Coleccionar antigüedades. Fotografía. Todo pastor debe encontrar algo que no sea su trabajo, que ocupe una parte de su tiempo. Eso le liberará la mente, le aliviará el estrés, y le dará una sensación de logro.

5. Mantenga una vida devocional

Los pastores oran para vivir, pero deben también orar para sobrevivir. Es demasiado fácil convertirnos en cristianos “profesionales”. Haga el esfuerzo de adquirir disciplinas espirituales personales que no estén relacionadas con el ministerio público. Mantenga un diario personal. Encuentre un consejero. Haga un retiro. Esto lo ayudará a usted y a su familia.

6. Busque ayuda cuando la necesite

Usted no tiene que hacer las cosas solo, y no debe intentarlo. Es difícil para quien cuida de otros el aceptar ser cuidado, pero es necesario. Si usted se siente aislado, encuentre un amigo. Si está fatigado, vaya al médico. Si tiene un problema espiritual o emocional, vea a un consejero. Es verdad que todos somos “sanadores heridos”. No tenga temor de pedir ayuda cuando la necesite.

En su misión de sanar las almas, no descuide la suya. Su familia lo ama. El Reino lo necesita. Sus feligreses dependen de usted. Pastor, ¡cuídese!

CULTIVAR UNA VIDA DEVOCIONAL DINÁMICA

En los deportes hay algo que se llama “el día de la doble práctica”, ¡y a nadie le gusta! Los deportistas son obligados a levantarse temprano, a entrenar durante toda la mañana, a correr a toda velocidad, y a hacer ejercicios hasta no saber si encontrarán suficiente oxígeno en el aire para sobrevivir. Luego, después de algunas horas de recuperación, regresan para una segunda sesión aun más agotadora por el calor de la tarde.

Aunque es extremadamente duro por el momento, todo deportista sabe que este riguroso entrenamiento le dará una ventaja competitiva. Los deportistas disciplinados no solamente pasarán por esta experiencia agotadora una sola vez; ¡regresarán día tras día por más! Estarán listos para cada competencia, y tendrán éxito.

Así como el competidor no puede ganar sin la disciplina física, tampoco nosotros podemos tener éxito como pastores sin una disciplina espiritual. Al igual que Jesús, necesitamos tener una práctica consistente de oración, aislamiento, lectura de las Escrituras, y ayuno. Necesitamos alimento para nuestra alma.

Sé que muchos de los pastores luchan, como el atleta, para mantener la disciplina en su vida espiritual.

Quizás usted haya resuelto tener un tiempo consistente de oración o para leer la Biblia, no sólo para preparar el sermón, sino también para alimentar su corazón. Es posible que haya decidido ayunar regularmente, meditar y pasar tiempo a solas con Dios. Cualquiera de estas cosas puede ser la mayor resolución que puede haber hecho en cuanto a su ministerio.

Hay muchas razones por las que las iglesias no crecen: su ubicación, los tabúes, instalaciones físicas deficientes, y cosas así. Pero quizás la razón más común está identificada en Jeremías 10.21: “Porque los pastores se infatuaron, y no buscaron a Jehová; por tanto, no prosperaron, y todo su ganado se esparció.” ¡La falta de oración! La oración es la cosa más importante que un pastor tiene que hacer cada día.

El venerable misionero J. Hudson Taylor dijo: “El poder de la oración nunca ha sido probado plenamente en ninguna iglesia. Si queremos ver los milagros y prodigios de la gracia y el poder divinos, en lugar de debilidad, fracaso y frustración, toda la iglesia debe aceptar el desafío permanente de Dios: “Clama a mí, y yo te responderé; te daré a conocer cosas grandes y maravillosas que tú no conoces” (Jer 33.3 RVC).

Jesús nos enseñó a orar por una razón: para que aprovechemos la gracia sin igual, las magnificas promesas y los recursos maravillosos de Dios Todopoderoso. ¿Por qué? Porque no solo estamos equipados para realizar el llamado, sino además realizados. La disciplina de Jesús en la oración lo llevó del monte de los Olivos al huerto de Getsemaní. Esto le trajo paz interior y conexión con su Padre celestial, y reforzó su compromiso de hacer la voluntad del Padre.

Las siguientes seis sugerencias le ayudarán a tener una vida vibrante de oración.

1. Ore todos los días

En el acelerado ambiente que se realiza el ministerio hoy, es tentador hacer de la oración un asunto secundario en su lista de actividades. Después de todo, tenemos tantas cosas que hacer. Pero la oración debe estar en la lista de prioridades. Ella es su fuente de poder. Usted no puede tener éxito sin ella. Ore hoy, y tome la resolución de orar cada día.

2. Ore primero

Si usted pone su tiempo de oración para más tarde en el día, es seguro que algo ocupará ese tiempo. Sonarán los teléfonos, llegarán visitas inesperadas, habrá que reestructurar los horarios. Por tanto, ore primero o es posible que no ore en absoluto en el día. Ponga su despertador treinta minutos antes de lo acostumbrado. Abra su Biblia antes de abrir su agenda. Haga de la oración el primer punto de acción cada día.

3. Ore concentrándose en Dios

La mayoría de nuestras oraciones tienen un enfoque centrado “aquí abajo”. Oramos por nosotros mismos, por nuestras necesidades, por las cosas que nos gustarían hoy. Nuestras oraciones pueden ser muy egoístas cuando nuestro enfoque está puesto en las cosas de la tierra. Intente orar enfocando lo de arriba. Concéntrese en el Padre celestial. Alábelo. Hónrelo. Glorifíquelo. Pase algún tiempo simplemente echando flores a Dios. Entre en la gloria de su presencia. Usted resultará fortalecido y edificado al hacerlo.

4. Ore por otros

No hay duda de que usted debe orar por usted mismo. Cuando tenga una necesidad, usted puede y debe llevarla al Padre. Pero la mayoría de las oraciones deben ser a favor de otros, en vez de nosotros mismos. Orar por mis necesidades rara vez es tan vigorizante como orar por las necesidades de los demás. Lleve la lista de los miembros de la iglesia a su sesión de oración. Diga en voz alta los nombres y las necesidades de ellos al orar.

5. Ore por cosas grandes

¿Es su fe del tamaño de un grano de mostaza? ¡Estoy seguro de que, por lo menos, es de ese tamaño! ¡Y eso es suficiente para mover una montaña! Cuando ore, pídale a Dios que realice grandes cosas por medio de usted. Ore, creyendo que Dios es fiel a su Palabra. Recuerde que está hablando con “Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Ef 3.20). Pida cosas grandes cuando ore, ¡y prepárese para ver a Dios haciendo cosas grandes!

6. Ore constantemente

Un tiempo disciplinado de oración es importante; y una actitud de oración es vital. “Orad sin cesar,” nos dice Pablo (1 Ts 5.17). Permita que sus oraciones surjan de su corazón a lo largo del día, al dar gracias por el pan de cada día, al pedir protección, al alabar a Dios por el día, al hacer una confesión inmediata de pecado. Su actividad más importante del día no es escuchar la radio o canciones en un iPod. Ore sobre la marcha. Esté en una constante actitud de dependencia de Dios. Permita que el Espíritu Santo traiga la verdad de Dios a su corazón y que la compasión de Cristo dirija sus pensamientos hacia los demás.

ENFRENTAR LOS ATAQUES PERSONALES

Los pastores son blancos fáciles para la crítica y los ataques malintencionados. Aquí tiene algunos consejos para enfrentar los rumores o el fisgoneo de los feligreses, o incluso de otros líderes. Pero además de eso, consejos para enfrentar los ataques personales.

1. Desarrolle una piel de elefante

Recuerde que algunos comentarios duros corresponden al tema de liderazgo, y no deben ser tomados seriamente. Cuando las cosas salen mal, la gente se queja del líder; ¿qué más pueden hacer? Pero si se quedan del jefe en el trabajo, pueden pronto formar parte de la fila de desempleados. Es más fácil quedarse de alguien cuando no está en juego el cheque del sueldo. ¿Quién es el siguiente? El pastor. Él no se deshará de usted. Su diezmo es demasiado importante, o muchos de sus familiares son miembros de la iglesia. Además, los pastores han sido blancos de críticas desde el nacimiento de la Iglesia.

Desarrolle una piel de elefante a las críticas. Entienda la causa. Mire más allá de las palabras. Recuerde que la persona tiene sus propios problemas, que pueden traducirse en dardos verbales.