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- Herausgeber: Tinta Libre Ediciones
- Kategorie: Für Kinder und Jugendliche
- Sprache: Spanisch
- Veröffentlichungsjahr: 2020
En este libro encontrarás seis cuentos cortos, originales y atrapantes. Son narraciones claras y entretenidas para niños y jóvenes ¿Qué fue de la vida de Arturo luego de regresar de los Tres Picos de Amor? Esta y otras aventuras te esperan en las páginas de este libro. Como autora, sigo apostando a este género con la convicción de que los cuentos fantásticos y maravillosos jamás perderán su vigencia. Será así mientras haya un niño que se deleite y vuele con ellos a mundos imaginarios, y un adulto que se permita, por un momento, regresar con ellos y su mágica fantasía a lo mejor de su infancia.
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Seitenzahl: 67
Ähnliche
Producción editorial: Tinta Libre Ediciones
Córdoba, Argentina
Coordinación editorial: Gastón Barrionuevo
Diseño de tapa: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.
Diseño de interior: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.
Autora: María Elena Altamirano
Ilustradora: Julieta Guzmán
Altamirano, María Elena
Te cuento mis cuentos : los fantásticos cuentos de la abuela 2 / María Elena Altamirano.- 1a ed.- Córdoba : Tinta Libre, 2020.
104 p. ; 22 x 15 cm.
ISBN 978-987-708-673-7
1. Narrativa Infantil y Juvenil Argentina. 2. Cuentos Fantásticos. 3. Literatura Fantástica. I. Título.
CDD A863.9283
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Impreso en Argentina - Printed in Argentina
© 2020. María Elena Altamirano (Email: [email protected])
© 2020. Tinta Libre Ediciones
Los fantásticos cuentosde la abuela 2Te cuentomis cuentos
María Elena Altamirano
A mi familia,
a mis nietos,
a Priscila, mi ahijada más pequeña.
A mis ancestros.
A Dios y el universo que tanto me brindan.
Prefacio
Con el recuerdo de una infancia colmada de hermosas vivencias, aromas serranos y relatos fantásticos, es que fui hilvanando las nuevas historias repletas de aventuras que hoy me permito compartir en este libro: Los fantásticos cuentos de la abuela 2 - Te cuento mis cuentos.
Con el mismo afán que motivó el libro anterior, ponerle alas a la imaginación para que siga entre nosotros la bonita costumbre de compartir con nuestros pequeños la narración de entretenidas historias, que más adelante formarán parte de invaluables recuerdos para ellos; este libro nos entrega seis cuentos maravillosos. En ellos podemos descubrir moralejas para analizar, debatir y tener en cuenta.
Como autora, sigo apostando a este género con la convicción de que los cuentos fantásticos y maravillosos jamás perderán su vigencia, mientras haya un niño que se deleite y vuele con ellos a mundos imaginarios y un adulto que se permita, por un momento, volver con ellos y su mágica fantasía a lo mejor de su infancia.
Intento por medio de estos cuentos, que los niños evoquen ese mundo desconocido, donde no existía la tecnología ni todos los adelantos modernos que pueden disfrutar hoy en día; y a los que los adultos nos hemos acostumbrado con el paso del tiempo. Quiero que se percaten de que existieron otros mundos en lugares muy lejanos, o tal vez no tanto, y en tiempos muy remotos, o pasados, donde el hombre carecía de muchas cosas e igualmente era capaz de grandes proezas.
También es un homenaje a los pequeños que les gusta fantasear, pasando momentos gratos y amenos leyendo un libro. Lectura que luego podrá ser motivo de charlas e intercambio de opiniones, y que seguramente enriquecerán su intelecto.
Entrar unos minutos en un mundo de fantasía es un oasis para el alma. Transportar a esos lugares a cada lector es la intención de Los fantásticos cuentos de la abuela 2 - Te cuento mis cuentos.
Que así sea.
“De los diversos instrumentos inventadospor el hombre, el más asombroso es el libro;todos los demás son extensiones de su cuerpo… Solo el libro es una extensión de la imaginacióny la memoria”.
Jorge Luis Borges
Arturo, el aguilucho
I
Arturo era el aguilucho más grande y viejo de la comarca donde reinaba la madre del viento Sur y ama de los pájaros. Había tenido siempre una vida tranquila y ya entrado en la vejez, siempre fue quien, con sus consejos, conocimiento y sapiencia ganada con los años, servía de gran ayuda para el ama. Ella confiaba en él para solucionar cualquier problema porque siempre había sido leal, sabio y colaborador.
Arturo había ayudado a un muchacho, que después de haber roto el hechizo de una princesa, llegó a ser príncipe casándose con ella en los Tres Picos de Amor. A este lugar lo había llevado Arturo sobre sus alas, haciendo un gran esfuerzo, y luego le regaló su talismán de la buena suerte, que siempre lo había acompañado pegado a su pico en forma de una bolita de oro.
Cuando culminaron todos los festejos del casamiento y comió hasta hartarse, Arturo volvió a su comarca, pero sentía algo raro en su interior. Le parecía que no era el mismo, le faltaba algo, se sentía cansado, viejo y sin motivación. Pensaba que toda su energía se había quedado en la bolita de oro que le había entregado al muchacho; estaba muy desanimado y depresivo. Creía que su vida no tenía sentido y que estaba pronta a terminarse, por lo que solo le quedaba esperar pacientemente la muerte.
Los demás pajaritos hacían todo lo posible por animarlo e inyectarle entusiasmo para que volviera a ser el de antes. Pero ni ellos ni el ama podían sacarlo de su ostracismo. Habían agotado todos sus recursos y Arturo seguía enquistado en su nido, con el ánimo por el suelo.
Cierto día, misteriosamente, el viento Sur, hijo del ama, no volvió a la casa luego de haber partido muy temprano por la mañana; era muy raro porque nunca había pasado algo similar. La madre, preocupada, llamó con su campanita a los pájaros para preguntar si sabían algo de él. Acudieron todas las aves, pero ninguna lo había visto ni sentido pasar. Arturo obviamente tampoco, si no se había movido de su nido. Esto les preocupaba mucho a todos.
Cuando amaneció el día siguiente, encontraron el lugar todo cubierto de escarcha; se había nublado y el viento no estaba para soplar las nubes y permitir que el sol derritiera el hielo. Así pasaron algunos días y seguía todo congelado. Los pajaritos organizaron la búsqueda del viento Sur, pero no pudieron dar con él. El aguilucho seguía depresivo en su nido y el ama madre tenía triple preocupación: Arturo no reaccionaba, su hijo no aparecía y con todo tan helado los pajaritos se estaban quedando sin alimento. Entonces, decidida, fue a ver al aguilucho y enérgicamente le protestó su falta de colaboración cuando más lo necesitaba.
—Me estás dejando muy sola con los problemas, no sé qué hacer —le dijo—. Si te levantás y ambos unimos voluntades, conocimientos y esfuerzo, seguro encontraremos la solución.
Y le rogó para que volviera a ser el mismo de antes porque necesitaba de él más que nunca. Arturo, muy triste, le dijo que sin su bolita de oro —que había regalado de corazón a aquel muchacho—, no se sentía capaz ni útil, que no podía hacer nada y, además, estaba muy viejo.
Luego de mucho conversar, la mujer le hizo entender que la predisposición y el deseo de hacer cosas no dependían de una bolita de oro, ni de la edad, sino de la voluntad de cada uno de nosotros, de nuestro corazón, de nuestras ganas de seguir dando batalla hasta el final. Arturo, al verla tan acongojada, le prometió que al día siguiente a primera hora iría a casa del viento Norte, como ella anhelaba, para ver si allí podían ayudarlos.
II
Partió apenas amaneció, y luego de volar una gran distancia, muy fatigado llegó a la casa del viento Norte que vivía con su madre. Ella era la reina de la comarca Norte y líder de todos los animales cuadrúpedos. Arturo les contó lo sucedido y la urgencia de encontrar una solución.
Por razones de jurisdicción, el viento Norte no podía obrar en el Sur, pero dadas las circunstancias, hizo una excepción y trató de llegar con su cálido aliento a toda la comarca sureña para derretir el hielo que cubría el lugar. Sin embargo, le fue imposible, porque la gran distancia a recorrer y el intenso frío al que el viento Norte no estaba acostumbrado, le hicieron fracasar en su intento.
Entonces, la madre del viento Norte hizo sonar un cuerno convocando a todos los animales cuadrúpedos, quienes acudieron al llamado y fueron interrogados para ver si alguno había visto al viento Sur o sabía algo. Mientras tanto, el viento Norte traía cadáveres de animales para que Arturo se alimentara y recuperara sus fuerzas.
