¿Quieres ser periodista? - María Solar - E-Book

¿Quieres ser periodista? E-Book

María Solar

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Beschreibung

Una visión amplia y práctica del apasionante mundo del periodismo para los más jóvenes. ¿Quieres ser periodista? explica las habilidades y conocimientos necesarios para dedicarse a esta profesión, también describe cómo es el trabajo del día a día en la prensa, la radio, la televisión y los medios digitales, entre otros. Con anécdotas, reflexiones y opiniones de expertos en cada área y especialidad, los autores trazan un mapa claro y detallado de este oficio apasionante, sin dejar de lado las distintas aproximaciones y tratamientos que pueden o deben hacerse al transmitir la información.

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Seitenzahl: 223

Veröffentlichungsjahr: 2017

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Índice

Cubierta

Primero queremos contarte algo

Prólogo

1. La carrera de fondo

2. Tengo una noticia para ti

3. El periodismo de papel

4. La magia de la voz

5. La televisión ha muerto. ¡Viva la televisión!

6. «Lo digital»

7. En busca del hombre orquesta: periodismo multiplataforma y periodismo móvil

8. Los guardianes de la reputación

9. En el periodismo no todo vale

10. Yo lo conté: periodistas que cambian el mundo

Agradecimientos

Créditos

Primero queremos contarte algo

Querido lector:

Nos ha llevado mucho tiempo elegir el nombre de este libro, pese a que parte de nuestro trabajo como periodistas consiste precisamente en resumir el contenido de una información en pocas palabras.

El arte de titular es muy importante para el escritor y para el periodista. Si aciertas con el título que eliges para un libro —o con el titular de la noticia de un periódico—, llamarás la atención de una persona que, probablemente, se convertirá en tu lector.

Muchos autores consagrados recomiendan, a quienes se inician en el periodismo o la literatura, que comiencen siempre por el titular. La sensación de pánico que provoca una hoja en blanco desaparece en el momento en que conseguimos redactar esas pocas palabras que, generalmente, van escritas en un tipo de letra más grande que las que integran el cuerpo de la noticia o del capítulo. Haz la prueba y verás cómo reconforta.

Hemos tenido en cuenta ese consejo, que ahora te trasladamos a ti. Comenzamos por el título para escribir este libro, que es el que nos hubiera gustado encontrar en las librerías en nuestra niñez y adolescencia. Ambos sentíamos ya entonces la llamada de esta profesión. Jugábamos a ser periodistas. María entrevistaba a sus muñecos y fantaseaba presentando programas. Luis aprovechaba cada momento que sus padres lo dejaban solo para ser presentador del telediario ante un gran espejo que había en el salón de su casa. Hoy María es conductora de programas de entretenimiento y Luis se ha especializado en espacios informativos de televisión.

Por eso el título de esta publicación es ¿Quieres ser periodista? Porque es el que habría llamado nuestra atención por aquellos años en la estantería de cualquier librería o biblioteca. Los signos de interrogación que hemos puesto al principio y al final refuerzan nuestra intención de establecer un diálogo abierto contigo y con todos nuestros lectores. Nada nos haría más felices que encontrarnos, pasados unos años, con periodistas veteranos que nos dijesen que este es el primer libro sobre periodismo que cayó en sus manos cuando eran jóvenes.

Un apunte más acerca de los titulares. Con mucha frecuencia, leerás algunos sobre la profesión periodística que pueden desanimarte. El camino que estás emprendiendo está sembrado de dificultades. Deberás dedicar muchas horas al estudio; adaptarte a unas tasas de paro habitualmente superiores a la media de las profesiones; prepararte para recibir presiones de los poderosos, de tus jefes, de los clientes de tu empresa periodística, de tus compañeros de trabajo, de los amigos, de los enemigos, de mucha gente, para que des a una noticia el tratamiento que ellos quieren o, incluso, para que no la trates...

Pese a todo, mantén vivo tu sueño. En este libro tienes datos, testimonios e historias que te ayudarán a ver la profesión como algo maravilloso, aun con sus limitaciones y exigencias.

Para empezar nuestro viaje, tienes la ocasión de leer el prólogo que nos ha escrito Sandra Golpe, presentadora y directora de Noticias 1 de Antena 3 Televisión. Gracias, Sandra, por tu ayuda y tus palabras de ánimo a nuestros jóvenes lectores.

Ahora, adelante, disfruta de la lectura de ¿Quieres ser periodista? y prepárate para introducirte en un mundo apasionante.

MARÍA SOLAR Y LUIS FRAGA

Prólogo

«Piénsalo bien... Tal y como eres, ¿en serio te ves periodista en el futuro?». Mis padres dudaban de mí, tímida patológica. ¡Y yo también! Pero en su momento reuní fuerzas, no sé de dónde, para saltar a ciegas a la piscina y cumplir mi sueño. Así ha sido hasta hoy.

¡Hola! Me alegro mucho de saludarte. ¿Tú también quieres? Contéstate con sinceridad. Si tu respuesta es afirmativa o titubeante, no me andaré por las ramas: todas tus dudas y cómo resolverlas están contenidas en este ejemplar que ha caído en tus manos. Un libro pensado expresamente para ti, potencial colega de profesión. A lo largo de sus páginas se amontonan años de experiencia fecunda en la tele, un buen puñado de consejos infalibles y de retos a los que, con total seguridad, deberás hacer frente en esta apasionante carrera de fondo que estás a punto de comenzar.

El periodismo es una elección vital que genera adicción, un sendero en el que, como bien intuyes, nadie regala nada. Un día estás en el circuito laboral y al otro te caes, y luego regresas a diferentes proyectos y te reinventas sola o en equipo. En esta selva particular reina lo contingente, en este mundo abarrotado de egos llegas a encontrar tu propia ventana privilegiada a historias y personas fascinantes. En este ecosistema podrás aspirar, a ratos delante y detrás de los focos, a la felicidad que supone mejorar tu sociedad a través del oficio honesto. Tu trabajo de contar lo que sucede puede convertirse en eficaz denuncia. Tu voz será escuchada, podrás llegar en un minuto a millones de personas y entonces comprenderás la importancia tremenda de ejercer correctamente el cuarto poder, hoy atenazado o propulsado, según se mire, por las redes sociales.

He sondeado muchas veces a periodistas primerizos, les he preguntado por qué se decidieron por esta profesión. Existen tantos motivos como personas consultadas: para contar historias que ocurren a tu alrededor, porque la curiosidad te puede, porque te gusta la aventura, para aprender, viajar, cotillear, porque se te da bien la escritura o la oratoria..., porque no querían estudiar Derecho, aunque fueran de Letras. En mi caso, el detonante fue más bien existencialista: estaba disgustada conmigo misma. Me encantaba escribir y, en sueños, me visualizaba trabajando en la radio. Disfrutaba jugando con mi micrófono y el equipo de música en el dormitorio, pero fuera de allí me replegaba, sufría incluso al hablar en público. Un día decidí afrontar el problema y escoger el oficio terapéutico e ilusionante que me abriría sin remedio al mundo. ¡Imagina cuánto le debo al periodismo!

En la facultad te topas con las primeras ráfagas que dibujan la realidad de la profesión escogida. Me alegro de haber estudiado Periodismo en Pamplona, porque la distancia kilométrica de mi tierra gaditana convirtió aquel destino en otro país. Pamplona me abrió la mente y las expectativas vitales, pero, al mismo tiempo, me generó dudas sobre el camino a emprender. Acabé especializándome en prensa escrita, aunque la intuición, a última hora, me llevó a Madrid, a cursar un máster en Radio y Televisión. Fue entonces cuando realmente empecé a saber cómo iba a ser mi vida... Comencé a trabajar por cero euros, por poco, por menos que poco... Empecé a ejercer con entusiasmo no remunerado hasta dar, un par de años después, con CNN+, mi definitivo golpe de suerte. Había probado antes un poco de prensa y de radio, pero aquel canal de televisión «todo noticias» aunó los conceptos antes aprendidos y me descubrió la inmensa belleza del medio. Desde entonces hasta hoy he disfrutado editando piezas, locutándolas, ofreciendo «últimas horas», narrando acontecimientos de todo tipo, delante y detrás de las cámaras. Como ocurre con las matrioskas, las famosas figuras rusas, conforme te sumerges en el universo televisivo vas descubriendo diferentes oficios, todos indispensables. El trabajo ágil en equipo y que cada cual, en su puesto, se sienta importante nos proyecta a todos hacia el éxito.

Hoy sí tengo la certeza de mi temprana vocación de comunicadora, pero hace lo menos veinte años me rodeaban muros de inseguridades que he ido derribando a base de trabajo, sacrificios, oportunidades aprovechadas, empecinamiento y arrebatos de valentía. Entre tú y yo, jamás me imaginé que iba a llegar a dirigir y a ponerle rostro a servicios informativos nacionales, o que presentaría formatos tan exigentes como Espejo Público. A mis alumnos suelo repetírselo con toda la convicción: «Si yo estoy aquí, si he llegado a este destino profesional, tú también puedes, ¡no lo dudes! Se consigue con una ilusión que no contemple horarios, sin pisar a nadie en tu camino, con el bastón único de tu labor profesional, con iniciativas, labrando cada día la confianza del resto de los compañeros en ti».

A pesar de los pesares y de los altibajos emocionales y económicos que conlleva ejercerlo, el periodismo merece muchísimo la pena. Lo saben bien los autores de este libro, que debería recomendarse, desde ahora mismo, en todas las facultades españolas de Comunicación. Lo firman María Solar y Luis Fraga, profesionales de referencia, buenísimas personas, tanto monta, monta tanto. Ambos autores atesoran años de valioso bagaje en el medio audiovisual. Los dos, en perfecta simbiosis, explican con un estilo ameno y didáctico cómo se les despertó la vocación, sus inicios profesionales, anécdotas con lección imborrable, consejos útiles en el día a día de cualquier profesional. Con la honestidad de base que les caracteriza y cargados de galones de veteranos del oficio, Luis y María ofrecen páginas de oro puro al principiante, desmenuzan punto por punto toda esa información que, tanto los autores como esta que te escribe, habríamos querido que alguien nos avanzara en el momento crucial de decidir nuestro destino. Antes y durante la carrera universitaria necesitábamos respuestas. Hoy las podrás encontrar a lo largo de estas páginas.

Conozco y quiero bien a Luis Fraga. Periodista de raza, comunicador vocacional absoluto, poseedor de todas las cualidades arriba mencionadas, estrella en la televisión y, de un tiempo a esta parte, destacado profesional en la docencia. Él fue mi primera e inolvidable pareja televisiva en Antena 3 Noticias. Trabajamos mano a mano durante cuatro años, en Las Noticias de la Mañana y después, otros dos años en la edición de los fines de semana. Aquella etapa me permitió reconocer en él, de inmediato, a un profesional como la copa de un pino, a un espíritu con talento noble y creativo. Una personalidad la suya, por desgracia, no tan frecuente como quisiéramos en este convulso planeta audiovisual. Sentí mucho su marcha, pero él se había propuesto no defraudarse y volar, y seguir creciendo. En ello continúa, ¡vaya si lo está logrando! He aquí su primer libro, escrito mano a mano con otra profesional excelente, María Solar, periodista audiovisual de larga y reconocida trayectoria. Una mujer de la comunicación, próxima y querida por sus televidentes y también por sus lectores. En la literatura es una autora premiada y traducida a otros idiomas, que ha escrito para adultos, jóvenes y niños con gran éxito. Tan prestigiosa y enorme como su currículum, María es una magnífica contadora de historias reales en la tele y de ficción, a través de sus libros.

A los dos, mi gratitud profunda por el honor concedido de escribiros este humilde prólogo que es, en realidad, un agradecimiento emocionado a sus autores y una petición expresa para que tú, que lo estás leyendo, te empapes de las enseñanzas que contiene este libro y reserves para él un sitio fijo en tu mesilla de noche, si de verdad te quieres convertir en un gran periodista.

Párate a pensar, por ejemplo, en capítulos como «La carrera de fondo», que insiste en la importancia de la resiliencia laboral y en la cultura del esfuerzo, y que incluye consejos para hablar en público o para comenzar a construir tu marca personal en las redes sociales. En «La televisión ha muerto. ¡Viva la televisión!», empápate del manual para hacer informativos, ese maravilloso proceso que comienza cuando un hecho se conoce y que culmina en el momento en el que la noticia se emite. Descubre cómo funcionan por dentro las hermanas radio y prensa y en qué consiste y cuáles son las salidas profesionales de la comunicación corporativa. Conciénciate de que «en el periodismo no todo vale», para preservar siempre la ética y la calidad de tu trabajo. Y que siempre deberá guiarnos el sentido común, que informar nada tiene que ver con causar dolor al espectador. No se trata de enseñar sangre y muerte en primer plano. Se trata de contar lo que sucede con rigor, criterio y sin estridencias.

Tienes ante ti un libro sumamente atractivo que te desgrana estos y otros asuntos en un momento en el que el periodismo arrastra una crisis crónica de décadas, ¡pero no seré yo quien te aconseje que desistas! Al contrario. Has escogido la profesión más bella y agradecida. Explicando todo lo que pasa ahí fuera, acabarás conociéndote en profundidad. El buen profesional de la información teje, a la larga, un oficio terapéutico, enriquecedor para sí mismo y para el resto, cultural, histórico tantas veces. Y su trabajo acaba recibiéndose como un servicio social imprescindible.

Ya te avanzo que muy probablemente no acumularás millones de euros en este oficio, te expondrás a penurias económicas que pueden estirarse durante años y, en general, a una existencia laboral incierta. Sufrirás en la misma medida en la que disfrutes. Y sin embargo, le estás diciendo sí a la vida más hermosa, un árbol de múltiples ramificaciones y frutos.

SANDRA GOLPE

¿Quieres ser periodista?

1

La carrera de fondo

Tu camino para ser periodista puede comenzar hoy. No necesitas esperar a terminar la universidad, ni a que llegue tu primer trabajo remunerado. Y si decides empezar a formarte, nunca lo dejes. Aquí tienes ideas sobre todo lo que puedes ir practicando para convertirte en un profesional del periodismo y la comunicación.

Sobre la curiosidad…

Los ingleses que vivieron en el siglo XVI popularizaron la expresión «Care killed the cat», porque entendían que el exceso de preocupación por el estado de salud solo puede tener malas consecuencias. El refrán ha sobrevivido al paso del tiempo y ha llegado a otros muchos países, pero con la palabra curiosity —curiosidad— en el lugar que ocupaba care. ¿Crees realmente que la curiosidad es mala? Con toda seguridad, desde el siglo XVI y hasta nuestros días, algún pobre gato habrá muerto por haberse metido en el lugar equivocado, pero con el refranero hay que ser precavido. Como contrapunto de una cita popular existe siempre otra que recomienda lo contrario. «¿A quien madruga, Dios le ayuda o no por mucho madrugar amanece más temprano?». «¿Las apariencias engañan o la cara es el espejo del alma?».

Azorín, un gran novelista, ensayista y dramaturgo de la Generación del 98, decía que la vejez es la pérdida de la curiosidad. Sé curioso. Mantente joven. Si ves en tu entorno algo que te llama la atención, investiga y pregunta. Preguntar es un derecho y también un deber del periodista. En el decálogo de ideas publicado por Academia de Papel —una asociación creada por un grupo de profesores de la Universidad a Distancia de Madrid—, se dice que preguntar sin intermediarios «debe consolidarse como la máxima expresión de los derechos de información y libertad de expresión», que la rueda de prensa «es el templo» y la pregunta, «el principal instrumento» del periodismo.

Pregunta y después piensa en cómo se lo contarás a tu espectador, oyente o lector. Si observas una situación de injusticia, desigualdad o sufrimiento, sé curioso, interésate por los motivos que provocan ese dolor e informa de esa realidad para ayudar a transformarla. Habrás dado un gran paso para convertirte en un profesional de la información.

Crea tu marca personal y cuida tus redes sociales

Pilar Bernat, responsable de una editorial especializada en nuevas tecnologías, recuerda cómo un estudiante de Publicidad y Marketing, que había hecho prácticas de gestión de redes sociales en su empresa, le pidió un informe que sirviera de carta de recomendación para trabajar en un periódico de tirada nacional. El joven había hecho un buen trabajo, no debía tener problemas para que le dedicaran unas palabras sobre su buen hacer profesional, pero Pilar, cautelosa, quiso investigar las redes sociales de su antiguo becario antes de redactar la carta. La sorpresa llegó en Facebook. El supuesto especialista en redes sociales aparecía en la portada de su perfil de espaldas en un balcón, desnudo y sujetando una cerveza con una mano. Pilar no quiso firmar el informe. Su antiguo becario había asimilado poco acerca de la importancia de la reputación digital.

Cuida tu imagen desde este instante. Si crees que esta recomendación no va contigo, porque aún no te has incorporado a la vida laboral, piensa que internet tiene memoria. Es cierto que los países han legislado en los últimos años en torno al «derecho al olvido». En la Unión Europea, Google y el resto de los buscadores deben borrar de sus listas de resultados a los ciudadanos que han visto sus derechos violados, pero el proceso es tan farragoso que, cuando el internauta consigue el borrado de esa imagen o de ese texto que le incomodan, suele ser demasiado tarde. ¿Para qué jugar con fuego?

Presta atención a la calidad de lo que publicas. Un tuit, un comentario de Facebook o la entrada de un blog: cualquier contenido bien presentado, bien escrito y respetuoso con todo el mundo te ayudará a ir creándote una imagen positiva que, tarde o temprano, dará sus frutos. Los profesionales de recursos humanos y las empresas que se encargan de la búsqueda de trabajadores recurren cada vez más a las redes sociales para ver cómo es en realidad la persona que opta a un empleo.

Crear un blog, por cierto, te dará visibilidad y te facilitará el acceso a los profesionales del periodismo. Siempre es más fácil que logres entrevistar, por ejemplo, a un directivo de una cadena de televisión si él ve que tienes un blog en el que desde hace meses (o años) publicas informaciones relacionadas con este medio. No te preocupes si al principio tus entradas tienen poco seguimiento o difusión. Lo importante es que tu rastro digital forjará tu reputación.

En internet encontrarás un buen número de plataformas que te permiten crear y alojar tu blog de forma gratuita. Lo primero que debes hacer es buscar un sistema de gestión de contenidos, un CMS (Content Management System). De todos los que existen en el mundo el más popular es Wordpress. Las opciones de pago de este y otros CMS te permiten, entre otros privilegios, tener un dominio propio. Si te llamas, por ejemplo, José López, puedes crear un blog que se llame «periodistajoselopez.com», sin la necesidad de añadir wordpress antes del «com» —periodistajoselopez.wordpress.com—, con lo que tu blog tendría una apariencia más profesional.

Si no puedes permitirte un desembolso económico, no te preocupes. Gratuito o de pago, sí es aconsejable que crees un «plan de contenidos», es decir, que dejes por escrito, básicamente, qué tipo de mensajes quieres transmitir, a qué público quieres llegar, en qué herramientas (además de en el blog) vas a apoyarte para llegar al público y cada cuánto tiempo vas a publicar contenidos. Este último punto es muy importante. Evita el error de crear un blog, comenzar con mucho entusiasmo y abandonarlo al poco tiempo. Si no lo actualizas con cierta periodicidad, darás la impresión de haber caído en la dejadez, en la desidia. Justo lo contrario de lo que te llevó a emprender tu proyecto digital. Con una entrada a la semana o cada diez días sería suficiente.

Reflexiona. ¿Qué es para ti el periodismo?

Un tópico acerca del periodista describe a este como un profesional que siempre va con prisa. La inmediatez es valiosa en determinadas ocasiones. Si trabajas en una emisora de radio local, por ejemplo, y en tu ciudad o pueblo se registra un desprendimiento de tierras sobre una carretera, es importante que inmediatamente adviertas a tus oyentes del riesgo que corren si circulan por esa vía, para evitar el peligro. Aquí las prisas son buenas.

En otras muchas ocasiones, sin embargo, la inmediatez puede transformarse en precipitación y mermar la calidad de tu trabajo. El 65 por ciento de los periodistas cree que uno de los principales problemas en su trabajo es la falta de tiempo para profundizar en los temas y contrastar la noticia, según el resultado de una encuesta de la consultora de comunicación Cohn & Wolfe. Todo ha de hacerse rápido.

Tenemos prisa porque queremos ser los primeros en publicar la noticia, porque en nuestra redacción somos pocos y hay otros muchos encargos que cumplir, porque queremos llegar pronto a nuestra casa, porque… Podemos poner mil disculpas, pero es necesario detenerse un poco y decidir qué periodismo queremos ejercer.

Como resultado de esa reflexión, surge el movimiento del periodismo slow. Aquí las prisas están prohibidas, como puedes imaginar. Un profesional que practique el «periodismo lento» se da tiempo para buscar una noticia, contrastarla, editarla y añadirle material gráfico de apoyo. Cuando finalmente se publica, la «noticia» ya no es tal. No resulta de tan palpitante actualidad, pero cuenta lo trascendente, lo importante, lo que ese hecho deja para un futuro a largo plazo, para la historia incluso.

Una revista que hace bandera de lo slow es Delayed Gratification (Gratificación retrasada). Su nombre es significativo de las intenciones de sus fundadores. Pretenden ser la alternativa al periodismo rápido. Desde que se produce el hecho noticioso hasta que se da a conocer pueden pasar ¡3 meses! En mayo de 2017, por ejemplo, publicaron una completa infografía sobre cuáles eran los peores y los mejores países para vivir… en 2016.

Grandes periodistas han expuesto su opinión sobre el asunto de la inmediatez y, en general, sobre la definición del periodismo.

Martin Baron, director de The Washington Post, cree que los periodistas ejercen un trabajo que consiste en «pedir cuentas al poder», según ha explicado en varias intervenciones públicas. Pedir cuentas al poder en general, no solo a los políticos. Se trata pues de arrojar luz sobre las instituciones. La desconfianza que provoca afecta también a los medios de comunicación. Por eso, los periodistas deberían convencer al público de que están escribiendo la verdad, según ha argumentado Baron en una entrevista televisiva.

Para Paul Steiger, quien fue jefe de informaciones de The Wall Street Journal y es cofundador de la web ProPublica, el periodismo es un negocio que cumple también «un servicio social» con sus reportajes. Steiger define el trabajo del periodista como «desvelar situaciones que se deben conocer y cambiar».

¿No te estimula saber que tu profesión consiste en dar a conocer y cambiar situaciones del mundo?

Y para ti, ¿qué es el periodismo?

Domina tu idioma nativo y aprende otros idiomas

Antes de internet, las personas que aspiraban a dominar su idioma solían compartir una curiosa costumbre. Si leían o escuchaban una palabra cuyo significado desconocían, la anotaban en un papel y después, en casa, la buscaban en un diccionario. El ritual se completaba normalmente con el subrayado de ese término. El libro envejecía a medida que su dueño adquiría más conocimientos de vocabulario.

Hoy, si nos encontramos con un vocablo desconocido, lo solucionamos inmediatamente. Consultamos el móvil y problema resuelto. Bien de esta manera, bien a la antigua usanza, como quieras, pero adquiere ese hábito. Con un vocabulario rico te resultará más fácil exponer los hechos de forma clara. Elegir la palabra más adecuada para cada ocasión puede ser incluso divertido.

Y al mismo tiempo que dominas tu idioma nativo, sumérgete en otros idiomas. El inglés es imprescindible para leer teletipos o notas de agencia que te llegarán en este idioma, para entrevistar a personalidades extranjeras o para comunicarte con todo el mundo. En las redacciones se valora también el conocimiento del alemán, el francés, el chino… Las lenguas extranjeras te abren la puerta además a una determinada especialización. Y en ello nos detenemos ahora.

El periodista ¿mejor especializado o multidisciplinar?

Los idiomas te pueden ayudar, como has adivinado, a formar parte del área de Internacional de una redacción. Es curioso, pero cuando se pregunta a un grupo de periodistas qué tipo de información les parece más interesante, la deportiva y la internacional aparecen generalmente en los primeros lugares y el puesto de corresponsal en el extranjero es uno de los más disputados. Quizá porque el periodista, como ser curioso, se siente atraído por lo desconocido, por lo de fuera.

Leticia Álvarez es una periodista independiente —o freelance— que, pese a su juventud, se propuso cubrir guerras y revoluciones. Y se puso a leer. Para ella, lo más importante es leer libros y artículos periodísticos que la aproximan a la historia y a la realidad de los países en que pretendes trabajar. Cubrió su primera noticia en el extranjero, en Bruselas, «un sitio muy bueno para empezar, porque allí puedes especializarte en todo, desde el sector primario, las relaciones internacionales, la economía…».

Fue en Ucrania donde Leticia vivió situaciones arriesgadas. Sola y sin saber ruso, cogió en Kiev un tren que la llevó a Mariúpol, ciudad que en 2014 sufría el asedio de las tropas rusas. La guerra había empezado. En la estación y de madrugada no le daba tiempo a esperar al taxista de confianza que le habían recomendado y contrató a un conductor desconocido. Ella reconoce que pudo haberle pasado algo grave, que tuvo mucha suerte. Especializarse es recomendable, pero también lo es ser cauteloso, no poner nuestra vida en riesgo. Hoy Leticia considera cerrada esa etapa de corresponsal independiente. La vida de los profesionales que escogen este tipo de periodismo puede ser dura. «No siempre se llega a fin de mes y es difícil disfrutar de derechos como una baja por maternidad».

Héctor Fernández, director de Radioestadio, de Onda Cero Radio, cree también que, si se quiere ser un periodista especializado y a la vez multidisciplinar, la clave es leer. «En los diarios Marca y As hay muchos redactores que escriben bien sobre deportes que no son fútbol; leerlos es una extraordinaria oportunidad para aprender a escribir sobre todas las disciplinas». Leer mucho y hacer lo que a uno le gusta. En su caso, su afición a la historia —le interesaban sobre todo «personajes históricos con el ego muy grande»— le fue llevando, de forma natural, a interesarse por la actualidad y de ahí al periodismo deportivo.

A Héctor le hace muy feliz que su empresa le haya encargado la cobertura de los Juegos Olímpicos de Londres y Brasil. De hecho, se ha tatuado los aros olímpicos y un micrófono como recuerdo. «No hay nada como unos Juegos Olímpicos para poner a prueba tu carácter de periodista multidisciplinar. Son como cien mundiales de fútbol a la vez. Tienes que ser muy bueno en al menos un par de deportes, bueno en otro par y correcto en todos los demás». Esto se consigue a base de esfuerzo y de «interesarse por todos los deportes, pues no es lo mismo hablar con Messi, que con Alberto Contador o con Marc Márquez; ni tampoco es igual la terminología que necesitas saber para cada deporte».