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"Tartufo" es la mejpr obra de Molière y una de las joyas de la literatura francesa. Se trata de una obra costumbrista que se centra en los problemas de la época, aunque la finalidad última del autor es plantearnos un personaje, caricaturizado, centrado en la hipocresía.
"Tartufo" se centra en el vínculo entre Orgón, un burgués adinerado y autoritario con su familia; y Tartufo, un falso devoto y manipulador, huésped en su casa. Tartufo logra convertirse en el director espiritual de Orgón y pretende casarse con Mariana, su hija, quien está enamorada de Valerio. A la vez, Tartufo intenta seducir a Elmira, la segunda esposa de Orgón, más joven que su marido. Cuando Tartufo es desenmascarado, intenta echar a Orgón de su casa a través de donaciones que él le ha firmado. Cuando se presenta ante el rey, éste devuelve antiguos favores a Orgón y anula las donaciones, deteniendo a Tartufo.
Cinco años tuvo que esperar Molière para que su "Tartufo" pudiera representarse libremente. Tras una primera y única puesta en escena en 1664, la obra fue prohibida hasta 1669. En el ínterin Molière hubo de escribir distintas versiones de la comedia y poder así eludir censuras e incluso amenazas de muerte en la hoguera. Los más altos personajes del reino, instituciones religiosas y dramaturgos se movilizaron para acallar su denuncia sobre los hipócritas. "Tartufo" atacaba ciertos grupos de poder que no permitieron quedar en evidencia y presionaron sobre el joven rey Luis XIV en un momento apasionante de intrigas palaciegas y feroz lucha ideológica y religiosa.
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Veröffentlichungsjahr: 2023
TARTUFO
PERSONAJES
ACTO PRIMERO
Escena I
Escena II
Escena III
Escena IV
Escena V
ACTO SEGUNDO
Escena I
Escena II
Escena III
Escena IV
ACTO TERCERO
Escena I
Escena II
Escena III
Escena IV
Escena V
Escena VI
Escena VII
ACTO CUARTO
Escena I
Escena II
Escena III
Escena IV
Escena V
Escena VI
Escena VII
Escena VIII
ACTO QUINTO
Escena I
Escena II
Escena III
Escena IV
Escena V
Escena VI
Escena VII
LA SEÑORA PERNELLE, madre de Orgon.
ORGON, esposo de Elmira.
ELMIRA, mujer de Orgon.
DAMIS, hijo de Orgon.
MARIANA, hija de Orgon y amante de Valerio.
VALERIO, amante de Mariana.
CLEANTO, cuñado de Orgon.
TARTUFO, falso devoto.
DORINA, sirvienta de Mariana.
LEAL, alguacil.
UN EXENTO.
FLIPOTA, sirvienta de la señora Pernelle.
La acción transcurre en París.
PERNELLE, su sirvienta FLIPOTA, ELMIRA, MARIANA, DORINA, DAMIS, CLEANTO
PERNELLE: Vamos, Flipota, vamos que quiero librarme de ellos.
ELMIRA: Camináis a tal paso que cuesta trabajo seguiros.
PERNELLE: Dejad, nuera, dejad y no me acompañéis más allá; que no he menester tanta ceremonia.
ELMIRA: Justo es cumplir con lo que os es debido. Pero ¿por qué os marcháis tan presto, madre mía?
PERNELLE: Hallo insoportable ver cómo se gobierna esta casa, donde nadie se cuida de complacerme. Muy poco edificada salgo de aquí. Todas mis pláticas han sido desoídas; no se respeta nada; todos hablan a gritos; esto parece la corte del rey Pétaut.
DORINA: No obstante…
PERNELLE: Sois, amiga mía, una sirvienta un tanto deslenguada y asaz impertinente, amiga de entrometeros a dar vuestro consejo en todo.
DAMIS: Pero…
PERNELLE: Vos, hijo mío, sois un tonto listo y raso. Os lo digo yo, que soy vuestra abuela. Cien veces he predicho a mi hijo y padre vuestro, que tenéis toda la traza de un pícaro y no le daréis sino sinsabores.
MARIANA: Yo creo…
PERNELLE: Mucho os gusta hacer la discreta, nieta mía. Tan melosa parecéis que empalagáis. Pero bien se dice que no conviene fiar del agua mansa, y tenéis, para vuestro sayo, unas inclinaciones que aborrezco.
ELMIRA: Sin embargo, madre mía…
PERNELLE: No os molestéis en argumentos, nuera; vuestra conducta es mala en todo. Debierais dar ejemplo a estos jóvenes, según lo hacía, y mucho mejor que vos, su difunta madre. Sois manirrota, hija, y me hiere veros vestida como una princesa. La que quiere agradar sólo a su marido no necesita de tanto aderezo.
CLEANTO: Después de todo, señora…
PERNELLE: Escuchad, señor hermano de mi nuera: os estimo mucho, os quiero y os respeto; pero si fuera esposa de mi hijo, os rogaría con ahínco que no vinierais a esta casa. No hacéis sino predicar máximas de vida que nunca deben seguir las gentes honradas. Os hablo con alguna franqueza, mas soy así y no gusto de tragarme las palabras.
DAMIS: En trueque, el señor Tartufo es muy aventajado a vuestros ojos…
PERNELLE: Sí; es hombre de bien y merecedor de ser oído, y no puedo tolerar sin encolerizarme que le critique un bobo como vos.
DAMIS: ¿Acaso voy a tolerar que un hipócrita redomado como ése venga a ejercer en nuestra casa un poder tiránico, sin poder ocuparnos en nada si ese buen señor no se digna consentirlo?
DORINA: Si fuéramos a escuchar y creer sus máximas, no se podría hacer nada sin cometer un crimen, porque ese celoso criticón métese en todo.
PERNELLE: Bien metido está en cuanto se mete, porque pretende conducirnos por el camino del Cielo. Mi hijo debía induciros a que le amaseis.
DAMIS: No hay, abuela, padre ni nadie que pueda obligarme a quererle. Hablando de otro modo traicionaría lo que siento. Su forma de obrar me enoja y preveo que acabaré teniendo algo muy soñado con él.
DORINA: Como que es cosa que escandaliza ver a un desconocido hacerse dueño de la casa propia. Mucho enfada que un pordiosero que no traía ni zapatos cuando vino, y toda cuya ropa no valía seis dineros, llegue a olvidar quién es y procure contrariarlo todo y obrar como señor.
PERNELLE: Mucho mejor iría esta casa si las cosas discurriesen según sus pías disposiciones.
DORINA: Vos le juzgáis un santo, pero creedme que toda su conducta es hipocresía.
PERNELLE: ¡Tened la lengua!
DORINA: Pues yo, ni en él ni su Lorenzo querría fiar a no ser con garantía muy buena.
PERNELLE: Desconozco lo que pueda ser el sirviente; pero abono al señor por hombre de bien. Le queréis mal y le rechazáis porque os dice las verdades a todos; mas su corazón no se enfurece sino contra el pecado y sólo el interés del Cielo le impulsa.
DORINA: Bueno; pero ¿por qué, sobre todo de algún tiempo a esta parte, no quiere tolerar que nadie frecuente la casa? ¿Qué mal causa al Cielo una visita honrada y a qué bueno ha de quebrarnos la cabeza el señor Tartufo con los escándalos que arma en esas ocasiones? ¿Queréis que me explique en confianza? Pues creo que tiene celos de ver agasajada a la señora.
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