Neymar - Juan Ignacio García-Ochoa - E-Book

Beschreibung

A los cuatro meses estuvo a punto de morir en un accidente de tráfico. A los dos años le regalaron su primer balón

A los seis, le descubrieron para el fútbol cuando corría por las gradas de una cancha de fútbol playa. A los 11, empezó a estudiar en el mejor colegio de São Paulo para que jugara en un torneo de futsal televisado. A los 12 ya jugaba en el Santos. A los 13 ya hacía entrevistas. A los 14 salió de Brasil por primera vez para probar en el Real Madrid. A los 15 ya tenía un sueldo. A los 16 se atrevió con esa cresta de mohicano que luego le ha hecho de oro. A los 17 ya era una estrella. A los 18 le apodaron el nuevo Pelé. A los 19 ya era objeto de deseo de media Europa. A los 20 ya era el líder de la selección brasileña. A los 21 ya brilla en el Camp Nou…

La Libertadores, la Copa Confederaciones, el premio Puskas 2011, su hijo David Lucca… Neymar. El nuevo O’Rei repasa la trayectoria y las divertidas historias, que hay unas cuantas, de este chico que vuela para convertirse en uno de los jugadores más grandes de todos los tiempos. Desde luego, su meteórica proyección no tiene parangón en el mundo del fútbol, que ya le eleva a la altura de esos dos monstruos que son Leo Messi y Cristiano Ronaldo. Con ellos convive en una Liga en la que ya ha demostrado que nunca antes una batalla entre Barcelona y Real Madrid por un fichaje estuvo tan justificada.

Una biografía completa de un futbolista ya considerado como uno de los mejores jugadores del mundo

EXTRACTO

3 de junio de 2013. Neymar pisa por primera vez en su vida el césped del Camp Nou. 54.000 personas corean su nombre. “Neyyymaaaaaar, Neyyymaaaaaar.” La camiseta azulgrana le sienta como un guante pese al hueco que queda en su espalda por la ausencia del número. El Barça intentó hasta última hora liberar para la presentación ese dorsal 11 que luce ahora y que estaba en poder de Thiago, ahora en el Bayern, pero no hubo manera. A Neymar, sin embargo, le preocupaba bien poco no tener número. Él solo tenía una obsesión. “Que en la camiseta ponga Neymar JR, que no se olviden del Júnior”, repitió a su agente de comunicación hasta la saciedad, cuando se estaban cerrando los flecos de la presentación.

SOBRE EL AUTOR

Licenciado en Periodismo por la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, Juan Ignacio García-Ochoa trabaja en el diario de Marca desde el año 2004. Ha cubierto informativamente como enviado especial la Copa Confederaciones de Sudáfrica 2009, el Mundial de Sudáfrica 2010 y la Copa Confederaciones de Brasil 2013. El Real Madrid ocupa su actividad diaria desde hace siete años.

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Seitenzahl: 199

Veröffentlichungsjahr: 2016

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NEYMAR
El nuevo O’Rei

NEYMAR

El nuevo O’Rei

Juan Ignacio García-Ochoa

Neymar. El nuevo O’Rei

© Juan Ignacio García-Ochoa, 2013

© Diseño de cubierta: Adrián López Viamonte

© Al Poste, 2013

Fuencarral, 70

28004 Madrid (España)

Tel.: 91 532 05 04

www.alposte.es

Primera edición: octubre de 2013

IBIC: WSJA

ISBN: 978-84-15726-19-7

e-ISBN: 978-84-15726-60-9

Depósito legal: M-28.685-2103

Impreso en España -Printed in Spain

Reservados todos los derechos. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización escrita de los titulares delcopyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 - 93 272 04 47).

A Bea, porque siempre está la primera…,

también con Neymar.

A mis padres, a Almudena, a mi abuela Paquita y a Anselmo

y Mari Santos, porque volverán a ser los primeros en tener este libro y merecen encontrarse aquí.

PRÓLOGO

‘Neymar es perfecto para el Barça’

“Neymar es un jugador que tiene perfil Barça. Tiene más talento que forma física, pero cuando consiga combinar ambas cosas, será espectacular. Estamos ante un jugador que se adapta a diferentes estilos de juego, pero que sería perfecto para la banda izquierda del Barcelona, ya que es un futbolista que puede llegar a línea de fondo o salir en diagonal hacia dentro con enorme facilidad. Al ser un jugador muy disciplinado tácticamente se puede adaptar a la banda derecha, puede jugar de delantero centro o como falso nueve, en función de cómo se desarrolle el partido en cuestión.

A pesar de tener solo 19 años, parece escuchar con humildad. Además, siempre habla con sinceridad, mirando a los ojos de la persona a la que se dirige. Como muchos jóvenes de su país, fue padre recientemente sin estar casado, asumiendo a su hijo con absoluta naturalidad y alegría. De Ronaldinho, sabíamos que tenía un hijo cuando el niño ya tenía seis meses.”

Informe del F.C. Barcelona sobre Neymar

Octubre de 2011

Presentación

Lo reconozco. La primera vez que me hablaron de Neymar, olvidé su nombre a los cinco minutos. Mi falta de atención en aquel preciso momento tenía una explicación. Era víctima del estrés más absoluto por culpa de otro brasileño, Kaká. Les sitúo. 8 de junio de 2009. Yo estaba en Recife (Brasil) esperando a que el Real Madrid hiciera oficial el fichaje del jugador brasileño y mi único objetivo era conseguir un reportaje con él en cuanto saltara la noticia. Recuerdo que andaba como loco corriendo de un lado para otro por elhalldel hotel Golden Tulip, cuartel general de la selección brasileña, tratando de convencer al padre de Kaká y a los miembros de prensa de la CBF de que me dejaran acceder al jugador. Digamos que estaba para pocas cosas que no tuvieran que ver con Kaká y esaportada deMarcaque tenía en mente.

En estas, se me acerca Wellington Campos, un periodista brasileño de la radio Itatiaia que lleva más de 20 años siguiendo a laseleçao. Él totalmente relajado, me empieza a hablar de Kaká, de Brasil y de un jugador al que no había oído nombrar en mi vida. “¿Por qué no vas a entrevistar a Neymar?”, me dijo. “¡Qué me importará a mí este tío ahora!”, pensé yo para mis adentros. “No tengo tiempo Wellington, y no sé quién es…”, le respondí educadamente, pendiente de que por el ascensor delhallno saliera mi objetivo. “Hazme caso, vete a Santos y pide una entrevista con él. Dentro de tres años, le estarás persiguiendo como hoy haces con Kaká. Es el mejor jugador brasileño que vamos a tener, echa un ojo a sus vídeos…”

Yo seguí a mi historia y a las once y media de la noche, Kaká sujetaba la portada deMarca. Objetivo cumplido. El primer “galáctico” de Florentino, cazado. Por la noche, del subidón que tenía, no podía pegar ojo, así que saqué mi ordenador para buscar en Youtube cómo jugaba el chico que me habían recomendado… Cuando quise teclear su nombre, no lo recordaba. Ni la más mínima idea. Y para colmo, la web del Santos se había caído. Así que Neymar pasó en ese preciso instante a ser una conversación perdida más. A la mañana siguiente, yo ponía rumbo a la Copa Confederaciones de Sudáfrica sin reparar lo más mínimo en aquel chavalín brasileño…

“Eh, Juan, ¿te acuerdas? ¡Te dije que estarías aquí!” El 8 de agosto de 2011, la voz de Wellington volvió a asaltarme en elhallde un hotel. En este caso, el Graf Zeppelin de Suttgart, donde Brasil dormía en vísperas de medirse a Alemania en un partido amistoso. Fue escuchar su voz y recordar aquella conversación. ¡Fue Neymar el jugador que me recomendó! Y efectivamente, yo estaba allí tratando de dar con el futbolista por el que se peleaban Real Madrid y Bar­­celona.

Fue en esa concentración donde conocí por primera vez a Neymar. Y el chico me cautivó. Tenía 19años y estaba desbordado por la situación. Los dos clubes más grandes del mundo se pegaban por él y no se atrevía a decir demasiado, pero tal y como bien refleja el informe del Barça, si abre la boca es para hablar con sinceridad. “Si hablo bien del Ma­­drid, me critican en Barcelona. Y si hablo bien del Barcelona, me critican en Madrid. Pero qué voy a decir, ¡si los dos son buenísimos y yo juego en el Santos!”, me dijo en la primera conversación que mantuvimos. Realmente, no le faltaba razón a Ney­­mar, que según fueron pasando los días fue inclinando sus declaraciones hacia el lado culé, que es donde su corazón le decía que quería jugar.

Desde entonces, qué razón tenía Wellington, he seguido a Neymar en todas y cada una de sus concentraciones con la selección Canarinha, comprobando que es un número uno como jugador y como persona. Futbolísticamente, en seguida vi que no era el nuevo Robinho, sino un jugador de fútbol con mayúsculas. No es un mero regateador como muchos po­­dían sospechar, sino un jugador total. Y como per­­sona… pasen y vean. En este libro he intentado hacer la mejor radiografía posible de la nueva estrella del fútbol mundial. 40 días pegado a la selección bra­­sileña durante la última Copa Confederaciones dan para mucho.

Un ángel llamado Neymar Júnior

3 de junio de 2013. Neymar pisa por primera vez en su vida el césped del Camp Nou. 54.000 personas corean su nombre. “Neyyymaaaaaar, Neyyymaaaaaar.” La camiseta azulgrana le sienta como un guante pese al hueco que queda en su espalda por la ausencia del número. El Barça intentó hasta última hora liberar para la presentación ese dorsal 11 que luce ahora y que estaba en poder de Thiago, ahora en el Bayern, pero no hubo manera. A Neymar, sin embargo, le preocupaba bien poco no tener número. Él solo tenía una obsesión. “Que en la camiseta ponga Neymar JR, que no se olviden del Júnior”, repitió a su agente de comunicación hasta la saciedad, cuando se estaban cerrando los flecos de la presentación.

Esas dos letras, esa “J” y esa “R”, no son una excentricidad más que añadir al jugador brasileño, sino el más grande de los homenajes a su padre, del que respeta al máximo su figura como exfutbolista y único y genuino Neymar. “Él es el único Neymar, yo soy Neymar Júnior”, asegura. Por eso, todos sus fami­­liares y amigos le llaman Juninho o Juni, de manera más cariñosa.

Para hacer una perfecta radiografía de Neymar hay que empezar hablando de su padre, la persona que se ha encargado de moldear al que hoy es uno de los mejores jugadores del mundo: “Él me ha hecho un hombre”, dice. Papá Neymar también fue futbolista. Un trotamundos del fútbol modesto que desarrolló la mayoría de su carrera en el Uniao Mogi, un club humilde de la tercera división paulista, pero de cierta reputación dentro del fútbol de las divisiones inferiores. No era uncrack, pero era un buen jugador. Aseguran sus entrenadores que era un excelente delantero centro. Rápido y buen rematador. Pero para triunfar en Brasil no es suficiente con ser bueno, hay que ser extraordinariamente bueno. “Podía haber llegado lejos, era un delantero centro goleador y muy rápido, pero el fútbol brasileño es muy complicado y él siempre quiso quedarse con nosotros pese a que podía haber ido a algún equipo mejor”, recuerda el presidente del club,Senerito Souza, que aún sigue gobernando el club de Mogi das Cruzes, una pequeña localidad ubicada a 40 kilómetros de São Paulo y que cuenta con 400.000 habitantes. Hoy, reconocida en el mapa como la localidad que ha visto nacer a uno de los mejores jugadores del mundo.

Neymar da Silva se comprometió muy joven con Nadine Santos, en 1991. Él vivía del fútbol y ella era maestra. Eran amigos desde la adolescencia, exactamente desde que ella cumpliera 16 y él tuviera 18. Como los dos eran de la región de Santos, el club Uniao Mogi les proporcionaba vivienda a ambos, lo que permitió que pudieran ir ahorrando e ir asegurándose un futuro relativamente cómodo. Sin lujos, pero sin penurias. El piso era muy pequeño, pero confortable. Estaba situado en el barrio do Rodeio, en una pequeña urbanización que había sido construida por la Cooperativa del Sindicato de los Meta­­lúrgicos de la ciudad. Allí es donde vivían y donde Neymar dio sus primeros pasos. La casa tenía una habitación, una pequeña sala, un saloncito y una cocina. Allí residían de manera tranquila y allí empezó a vivir también Neymar Júnior, que nació el 5 de febrero de 1992 a las dos de la madrugada, en el hospital de la Santa Casa de Misericordia, localizado en el centro de la ciudad.

El nombre delcrackno se decidió hasta el último momento. Fueron varios los que estuvieron encima de la mesa y durante algunos meses antes de nacer le llamaron Mateus. Finalmente, esta prueba no convenció y se le bautizó con el nombre de su padre: Neymar. Después añadieron Júnior, algo muy común en Brasil para diferenciarlo de su progenitor.

Pero volvamos a la noche del 5 de febrero. Quién les iba a decir entonces a los doctores Luiz Carlos Bacci, ya fallecido, y Benedito Kleine, que ese bebé, hijo de un futbolista del equipo local, se convertiría apenas 21 años después en uno de los mejores jugadores del mundo. Recuerda el doctor que, en pleno parto, así lo aseguró su padre: “Mi hijo va a ser el mejor jugador brasileño, ya lo verán”. Es posible que las salas de maternidad de todo el mundo estén repletas de comentarios de este tipo, pero no hay duda tampoco de que Neymar da Silva dio en el clavo. Su amor por el fútbol, su imposibilidad de llegar a la elite y la alegría del momento fueron sin duda los factores que le llevaron a proclamar semejante sentencia. Un disparate convertido finalmente en realidad.

Neymar se convirtió en seguida en la mascota delequipo de fútbol de su padre. Y el fisioterapeuta del equi­­po, Atilio Suarte, fue una de las primeras personas que pudo cogerle enbrazos. “Hoy recuerdo la historia con mucho cariño. Como yo era el único que tenía coche, Neymar da Silva me llamó para ver si podía ir a recogerles al hospital y llevarles a su apartamento. Lo hice encantado, ya que éramos muy amigos. Lo que no podía imaginar entonces es que aquel bebé sería una leyenda del fútbol, nadie lo podía imaginar. Quiero pensar que con mis manos le dejé bendecido para este deporte.”

La vida de Neymar, sin embargo, estuvo a punto de truncarse rápido. Muy rápido. A los cuatro meses. Él era un recién nacido y ni siquiera recuerda lo que pasó. Es una historia que conoce por medio de sus padres, que dan gracias a Dios cada día por salvarles la vida en una accidente en el que lo más normal era haber fallecido. Era una noche de domingo lluviosa en Mogi das Cruzes cuando la familia Neymar regresaba a casa tras un partido de fútbol. No era un camino excesivamente largo, pero sí peligroso debido a las curvas de la carretera, la falta de iluminación y la intensa lluvia. En pleno descenso, el padre de Neymar, al volante de su pequeño Ford rojo, se vio de pronto cegado por las luces de un coche que había invadido el carril contrario y se salió de la carretera tras el impacto con el otro vehículo. El accidente fue terrorífico, tal y como relata el propio padre del jugador. “La carretera estaba muy peligrosa y el coche del carril contrario perdió el control y se chocó contra nosotros. El impacto fue muy duro y nos mandó fuera de la carretera”, recuerda. En el asiento trasero viajaban su mujer y el pequeño Neymar, al que llevaba enbrazos. Tras el impacto, el bebé salió despedido: “Tras el golpe, que fue tremendo y provocó un gran es­­truendo, se hizo el silencio. Se habían roto los crista­­les, los dos teníamos sangre y nuestro hijo no estaba. Fueron unos segundos dramáticos, realmente pensábamos que lo habíamos perdido. No sabíamos qué hacer, estábamos aturdidos, bloqueados por la situación más desagradable de nuestras vidas”.

Pero Neymar en seguida empezó a llorar. El bebé había ido a parar debajo del asiento delantero y salió prácticamente ileso. Posiblemente, el hecho de caer justo debajo del asiento fue lo que le salvó la vida. En el momento de cogerlo estaba lleno de sangre debido a un corte en la cabeza, pero estaba bien, aunque las horas que siguieron al accidente fueron angustiosas: “Llegaron las ambulancias, se llevaron al niño y no sabíamos cómo estaba. Nosotros teníamos muchos cortes y yo tenía una lesión muy importante en la cadera, pero nuestra única preocupación era nuestro hijo”. Tras dos horas en el hospital,los médicos devolvieron a sus padres a Neymar en perfecto estado, solo con una pequeña herida en la cabeza. Habían tenido mucha suerte. “Es un episodio por el que tengo que dar las gracias a Dios cada día, porque podía haber muerto en aquel accidente. Mis padres me lo han contado alguna vez y realmente fue un momento difícil, pero por suerte Dios nos protegió bien y tanto yo, como mis padres, como mi hermana, damos las gracias de que no nos sucediera nada malo.”

La carrera futbolística de Neymar padre terminaría prácticamente con este accidente, pero es ine­­vi­­table pensar que ese día volvió a nacer Neymar Jú­­niory, por tanto, uno de los mejores jugadores del mundo. Su padre tuvo que ser operado de una grave lesión en la cadera que le tuvo fuera de los terrenos de juego una temporada entera. La operación le dejó importantes secuelas incompatibles con el fútbol de elite y ya no volvió a ser el mismo sobre el césped y, aunque aún jugaría de manera semiprofesional hasta 1996, su nivel bajó de manera considerable. El nacimiento de su hija Rafaella le hizo replantearse su futuro en el mundo del fútbol y colgar las botas: “Paré cuando tenía 32 años porque empezaba a sentirme viejo y sentía que ya no iba a dar más de sí en mi carrera, que no iba a progresar más. Fue un momento muy duro, pero sabía que había llegado la hora de centrarme en mi familia”.

Neymar padre estaba cansado de dar tumbos por los campos de Brasil y colgó las botas cuando defendía los colores del Operario de Mato Grosso,dispuesto a dar un cambio en su vida. Con Rafaella recién nacida, la familia al completo se mudó a casa de la abuela Berenice, en San Vicente, y papá Neymar empezó a trabajar en la Compañía de Ingeniería de Tráfico, donde comenzó de mecánico y acabó de jefe de sección. Inteligente, astuto y disciplinado, Neymar da Silva es una persona que siempre se le han dado bien los negocios y que hoy controla una de las mayores fortunas del mundo del fútbol. La de su hijo: el genuino Neymar Júnior.

‘A bola’

La pelota,a bolala llaman los brasileños. Una obsesión para casi todos los niños que nacen en el país de Pelé. También lo era para Neymar. Llegó a tener hasta 50 en su habitación y muchas noches dormía abrazado a una de gomaespuma a la que tenía especial cariño. Se la había regalado su abuelo Ildemar, ya fallecido, y al que dedicaría su primer gol como profesional.

Neymar siempre pedía lo mismo en cada cumpleaños y por Navidad: un balón. Y siempre se lo traían. Así fue acumulando y acumulando en su habitación. Porque como le sucede en el campo, perdía muy pocos. Los cuidaba como oro en paño y era muy difícil que se le despistara alguno cuando salía a jugar. Y si algún pelotazo lo mandaba bien lejos, iba a por él y buscaba y buscaba hasta que lo encontraba.

El primer balón que tuvo se lo compró su madre en un puesto callejero, de camino al mercado de Mo­­gi das Cruzes. Neymar tenía dos años y le llamó la atención una pelota amarilla que colgaba de una red. La empezó a señalar y su madre se la regaló. Fue el inicio de una gran y profunda amistad. Costó dos reales y el chiquillo estaría ya feliz para todo el día, sin ser consciente de que esa pequeña bola le cambiaría la vida. Tampoco la señora Nadine podía imaginar entonces que ese capricho consentido a su pequeño era un boleto ganador de la lotería.

La casa de Neymar se convertía cada día en un pequeño campo de fútbol. Usaba las sillas como defensas y las mesas y las puertas eran las porterías. Y así, con la casa patas arriba, se pasaba horas y horas dándole a la bola, jugando partidos en su particular Maracaná desde los tres años. Su madre se enfadaba con él porque ponía las paredes negras con tantos pelotazos, pero nadie era capaz de prohibirle jugar al fútbol dentro del hogar. Ya desde niño, el fútbol era el epicentro de su vida.

Su hermana Rafaella, cuatro años más joven que él, y su prima, también contribuyeron con elpaso de los años a los partidos en la casa. Ellas hacían de postes. “Le decíamos que rematara flojito”, recuerda su hermana, que muchas veces se cansaba de ver cómo su hermano se liaba a regatear a las sillas sin mirar a la portería. Al final, la historia casi siempre terminaba igual. Las dos chicas se terminaban marchando y Neymar seguía haciendo cabriolas con el mobiliario mientras su imaginación echaba a volar. Se metía tanto en el papel que hasta pitaba falta cuando se tropezaba con los sofás o se dejaba el balón atrás. Entonces, tocaba cambiar el escenario y alineaba las sillas simulando una barrera. Lanzando faltas se cargó más de una figurita y ahí sí que se ganó algún que otro castigo, pese a que el travieso Neymar, sin éxito, siempre intentaba reparar lo que rompía.

Fue en casa donde empezó a pulir la espectacular técnica individual que hoy luce en el Camp Nou. Porque Neymar era disciplinado a la hora de aprender hasta cuando jugaba en el salón. Una silla pegada a la pared era todo lo que necesitaba para mejorar su técnica y precisión. “Pegaba la silla a la pared y me pasaba horas lanzando el balón entre las patas. La pelota tenía que entrar limpia para que me volviera al pie. Y así me pasaba horas y horas”, recuerda el jugador del Barcelona. Neymar realizaba estos ejercicios con las dos piernas. “Derecha e izquierda, derecha e izquierda”, decía Neymar en alto a cada golpeo de pelota. También cogía el balón con las manos, lo lanzaba contra la pared y lo controlaba con las rodillas, el pecho y la cabeza. Así, y regateando sillas y sofás, podía pasarse horas.

De su amor por el fútbol puede que le venga también esa constitución tan flacucha. Las horas en el co­­legio también las pasaba pegadas al balón, hasta el punto de que renunciaba a la comida para seguir jugando. “A la hora de la comida siempre entraba en mi despacho y me pedía un balón. Yo le decía que primero tenía que comer y me decía que ya lo había hecho… Sabía perfectamente que me engañaba y que no había pasado por el comedor, pero era consciente de que no se iba a marchar de mi despacho hasta que no le dejara la pelota”, recuerda el director del colegio Liceu, Hermenegildo Pinheiro Miranda.

Neymar estudiaba en este colegio, uno de los mejores de São Paulo, gracias a una beca que le dieron por su buen manejo de la pelota. En Brasil se juega un torneo escolar muy prestigioso que organiza la televisión Tribuna, de Radio Globo, y Hermenegildo no dudo en ficharlo para ganar el campeonato. Fue el entrenador de la Portuguesa Santista, donde Neymar empezó a jugar al fútbol sala, el que recomendó su fichaje. “Entró un día a mi despacho y me dijo que tenía un chaval que jugaba al fútbol como nadie. Yo estaba interesado en mejorar el nivel del equipo en el campeonato escolar y de esta manera podía hacerlo, aunque lo que más me emocionaba era la posibilidad de ayudar a un chiquillo que realmente necesitaba ayuda”, recuerda Hermenegildo.

La familia de Neymar no tenía la posibilidad de llevar a su hijo a un colegio de primer nivel, así que la llamada del Liceu fue una ayuda caída del cielo. El chico era bastante aplicado en los estudios. Un muchacho de notable, dentro de la media de la clase. El Liceu era una escuela en la que estudiar era obligatorio. No había cabida para los malos estudiantes y a Neymar, sus padres, le dejaron muy claro que tenía que aprovechar la oportunidad que le estaban dando.

Vilma Julia Rinaldi fue su profesora cuando este no era más que un chiquillo y hoy todavía recuerda perfectamente cómo se desenvolvía el chaval en clase. “Era un chico tranquilo, risueño, muy educado. Te ganaba en seguida cuando sonreía. Se veía que sus padres le habían dado una buena educación en casa, porque jamás dio un problema. Era tímido y muy feliz al mismo tiempo. Siempre se le vio muy noble, al menos así lo percibía yo dentro de clase. Se solía sentar en medio del aula y pocas veces tuve que llamarle la atención. Siempre traía los deberes hechos y podemos decir que estaba dentro de la media de la clase.”

La maestra de Neymar no sospechaba ni por asomo que su alumno se convertiría en uno de los mejores jugadores del mundo: “Yo sabía que jugaba muy bien al fútbol, porque todos sus compañeros y el director hablaban de lo bueno que era. Había un torneo escolar y él era la estrella, pero yo realmente tampoco prestaba mucha atención a esas cosas. Yo era su maestra y mi misión era enseñarle para que tuviera una buena formación, independientemente de la profesión que tuviera en el futuro. Son muchos los niños que pasan por aquí y que sueñan con convertirse en futbolistas, pero la realidad es que son muy pocos los que lo consiguen. Ahora que veo que es una estrella me alegro muchísimo por él y quiero pensar que algo tuve que ver en la forma de comportamiento que tiene hoy en día pese a ser una de las mayores celebridades de Brasil. Neymar es un chico fantástico”.

Dudu, uno de sus mejores amigos de clase, también recuerda cómo era el pequeño Neymar. Y él, cómo no, sí que conserva en la memoria sus habilidades con el balón. “De pequeños éramos inseparables y aunque ahora hemos perdido el contacto, soy el primero que me alegro de que las cosas le estén marchando tan bien. Yo sabía que iba a ser uncrack



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