Tulipan y su familia flor en el país de la fruta - Rosa María Mateos Amador - E-Book

Tulipan y su familia flor en el país de la fruta E-Book

Rosa María Mateos Amador

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Beschreibung

Un cuento destinado a ayudar a todos aquellos niños que llevan gafas. Porque los cuentos de hadas existen y los niños deben saberlo. ¿Que no existimos? Ya te haremos cambiar de opinión, te llevaremos a dos mundos diferentes y mágicos...

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© Derechos de edición reservados.

Letrame Editorial.

www.Letrame.com

[email protected]

© Rosa Mª Mateos Amador

Edición: Letrame Editorial.

ISBN: 978-84-17897-31-4

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o trans-mitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

Letrame Editorial no tiene por qué estar de acuerdo con las opiniones del autor o con el texto de la publicación, recordando siempre que la obra que tiene en sus manos puede ser una novela de ficción o un ensayo en el que el autor haga valoraciones personales y subjetivas.

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

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DEDICATORIA

Este cuento va dedicado a mi hija RAQUEL, de siete años, un ser muy especial que me ha llevado a comprender muchos enigmas de la vida, demostrán-dome con su cariño e inteligencia que, no sólo la madre enseña al hijo, sino que ellos también nos enseñan mucho a nosotras, haciéndonos descubrir y profundizar un mundo de sensaciones maravillosas en y durante el camino de nuestra vida fugaz.

Le agradezco a ella, el haber sido obediente, aceptar desde los tres años de edad sus lentes y, a pesar de sentirse más favorecida sin ellos, no quitárselos nunca.

Por ser tan madura en sus hechos, por tener los ojos azules más bellos del mundo y por ser quien es; mi hija, va por ella el relato de este cuento.

Te quiero bichito

Mamá (5-8-98)

Mi hija Raquel, a la vez, se lo dedica a su amiguito Rubén y a todos los niños del mundo que lleven lentes y sean obedientes con sus mamás...

3

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En el país de la fruta, en una casita pequeña, pequeñísi-ma, en forma de palomita de maíz y de color azul cielo, vivían una familia feliz, la familia FLOR.

Papá Nardo era alto, guapo y muy blanco, mamá Rosa era roja y muy elegante, y la hija se llamaba Tulipán, era una flor muy especial, había sacado la elegancia de su madre y el físico blanco y esbelto de su padre.

4

Los tres eran muy felices en su hogar y reían y cantaban todos los días juntos.

Papá Nardo iba todos los días a trabajar, menos los domingos. Mamá Rosa se encargaba de las tareas del hogar y su hija Tulipán iba al co-legio Nuez, que estaba muy cerquita de su casa.

Los sábados por la mañana, ayudaba a su mamá Rosa, hacía su cama, recogía su cuarto y, a veces, in-cluso quitaba el polvo del salón, pero eso sólo ocurría si mamá Rosa iba atrasada con las tareas del hogar.

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6

Las tardes de los sábados las pasaba con sus amigas las flo-res mil, ellas no tenían hogar, pero vivían felizmente en el prado, todas juntas y unidas, se alimentaban de la propia naturaleza; La tierra, el agua de lluvia y la brisa dulce y serena que siempre ofrecía el país de la fruta.

A Tulipán le encantaba revolcarse con sus amigas flores mil, reía y disfrutaba con ellas.

6

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Los domingos los pasaba en familia, por las mañanas visitaban a sus abuelos, Orquídea y Narciso. Eran ya muy mayores de edad, pero su aspecto era de lo más joven, siempre son-reían y le gastaban bromas a Tulipán.

refunfuñase un poco, y el abuelo Narciso la co-gía en brazos y la tiraba al aire, él lo llamaba jugar a los pájaros. Era fascinante para Tulipán sentir la brisa en sus pétalos, le hacía cosquillas y le daba

La abuela Orquídea siempre le daba dulces, aunque mamá Rosa

una sensación de libertad.