No lleves hadas al cole - Paloma Bordons - E-Book

No lleves hadas al cole E-Book

Paloma Bordons

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Beschreibung

La princesa Cucamona decide llevar a su hada madrina al colegio, así nadie podrá decirle nada... Pero cunde el ejemplo y se arma un tremendo lío que originará un sinfín de situaciones divertidas. ¿Habrá alguien capaz de poner orden en una escuela tan caótica? Un libro que combina hábilmente humor y fantasía para mostrar que, a veces, es mejor hacer las cosas por uno mismo.

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Seitenzahl: 26

Veröffentlichungsjahr: 2013

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No lleves hadas al cole

Paloma Bordons

Ilustraciones de Rocío Martínez

1

UN día, la princesa Cucamona se presentó en clase con un hada madrina.

Era un hada pequeñita, luminosa y un poco transparente. Flotaba en el aire, justo sobre la cabeza de Cucamona. Cuando la vio, la Seño dijo:

—Alteza, bien sabéis que está prohibido traer hadas a...

No dijo más: el hada madrina la hechizó con su varita y la dejó durmiendo de pie, con el brazo levantado y la tiza en la mano. Como no se despertaba, los alumnos empezaron a perseguirse entre las mesas, jugando alvos la lleváis.

Cucamona, además de princesa, era bien torpe. Cuando jugaba avos la lleváis, siempre la llevaba ella. Pero ese día, si alguien trataba de atraparla, el hada madrina le daba un calambrazo con su varita. Cucamona no se la ligó ni una vez.

La Seño se despertó al cabo de un rato y solo se acordó de lo que había pasado cuando vio al hada madrina. Entonces frunció el ceño y abrió la boca como para decirle algo. Pero pareció pensarlo mejor, suspiró y se puso a dictar un problema de matemáticas:

—El Foso de Palacio tiene una capacidad de dos mil litros. Si tarda cuatro horas en llenarse... ¿Cuántos...?

—¡Quinientos! -chilló Cucamona.

Con un hada madrina, así cualquiera.

Al día siguiente, también Ludovico llegó al cole con un hada madrina flotando sobre su cabeza.

No brillaba tanto como el hada de Cucamona, porque el padre de Cucamona era rey y el de Ludovico solo duque. Pero también fue capaz de dormir a la Seño cuando quiso echarla de clase.

Mientras dormía, todos volvieron a jugar avos la lleváis.Y adivina quiénes no se la ligaron ni una sola vez.

Cuando la Seño se despertó, hizo como que no veía a las hadas, metió rápidamente la nariz en un libro y se puso a hacer un dictado. Las hadas de Cucamona y Ludovico soplaban al oído de sus dueños todas las palabras difíciles. Pero, aun así, Ludovico escribióvotón.

—Botón es con “b” de burro, Ludovico -le dijo la Seño.

—Imposible -replicó Ludovico-. Mi hada dice que es con “v” devotón.

Los mofletes del hada lanzaron dos destellos rojizos, mientras la Seño se lanzaba con furia sobre el diccionario.

—¡Qué sabrá un hada de ortografía! -refunfuñaba pasando las páginas-. Juro que si encuentrovotónen el diccionario, me he de comer todos los botones de mi chaleco.

Y en eso fueron los mofletes de la Seño los que lanzaron destellos rojizos.

Se apresuró a dar la espalda a la clase para que no se notara y escribió en grandes letras en la pizarra:

Votón

—Esta es la forma correcta, según el diccionario -tartamudeó-. Quien se haya equivocado, que escriba la palabra

veinte veces en su cuaderno. Los demás pueden salir al patio. Yo vuelvo enseguida.

No volvió tan pronto. Y cuando lo hizo, ya no tenía ninguno de los sietevotonesde su chaleco.

Tales son los poderes de un hada madrina.

2

ALARICO había tenido un mal día en el colegio.