TransFormadxs - Austen Hartke - E-Book

TransFormadxs E-Book

Austen Hartke

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Beschreibung

- DESAFIANTE, TRANSFORMADOR, ESPERANZADOR - Un recorrido por las vidas transgénero en diálogo abierto con el texto bíblico  En 2014, la revista Time anunció que Estados Unidos había alcanzado "el punto de inflexión transgénero", sugiriendo que esta temática se convertiría en la próxima frontera en materia de derechos civiles. Años después, muchas personas -incluso aliados LGBTQ+- todavía carecen de comprensión sobre identidad de género y experiencias transgénero. En este vació, Austen Hartke ofrece este recurso con fundamentos bíblicos, educativos y re-afirmantes de la diversidad de género, para arrojar luz y sabiduría en este contexto. TransFormadxs: La Biblia y las Vidas de lxs Cristianxs Transgénero provee acceso a una comunidad poco representada e incomprendida, y cambiará el modo en que los lectores piensan sobre las personas y fe transgénero, y el futuro del cristianismo. Al presentar temáticas y lenguaje transgénero, y proporcionar historias tanto de personajes bíblicos como narrativas de la vida real de cristianos transgénero que viven hoy en día, Hartke ayuda a los lectores a visualizar un cristianismo más inclusivo, equipándolos con la confianza y las herramientas para cambiar tanto la iglesia como el mundo. "Claro, convincente y profundamente conmovedor. Este libro debería estar en la biblioteca de todo pastor, todo padre y todo cristiano de buena conciencia que quiera comprometerse de manera íntegra en la conversación sobre género y sexualidad. Lo recomendaré a amigos y lectores en los años venideros". Rachel Held Evans, autora de Fe en Desenredo y Buscar el Domingo "Con asombrosa claridad, introspección académica y una extraordinaria vulnerabilidad, Austen Hartke explora la identidad trans a través de los lentes de la Escritura de un modo desgarrador y accesible que desafía, convence e inspira a todos a sumergirse más de lleno en su identidad creada por Dios. TransFormadxs es realmente un punto de inflexión y uno de los libros teológicos más importantes que se ha escrito en los últimos tiempos". Brandan Robertson, Pastor de Missiongathering Christian Church

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“¡Qué lectura más poderosa! Claro, convincente y profundamente conmovedor, este libro debería estar en la biblioteca de todo pastor, todo padre y todo cristiano de buena consciencia que quiera comprometerse de manera íntegra con la conversación alrededor del género y la sexualidad. Con la paciencia de un profesor y la humildad de un compañero de viaje, Austen Hartke desglosa con cuidado la terminología, los estudios sociológicos y las perspectivas bíblicas y teológicas que más impactan a los cristianos transgénero y las combina con historias personales conmovedoras —incluso la de él— para señalarnos en dirección a la verdad. Es raro encontrar un libro que se las arregle para contener tal rigurosidad intelectual y ser legible al mismo tiempo. Es que Austin Hartke es un talento extraño; somos bendecidos de poder llamarlo parte del cuerpo del Cristo. Recomendaré este libro a amigos y lectores en los años venideros”.

—Rachel Held Evans, autora de Fe en desenredo y Buscando el domingo

“Muy a menudo, en las conversaciones que se dan entre las intersecciones de la identidad LGTB+ y la fe cristiana, la comunidad trans ha sido ignorada. Ahora, con asombrosa claridad, introspección académica y una extraordinaria vulnerabilidad, Austen Hartke explora la identidad trans a través de los lentes de la Escritura de un modo desgarrador y accesible que desafía, convence e inspira a todos a sumergirse más de lleno en su identidad creada por Dios. Este recurso confronta las falsas narrativas sobre el género que se promocionan con frecuencia en lugares no inclusivos y ofrece un camino bíblico para avanzar en nuestra comprensión y aceptación de las personas trans en la vida de la iglesia. TransFormadxs es un punto de inflexión y uno de los libros teológicos más importantes que se ha escrito en los últimos tiempos”.

—Brandan Robertson, pastor de Missiongathering Christian Church y autor y editor de Our Witness: The Unheard Stories of LGBT+ Christians

“Austen Hartke trae tamaña compasión, gracia y amor a su ministerio y reivindicación. En este libro oportuno, le da a la iglesia un maravilloso regalo al amplificar las diversas voces de los Cristianos transgénero. También emite una invitación importante y necesaria, llamándonos a todos a reexaminar fielmente lo que las Escrituras tienen que decir sobre identidad, género y comunidad”.

—Jeff Chu, autor de Does Jesus Really Love Me? A Gay Christian’s Pilgrimage in Search of God in America

“Austen Hartke se ha convertido en un intérprete fundamental de la realidad cristiana transgénero. Este libro será reconocido como una contribución temprana muy importante a una conversación esencial, teniendo en cuenta que hay tanto en juego de parte de preciosas y tan vulnerables personas, cuyo bienestar debería estar en el centro de la preocupación cristiana”.

—David P. Gushee, autor de Still Christian y A Letter to My Anxious Christian Friends

“Las historias auténticas e íntimas de cristianos transgénero de este libro quitan el velo de una imagen de lo divino que no es monolítico sino multifacético. Al subrayar estas historias como una parte importante de la trayectoria del cristianismo, TransFormadxs revela una verdad sobre el cuerpo de Cristo: está incompleto sin la inclusión de los hijos transgénero de Dios. Es un libro seminal que debe ser leído por quien sea que busque entender lo que significa ser iglesia”.

—David y Constantino Khalaf, bloggers cristianos, coeditores, y autores de Modern Kinship

“A veces, para las personas trans o no binarias la Biblia puede sentirse como un arma que es usada para lastimarlos. Al mismo tiempo, para quienes somos cristianos, la Biblia es muy importante en nuestra fe. Entonces, ¿qué debe hacer un cristiano trans o sus amigos y aliados? El libro de Austen Hartke tiene la respuesta. Hartke combina una cuidadosa exégesis bíblica y una útil educación alrededor del género y la identidad de género en un tono de conversación y consejos prácticos. Este libro será una lectura obligatoria para cristianos trans, pastores, líderes laicos, padres y todos los que viven en el amor creativo y transformador de Dios”.

—Emily C. Heath, Pastor Principal, Congregational Church (UCC), Exeter, New Hampshire

“TransFormadxs es un trabajo importante de entendimiento, compasión y narrativa. Hartke no solo posee grandes conocimientos teológicos y bíblicos sino que hace una profunda aproximación compasiva y conversacional a este tema que es tan difícil para muchos en la iglesia. No solo los cristianos trans se encontrarán con sus propias luchas reflejadas en estas páginas, sino que los padres, aliados y personas que desean entender y conocer la historia transformadora de Dios para todo su pueblo también hallarán un hogar seguro en este libro”.

—Dianna Anderson, autora de Damaged Goods: New Perspectives on Christian Purity and Problematic: How Toxic Callout Culture Is Destroying Feminism

“Soy alentada por individuos valientes que han desafiado las interpretaciones antiguas y dañinas de la Escritura a favor un cristianismo más amoroso e inclusivo, que refleja mejor a nuestro Jesús. A través de algunas historias y de la Escritura, Hartke hace eso: comparte el dolor de la exclusión y el gozo de seguir a Dios para convertirse más en él mismo. Esta es una lectura importante para cualquier cristiano que crea en celebrar la diversidad de la creación y el valor de todas las personas”.

—Rachel Murr, autora de Unnatural: Spiritual Resiliency in Queer Christian Women

“En TransFormadxs, Austen Hartke realiza una contribución vital a las teologías tanto queer como cristiana. Este libro será invaluable para todo aquel que busque entender y mostrar respeto por las vidas trans. Sin embargo, Hartke persigue algo más, algo importante: pretende dialogar para habitar espacios entre cristianos, y quiere que las voces trans sean reconocidas con autoridad en esa conversación. Así, logra emplear con respeto perspectivas evangélicas sin hundirse en apologética. En este libro, las voces trans hablan con osadía, comprometiéndose con la tradición cristiana y con la Escritura con una fresca perspicacia. Desde el inicio, TransFormadxs invita a los lectores a reconocer la maravilla de la identidad trans; pero también es un llamado poderoso a percibir de nuevo todo lo sorprendente y lo que da vida de una lectura auténtica de la fe cristiana”.

—Elizabeth M. Edman, autora de Queer Virtue: What LGBTQ People Know about Life and Love and How It Can Revitalize Christianity

“Había una necesidad por un libro de un joven transgénero cristiano. Al haberse instruido en un seminario, Austen Hartke es el hombre adecuado para responder al llamado y llenar esa necesidad. Hartke comienza su libro con terminología básica y expande el sustento bíblico para que las personas transgénero no solo se escondan como anónimas en las últimas filas de la iglesia, sino que sirvan con franqueza y autenticidad. Ya sea que conozcas —o no— muchas personas creyentes transgénero, aprenderás de la escritura accesible, humilde e informativa de Hartke”.

—Kathy Baldock, Directora Ejecutiva, Canyonwalker Connections, Reno, Nevada

Copyright © by Austen Donald Hartke, 2018.

TransFormadxs

La Biblia y las Vidas de lxs Cristianxs Transgénero

de Austen Hartke. 2020, JUANUNO1 Ediciones.

Título de la publicación original: “Transforming”.

This work is published by agreement with the owner Austen Donald Hartke.

Esta obra se publica mediante acuerdo con el propietario Austen Donald Hartke.

Spanish Language Translation copyright © 2020 by JuanUno1 Publishing House, LLC.

All Rights Reserved. | Todos los Derechos Reservados.

Published in the United States by JUANUNO1 Ediciones, an imprint of the JuanUno1 Publishing House, LLC.

Publicado en los Estados Unidos por JUANUNO1 Ediciones, un sello editorial de JuanUno1 Publishing House, LLC.

www.juanuno1.com

JUANUNO1 EDICIONES, logos and its open books colophon, are registered trademarks of JuanUno1 Publishing House, LLC.

JUANUNO1 EDICIONES, los logotipos y las terminaciones de los libros, son marcas registradas de JuanUno1 Publishing House, LLC.

Library of Congress Cataloging-in-Publication Data

Name: Hartke, Austen, author

Transformadxs: la biblia y las vidas de lxs cristianxs transgénero / Austen Hartke.

Published: Miami : JUANUNO1 Ediciones, 2020

Identifiers: LCCN 2020947230

LC record available at https://lccn.loc.gov/2020947230

REL105000 RELIGION / Sexuality & Gender Studies

REL012110 RELIGION / Christian Living / Social Issues

REL006630 RELIGION / Biblical Studies / History & Culture

Paperback ISBN 978-1-951539-13-9

Ebook ISBN 978-1-951539-41-2

Traducción: Ian Bilucich

Corrector: Tomás Jara

Diagramación: María Gabriela Centurión

Portada: JuanUno1 Publishing House, LLC

Director de Publicaciones: Hernán Dalbes

First Edition | Primera Edición

Miami, FL. USA.

-Octubre 2020-

Para cada cristiano trans que se siente solo;

para cada padre atrapado entre la espada y la pared;

para cada iglesia y cada ministerio profesional

comprometido en mantener la puerta abierta;

este libro es para ustedes.

Contenido

Cover

Portada

Hablan de Transformadxs

Portada

Legales

Dedicatoria

Prefacio por Matthew Vines

Introducción: ¿Dios cometió un error?

Primera parte

1. Parados en el borde

2. Guía para principiantes en género

3. ¿Pecado, enfermedad o especialidad?

Segunda parte

4. Y Dios dijo: “Que exista el pantano”

5. Choque cultural bíblico

6. ¿Repetirías mi nombre?

7. Dios rompe las reglas para incluirte

8. Los mejores discípulos son eunucos

9. Nada me lo impide

10. Incluso Jesús tenía un cuerpo

11. La vida más allá de la apologética

12. ¿Ya no importa el género?

Conclusión: Caja de herramientas de reafirmación trans

Agradecimientos

Notas

Para más lectura

Prefacio

Este libro es un regalo para la iglesia, y no podría venir en un momento más urgente.

A medida que han aparecido más personas transgénero en los últimos años, muchos cisgénero como yo hemos comenzado a reconocer la abrumadora escala de la discriminación y hostilidad que las personas trans tienen que enfrentar todos los días. No es exagerado decir que el maltrato de nuestra sociedad hacia las personas transgénero es una crisis humanitaria en curso.

Según la histórica Encuesta Nacional de Discriminación Transgénero publicada en 2014, en los Estados Unidos, el 41 % de los adultos transgénero han intentado suicidarse. Piénsalo: cuarenta y uno por ciento (la tasa promedio para la población general es del 1, 6 %). Pero, por más terrible que sea esta estadística, no es sorprendente a la luz de estos otros números: 90 % de las personas transgénero han experimentado acoso o discriminación en el trabajo, 57 %, rechazo familiar significativo, 26 % han sido despedidos solo por ser quienes son, y 19 % han experimentado situación de calle a causa de su identidad de género. En años recientes, el número de personas trans que han sido asesinadas subió, y las mujeres transgénero de color son las mayores víctimas de estos ataques ampliamente ignorados.

¿Dónde ha estado la iglesia en medio de este aluvión de hostigamiento, discriminación y violencia contra las personas trans y no-conformes con el género? Muy a menudo, ha sido parte del problema. Para muchas personas transgénero, algunos de los rechazos más dolorosos que han experimentado han sido en la iglesia. Luego de ser burlados y acosados en la escuela, el domingo sus pastores les dijeron que son una desgracia para Dios a un nivel fundamental. A menos que puedan cambiar algo que no puede ser cambiado, a las personas transgénero frecuentemente se les dice que no hay lugar para ellos entre el pueblo de Dios, y algunos versículos de las Escrituras son desplegados de manera casual como herramientas de exclusión por aquellos que apenas han llegado a conocer a las personas que están excluyendo.

En vista de ese tipo de hostilidad, para las personas transgénero sería perfectamente justificable no querer tener nada que ver con el cristianismo —y, de hecho, si Jesús estuviera aquí, creo que estaría volteando mesas para protestar por el trato inhumano de las iglesias para con ellos. Pero eso solo fortalece la fe y los testimonios de los cristianos transgénero. He conocido muchos por todo el mundo, desde Mississippi hasta Minnesota y tan lejos como Budapest. He sido inspirado por sus historias, y he crecido y cambiado como resultado de ello. También he aprendido una gran cantidad de teología e interpretación bíblica de los cristianos trans y, en este libro, tendrán la oportunidad de aprender de los mejores profesores que conozco.

Austen Hartke es la persona ideal para escribir este libro tan importante. Lo conocí unos años atrás a través de su maravillosa serie de YouTube, “Transgénero y cristiano”, donde con gracia, calidez y habilidad experta desglosa problemas teológicos relacionados con la identidad de género. Como graduado del Programa de Maestría en Artes del Seminario Luterano en Estudios Bíblicos del Antiguo Testamento y Hebreo, y ganador del Premio John Milton 2014 en Escritura del Antiguo Testamento del Seminario Luterano, Austen tiene un pensamiento teológico agudo y un tremendo amor por las Escrituras. Ha enseñado en las conferencias del Proyecto de Reforma, y he visto de primera mano cómo su trabajo ayudó a innumerables personas transgénero a reconciliar su fe y su identidad de género.

Pero, por más poderosa que sea la propia historia de Austen, en este libro no pretende ubicarse como modelo. Tiene un gran corazón por otras personas transgénero, y aquí te comparte las historias de otros cristianos trans extraordinarios, como el Reverendx1 M. Barclay, creyente no binario, y Nicole García, una ministra Latina trans. Austen está apasionado por amplificar las voces de las personas trans afrodescendientes, mujeres trans, personas no binarias, y otros que experimentan múltiples niveles de marginalización en la iglesia. El compromiso da forma y enriquece cada página de este libro.

Tengo una historia sobre Austen para compartirte, que te mostrará algo de su temperamento y corazón por otros. Recientemente en Budapest, pasé una tarde con unos veinte cristianos LGTBQ y aliados. Un joven de los que vino ese día había salido recientemente del clóset como transgénero. Me dijo que había dado con el trabajo de Austen a través de Internet y que lo había ayudado en su viaje como cristiano trans. Pero, aún más, Austen había entablado una amistad con este hombre al responder sus mensajes y hacer todo lo posible para brindarle aliento y apoyo desde el otro lado del mundo. Este chico me expresó su asombro de que Austen, un estadounidense con una plataforma y reputación crecientes, se tomara el tiempo de hacerse amigo y apoyar a alguien que estaba saliendo del clóset desde tan lejos. Si bien estaba encantado con la historia, no me sorprendió. Estas cosas son típicas de Austen.

Es desde ese mismo corazón de siervo que escribió este libro. Hay una necesidad desesperada de más recursos pastorales y teológicos para ayudar a cristianos transgénero y no-conformes con el género y, a través de este libro, Austen da un significativo paso al frente para llenar esa necesidad. Tranquilamente, él podría haber dado un paso al costado de la iglesia. Podría haber despreciado a quienes no lo aceptaron por quien es. Pero no lo hizo. Se quedó por su amor a la Iglesia, y sus escritos y enseñanzas están cambiando vidas por todo el mundo. Este libro solo aumentará el impacto, y será el primer recurso que recomiende para los cristianos transgénero y aquellos que buscan amar —y aprender a amar— a las personas trans y no-conformes con el género en la iglesia.

Así que acerca la silla y comienza a leer. Esta es una conversación que no puede esperar, y Austen es la mejor de las guías.

Matthew Vines
Fundador y director ejecutivo del Proyecto de la Reforma
y autor de God and the Gay Christian:
The Biblical Case in Support of Same-Sex Relationships
2 de julio del 2017

1 A lo largo del libro, la x reemplazará a determinadas vocales para designar a las personas no binarias. (N. del T.)

Introducción

¿Dios cometió un error?

Donde sea que hable con cristianos que no están familiarizados con los compañeros transgénero, pareciera que pasamos los primeros minutos bailando alrededor de la pregunta que de verdad quieren hacer. No es ¿te hiciste una cirugía? o ¿cuál es tu nombre real? (aunque también las he escuchado, y siempre me tomo un momento para recordarles a las personas que esas preguntas no son un buen modo de empezar una conversación). No, la pregunta que recibo más a menudo suele sonar así: “Entonces, si Dios te hizo mujer, pero te identificas como hombre, ¿eso quiere decir que crees que Dios cometió un error?”.

Me hice la misma pregunta durante mucho tiempo, antes de declararme transgénero. Como adolescente, creía con fuerza en la idea de que todo sucede por una razón, y, si eso era verdad, entonces debía haber una razón para que Dios me hubiera hecho con un cuerpo que fue designado como femenino al momento de nacer. Aunque sabía que la mayor parte de mi vida no me había sentido como una chica, hice el mejor de mis esfuerzos para ignorar ese hecho y comprimirlo en el fondo de mi ser, donde no tenía que pensar en ello. El mayor obstáculo que enfrenté para encarar mi identidad de género fue que parecía decir que Dios estaba equivocado.

¡Así que imagina mi alivio cuando comencé a dar con versículos de la Escritura que parecían tener algo que decir sobre la identidad de género y el modo en que Dios hizo el mundo! En el seminario, leí la Biblia de tapa a tapa y pasé horas en la biblioteca estudiando minuciosamente libros sobre las narrativas de la creación, intentando reconstruir el mundo antiguo y el significado de la encarnación. De Job aprendí que, a veces, en el mundo pasan cosas que no tienen mucho sentido para los seres humanos. De Abraham aprendí cómo es que se te cambie el nombre. Del apóstol Felipe, que a veces tienes que decirle que sí a Dios, aun cuando no tienes idea de lo que está haciendo. Y, obvio, de Jesús aprendí que, después de su resurrección, decidió mostrar su cuerpo a sus discípulos —un cuerpo que estaba marcado y transformado, y que aun así era suyo.

Mientras más aprendía, más me sentía interpelado a abrirme al mundo. Quería sacar las partes de mí que había guardado fuera de la vista y dejar que respiraran bajo el sol. Casi sentía mi corazón tratando de escapar de mi pecho, palpitando de la misma forma que cuando empecé a considerar estudiar en el seminario. Decidí seguir ese llamado y, cuando empecé a hablar con otras personas transgénero y describí mis experiencias, los escuché contarme lo que parecían partes de mi propia historia. Cuando descubrí que había otros cristianos trans (¡¿Quién lo hubiese dicho?!), sentí como si me topara con un tesoro enterrado.

Pronto estaría encontrando mi propia respuesta a aquella pregunta original: “¿Dios cometió un error?”. Mi respuesta es no. No creo que Dios haya cometido un error al crearme tal como soy. Me hizo con un cuerpo que fue designado femenino cuando nací —un cuerpo con el que intenté conectar durante los primeros 26 años de mi vida y en el que, al fin, me siento en casa—, pero también con una capacidad para cambiar y con una mente que se identifica como hombre. Creo que Dios me creó en mi totalidad —incluyendo mi identidad de género— y concibió que fuera una persona transgénero que ve al mundo a través de lentes diferentes. No creo que Dios haya cometido un error. Pienso que Dios quiso hacerme trans.

Después de graduarme del seminario, no estaba seguro de qué hacer a continuación. ¡Quería seguir hablando con otros cristianos trans y seguir explorando los versículos de la Escritura que me habían dado tanta vida! Empecé a hacer videos sobre temas relacionados con el género y la teología y los subía a YouTube, y no pasó mucho tiempo antes de que las personas empezaran a dejar comentarios. Algunos eran maravillosos, otros, malintencionados; pero los que más me impactaron fueron los de adolescentes trans y personas jóvenes que tenían preguntas desesperadas. ¿Dios me ama, aun si soy trans? y mi pastor dice que voy a ir al infierno, ¿qué hago?Hice mi mejor esfuerzo para indicarles recursos que les fueran de ayuda (muchos de los cuales encontrarás en la sección “Para más lectura”, en la última parte del libro), pero, al final del día, no podía encontrar un recurso escrito y accesible donde localizar el ensamble de todas estas diferentes teologías reafirmantes de lo trans. Quería un libro escrito por y para personas trans y las comunidades de fe que se interesaran por ellos.

Por esa razón, empecé a hablar con amigos míos que también se identificaban como cristianos transgénero, y a preguntarles si estarían dispuestos a compartir algunas de las cosas que habían aprendido. ¡Estoy seguro de que no tengo todas las respuestas! Como un hombre transgénero, blanco, bisexual, no tengo ni idea de cómo es navegar la fe cristiana como una persona de color o como una persona no binaria, o como una mujer trans. Quería incluir alguna de las historias con final feliz —y algunas otras que no terminaran en un desenlace tan optimista. Los cristianos trans enfrentan obstáculos increíbles en las iglesias alrededor del mundo. Mientras que algunos de nosotros pudimos encontrar nuestro camino de regreso a comunidades reafirmantes y fortalecer nuestra fe, no todos encontramos aún esa fuente de sanidad.

Estoy tan agradecido a las personas que aceptaron sentarse y regalarme su tiempo y conocimiento conforme este proyecto se formaba. Cuando hablé con las personas que estás por conocer aquí, siempre terminé la entrevista con la misma gran pregunta: “¿Crees que Dios cometió un error?”. Si bien todos somos muy diferentes, parecemos estar de acuerdo en esto.

Aquí, algunas de sus respuestas:

Si en algo nos equivocamos, es en haber creado esta comprensión del género que limita tanto a la creación de Dios. Ese es el error. Siempre hemos sido personas diversas. Siempre hemos reconocido que usar herramientas —a falta de mejores palabras— para apoyar mejor nuestros cuerpos es algo bueno. Lo que es seguro es que quienes decidimos cambiar nuestros cuerpos a causa de nuestra identidad de género no somos las primeras personas del mundo que necesitamos asistencia para ser nuestra mejor versión.

—M

¡Dios nos creó con la habilidad de ser creadores, y algunos inventaron procedimientos quirúrgicos y médicos, conceptos, ideologías, sistemas y comunidades para hacer cosas maravillosas! Si no somos parte en ese proceso creativo, entonces estamos contra nuestra mismísima naturaleza creadora.

—Lawrence

Dios no comete errores; ella solo hace que las cosas sean más fáciles o un poco más difíciles de encontrar. Haber pasado por un proceso de transición no quiere decir que Dios haya cometido un error, sino que necesito trabajar un poco más duro para encontrar la plenitud de vida que Dios tiene para mí.

—River

Creo que Dios me unió al útero de mi madre, pero también me ha estado tejiendo todos los días desde entonces. Pienso que tejió mi cuerpo y mi identidad. No soy solo una mujer. No soy solo un hombre. Soy transgénero. Eso es lo que él diseñó.

—Asher

No puedo esperar para que leas más sobre cada una de estas personas maravillosas en los siguientes capítulos, y que vislumbres un poco de su fe y sus vidas. Una nota rápida antes de seguir: en este libro utilizo la palabra queer como sinónimo para personas con identidades LGTBQ+. En las entrevistas de este libro la utilizo solo para describir a alguien que ya decidió usar esta palabra para referirse a sí mismo. Si no estás seguro de si está bien usar una palabra para describir la identidad de una persona, ¡siempre es bueno preguntar primero!

Bueno, vamos a sumergirnos un poco más profundo en estas aguas teológicas. Los cristianos de estos días se preguntan qué tiene para decir la Biblia sobre la ropa, el cambio de cuerpos, los nuevos nombres, y la manera en que Dios creó a los seres humanos. Estoy agradecido de que los cristianos trans, que han estado viviendo y estudiando estas preguntas por años, ¡hayan dado con unas preguntas bastante fascinantes! Empecemos preguntándonos por qué la teología para y sobre personas transgénero es importante.

1

Parados en el borde

“¿Acaso... dejan entrar a… personas como tú?”.

Esta fue la primera pregunta que me hizo mi hermana Madelyn cuando le conté que iba a enviar una solicitud para entrar al seminario. Claro, su intención al preguntarme eso no era hacerlo de un modo despectivo —ella era y continúa siendo una de las personas que más me apoya en mi vida—, pero estaba curiosa y preocupada. En 2011, cuando envié mi solicitud a un programa de grado en ministerio juvenil, todavía no había llegado a dar del todo con mi identidad de género. Había sido abierto en cuanto a mi bisexualidad durante unos siete años, y no me gustaba la idea de tener que volver al clóset.

Esto quiere decir que cuando empecé a considerar un programa de seminario, mi proceso de discernimiento no comenzó con ¿Dios está guiándome hacia el ministerio? ni con ¿Este título me daría una ventaja en mi carrera?No, cuando llegué al campus en los días de visita, estaba buscando algunas respuestas más básicas. Por ejemplo, si me dedicara por completo al estudio de las Escrituras y la construcción de la iglesia,¿sería bienvenido? Si me abriese de manera honesta y tuviese comunión auténtica con otros en el salón de clases y en el templo, ¿podría dar por hecho que mi integridad física estaría a salvo?

Hoy, la mayoría de los cristianos en Estados Unidos no tienen que elegir entre ser honestos sobre sus relaciones o ser excomulgados. No corren el riesgo de ser agredidos en su camino a los servicios por usar su ropa favorita, solo para llegar y escuchar un sermón que los condena al castigo eterno. Sin embargo, algunos sí.

Esa es la razón por la que, hasta este día, me siento un poco nervioso cuando camino hacia alguna iglesia que no conozco. Es una respuesta reforzada por años de estar —por necesidad— a la defensiva, algo que muchos cristianos LGTBQ+ tienen que aprender a hacer. La histórica encuesta del 2013 del Pew Research Center sobre LGBT estadounidenses nos dice que el 29 % de las personas identificadas como LGBT se han sentido mal recibidas en los espacios religiosos.1 Si consideramos el hecho de que el Instituto Williams estima que el número de LGBTQ+ estadounidenses era de nueve millones en el 2011,2 significa que aproximadamente dos millones y medio de personas han sido tratadas pobremente por aquellos con los que comparten su fe, a causa de su sexualidad o identidad de género.

El trato negativo —ya sea que se manifieste como miradas hostiles, una orden directa de irse, o violencia física— no existe en un vacío. Mientras que el cristianismo continúa siendo la fuerza religiosa dominante detrás de mucho de la cultura estadounidense, las personas fuera de los muros de la iglesia ha empezado a expresar frustración con la actitud de la fe hacia las personas LGTBQ+. Un estudio del 2014 revela que el 70 % de los milenials y el 58 % de los estadounidenses creen que los grupos religiosos están alienando a las personas por ser demasiados juzgadores sobre cuestiones LGTBQ+, como el matrimonio entre personas del mismo sexo.3 Un cuarto de las personas que fueron criadas en familias religiosas, pero que dejaron su tradición, admiten que los tratos o enseñanzas negativas sobre las personas LGTBQ+ fue un factor en su decisión de irse. Con el cristianismo organizado en Estados Unidos ya enfrentando un declive constante,4 podríamos preguntar cómo la iglesia se permite expulsar a alguien, en especial a las personas que buscan con desesperación ser reconocidas y aceptadas como parte de la fe.

Y esta es la parte más extraña de estos estudios recientes: a pesar de la reputación cristiana de ser anti LGTBQ+, la mitad de los adultos identificados como queer dice tener una afiliación religiosa, y el 17 % considera que la fe es muy importante en sus vidas.5 Y estos porcentajes parecen aumentar cada año.6

¿Cómo se siente estar atrapado en el fuego cruzado entre tu fe y tu identidad, que ha sido declarada parte de “las guerras culturales”? Para algunos cristianos LGTBQ+, es un fuego refinador que trae consigo una pasión aún mayor por la misericordia, la justicia y una relación con Dios. Cristianos gay y lesbianas como Matthew Vines y Rachel Murr incluso han escrito sobre sus experiencias y su viaje a un mejor entendimiento de los “versículos de azote” relacionados con la sexualidad. En años recientes, las cuestiones culturales y políticas como el casamiento entre personas del mismo sexo han traído a los asuntos de lesbianas, gay y bisexuales la atención cultural.

Sin embargo, los asuntos transgénero y de identidades han sido ampliamente ignorados durante este mismo periodo, tanto en la sociedad en general y más dentro de los círculos cristianos. Los escritores del Christianity Today, una revista evangélica, expresaron un cierto temor sobre los temas trans a partir del 2008, pero no fue hasta el 2012 que la T en LGBT encontró su primer gran encabezado en las noticias cristianas. Un grupo de chicas scout en Colorado le permitió unirse a una joven mujer transgénero; esto provocó una rápida represalia, en forma de boicot a la venta de galletas por parte de algunos cristianos. En 2013, el Dr. Heat Adam Ackley, profesor de la Universidad Evangélica Azusa Pacific, se manifestó como transgénero y, acto seguido, se le pidió que se fuera. En mayo del 2014, la revista Time declaró el año del “punto de inflexión transgénero”, afirmando que los asuntos trans serían “la siguiente frontera de derechos civiles estadounidenses”. Esto fue seguido por la presentación de un récord de proyectos de ley trans exclusivos en las legislaturas estatales en 2015.

Mientras que la visibilidad transgénero se incrementó en cinco años (el número de estadounidenses que conocían una persona trans se había duplicado de un 17 % en 2014 a un 35 % solo dos años después),7 la visibilidad en sí misma no siempre ha tenido un efecto positivo. Mientras más personas trans pasaban al frente y compartían sus historias y las luchas que enfrentaban, aquellos que encontraban desagradables o moralmente corruptas estas identidades sentían que también debían dar un paso al frente con sus propias opiniones, políticas y pronunciamientos teológicos. En octubre del 2015, solo tres meses después de que la estrella olímpica Caitlyn Jenner confesara ser transgénero en la tapa de la revista Vanity Fair, la Asociación de Consejeros Bíblicos Certificados (ACBC) organizó un evento que catalogaron como “la primera conferencia de cristianos evangélicos sobre temas transgénero”.8 No se convocó a ninguna persona transgénero como oradora. En su lugar, los oradores, en gran parte bautistas del sur, aceptaron de antemano una declaración que rechazó la idea de que “un ser humano podría poseer un género distinto al indicado por el sexo biológico”. Miembros de la ACBC argumentaron que la disforia de género es un resultado del pecado original, y Owen Strachan, el director ejecutivo del Consejo de Masculinidad y Feminidad, declaró: “Incluso si nunca hemos tenido la intención de elegir una identidad transgénero, pero aceptamos este impulso, estamos siguiendo y persiguiendo un instinto pecador. De hecho, estamos pecando contra Dios”.9

Luego, en 2016, lo que antes había sido un debate teológico entre cristianos conservadores y aquellos que apoyaban la justicia transgénero se transformó en una batalla campal que explotó sobre la escena legislativa nacional. El 13 de mayo, el Departamento de Justicia Estadounidense y el Departamento de Educación Estadounidense enviaron una carta de orientación conjunta a todas las escuelas públicas, aclarando que las protecciones de la Title IX1contra la discriminación basada en el sexo, ahora incluía la discriminación basada en la identidad de género. La carta enunciaba que, para estar en cumplimiento con la Title IX, las escuelas públicas no deben discriminar según la identidad de género cuando se trate de espacios históricamente divididos por género, como baños, vestuarios, clases unisex o escuelas, fraternidades o hermandades. Todas las escuelas que desearan continuar recibiendo dinero federal debían alinearse a la Title IX.10

De repente, el movimiento hacia la protección de las personas transgénero en los Estados Unidos se convirtió, según la opinión de algunos cristianos, en una amenaza a la libertad religiosa. Decenas de escuelas iniciaron el proceso de solicitud de exenciones religiosas para que no tuvieran que cumplir con la resolución mencionada —una medida que recuerda la exención religiosa de proporcionar anticonceptivos ganada por Hobby Lobby en 2014 y la del servicio a parejas del mismo sexo solicitado por una panadería en Colorado en 2013.11

Pero estas corporaciones individuales, pequeños negocios y escuelas no están trabajando solas. Tres centros cristianos de acción social conservadora muy importantes —la Alianza Defensora de la Libertad, el Consejo de Investigación Familiar, y Enfoque en la Familia— han provisto fondos y asesoramiento legal para apoyar lo que consideran “libertad religiosa”. Específicamente, en cuanto a los asuntos transgénero, cada una de estas tres organizaciones ha ayudado a que todo esto se diera.

Aunque afirma no ejercer presión sobre los funcionarios gubernamentales ni promover leyes, la Alianza Defensora de la Libertad —cuya misión reza “Mantener las puertas abiertas para que pueda pasar el Evangelio, abogando por la libertad religiosa, la santidad de la vida, el matrimonio y la familia”— ha creado un esquema de normativa que excluye a los estudiantes transgénero del baño escolar y se ha ofrecido a defender a cualquier distrito escolar que implemente dicha normativa.12 Este “Decreto de Privacidad Física Estudiantil” fue utilizado como modelo sobre el cual varias legislaturas estatales construyeron propuestas para excluir a las personas trans de los baños públicos que se alineaban con su identidad de género.13

El Consejo de Investigación Familiar, una organización de política pública cuya misión es “fomentar la fe, la familia y la libertad en las políticas públicas y en la cultura desde una cosmovisión cristiana”, también ha sido instrumentadora al fomentar esfuerzos legislativos contra estadounidenses transgénero. Su comité de acción política, el Fondo Fe de la Libertad Familiar, llevó adelante campañas de publicidad contra la Ordenanza de Igualdad de Derechos propuesta por Houston en 2015, alegando que, si se aprobaba la medida de no discriminación, los habitantes de dicho estado podrían ser multados por impedir que un hombre ingrese al baño de mujeres. Peter Sprigg, del Consejo de Investigación Familiar, argumentó que incluir la identidad de género como una categoría protegida en las leyes de derechos civiles sería “amenazar la seguridad pública de mujeres y niños, al crear el acceso legítimo que los predadores sexuales tienden a buscar”.14

Se probó que este no era el caso. En los doce estados que incluyeron la identidad de género en sus leyes de no discriminación para marzo de 2014, nadie había asaltado a otra persona a través del acceso ganado en estos espacios como resultado de este tipo de normativas.15 Más aún, el mismo estudio hecho sobre leyes de no discriminación mostró que nunca hubo un incidente donde una persona trans acosara o atacara a otra persona en una instalación segregada por género, echando por tierra la idea de que las personas trans fueran un daño para otros. De hecho, según un estudio del 2013 llevado a cabo por el Instituto Williams, es el 70 % de las personas transgénero las que son víctimas en algún momento de su vida de ataques tanto verbales como físicos en baños.16

Enfoque a la Familia es, posiblemente, la organización ministerial cristiana más conocida en los Estados Unidos. En 2015, actualizaron una declaración de posicionamiento en su sitio web para contener una serie de cuestiones transgénero, que incluían la afirmación que estas identidades “violan el diseño intencional de Dios para el sexo y la sexualidad”. Las declaraciones continúan:

Creemos que este es un desafío cultural y teológico que debemos entablar y ganar. El movimiento “transgénero” moderno está trabajando sistemáticamente para desmantelar la realidad de los dos sexos —masculino y femenino— que siempre concibieron la Biblia y el mundo. Si la presión política de los transgénero tiene éxito, habrá consecuencias impactantes para los individuos, el matrimonio, la familia y la sociedad en su conjunto.17

En el espíritu de comprometerse en estos asuntos para ganar, la división política de Enfoque a la Familia y la Alianza de Políticas Familiares (antes conocida como Enlace Ciudadano), ayudaron a implementar el proyecto de Ley Hogareña 2 (LH2) en North Carolina, en el 2016. Este proyecto de ley fue el primero de la legislación estatal aprobado como ley, que exigía específicamente a las personas transgénero usar el baño u otra instalación que correspondiera con el género que figurara en su certificado de nacimiento, e impidieron que cualquier política de no discriminación que incluyera la identidad de género u orientación sexual se convirtiera en ley en todo el estado.

Estas dos estipulaciones pueden parecer inocuas para los que no se identifican como trans, pero el estrés causado al caer en la cuenta de que podrías ser arrestado por entrar a un baño y acosado o atacado si entras al otro difícilmente puede exagerarse. En una entrevista con Greta Gustava Martela, una de las fundadoras Trans Lifeline, una línea telefónica para crisis trans, se descubrió que las llamadas entrantes al centro de crisis duplicaron en las tres semanas luego que la LH2 fuera aprobada.18 Esta ley, que luego el Departamento de Justicia Estadounidense determinó que violaba el Acta de Derechos Civiles Federales, fue puesta en práctica a través de los esfuerzos directos de Enfoque a la Familia y Alianza de Políticas Familiares. Según la documentación del IRS,2publicada recientemente, la FPA3 contribuyó con más de un tercio del presupuesto operativo para su afiliada, el Consejo de Política Familiar de Carolina del Norte (CPFCN).19 El CPFCN, a cambio, presionó a Pat McCrory, gobernador del estado, para que llamara a una sesión especial,20 que aprobó la LH2 a través de todo el proceso legislativo estatal en solo un día.

Muchas otras denominaciones cristianas sostienen visiones negativas similares cuando se trata de identidades transgénero, aunque las acciones que toman pueden no ser tan perjudiciales.

Algunos adoptan una postura más moderada o promueven una forma condicional de aceptación. La Convención de Bautistas del Sur aprobó una resolución en 2014 que declara que la “confusión de identidad de género” es el efecto de la naturaleza humana caída, y algo que no debe ser alentado o normalizado. Hacia el final del mismo documento, se resuelve que la Convención “ama a nuestros vecinos transgénero, busca siempre su bien, les da la bienvenida a nuestras iglesias y, siempre que se arrepientan y crean en Cristo, los recibe como miembros”.21 Aunque las declaraciones llaman a una respuesta amorosa, el énfasis está puesto en un arrepentimiento necesario, lo cual presupone tres cosas: que las identidades transgénero son en sí mismas pecaminosas, que una persona trans puede rechazar su identidad si lo intenta lo suficiente, y que las identidades trans son incompatibles con la fe en Cristo.

Otros grupos cristianos, como lo Iglesia Luterana de Missouri Synod (ILMS), no se concentró tanto en las identidades transgénero como en la transición física de una persona.

La medida en que un miembro transgénero puede participar en la vida de la iglesia también ha sido un punto de disensión para muchos cristianos. Algunas denominaciones dan la bienvenida a las personas trans que buscan una iglesia a la que poder llamar hogar, pero les niega la membresía oficial. Otras permiten la membresía pero no les dan lugar en ninguna posición de liderazgo. La Iglesia Católica Romana fue noticia en el 2015, después de que el área de cumplimiento de políticas del Vaticano, la Congregación para la Doctrina de la Fe, determinara que las personas trans no son aptas para ser elegidas como padrinos o madrinas. Después de que Alex Salinas solicitó convertirse en el padrino de su sobrino, la iglesia declaró que ser abiertamente transgénero “revela de manera pública una actitud opuesta al imperativo moral de resolver el problema de la identidad sexual de acuerdo con la verdad de su propia sexualidad”.24 La declaración continúa diciendo que Salinas no es adecuado para ser padrino porque “es evidente que esta persona no presenta los requerimientos de llevar una vida según la fe y la posición de un padrino”.