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Satanelo es una comedia teatral del autor Pedro Muñoz Seca. Como es habitual en el autor, la pieza se articula en torno a una serie de malentendidos y situaciones de enredo contados con afilado ingenio y de forma satírica, en este caso en torno a la figura de un diablillo de tercera categoría y sus diabluras.
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Seitenzahl: 114
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Pedro Muñoz Seca
DIABLURA EN TRES ACTOS
Estrenada en el TEATRO INFANTA BEATRIZ, de Madrid, el día 10 de Mayo de 1930
Saga
Satanelo Pedro Muñoz Seca Cover image: Shutterstock Copyright © 1930, 2020 SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726507904
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
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Droits de representation, de draduction et de reproduction réserves pour tous les pays, y compris la Sude, la Norvége et la Hollande.
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Queda hecho el depósito que marca la Ley.
Al eminente psicólogo y sabio doctor D. Mariano Morales, propietario de las aguas de Hoznayo, las mejores del mundo.
EL AUTOR,
Un sombrío calabozo en el sótano de una prisión. En el foro, una puerta con amplia reja. A través de esta reja se ve un estrecho corredor al que se baja por una tosca escalera de piedra que se pierde en el foro. Es de día. No hay en escena más luz que la que penetra por una claraboya que hay en el corredor, cerca del techo.
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(Al levantarse el telón está en escena esposado y encadenado fuertemente fortian, un hombre como de 50 años, muy mal encarado con barba de diez días y aspecto patibulario. Cerca de él, sobre una gran piedra, hay un cántaro, una cazuela y un pan.)
(Tras una breve pausa entran en escena por la escalera del foro y bajan al corredor monje y leoncio, dos carceleros con caras de contadísimos amigos, que traen otra cazuela, otro pan y otro cántaro como los que hay en escena. Se asoman a la reja del calabozo, miran con cierta escama, abren luego la puerta y entran en él.)
Monje. ¿Tampoco has cenado anoche?
Fort. Ya lo ves.
Monje. Llevas dos días sin probar bocado.
Fort. Te he dicho que me he propuesto morir de hambre y yo hago siempre lo que me propongo. Estoy cansado de vivir. Creo esta vez muy difícil mi evasión, y como sé el fin que me aguarda, prefiero morir de hambre a morir a manos del verdugo.
Monje. Allá tú Ahí te queda el almuerzo de hoy.
Lenoc. ¡Y que huele a gloria la cazuela!
Fort. ¡Tienes tú una idea de la gloria!...
Monje. Los periódicos hablan ya de la huelga del hambre que has iniciado.
Fort. ¿Tan pocas cosas ocurren en el mundo que tienen que ocuparse de mí?
Monje. Es que tú eres algo muy grande, Fortián. En clase de asesino no creo que nadie te haya aventajado.
Fort. Tú lo dices con ironía, pero yo lo oigo con orgullo.
Leonc. ¿Pero es de veras que gozas haciendo el mal?
Fort. Es de veras. Llevo dentro de mí no sé qué furia o qué demonio.(Se estremece de rabia.) Has hecho bien en encadenarme de esta manera. ¡Si yo tuviera mis manos libres y pudiera trincarte a mi gusto!...
Leonc. (Miedoso, a monje.) Vámonos, Monje.
Fort. ¡Con la sed que tengo, todo tu sangre iba a parecerme poca!
Leonc. (Como antes.) Hala, hombre. ¡Anda y que se pudra!
Fort. (Por lo comida.) Llévate todo eso.
Monje. Nuestra obligación es dejarlo ahí. Y te advierto que yo veo con simpatías el que no comas. Respondo de ti con mi cabeza, y cuanto más débil estés más difícil te será escapar, que no creas que las tengo todas conmigo a pesar de tantas cadenas. Sé cómo las gastas y... Alumbra, Leoncio; vamos a revisar... (leoncio, miedoso, alumbra alargando el brazo, y monje, guardando las precauciones debidas, examina las cadenas.) Está bien. Ea; andando. Dentro de media hora volveré con el nuevo Juez que desea interrogarte sobre otro crimen más que te cuelgan. Dicen que eres también el autor de la muerte de no sé qué frailes que bajaban del Romeral.
Fort. Sí: tres. ¡Buena carambola!
Monje. ¿Y lo confiesas tan tranquilo?
Fort. ¿Qué más da?... Buen castigo me impondrán por ese delito. ¡¡Ahí es nada: tres frailes y en tiempo de veda!!... (Ríe de un modo siniestro.) Aquella noche fué una noche completa. Maté también a un guarda del Romeral que intentó detenerme.
Monje. ¿Eh? ¿Al navarro?
Fort. Así lo llamaban.
Monje. ¿Entonces su hermano, a quien condenaron como fratricida, es inocente?
Fort. (Con sorda rabia.) Siento haber hablado de ello. Me gustaba que un inocente penase por mí.
Leonc. ¡Qué fiera de hombre!...
Monje. Vamos: tenemos que dar cuenta de esta confesión.
Leonc Espera, que no quiero que apiolen a este criminal sin haberle dado algo por mi cuenta... ¡Toma! (Le arrea una patada y se va un poco asustado de lo que acaba de hacer.)
Fort. (Pugnando inútilmente por zafarse.) ¡Maldita!... ¡Si logro verme libre yo te juro que me las has de pagar!
Leonc.Miedosísimo, saliendo con monje, del calabozo.) Las cadenas están bien, ¿verdad?
Monje. Sí, hombre. Todo podrá hacerlo ése, menos huir. (Se les ve subir la escalera y desaparecer.)
Fort. ¡Canallas!... (Nuevamente intenta zafarse y de nuevo abandona su intento, desalentado.) ¡Imposible! ¡¡Ira del infierno!!... (Una luz roja muy intensa alumbra súbitamente la escena.) ¿Eh?... Qué es esto?... (Filtrándose a través del muro o por escotillón, según las posibilidades, se presenta en escena satanelo, un diablo de buena presencia que viste de americana.) ¡¡Satanás!!
Satan. No tanto, hombre. Un nieto suyo simplemente.
Fort. (Que no vuelve de su asombro.) ¡El diablo! ¡Qué visión!
Satan. (Molesto.) Si empezamos con ofensas, me voy.
Fort. (Dudando.) ¿Pero no deliro?
Satan. No: mírame bien. (Quitándole las esposas.)
Tócame si quieres.
Fort. (Cogiéndole una mano y haciendo un gesto de dolor.) ¡Quemas! ¡Y yo que pensaba que no había más allá y que el diablo era una papa!
Satan. Lo de la papa me molestaba muchísimo.
(Se sienta.)
Fort. ¿Y eres nieto de Satanás?
Satan. Por parte de madre. Soy hijo de su hija Satanela y de un recaudador de contribuciones de Almería: don Serafín Rodríguez Laiglesia, que cómo sería el tal Rodríguez, cuando a pesar del Serafín y de Laiglesia, lo aceptó Satanás como hijo político.
Fort. De Almería ha salido muy buena gente.
Satan. Ya lo creo. No se chupan allí el dedo, no.
Fort. De manera que eres Satanelo Rodríguez.
Satan. Protector tuyo desde hace muchos años. Tengo a mi cargo esta región y a ti te he trabajado con verdadero deleite. La mayoría de tus crímenes he sido yo quien te los ha inspirado.
Fort. Habrás visto que ejecutando soy un hacha.
Satan. Por eso dejo que me tutees.
Fort. Pues hombre, ya que entre los dos hay esta confianza quítame estos grillos y estas cadenas que me están molestando muchísimo.
Satan. Nada más fácil para mí. Mira. (En un instante le quita grillos y cadenas.)
Fort. Conviene tener amigos hasta en el infierno. (Levantándose y estirándose.) ¡¡¡Uf!!! ¡Gracias a Dios!
Satan. (Estremeciéndose y aullando lúgubremente.)
¡¡Aúúú!!
(La luz de la escena se convierte de rojo en azul y de azul en verde, volviendo al rojo cuando satanelo se tranquiliza.)
Fort. Perdona; no he querido molestarte. Son cosas que uno dice sin sentir... Tranquílízate y dime a qué debo el honor de esta visita…
Satan. Pues que acabo de proponerte para el gran ascenso y vengo a hablarte del particular.
Fort. (Perplejo.) Como no te expliques...
Satan. Verás: tú, con arreglo a tu inscripción en el gran libro del destino, tienes vida hasta dentro de nueve años.
Fort. ¿Qué dices, Rodríguez?
Satan. Al menos que tú te la quites voluntariamente.
Fort. ¿De manera que si yo no me suicido, aunque los tribunales me condenen a muerte, puedo vivir aún nueve años más?
Satan. Hasta el 31 de Diciembre de 1938.
Fort. (Cogiendo el cántaro del agua.) Voy a beber a tu salud, porque la sed es lo que más me mortifica.
Satan. (Sujetando el brazo a fortian.) Aguarda.
Fort. ¡Quita!
Satan. ¡Aguarda te digo!
Fort. (Furioso.) ¡No!
Satan. (Idem.) ¡Quieto! (Varia de colores la luz de la escena y del cántaro brota una llamarada.) ¡Bebe ahora si gustas!
Fort. (Dejando el cántaro y sentándose vencido.) Perdona: olvidé que eras… quien eres. (Vuelve la luz roja a la escena.) Pero, vamos, no comprendo...
Satan. Es que acaso no te convenga beber, Fortián.
Fort. Cuando tú lo dices... Explícate, te escucho.
Satan. Has de saber que, gracias al trabajo de nuestras legiones durante tantos siglos, el Infierno está completamente lleno; tan lleno que es ya difícil alojar en él a los que diariamente van llegando, y que, ahora, por fortuna, son menos, porque a raíz de la derrota política de Luzbel, los luzbelianos, en lo que afecta a las mujeres, han iniciado una huelga de brazos y rabos caídos y no tientan más que a aquellas que no hay más remedio que tentarlas.
Fort. ¿Pero también en el Infierno se hace política y hay partidismos y banderías?
Satan. ¿Sería aquello el Infierno si no fuera así? ¡Menuda se arma allí cada lunes y cada martes!
Fort. Hombre, me interesa
Satan. Entre Satanás y Luzbel hay una rivalidad espantosa. Luzbelianos y sataninos nos tiramos al degüello. Ahora que les podemos siempre. Los luzbelianos son unos retrógrados, amadamados y sinvergüenzas, que no saben inspirar más que vicios menores... ¡Un asco! ¿Dónde va a compararse Luzbel con Satanás? Mi abuelo tiene más soberbia que él, más maldad que él, más cuernos que él y más rabo que él El otro tiene un rabillo de nada... (Atiplando la voz y afeminando el gesto.) ¡Ay, qué rabo! ¡Agua! ¡Que se lo piso!... (Luz violeta en escena ¿Eh? ¿Qué es esto?... (Levantándose y encarándose con la pared.) ¿Qué haces ahí, Cornalia? ¡Vete! ¿No sabes que estoy aquí en comisión de servicio?... ¿A quién? ¿A mí? ¡Respeta el botón de Satanás! (Suena una bofetada espantosa. satanelo se lleva la mano al carrillo derecho y dice tambaleándose:) ¡Mi abuela la de Almería! ¿Qué has hecho, Cornalia? ¡Toma, ladrona! (Da dos bofetadas al aire al mismo tiempo que cambia la luz de la escena.) ¡Así! Yahora... (Liándose a patadas y dando la sensación de que echa a cornalia de escena.) ¡Largo! ¡Fuera! ¡Vete!... ¡Así!... (Tocándose los sitios doloridos.) ¡Caray, qué bruta!... (Sentándose nuevamente.) Era Cornaba una sobrina de Luzbel, una diablesa rabona y astillada de un cuerno que me tenía manía porque quiso casarse conmigo y yola mandé a freír sacristanes. ¡Está de rabiosa!... (Ríe fortian a carcajadas.) Así andamos siempre sataninos y luzbelianos. Bueno, pues, a lo que he venido. Como el Infierno está lleno, una comisión de… subterráneos subió el otro día con bandera blanca a la Gloria. (Pronuncia este nombre con repugnancia.)
Fort. ¿Pero lo de la Gloria es también verdad?
Satan. Claro que es verdad.
Fort. Escucha: ¿y en efecto, vale la pena?...
Satan. ¡Quita, hombre! ¡Se aburren de un modo!
Fort. Tú qué vas a decir, siendo el demonio.
Satan. Porque lo sé lo digo. Al principio parece que resulta la cosa un poco más agradable, pero luego se hace aquello pesadísimo. ¡Tanta música y tanta música!... Y si todos supieran tocar...
Fort. ¡Ah! ¿Pero allí?...
Satan. Allí, en cuanto entra uno le dan un violín y, hala, a tocar. Y a ver qué hace uno, por muy justo que sea, con un violín, si no sabe manejarlo. (Ríe fortian.) Claro, como allí son buenas personas se dicen los unos a los otros: ”toca usted muy bien, toca usted muy bien”, pero otra les queda por dentro.
Fort. ¡Claro! ¡Al instante iba yo allí!
Satan. Bueno, pues subió la comisión, habló con Miguel Angel...
Fort. ¿El pintor?
Satan. No; un ángel que se llama Miguel... (Escupe asqueado.) y que se las trae con nosotros... Miguel expuso a los de arriba nuestros deseos y nos han concedido unos nuevos locales para ampliar el Infierno que, cuando vayas, ya veras qué hermosura. Desde luego la temperatura es más elevada que en el Infierno actual. Como está más en el fondo de la tierra….. Hay un surtidor de mercurio a cuatrocientos grados, que lo van a emplear para duchas, que es algo fantástico, porque es una ducha que, además de achicharrarte, te platea.
Fort.(Estremeciéndose.) ¡Mira qué bonito!...
Satan. Ya lo están arreglando todo para inaugurarlo en cuanto sea posible, vamos, en cuanto esté creado el cuadro de complemento, porque, hijo mío, hacen falta diablos.
Fort. ¿Qué?
Satan. Que hacen falta diablos. Tenemos una plantilla bastante reducida. La población réproba aumenta día por día, y como los diablos, con muy escasa diferencia, somos los mismos siempre, y los que estamos dedicados a la tienta de almas no podemos dedicarnos también a la vigilancia y castigo de los condenados, porque entonces no habría producción, pues arriba han autorizado a Satanás para que funde una nueva legión y ascienda a diablo de complemento a los réprobos que lo merezcan y a los mortales que estén en condiciones, y como tú, gracias a mis cuidados, eres más acreedor que nadie a la primera plaza del grupo ”B” te he propuesto para ella; Satanás te ha aceptado complacidísimo y vengo encantado a comunicártelo.
Fort. ¡Yo. diablo, de pronto!... Hombre, amigo Rodríguez, muchas gracias.
Satan.